La venta a carta de gracia en el derecho navarro. Rubio Torrano

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ENRIQUE RUBIO TORRANO
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LA VENTA A CARTA DE GRACIA EN
EL DERECHO NAVARRO
SUMARIO
1. Introducción.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Precisiones conceptuales.
La carta de gracia en el Derecho anterior al Fuero Nuevo
La carta de gracia como derecho real de adquisición.
La venta a retro: A) Caracterización legal.
... B) El plazo y el precio.
Ejercicio del derecho de retracto.
A.-Su carácter transmisible e hipotecable.
Be-Ejercicio contra el comprador y sus causahabientes.
C.-El pacto de retro y los acreedores del vendedor.
D.-Pluralidad de retrayentes o de retraídos.
K-Atribución de frutos .
8. La venta con pacto de retro como garantía.
9. Conclusión.
1. INTRODUCCION
La venta a carta de gracia aparece regulada en la Compilación navarra con cierto
detalle , lo que, sin duda , puede sorprender . La razón de su inclusión en el Fuero
Nuevo puede encontrarse , de un lado , en sus precedentes legislativos -Ley 40 de
Cortes de Pamplona del año 1642 (Nov . Recopil. 2, 37,16)- , y, de otro, en la práctica
jurídica. No obstante , cabe preguntarse en el inicio de este trabajo si la mencionada
regul ación está justificada teniendo en cuenta los artículos 1507 a 1520 del Código
civil, o, por el contrario , resultará una innecesaria repetición de preceptos sin otro
propósito que incrementar la ya de por sí amplia colección de leyes que componen el
Fuero Nuevo. Esta es la pregunta y a la misma tratan de ofrecer respuesta estas
líneas .
El Código civil , siguiendo los modelos de la época (francés e italiano) y su
precedente inmediato, el Proyecto de 185], lleva a cabo una regulación, incompleta
sí, pero suficiente y altamente significativa de la venta a retro o «retracto convencio­
nal», como parece preferir el Código , para rubricar la sección primera del Capítulo
VI , del Título IV, del Libro IV .
La venta con pacto de retro posee una rica tradición en nuestra patria; constituye
una vetu sta institución que hunde sus raíces en el Derecho Romano.
El pa ctum de retrovendendo, como será denominado por los glosadores, aparece
en Roma como un pacto resolutorio por el que el vendedor recupera la cosa entre­
gando el precio recibido o renunciando al precio que debía recibir: vendiderit hoc
pacto, ut líceat sibbi reddere pe cuniam et pignus (res vendita] reciperare.. .,. emptio
rescindatur (D. 20, 5, 7 pr.); se presenta como un pacto que surge para proteger al
deudor pignoraticio en el supuesto de que el acreedor venda a terceros el pignus.
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Entre los escasos textos que se refieren al mismo , encontramos precisamente dos
fragmentos que tratan de pigneraticia actione(D. 13,7 , 13) Yde distractione pignorum
(D . 20, 5, 7) . Esta conexión con la prenda -prototipo de los derechos reales de
garantía- va a marcar decisivamente el desarrollo histórico de la figura , puesto que la
Iglesia y, por tanto, en buena medida, el Derecho Común, mirarán con cautela ,
cuando no con desconfianza , el pacto de retro, temiendo que por esta vía se pudiera
legalizar la usura, dando origen, además, a una relación de mutuo que precede a la
venta.
Esta última observación es de especial importancia por cuanto la venta a carta de
gracia como instrumento de garantía en el tráfico constituye una de las instituciones
más debatidas doctrinalmente a lo largo del Derecho Intermedio, llegando hasta la
misma época codificadora.
Sorprende, sin embargo, que esta finalidad de garantía -que cubre una parte
importante de la vid a de la figura- no se tenga en cuenta y resulte desconocida para el
legislador decimonónico ; al menos , eso parece si observamos la normativa del Códi­
go civil y la de sus ilustres predecesores (el Code y el Codice de 1865) sobre la
materia . Por el contrario, la Compil ación navarra lleva a cabo una regulación diferen ­
ciadora de la institución , como vamos a tener ocasión de comprobar.
2. PRECISIONES CONCEPTUALES
En el Fuero Nuevo , el cumplimiento de una obligación , o los efectos de su
incumplimiento, se pueden asegurar mediante «pacto de retracto», entre otras for­
mas de garantía real o personal, según dispone la ley 463, que abre, precisamente, el
título dedicado a las garantías reales . Consecuente con esta afirmación de principio ,
el Capítulo IV -leyes 475 a 480 inclusive- encierra una detallada regulación de «la
venta con pacto de retro como garantía ».
Por otro lado, y dentro del Título XIV dedicado a la compraventa y a la permuta
(siempre dentro del Libro III «D e los bienes») , el Capítulo 11 -leyes 576 a 584
inclusive- regula la «ve nta a retro ».
El Derecho navarro distingue, pues , claramente los dos supuestos, colocándolos
en sus sedes respectivas y diferenciadas , y estableciendo un régimen jurídico distinto
para cada uno de ellos .
Por el contrario, el Código civil contempla el que denomina «retracto convencio­
nal » dentro del Título dedicado a la compraventa, en un Capítulo VI sobre «resolu­
ción de la venta » en el que se incluyen dos secciones, una primera que recoge esta
figura y otra que dedica al retracto legal. De este modo, la venta con pacto de retro
queda englobad a dentro de los retractos , si bien no parece que exista inconveniente
en admitir el retracto convencional con finalidad de garantía al amparo del principio
de autonomía de la voluntad consagrado en el artículo 1255. Ahora bien, en este
último caso, el inconveniente puede venir por el hecho de que el régimen jurídico
establecido en los artículos 1507 a 1520 se aviene mejor con la consideración de la
venta con pacto añadido de retro que con la de venta con finalidad de garantía ;
podríamos decir que e n el Código civil el traje se hizo pensando en un usuario
concreto, si bien puede vestir a otro de caracte rísticas y proporciones distintas.
Llegado este punto conviene hacer algunas matizaciones. Se acaba de señ alar
que el retracto convencional del Código civil aparece regulado como un subtipo ,
junto al legal, de retracto; sin embargo , este encuadre sistemático puede producir
confusión porque el supuesto sobre el que opera uno y otro es distinto . El retracto
legal de comuneros o de colindantes presupone necesariamente una enajenación
previa del objeto que luego se retrae ; es decir, son tres los sujetos intervinientes:
enajenante, adquirente y retrayente. Por el contrario , en el llamado retracto conven­
cional del Código civil los suj etos se reducen a dos, el vendedor y el comprador; así
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como en el retracto legal el retrayente es un tercero ajeno a la enajenación misma, en
el convencional es el vendedor el titular del derecho de retracto. Esta observación ha
llevado a algunos autores a sostener que la institución regulada en los artículos 1507 a
1520 del Código recibe impropiamente el nombre de retracto, observación que no
comparto y que descansa en el hecho de considerar como paradigma del mismo al
legal; incluso la denominación retracto -del verbo retraer- se ajusta mejor al supues­
to del convencional que al del legal, ya que es en aquél en el que se produce el
fenómeno de volver a traer , de recuperar, lo que se había enajenado.
Pues bien, no se debe confundir el retracto convencional del Código civil con el
retracto voluntario a que hace referencia la ley 460 del Fuero Nuevo -situada en el
Libro IU dentro de un Título, el VI, que lleva por rúbrica «De los retractos y otros
derechos de adquisición preferente>)- y que constituye un derecho real de adquisición
que limita el poder de disposición del dueño de la cosa y le faculta a su titular para
adquirirla con preferencia a terceros en caso de transmisión onerosa (ley 445) . Este
derecho es distinto de la institución denominada «carta de gracia», tal y como señalan
los autores de la Recopilación Privada en nota correspondiente a la ley 473 (hoy
460)1.
En la genuina venta a retro, o carta de gracia, regulada en las leyes 576 a 584 ,
para que se pueda hablar de tal y por tanto le sea de aplicación el régimen legal
establecido se hace necesario que el pacto de retro que se añade a la venta se
incorpore a la misma en el momento de su perfección . Un pacto de retro añadido a la
compraventa una vez perfeccionada ésta resultará plenamente válido y eficaz, pero su
eficacia no será la de la venta a carta de gracia sino que tendrá un alcance puramente
obligacional.
