CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL EDGARDO VILLAMIL PORTILLA

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrado Ponente
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
Bogotá D. C., catorce (14) de marzo de dos mil seis (2006).
Ref. Exp. No. 54001-3103-001-1999-00455-01
Se decide el recurso de casación interpuesto por la parte
demandante contra la sentencia de fecha 29 de octubre de
2002, proferida por la Sala Civil Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cúcuta, decisión epílogo del proceso
ordinario promovido por la Sociedad Industrias Celco del Norte
Ltda. contra la Aseguradora Colseguros S.A.
ANTECEDENTES
1.
La Sociedad Industrias Celco Ltda. enjuició a la
Aseguradora Colseguros S.A. a fin de que previa su participación
se hicieran las siguientes declaraciones y condenas:
PRINCIPALES:
1.1. Que la sociedad demandada, en el trámite de la
reclamación y pago del siniestro ocurrido el 25 de julio de 1998
en las instalaciones de la asegurada, pagó parcialmente la
obligación de indemnizar, pues solamente satisfizo la suma de
$575’000.000.oo, dejando de pagar en esa fecha la suma de
$849’711.465.oo que verdaderamente debía al asegurado por
concepto de los daños sufridos en los bienes amparados por la
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póliza de incendio número 9507139 y por las pérdidas sufridas
con ocasión de la remoción de los escombros a la cual se
extendía el amparo pactado en la póliza.
1.2. Que, como consecuencia de la anterior declaración,
se condene a la demandada a pagar a la demandante, a título
de indemnización compensatoria del daño, el valor de la
diferencia entre lo que pagó el 25 de noviembre de 1998 y lo
que ha debido pagar, esto es la suma de $274’711.465.oo, más
el valor de los intereses remuneratorios que durante ese mismo
período fueron causados.
1.3. Que, igualmente se condene a la demandada a
pagar a la sociedad demandante, además de la indemnización
pedida en el punto anterior, los intereses sobre la suma
expresada, causados desde el 26 de noviembre de 1998 hasta
la fecha en que se haga el pago, a la tasa máxima vigente al
momento en que se satisfaga la deuda, de conformidad con lo
establecido en el artículo 1080 del Código de Comercio, lo
mismo que las costas del proceso.
SUBSIDIARIAS:
1.4. Que se declare que Aseguradora Colseguros S.A.
incurrió en mora al incumplir su obligación de indemnizar
oportunamente a la demandante según lo establecido en la
póliza de incendio señalada, por las pérdidas sufridas en el
incendio del 25 de julio de 1998 en sus instalaciones, lo que
debió hacer dentro de los 30 días siguientes a la acreditación
del siniestro y de la determinación de la cuantía de la pérdida,
es decir a más tardar el 30 de octubre de 1998.
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1.5. Condenar, en consecuencia, a la demandada al pago
de los perjuicios moratorios, consistentes en el pago de los
intereses de mora sobre el importe de la pérdida, es decir sobre
$ 575’000.000.oo, a la tasa máxima vigente al momento de
efectuar el pago, y a las costas del proceso.
2.
Para
sustentar
las
anteriores
pretensiones
la
demandante esbozó los siguientes hechos:
2.1. El 25 de julio de 1998 se produjo un corto circuito
en las instalaciones de la Sociedad Industrias Celco del Norte
Ltda., lo que generó un incendio que redujo a cenizas las
instalaciones y produjo cuantiosas pérdidas por concepto de
maquinarias, productos terminados, materia prima y equipos de
oficina.
2.2. Existía un seguro que amparaba las instalaciones,
tomado
con
la
Compañía
Aseguradora
Colseguros S.A.,
mediante la Póliza No. 9507139, la cual había sido expedida por
dicha aseguradora, con los siguientes ítems: Edificio hasta por
$200.000.000.oo; maquinaria y equipo hasta $300.000.000.oo;
equipos de oficina hasta $50.000.000.oo y productos en proceso
o terminados y materia prima hasta $350.000.000.oo. El riesgo
de remoción de escombros se aseguró por un monto de
$30’000.000.oo.
