PARAGUAY POSMODERNO: CULTURA Y ETNOGRAFÍA EN LA

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PARAGUAY POSMODERNO: CULTURA Y
ETNOGRAFÍA EN LA ‘ISLA RODEADA DE TIERRA’
Fabio Anibal Jara Goiris1
Resumen: Durante el periodo de la modernidad la vida estaba dominada
y repleta de teorías (y prácticas sociales) con la pretensión de tener valor
universal. Se reprimían y negaban las diferencias entre las sociedades (y
entre los mismos individuos). A raíz de esto, la posmodernidad (que se
inicia en los años 50 y llega hasta hoy) se ha presentado como un
antídoto de ese imperialismo cultural al defender la fragmentación social,
ideológica y cultural. En el Paraguay, el posmodernismo se retrasó
profundamente a consecuencia no solamente de la Guerra de la Triple
Alianza de 1870 y la Guerra del Chaco de 1932 contra Bolivia sino
también por efecto de la dictadura militar del general Alfredo Stroessner.
No obstante huboavances económicos, culturales, sociales y tecnológicos
que crearon una nueva mentalidad y un nuevo comportamiento. En este
contexto emergen intérpretes de ese posmodernismo, musical y de
comportamiento, en las figuras de K-chiporros, Larissa Riquelme, Nadia La
K-chorra y Marilina Bogado, entre otros. Este trabajo pretende lanzar
alguna luz sobre este periodo de la historia cultural del Paraguay.
Palabras-Clave:Posmodernismo;Cultura política;Etnografía.
Abstract: During the period of modernity life was dominated and full of
theories (and social practices) with the aim to have universal value. Were
repressed and denied the differences between societies (and between the
same individuals). Following this, postmodernism (which starts in the 50s
and reaches today) has been presented as an antidote to this cultural
imperialism to defend the social, ideological and cultural fragmentation.
In Paraguay postmodernism is profoundly delayed as a result not only of
the War of the Triple Alliance of 1870 and the Chaco War against
Bolivia1932 but due to the military dictatorship of General Alfredo
1Profesor
de la Universidade Estadual de Ponta Grossa (UEPG); Máster en Ciencias
Políticas por la – Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS). E-mail:
[email protected]
113
Stroessner. However there were economic, cultural, social and
technological advances that created a new mindset and a new behavior.
In this context emerge that postmodernism performers, musical and
behavior in figures asK-chiporros, Larissa Riquelme, Nadia La K-chorra and
Marilina Bogado, among others. This paper aims to throw some light on
this period of cultural history of Paraguay.
Keywords: Postmodernism; Political culture; Ethnography.
INTRODUCCIÓN
El posmodernismo a partir de los años 50 emergía como el paladín
de la diversidad de los conocimientos, la pluralidad y la aceptación de
aquello que era diferente. Además, el posmodernismo trataría de ejercer,
al menos en tesis, la revalorización del otro (alteridad), que incluye el
acogimiento de las minorías y de los oprimidos, no en su sentido
ideológico/revolucionario (como la propuesta de Marx), sino desde una
perspectiva del propio gregarismo del género humano.
A propósito, Marx, en la introducción a Los Grundrisse (1857), ya
se refería al ‘mercado mundial’ como el último horizonte del capitalismo
(capitalismo tardío), además de realizar un comentario acerca de la posición
adoptada por Hegel. Mientras que para Hegel la realidad es puesta por el
concepto, para Marx el concepto surge de la realidad. Este sería entonces
el posmodernismo, un cambio estructural en la economía y un ‘espíritu de la
época’, como diría Perry Anderson (1998).
El poder para los posmodernos ya no estaría siendo ejercido
apenas por el Estado y sus respectivos y diferentes gobiernos, sino más
bien, como decía Michel Foucault (1979), siguiendo la huella genealógica
nietzscheana, estaría impregnado de relaciones de connotación microfísica.
