EL RENACIMIENTO En el Renacimiento se impuso una nueva concepción de la cultura y de la vida, que alcanzó todas las actividades humanas (el arte, la literatura, la ciencia, el pensamiento, la política, las costumbres...) y que fue gestando poco a poco un nuevo tipo de hombre y de sensibilidad: los homine novi, que no eran tan diferentes a como somos actualmente. Ello supuso una profunda transformación de la mentalidad medieval, que no se produjo con la misma intensidad ni al mismo tiempo en toda Europa. En Italia, ya a partir del siglo XIV, aparecen las primeras manifestaciones de la cultura renacentista. Tres autores: Dante Alighieri (1263-1321), Francesco Petrarca (1304-1374) y Giovanni Bocaccio (1313-1375) se convierten en las principales referencias de los escritores renacentistas de toda Europa. En el resto de Europa, el Renacimiento no surgirá hasta finales del siglo XV, mientras que en España tendremos que esperar al reinado de Carlos I (1517-1556) para que, con la revolución estética que implicó la obra de Garcilaso y Boscán, el Renacimiento triunfase plenamente. 1.1 El contexto socio-político Durante el siglo XV, el Feudalismo se desmorona en Europa. Persiste la división de la sociedad en tres estamentos (nobleza, clero y estado llano), pero la separación entre ellos no es tan rígida como en la Edad Media: la adquisición de riquezas y dinero permite ya una cierta movilidad social. El crecimiento de las ciudades –que se inicia en el siglo XIIl– implica la aparición de nuevas actividades económicas, que con el tiempo significará la aparición de una nueva clase social: la burguesía (un “burgués” era originariamente un habitante del “burgo” o ciudad). Será en las ciudades donde se irá desarrollando esta nueva concepción de la cultura que conocemos como Renacimiento: a los viejos ideales guerreros y religiosos de la nobleza, los mercaderes y artesanos (la nueva clase social en auge) los nuevos habitantes de las ciudades opondrán su propio sistema de valores: el trabajo, la valoración del esfuerzo, el individualismo, el valor del dinero, la importancia del bienestar material... 1 Aunque continúa siendo dueña de importantes haciendas y grandes extensiones de tierra, lentamente la nobleza va perdiendo poder económico y militar. Sin embargo sus privilegios se mantendrán en España hasta bien entrado el siglo XIX. El declive del Feudalismo fortalecerá el estado centralizado: se afianza el poder del rey, que, para restar poder a la nobleza, muchas veces se apoyará en la burguesía y en el estado llano. Así un motivo recurrente del teatro del Siglo de Oro (como vemos en Fuenteovejuna de Lope de Vega o en El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca) es el enfrentamiento entre un noble abusivo y sanguinario y el pueblo castigado y víctima, cuyas legítimas aspiraciones serán apoyadas por el rey. Con la centralización del poder en la monarquía, nacen los estados modernos: estados centralizados, unitarios y fuertes, controlados por un monarca absoluto. Los descubrimientos geográficos y el inicio de la expansión colonial, fortalecieron las monarquías europeas (España, Inglaterra, Francia...): el rey se convierte en emperador y rivaliza en autoridad con el Papa. Italia, en cambio, continuó divida en pequeñas ciudades-estado (Florencia, Venecia, Urbino, Nápoles, Milán...) en constante pugna entre sí. Pese a su debilidad política, es en esas ciudades-estado italianas donde se fragua la nueva civilización que conocemos por Renacimiento. 1.2 El problema religioso Frente a la religiosidad medieval –basada en el dogma de fe incuestionable y reforzada, en buena medida, por el miedo y la superstición, podemos observar desde el siglo XVI diferentes actitudes ante la experiencia religiosa: - Pervive la religiosidad tradicional. - Aparecen la primeras actitudes escépticas (agnósticas, ateas, paganizantes, indiferentes...). - Nuevos modos de vivir el Cristianismo, que dan un papel mucho más relevante a la intimidad (Erasmismo, Luteranismo, Misticismo...). Erasmo de Róterdam es el impulsor de una nueva religiosidad más auténtica, más personal y privada, donde se ensalza el contacto directo con Dios. Sus obras religiosas y literarias (Elogio de la locura, Enquiridión o imitación del caballero cristiano, Adagia, Apotegmas...) fueron leídas por un amplísimo público y tuvieron gran influencia: su huella en Cervantes y en los poetas místicos (Fray Luis de León, San Juan de la Cruz) es muy clara. Las líneas fundamentales del pensamiento erasmistas son: - Imitación de la vida de Cristo según indican los evangelios. - Tolerancia religiosa y pacifismo. - Religiosidad interior auténtica (critica la religiosidad popular y dogmática: reliquias, veneración a los santos...). 2 - Crítica al poder económico y político de la Iglesia. - Defensa del matrimonio de los sacerdotes. - Recomendación, siguiendo a San Pablo, de que el clero trabaje. Las ideas de Erasmo fueron el germen de la Reforma protestante de Lutero. Con Lutero –que defendía el libre examen (o interpretación personal de la Biblia) y la vuelta a una religiosidad primitiva– se rompe en 1519, la unidad del Cristianismo: muchos cristianos de diferentes países europeos (Alemania, Países Bajos, Suiza, Inglaterra...) se apartan de la iglesia católica A la Reforma Protestante, la iglesia de Roma responde con la Contrarreforma, que se inicia en el Concilio de Trento (1545-1563) y es firmemente apoyada por la monarquía española. La Contrarreforma, ante el pánico que provoca el contagio de las ideas protestantes, promulgó una serie de medidas represivas. Pondremos dos ejemplos: • 1558: Se prohíbe a los españoles estudiar en determinadas universidades europeas. • 1559: Índice de Libros Prohibidos. Lo mandó elaborar el inquisidor Fernando Valdés. Se prohíbe la lectura de Erasmo y Lutero, pero también muchas otras obras literarias, como El Lazarillo de Tormes o la poesía de Fray Luis de Granada. 1.3 La vida cultural El Renacimiento es un producto de la cultura urbana que, como consecuencia del desarrollo de las ciudades y de la aparición de la burguesía, se convierte a partir del siglo XV en hegemónica. La ciudad permite el ejercicio colectivo de la intelectualidad, gracias a la conjunción de diferentes factores, como el culto al libro, los planes de enseñanza, el proceso de laicización de los intelectuales: a) El culto al libro La invención de la imprenta (Gutemberg, 1450) permite la consolidación de una cultura de carácter libresco, en la que el conocimiento ya no es privilegio exclusivo de unos pocos elegidos. La pasión por el libro impreso se generaliza. En la primera mitad del siglo XVI se publican la casi totalidad de los clásicos grecolatinos, la obra de los padres de la iglesia, y numerosos autores medievales. Los libros de caballería se convierten en el género más popular: se imprimen más de 300.000 libros de este género. 3 Sin embargo, con la Contrarreforma y la aparición del “Índice de libros prohibidos” en 1559, el “libro libre”, que decía Góngora, desaparece. Desde entonces todas las obras que se publican tienen que pasar por un censor. b) Los planes de enseñanza En el siglo XVI se diseña un meditado “Plan de Estudios”, que pretende formar personas con una preparación sólida y divulgar al máximo el saber. En la escuela primaria –generalmente mantenida por los ayuntamientos– los niños aprenden a leer y a escribir, y la doctrina cristiana. Las niñas iban a la “Amiga”, donde sobre todo se les enseñaba las “labores” domésticas y principios de la economía familiar. Aunque el grado de analfabetismo global sigue siendo muy alto (a principios del siglo XVI sólo un 10 % de la población sabía leer y escribir), se consigue que en muchas ciudades la alfabetización alcance el 65%. Los mejores estudiantes (y los más ricos) pasaban a las escuelas de latinidad, una especie de bachillerato en el que se aprendía latín, gramática y se leía a los autores griegos y latinos. Se consideraba que la “gramática” (la competencia en el uso del lenguaje) debía ser la base de la actividad educativa, pues el pensamiento se manifestaba a través de la palabra. Casi todas las villas de más de 5000 habitantes tenían una de esas escuelas de latinidad, en la que enseñaban importantes humanistas. Su legado cultural fue importantísimo. Con la Contrarreforma, estas escuelas de enseñanza media fueron controladas por los jesuitas que impusieron la Ratio Studiorum, su propio plan de estudios: se impulsa el estudio de la literatura clásica, la retórica y el teatro, como eficaz medio de moralización y aprendizaje (el gran teatro barroco deriva en gran parte de estos modelos escolares). Más tarde, unos pocos privilegiados pasaban a la Universidad. Primero se cursaban estudios humanísticos generales (Gramática, Retórica, Dialéctica...), para pasar más tarde a las especialidades: Medicina, Teología, Derecho... Sin embargo, los nuevos intelectuales renacentistas sienten poca atracción por las universidades, pues consideran que la enseñanza escolástica (sistema de instrucción basado fundamentalmente en Aristóteles y los padres de la iglesia) las ha paralizado como centros de saber y conducido a un callejón sin salida. Surge, entonces, la necesidad de crear nuevos centros de enseñanza con una orientación más humanística y acorde con los tiempos: la Universidad de Cambridge, el Colegio de Francia, la Universidad de Alcalá... 4 c) La laicización de los intelectuales La protección financiera de los hombres de letra por un “príncipe”, –como pasaba en muchas ciudades-estado de Italia– o por un comerciante, industrial acaudalado o noble humanista (el llamado mecenazgo), libera a muchos intelectuales de la necesidad de conseguir una prebenda eclesiástica o de tener que trabajar en la enseñanza. La cultura deja de ser, poco a poco, monopolio del clero y surgen nuevas formas de sociabilidad intelectual; las solidates o asociaciones libres de hombres de letras. Sin embargo, paralelamente al entusiasmo por la vida en las ciudades (movilidad social, refinamiento de las costumbres, estímulos intelectuales...), surgen los primeros desencantos. Algunos autores, como Fray Luis de León, alertan contra los vicios y peligros de la ciudad (ese “andar desalentado” del que hablaba Fray Luis: envidia, intrigas, exceso de ambición, materialismo...). Esta actitud se consolida en el Segundo Renacimiento, donde se revitalizan los tópicos del Beatus IIle o del Menosprecio de corte y alabanza de aldea. Y es que justamente, el alejamiento del campo, permite elevar la naturaleza a la condición de mito. La vida rural se idealiza y su nostalgia se convierte en un motivo de la literatura y la iconografía plástica: los asuntos pastoriles y las escenas bucólicas inundan los cuadros y los poemas renacentistas. 5 2. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DEL RENACIMIENTO Intentaremos definir la nueva sensibilidad y la nueva concepción de la realidad que significa en Renacimiento, a través de tres de sus características más esenciales: el Clasicismo, el Antropocentrismo y el Vitalismo. 2.1 El Clasicismo y el Humanismo: la importancia de la cultura clásica grecolatina La revolución filosófica y estética que implicó el Renacimiento no hubiera sido posible sin el profundo estudio de los autores grecolatinos. De hecho, el propio nombre de este periodo, Renacimiento, hace referencia al renacer (volver a nacer) del espíritu clásico relegado durante la Edad Media Durante la Edad Media la cultura clásica no desapareció totalmente. De hecho, en algunos autores (especialmente del siglo XIV, como el Arcipreste de Hita o Don Juan Manuel) está muy presente, pero hará falta un cambio de mentalidad profunda para que pueda ser comprendido lo que la cultura clásica significa: una concepción de la vida y, en consecuencia, un arte centrados en lo humano. Eso es lo que aporta esencialmente el “renacer” de la cultura que se da en el Renacimiento: el paso de una cultura teocéntrica a una cultura humanista y antropocéntrica. Surge un nuevo concepto de intelectual: los humanistas o sabios dedicados a los studia humanitatis: Gramática, Retórica, Poética, Historia, Filosofía y, sobre todo, Lenguas Clásicas. Humanistas importantes fueron: Dante Alighieri, Francesco Petrarca, Lorenzo Valla, Pico della Mirandolla (en Italia), Erasmo de Róterdam (en Holanda), Tomas Moro (en Inglaterra) y Antonio de Nebrija, Juan de Valdés, Luis Vives y Sanchez Brozas, “El Brocense” (en España). Los nuevos intelectuales humanistas son conscientes de que el mundo está cambiando y de que ellos son decisivos en la gestación y divulgación de estas transformaciones. La cultura humanista parte de la idea de que el saber nos hace más libres y se asienta en dos principios fundamentales: • El conocimiento directo de las lenguas clásicas El humanismo tuvo una primera etapa marcadamente filológica. Los intelectuales no conciben la cultura sin un conocimiento profundo del griego, el latín y el hebreo (especialmente entre los humanistas cristianos). • Un nueva lectura de los autores clásicos Los grandes autores griegos y latinos se traducen, se editan, se estudian y se imitan. Entre los autores griegos destaca la influencia de Aristóteles (sobre todo las reflexiones estéticas de su Poética), mientras que Virgilio, Horacio y Ovidio, entre los latinos, se convierten en modelos de creación y conducta. De todos ellos aprenden los artistas renacentistas nuevos valores morales y sociales, y el que será el rasgo más definitorio del Renacimiento: el anhelo de armonía del hombre (consigo mismo, con los otros y con el universo), lo que sólo será posible potenciando el “logos” o capacidad racional del hombre. 