2.3. La póliza en mención cubría los riesgos de incendio,
rayos, explosión sin calderas, asonada, motín, conmoción
popular, extender coverage, daños por agua y anegación, actos
mal intencionados, terremotos, temblor y/o erupción.
2.4. En la cláusula 10ª de las condiciones generales de la
póliza de incendio expedida por la Compañía Aseguradora
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Colseguros S.A. a favor de la Sociedad Industrias Celco del
Norte Ltda., se fijaron las condiciones para la determinación del
daño indemnizable.
2.5. La empresa afectada dio aviso oportuno del siniestro
a la compañía aseguradora y relacionó los daños causados por
el incendio, aquella procedió a designar como ajustador al señor
Rubén Darío Tamayo de la firma “Ajustes Wisak Ltda.” a quien
se le facilitaron los documentos requeridos y recibió la
colaboración de la empresa como le fue solicitado.
2.6. El 27 de agosto de 1998 la demandante solicitó el
pago de un anticipo de $200’000.000.oo, como parte del dinero
que debía recibir, habiéndose efectuado ese abono el 22 de
septiembre de dicho año.
2.7. El proceso de ajuste del siniestro finalizó el 30 de
septiembre de 1998 y se determinó por el ajustador que la
cuantía de la pérdida era por un monto de $619’000.000.oo,
resultado que desconoció el mandato de la cláusula 10ª que fijó
las condiciones de cobertura de la póliza de incendio, lo mismo
que los gastos que realizó la empresa demandante en la labor
de remoción de escombros, los que también estaban amparados
por la póliza.
2.8. La entidad demandada no formuló oposición de
ninguna naturaleza a la reclamación presentada por la Sociedad
Industrias Celco del Norte Ltda., e inició una política dilatoria
solicitando documentos, con la finalidad de aclarar supuestas
dudas respecto de la cuantía y las pérdidas reales.
2.9. Los días 9, 23 y 30 de octubre de 1998 la Sociedad
Industrias Celco del Norte Ltda. empezó a cobrar lo adeudado,
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recalcando en los dos últimos cobros, que estaban corriendo los
intereses de mora de conformidad a lo establecido en el Código
de Comercio.
2.10. A partir de julio de 1998 hubo necesidad de remover
los escombros, demoler lo afectado e iniciar la construcción de
los cimientos de un nuevo edificio y fue menester tomar en
arriendo otro terreno para que funcionara la empresa,
reponiendo poco a poco la maquinaria perdida.
2.11. La falta de pago oportuno de la indemnización
cubierta por la póliza conllevó atraso en el pago a terceros por
parte de la Sociedad Industrias Celco del Norte Ltda., sobregiros
y generó condiciones adversas en la labor de la empresa.
2.12. El 5 de noviembre de 1998 se solicitó a Bogotá la
cancelación del saldo, presentándose en la semana siguiente el
señor Rubén Darío Tamayo, quien trajo un formato para llenar,
indicando la forma en que debía obtenerse el pago del saldo
pendiente, el cual sólo viene a efectuarse el 25 de noviembre de
1998. La Compañía Aseguradora nunca presentó una relación
que permitiera establecer las pérdidas indemnizadas y tampoco
cubrió el valor de la remoción de los escombros.
2.13. Posteriormente, la demandada hizo firmar al Gerente
de la Sociedad Industrias Celco del Norte Ltda. un documento
de paz y salvo por concepto del siniestro.
3.
Al contestar la demanda, la aseguradora se opuso a
las pretensiones, presentó como salvedad a la responsabilidad
endilgada ausencia de interés sustancial de la demandante,
inexistencia de la obligación demandada, pago total y oportuno
de la indemnización, y la que nominó como excepción genérica.
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4.
El juzgado negó las pretensiones principales de la
demanda, reconoció la pretensión subsidiaria declarando que la
demandada incurrió en mora en el cubrimiento de su obligación
por lo que debía pagar los intereses moratorios a partir del 30
de octubre de 1998 hasta el 25 de noviembre del mismo año a
la tasa vigente para esa época, sobre un monto de
$375’000.000.oo, negó la segunda pretensión subsidiaria, lo
mismo que el reconocimiento de los perjuicios, y condenó en
costas a la parte actora.