3. LA CARTA DE GRACIA EN EL DERECHO ANTERIOR AL FUERO NUEVO
Si bien Navarra no escapa al uso bastante generalizado que de esta institución se
hace a lo largo de todo el Derecho Intermedio, no obstante su reflejo en el Derecho
escrito es exiguo, se reduce a una ley, concretamente la Ley 40 de las aprobadas por
las Cortes de Pamplona en 1642 , que más tarde será recogida en la Novísima Recopi­
lación como ley XVI, dentro del Título XXXVII, del Libro JI. Por su rareza y alcance
merece ser transcrita íntegramente para, después, hacer un pequeño comentario
sobre la misma. Dice así:
«Son frecuentes en los contratos, y escripturas de compras y ventas de bienes
raíces en éste Reino, los pactos de retrovenden do, Ó cartas de gracia, y también
los pleitos entre los contrayentes , Ó sus successores, sobre si son prescriptibles,
en particular en el transcurso de treinta años las que tienen tiempo limitado,
aunque sean con ésta cláusula, Ó condiciones: para perpetuo , siempre , y cada , y
quando que quisiere, ó otras semejantes, que se ponen en favor de los vendedo­
res, ó sus derechos ovientes, por estár encontradas, y muy controvertidas las
opiniones , y decissiones de los Senados, y Doctores de grave nota, de que há
resultado variedad, y dilación en sentenciarlos ; por lo cual es precisso que haya
Ley, que para ajustarlo todo, declare la opinión que en esta materia se há de
seguir, y la que parece mas seguida, y conforme á la intención de los contrahen­
tes, es la que excluye la prescripción de las cartas de gracia, que tienen tiempo
limitado , sino que son generales, yen particular con las dichas dicciones, porque
limitandose tiempo, se presume que el animo es, que se pueda recobrar por el
vendedor, Ó sus derechos ovientes siempre, especialmente computandose lo que
se compra por derecho en un tercio menos de lo que vale: y si se expressan las
dichas condiciones, esto se conoce con menos duda; porque cada una de ellas
1. Recopilación Privada, en : Biblioteca de Derecho Foral, Pamplona , 1971, p . 253 . Esta Recopila­
ción fue r edactada por J . G ARCíA-GRANERO FERNÁNDEZ. J. AI ZPÚN TUERO. J. SANTAMARÍA ANSA. J .J.
N AGORE Y ÁRNOZ. A . d'ORS PÉREZ·PEIX . J . A RREGUI GIL y F . SALINAS QUIJAD A.
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induce perpetuidad, y exclusión de toda prescripcion por voluntad de las partes ;
y aunque en disposición de derecho las dichas dicciones quando en las Leyes de
él se hallan son prescriptibles en veinte años , que es uno de los fundamentos de la
opinión contraria ; pero como siempre prefiere al derecho la voluntad , y disposi­
ción de los contrayentes, con ella se deben regular las dichas dicciones, y no
sugetarse á prescripcion , sino es en caso que el vendedor , su causa aviente,
haviendo intentado el derecho de retracto, y contradiciendolo el posseedor de lo
vendido huviesse dexado passar treinta años sin seguir el intento comenzado ,
porque en este caso se prescribe; porque aun los actos de mera facultad como lo
es el retracto general, yen particular con las dichas dicciones, sin embargo de ser
imprescriptible desde el día de la contradicion. En cuya consideracion, suplicá­
mas á vuestra Magestad, nos haga merced de declarar por Ley, que las cartas de
gracia generales que no tuvieren tiempo limitado, y señalado en las escripturas
sean imprescriptibles, en particular las que tuvieren las dichas dicciones: para
perpetuo, siempre , y cada, y quando que quisiere : y otras semejantes , que indu­
cen perpetuidad, y que no lo sean prescriptibles en treinta años las de esta
calidad en el dicho caso de la contradición, como sea judicial, y que esto se
entienda aun en las cartas de gracias, y escripturas anteriores á ésta Ley, en que
no hubiere litispendencia, que en ello, etc.s' .
ó
Del pasaje transcrito merecen destacarse , entre otros , los siguientes aspectos :
- En primer lugar , su ubicación dentro de un título, el XXXVII, que lleva por
rúbrica «D e las prescripciones», y que responde a una cuestión puramente de pres­
cripción. En este sentido, se debe indicar que uno de los puntos más debatidos a lo
largo de la historia de esta figura y de modo particular en la etapa que precedió a la
codificación fue precisamente éste, al cual se anudaba otro íntimamente relacionado
con él: a saber el carácter real o personal de la acción del pacto de retro.
- La afirmación sobre la frecuencia de los pactos de retrovendendo , que, por
cierto, operan sobre ventas de bienes inmuebles o raíces, lo que parece razonable
conforme a las características del tráfico jurídico de la época, obviamente distintas a
las actuales.
- La posición jurídica de los contratantes con pacto de retro es susceptible de
transmisión a sus causahabientes .
- La imprescriptibilidad del pacto de retro se predica en esta Ley respecto de las
ventas a carta de gracia perpetuas , en las que aparecen los términos «para perpetuo »,
«siempre», «y cada», «y quando que quisiere» . Junto a este tipo de ventas, cabe que
las partes convengan otras en las que acuerden un término dentro del cual deba ser
ejercitado el retracto bajo sanción de caducidad.
- Aparece en la Ley mencionada la referencia expresa al precio que en las
ventas a perpetuidad o sin tiempo determinado deberá satisfacer el vendedor que
utiliza el pacto de retro para recuperar el bien transmitido , que no es otro que los dos
tercios del valor real del bien en el momento de ser retraído . Obsérvese la identidad
con la primera parte de la vigente ley 578 del Fuero Nuevo .
- La referencia explícita al principio dispositivo que inspira todo el Derecho
navarro . Precisamente es este principio el que sirve de base para que esta ley -de
marcado alcance interpretativo- establezca el carácter imprescriptible de la carta de
gracia como más acorde con lo querido por las partes contratantes.
- La decadencia del carácter imprescriptible de tales cartas de gracia desde el
momento en que el vendedor o su causahabiente hubiese intentado el derecho de
2.
No vissima Recopilación, vol. J." en : Biblioteca de Derecho Foral , Pamplona, 1964, p. 131.
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retracto y el comprador o su causahabiente se hubiese opuesto, dejando transcurrir
treinta años.
- La calificación jurídica del retracto como «acto de mera facultad». Sin dar a la
misma una trascendencia que no tuvo en su origen , sin embargo no deja de llamar la
atención dicha calificación, que, por otra parte, se encuentra en el centro de la
polémica doctrinal sobre la naturaleza jurídica de esta institución.
4. LA CARTA DE GRACIA COMO DERECHO REAL DE ADQUISICION
Debemos preguntarnos ahora por la naturaleza jurídica de la carta de gracia,
dejando a un lado , por el momento , la venta con pacto de retro en función de
garantía.
La primera cuestión que se debe dilucidar es si nos encontramos ante un derecho
personal o real. Dentro de los derechos reales limitados, la doctrina ha distinguido
tradicionalmente dos tipos, los de goce y los de garantía. Este esquema clasificatorio
podría conducir al rechazo del carácter de derecho real de la carta de gracia; sin
embargo, los autores modernos han incluido dentro de esta clasificación un tercer
tipo, los derechos reales de adquisición. Este tertium genus, no obstante, no parece
gozar del beneplácito de toda la doctrina . Así, por ejemplo, Díez Picaza y Gullón
Ballesteros, al referirse concretamente a los derechos de tanteo y retracto, los califi­
can como simples facultades de adquisición, que deben ser englobadas dentro de los
derechos potestativos; son -dicen los autores citados- simples derechos de adquisi­
ción con un ámbito de eficacia que permite dirigirse contra terceros, pero ello no hace
posible la calificación de derechos reales , por cuanto que en ningún caso otorgan a su
titular un poder directo e inmediato sobre la cosa". Parece, pues, que la falta de
inmediación imposibilita la caracterización como real de este tipo de derechos.
Sin embargo, en opinión de Sancho Rebullida , que comparto, esta inmediación
no consiste tanto en la actuación directa sobre la cosa, cuanto en la actuación sobre
ella sin intermediación del propietario: los derechos de garantía sin posesión no
confieren poder de actuación directa sobre la cosa , sino mediatizada, pero no por el
propietario sino por el Juez, y nadie contesta su naturaleza real" .
La venta a carta de gracia da lugar , a mi juicio , a un derecho real limitado que
faculta al vendedor, o a quien de él traiga causa, para conseguir la transmisión a su
favor de una cosa, por quien fuera su dueño actual (comprador o tercero adquirente
de éste) pagando su precio .
Los derechos reales de adquisición responden a uno de estos dos modelos:
A) El tanteo y el retracto , que nacen -o , al menos, se ejercitan- con ocasión de
la enajenación de una cosa, y facultan a su titular para sustituir al adquirente (tanteo)
o subrogarse en su posición (retracto), pagando el precio correspondiente. Como
acertadamente advierte Roca Sastre, más que dos derechos diferentes, constituyen
dos fases o momentos de un sólos.