6 La influencia del mundo grecolatino se hace patente también en lo temático: los pintores y poetas bucean en la mitología clásica (especialmente en las Metamorfosis de Ovidio) para desarrollar sus temas y preocupaciones. 2.2 El Antropocentrismo y la valoración de lo humano Los escritores humanistas extraen un mensaje esencial de los clásicos: la necesidad de reconocer y afirmar la dignidad del hombre, ese hombre que se valora como centro y medida del mundo (antropocentrismo), y dueño de su propio destino. Ese nuevo hombre aspira a conseguir la perfección y ello implica en desarrollo equilibrado de sus facultades físicas e intelectuales. En El cortesano de Baltasar de Castiglioni se expone el ideal del hombre renacentista: un hombre, a la vez, de armas y de letras, con amplios conocimientos artísticos, literarios, filosóficos, científicos y prácticos. El “homine novi” debía ser, además, diplomático y buen ciudadano. Este ideal de perfección no apostaba sólo por la belleza interior, debía también manifestarse externamente en una conducta exquisita: buenos modales, actitudes civilizadas y refinamiento delicado. Los intelectuales renacentistas hacen suya la máxima del comediógrafo latino Terencio (195159 a C): “Nada de lo que es humano me es ajeno”. Aspiran, por tanto, a conocer y desarrollar al máximo las potencialidades humanas. Esto tendrá su manifestación en diferentes ámbitos de la cultura: • Los pintores y escultores se apasionan por el estudio del cuerpo humano y, en sus obras, tratan de plasmarlo en toda su belleza. La obsesión de algunos artistas por trasladar el cuerpo humano al lienzo o reproducirlo fidedignamente en piedra, es paralela a los progresos de los estudios anatómicos, que tanto influyeron en el desarrollo de la medicina. En 1543 se publica el que podemos considerar el primer tratado de Anatomía: De humanis corporis fabrica de Vesalio. • Los poetas analizan minuciosamente sus sentimientos, especialmente los amorosos: el goce, el dolor, la queja, los celos, la desesperanza inundan los poemas de Petrarca, de Ausias March, de Garcilaso, que adquieren en ocasiones un marcado carácter introspectivo. • Los hombres nuevos necesitan explicarse el funcionamiento de las cosas a partir de la experiencia y el razonamiento. Se reivindica la curiosidad y el espíritu crítico, lo que les lleva a contemplar el pasado y el universo desde nuevas perspectivas: ya no se conforma con explicar los enigmas del universo con dogmas o “verdades” reveladas, buscan explicaciones racionales a los fenómenos y realidades que observan. 7 Lógicamente, las disciplinas científicas (la Química, la Física, la Astronomía, la Medicina, las Matemáticas...) experimentan un importante desarrollo. En algunos aspectos, el Humanismo renacentista se aleja tanto de la herencia medieval como de la Antigüedad clásica. Desde Leonardo da Vinci, por ejemplo, la experimentación se convirtió en el punto de partida de la ciencia, ello implica que, en diferentes disciplinas (Óptica, Acústica, Mecánica...) se cuestionen y se corrijan las teorías aristotélicas, hasta entonces todavía vigentes. Aparece la conciencia histórico-crítica. Nicolás de Maquiavelo, en El príncipe, busca en la historia enseñanzas prácticas que, al proyectarse en el presente, ayuden a los hombres entender el mundo que les rodea y a abandonar el papel de víctimas pasivas de los acontecimientos. Se impone, pues, una nueva concepción de la Historia, alejada de las teorías escolásticas que sometían la política a la religión. Lógicamente esta visión del mundo implica que se imponga un nuevo sistema de valores morales y sociales. Se reivindica ante todo la libertad individual (con su obligado equipaje de dudas y angustia), la fama (única posibilidad de vencer a la muerte), la exaltación de la belleza... 2.3 El vitalismo El mundo ya no se ve como un lacrimourum valle, ni como una mera etapa de transición hacia la vida eterna (“este mundo que es camino/ para el otro que es morada/ sin pesar”, decía aún Jorge Manrique en el siglo XV), el mundo es ahora un locus amoenus, un lugar lleno de maravillas que hay que descubrir, vivir y disfrutar. El homine novi aspira a integrarse armónicamente en esa naturaleza, que es fuente inagotable de belleza y de placer para los sentidos. No casualmente el Renacimiento es la época de los grandes descubrimientos geográficos y de los grandes viajes, que se apoyan en inventos tan importantes como la brújula, el desarrollo de la cartografía y la pólvora (fundamental para la conquista del Nuevo Mundo). El hombre aspira también a la felicidad en la tierra, que alcanzará en el amor, los placeres de los sentidos o la armonía con la naturaleza, pero también con el reto a la inteligencia y el cultivo de la sensibilidad que proporcionan el arte, la literatura, la filosofía o la ciencia. Se impone el tópico horaciano del Carpe Diem: “Vive el momento, no dejes escapar la juventud y la belleza”, que se convierte en un tema literario muy generalizado, que es tratado por numerosos poetas. El ansia de plenitud y felicidad lleva al intelectual humanista a la crítica del mundo existente y al ansia de renovación, lo que, a menudo, adopta la forma de utopías, entre las que destaca la famosa Utopía de Tomás Moro. Las utopías oponen al medio real la construcción de un mundo imaginario perfecto (resulta curioso y significativo que los planos de ciudades ideales se proyecten tomando como base las polis griegas). El contacto con el mundo clásico, los descubrimientos geográficos y el avance de los conocimientos científicos dan al hombre del Renacimiento gran confianza en sí mismo. El Renacimiento –por lo menos en su primera mitad– es una época de optimismo: el hombre piensa que el universo y la naturaleza están a su disposición y que, con la razón y la ciencia, podrá conocerlos y dominarlos. 8 Las artes y los oficios “Pero ahora tenéis que mirar de más cerca una cosa. Os engañaríais si creyereis que el trabajar solamente seis horas trae necesariamente la escasez. No es así en modo alguno. Esas pocas horas de trabajo, no solamente bastan, sino que aun son demasiadas para tener grande abundancia de todas las cosas que se necesitan para vivir cómodamente. Y lo comprenderéis mejor si consideráis cuán grande es la parte de la población que vive en la holganza en otros países. En primer lugar, casi todas las mujeres, que son la mitad de la población. Y donde las hembras trabajan, los varones suelen holgar en vez de ellas. Añadid la ociosa muchedumbre de los sacerdotes y religiosos, que así son llamados allí. Además, todos los ricos, especialmente los que tienen hacienda en tierras, a los cuales llaman hacendados y nobles, con sus criados, quiero decir esa caterva de jactanciosos vagos que van armados de pies a cabeza; y también los mendigos robustos y sanos que se fingen enfermos para encubrir su holgazanería. Veréis entonces que los que trabajan para que queden atendidas las necesidades del humano linaje son menos de lo que suponéis. Considerad ahora que bien pocos de esos que trabajan ejercen oficios necesarios. Donde el dinero es todopoderoso, hay que ejercer muchos oficios superfluos, los cuales sólo sirven para aumentar la suntuosidad y el desenfreno. Suponed que esa multitud de hombres que ahora trabaja se repartiese entre los pocos oficios real y verdaderamente útiles; entonces habría tan grande abundancia de cosas necesarias, que los precios, sin duda, serían demasiado bajos para asegurar el sustento de los trabajadores. Mas si, todos los hombres que malgastan el tiempo trabajando en oficios que no son útiles; si todas las personas que viven en el ocio, cada una de las cuales consume tantas cosas como dos trabajadores juntos, fuesen obligadas a trabajar, se tendría que trabajar muy pocas horas para hacer todas las cosas que se necesitan para vivir holgadamente y sin privarse de los placeres verdaderos y naturales”. (Fragmento de Utopía, Tomás Moro, 1516). ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS: - Galileo. Un film de Josep Losey, con guion de Bertolt Brecht (1974): http://www.youtube.com/watch?v=_w1I_2RsH-c - 1492. La conquista del paraíso. Película dirigida por Ridley Scott (1992): http://www.youtube.com/watch?v=fWK969rxQrY - Lutero. Película alemana del año 2003, dirigida por Eric Till: http://www.youtube.com/watch?v=FZjAL2h4xAk - Los Tudor, serie televisiva que cuenta la historia de la familia Tudor, la primera temporada habla del Reinado de Enrique VIII hasta su ruptura con la Iglesia. - El hereje. Novela de Miguel Delibes (1998). Traza con mano maestra un vivísimo retrato del Valladolid de la época de Carlos V, de sus gentes, sus costumbres y sus paisajes. El hereje es ante todo una indagación en las relaciones humanas en toda su complejidad; un canto apasionado a la tolerancia y la libertad de conciencia. Es también la historia de unos hombres y mujeres de carne y hueso en lucha consigo mismos y con el mundo que les tocó vivir; una novela inolvidable sobre las pasiones humanas y los resortes que las mueven. 9 3. ETAPAS DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL Primer Renacimiento: Corresponde, a grandes rasgos, al reinado de Carlos V (1517-1556) y es una época que destaca por su: - Optimismo: es la etapa de esplendor de la España imperial. Carlos V es emperador de España, Alemania, Países Bajos y de importantes territorios de Italia y América. - Apertura a la cultura europea, especialmente a los aires renovadores que llegan de Italia. - Mayor orientación laica de la cultura: los temas religiosos dejan de ser omnipresentes en las obras literarias y artísticas. El Erasmismo ejerce una gran influencia. Los brotes luteranos son, en cambio, duramente reprimidos todo el siglo XVI - Importancia del movimiento humanista: Antonio de Nebrija escribe la primera Gramática de la Lengua Castellana (1492), Juan de Valdés publica en 1536 Diálogo de la lengua. Principales autores y movimientos: La poesía italianizante es el movimiento literario más importante de esta época. Sus autores más destacados son Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Pervive, sin embargo, una tendencia tradicionalista en poetas que, encabezados por Cristóbal de Castillejo, se resisten aceptar las innovaciones que vienen de Italia. Encuadraríamos aquí la obra de poetas que empezaron a escribir en el siglo XV, como Juan del Encina o Gil Vicente. Segundo Renacimiento: Coincide con el reinado de Felipe II (1556-1598) y es un periodo marcado por: 10 - La crisis y el pesimismo: el desgaste que ha provocado la expansión imperial provoca una alarmante crisis económica. La mendicidad invade las ciudades. - Hermetismo: España se sitúa al frente de la Contrarreforma y cierra sus fronteras a toda influencia extranjera: se censuran gran número de libros, se prohíbe estudiar en algunas universidades extranjeras. - Religiosidad: Una nueva actitud ante el hecho religioso dará lugar a nuevos movimientos espirituales como el Ascetismo y el Misticismo. Principales autores y movimientos - Poesía Mística: Fray Luis de León y San Juan de la Cruz - Poesía Italianizante: Francisco de Figueroa, Francisco de Aldana, Fernando de Herrera - Narrativa: El Lazarillo de Tormes (1554) (Primera novela picaresca) / El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1605-1615. Transición entre el Renacimiento y el Barroco). 11 4. EL RENACIMIENTO PROBLEMAS EN ESPAÑA: ALGUNAS PECULIARIDADES Y En España, durante los reinados de Carlos I y Felipe II, pueden reconocerse muchos de las características del Renacimiento a las que hemos aludido antes: - Tras la incorporación de Canarias (1483) y el final de la Reconquista (1492), y la fusión de los reinos de Castilla y Aragón, España es un estado centralista, fuertemente controlado por una monarquía absoluta. - España ejerce una importante hegemonía en Europa (Alemania, Países Bajos, buena parte de Italia...) y el descubrimiento de América (1492) la convierte en la principal potencia de ultramar. - El Humanismo se impone en la península con gran fuerza: la imprenta empieza a funcionar muy pronto (el primer libro impreso es de 1474), las universidades de Alcalá y Salamanca son importantes centros humanísticos, el Erasmismo ejerce gran influencia y todas las artes alcanzan gran desarrollo. Sin embargo, subsisten viejos problemas que condicionan el desarrollo del Renacimiento en España: - El desmoronamiento del sistema feudal fue mucho más lento que en otros países de Europa: La nobleza seguía manteniendo un poder extraordinario (un ejemplo: el Duque del Infantado era dueño, en 1525, de 800 aldeas y 90.000 vasallos), la poderosa Mesta exporta lana a los Países Bajos en lugar de fomentar la industria textil autóctona, el desarrollo de la burguesía es lento, las riquezas que vienen de América se utilizan para financiar guerras exteriores (por motivos de religión muchas veces) y para la importación de productos manufacturados, la explotación de los campos es muy rudimentaria y deficiente (¡en 1506 Castilla llega a importar trigo!). 