5.
Apelado el fallo, la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Cúcuta, en sentencia del 29 de octubre
de 2002, confirmó la sentencia recurrida y condenó a la
demandante al pago de las costas.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Para el ad quem no hubo reparo alguno sobre la
existencia
del
contrato
de
seguro,
tampoco
sobre
el
advenimiento del siniestro que destruyó las instalaciones de la
demandante
y
la
oportuna
comunicación
a
la
entidad
aseguradora.
Recordó además que hubo necesidad de la intervención
de un ajustador de seguros, así como tuvo claro que este no
depende de la compañía, sino que, como persona técnica
especializada en estas labores, interviene a solicitud de la
entidad aseguradora a la manera de un mediador que presta su
concurso para cuantificar las pérdidas reales dejadas por el
siniestro, designación que en este litigio recayó en el ingeniero
Rubén Darío Tamayo Ramírez.
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Hizo el Tribunal una remembranza de las vicisitudes que
surgieron luego del siniestro para acordar el monto de la
indemnización y el importante papel que desempeñó el
ajustador de seguros en el logro del consenso. En virtud de tal
acuerdo, la hoy “demandante, Sociedad INDUSTRIAS CELCO
DEL NORTE LTDA. aceptó como cifra a recibir la suma de
$575.000.000 por todo concepto, ‘como única y total
indemnización’ lo que evidencia que se llegó a un acuerdo de
voluntades entre las partes contratantes hoy enfrentadas
jurídicamente”. Prosigue sus reflexiones el ad quem resaltando
que “el arreglo se cristalizó” y que “no puede desconocerse de
un plumazo lo convenido de manera amigable entre las partes”,
ya que éste tiene “pleno vigor entre ellas” y pretender
“posteriormente, mediante los trámites del proceso ordinario
restar eficacia a este acuerdo de voluntades, no tiene
presentación, pues esto equivale a una transacción, que reúne
todas las condiciones para su plena validez”.
Y a propósito del mismo acuerdo, el Tribunal añadió que
desconocerlo
sería
“un
rudo
golpe
a
los
acuerdos
transaccionales”, que en el presente caso no requieren de
solemnidad especial alguna ni están afectados de nulidad “pues
no se encuentran los elementos estructurales de naturaleza
jurídica para una declaración de esa especie”.
Luego de revisar los aspectos formales del acuerdo y su
propia existencia, así como la ausencia de nulidad, se
comprometió el ad quem en afirmar “sin temor alguno, que se
da la figura de la cosa juzgada respecto del convenio de ajuste
a que llegaron la sociedad INDUSTRIAS CELCO DEL NORTE
LTDA y la Compañía ASEGURADORA COLSEGUROS S.A., cuando
de manera tajante, clara y perentoria, se llegó a un acuerdo
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sobre la pretensión de la indemnización por la pérdida sufrida
por la parte accionante”.
LA DEMANDA DE CASACIÓN
Un cargo formuló el recurrente contra la sentencia
anteriormente reseñada, con fundamento en la causal 1ª del
artículo 368 del C. de P.C., por ser indirectamente violatoria
del artículo 1080 del C. de Co., por falta de aplicación, y de los
artículos 1602, 1603, 1613, 1614 y 1615 del C.C., igualmente
por falta de aplicación, habiendo debido serlo en materia
mercantil por mandato del artículo 822 del C. de Co.; de los
artículos 1626, 1627 y 1757 del C.C. y del artículo 878 del C. de
Co., por aplicación indebida, como consecuencia de los errores
evidentes de hecho en que incurrió el Tribunal en la
apreciación de la demanda, de la contestación y de otras
pruebas del proceso.
Después de efectuar un resumen del contenido de la
sentencia recurrida, el censor precisó los errores de hecho en
que, según su concepto, incurrió el Tribunal en la apreciación de
las pruebas. Comenzó por denunciar que no hay prueba de que
el ajustador tenga la función de ser mediador entre las partes
en relación con la determinación de la pérdida sufrida por la
sociedad asegurada por la ocurrencia del siniestro, como señaló
el sentenciador, luego argumentó que el Tribunal supuso tales
función y propósito, por el contrario, añade, en el expediente
existe prueba que demuestra cuál fue la intención que tuvo
COLSEGUROS al hacer el nombramiento, prueba cuyo contenido
no fue visto por el Tribunal, hay confesión de la demandada,
prosigue, hecha al contestar la demanda, en la que acepta
como cierto el hecho cuarto, respecto del cual dijo que habían
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nombrado el ajustador “para que ayudara a la Asegurada en la
determinación de la cuantía de la pérdida”. Agregó que el
sentenciador de segundo grado tampoco vio que esta prueba
fue corroborada por la declaración del ajustador en la que
expresamente dijo que “Los ajustadores representamos a
Colseguros pero con las limitaciones que dan en las cartas de
asignación, es decir llegamos a acuerdos con los asegurados
pero no podemos comprometer a la Compañía de seguros sin su
aceptación y su mandato expreso”.
Consideró el recurrente que el Tribunal también incurrió
en error de hecho, por no haber visto cuáles fueron las
funciones que realmente cumplió el ajustador después de su
nombramiento, pues dejo de apreciar que éste presentó un
informe de ajuste en el que se determinaba la pérdida en la
suma de $621’352.542.oo, cantidad que no fue aceptada por
Colseguros, quien confió al ajustador el intento de lograr que la
asegurada aceptara como cuantía de la indemnización la suma
de $550’000.000.oo, habiendo llegado a un acuerdo por la
cantidad de $575’000.000.oo, pero condicionado a que el pago
fuera hecho prontamente, esto es, dentro de los ocho días
siguientes, máximo el 10 de noviembre, como se observa de la
declaración del ajustador.
Agregó el censor que de este testimonio se deduce que
no es que el ajustador hubiera sido un mediador entre el
asegurador y la asegurada, para llegar a un acuerdo sobre el
valor de la indemnización que se pagaría por el siniestro, sino
que fue un simple transmisor de la oferta de Colseguros de
pagar $550’000.000.oo, suma aumentada a $575’000.000.oo.
Es decir, que esta oferta no fue hecha por el ajustador sino por
la aseguradora y aceptada por la asegurada con la condición de
que le fuera pagada inmediatamente la indemnización.
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Incurrió el Tribunal en error de hecho pues no hay
prueba que demuestre que Colseguros buscó por intermedio del
ajustador llegar a un acuerdo para determinar la pérdida sufrida
por la asegurada, sino que simplemente la aseguradora a través
del ajustador Tamayo Ramírez hizo un pago parcial de la
pérdida.
Añadió luego que si el ad quem hubiera visto el informe
de ajuste, se habría dado cuenta que fue realizado aplicando las
cláusulas de una póliza anterior a la que estaba vigente para
cuando se presentó el siniestro, porque para el 25 de julio de
1998 la póliza que regía entre las partes era por un valor nuevo
como puede verse en sus condiciones generales, así como de la
declaración del intermediario de seguros, Hernando Jaimes, a
pesar de lo cual el ajustador, sin tener en cuenta la cláusula 10ª
de la póliza vigente, dedujo de la cuantía de la pérdida
demostrada un porcentaje de demérito y vetustez de los bienes
asegurados,
lo
que
dio
como
resultado
la
suma
de
$621’352.542.oo, inferior a la reclamada y probada por el
asegurado.