El poder sentaría sus bases en las más distintas relaciones sociales y su
ejercicio –que era vertical en la modernidad– pasa a tener un carácter
horizontal en la posmodernidad. Así, desde que Jean-François Lyotard
(1991), publicó en 1979 su célebre libro La condición postmoderna se
verificaron cambios sociales vertiginosos –en razón principalmente del
avance de las tecnologías y de la emergencia del mundo virtual
(computacional).
Sin embargo, este cambio –de mentalidad y de comportamiento–
también trajo grandes y profundas discusiones. El pensador marxista
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Frederic Jameson (1994), en su libro Semillas del Tiempo, defiende el
concepto de que el posmodernismo como periodo histórico presenta
serias limitaciones y no pasa de ser la tercera etapa del capitalismo –la fase
del capitalismo avanzado (o tardío). Además, otros adversarios del
posmodernismo (como los marxistas más contemporáneos) dicen que no
se pueden simplemente tirar en el vertedero de la historia los triunfos
democráticos del pueblo contra la burguesía. La secularización de la
política, las transiciones democráticas (que substituyeron a gobiernos
dictatoriales), el fortalecimiento de los Estados nacionales en detrimento
de los Estados capitalistas (léase Minimal State de Robert Nozick)
representarían, según los marxistas, la verdadera salvaguarda/vanguardia
(antes que la propuesta posmodernista) frente a la fragmentación social, la
precarización y la desigualdad propias de las sociedades capitalistas.
El posmodernismo en el Paraguay se retrasó –o sufrió una
moratoria– a consecuencia de las guerras, revoluciones y absolutismos
(como el régimen militar 1954-1989). Sus verdaderos reflejos solamente
fueron plenamente visibles después de la caída de la dictadura del general
Stroessner en 1989. Este régimen había cortado de raíz todas las maneras
de expresarse que estuvieran cubiertas de un tinte definido como liberal o
democratizante. Así, fue un sistema de dominación despótico y autoritario
que ha diferido y rezagado el desarrollo de la cultura posmoderna.
EL POSMODERNISMO EN EL PARAGUAY
El retardo de la cultura (y la sociología) paraguaya para acompañar
al posmodernismo mundial tendría explicaciones objetivas, entre las cuales
el concepto de ‘isla rodeada de tierra’ desarrollado por Augusto Roa
Bastos (1977, p. 2) quien escribió: “Hacia fines del siglo XVI y comienzos
del XVII, la inmensa nebulosa de la Provincia Gigante (Paraguay) empezó
a contraerse, a disgregarse. Perdió el mar. Inauguró su destino de isla
rodeada de tierra, bajo los peores auspicios. Se convirtió en la provincia
pobre que la administración metropolitana abandonó a su suerte”.
De manera semejante,el escritor y periodista nicaragüense Sergio
Ramírez (2013), en su artículo titulado ‘Una isla rodeada de tierra’, traza un
perfil de la conturbada historia paraguaya que seguramente lo transformó
en una sufrida nación: “Dictadores mesiánicos, guerras devastadoras,
pobreza y marginalidad, corrupción campante, golpes de Estado, partidos
que se eternizan en el poder, candidatos sacados del variado sombrero del
mago. Nada extraño en el paisaje de América Latina”.
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Lo que Roa Bastos quería decir es que Paraguay no es apenas un
país mediterráneo con sus graves y adversos problemas geográficos sino
más bien un país desconocido, sobre todo un país ‘culturalmente
desconocido’ (GOIRIS, 2010)2.
Además, Augusto Roa Bastos con su obra Yo El Supremo inaugura
seguramente una narrativa posmodernista –que es también
ideológicamente más democrática– al tomar como pretexto el discurso
histórico académico, impuesto por la cultura dominante en el Paraguay,
para elaborar un nuevo discurso, de naturaleza mítica y revolucionaria.
Roa Bastos llega a socavar los valores establecidos mediante una parodia
de inspiración popular (Marcos, 1985).
El modernismo y posmodernismo literario paraguayo (que muchas
veces se entremezclan de forma semejante a lo que ocurrió con Jorge Luis
Borges que de ícono modernista se convirtió en iniciador del
posmodernismo), han sido objeto de muy pocos estudios y están todavía
repletos de fisuras y rendijas históricas, conceptuales e ideológicas. De
cualquier modo, es importante mencionar a algunos bastiones de la
cultura hispano-guaraní: Rafael Barrett (El dolor paraguayo, Lo que son los
yerbales), Manuel Ortiz Guerrero (Obras Completas), J. Natalicio González
(Ideología guaraní), Julio Correa (poesías y cuentos completos), Arturo Alsina (La
marca de fuego), Guillermo Molina Rolón (Parnaso paraguayo), Gabriel
Casaccia (Hombres y mujeres fantoches y La babosa), Augusto Roa Bastos (Hijo
de hombre), Herib Campos Cervera (Ceniza redimida), Raúl Amaral (El
modernismo poético en el Paraguay), Hugo Rodríguez Alcalá(Estampas de la
guerra), Rivarola Matto(El fin de Chipi González).
Más recientemente, se puede citar a los posmodernistas
paraguayos relativamente más genuinos de esta corriente como Josefina
Plá (La mano en la tierra), José Luis Appleyard (Las palabras secretas y Cenizas
de la vida), Rubén Bareiro Saguier (Biografía de ausente), Ramiro Domínguez
(El valle y la loma), Elvio Romero (Destierro y atardecer), Helio Vera (En busca
del hueso perdido y El país de la sopa dura), Rudi Torga (Antología del teatro en
guaraní), Saro Vera (El paraguayo, un hombre fuera de su mundo) y cabe citar a
Juan Manuel Marcos quien escribió una obra bastante seria y recopiladora
sobre el tema: Ámbito y postulados del posmodernismo paraguayo.
2Disponible
en:
<http://periodicos.uem.br/ojs/index.php/EspacoAcademico/article/viewFile/10436/5
964>. Acceso en: 22 set. 2014.
116
Sobre Manuel Ortiz Guerrero, el artista de las guaranias
inmortales como ‘India’, se ha dicho que al albergar profundos temas
existenciales se constituye en “el más destacado representante del posmodernismo
temprano en el Paraguay” (Marcos, 1985). De Ortiz Guerrero y después del
gran Julio Correa, hoy reconocidos como paradigmas del posmodernismo
antiguo del Paraguay, se ha dicho también que dejaron en el alma del
pueblo guaraní la mejor tradición literaria y sobre todo una dramática
lección de humildad y de sensibilidad popular.
Cabe recordar que Manuel Ortiz Guerrero fue uno de los
primeros artistas en reivindicar la figura del Mariscal Francisco Solano
López (‘Diana de gloria’, 1918), al iniciar una forma de pensamiento (o de
interpretación) de la Guerra del 70. Los autores paraguayos nacionalespopulares (Gramsci, 1971) entienden que la guerra fue un pretexto para
“liberar” al Paraguay de la supuesta dictadura del Mariscal López. Así, el
Emperador del Brasil Pedro II, juntamente con la Argentina y el Uruguay
(siempre bajo el manto de la política belicosa del imperialismo capitalista),
se unieron para firmar el pacto secreto de la triple alianza para someter
por la fuerza al Paraguay. Este pacto, firmado mucho antes que se iniciara
la guerra, expresaba en uno de sus puntos que el ataque ‘era contra el
tirano López, no contra el pueblo paraguayo’. Y aquí emerge la gran
paradoja de los aliados contra el Paraguay: ¿si es que supuestamente
venían contra Solano López cómo pudieron asesinar a más de la mitad de
la población, saquear ciudades enteras, apoderarse de documentos
nacionales y sobre todo despojar al país de más del 40 % de su territorio?.
El posmodernismo en el Paraguay, a pesar de sus retrasos y sus
dolorosas adversidades (como la Guerra de la Triple Alianza, 1870, la
Guerra del Chaco contra Bolivia, 1932 y la dictadura militar del general
Stroessner, 1954-1989) ha avanzado en los últimos tiempos en todos los
frentes: ideológicos, culturales, literarios, musicales, sociológicos,
antropológicos, etc.
Una de las posibilidades para el análisis del posmodernismo
paraguayo estaría en la aplicación del método denominado de ‘etnografía
posmoderna’. Esta técnica, utilizada por la antropología, se fundamenta
en el contacto inter-subjetivo directo entre el estudioso y su objeto étnico,
con la cual se posibilitaría el surgimiento de una multiplicidad de
interpretaciones y de narrativas con diversas posibilidades de ver el
contexto, el lugar y los sujetos insertos en la investigación. Se puede
deducir que las narrativas etnográficas posmodernas serían necesariamente
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transitorias y seguramente polifacéticas. Es semejante a lo que el sociólogo
polonés Zygmunt Bauman ya había descrito como ‘modernidad líquida’.
Se puede conjeturar que, a ejemplo de otros países, en el Paraguay
también retoñan prototipos de heterogeneidad de un posmodernismo
alineado al capitalismo tardío: Internet, música pop, cyberpunk,
videojuegos, redes sociales, etc.Jameson (1991) asegura que la teoría del
posmodernismo es manifiestamente dialéctica, pues tiene la sagacidad de
utilizar la incerteza como su primera pista y de aferrarse a ese Hilo de
Ariadna, que es su camino, y que al final se revela no como un laberinto
sino como un gulag o tal vez como un shopping center.
En este diapasón, emerge en el 2006 un grupo musical paraguayo
que mezcla el rock y la música pop y que se dio en llamar K-chiporros.
Trataban seguramente de trastrocar o al menos revisar algunos valores
musicales y de comportamiento especialmente en la capital Asunción.
Poco después, durante el corte promocional del álbum 3D de K-chiporros,
tuvieron la participación especial de Larissa Riquelme.
Irrumpen, entonces, casos particulares y llamativos como el de
Larissa, quien ha creado un simbolismo utilizando su exuberancia física
(hiperrealismo y fotorrealismo, características del posmodernismo) y un
discurso nacional-popular (tal como lo entendía Gramsci, 1971) hasta el
punto de transformarse en ‘la novia’ del Mundial de Fútbol 2010.
Utilizando estadios de fútbol, con su celular entre los senos, desarrolló un
estilo peculiar. Su éxito, a partir de un país cuyas clases subalternas son
profundamente oprimidas y asfixiadas por el capitalismo tardío, no estaba
en prometer un desnudo, sino en mostrar a este mundo utilitario e
individualista el valor de cierta posmodernidad que se basa en la pluralidad
de opciones (y de comportamientos), en la relatividad de la ideología y
hasta en la exposición sincera de algunos atributos intencionalmente
escondidos en el seno positivista del antiguo modernismo (Jara Goiris,
2010) HTTP://www.pedrojuansports.com.py/editorial_leer.php?id=20
En el mundo del espectáculo y de la música, Paraguay recibió
también impactos culturales posmodernos. Por ejemplo, la cumbia,
originaria del folklore colombiano, que se popularizó a partir de 1940
como cumbia peruana, mexicana, argentina, etc., recibió en el Paraguay un
modelaje sui generis. La tradición musical afrocolombianista de maracas,
tambores, gaitas y flautas suscita un encuentro con la propia música
paraguaya de tipo más alegre como la polca, y emerge, finalmente, la
‘cumbia paraguaya’. Slavoj Zizek (2010), siguiendo la ruta dejada por
Lacan, diría que la realidad es una interpretación simbólica de lo real. La
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posmodernidad no viviría en el mundo real, sino en un orden simbólico y
ficcional. Lo real y la realidad no son la misma cosa. La realidad es virtual,
fabricada con representaciones y significados: esto permite, sin embargo,
dar sentido al mundo. Esto admite también asimilar con alegría la ‘cumbia
paraguaya’ como si fuera una auténtica cumbia colombiana.
En este contexto, surge como intérprete la joven Nadia Portillo o
la K-chorra, que encarna la versión posmoderna de la cumbia paraguaya. Se
puede conjeturar que su importancia radica en que antes de la K-chorra el
arte musical popular y la propia diversión joven en el Paraguay (léase vida
nocturna) se reducían a músicas techno y a las viejas y acostumbradas
‘cachacas importadas’ que se entrelazaban a la vulgata de las lámparas de
neón.
La K-chorra viene de San Lorenzo, una ciudad próxima a Asunción,
gana un reality show y empieza a imponer su estilo. Rompe con el antiguo
modernismo musical y de diversión y canta sus ‘cumbias paraguayas’
cargadas de posmodernismo. No deja de ser un mensaje de lucha y de
protesta (aunque no sean explícitos) en una sociedad marcada por
profundas diferencias de clase. Al exponer las grietas del capitalismo
avanzado que asfixia al joven paraguayo de la periferia, la K-chorraproduce
un menear de caderas y una voz anasalada que en su conjunto modifican
la sonoridad y la forma del espectáculo otorgándole un corte sensual.
No pasó mucho tiempo y otra joven paraguaya ingresa en el reality
show y llega a la fama. Marilina Bogado, de apenas 17 años, sigue a la Kchorra viniendo del más puro y profundo interior paraguayo (de una región
rural de Villarrica). Marilina también ayuda a romper la tradición pretérita,
conservadora y burguesa del Paraguay. Esta tradición está todavía muy
arraigada y resistente en no pocos ámbitos sean rurales o urbanos. Esta
misma tradición patronal aburguesada dice hablar solo en castellano y
escuchar músicas en inglés, mientras se comunica en guaraní entre
bambalinas. Marilina, al contrario, con toda la espontaneidad de las
humildes jóvenes que nunca conocieron ningún tipo de lujo y hablando en
guaraní (el único idioma que domina), baila, menea la pelvis y anasala su
voz para cantar ‘cumbias paraguayas’ a un público joven y periférico que
delira y la acompaña.
Llegó un momento de apoteosis posmoderna cuando la K-chorra y
Marilina
cantaron
juntas
http://www.youtube.com/watch?v=Xi5gJ0k60MU, como queriendo
decir a su público que estaban representando el discurso de los jóvenes
paraguayos: adyacentes, suburbanos, desheredados y víctimas de un país
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destruido por guerras y devastado por una vieja política económica
autoritaria y explotadora. Jóvenes excluidos también por un Estado que
nunca les ha otorgado oportunidad educacional, económica y cultural. Sus
cumbias son, pues, de alegría y de tristeza al mismo tiempo. Son ‘cumbias
paraguayas’ que germinan del alma de los jóvenes para denunciar la
crueldad del capitalismo salvaje. Por todo eso, sus defectos culturales y
artísticos deben, pues, ser absueltos e indultados. Inclusive muy pocas
personas en el Paraguay tendrían moral suficiente para desenvainar algún
reproche, regaño o reprimenda a estas jóvenes artistas considerando que
es un país donde la cultura política no-democrática, el autoritarismo, la
corrupción y la propia ‘lucha de clases’ permanecen hasta hoy como
marcas indelebles de la ‘cultura del sometimiento’ –una forma de violencia
cultural y psicológica practicada desde antaño por una clase dominante
sobre las clases dominadas.
Marilina Bogado avanzó más todavía. Al desarrollar su discurso
artístico en el idioma guaraní, su invocación gana una dimensión
extraordinaria. Como una Selena de México, Marilina consigue penetrar su
discurso por sobre el lenguaje hispano-burgués del Paraguay ‘culto y
conservador’ para crear un nuevo universo de esencia popular y para dar
voz al joven paraguayo suburbano. En una antológica conversación en el
programa de televisión de Mili Brítez, la entrevistada Marilina Bogado,
con toda su ingenuidad y franqueza y con su más auténtico guaraní,
lanzaba la frase (¡prohibida!) ‘nde rayore’… que no deja de ser una
interjección despectiva, de réplica hacia cierta situación lingüística
dominante y seguramente representa un alegato de una nueva realidad
discursiva3. Este proceso y este discurso etnográfico representan también
la marca esencial del posmodernismo lingüístico paraguayo, donde el
guaraní –lengua oral por excelencia, dominada socialmente y marginada
culturalmente– siente lanzar sus últimos alaridos por la boca de una joven
artista suburbana que parece luchar denodadamente para que su idioma
materno no pierda definitivamente su capacidad de autoafirmación
cultural.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El posmodernismo, especialmente para los marxistas, ha venido
irguiéndose como expresión ideológica del actual orden
3
Disponible en: <http://www.youtube.com/watch?v=u2C8SZQDCwk>.
120
económico mundial, el neoliberalismo. Y, al igual que la economía, no es
cosa diferente al remozamiento de teorías ya planteadas hace siglos. El
marxismo tiende a identificar al posmodernismo como una ‘fachada de
vidrio’ y además como una moda. Ya decía un pensador: estamos ante una
moda y lo que la moda trae, la moda se lo lleva. Hay una tendencia en el
mundo posmoderno para excluir a las ideologías y la lucha de clases. Sin
embargo, la posmodernidad de que se habla en este trabajo y que presenta
como ejemplo al caso de Paraguay no se convierte en una tesis
necesariamente regresiva como lo expresaría el marxismo, sino más bien
como una tendencia y una oportunidad, especialmente en el seno de la
juventud periférica, de expresar su disconformidad justamente contra ese
capitalismo en estado salvaje (lo comprueba el propio acceso a la
televisión, imposible en otros tiempos, de una masa de jóvenes
desheredados sociales) y enunciar a viva voz conceptos de justicia y de
solidaridad (tan propios del sufrido pueblo paraguayo) que tengan por
fundamento la propia libertad.
Es posible conjeturar que en ningún otro tiempo histórico
emergería en el Paraguay el posmodernismo que se ha expuesto como
ejemplo en este trabajo. La herencia cultural de las guerras, revoluciones y
dictaduras todavía golpea la vida cotidiana paraguaya. Por eso, la nación
guaraní parece aproximarse más al silencio que al ruido y en muchos casos
al modernismo antes que al posmodernismo. El capitalismo avanzado o
tardío creó marginalidad y pobreza e instituyó también el posmodernismo
que hizo emerger a jóvenes suburbanos, verdaderos artistas populares
ligados a las clases subalternas, que hablan en español pero también en su
idioma materno y que buscan lo alternativo. Indagan a su manera un
mundo más justo. Este posmodernismo sui generis viene abriendo espacios
en la maraña utilitarista contemporánea para mostrar su presencia y su
alegría, aunque sea efímera y transitoria. Es también una existencia
contemporánea que anda de manos dadas con el relativismo, el
subjetivismo y la pluralidad de opciones. Un posmodernismo que está,
por fin, de acuerdo con la espantosa narrativa de Borges (1970,p. 31) La
esfera de Pascal, donde el autor expresa que “la naturaleza es una esfera infinita
cuya circunferencia está en todos lados y su centro en ninguna”. De forma
semejante, la fantasía (¡posmodernista!), decía Freud, no es un error sino
una ilusión. Las mutaciones y metamorfosis que se verifican en la vida
social paraguaya son ‘el espíritu de la época’ y seguramente hay que
entenderlo de esa manera. De cualquier modo, Herib Campos Cervera ya
decía: ‘Que no haya arte inútil, que no haya belleza divorciada del pueblo’.
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REFERENCIAS
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