12 - Los prejuicios de casta condicionan el desarrollo económico y cultural. En 1492 los Reyes Católicos expulsaron a los judíos. Para no abandonar el país muchos judíos se vieron obligados a convertirse al Cristianismo, pero estos conversos y sus descendientes, fueron vistos con sospecha por los cristianos viejos y controlados estrechamente por la Inquisición. Los conversos tenían prohibido trabajar en la agricultura, por lo que se dedicaron preferentemente a la industria, al comercio (muchos de ellos fueron prestamistas) o ejercieron disciplinas más intelectuales, como Medicina o el Derecho. Por ello muchas de estas actividades económicas fueron vistas con recelo por los hidalgos. Los llamados judíos si no son convertidos deberán ser expulsados de el Reino (...) Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes. Edicto de expulsión de los judíos, Granada, 1 de marzo de 1492 - España sobrellevó el peso de la Contrarreforma y la lucha contra las “herejías” protestantes. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, toda la vida cultural es controlada por la Inquisición, lo que interrumpió actividades culturales que parecían muy prometedoras. Algunas peculiaridades del Renacimiento español son: - El eclecticismo. Aunque las innovaciones del Renacimiento italiano despiertan gran entusiasmo, sigue siendo notable la influencia de la poesía cancioneril del XV (en Garcilaso, por ejemplo). En el Segundo Renacimiento (en San Juan de la Cruz especialmente) el influjo de la poesía tradicional es muy importante. - La universalidad. Se cultivan con acierto todos los géneros y se tratan todos los temas: diálogos filosóficos, ficción imaginativa, ficción utópica, historia, teatro y, sobre todo, poesía lírica. - La gran influencia de Petrarca. El influjo de la obra del gran humanista italiano es muy importante (en el siglo XVI se hicieron 160 ediciones de sus obras) y se manifiesta en una doble dirección: por un lado, la influencia del Petrarca filósofo y moralista que escribe en latín (muy evidente ya en La Celestina (1499) de Fernando de Rojas), por otro, la del Petrarca poeta lírico, sin el que no hubiese sido posible la revolución estética de Boscán y Garcilaso. 13 5. LA REVOLUCION MÉTRICA DEL RENACIMIENTO La nueva sensibilidad y el nuevo concepto del mundo que surge en el Renacimiento necesitaba nuevos cauces formales para expresarse. Los viejos versos medievales (el dodecasílabo que utilizaban los poetas de los Cancioneros del XV –como el Marqués de Santillana o Juan de Mena– y el octosílabo del Romancero popular y de poetas tradicionalistas como Gil Vicente, Juan del Encina o Cristóbal de Castillejo) no se adecuaban a los ideales de introspección, claridad, suavidad, equilibrio y armonía que caracterizan la estética renacentista. Fue el embajador veneciano Andrea Navagero quien, en 1526, sugirió al poeta Juan Boscán que intentara escribir sus poemas en los nuevos metros y estrofas italianos. Boscán se decide a probarlo, pero sólo después de implicar en el proyecto a su amigo Garcilaso de la Vega. Y será en la poesía de Garcilaso donde las nuevas estrofas y los nuevos versos alcancen su aclimatación definitiva. Un célebre escrito de Juan Boscán recuerda estos hechos: Estando un día en Granada con el Navagero (...) tratando con él cosas de ingenio y de letras (...) me dijo que por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia. Y no solamente me lo dijo así, livianamente, más aún me rogó que lo hiciese. Partime pocos días después para mi casa y, con la largueza y soledad del camino, discurriendo por diversas cosas, fui a dar muchas veces en lo que Navagero me había dicho; y así comencé a tentar este tipo de verso (...) Pareciéndome, quizá con el amor de las cosas propias, que esto comenzaba a sucederme bien, fui poco a poco metiéndome con calor en ello. Mas esto nos bastara a hacerme pasa muy adelante si Garcilaso, con su juicio (...) no me confirmara en esta mi demanda. Y así (...), acabándome de aprobar con su ejemplo, porque quiso llevar también él este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos con más fundamento” La nueva métrica de tipo italianizante tiene como verso principal el endecasílabo, solo (soneto, octava, tercetos encadenados) o alternando con el heptasílabo (lira, estancia, silva...). El endecasílabo es un verso más reposado y sereno que el acelerado octosílabo de los romances o las coplas castellanas. Al ofrecer mayor amplitud se adapta mejor a la reflexión que intentan los introspectivos poemas renacentistas. Ello permite que los poemas sean menos artificiosos y más cercanos a la naturalidad de la estética renacentista. A la anhelada naturalidad contribuye también la sencillez de las rimas (otra herencia petrarquista). La aclimatación de los endecasílabos petrarquistas al castellano significó, pues, la incorporación a la poesía castellana de un nuevo ritmo (más fluido, más armónico, más sereno...) y de un nuevo tono (más suave, más intimista, más natural). Con ellos algunos poemas de autores renacentistas (de Garcilaso de la Vega, de San Juan de la Cruz, de Francisco de Aldana...) llegaron a estar muy cerca de la perfección. Sin embargo, acostumbrarse a este nuevo concepto del ritmo y del tono poético, no fue fácil: el tradicionalista Cristóbal de Castillejo llegó a decir que lo que escribían Boscán y Garcilaso “no se sabía si era verso o prosa”. Pero los nuevos versos –como la nueva estética, como la nueva visión del mundo– acabarían imponiéndose. Boscán y Garcilaso pensaban que el octosílabo, el verso más característico de la poesía popular, era el mayor enemigo del endecasílabo, pero en este aspecto se equivocaron. Rápidamente el octosílabo se apropió de los temas, el tono y la lengua poética del Renacimiento. Muchos poetas del Segundo Renacimiento (y no digamos del Barroco) utilizan ambos metros. En autores como Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Góngora y Quevedo, el romance cobra renovado auge y adquiere una ligereza y musicalidad nueva. Se crea incluso la Décima o Espinela, una nueva composición estrófica que tiene como base el octosílabo. 14 Teniendo como base el endecasílabo surgieron nuevas estrofas (terceto encadenado, lira, octava real, estancia), nuevos poemas (soneto, silva) y se cultivan diferentes géneros poéticos (canción, madrigal, égloga, epístola, elegía...). ESTROFAS Terceto encadenado Serie de tercetos que se encadenan por la rima ABA BCB CDC. Esta estofa se utiliza sobre todo en las Elegías, Epístolas, Sátiras y Églogas (Garcilaso la utiliza en la Égloga II) Lira Estrofa de 5 versos que combina endecasílabos y heptasílabos (7a 11B 7a 7b 11B). Introducida por Garcilaso en la Canción V, inspirándose en el poeta veneciano Bernardo Tasso. Es la estrofa preferida de Fray Luis de León y de San Juan de la Cruz Estancia Estrofa renacentista que combina de manera variable endecasílabos y heptasílabos. La rima la decide el poeta, pero una vez que opta por un esquema de rima lo mantiene en todo el poema. Garcilaso escribió en estancias la Égloga I Octava real Estrofa de 8 versos endecasílabos con el siguiente esquema de rima AB AB AB CC. La octava real es la estrofa épica por excelencia, aunque en series breves puede funcionar como canción y aislada sirve como epigrama. Garcilaso la utiliza en la Égloga III. Décima o Espinela ¡Oh fiera, dije, más que tigre hircana 11A y más sórdida a mis quejas que el ruido 11B embravecido de la mar insana! 11A eme entregado, heme aquí rendido 11B he aquí que vences: toma los despojos 11C de un cuerpo miserable y afligido 11B Yo pondré fin del todo a tus enojos 11C ya no te ofenderá mi rostro triste 11D mi temerosa voz y hundidos ojos 11C Égloga II (versos 563 a 571) ¿Adónde te escondiste 7a amado y me dejaste con gemido? 11B Como el ciervo huiste 7a habiéndome herido. 7b Salí tras ti clamando y eras ido 11B San Juan de la Cruz: Cántico espiritual Divina Elisa, pues ahora el cielo 11A que con inmortales pies pisas y mides 11B y su mudanza ves estando queda 11C ¿por qué de mí te olvidas y no pides 11B que se apresure el tiempo en que este velo 11A rompa del cuerpo y verme libre pueda, 11C y en la tercera rueda 7c contigo mano a mano 7d busquemos otro llano 7d busquemos otros montes y otros ríos 11E otros valles floridos y sombríos, 11E donde descanse y siempre pueda verte 11F ante los ojos míos 7c sin miedo y sobresalto de perderte. 11F Égloga I. Penúltima estancia Cerca del tajo en soledad amena 11A de verdes sauces hay una espesura 11B toda de hiedra revestida y llena 11A que por el tronco va hasta la altura 11B y así la teje arriba y encadena 11B el agua baña el prado con sonido 11C alegrando la vis y el oído 11C Estrofa de 10 octosílabos con rima consonante 8a8b8a8b8a8b8a8b8c8c. Debe su nombre a su creador: el poeta Vicente Espinel. 15 POEMAS Soneto Poema de 14 versos, formado por dos cuartetos y dos tercetos. La rima de los cuartetos es fija ABBA ABBA y la de los tercetos es libre. Los esquemas métricos más frecuentes de los sonetos de son CDC CDC, CDE CDE, CDC DCD El tema amoroso es el dominante en el soneto (lo como vemos en los 38 sonetos que escribió Garcilaso), está abierto mite todos los géneros: epitafio, mitológico (XXIX, XVII, XIII), panegírico, epistolar (XXXV). El soneto es el poema más emblemático de la poesía culta española y, junto a nuevos caminos y códigos, se sigue cultivando en la poesía contemporánea, como vemos en: Sonetos del amor oscuro de Federico García Lorca, 100 sonetos de amor de Pablo Neruda o, recientemente, el innovador Sonetos del útero de Óscar Curieses. Silva Poema no estrófico que, combina un número indefinido de versos heptasílabos y endecasílabos. Su rima es consonante y en ocasiones incluye algunos versos sueltos. La silva arromanzada (con rima asonante en los versos pares), fue una de las composiciones poéticas más características de Antonio Machado. Soneto XIII A Dafne ya los brazos le crecían 11A y en luengos ramos vueltos se mostraban; 11B en verdes hojas vi que se tornaban 11B los cabellos que el oro oscurecían; 11A de áspera corteza se cubrían 11A los tiernos miembros que aún bullendo estaban; 11B los blancos pies en tierra se hincaban 11B y en torcidas raíces se volvían. 11A Aquel que fue la causa de tal daño, 11C a fuerza de llorar crecer hacía 11D este árbol que con lágrimas regaba. 11E ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, 11C que con llorarla crezca cada día 11D la causa y la pasión por que lloraba! 11E Garcilaso de la Vega Soledad Primera (fragmento) Agradecido, pues, el peregrino, deja el albergue y sale acompañado de quien lo lleva donde, levantado, distante pocos pasos del camino, imperioso mira la campaña un escollo, apacible galería, que festivo teatro fue algún día de cuantos pisan faunos la montaña, Luis de Góngora 16 GÉNEROS POÉTICOS Canción Poema de tema amoroso de origen trovadoresco, que consta de un número indeterminado de estancias o liras. La última estrofa siempre es un envío a la amada. Garcilaso escribió 5 canciones: las cuatro primeras en estancia, la quinta en liras. Más tarde se introdujo la “canción heroica”, que imitaba las odas del poeta griego Píndaro. Madrigal Poema de tema amoroso similar a la canción, pero más breve. Combina versos endecasílabos y heptasílabos. Poetas del 27 –como Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Gerardo Diego– escribieron sugerentes y atrevidos madrigales. Hágate temerosa el caso de Anajérete, y cobarde, que de ser desdeñosa se arrepintió más tarde; y así su alma con su mármol arde Estábase alegrando del mal ajeno el pecho empedernido cuando abajo mirando, el cuerpo muerto vido del miserable amado allí tendido Garcilaso de la Vega. Canción V Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados ¿por qué si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos Gutierre de Cetina (s.XVI) Égloga Poema de ambientación pastoril y bucólica, que suele contener diálogos poéticos. Bajo pseudónimos pastoriles (Salicio, Nemoroso, Albanio, Tirreno, Alcino...) solían esconderse personas reales que confiesan sus problemas sentimentales. El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores de pacer olvidadas, escuchando Garcilaso de la Vega: Égloga I (versos 1-5) El primero que trató de adaptar al castellano las églogas del poeta latino Virgilio fue Juan del Encina. Pero fue Garcilaso quien, siguiendo los modelos de Virgilio y del poeta renacentista Sannazaro, llevó el género a su plenitud. 17 Epístola Escrito en forma de carta dirigido a una persona conocida, a lectores indeterminados o a un personaje de ficción. Pueden presentar diferentes formas: epístolas personales, epístolas-ensayo (reflexionan sobre un tema político, social o literario)... Señor Boscán, quien tanto gusto tiene de daros cuenta de los pensamientos, hasta las cosas que no tienen nombre, no le podrá faltar con vos materia, ni será menester buscar estilo presto, distinto d’ornamento puro tal cual a culta epístola conviene La epístola procede de la tradición greco-latina (Horacio, Cicerón, Ovidio) y bíblica (epístolas de los apósteles Santiago, Pedro, Juan, Pablo... a sus discípulos). Garcilaso de la Vega: “Epístola a Boscán” Escritas en verso o en prosa, en el Renacimiento y en el Barroco adquieren gran auge. Boscán, Garcilaso, Aldana escribieron interesantes epístolas poéticas, pero entre todas destaca la “Epístola Moral a Fabio” de Fernández Andrada. Ejemplo de narración epistolar es El Lazarillo de Tormes y muchas novelas picarescas. Elegía Poema de origen gracolatino (Calímaco, Cátulo, Propercio, Ovidio) con el que se expresa un sentimiento de tristeza, ante la muerte de una persona o ante una calamidad colectiva (guerras, catástrofes...) La elegía ya es un género arraigado en la literatura medieval (aparece en autores del Mester de Clerecía, como Berceo y Juan Ruiz y alcanza su perfección en el siglo XV en Las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique). En el s.XVI a la influencia de los poetas clásicos, se suma la de los autores del Renacimiento italiano, especialmente Petrarca. Yo te prometo amigo, que entre tanto que el sol al mundo alumbre y la oscura noche cubra la tierra con su mano, y en tanto que los peces en la hondura húmeda habitarán del mar profundo, y las fieras del monte a la espesura, se cantará de ti por todo el mundo. Garcilaso de la Vega: “Elegía al Duque de Alba en la muerte de Bernardino de Toledo” En la poesía contemporánea hay hermosísimas elegías, como la “Elegía a Ramón Sijé” de Miguel Hernández o la que Machado le dedicó a García Lorca. 18 6. LA POESÍA ITALIANIZANTE DE TEMA AMOROSO El Renacimiento no fue únicamente una revolución métrica. Los nuevos versos y estrofas eran, ante todo, esos cauces formales diferentes que, para poder expresarse, precisaba la nueva sensibilidad que se estaba imponiendo. Una vez más, el contenido y la forma son inseparables. En cuanto a la temática (como veremos más a fondo en Garcilaso), el legado de la poesía italiana es también importantísimo. De los Cancioneri de Petrarca proceden las tres grandes líneas temáticas de los poetas italianizantes del XVI: - El análisis introspectivo de las relaciones amorosas - La visión idealizada de la naturaleza - Los motivos mitológicos (los poetas seleccionan aquellos que mejor permiten explorar los sentimientos amorosos: Hero y Leandro, Orfeo y Euridice, Dafne y Apolo, Venus y Adonis, Faetón, Ícaro, Anaxarete..) Los poetas tradicionalistas dirigieron sus críticas también a la temática de los poetas italianizantes. Se rieron, por ejemplo, de que Boscán y Garcilaso volcaran tan abiertamente su intimidad en los poemas, pues pensaban que esta poesía de corte intimista sólo podía interesar a las mujeres, a las que consideraban un público inferior. A este reproche contestó así Boscán: ¿Quién ha de gastar el tiempo en responderles? Tengo yo a las mujeres por tan sustanciales (...) que quien se pusiese a defenderlas, las ofendería”. La revolución poética encabezada por Garcilaso fue asumida por otros poetas del siglo XV, algunos de ellos muy interesantes: Hernando de Acuña, Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina, Francisco de Figueroa, Andrés Fernández de Andrada, Francisco de Aldana y Francisco de Herrera. 19 7. GARCILASO DE LA VEGA La vida de Garcilaso de la Vega (Toledo, 1501-Niza, 1536) responde claramente al modelo propuesto por Baltasar de Castiglioni en El Cortesano: un valiente hombre de armas y un exquisito hombre de letras. Miembro de la más distinguida nobleza, Garcilaso participó en numerosas campañas militares y llegó a ocupar destacados cargos al servicio del emperador. Sin embargo, sus poemas no revelan una inclinación por el mundo de las armas. Sólo en un soneto dirigido a Boscán, el XXXV, hay una referencia significativa a la guerra, pero es una guerra pasada (significativamente de la época clásica: la destrucción de Cartago) y se alude a ella como metáfora de los peligros íntimos de la guerra de amor. Garcilaso poseía un espíritu refinado y una esmerada educación: sabía griego, latín, italiano, francés... Durante su estancia en Nápoles se impregnó con plenitud del espíritu renacentista italiano. Se casó, por consejo del emperador Carlos V, con Elena Zúñiga, con la que tuvo seis hijos. Pero el gran amor de su vida fue Isabel Freyre, dama portuguesa a la que conoció en las bodas del emperador y a la que consagró casi toda su obra. La indiferencia de Isabel –que se casó con otro hombre en 1529– y su temprana muerte –de parto, en 1534– están en el origen de la experiencia de amor imposible, del “doloroso sentir” que tanto conmueve al lector en los versos de Garcilaso. En 1531, Garcilaso acude como testigo a la boda de un sobrino, cuyo padre había liderado la guerra de los comuneros. Garcilaso desobedece con ello las órdenes expresas del emperador Carlos V, por lo que es detenido y condenado al destierro. Un destierro que cumple primero en una isla del Danubio y, posteriormente, en Nápoles. De esta “caída en desgracia” hay curiosas referencias en sus versos: “Muerte, prisión, no pueden ni embarazos/ quitarme de ir a veros” (Soneto IV) “Con manso ruido/ de agua corriente y clara/ cerca del Danubio una isla” (Canción III), En Nápoles, Garcilaso se relaciona con los intelectuales renacentistas de la época y alcanza su madurez expresiva. Es entonces cuando escribe sus mejores versos (las églogas I y III, la canción V...). A esta época se atribuye su fugaz idilio con una dama napolitana, que reflejará en algunos sonetos (XXVIII, XXX). 20 En 1535, Garcilaso de la Vega parece haber recuperado de nuevo el favor real y participa en diferentes batallas. A consecuencia de las heridas recibidas en una de ellas (el asalto a la fortaleza de Muy, en Provenza) muere todavía muy joven, a los 35 años… 7.1. LAS BASES DE LA POESÍA DE GARCILASO: EL AMOR CORTÉS Y EL DOLCE STIL NUOVO. En la poesía de Garcilaso se funden de manera muy sutil dos tradiciones poéticas: el Amor cortés de la poesía de los Cancioneros del XV (última manifestación de una larga corriente de la poesía culta, que arranca de los trovadores provenzales del siglo XIII) y la apuesta renovadora el Dolce Stil Nuovo de la poesía italiana del Renacimiento. 7.1.1. EL AMOR CORTÉS Algunos rasgos del Amor Cortés, especialmente patentes en la primera etapa de la obra de Garcilaso son: • El amor imposible La conciencia de la imposibilidad del amor, herida que reaviva constantemente el desdén de la amada, provoca en el poeta reacciones muy diversas que van de la conformidad melancólica y derrotada, a la lucha decidida de quien no acepta rendirse: Las más veces me entrego, otras resisto con tal furor, con una fuerza nueva que un monte puesto encima rompería (soneto XXVI) • El código cortés del silencio Garcilaso hereda de la poesía cancioneril el motivo del silencio y del secreto, tan característico del código amoroso de los trovadores, por ello no desveló nunca la identidad de su amada. La “ley del secreto” le lleva a Garcilaso a tantear diferentes procedimientos de ocultación, algunos ya muy cercanos al arte dramático. Así, en la Égloga I, Garcilaso se desdobla en dos pastores (Salicio y Nemoroso), que lamentan sus desdichas por su ingrata dama: Isabel, oculta y desdoblada en dos nombres (Galatea y Elisa). Garcilaso descubre así las inmensas ventajas de las máscaras. Por ejemplo: Salicio, al quejarse de la cruel indiferencia de Galatea, lamenta que su canto no sea capaz de conmoverla, aunque –como el de Orfeo– haya sido capaz de enternecer a la naturaleza entera: a las piedras, a los árboles, a las aves, a las fieras. ¿Sería capaz Garcilaso de afirmar directamente eso mismo de su canto, de su poesía? Con mi llorar las piedras enternecen su natural dureza y la quebrantan los árboles parecen que se inclinan; las aves que me escuchan, cuando cantan con diferente voz se condolecen y mi morir cantando me adivinan; las fieras se reclinan su cuerpo fatigado, dejan el sosegado sueño para escuchar mi llano triste. Tú sola contra mí te endureciste, los ojos ni siquiera volviendo a lo que tú hiciste 21 Salicio y Nemoroso son y no son Garcilaso. Son dos pastores, pero también espectros simbólicos de un momento de la relación de Garcilaso e Isabel Freyre: Salicio es el amante desdeñado (Garcilaso, de 1526 a 1533), mientras que Nemoroso representa a Garcilaso destrozado por el dolor tras la muerte de su amada en 1534. Galatea y Elisa son, como decíamos, un desdoblamiento de Isabel Freyre. Galatea es el nombre que Teócrito le da a la amada imposible del cíclope y también el nombre de una de las heroínas de Virgilio. Elisa es un anagrama que, suprimiendo la “b” y ordenando las letras de manera distinta, oculta el nombre de Isabel. El código cortés del silencio y la reserva amorosa aparece también en la canción V y en diferentes sonetos, como el XXVIII: De tan hermoso fuego consumido nunca fue corazón. Si preguntado soy lo demás, en lo demás soy mudo • El amado sometido a la dama En la Poesía del Amor Cortés hay una proyección de la relación de vasallaje a la experiencia amorosa. La mujer pertenece a un estadio muy superior al del hombre: es la “señora”. En diferentes sonetos, Garcilaso se refiere a la amada como señora (De cualquier mal pudiera socorrerme/ con veros yo, señora, soneto II) Ante ella el amante debe comportarse como si fuera un humilde vasallo y, en un principio, es “obligación” de la amada-señora despreciar cualquier señal de amor que el enamorado muestre. El enamorado debe hacerse merecedor del amor de la amada: con infinita paciencia debía emprender un largo proceso de “servicio”, durante el cual la amada pone a prueba la profundidad de su amor. El rechazo, el desprecio, la cruel indiferencia de la amada provocan en el enamorado un profundo dolor que, paradójicamente, le perfecciona espiritualmente. Para conseguir los favores de la amada, el poeta debe ser cada vez mejor: vivir con plenitud el amor (“ya sólo en amar es mi ejercicio”, dirá San Juan de la Cruz) y saber manifestarle a la amada-señora su adoración (lo que dota de un nuevo sentido la creación poética), conjugar la “pasión” con la “mesura” (que no era sinónimo de castidad sino de moderación y serenidad), estar dispuesto por la amada a perder la libertad, a ser siervo, a estar cautivo, a enfermar, a enloquecer e incluso a morir. El amado se entrega a su dama que, como el señor feudal con sus vasallos, puede hacer lo que quiera con él: recompensarlo y corresponder a su amor (con la entrega simbólica de alguna “prenda” de amor o “galardón”, equivalente al anillo del pacto vasallático), castigarlo sin piedad e, incluso, conducirlo a la muerte (“a vuestras manos he venido/ do sé que he de morir tan apretado”, soneto III). • Sufrir por amor es un tormento deseado El Amor Cortés tiene un tono marcadamente masoquista. El enamorado sufre terriblemente y ello explica los tópicos negativos asociados al lenguaje amoroso: fuego, locura, prisión, muerte... Sin embargo, el sufrimiento de amor es un dolor que da placer, pues, cuanto más sufre el amante, más queda demostrada la profundidad de su amor: el dolor puede ser, entonces, gozoso. De ahí los sentimientos contradictorios asociados a las vivencias amorosas: el amor es infierno y gloria, muerte y vida, deseo y renuncia... El poeta prefiere pasarlo mal a olvidar a la amada altiva, por eso se resigna a una vida de intenso sufrimiento: 22 Así paso la vida acrecentando materia de dolor a mis sentidos, como si la que tengo no bastase A veces, el enamorado no puede soportar tanto sufrimiento y desea la muerte o el olvido como liberación. Así en el Soneto I, el dolor de amor es tanto que parece condenar al enamorado a la muerte, pero curiosamente el poeta no se lamenta de que vaya a morir, sino de que con la muerte se acaben también el amor y los “cuidados” (sufrimientos) asociados necesariamente al amor (“sé que me acabo y más he yo sentido/ ver acabar conmigo mi cuidado”) • El poeta vive escindido en una cruenta lucha interior El apasionado amor del poeta se estrella contra la inconmovible insensibilidad de la amada (hay todo un campo semántico con la que Garcilaso la define: aspereza, sequedad, hielo, mármol, piedra...) y ello provoca en el enamorado un cúmulo de actitudes y sentimientos contradictorios, que lo sumen en una desgarrada y a veces sangrienta lucha interior: “...mis sentidos/ están, en vuestra ausencia, y en porfía (...) nunca entre sí los veo sino reñidos:/de tal arte pelean noche y día/ que sólo conciertan en mi daño”. En la canción IV y en el soneto I y IV, Garcilaso desarrolla muy explícitamente este tema. En los cuartetos del soneto IV, por ejemplo, observamos como el poeta se debate entre la “esperanza” y la “desesperanza”, entre “levantarse” y “caer”, entre el “bien” y el “mal”, entre “la bonanza” y la “miseria de su estado” (la antítesis se convierte en un recurso perfecto para expresar la íntima contradicción del poeta). Sin embargo en los tercetos, el deseo incontenible de “ver” a la amada genera en él una energía sobrenatural, que le hace sentirse capaz de “romper un monte a fuerza de brazos” y vencer todo aquello que le separa de la amada: “muerte”, “prisión”, “embarazos” Un rato se levanta mi esperanza: mas, cansada de haberse levantado, torna a caer, que deja, mal mi grado, libre el lugar a la desconfianza. ¿Quién sufrirá tan áspera mudanza del bien al mal? ¡Oh corazón cansado! Esfuerza en la miseria de tu estado; que tras fortuna suele haber bonanza. Yo mismo emprenderé a fuerza de brazos romper un monte, que otro no rompiera, de mil inconvenientes muy espeso. Muerte, prisión no pueden, ni embarazos, quitarme de ir a veros, como quiera, desnudo espíritu o hombre en carne y hueso. 7.1.2 LA POESÍA RENACENTISTA ITALIANA Dante, Petrarca y los poetas del “Dolce Stil Nuovo” influyen de manera decisiva en la poesía de Garcilaso y a su influencia debemos, seguramente, sus mejores poemas. Su influjo es evidente en importantes aspectos, tanto temáticos como formales: 23 • La idealización de la mujer La poesía de influencia petrarquista enseña a los hombres el arte del “buen amor”: se ensalza el amor como una actitud espiritual, que va más allá de la pasión inmediata y puramente impulsiva, aunque la llama incontenible de los cuerpos sobrevive entre los rescoldos del fuego aparentemente amortiguado. En esta religión del amor que perfecciona al enamorado, la mujer se convierte en guía espiritual del poeta (Beatriz para Dante, Laura para Petrarca, Isabel para Garcilaso...). Ya no es sólo la “señora”, sino la divinidad materializada (“Divina Elisa”, llama Garcilaso a la amada en la égloga I), cuya voz es capaz de amansar a los vientos airados: y aquella voz divina, con cuyo son y acentos a los airados vientos pudieron amansar En el soneto X, la amada es capaz de decidir incluso quien puede vivir o morir:”llevadme junto al mal que dejaste”. • La atención a la belleza física El tópico de la Descriptio puellae aparece en muchos poemas de filiación petrarquista. Así, en los dos primeros cuartetos de “En tanto que de rosa y azucena” se plasma el ideal de la belleza femenina del Renacimiento, cuyo correlato plástico podría ser la Venus de Botticelli y que podríamos sintetizar en los siguientes rasgos: tez pálida y sonrosada (“En tanto que de rosa y azucena/ se muestra la color en vuestro gesto”), ojos claros, cabello rubio, largo y “libre” (“el cabello que en la vena/ del oro se escogió con vuelo presto.../el viento mueve, esparce y desordena”), cuello blanco y largo (“por el hermoso cuello blanco enhiesto”). El ideal de belleza renacentista supone también unos valores interiores: la amada debe hacer compatible pasión y pureza. Esta dualidad se expresa también en el célebre soneto XXIII: en las antítesis de sustantivos (rosa/ azucena), adjetivos (ardiente/honesto), verbos (enciende el corazón/ lo refrena), que a su vez forman una doble y expresiva correlación que unifica internamente los cuartetos “rosa-ardiente-enciende” frente a “azucena-honesta-refrena”. • El platonismo (ver 7.2. “Temática de Garcilaso. Conflicto amoroso”). • La autenticidad Pese a que Garcilaso continúa una tradición literaria (Amor Cortés, Dolce Stil Nuovo, Neoplatonismo...), pese a que en algunos poemas sean evidentísimas las huellas de Ausias March o Petrarca, el amor literario de la poesía de Garcilaso presenta numerosos paralelismos con su propia experiencia amorosa y es eso, precisamente, lo que más nos conmueve de su poesía: la impresión de verdad y vida, la manera en que algunos versos transmiten una emoción personal. Sería difícil entender, por ejemplo, el dolor y la desesperación que refleja “Oh dulces prendas por mí mal halladas” (soneto X) sin conocer que están escritas tras la muerte de Isabel Freyre, a la que dedicó su obra y su vida. Del mismo modo, sería inconcebible comprender la emoción del soneto XXV, sin saber que esta composición fue escrita con motivo de una visita del poeta a la tumba de la amada muerta. De la emoción que sintió Garcilaso surgen versos tan duros como “Cortaste el árbol con manos dañosas”, que parecen alejarse del delicado y contenido “doloroso sentir” que caracteriza su poesía. Tras la ofrenda de lágrimas a la amada muerta: “Las lágrimas que en esta sepultura se vierten (...) recibe”, conmueve la afirmación de amor más allá de la muerte 24 del segundo terceto: “hasta que aquella eterna noche escura/ me cierre aquestos ojos que te vieron/ dejándome con otros que te vieran”. • El amor vivido como una experiencia interior En su etapa de madurez, la poesía de Garcilaso se ha liberado casi totalmente de los sofisticados juegos conceptistas que elucubraban sobre la naturaleza del amor en la poesía de los Cancioneros del XV: el amor no es ya un complicado razonamiento, sino un conflicto íntimo en el que podemos entrever lo que Rafael Lapesa (refiriéndose a Petrarca) definió como la “revelación de un alma moderna”, con sus “anhelos, desesperanzas, contradicciones y melancolías”. La nueva sentimentalidad renacentista –melancolía contenida, añoranza del amor, “dolorido sentir”, integración neoplatónica del hombre y la naturaleza– alcanzará su plenitud en las églogas I y III. • Las nuevas formas métricas y estróficas (ver 5:“La revolución métrica del Renacimiento). • Los nuevos ideales estéticos: armonía, equilibrio, serenidad y dulzura (Ver:7.3 “El estilo de Garcilaso”. 7.2. LA TEMÁTICA DE GARCILASO El abanico de temas que aborda Garcilaso en su obra es limitado. La riqueza de su poesía radica no en la variedad, sino en la sutilidad y profundidad con que aborda unos pocos núcleos temáticos: el conflicto amoroso, la naturaleza y la mitología, esencialmente. 7.2.1. El conflicto amoroso El amor es, sin duda, el tema dominante de la poesía de Garcilaso: un amor literario (en él subyace la teoría del amor cortés medieval, la decisiva influencia de Petrarca y la concepción platónica del amor), pero que casi siempre parte de una experiencia personal. El gran valor de la poesía de Garcilaso radica precisamente en la impresión de verdad, su capacidad de fusionar vida y literatura. Sus experiencia biográficas (entre las que destaca su relación con Isabel Freyre y, en un segundo plano, un pasajero idilio con una dama napolitana) incidieron en el carácter del poeta que pasa con facilidad de la desesperación a la melancolía. Melancolía que tal vez se origina en la certidumbre de que el ideal amoroso es inapresable, melancolía del hombre condenado a anhelar lo que no puede alcanzar. Aunque la melancolía es el elemento dominante, en la poesía de Garcilaso aparece un variado abanico de sentimientos relacionados con el amor: el dolor, el sentimiento de humillación, los celos, la rebelión altiva ante la indiferencia de la amada, las dudas, la esperanza, la renuncia, las tentativas de olvido, la tristeza ante la pérdida irreparable, la estoica aceptación de la suerte adversa, la tentación de la muerte... Sin embargo, falta, casi por completo, la experiencia del amor gozoso, la dicha del amor realizado. En la etapa de madurez, destaca la concepción platónica del amor, de clara influencia petrarquista: la belleza de la mujer es reflejo de la percepción divina. Al contemplar la belleza 25 del mundo y de la mujer, el enamorado se siente atraído hacia la perfección suprema de una esfera superior de la existencia (concepto que se deriva de la interpretación renacentista del mito de la caverna de Platón). Como dice Gonzalo Sobejano, incluso en los últimos poemas (en los que objetiva su experiencia amorosa y la proyecta en otros personajes: las tres églogas, los sonetos XI, XIII, XIX, que son de tema mitológico), el mundo interior de Garcilaso se despliega ante el lector “en múltiples y variadas vertientes, que podemos reducir a tres motivos: dulzura, tristeza y gravedad”. 7.2.2 La naturaleza El mundo, para el hombre renacentista, es un locus amoenus: un lugar lleno de bellezas incomparables, que invita a la contemplación y al gozo: las montañas, los bosques, los prados, los ríos... aparecen por primera vez como protagonistas de la poesía. Garcilaso se une a este descubrimiento y revaloración de la naturaleza inspirándose en dos obras decisivas: Las bucólicas del poeta clásico latino Virgilio y La Arcadia del poeta renacentista Sannazaro. La naturaleza que aparece en los poemas de Garcilaso es, evidentemente, una naturaleza idealizada, depurada de todas las imperfecciones y fealdades. Aunque el fondo de estas descripciones es un paisaje real: el de su Toledo natal, especialmente las orillas del Tajo. El tema de la naturaleza, que aparece siempre unido al sentimiento amoroso, irrumpe sobre todo en el estilizado mundo pastoril de las églogas, donde adquiere también un significado neoplatónico: como la amada, esos paisajes bellísimos son también espejo de la perfección divina. Esta perfección intrínseca a los diferentes elementos que componen la naturaleza quedará subrayada por los epítetos: verde hierba, fresco viento, blanco lirio, rosa roja/ colorada. La naturaleza aparece, a menudo, subjetivizada y es una muda interlocutora del poeta. Así en la égloga I las piedras, los árboles, las aves y las flores escuchan el canto del pastor Salicio y se compadecen de su dolor. Se produce entonces una perfecta fusión espiritual entre el mundo exterior y el sufrimiento íntimo del poeta. De acuerdo a la concepción antropocéntrica del mundo, se trata también de una naturaleza vulnerable. Así vemos, también en la égloga I, como la naturaleza se contagia del caos que provoca la unión de Galatea con un hombre indigno de ella: “La cordera paciente/ con el lobo hambriento/ hará su ayuntamiento”. Al “hacer juntar lo diferente” el mundo se convertirá en un lugar inhabitable, un locus eremus, tópico que aparece también en la Canción V y en el soneto XXIX. 7.2.3 La mitología La mitología en la poesía de Garcilaso es, en primer lugar, una manifestación del clasicismo renacentista: los héroes y dioses paganos de la antigüedad clásica irrumpen con fuerza en sus versos como un componente culto y embellecedor de la realidad. Sin embargo, no debemos entender los temas mitológicos como un mero adorno erudito: Garcilaso utiliza diferentes mitos griegos como metáforas de la realidad o como proyección simbólica de su experiencia íntima. Como señala Ángel Prieto: “Pocas veces un tema externo y lejano resulta tan poéticamente verdadero”. 26 A veces se da una total identidad entre un elemento de la realidad y el mito. El mito actúa entonces como metáfora pura: el mar es el “húmido reino de Neptuno”, las guerras son “las armas del sangriento Marte”, la muerte es el “estigio lago”, el amor se explica por “la vengativa mano de Cupido”. Otras veces los mitos aluden, explícita o implícitamente, a vivencias interiores del poeta que se proyectan en seres mitológicos como: Apolo y Dafne (soneto XIII y égloga III, bordado de la ninfa Dinámene), Orfeo y Euridice (soneto XV y égloga III, bordado de la ninfa Filodoce), Venus y Adonis (égloga III, bordado de la ninfa Climene), Hero y Leandro (soneto XXIX), Anaxárate (Canción V). En algunos poemas, un ser o un elemento natural se divinizan o mitifican. Así en la elegía I, el río Tormes se escapa de su curso y se derrama por las arena para llorar la muerte de Don Bernardino o en la égloga III, la ninfa Nise, que no quiso poner únicamente en “los pasados casos la memoria”, teje la historia de Elisa. Al ponerla en el mismo plano que a Venus, Euridice o Dafne, Garcilaso eleva a Isabel Freyre/ Elisa a la categoría de mito, 7.3. EL ESTILO DE GARCILASO La poesía de Garcilaso se alimenta de los ideales estéticos del arte renacentista: naturalidad y sencillez, armonía y equilibrio, musicalidad... • Naturalidad En la carta-prólogo a la traducción de Boscán a El cortesano de Castiglioni, Garcilaso alaba a su mejor amigo por huir de la afectación y lo rebuscado, y por usar términos cortesanos (elegantes) y comunes (“no nuevos ni desusados de la gente”). Son los mismo criterios lingüísticos que afortunadamente seguirá él mismo en su obra y que explican que los versos de Garcilaso –especialmente en su etapa de madurez– sean tan fluidos, sencillos, transparentes y naturales. Como dice Menéndez Pidal, Garcilaso opta por lo “más usual” y lo “más natural” y, gracias a ello, podemos leer a Garcilaso como si se tratara casi de un autor contemporáneo que, con sencillez y precisión, comparte con nosotros una emoción (“Tu dulce habla ¿en cuya oreja suena?, égloga I) o nos da acceso a un lugar privilegiado, (“Cerca del tajo, en soledad amena” égloga I). Uno de los mejores encantos de la poesía de Garcilaso es presentarnos intensos estados de ánimo (el sentimiento del amor y la pérdida) sin derroches retóricos. No abusa de la adjetivación ni de los recursos expresivos. Sus metáforas y comparaciones, de acuerdo al ideal de naturalidad, no presentan excesivas dificultades de comprensión por la proximidad del plano real y del plano figurado: Más dura que el mármol, más helada que nieve (la amada distante), tela delicada (la vida), alegre primavera (la juventud)... 27 • Armonía y equilibrio La búsqueda de la armonía es un ideal estético fundamental del Renacimiento que está my presente en la poesía de Garcilaso. De él nacen algunos de sus recursos más característicos: - La estructura bimembre de los versos: ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño! (soneto XIV) - La duplicación o triplicación de elementos: “ardiente, honesto”, “mueve, esparce y desordena (soneto XXIII). - Los paralelismos: “vuelve y revuelve amor mi pensamiento/ hiere y enciende el alma temerosa” (soneto XXXIII) - Las anáforas: ¡Ay, cuanto me engañaba!/ ¡Ay, cuan diferente era! (égloga I) - Los quiasmos: La dulce vida/ entre la hierba verde (égloga III) - La abundancia de antítesis y contrastes; día/noche, clama/ tormenta, estío/invierno - La estructura binaria de los poemas (como en los sonetos X y XIII). • Musicalidad La música de un poema procede de la conjunción de cuatro fenómenos: las rimas (siempre consonantes y perfectas en Garcilaso), la distribución de los acentos en los versos, las aliteraciones y los encabalgamientos. La aliteración se basa en la repetición de un sonido que, por su particular dureza o suavidad, se asocia al significado de una palabra. Así en el soneto X, llama la atención de la aliteración en las rimas astes/istes de los tercetos: el grupo st tiene cierta dureza, lo que acentúa el dolor sin límites de la perdida que siente el poeta tras la muerte de Isabel. Otro ejemplo muy claro de aliteración es el hipnótico zumbido de las abejas, sugerido por la repetición de s/z en la égloga III: En el silencio solo se escuchaba/ un zumbido de abejas que sonaba. En Garcilaso son característicos los encabalgamientos suaves que sugieren un continuo fluir: Con tanta mansedumbre el cristalino Tajo en aquella parte caminaba que pudieron los ojos el camino determinar apenas que llevaba. Los encabalgamientos bruscos, en cambio, refuerzan la idea de ruptura. Así en el soneto XIII, hipérbaton y encabalgamiento marcan violentamente el paso de la juventud a la vejez: Coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado. • El tono melancólico Dentro de las corrientes de la poesía renacentista, la obra de Garcilaso se singulariza por su talante afectivo y su tono dulce y melancólico. Algunos rasgos en los que se expresa son: - La constante presencia del llanto que, sin embargo, nunca es estridente (“Salid sin duelo, lágrimas corriendo”, égloga I) 28 - El uso de epítetos, adjetivos y adverbios relacionados con los sentimientos: dulces prendas, memorias tristes, triste y solitario día, quejarse dulce y blandamente, amada hiedra, blanda Filomela, son lloroso... - La introducción de imágenes plásticas de simbolismo afectivo: la hiedra y la parra arrancadas con violencia, el ruiseñor al que han separado el nido... - La ficción pastoril y mitológica como recurso de distanciamiento y atenuación del dolor. 29 7.4 OBRA DE GARCILASO Y EVOLUCIÓN DE SU POESÍA La obra poética de Garcilaso es breve: 8 coplas de metros tradicionales castellanas y 51 poemas de tipo italianizante: 40 sonetos, 5 canciones, 3 églogas, 2 elegías y 1 epístola. Rafael Lapesa distingue dos etapas en la obra de Garcilaso: la etapa de asimilación (15261532) y la etapa de madurez (1533-1536). Referencias biográficas Etapa de asimilación (1526-1532) Etapa de madurez (1533-1536) -Primer encuentro con Isabel Freyre -Estancia en Nápoles -Desengaño ante la boda de Isabel -Muerte de Isabel Freyre -Primer viaje a Italia -Destierro en la isla del Danubio Rasgos temáticos -Ideas y tópicos del amor cortés -Idealización de la amada muerta -Análisis introspectivo de estados anímicos contradictorios -Neoplatonismo -Nostalgia de la amada muerta Rasgos formales -Influencia de la poesía cancioneril, de Ausias March y de Petrarca -Juegos conceptistas -Imágines plásticas, a veces violentas -Clasicismo -Objetivación de la propia experiencia (desaparición de la 1ª persona) -Dominio del lenguaje poético (maestría en el uso del epíteto) -Nuevos géneros líricos (églogas, epístolas, elegías) Poemas Coplas: II, III, IV, VII Canciones: I, II, III, IV Sonetos: I, II, III, IV, V, XIV, XVII, XX, XXII, XXVI, XXXIV, XXXVI, XXXVII, XXXVIII, XL. Coplas: I, VIII Canciones: V, Sonetos: VI, VI,I VIII, IX, X, XII, XIII, XV, XVIII, XIX, XXIII, XXIV, XXV, XXVII, XXIX, XXX, XXXI, XXXII, XXXIII, XXXV, XIL Églogas: I, III, III Epístola a Boscán Elegías I,II 30 7. 5 MODELO DE COMENTARIO DE TEXTO Soneto XXIII En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre; marchitará la rosa el viento helado. Todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre. 31 1. Localización “En tanto que de rosa y azucena” –una de las composiciones más célebres del Renacimiento español- es uno de los 40 sonetos que escribió Garcilaso de la Vega (1501-1536), durante los diez años escasos que duró su vida de escritor. Fue escrito cuando Garcilaso - tras su destierro en Nápoles, lo que le permite el contacto directo con los humanistas italianos- ha alcanzando ya su plenitud creadora. En el soneto aparecen algunos de los rasgos formales de su etapa de madurez literaria, como el clasicismo –el poema parte de los modelos clásicos de Horacio y Ausonio- o la desaparición de la primera persona. Se trata, como hemos dicho, de un soneto, una de las composiciones del Renacimiento italiano, que aclimataron al castellano definitivamente Garcilaso de la Vega y su amigo Juan Boscán, tras la conversación de este último con el embajador veneciano Andrea Navagero en 1526. El poema presenta los rasgos más característicos del soneto: versos endecasílabos, rima consonante perfecta, cuartetos con la estructura métrica preceptiva ABBA ABBA y los tercetos con un esquema de rima bastante habitual en Garcilaso: CDE DCE. 2. Tema El tema de “En tanto que de rosa y azucena” no es original del autor, sino que es una variación del célebre tópico latino del Carpe Diem (aprovecha el momento), proveniente de una oda de Horacio y de un poema de Ausonio, que es la composición que parece haber dejado huellas más visibles en las imágenes y metáforas del poema: “Collige, virgo, rosas: corta muchacha las rosas/ en tanto que está fresca la flor/ y fresca tu juventud”. El “Carpe Diem” se convertirá en el tópico emblemático de la nueva actitud vitalista del Renacimiento, lejos ya del lamento medieval y de su concepción ascética del mundo como un camino de transición para esa otra vida “que es morada sin pesar”. Garcilaso, como hombre del Renacimiento, verá el mundo (y la juventud y la belleza que nos ofrece) como una aventura que merece la pena ser vivida. Como es propio en los poemas que abordan este tema, “En tanto que de rosa y azucena” se convertirá en una invitación al goce, una invitación apremiante porque Garcilaso sabe, al igual que los poetas que le precedieron y que le sucederán, que vendrá “el viento helado” (el tiempo) y con él, la muerte. Sin embargo, esa certeza no convierte en despreciable el mundo (como sucedía en algunas obras medievales y sucederá luego en algunos poemas estoicos del Barroco). Para el optimismo renacentista, la brevedad de la vida es un argumento más del vitalismo: una razón más para vivir la vida con intensidad y no dejarla escapar. En los dos primeros cuartetos aparece, asimismo, una descripción de la belleza femenina (tópico de la Descriptio puellae) que, como es habitual en la poesía del siglo XVI, se limita al rostro y seguirá los cánones de la estética del Renacimiento; cabello rubio, tez blanca y sonrosada, cuello blanco y erguido, mirada ardiente y honesta. Es sorprendente el paralelismo de la descripción de Garcilaso con la tímida y a la vez insinúate diosa de Botticelli en “El nacimiento de Venus”. 3. Estructura externa y interna “En tanto que de rosa y azucena” es un poema técnicamente muy perfecto que presenta una estructura muy trabada y meditada. Se me ocurren dos esquemas estructurales: 32 El primero coincidiría con la estructura externa del poema y los dos núcleos temáticos de los tópicos: los cuartetos desarrollarían el tópico de la “Descriptio puellae” y los tercetos, el tópico del “Carpe Diem”. Sin embargo, si atendemos a las pistas que nos ofrece la sintaxis, descubriremos otro esquema estructural: la primera parte la formarían las tres primeras estrofas, la segunda parte, el último terceto. La primera parte es la que propiamente desarrolla el tópico del Carpe Diem. Formalmente se trata de una larga oración compuesta: la proposición principal, y a la vez núcleo semántico del poema, es el primer terceto. Es allí donde aparece la invitación al goce con el preceptivo imperativo (“Coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto”) del tópico. Los dos cuartetos (unificados por la significativa anáfora “en tanto que”) son dos subordinadas adverbiales de tiempo. La larga oración, con la cadencia rítmica y grave que le dan las anáforas, sugiere el transcurrir pausado (la oración es prolongada y lenta), pero inevitable del tiempo: “en tanto que” el rostro, el mirar, el cabello y el cuello muestren indicios de juventud y belleza, aprovéchalas, disfrútalas: “coged el dulce fruto”. La segunda parte (el último terceto) es una meditación sobre el tiempo, en la que Garcilaso prescinde de la muchacha-interlocutora a la que dirige toda la primera parte (otra convención de los poemas del “Carpe Diem”). A Garcilaso le interesa ahora la generalización filosófica (obsérvese el tono casi de “sentencia” de futuro, que adopta el verso 12: “Marchitará la rosa el viento helado). Garcilaso evita, de esta forma, recrearse en los efectos concretos de la degradación y la vejez, tan destacados en las mucho más desesperanzadas versiones barrocas del tópico del “Carpe Díem”: la enumeración espeluznante con que acaba, por ejemplo, el soneto de Góngora “Mientras por competir con tu cabello” (“En tierra, en humo, en polvo, en nada”) o el último diente de una vieja “sepultado en unas natas” en la letrilla satírica “Mozuelas las de mi barrio”. 4. Estilo “En tanto que de rosa y azucena” es asimismo un poema muy logrado técnica y estilísticamente. Los ideales estéticos del Renacimiento (naturalidad, armonía, musicalidad), así como el tono melancólico que caracteriza la poesía de Garcilaso aparecen muy bien plasmados en este poema de su etapa de madurez. Naturalidad en el lenguaje que utiliza, un lenguaje elegante, pero sobrio, que busca las palabras más usuales y conserva, por ello, gran modernidad: sólo un 5% de las palabras que utiliza no las utilizaríamos hoy día. Únicamente la palabra “enhiesta” puede plantear una cierta dificultad. Naturalidad también en las metáforas que aparecen en el poema con más profusión de lo que es habitual en Garcilaso: Rosa y azucena -------- tonalidades del rostro Cabello rubio ------------ oro Primavera --------------- juventud Dulce fruto -------------- placeres, gozos Nieve -------------------- canas, pelo blanco Cumbre ------------------ cabeza 33 Rosa --------------------- muchacha Viento helado --------- tiempor Naturalidad que no excluye ciertos juegos conceptuales, como la expresiva correlación/ antítesis del primer cuarteto: Rosa (símbolo de la pasión) (v.1) – mirar ardiente (v.3) – enciende (v 4), frente a Azucena (símbolo de pureza) (v.1.) – mirar honesto (v.3) – lo refrena (v 4) La armonía y equilibrio están en este soneto sugeridas por las estructuras bimembres del poema, que provocan esa sensación suave de balanceo tan característica de Garcilaso: • Estructura bimembre del soneto, dividido en dos tópicos (Descriptio Puellae/ Carpe Diem. Cuartetos frente a tercetos).o en dos planos (concreto –tres primeras estrofas-, frente a abstracto –dos últimas estrofas-). • Paralelismo (aunque no exacto) entre las dos primeras estrofas, reforzado por la anáfora (“En tanto que”). • Tendencia a la duplicación de elementos: rosa y azucena (v.1), ardiente, honesto (v.3), enciende, refrena (v.4), que además son antítesis. La musicalidad está sugerida sobre todo por los encabalgamientos (especialmente expresivos son los de los versos 1-2 y 9-10), que contribuyen al ritmo lento y reflexivo del poema. Hay que destacar, finalmente, la maestría en el uso del epíteto, que es seguramente el recurso más característico de la etapa de plenitud de Garcilaso: dulce fruto, alegre primavera, viento helado, edad ligera. El epíteto le sirve a Garcilaso para subrayar la perfección y la belleza intrínseca de todo aquello que le rodea, expresado en este caso a través de metáforas o de la personificación en “edad ligera”. 5. Conclusión Pocos poemas recogen mejor “En tanto que de rosa y azucena” el espíritu (clasicismo, vitalismo, racionalismo, optimismo) y la estética (naturalidad, armonía, sencillez, musicalidad...) del Renacimiento, que fueron también las señas de identidad de la poesía de Garcilaso en su etapa de madurez y plenitud poética. 34 7.6 TRES POEMAS DE GARCILASO Soneto V Escrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escribir de vos deseo; vos sola lo escribiste, yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo de esto. En esto estoy y estaré siempre puesto, que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto. Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida: por hábito del alma misma os quiero. Cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero. Soneto X ¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería! Juntas estáis en la memoria mía, y con ella en mi muerte conjuradas. ¿Quién me dijera, cuando en las pasadas horas en tanto bien por vos me vía, que me habíais de ser en algún día con tan grave dolor representadas? Pues en un hora junto me llevastes todo el bien que por términos me distes, llevadme junto al mal que me dejastes. Si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes porque deseastes verme morir entre memorias tristes. 35 Canción V Si de mi baja lira tanto pudiese el son, que en un momento aplacase la ira del animoso viento y la furia del mar y el movimiento, y en ásperas montañas con el süave canto enterneciese las fieras alimañas, los árboles moviese, y al son confusamente los trajese; no pienses que cantado sería de mí, hermosa flor de Gnido, el fiero Marte airado, a muerte convertido, de polvo y sangre y de sudor teñido; ni aquellos capitanes en las sublimes ruedas colocados, por quien los alemanes el fiero cuello atados, y los franceses van domesticados; mas solamente aquella fuerza de tu beldad sería cantada, y alguna vez con ella también sería notada el aspereza de que estás armada, y cómo por ti sola, y por tu gran valor y hermosura, convertido en viola, llora su desventura el miserable amante en tu figura. Hablo de aquel cautivo, de quien tener se debe más cuidado que está muriendo vivo, al remo condenado en la concha de Venus amarrado. Por ti, como solía, del áspero caballo no corrige la furia y gallardía, ni con freno la rige, ni con vivas espuelas ya le aflige; 36 por ti, con diestra mano no revuelve la espada presurosa, y en el dudoso llano huye la polvorosa palestra, como sierpe ponzoñosa; por ti, su blanda musa, en lugar de la cítara sonante, triste querellas usa que con llanto abundante hacen bañar el rostro del amante; por ti, el mayor amigo le es importuno, grave y enojoso; yo puedo ser testigo, que ya del peligroso naufragio fui su puerto y su reposo, y agora en tal manera vence el dolor a la razón perdida, que ponzoñosa fiera nunca fue aborrecida tanto, como yo dél, ni tan temida. No fuiste tú engendrada, ni producida de la dura tierra; no debe ser notada que ingratamente yerra quien todo el otro error de sí destierra. Hágate temerosa el caso de Anaxérete, y cobarde, que de ser desdeñosa se arrepintió muy tarde, y así su alma con su mármol arde: Estábase alegrando del mal ajeno el pecho empedernido, cuando, abajo mirando, el cuerpo muerto vido del miserable amante, allí tendido, y al cuello el lazo atado con que desenlazó de la cadena el corazón cuitado, y con su breve pena compró la eterna punición ajena. Sintió allí convertirse en piedad amorosa el aspereza. ¡Oh tarde arrepentirse! 37 ¡Oh última terneza! ¿Cómo te sucedió mayor dureza? Los ojos se enclavaron en el tendido cuerpo que allí vieron; los huesos se tornaron más duros y crecieron y en sí toda la carne convirtieron; las entrañas heladas tornaron poco a poco en piedra dura; por las venas cuitadas la sangre su figura iba desconociendo y su natura, hasta que finalmente, en duro mármol vuelta y transformada, hizo de sí la gente, no tan maravillada cuanto de aquella ingratitud vengada. No quieras tú, señora, de Némesis airada las saetas probar, por Dios, agora; baste que tus perfectas obras y hermosura a los poetas den inmortal materia, sin que también en verso lamentable celebren la miseria de algún caso notable que por ti, pase triste, miserable. 7.7 ACTIVIDADES SOBRE LA POESÍA DE GARCILASO 1. Comentarios de texto Comenta, guiándote por el siguiente esquema de comentario de texto, los dos sonetos de Garcilaso: “Escrito está en mi alma vuestro gesto” y “¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas” 1. Localización del texto: Autor, época, etapa del autor en la que se encuadra... 2. Estructura externa: tipo de poema, métrica, rima (comentario de este aspecto) 3. Tema o temas (la idea o ideas sobre las que reflexiona el poema) 4. Estructura interna (las diferentes partes en las que el autor, para desarrollar el tema, estructura el poema). 5. Estilo: características del estilo del autor que se reflejen en el poema, recursos retóricos,función expresiva de dichos recursos y su relación con el tema). 6. Conclusión. 2. Análisis de la Canción V 38 1. Garcilaso introduce por primera vez en España la estrofa renacentista que conocemos con el nombre de lira en “A la flor de Gnido”, la “Canción V”: a. Analiza la métrica y la rima de la primera estrofa b. Investiga: ¿De qué autor del Renacimiento italiano extrajo Garcilaso esta composición? (Infórmate brevemente sobre este poeta) ¿Qué otros autores del Renacimiento cultivaron con gran maestría la lira? Pon algunos ejemplos de poemas célebres. c. ¿De dónde crees que procede el nombre de lira con el que se conoce a esta composición? 2. Al igual que sucede en algunos sonetos, la canción V tiene una estructura dialógada, pues Garcilaso se dirige a un interlocutor mudo: a. ¿Quién es el que escucha en el poema? ¿Cómo es la dama que aparece en el poema? ¿Cómo se relaciona con el ideal femenino del Renacimiento? b. Como sabes, en Garcilaso se funden a menudo vida y literatura. Investiga: ¿Quién era en la realidad el “tú” literario de la canción V ? 3. En muchos poemas Garcilaso hace suyo el código del silencio, propia de la poesía del Amor Cortés ¿Cómo se refleja esta idea en la Canción V? 4. ¿Qué pretende Garcilaso del misterioso interlocutor al que dirige el poema? (Ahí se encuentra el eje temático del poema) 5. Como sucede en las églogas, la canción V tiene un claro núcleo narrativo. Resume los acontecimientos que cuenta. 6. Explica la estructura externa e interna del poema. 7. La canción V contiene una reflexión sobre el sentido y el por qué de la poesía. a. ¿Qué inspira el canto del poeta? ¿Qué ámbitos de la realidad no son capaces de convertirse en materia de la poesía? b. ¿Cómo aborda el poema el dilema renacentista entre el hombre de armas y el hombre de letras, sobre el que también reflexionará Cervantes? 8. ¿Qué poder atribuye Garcilaso a la poesía? ¿Cómo se relaciona esta idea con el contenido del poema? ¿En qué mito griego aparecen imágenes parecidas? ¿En qué otros poemas insiste Garcilaso en esta idea? 9. El minucioso análisis introspectivo de las emociones es otra característica muy destacada de la poesía de Garcilaso. Explica alguno de los efectos que provoca el amor en el estado de ánimo y personalidad del enamorado. 10. En el poema aparece la idea del amor como cautividad. 39 a. ¿En qué momento del poema aparece esta imagen del enamorado cautivo? b. ¿En qué teorías sobre el amor está muy presente esta idea? 11. Las referencias a los mitos grecolatinos y a personajes de la antigüedad son una manifestación del Clasicismo renacentista, muy presente en la etapa de madurez de Garcilaso a la que pertenece este poema. a. Localiza todas las referencias mitológicas que aparezcan en el poema y explica brevemente esos mitos. b. ¿Con qué intención utiliza Garcilaso estas referencias y narraciones mitológicas? Detente y explícalo en cada caso concreto 12. Explica, con ejemplos y recursos concretos, la manera en que Garcilaso consigue plasmar en el poema los ideales estéticos del Renacimiento que definen su obra: Naturalidad y sencillez, Armonía y equilibrio, Musicalidad y Tono melancólico. 13. En este poema, Garcilaso introduce todo un campo semántico de palabras relacionadas con la música. Localízalas y coméntalas. 14. Localiza en el poema por lo menos un ejemplo de los siguientes recursos y explica su función expresiva: enumeración, paralelismo, quiasmo, anáfora, comparación, metáfora, epíteto, antítesis. 40 8. LA POESÍA ASCÉTICA Y MÍSTICA DEL RENACIMIENTO En la segunda mitad del siglo XVI, destacan en la literatura española en un importante número de autores con obras de inspiración religiosa: Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de Granada y, sobre todo, Fray Luis de León y San Juan de la Cruz. Coincidiendo con el reinado de Felipe II y la Contrarreforma, importantes rasgos de la nueva espiritualidad erasmista (intimismo religioso, oración mental, libre interpretación de la Biblia…) se reflejan también en algunas actitudes religiosas del Catolicismo, que como el Ascetismo (Fray Luis de León) o el Misticismo (Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz…) funden el Cristianismo con el Humanismo renacentista, de inspiración greco-latina. La Ascética y la Mística son caminos de perfección interior que persiguen un mismo fin: la unión del alma con Dios. La Ascética (del griego askeo, ejercitarse) recorre la vía purgativa: un proceso de purificación moral y de autodominio de uno mismo, a través de la ejercitación del espíritu. Bien por el ejercicio de la virtud, bien por el alejamiento del mundo, se busca que el alma se desprenda de las ataduras mundanas y de todos los lastres innecesarios que conducen a los hombres a un estado de inquietud perpetua. La Mística (del griego mysticos, que significa “oculto”, “secreto”) va mucho más allá: es la experiencia directa de la divinidad, sólo al alcance de ciertos seres escogidos que han logrado recorrer todas las vías de un proceso de purificación interior. Primero la vía purgativa, luego la vía iluminativa (contemplación de Dios y sus misterios), luego la vía unitiva (el éxtasis, cuando el alma se funde gozosamente con Dios). La principal fuente de influencia de estos autores fue la Biblia, en especial el “Cantar de los cantares”, hermoso texto bíblico atribuido al rey Salomón, lleno de sensuales imágenes de la experiencia amorosa. El “Cantar de los cantares” fue traducido directamente del hebreo por Fray Luis de León (lo que motivó el proceso inquisitorial que le llevó durante 5 años a la cárcel) y fue la principal fuente de inspiración del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz. También es muy importante el influjo de la poesía culta garcilasista en la poesía religiosa del segundo Renacimiento: en los temas (en la percepción de la naturaleza especialmente), pero sobre todo en las formas (las nuevas estrofas y poemas renacentistas, los nuevos ideales estéticos de sencillez, naturalidad, armonía, musicalidad…). Algunos de los poemas de los autores italianizantes llegan a los poetas religiosos en las “versiones a lo divino” que hicieron otros autores: Sebastián de Córdoba, por ejemplo, publicó las obras de Boscán y Garcilaso vueltas a lo divino. Por otra parte, la poesía religiosa se mostró, asimismo, muy permeable a diferentes manifestaciones de la poesía tradicional: el octosílabo adquiere una nueva vitalidad, se escriben con frecuencia romances… 41 9. FRAY LUIS DE LEÓN Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) en 1527. Sus ascendientes, tanto paternos como maternos, eran judíos conversos, que sobresalieron en el campo del Derecho. Contra todo pronóstico, Fray Luis de León rechazó la carrera jurídica en la que había despuntado su padre y su tío, para ingresar, con sólo 17 años, en la Orden Agustina, donde pronto destacará por su inteligencia y espíritu crítico, lo que le lleva a denunciar apasionadamente los males de la iglesia e incluso de su Orden. Prototipo del humanista cristiano, Fray Luis de León estudió Teología y Hebreo en la universidad de Salamanca. Tras comprobar que en Salamanca se estudiaba más la teología escolástica (lectura de Santo Tomás y de sus comentaristas) más que la llamada teología positiva o de los escriturarios (la centrada en el análisis directo de los textos bíblicos), decide completar sus estudios en la más renacentista facultad de teología de Alcalá, lo que será decisivo para la orientación humanista de su aproximación a la Biblia. Sin embargo la figura de Fray Luis de León permanecerá para siempre ligado, como docente e investigador, a la Universidad de Salamanca, donde fue un excelente catedrático. Fray Luis de León fue asimismo un cultivado humanista, con un profundo conocimiento de la cultura clásica greco-latina. Tradujo escogidas odas de Horacio (poeta que influyó mucho en su poesía), así como las Bucólicas y las Geórgicas de Virgilio, y a menudo expresó su admiración por Homero, Píndaro y Eurípides. Además de poeta y filósofo, Fray Luis de León fue matemático, astrónomo, médico, pintor y músico. Aunque Fray Luis de León escribió en latín sus textos filosóficos, quiso hacer accesible los textos bíblicos originales al gran público, por lo que tradujo al castellano “El libro de Job” y el ya citado “Cantar de los Cantares” .También en prosa castellana escribió dos libros que difundían su visión del Cristianismo: La perfecta casada y De los nombres de Cristo. En la Universidad de Salamanca se respiraba, a mediados del siglo XVI, un ambiente de fuerte crispación (grupos de presión, frecuentes sobornos y fraudes, conflictos y rencillas personales). Era el “mundanal ruido” que, de manera tan persistente, asoma en la poesía de Fray Luis y del que nunca fue capaz de huir del todo. Con el humanista y desafiante propósito de alcanzar "el bien de los demás y la verdad pura", Fray Luis de León se empeña en verter al castellano el espíritu original de los textos antiguos, pese a que es consciente de que está violando una disposición del Concilio de Trento. Por su rechazo de la Vulgata (traducción latina y comentada de la Biblia que defendía la Escolástica), por su defensa del texto hebreo del Antiguo Testamento y por su traducción de “El Cantar de los Cantares”, Fray Luis de León fue denunciado a la Inquisición por los dominicos (orden religiosa conservadora que dominaba la universidad de Salamancas). Alejado de las aulas y condenado a prisión, Fray Luis de León pasó cuatro años (de 1572 a 1576) en una cárcel de Valladolid, desde donde defendió sus posiciones filosóficas y teológicas, hasta que su caso fue revisado y pudo volver victoriosamente a la universidad. Dice la leyenda que inició sus clases con una simbólica frase “Como decíamos ayer…”, que despertó los aplausos entusiastas de sus alumnos. También dice la leyenda que, en los muros de la prisión. Fray Luis –que con el tiempo se convertiría en un símbolo romántico de la libertad del intelectual frente al poder– escribió este poema: 42 Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa, en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso. Fray Luis de León salió de la cárcel con más vigor y energía moral que antes, pero con la salud muy quebrantada. Tras obtener en 1580, la deseada cátedra de Sagrada Escritura de la Universidad de Salamanca y ser elegido provincial de Castilla de la Orden Agustina, muere en el convento de San Agustín de Madrigal de las Altas Torres (Ávila). Aula Fray Luis de León, Universidad de Salamanca 43 10. LA OBRA POÉTICA DE FRAY LUIS DE LEÓN Fray Luis de León fue autor de una breve, pero excelente obra poética, compuesta por 23 poemas de carácter ascético religioso. En ellos trata de adecuar el estilo de la poesía renacentista a sus inquietudes y percepciones: la soledad del campo, la felicidad que supone gozar de una serena paz interior, el sentimiento de desamparo, la nostalgia de Dios y el anhelo de lo místico, el heroísmo moral... La poesía de Fray Luis -y eso es seguramente lo que la hace perdurable- es una poesía de ideas, pero de ideas no sólo pensadas. Se trata, ante todo, de ideas vividas, en torno a las que tratará de establecer un compromiso vital. Así, los poemas “Oda a la vida retirada” o “Alma región luciente” son testimonios, como dice Cristóbal Cuevas del dramático “anhelo de liberación de lo efímero que aflige su alma”. En opinión de Cristóbal Cuevas el tema central de la poesía de Fray Luis de León es “la búsqueda apasionada de la armonía, su ansia de paz” o, para decirlo con las propias palabras del poeta, el anhelo de “serenidad, lucidez y suave calor”. Anhelado “reino de la paz y del contento” que nunca llegó a encontrar del todo, pues su temperamento combativo y su ambición intelectual lo enzarzaban inevitablemente en crispadas polémicas, en los afanes y desvelos del mundo. Fray Luis fue un claro ejemplo de hombre escindido, lo que Petrarca definió con acierto como “discordia del corazón” La poesía de Fray Luis de León demuestra una perfecta asimilación de la poesía clásica (Horacio y Virgilio, especialmente), bíblica (“El Cantar de los cantares”, “El libro de Job...) y contemporánea (Garcilaso y Petrarca, sobre todo). Tal vez por ello es un claro exponente de los principios estéticos del Renacimiento de la segunda mitad del XVI, en la que se apuntan ya algunos indicios del Conceptismo barroco: - Apuesta por la sencillez y la precisión léxica, huyendo siempre del preciosismo formalista. - Tendencia a la concentración conceptual (no debéis olvidar que Fray Luis de León era, sobre todo, un filósofo). - Sabio manejo de los contrastes (antítesis, paradojas, oxímoros). - Sensibilidad ante la naturaleza. - Uso frecuente de imágenes muy potentes y expresivas. Importancia de las descripciones. - Inclusión e referencias mitológicas y/o eruditas, con una función ejemplificadora. - Voluntad analítica. Capacidad de matización psicológica. Como decía Azorín, a diferencia de la poesía intemporal de San Juan de la Cruz, “la actualidad halla ecos en los versos de Fray Luis”, que recogen acontecimientos cercanos como la batalla de Lepanto, el descubrimiento de nuevas zonas del continente americano, la invención de la artillería (“la bola tudesca, un fuego hecha”) o la muerte de Don Juan de Austria. Su poesía León está, asimismo, llena de referencias autobiográficas y duras sátiras contra sus enemigos inquisitoriales y eclesiásticos. Tal vez por eso, no pudo publicar su obra poética en vida. La poesía de Fray Luis de León se edita por primera vez en 1631, gracias a Quevedo, que lo considera uno de sus maestros. 44 11. COMENTARIO DE TRES POEMAS DE FRAY LUIS DE LEÓN ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado. No cura si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera. ¿Qué presta a mi contento, si soy del vano dedo señalado, si en busca de este viento ando desalentado con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río! ¡Oh secreto seguro, deleitoso! Roto casi el navío a vuestro almo reposo, huyo de aqueste mar tempestuoso. Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de quien la sangre ensalza o el dinero. Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido, no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo. Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera, 45 de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto. Y como codiciosa por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura. Y luego sosegada, el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo. El aire el huerto orea y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso rüido que del oro y del cetro pone olvido. Ténganse su tesoro los que de un falso leño se confían: no es mío ver el lloro de los que desconfían cuando el cierzo y el ábrego porfían. La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna, al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me basta, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada. Y mientras miserable mente se están los otros abrasando con sed insacïable del no durable mando, tendido yo a la sombra esté cantando A la sombra tendido, de hiedra y lauro eterno coronado, puesto el atento oído al son dulce, acordado del plectro sabiamente meneado. Glosario: senda (4), enturbiar (6), jaspes (10),pregonera (12), lisonjera (14), desalentado (19), deleitoso (22), vanamente (29), ensalzar (30), arbitrio (35), atenido (35), codiciosa (46), sosegada (51), orear (56), cetro (60), cierzo (65), ábrego (65), porfía (70), lauro (82), plectro (85) 46 Comentario de texto 1. Localización. Autor, época, movimiento literario, influencias clásicas... 2. Tema. - Enunciación y comentario del tema principal. ¿De qué tópico literario parte? - Enunciación de los temas secundarios. Tópicos literarios ligados a ellos. 3. Estructura. - Estructura externa - Estructura interna. Partes del poema relacionadas con el tema principal y con los temas secundarios. Explicación del poema. 4. Estilo. - Rasgos generales del estilo de la “Oda a la vida retirada” - Comentario de las figuras retóricas relacionándolas con el tema, la estructura y el estilo del poema. 5. Algunos aspectos de las liras Lira 1 - Uso de la exclamación. Significado de “la escondida senda”. ¿Por qué piensa fray Luis de León que es propio de sabios seguir este camino secreto? ¿Qué tópicos literarios anuncia?. Lira 2 y 3 -¿Cuál es el significado del verso 6? -¿Qué preocupaciones mundanas dejan atrás los que optan por la escondida senda? --Localiza un hipérbaton y reconstruye el orden lógico. Lira 4 - Justifica el uso de la interrogación retórica. Comenta la metáfora, la aliteración, la bimembración, la sinonimia y el quiasmo Lira 5 - Comenta el uso de la enumeración, de las anáforas y de las exclamaciones. ¿Cómo es el paisaje que se describe? ¿A qué tópico literario corresponde? ¿Qué significan los tres últimos versos de esta lira? Explica el significado de estas imágenes: “roto el navío” y “mar tempestuoso”. ¿Qué recursos retóricos se concentran aquí? 47 Liras 6 y 8 - Comenta el uso de la primera persona. Interpreta este hermoso verso: “Vivir quiero conmigo” Comenta la expresiva enumeración asindética que aparece en la lira 8 Relaciona estas liras con el estilo sencillo, elegante y natural de Fray Luis. Liras 5, 7, 9, 10, 11 y 12 - Comenta los elementos del locus amoenus que aparece en estas liras. ¿Qué ideas de la concepción renacentista de la naturaleza se refleja en estas estrofas? Localiza y comenta la antítesis y la sinestesia de la lira 7. Liras 12 a 17 - ¿Qué tópico literario desarrolla en esta parte final del poema? Resume todos los elementos temáticos que Fray Luis de León enlaza para desarrollar el tópico. Liras 13 y 14 - Fíjate en la oposición del paisaje que aparece en estas dos liras, respecto al locus amoenus de las liras anteriores. ¿A qué otro tópico literario responde este paisaje? ¿Qué metáfora que ya había aparecido anteriormente se desarrolla ahora? Liras 15 y 16 La oposición entre los dos estilos de vida todavía queda más claramente expuesta en estas dos liras últimas. ¿Qué imágenes utiliza para ilustrar cada uno de ellos? Lira 17 La Oda termina con una alusión a la música. ¿Qué explicación encontrarías para este final? “puesto el atento oído al son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado”. 48 Recoge ya en el seno el campo su hermosura, el cielo aoja con luz triste el ameno verdor, y hoja a hoja las cimas de los árboles despoja. Ya Febo inclina el paso al resplandor egeo; ya del día las horas corta escaso; ya Éolo al mediodía, soplando espesas nubes nos envía; ya el ave vengadora del Íbico navega los nublados y con voz ronca llora, y, el yugo al cuello atados, los bueyes van rompiendo los sembrados. El tiempo nos convida a los estudios nobles, y la fama, Grial, a la subida del sacro monte llama, do no podrá subir la postrer llama; alarga el bien guiado paso y la cuesta vence y solo gana la cumbre del collado y, do más pura mana la fuente, satisfaz tu ardiente gana; no cures si el perdido error admira el oro y va sediento en pos de un bien fingido, que no ansí vuela el viento, cuanto es fugaz y vano aquel contento; escribe lo que Febo te dicta favorable, que lo antiguo iguala y pasa el nuevo estilo; y, caro amigo, no esperes que podré atener contigo, que yo, de un torbellino traidor acometido y derrocado del medio del camino al hondo, el plectro amado y del vuelo las alas he quebrado. Glosario: Seno (v1), Aojar (v.2), Yugo (v.14), Sacro (v.19), Postrer (v.20), Collado (v.23), 49 Comentario de texto 1. La Oda XI “Al licenciado Juan de Grial” de Fray Luis de León es una epístola. Explica en qué consiste este género poético y comenta, refiriéndote a fragmentos concretos, por qué esta oda es claramente un ejemplo del género epistolar. Destaca aquellos fragmentos del poema en los que el género quede más claro y comenta ese tono tan especial característico de las epístolas. 2. En las tres primeras liras, Fray Luis de León describe, con temblorosa emoción, la llegada y el transcurrir del otoño. Comenta las imágenes que enlaza el poeta y los recursos retóricos (enumeración, anáfora, prosopopeya, metáfora, calambur, hipérbaton, aliteración...) con los que consigue impregnar al lector de la melancólica tristeza del otoño. 3. En la lira 4 (y luego lo confirma la estrofa 8ª) descubrimos que Fray Luis no habla sólo del otoño estacional, que habla además del otoño de la vida. ¿Qué dice de esa etapa de la existencia humana? ¿Cómo la siente íntimamente? Relaciona ese sentimiento con estas palabras de Avelino Hernández en Mientras cenan con nosotros los amigos, en los que seguramente hay ecos de estos versos de fray Luis: “Ya es el otoño en nosotros, Marta ¿Por qué ocuparnos en otros menesteres que los de la vendimia?.” Apoya tus reflexiones en citas comentadas del poema. 4. En la Oda XI, Fray Luis de León introduce varias alusiones a mitos clásicos. Localízalas, comenta brevemente lo que simbolizan estos personajes mitológicos y qué función desempeñan estos mitos en el poema. ¿Qué revelan de la personalidad de Fray Luis. 5. ¿Qué le aconseja Fray Luis de León a su amigo Grial? ¿Con qué argumentos defiende esa idea? 6. En la estrofa 7ª, Fray Luis de León parece consciente de que viven en una época de cambios y de que está naciendo un nuevo estilo. Comenta detenidamente este aspecto. 7. En las dos últimas estrofas, la Oda adquiere inesperadamente un tono confesional que sobrecoge y conmueve al lector. ¿Qué percepción tiene fray Luis de León de sí mismo? ¿Alude a algunas circunstancias y episodios de su vida? 8. ¿Qué ideas y conceptos renacentistas se recogen en el poema? 9. Después de este recorrido colectivo por la oda XI, enuncia sus temas principales y la estructura externa e interna del poema. 10. Comenta el estilo del poema, comentando aquellos rasgos y recursos retóricos que te parezcan especialmente significativos (mucha atención a los hipérbatos, a las paranomasias, a las aliteraciones y a las metáforas). 50 Oda XIII: “La vida en el cielo” Alma región luciente, prado de bienandanza, que ni al hielo ni con rayo ardiente fallece, fértil suelo, producidor eterno de consuelo; de púrpura y de nieve florida, la cabeza coronado, a dulces pastos mueve sin honda ni cayado el buen Pastor en ti su hato amado. Él va, y en pos dichosas le siguen sus ovejas do las pace con inmortales rosas, con flor que siempre nace, y cuanto más se goza más renace. Ya dentro a la montaña del alto bien las guía; ya en la vena del gozo fiel las baña, y les da mesa llena, Pastor y pasto él solo y suerte buena. Y de su esfera cuando la cumbre toca altísimo subido el sol, él sesteando de su hato ceñido con dulce son deleita el santo oído. Toca el rabel sonoro, y el inmortal dulzor al alma pasa, con que envilece el oro, y ardiendo se traspasa y lanza en aquel bien libre de tasa. ¡Oh son! ¡Oh voz! ¡Siquiera pequeña parte alguna descendiese en mi sentido, y fuera de sí el alma pusiese y toda en ti, oh Amor, la convirtiese! Conocería dónde sesteas, dulce Esposo, y desatada desta prisión adonde padece, a tu manada viviera junta, sin vagar errada. