Los almendros; Albert Camus

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Albert Camus (1913−1960)
El verano
• Los Almendros (1940)
Los Almendros es un relato en el que se reconoce la impotencia de la fuerza para realizar las cosas, al menos
en tiempos pasados. Se señala la existencia de dos potencias: la espada y el espíritu, éste último es el más
fuerte.
Antes las guerras eran cuestiones de honor y de respeto y reconocimiento por el enemigo, pero eso ya no es
importante:
Lo que hace cien años era verdad para la espada, hoy ya no
lo es tanto por lo que se refiere al tanque
Se hace mención de, que a pesar de lo grotesco de las guerras, siempre había un espacio para libertades que no
influían en aspectos relacionados con la disputa y eso ahora no se respeta. Antes había un ambiente místico y
más espiritual pero eso ha ido cambiando.
El espíritu ha perdido la seguridad que algún día los conquistadores sabían reconocerle y la fuerza es la que
domina ahora. No queda otra cosa que no inclinarse nunca ante la espada, no dar nunca la razón a la fuerza
que no se pone al servicio del espíritu.
Como se sabe, es un trabajo que no tiene fin y según el autor no creo tanto en la razón como para apuntarme
al progreso...
Nuestra tarea de hombres es la de encontrar las escasas fórmulas que puedan apaciguar la angustia infinita
de las almas libres
Se hace un llamado a restaurar lo que no anda bien, hacer que la justicia sea evidente en un mundo injusto y
que la felicidad tenga sentido en los pueblos que han sufrido por la desdicha del siglo.
Aquí Camus, propone o aconseja al pueblo europeo mantenerse luchando y levantarse de una II Guerra
Mundial que ha dejado arruinado al viejo continente. Se reconoce también que es una labor muy difícil: Es
una tarea sobrehumana...pero se llama sobrehumana a las tareas que los hombres tardan mucho tiempo en
llevar a cabo: eso es todo.
Hay que permanecer firmes en el espíritu aun cuando la fuerza parezca el camino hacia el bienestar, lo más
importante es no perder la esperanza y no hacerle caso a aquellos que avisan el fin del mundo, Camus dice
que las civilizaciones no mueren tan fácilmente, es cierto que se vive una época muy difícil y trágica pero se
puede salir adelante.
Luego Camus, recuerda cuando vivía en Argel, en donde esperaba siempre con paciencia durante el invierno
que los almendros del valle des Consuls se cubrieran de flores blancas. Después me maravillaba al ver cómo
esa nieve frágil resistía todas las lluvias y el viento del mar. Sin embargo, todos los años resistía lo suficiente
para preparar el fruto.
Éstos almendros simbolizan la esperanza y la paciencia que hay que tener, y las flores blancas la paz que
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resiste los embates de los conflictos siempre y cuando se busque la solución y se desee la armonía lo
suficiente.
Además Camus llama a la unión, cuando el peso de la vida se vuelve excesivo en esta Europa todavía
colmada de su propia desdicha, me vuelvo hacia esos países restallantes donde quedan aún tantas fuerzas
intactas.
Este mundo está envenenado de desdichas, está entregado totalmente a ese mal que Nietzsche llamaba espíritu
de torpeza. Es inútil llorar sobre el espíritu, basta con trabajar por él.
Se mencionan las virtudes conquistadoras del espíritu, enumeradas por Nietzsche como enemigas del espíritu
de torpeza:
• La fuerza de carácter
• El gusto
• El mundo
• La Felicidad Clásica
• El duro orgullo
• La fría frugalidad del sabio (frugalidad=moderación)
Tales virtudes son necesarias más que nunca, ante los conflictos y diferencias no se debe olvidar la fuerza de
carácter:
La que resiste todos los vientos del mar en virtud de la blancura y de la savia. Esa es la que, en el invierno
del mundo, preparará el fruto.
Camus se refiere con esto, a la fuerza del espíritu, la que en momentos grises, es decir,en el invierno del
mundo, deben de aflorar y así dar sus frutos en el futuro: la paz, las flores blancas de los almendros.
La espada simboliza la lucha, la guerra.
El espíritu simboliza el sentimiento y el deseo de vivir en paz, la razón.
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