Interesa destacar de la definición anterior el hecho de que el tanteo y el retracto
se producen con ocasión de la enajenación de una cosa .
B) La opción de compra, que puede reservarse el vendedor, o atribuirse a una
persona con independencia de cualquier otro negocio o circunstancia, y que permite
3. Sistema de Derecho Civil, vol. 3.0, Madrid. 1978, p. 482.
4. Elementos de Derecho Civil, IIJ, vol. 2.°, Barcelona. 1980. p. 237 Y 238 . Si bien esta obra
corresponde sustancialmente al profesor LACRUZ BERDEJo, el capítulo dedicado a los der echos reales de
adquisición está redactado por el profesor SANCHO REBULLIDA..
5. Derecho Hipotecario, III, Barcelona. 1979, p. 586 Yss.
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forzar al dueño que por tiempo fuere de la cosa , a venderla al optante en determina­
do precio .
En este segundo modelo , el derecho real de adquisi ción opera con independen­
cia y al margen de cualquier acto de enajenación . Es , pues , dentro de la estructura de
la opción de compra donde se debe situar el der echo que deriva de la venta a carta de
gracia ; por el contrario, el retracto convencional o voluntario -que no debe confun­
dirse , a pesar de la term inología empleada , con el llamado «retracto convencional»
del Código civil- al que hace expresa referenci a la ley 460, se adecúa al prim ero de los
modelos señ alados.
Por otra parte, aunque acab o de pronunciarme por la configur ación de la venta a
carta de gracia dentro del mod elo de la op ción de compra , ello no significa qu e a
aquélla le convenga exactamente lo prev en ido en la ley 461, la cual cont empla el
derecho re al de opci ón no ya como estructura tipo dentro de los der echos de adquisi­
ción , sino como un concreto y det erminado derecho real de adquisición .
5. LA VENTA A RETRO: A) CARACTERIZACION LEGAL
En una primera apreciación puede señ alarse como el rasgo más característic o de
la regulación de est a institución en el Derecho navarro su relativa ext ensión , sobre
todo si se tien e presente que en el Cód igo civil ocupa un número significativamente
alto de artí culos , concretamente catorce . Sin embargo , pronto se comprende la ju sti­
ficación de la misma , que no es otra que la dispar regulación de la venta a carta de
gr acia en el Código y en el Fuero Nuevo .
En la ley 576 se establ ece su conc epto : «Po r el contrato de venta con pacto de
retro o a carta de gracia el vendedor se re serv a el der echo real de recuperar la cosa
vendida med iante el reintegro del precio recibido, los gastos de legítimo abon o y las
impensas necesarias y útiles ». De esta norma cabe destacar los aspectos siguientes:
- La venta a carta de gracia se configura como un a compraventa a la que se le
incorpora un pacto ; por tanto , más acorde con lo que ha sido la histori a de esta figura
que la caracterización que lleva a cabo el Código civil en el artículo 1506.
- Si bien el pacto de retro añadido a la venta es pur amente dispo sitivo , no tien en
en cambio este carácter las co nsecuencias u oblig aciones que aqu él comporta : a
saber, el reintegro del precio recibido, los gastos de legít imo abono y las impensas
necesari as y útiles. Se puede discutir si el reembolso de los gast os forma parte del
contenido institucional de la venta a retro o no, de tal modo que se imponga a la
voluntad de las partes, aunque considero que no conforme al princ ipio «pa ra rniento
fuero vienze ». Cuestión distinta es la relativa al reintegro del pr ecio ; este últim o
constituye una exigencia ineludible del pacto.
- Habla el Fuero Nue vo de «reservar» el derech o real de recuperar la cosa
vendida . El término reserva concita ide a de contemporaneidad . En efecto , para que
el pacto de retro despliegue su eficacia debe ser contemporáneo a la vent a; si no lo
fuera , estaríamos en presencia de otra figur a distinta a la venta a carta de gracia , y
co n efectos puram ente obl igacionales.
La contempo raneidad del pacto de retro tien e un alcance eminentemente con­
ceptual , no temporal , de tal modo que puede darse en dos escrituras sep aradas, en
un a de las cuales se recoja el pacto . En la sent encia del T .S. de 28 de junio de 1961 se
contempla un supuesto en el qu e la venta se realiz a coactiv amente por el Juzgado ,
como consecuencia de un proceso de eje cución par a la exacción de respon sabilidades
civiles, y dado que el otorgamiento de las escrituras lo hace el Ju ez, cuyas facultades
quedan limitadas a la finalidad del proceso , sin alcanzar el establecimiento de obliga­
ciones que sólo pueden tener origen voluntario , se establece la doctrina de que «no
existe obstácul o que impida a ésta s, al margen , pero paralelamente al proceso de
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ejecución y en relación directa con el contrato de venta o transmisión de bienes que
se iba a realizar y perfeccionar en dicho proceso , convenir la readquisición por el
vendedor y ej ecutado de las fincas objeto de transmisión en aquél, para el caso de
resultar adjudicatario de las mismas la otra parte, a cuya condición quedaba supedita­
da la efectividad del convenio»,
Más dudoso resulta que se pueda hablar de venta a retro cuando no sólo hay dos
escrituras, sino que además son sucesivas en el tiempo. En tal caso , la contempora­
neidad deb e entenderse en el sentido de una man ifestación de voluntad encaminada a .
la perfección de la venta y que tiene presente ya, como elemento de la misma , el
pacto de retro que habrá de concretarse en un documento po sterior; si así fuera, se
podría sostener que estamos ante un contrato de formación documental progresiva,
y, por tanto , único. En definitiva , ésta será una cuestión de interpretación: si se
considera que el pacto estaba presente en el momento de la perfección podremos
hablar de venta a carta de gracia ; en caso contrario , nos encontraremos ante una
promesa de venta con alcance obligacional,
- La ley 576 -a diferencia del artículo 1506, que prescinde de la calificación­
adjetiva el derecho como real , lo que obviamente facilita su car acterización jurídica y
evita posible s discusiones doctrinales sobre el tema .
- En el precepto comentado se habla de recuperar «la cosa vendida», sin que se
haga alusión alguna a bienes inmu ebles a lo largo de la regulación. Por eso , si el
Fuero Nuev o no distingue entre bienes muebles e inmuebles y no existe motivo
alguno para hacer tal distinción , parece correcto considerar que ambos pueden ser
objeto de venta a carta de gracia.
- La expresión «gastos de legítimo abono» parece más apropiada que su equiva­
lente del artículo 1518 «gastos del contrato y cualquier otro pago legítimo hecho para
la venta», que resulta redundante. Baj o esta denominación deben quedar comprendi­
dos todos los gastos que se or iginen por razón de la venta: certificación del Registro
para acreditar la liberación de cargas, escritura matriz y primera copia, inscripción en
el Registro, y cuantos otros se hubieran estipulado expresamente con cargo al com­
prador.
- El término «impensas» se empica en la ley 576 como equ ivalente al de gastos
empleado en otras leyes de la Compil ación, tal y como advierten en la nota corres­
pondiente los autores de la Recopilación Privada".
Por lo que se refiere a los gastos útiles, la jurisprudencia ha mantenido el crit erio
de que no se abonarán en la medida en que el comprador los haya realizado con la
intención de dificultar el ejercicio del pacto de retro",
El Fuero Nuevo guarda silencio sobre los gastos de ornato o lujo realizados en la
cosa . La pretensión del comprador que realiza este tipo de mejoras de ser restituido
de las mismas parece contraria a la buena fe, por lo que, en aplicación de los princi­
pios generales que inspiran la materia posesoria , el comprador tan solo tendrá el ius
tollendi, es decir la facultad de «retirarlas cuando puedan separarse sin menoscabo de
la cosa a que se hubiesen unido » (ley 506, párrafo segundo).
Respecto al reintegro de las impensas necesarias y útiles cabe preguntarse si el
comprador tendrá derecho de retención de la cosa mientras no le sea satisfecho por el
vendedor. La Compilación nada señ ala a este respecto ; y tampoco el Código civil. El
Código civil italiano , sin embargo , es muy explícito en este punto : «E n tanto no se
haya hecho reembolso de los gastos necesarios y útiles, el comprador tiene derecho a
retener la cosa)} (art. 1502, párrafo 2 ,°). En el Derecho español , y pensando en el
6.
7.
Ob. cit., p. 273.
Así, p.e ., sentencia 3-julio·1912.