El recurrente denunció que hubo error del Tribunal al
apreciar el documento por medio del cual, según el mismo
sentenciador, la demandante aceptó la cifra antes indicada
como única y total indemnización, pues si hubiera leído, tanto el
formato o modelo presentado por el ajustador al representante
legal de Industrias Celco del Norte Ltda., como la carta del 7 de
noviembre de 1998 en la que dicho representante tuvo que
transcribir el texto del modelo para obtener el pago de la
indemnización, se hubiera dado cuenta que se trata de un
documento intitulado “solicitud de indemnización” que no
contiene acuerdo, convenio o transacción entre las partes
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encaminado a extinguir de alguna manera la obligación del
asegurador, e igualmente hubiera verificado que en él no hay
ninguna declaración de voluntad expresa por parte de
Colseguros, de ofrecerle al asegurado una determinada suma de
dinero a cambio de que renunciara a alguno de sus derechos,
como tampoco en este documento haya renuncia, de ninguna
de las dos partes, a ejercer en el futuro alguna acción que se
derivara del contrato de seguro y en relación con el siniestro.
Agregó el casacionista que después de encontrar
probado, sin estarlo, que como consecuencia del arreglo no
podía la actora promover proceso alguno encaminado a la
revisión del supuesto pago extintivo de la obligación del
demandado, incurrió en un nuevo error de hecho evidente,
dado que no vio que la acción que se ejerció en este proceso no
se encamina a desconocer dicho acuerdo, sino que la acción
intentada es contractual regulada en los artículos 1602 y
siguientes del Código Civil, los que son aplicables a las
obligaciones provenientes de los contratos mercantiles como el
de seguro, y en la que se pretende obtener que Colseguros
repare el daño que recibió la demandante por el cumplimiento
parcial de la obligación de indemnizar, la que nació por la
ocurrencia de la condición de la cual dependía, y que consistía
en indemnizar la totalidad del daño sufrido por la asegurada,
pero que la demandada no satisfizo íntegramente según la ley y
el contrato de seguro de incendio que los vinculaba.
Consideró el casacionista que el Tribunal no vio que
fueron cuatro las pretensiones principales de la demanda y que
no las apreció en su contenido fundamental, además, al
considerar que estas pretensiones no fueron probadas en sus
fundamentos de hecho, incurrió en otro error de hecho en la
apreciación de la contestación de la demanda, pues por
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considerar que la demandante no podía desconocer el supuesto
arreglo, dejó de ver que la demandada contestó el libelo
proponiendo la excepción que denominó de pago total y
oportuno de la indemnización, pretendiendo probarla con el
argumento de que había pagado la suma de $575’000.000.oo
como indemnización total por las pérdidas sufridas en el
incendio, por cuanto esa había sido la suma reclamada por la
asegurada en la carta del 7 de noviembre de 1998, cuando es
evidente que dicha comunicación, de acuerdo con las pruebas
del proceso, no contiene reclamación alguna y por el contrario,
como lo señala el juzgado de primera instancia, la verdadera
reclamación formulada fue la reportada en los cuadros y anexos
que la firma envió el 30 de julio de 1998, documento en que se
relacionan las cotizaciones y valores de cada uno de los
amparos.
Considera el recurrente que el ad quem acertó cuando
concluyó que la asegurada había dado aviso oportuno a la
aseguradora, no solamente de la ocurrencia del siniestro sino
que acompañó la prueba del valor de la pérdida sufrida, allí
aplicó bien la primera parte del artículo 1077 del C. de Co., pero
que cuando dio en entender que Colseguros procedió a nombrar
un ajustador para que mediara entre las partes a fin de lograr
un acuerdo para el pago de la indemnización, violó, por falta de
aplicación, el artículo 1080 ibídem, cuando ha debido aplicarlo,
dado que el inciso segundo de esta norma le impone al
asegurador que deja pasar el término de un mes, contado a
partir de la reclamación, sin pagar el valor de la indemnización
reclamada y probada, no sólo el pago del valor del reclamo sino
los intereses de mora.
También señaló que el Tribunal dejó de aplicar el artículo
“1057 [sic] del Código Civil que es norma sustancial en cuanto
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regula la carga de la prueba del pago” y aplicó indebidamente
los artículos 1626 y 1627 de la misma obra, al considerar que la
obligación de la aseguradora estaba íntegramente pagada.