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Código civil, Muciu s Scaevola sostuvo que si el retrayente , usando de un derecho de
retracto , consignara el prec io y los gastos del contrato y ofreciese abonar los gastos
necesarios y útiles tan pronto como los mismos se valorasen , en tanto este abono no
se efectú e el comprador tendrá derecho a retener la cosa, y ello -afirma- porque no
puede desconocerse , por lo menos , su cualid ad de buena fe y porque el ius retentionis
es un a atribución exclu siva de los poseedores con justo título y ánimo de dueño".
6. ...B) EL PLAZO Y EL PRECIO
El carácter person al o rea l de la acción der ivada del pacto de retrovendendo , la
licitud de este tipo de vent as junto con la duración del derecho a retra er constitu ye­
ron las cuestiones más debatidas a lo largo de la dilatada historia de esta figura , si
bien , y por lo que al Der ech o navarro se refier e, la Ley 40 aprobada por las Cortes de
Pampl ona de 1642 resulta especialmente escla recedora respecto del plazo , tal y como
hemos visto anteri ormente .
La corriente partidar ia de la impre scriptib ilidad del pacto de retro fue dur amen­
te combatida po r la doctrina y la jurisprudencia - relativas al Derecho castellano- que
precedió a la publicación del Código civil. El orden público fue la raz ón esgrimida por
los partidarios de la pr escripción; los mismos argumentos que abonan la existencia de
la prescripción en general , sirven y se ven reforzados cuando se trata de no dilatar
indefinidamente la situación de incertidumbre que el pacto de ret ro introduce en las
ventas, de ordinario , de fincas rústicas.
No obstante esta s consideracion es, el Fuero Nuevo , fiel a su tradición recogida
en la mencionad a Ley 40 de Cortes , contempla , j unto al pacto por tiempo determina­
do , el establecido de modo indefinido o perpetuo . La ley 577 de la Comp ilación
resulta, a este re specto, explícita: «E l derecho del vendedor a recup erar la cosa puede
establecers e por tiemp o determin ado , indefinido o perpetuo. Sólo se entenderá per ­
petuo si expresam ent e fuesen empledas las palabras «para perpetuo», «siempre »,
«cada y cuand o quisier e» u otras semejantes que indiquen claramente este car ácter ».
Con esta regula ción , el Fuero Nuevo se separa no sólo de los otros cuerpos legales
españoles -el C.c . establece un plazo máximo de diez años (art . 1508) ; la Compila­
ción catalana lo amplí a hasta treinta años (art. 326)- sino del resto de los Códigos
europeos: cinco años , el francés ; treinta para inmuebles y tr es para otros bienes , el
B.G.B. ; dos años para muebles y cinco para inmuebl es, el italiano de 1942 y el
portugués de 1966.
Si bien el Fuer o Nuevo , a diferenci a de otros textos normativos, contempla el
pacto de retro por tiempo indefinido o perpetuo , en tal caso la ley 583 establece que
«la acción para retraer pre scribir á a los treinta año s», lo que plantea la dud a sobre el
alcance de la norma: ¿estarnos ante un plazo de pr escripción o de cadu cidad ? En la
regulación del Código civil constituye éste otro de los puntos debatidos; sin embargo,
desde De Buen la doctrina se inclina decididamente por considerar que el plazo del
art. 1508 es de caducidad". Este es hoy también el criterio jurisprudencia!. La senten­
cia de 26 de en ero de 1952, en un supuesto en el que se ejercitaba el derecho de
retraer 17 años después del vencimient o del plazo , estable ció que en modo algun o es
viable la pretensión de hacer revivir el derecho al retracto convencional cuand o han
tran scurr ido much os años desde el vencimiento del plazo convenido par a retraer la
finca vendida sin haber ejercitad o el der echo a recuperarl a, pues en este supuesto se
produce irremisiblemente el fenecimiento del pacto de retro por cadu cidad , con for­
me a lo dispue sto en los art s. 1507 a 1509 del Código civil. El hecho de que se le
Código civil, T. XXIrI , Madr id , 1906, p. 830 Y831. .
Notas al curso elemen tal de Colin y Capitant, IV , Mad rid, 1925, p. 212; ho y, por lodos,
CANTERO. Comentarios al Código civil y Compilaciones Forales, T. XIX , Ed e rsa , p . 524.
8.
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califique como plazo de caducidad y no de prescripción hace que pueda ser apreciado
de oficio, tal y como señala la sentencia de 28 de junio de 1961.
Expuesta la tesis mayoritaria en la doctrina y dominante en la jurisprudencia,
siempre dentro de la regulación del Código civil, me inclino, sin embargo , a conside­
rar que en la Compilación navarra el plazo de treinta años a que se refiere la ley 583
es de prescripción, a diferencia de lo que sucede con la Compilación catalana en el
arto 326. Las razones son de índole muy distinta . Por un lado, el Fuero Nuevo utiliza
en líneas generales con evidente precisión aquellos términos que pueden ser suscepti- .
bles de diferente significado, en especial aquéllos que tienen su origen en una depura­
ción doctrinal, tal y como sucede con las expresiones «caducidad» y "prescripción »; a
este respecto resulta altamente significativa la ley 26 en la que se distinguen clara­
mente ambas instituciones, O la ley 458 en la que al referirse al plazo del retracto
gentilicio utiliza expresamente el término " plazo de caducidad». El ladillo «prescrip­
ción» que acompaña a la ley 583 es igualmente revelador.
Por otra parte , sostener que estamos en presencia de un plazo de prescripción se
aviene mejor con la tradición jurídica navarra . En efecto, la única ley que aborda el
problema se define claramente por la imprescriptibilidad , como hemos visto al estu­
diar los antecedentes de esta figura. El Proyecto de Apéndice de 1945 en su art. 177
señalaba con rotundidad el carácter imprescriptible del pacto de retrovenden do o de
carta de gracia perpetuo . Más matizada resultaba la ley 108 del Proyecto de Fuero
Recopilado : «E l derecho de carta de gracia por tiempo indefinido o perpetuo prescri­
birá únicamente a partir de un acto obstativo opuesto a su reconocimiento o ejerci­
cio»; la ley 323 de este mismo proyecto fijaba este plazo en treinta años. El Proyecto
de Fuero Recopilado se corresponde mejor con la Ley 40 de fas Cortes de 1642, al
contemplar el hecho obstativo como punto de referencia para el inicio de un plazo de
prescripción de [a acción para retraer. En la misma línea , la ley 602 de la Recopila­
ción Privada establece que «en [a carta de gracia por tiempo indefinido o perpetuo la
acción prescribirá a los treinta años a partir de un hecho obstativo». No obstante este
precedente inmediato , el Fuero Nuevo prescinde de la consideración del hecho obsta­
tivo y mantiene en treinta años el plazo de prescripción.
Finalmente , abona esta interpretación el propio tenor literal de la ley 577 . En
efecto, así como la afirmación legal de que «el derecho del vendedor a recuperar la
cosa puede establecerse por tiempo ... perpetuo » se aviene mal con la caducidad , no
sucede 10 mismo con [a prescripción . La caducidad presupone el nacimiento de un
derecho con un plazo de vida determinado, transcurrido el cual se extingue aquél; el
derecho de que se trata es de duración limitada. Este concepto queda reflejado con
precisión en la Compilación, en cuya ley 26 se dice que «las acciones que tienen un
plazo establecido no pueden ejercitarse después de transcurrido». La prescripción ,
por el contrario, significa la extinción de un derecho como consecuencia de su falta de
ejercicio, de su inactividad; se trata -dice Albaladejo- de que el derecho, si bien es de
duración ilimitada , solo sigue durando si no se le deja en desuso 10 . Parece, pues , que
el plazo a que se refiere la ley 583 es realmente de prescripción si nos atenemos a la
previsión legal de la ley 577 .
Aspecto íntimamente relacionado con el plazo es el referente al precio de la
retroventa , de manera particular si se tiene presente la posibilidad de pactar una carta
de gracia por tiempo perpetuo o indefinido , lo que, sin duda , provocará unas fluctua­
ciones importantes respecto del precio fijado en el contrato. En atención a estas
circunstancias - y en clara desviación de lo preceptuado en el art o 1518 del Código
civil-la ley 578 ordena : «Si el derecho de retraer se hubiere establecido a perpetuidad
o sin tiempo determinado, el retrayente deberá abonar los dos tercios del justo valor
JO.
Derecho civil, I , 2.°,1980, p. 523.
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ENRIQUE RUBIO TORRANO
de la cosa al tiempo de retraerla, siempre que esta cantidad sea superior al precio que
recibió ». Esta norma tiene su precedente en la ley tantas veces citada y recogida en la
Novísima Recopilación, en la que expresamente se señala que se computará «lo que
se compra por derecho en un tercio menos de lo que vale ». La ley 578 modifica para
el supuesto de venta a carta de gracia a perpetuidad o a tiempo indefinido lo que
establece la 576 con carácter general, es decir , «el reintegro del precio recibido», A
diferencia del espíritu que anima a la ley de la Novísima Recopilación , que no es otro
que compensar con un tercio del valor de la cosa el pacto de retro que grava .al
comprador, en el caso de la ley 578 se está pensando más en incorporar al precio a
reintegrar una referencia que actualice el valor en venta inicial y para ello se acude,
utilizando el precedente histórico, a la devolución de «los dos tercios del justo valor
de la cosa al tiempo de retraerla», añadiendo, a continuación, «siempre que esta
cantidad sea superior al precio que recibió». El tercio que resta del valor actual de la
cosa, que no es objeto de reintegro , sí bien recorta la actualización , constituye, por
una parte , un trato beneficioso para el vendedor en cuya atención se pacta esta venta
singular , y, por otra parte, compensa el beneficio obtenido por el comprador mien­
tras ha disfrutado de la cosa.
7. EJERCICIO DEL DERECHO DE RETRACTO
A. Carácter transmisible e hipotecable del derecho de retracto
El derecho de retraer es transmisible -tanto a título oneroso como gratuito- por
actos inter vivos o mortis causa, e hipotecable y adjudicable, salvo que se hubiese
configurado como personalísimo, tal y como dispone la ley 579 de la Compilación , en
su párrafo primero. Constituye, en definitiva, un valor económico , de ahí la posibili­
dad de su enajenación.
La formulación contenida en esta ley no es sino una explicación de lo que de
modo implícito se apunta en el Código civil, en los artículos 1514-2, 1515 Y 1516. Sin
embargo, merece especial atención y comentario la referencia que aquella norma
'hace al carácter hipotecable y adjudicable del pacto de retro, por la posible colisión
que la misma pueda producir con la Ley Hipotecaria . Veamos.
Conforme al número 8 del art. 107 ele la Ley Hipotecaria podrá hipotecarse «el
derecho de retracto convencional, si bien el acreedor no podrá repetir contra los
bienes hipotecados sin retraerlos previamente en nombre del vendedor , en el tiempo
en que éste tenga derecho y anticipando la cantidad que para ello fuere necesario»; a
continuación añade que «si el vendedor ejercita el retracto no sólo subsistirá la
hipoteca, sino que ésta recaerá directamente sobre los bienes retraídos». En la Ley
Hipotecaria anterior, el artículo 107 partía de la idea de que lo que se hipotecaba era
«lo que valgan los bienes más de lo que debe percibir el comprador si se resolviese la
venta »; se daba a entender que la hipoteca en tal caso se concretaba al mayor valor de
la finca . Ese modo de expresarse la Ley -apunta Roca Sastre- respondía a la concep­
ción equivocada de que lo que se hipotecaba era la finca, en la parte de valor
atribuida al derecho de retracto convencional!'. La nueva Ley podía haber cambiado
esta orientación ; sin embargo no ha sido así. Cuando la hipoteca del derecho de
retracto se vaya a ejecutar, el artículo 107-8 no permite que tal ejecución se produzca
en el sentido normal de la enajenación forzosa del expresado derecho hipotecado,
sino que, bajo la preocupación de que lo que se hipoteca por el vendedor o su
causahabiente es la finca en sí y no el derecho de retraer , exige que el acreedor
hipotecario ejercite «previa mente» el retracto para , una vez los bienes en poder del
deudor, proceder ejecutivamente contra ellos. Este rodeo ha sido criticado por com­
plicado e inútil, haciendo ver que lo procedente sería permitir que la ejecución
11.
RO CA S ASTRE
Y R OCA-S ASTRE
M UNCUN1LL. ob. cit..
IV, 1.", p. 531.
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hipotecaria se dirigiera directamente a la enajenación forzosa del derecho de retrac­
to. Si este derecho es perfectamente enajenable -dice Roca- no se comprende por
qué no se permite su enajenación directa por vía de ejecución hipotecaria'".
Las consideraciones efectuadas en el párrafo anterior se ajustan a una interpreta­
ción de la Ley Hipotecaria en consonancia con la regulación del retracto convencio­
nal en el Código civil. Sin embargo , en este punto el Fuero Nuevo incorpora un matiz
que puede salvar la crítica hecha al artículo 107-8; en efecto, la ley 579 no sólo califica
de «hipotecable» el derecho de retraer, sino también de «ad judicable» . Este último
adjetivo viene a salir al paso, a mi juicio, de una interpretación como la que se hace a
partir del artículo 107-8: ya no va a ser necesario que el acreedor hipotecario ejercite
previamente el retracto para proceder posteriormente contra los bienes del deudor;
con la expresión «ad judicable - se quiere indicar que no sólo es posible sino incluso
preceptivo proceder a la ejecución hipotecaria del derecho de retracto entendida
como enajenación forzosa de este derecho y su consiguiente «ad judicació n» al adqui­
rente .
Esta interpretación que , por un lado , parece la más acorde con el tenor de la ley
579, y, por otro, salva las críticas realizadas al correspondiente precepto de la Ley
Hipotecaria , podría verse comprometida puesta en relación con el artículo 149, 1-8 de
la Constitución, en el que se establece la competencia exclusiva del Estado en materia
de «ordenación de los registros e instrumentos públicos». Me explicaré. El significado
y alcance que he dado a la ley 579 de la Compilaci ón entra en colisión con la
ordenación que de la hipoteca del derecho de retracto ofrece la Ley Hipotecaria. Sin
embargo , una interpretación correcta de la excepción contenida en el texto constitu­
cional, acorde, por otra parte, con el amplio abanico de derechos reales que nuestra
Compilación contempla y con el sistema de numerus apertus que en ella se recoge':',
conduce a dejar fuera del ámbito del precepto constitucional el supuesto que estamos
estudiando 14.
La transmisibilidad del derecho de retracto encuentra , por último, su límite en el
carácter personalísimo con que las partes pueden revestir aquel derecho .
B. Ejercicio contra el comprador y sus causahabientes
Conforme af párrafo segundo de la ley 579 , el derecho de retracto se podrá
ejercitar «contra el comprador y contra todos aquellos que de él traigan causa ». El
carácter reipersecutorio , consecuente con su naturaleza de derecho real proclamada
en la ley 576 , queda perfectamente reflejado en la norma. Ahora bien, la finca que se
transmite -los bienes inmuebles son , por lo general, los objetos más frecuentes en las
ventas con pacto de retro- puede encontrarse en una doble situación, inscrita o no
inscrita.
¿ Quid iuris si la finca que se vende -y consiguientemente el pacto de retro- no
está inscrita? En tal caso , el tercero adquirente del comprador podrá ver resuelta la
titularidad de la finca adquirida si el vendedor retrayente ejercita su derecho en
tiempo oportuno y en las condiciones exigidas ; de este modo, la publicidad que
dimana de la posesión que con la cosa le fue transmitida decae frente a la previsión
legal.
Ahora bien, la protección del retrayente no es absoluta. En el Código civil, el
artículo 1510 deja a salvo «lo dispuesto en la Ley Hipotecaria respecto de terceros».
12. Ob . cit., p . 532.
13. Cfr. SA NCHO REBULLIDA . El sistema de los derechos reales en el Fuero Nuevo de Navarra , en:
Anuario de Derecho Civil, enero-marzo, 1974, p. 67 a 90.
14. Sobre el artículo 149, 1-8 de la Constitución y su incidencia en el Derecho civil nav arro puede
consultarse mi trab ajo, Competencia del Parlamento Foral en materia civil, en : «El Derecho navarro tras el
Amejoramiento del Fuero », Pamplona , 1985, p. 95·118.
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ENRIQUE RUBIO TORRANO
El Fuero Nuevo nada dice a es te respecto ; sin embargo , la publicidad registral se
impone no obstante la ausencia de dicha salvedad en la ley 576. Por tanto , si el
adquirente a título oneroso del comprador inmatricula la finca en el Registro y
publica su titularidad , pondrá en grav es dificultades al retrayente. En este caso , la
protección no vendrá por el artículo 34 de la Le y Hipotecaria , ya que no nos encon­
tramos ante un adquirente de titular inscrito , pero sí puede llegar de la man o del
artículo 32 de la misma Ley, dado que lo no inscrito , como es et caso del derecho de
retraer , no puede perjudicar a lo inscrit o , es decir , a la propiedad libre de cargas o
gravámenes \.';.
.
Por otra parte, se debe tener en cuenta el juego que ofrece el artículo 38 de la
Ley Hip otecaria , el cual establece una doble presunción de dominio y de posesión de
lo inscrito . La protección hipotecaria consecuente a esta presunción vendrá determi­
nada por el hecho de que el titular registral sea tercero o parte del negoci o . Si es parte
-es deci r , si el inmatriculante es el propio comprador con pacto de retro- y la adquisi­
ción re soluble no se hubiese hecho constar en el asiento, la presunción del artículo 38
decaer á frente a las pretensiones del retrayente , ya qu e se impondrá el rég imen
estrictamente civil. Por el contrario , si el inrnatriculante es el adquirente a título
oneroso del comprador con pacto de retro, el artículo 38 y las restantes normas del
sistema ofrecerán protección al mism o. Evidentemente , no podrá entrar en ju ego el
artícul o 34 de la Ley , dado que no se trata de un adquirente de titular inscrito , pero si
lo hará el 32 qu e se refiere a la protección del tercero medi ante la inoponibilidad de lo
no inscrito frente a lo inscrito.
Si la finca qu e se transmite con pacto de retro estaba inscrita , no ob stante la falta
de rem isión del Fuero Nuevo a la legislación hipotecaria , será el régimen jurídico
contemplado en ésta el qu e desplegar á toda su eficaci a.
¿Quid iuris si al inscribirse el acto traslativo no se hiciese constar en la inscrip­
ción el derecho de retracto en favor del vendedor? El régimen aplicable será igu al­
mente el hipotecario , de tal modo que el vendedor quedar á sin protección frente a los
terceros que adquieren del primitivo comprador y registralmente publiquen su titula­
rid ad como libr e . Hipótesis distinta es aquélla en la que inscrita la finca a nombre del
vend edor, ést e transmite y dicho acto transrnisivo no queda reflejado en el Registro
de la Propiedad; en tal caso, el comprador no podrá ha cer valer sus derechos ante un
posterior adquirente de buena fe que traiga su causa del vendedor e inscriba su
adquisición.
C. El pacto de retro y los acreedores del vendedor
Los acreedores del vendedor - dice la ley 581- no podrán ejercitar por su broga­
ción el derech o a retraer , sino que habrán de pr oceder judicialmente para cobrar sus
créditos con cargo a aquel derech o . Este pr ecepto presenta una dicción literal nota­
blemente distinta de su equivalente del Código civil, cuyo artículo 1512 orden a a los
acr eedores del vendedor no hacer uso del retracto convencional , sino después de
haber hecho excusión en los bienes del vendedor.
Si bien la norma del Código civil no ha merecido un a interpretación unán ime en
la doctrina española, la opinión mayoritaria sostiene qu e la misma supone una aplica­
ción a la venta a retro de la acción subrogato ria recog id a en el artículo 1.111 16 . Esta
int erpretación difícilmente puede ser aplicable a la norma for al que expresamente
15 . So bre la autonom ía del artículo 32 de la Ley Hipotecari o pu ed e con sultarse , LACRUZ-SANCHO.
Derecho Inm obiliario Registral, Barcelon a, 1984, p. 173 Y ss. Re sultan es pec ialme nte sug erentes las
apreciaciones de ALVAREZ CAPEROCHlPI sobre el art ículo 32 de la Ley Hipotecari a en su reciente obra ,
Derecho Inm obiliario Registral, Civitas, Madrid , 1986, p . 149 Y ss.
16. Por tod os, G ARCiA CANTERO . ob. cit .. p . 542.
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niega la posibilidad de la subrogación en el derecho a retraer a los acreedores del
vendedor , ordenando , en cambio , que «procedan judicialmente para cobrar sus cré­
ditos con cargo a aquel derecho ». Esta expresión resulta de difícil inteligencia. Si
consideramos, como así es, al derecho de retracto como un derecho dotado de un
valor económico , que se integra dentro del patrimonio del vendedor -transmisible ,
hipotecable y adjudicable, según la ley 579-1-, responderá junto con el resto de los
bienes «de l cumplimiento de las obligaciones» del vendedor, conforme al principio de
responsabilidad patrimonial universal establecido en el artículo 1911 del Código civil.
Esta afección al cumplimiento de las obligaciones del vendedor supondrá, en una
primera fase , la posibilidad de embargo del derecho de retraer. Esta , pienso, parece
ser la interpretación correcta del inciso final de la citada ley 581 17 •
Por otra parte , el término «acreedores», en plural , no debe llevar a concluir que
el procedimiento judicial entablado contra el vendedor deba ser realizado por todos
ellos; por el contrario, cualquier acreedor podr á proceder en defensa de su crédito
con cargo al derecho de retraer.
Del mismo modo, la palabra «vendedor» tampoco limita el procedimiento judi­
cial a los acreedores del mismo , sino que aquél se podrá iniciar, con carácter general ,
frente a los acreedores del actual titular del derecho de retraer, sea éste el vendedor ,
sus herederos o los cesionarios del derecho .
o.
Pluralidad de retraídos o de retrayentes
En el supuesto que podemos considerar normal , es decir , aquél en el que el
vendedor enajen a la cosa con pacto de retro a un único comprador, debe entenderse
que el pacto de retro es ind ivisible y, por tanto , no cabe su ejercicio sólo sobre una
parte del objeto vendido, Este es el alcance de la ley 580, párrafo primero , cuando
dice que «el comprador podrá oponerse al ejercicio parcial del retracto» , Ello no es
óbice para que , en virtud del principio dispositivo que inspira la totalidad del Fuero
Nuevo, las partes puedan convenir que el pacto de retro se ejercite sobre parte de la
cosa vendida , o que sea el vendedor quien elija entre retraer el todo o sólo una parte;
en tal caso, se producirá una comunidad de bienes entre retrayentes y retraído .
Enunciada la regla gen er al, a la que responde el párrafo primero de la ley 580,
esta misma norma contempla, de forma más compendiada que el Código civil , distin­
tos supuestos en los que se da una pluralidad de retraídos o retrayentes. Veamos.
La primera hipótesis se concreta en la existencia de un retrayente y varios
retraídos; a ella se llega bien porque el objeto vendid o tien e como destinatarios
varios compradores, bien porque aun teniendo un solo comprador , a éste le suceden
-in ter vivos o mortis caUSQ- varias personas. En este caso, el retracto podrá ejercitar­
se contra cada un a de las personas por su parte , según ordena el párrafo segundo de
la ley mencionada. Este precepto es semejante al artículo 1517 del Código civil, en su
párrafo primero , si bien má s amplio que él en cuanto no se limita a contemplar una de
las hipótesis posibles, concretamente la de una pluralidad «sobrevenida» de sujetos
pasivos'f. Interesa ahora detenerse en el verbo - «podrá», dice el precepto- empleado
por la norma ; en mi op inión , con él se quiere destacar que los distintos compradores,
o quienes de ellos traigan causa, no podrán imponer al retrayente que ejercite el
derecho por el todo, sin perjuicio, claro está, de los acuerdos que hayan podido
establecer las partes. Si el vendedor, en uso de la facultad conferida, se limita a
retraer una cuota-parte del objeto , subentrará en un estado de comunidad junto con
17. En el mismo sentido , aunque referida al artículo 1512 del Código civil, y. en opinión aislada,
CossJo . Instituciones de Derecho Civil, 1, Madrid . 1975. p. 371.
18. Como precedentes legales de esta norma , además del artículo 1577 del Código civil . cabe
mencionar el artfculo 1672 del Code y el artículo 1509 del Codice.
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ENRIQUE RUBIO TORRANO
el resto de los condóminos , sin que éstos puedan exigir que se les retraiga también su
parte.
Otra hipótesis la constituye la pluralidad de retrayentes; a ella respond e el
párrafo tercero de la ley 580, con mayor claridad y concisión que el Código civil: «Si
el derecho a retraer perteneciere conjuntamente a varias personas, cualquiera de
ellas podrá ejercitarlo solidariamente por la totalidad »!". La pertenencia conjunta del
derecho de retraer elimina el supuesto de hecho para el que está prevista la norma del
artículo 1516, a saber, el de una venta separada de partes indivisas ; en este caso, el
Código establece que cada uno de los copropietarios podrá ejercitar , con la misma
separación , el derecho de retracto por su porción respectiva , no pudiendo el compra­
dor obligarle a redimir la totalidad de la finca .
El supuesto que contempla el artículo 1516, y que queda fuera de la ley 580 ,
párrafo tercero, se concreta , realmente , en ventas distintas, sin relación entre ellas.
Cuando la venta se hace por separado y con independencia unos copropietarios de
otros -dice Manresa- cualesquiera que sean las ventajas que reporte e l evitar la
indivisión O comunidad , siempre resultaría muy violento el obligar a un acuerdo a
personas que separadamente han contratado, y mucho más violento el hacerles per­
der su derecho si el acuerdo no se lograra?". Si bien el Fuero Nuevo no contempla
esta hipótesis , parece razonable que la consecuencia jurídica sea la misma que recoge
el Código civil, y que responde a la consideración de vent as separadas y perfectamen­
te diferenciadas. La titularidad conjunta del derecho a retraer de la que hace depen­
der la ley 580 , en su apartado tercero , el ejercicio por la totalidad , puede provenir de
una venta conjunta de una finca indivisa por parte de todos los copropietarios, o de
una venta de una finca por su titular dominical al que suceden varios herederos.
También en este caso la utilización del verbo - ,(podrá», dice la ley- debe ser entendi­
da correctamente : la norma faculta a cualquiera de los cotitulares del derecho a
retraer a su ejercicio «por la totalidad»: esa facultad no debe ser interpretada en el
sentido de que el retrayente pueda elegir entre retraer el todo o sólo su parte, ello sin
perjuicio de los pactos a que puedan llegar las partes interesadas.
Cabe plantearse las consecuencias que el ejercicio solidario del retracto por la
totalidad lleva aparejadas para los no ejercitantes. Esta cuestión ha sido abordada
por la ley 580 que, a tal efecto , dispone: «Los cotitulares que no hubiesen hecho uso
de su derecho podrán recl amar del retrayente la parte que les corresponda en la cosa
retraída, dentro del plazo de treinta días a partir de la notificación, o dentro del
tiempo que falte para finalizar el plazo de ejercicio del retracto si este tiempo fuese
mayor, o dentro del plazo de un afio y día a contar de la notificación cuando el
derecho a retraer se hubiese establecido por tiempo indefinido o a perpetuidad». Si
en la venta a carta de gracia se hubiese establecido la posibilidad de prórrogas , el
ejercicio del retracto por uno de los cotitulares impedirá a los demás hacer valer
contra él nuevas prórrogas (ley 580, parro 3.", in fin e).
El cotitular que reclame del retrayente la parte que le corresponda en la cosa
retraída deberá abonarle la parte de precio correspondiente, más los intereses y
gastos, según establece el párrafo cuarto de la ley 580; ahora bien , estas partidas
deberán ser compensadas, en su caso , por Jos gastos originados por la cosa al compra­
dor .
E. Atribución de frutos
I
/
Respecto de la atribución de frutos en el ejercicio del derecho de retracto es de
aplicación la teoría general sobre adquisición de los mismos recogida en las leyes 353
y 354 a las que se remite la ley 583 .
19.
20.
En sentido seme jante , el parágrafo 502 del B.G .B.
MANRESA-BLOCH. Comentarios al Código civil español, X, 1.' , M adrid, 1969, p. 474.
- - - - --
- - - --
-
B II
8. LA VENTA CON PACTO DE RETRO COMO GARANTIA
Indicaba en las líneas introductorias de este trabajo cómo constitu yendo la venta
con pacto de retro en muchas ocasiones un a verdadera garantía, siendo así que esta
finalidad fue destacada por la doctrina anterior al Código civil, no aparecía , sin
embargo, reflejada en los Códigos decimonónicos. El Fuero Nuevo , por el contrario,
le dedica una atención especial en las leyes 475 a 480 inclusive ; ya antes, en la ley 463 ,
en sede de «disposiciones generales» sobre las garantías reales , se anuncia que «e l
cumplimiento de una obligación , o los efectos de su incumplimiento , podrán asegu­
rarse con .. . pacto de retracto».
La venta con pacto de retro en función de garantía ha venido tradicionalmente
calificada por un importante sector doctrin al como verdadero negocio fiduciario ,
como auténtica «fiducia cum creditore- ". Sin embargo , la Compilación navarra con ­
templa la fiducia de garantía como supuesto diferenciado del de la venta a carta de
gracia , al menos aparentemente : Por la fiducia de garantía -dice la ley 466- se
transmite al acreedor la propiedad de una cosa o la titularidad de un derecho median­
te una forma eficaz frente a terc ero ; cumplida la obligación garantizada, el transmi­
tente podrá exigir del fiduciario la retransmisión de la propiedad o del derecho
cedido ; el fiduciario, en su caso , deberá restituir y responder con arreglo a lo estable­
cido para el acreedor pignoraticio . ¿Constituye la venta con pacto de retro como
garantía un verdadero negocio fiduciario?
La figura del neg ocio fiduc iario tiene su mayor interés práctico y dogmático en la
llamada venta en gar antía. La calificación de esta venta como negocio fiduciario , dice
De Castro , se ha utilizado para la prot ección de encontrados intereses: primeramente
se acude a ella para legitimar el art ificio de los prestamistas, que desean contar con un
procedimiento que les proporcione garantías más cómodas y enérgicas que las de la
hipoteca y la prenda ; después, se empleará como explicación y medio de romper la
apariencia de enajenación hecha por el prestatario y de lograr la restitución de los
bienes confiados al pre stamista '",
La en ajenación pr oducida como con secuencia de este negocio no puede fundarse
en la vent a , ya que ésta es inválida al faltarle su propia causa (art. 1445); ha de
basarse, por tanto, en el pacto fiduciario extraño a la escritura de venta, por el que se
pone la cosa confiada en poder y posesi ón del fiduciario , a fines de garant ía" . La
titularidad del fiduciario resulta del pacto de fidu cia y de éste , en consecuencia , su
existencia y efectos.
La transmisión que se opera por la fidu cia de garantía se hace «mediante una
forma eficaz frente a terceros», según la ley 466, lo que supone que los terceros que
tr aten y contraten con el fiduciario no podrán ser perjudicados por confiar en la plena
eficacia de la titularidad dominical qu e el fiduciant e confirió al fiduciario , sin exterio­
rizar su limitada condición de fiduciario . Este tercero para merecer protección jurídi­
ca habrá de ser de buena fe y a títu lo oneroso, dada la inferioridad jurídica del título
21. Así , en tre otros , SAPENA TOM ÁS. A ctualidad de la «[iducia cum creditore», en R.D .N. , ju lio­
diciembre , 1957. Son de gran interés y permanent e actualid ad las atin adas o bservacio nes que respecto de
esta cuestión realiza el pro fesor DE CASTRO. El negocio jurídico , Madrid 1985, reedici ón , p . 429 Yss.
22. El negocio jurídico, p. 429.
23. La sentencia 8 mar zo 1957 distingue la verdadera vent a con pacto de retro respe cto del préstamo
con gara ntía de vent a (aunque aquí se pre sent e com o vent a con pacto de retro) , señalando que la finca
ven dida «no pasa automáticamen te a poder del acreedor , como en la compraventa a pacto de retro , al no
verific arse el retracto a su tiempo , sino que trat ándose de préstamo , incluso con plazo pactado , habrá de
perseguirse la garantía, una vez pron unciada y prob ada la falta de pago de capit al e intereses o bjeto del
préstamo».
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ENRIQUE RUBIO TORRANO
gratuito?". La pro tección de este tercero no ob sta a que se reconozca el carácter
meramente fiduciario de la enajenación en garantía ; la venta en garantía no transmite
realmente al fiduciario la propiedad de la cosa confiada , de aquí que no dé lugar al
ejercicio del derecho de retracto (colindantes, comuneros, etc.) O al de resoluci ón al
arr endamie nto del local de la empresa o negocio que se vendiera fiduciariamente .
Acabo de señal ar que la venta en ga rantía constituye , o puede constituir , un
verdadero negocio fiduciario que , como tal , tiene su asiento normativo e n la ley 466.
Corresponde aho ra ver si la venta con pacto de retro como garantía, regulada en .las
leyes 475 a 480, supone una especificación de la anterior o , por el contrario, presenta
rasgos que la hacen autóno ma e independ iente de la fiduci a .
Desde un punto de vista sistem ático , de ordenación dentro del Fu ero Nuevo,
cabe ofrecer argum entos en direcciones opuestas: se puede sostene r que la colocación
en dos capítulos diferent es -segundo y cuarto respectivamente , dentro del Título
XVII , del Libro Tercero-, refleja el criterio del legislador de distinguir y diferenciar
la figura de la fiduci a de la de la venta con pacto de retro en función de garantía ;
igualm ente , cabe m antener que [a intención del legi slador al separar en Títulos
distintos -el VII, para las garantías re ales , y el VIII , para las obligaciones en general-,
la venta con pacto de retro ordinaria y la en func ión de garantía , unificando dentro
del Título VIl tanto la fiducia co mo la venta co n pa cto de retro en funci ón de
garantía , refleja una aproximación de la figura en estudio a la fiduc ia, de la que
podría constituir un a manifestación o concreción . No parece , en definitiv a , qu e éste
sea e l camino adecu ado para contestar a la pregunta formulad a .
¿C abe sostener que la función de garantía que desempeña la venta con pacto de
retro , de la ley 475, causal iza de tal modo el neg ocio que lo ha ce per se fiduciario?
Una postura rotundament e afirm ativa supondría desconocer e l papel fundam ental
que en esta materi a desempeña el querer de las partes , por lo que siempre se debe
dejar a bierta la posibilidad de qu e los intervinien tes en el negocio jurídico con creto
digan la últim a palabra.
E l profesor De Castro en seña cómo la determinación del carácter fiduciario del
negocio es consecuencia de la realización de tres operaciones, íntimamente con exas
e ntre sí: establecimientos de los hechos a los que hay que atende r (pru eba) , deduc­
ción a partir de ellos del verdadero propósito de las partes (interpretación) y, final­
mente , en base de uno y otra, la clasificación y calificación jurídica qu e resulte más
adecuada a su verdadera naruraleza " . D e es tas operaciones , la relativa a la averigua­
ción del fin perseguido por las partes result a de cisiva y pu ede romper la, a mi jui cio ,
más que frecuente ecuación venta con pacto de retro como garantía-negocio fiducia­
no.
El negoci o fiduci ario supone la utilización abierta de una figura típica -en nues­
tro ca so , la compraventa- par a con seguir unos fines distintos y, de ordinario , men o­
res cual es la garan ü a/". En la vida práctica frecuentemente la venta con pacto de
24. DE CASTRO. ob . cit., p . 435.
25 . Ob. cit., P 439.
26 . LACR UZ BERDEJO pon e com o ejempl o de negocio fid ucia rio la llamada «transmisió n e n ga ra n­
tía », con forme a la cual , ante la solicitud de préstamo, e l prestam ista exige al qu e pr etende co ntratar co n él
que , en garantía de pré st amo, e n lugar de hipotecarl e sus finc as, le tran smita la propie dad de e llas ,
co mprome tié ndose a dev ol verlas cuando se le restituya el capital prestad o (Elem entos de Derecho Civil. 1:
Parle General del Derech o Civil, 3.", Barcelona. 1984, p . 226) . E n sentido semeja nte , la sente ncia 2 juni o
1982 (ponente Ca stro Ga rcía) -cuya cuesti ón capital planteada y debatid a e n la ins tancia ve rsa sobre la
pretendi da simulación abso luta de dos contrat os de compraventa- sien ta la do ctrin a siguiente : la sentencia
de la Sal a , con total resp et o a los hechos establecidos, int erpr et a los med ios de con vicción pa ra averiguar el
verdadero prop osito de los contratantes y calif ica el negocio encuadránd olo en la categoría que ent endió
más ad ecuada a su verd ad era naturaleza, que no es la de un sim ple préstamo dinerario, sino la de una
modali dad de"«fiducia m m creditore», la venta en garantía, con unos efectos en cuanto a titularidad del
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retro como garantía agotará en ésta su propia finalidad, es decir el querer de las
partes no irá más allá de pretender ap ortar una garantía suficiente que refuerce el
cumplimiento de un a obligación dineraria ; si así fuera , cabe concluir afirmando el
carácter fiduciario de est e negocio?". E sta afirmación se ve reforzada por la regula­
ción que de la figura ofrece el Fuero Nuevo .
El fiduciario no ad quie re la prop iedad material , o , si se prefiere , adquiere una
propiedad provisional y limitada de la cosa confiada; ésta, de alguna manera , sigue
siendo propia del fidu ciante , aunque con la carga de haberla dejado en garantía al
fiduciario , que queda en aparien cia como su dueño (lo que se ha llamado «propiedad
forrnal »). Esta distribución «rea lista), de poderes -dice De Castro- corresponde al
interés legítimo del fiduciante , pero también lib era adecuadamente de responsabili­
dad al fiduciario. Frutos naturales y civiles, accesiones de la cosa, etc. , corresponden
al fiduciante ; pero también el fiduciante - y no el fiduciario- pecha con la responsabi­
lidad por el impago de cargas y contribucion es , de los daños que ocasionen animales ,
heredad de caza , edificios , etc. 28 .
Pues bien, de un lado, la ley 584 de la Compilación establece qu e la venta con
pacto de retro o a carta de gracia por tiempo det ermin ado se presumirá como forma
de garantía real siempre qu e el vendedor continúe por cualquier título en posesión de
la cosa; y, de otro , en la ley 476 se re coge la presun ción de que en la venta con pacto
de retro como garantía «e l ve ndedo r tien e derecho a la pos esión y disfrute de la
cosa», a la vez que «está obligado al pa go de los gasto s , seguros y contribuciones por
razón de la misma». En las notas qu e aco m paña n a la Recopilación Privada se lee ,
respecto de la ley 488 que corresponde al conte nido de la actual 476, lo siguiente : est a
ley se basa en la consideración práctica de qu e el vendedor, de hecho , sigue siendo
propietario de la co sa y continúa así en su posesión y disfrute/",
R esultan , también , reveladoras del car ácter y a lca nce de la propiedad adquirida
por el comprador las expresiones que se utilizan e n las leye s 477 (<<no hará firme la
adquisici ón . .. » }, 478 (<< la adquisición firme .. .») y 479 (<< co nsumada la adquisi­
ción .. . »).
Es igualmente reveladora la exclusión de la rescisión por lesión en este tipo de
co mpra ve nta : la adquisición firme conforme a la ley anterio r no podrá ser rescindida
a cau sa de lesi ón en el precio (le y 478). La se pa ra ción en este punto del régimen
general de la venta a carta de gracia -leyes 503 ,2 y 578- es significativa. La explica­
ción que ofrec e n los autores de la Recopilación Privada refuerza el carácter fiduciario
qu e de o rd inario tendrá esta figura: la exclusión de la acci ón re scisoria -dicen- se
debe a que esta venta a retro no es compraventa sino verdadero pr éstarno".
Cabe conclu ir , en definitiva, afirmando el carácter de negocio fiduciario típico
(e n cuanto está previsto en la ley) de la venta con pacto de retro en garantía como
supuesto más frecuente , sin excluir la posibilid ad de que las part es le atribuyan un
valor distinto , es decir, como compraventa verdaderamente querida por ellas .
9. Conclusión
Nos preguntábamos al comenzar es te tr ab aj o si a la vista de la regulaci ón cierta­
mente pormenorizada de! llamado por el Código civil «re tracto convencional» ten ía
f iduciario que son los determinados po r el pa cto de [idu cia, del que no es dable prescindir (e l sub raya do es
mío) .
27. A RECHEDER.R. A pare ce mant en er una postur a co ntra ria , inclu yend o es ta figura dent ro de los
llam ad os negocios indirec tos [Co mpraventa con pacto de retro. Equilibrio de las prestacion es, en : A nua rio
de De re cho Civil, 1978, XXX l , p. 451].
28. Ob . cit. , p. 434.
29. R ecopilación Privad a.. . cit., p. 256.
30. os. cit. , p. 256.
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ENRIQUE RUBIO TORRANO
sentido -y , en su caso , cuál- [a llevada a cab o en el Fuero Nuevo, por cierto , con
notable extensión .
Son tres las razones que aparecen a lo largo de las páginas precedentes que
apoyan la conveniencia y el acierto de la regul ación de esta figura e n la Comp ilación.
Por una parte, el hecho de que ya se contemplara en nue stro Derecho histórico: la ley
40 de las Cortes de Pamplona de 1642, incorporada más tarde a la Novísima Recopi­
lación, no sólo hace referencia a esta institución, sino que refleja el uso frecu ente que
de la misma se lleva a cabo en la época . Por otra , la regulación que se recoge en el
Fuero Nuevo ofrece aspectos novedosos, o, cuando menos dist intos, respecto de los
que se contienen en el Código civil; piénsese, en el tratamiento del plazo, o en la
configuración jurídica del derecho de retracto a la hora de su hipoteca y adjudicación
(ley 579) , o a la hora de su ejercicío por los acreedores del vendedor (ley 581). Y,
finalmente , el Fu ero Nuevo presenta una ordenación sistemática de la figura más
completa que la que se contiene en el Código civil.
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