Manifestó que al no ver el sentenciador que la acción
intentada en este proceso es de responsabilidad contractual,
destinada a obtener la reparación del daño sufrido por la
demandante como consecuencia de que solamente efectuó un
pago parcial de la obligación, dejó de hacer operar, habiendo
debido hacerlo para declarar prósperas las pretensiones
principales, los artículos 1613, 1614 y 1615 del C.C., que se
aplican en materia comercial, de conformidad con lo señalado
en el artículo 822 del C. de Co.
Se dijo por el casacionista que también fueron violados
los artículos 1626 y 1627 ibídem, al estimar el Tribunal que
estaba probado, sin estarlo, el supuesto de hecho que
contienen, e igualmente violó por falta de aplicación el artículo
1757 de la misma obra, pues endilgó al asegurado la carga
acerca de la prueba del pago de la indemnización, cuando éste
lo que demandó fue la indemnización del perjuicio que sufrió
por el pago parcial de la obligación.
Consideró
que
la
sentencia
recurrida
contraría
flagrantemente la regla del artículo 878 del C. de Co., al
atribuirle a una constancia el valor de ser un acuerdo, o arreglo,
o convenio, o transacción, o de una renuncia a ejercer sus
derechos de obtener el pago total de la obligación, norma que
aplicó al presente caso, sin que fuera posible hacerlo.
Por último, precisó que la impugnación persigue el
quiebre parcial de la sentencia del Tribunal por haber negado la
prosperidad de las pretensiones principales de la demanda.
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CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Ha sostenido invariablemente la jurisprudencia de esta
Corporación que la violación indirecta de normas sustanciales
por error de hecho en la apreciación de las pruebas exige que el
juzgador haya incurrido en un yerro de juicio, que además de
ser
ostensible,
protuberante,
de
carácter
evidente,
sea
trascendente, o lo que es lo mismo, que guarde relación de
causa a efecto con la decisión judicial que el recurrente
combate.
Sea lo primero advertir que la contradicción en que
incurre el recurrente es notoria, pues en un pasaje importante
del recurso, tendiente a demeritar el acuerdo surgido entre las
partes, manifiesta que “no hay ninguna declaración de voluntad
expresa por parte de la Compañía de Seguros en orden a
ofrecerle al asegurado una suma determinada de dinero a
cambio de que este renunciara a alguno de sus derechos...”,
con lo cual olvida que poco antes había admitido “que el
ajustador fue un simple transmisor de la oferta del asegurador
de pagar tan solo la cantidad de $550.000.000, suma que fue
aumentada después a $575.000.000, oferta ésta del asegurador
y no del ajustador que el asegurado terminó aceptando bajo la
condición de que le fuera pagada inmediatamente”. Incurre
entonces el recurrente en notoria incoherencia al afirmar que no
hubo declaración de voluntad entre las partes para poner fin a
sus diferencias, tras haber admitido previamente que sí hubo
una oferta de indemnización, que esta fue aceptada, y más aún,
que en ese negocio jurídico extintivo, la demandante aceptó
recibir “tan solo” la suma de $575.000.000, aunque “bajo la
condición de que le fuera pagada inmediatamente”. En suma, el
acuerdo no sólo existió, sino que fue ejecutado por el recibo de
la cantidad ofrecida. Pero como podría pensarse que la protesta
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atañe al no pago inmediato o a la validez del acuerdo,
recuérdese que el propio recurrente admite que la pretensión no
está “encaminada a desconocer dicho acuerdo, convenio o
arreglo, transacción o como se lo denomine, sino que es una
acción de responsabilidad contractual ...” para reclamar de la
compañía aseguradora “la totalidad del daño sufrido por el
asegurado pero que la compañía aseguradora no satisfizo
íntegramente conforme a la ley y el contrato de seguro de
incendio que le vinculó con Industrias Celco del Norte Ltda.”, lo
cual descarta que el malestar sea la falta de inmediatez del
pago.
En síntesis, además de la contradicción notoria en que
incurre el casacionista, no se ve cómo podría regresarse a la
posición
original
de
las
relaciones
entre
asegurador
y
asegurado, sin remover el acuerdo hecho entre ellos, resultante,
como admite el propio recurrente, de una oferta aceptada
explícitamente mediante el recibo de la indemnización ofrecida y
en las condiciones puestas por el propio demandante, en las
que asintió recibir “tan sólo” aquella cantidad, lo que implica
renuncia a lo demás, acuerdo del que ahora trata de renegar.
Al anterior acuerdo el Tribunal abiertamente le dio el
carácter de transacción y de ésta dijo que tiene la fuerza de la
cosa juzgada. Así, halló demostrado el ad quem el contrato de
seguro, el siniestro, la oportuna comunicación a la entidad
aseguradora y la reclamación. Tras la mediación del ajustador,
resaltó cómo la demandante aceptó recibir la suma de
$575.000.000
por
todo
concepto,
como
única
y
total
indemnización, de donde dedujo el ad quem un acuerdo de
voluntades, y que tal “ arreglo se cristalizó” y por lo mismo no
podía “desconocerse de un plumazo”, ya que éste tiene “pleno
vigor entre ellas” y no se puede pretender “posteriormente
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mediante los trámites del proceso ordinario restar eficacia a
este acuerdo de voluntades, no tiene presentación, pues esto
equivale a una transacción, que reúne todas las condiciones
para su plena validez”, luego de lo cual dijo que desconocerlo
sería “un rudo golpe a los acuerdos transaccionales”. Tras
revisar los aspectos formales del acuerdo, así como la ausencia
de nulidad, afirmó de modo contundente el ad quem: “sin temor
alguno, que se da la figura de la cosa juzgada respecto del
convenio de ajuste a que llegaron la sociedad INDUSTRIAS
CELCO DEL NORTE LTDA y la Compañía ASEGURADORA
COLSEGUROS S.A., cuando de manera tajante, clara y
perentoria, se llegó a un acuerdo sobre la pretensión de la
indemnización por la pérdida sufrida por la parte accionante”.
Lo que acaba de compendiarse enseña que el Tribunal
vio en el acuerdo una transacción y que a ella dio el valor de la
cosa juzgada. No obstante, este argumento fundamental del
Tribunal pasó desapercibido para el casacionista, que destinó el
recurso a debatir cuál fue el papel que cumplió el ajustador,
para indagar si fue mediador o apenas transmisor de una
oferta, información ésta que en nada cambiaría el rumbo de la
decisión, pues dejaría indemne el argumento central de la
sentencia, es decir, que hubo una transacción con alcance de
cosa juzgada. Lo demás del recurso se orienta a intentar el
regreso a la posición original, haciendo invisible, sin explicación
atendible, el acuerdo ajustado que sirvió al Tribunal de
fundamento.
Puestas en esta dimensión las cosas, si para el Tribunal
operó plenamente la cosa juzgada, porque las partes decidieron
zanjar la totalidad del litigio por “tan sólo” una suma
determinada, el recurso debió dedicarse a demostrar que esa
conclusión del Tribunal fue equivocada y en grado superlativo,
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nada de lo cual se hizo en el recurso. Por el contrario, el
itinerario del siniestro, la reclamación, las diferencias sobre el
valor de la indemnización y la intervención del ajustador
muestra nítidamente que entre las partes había una diferencia
pendiente de ser resuelta, que hubo sacrificio y renuncia, en
tanto el asegurado aceptó recibir “tan sólo” la suma de
$575.000.000 que le fueron ofrecidos, según él mismo admitió,
de todo lo cual emerge que no hay el yerro que se endilga al
Tribunal por haber deducido de las pruebas que hubo una
transacción y que ésta tiene el alcance de cosa juzgada.
De lo expuesto se concluye que no prospera el cargo.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia
del 29 de octubre de 2002 proferida por la Sala Civil Familia del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cúcuta, en el proceso
ordinario de responsabilidad civil promovido por Industrias Celco
del Norte Ltda. contra la Aseguradora Colseguros S.A.
Condénase en costas del recurso la parte recurrente.
Tásense en su oportunidad.
Notifíquese y devuélvase el expediente al Tribunal de
origen.
JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
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MANUEL ISIDRO ARDILA VELÁSQUEZ
(En comisión de servicios)
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
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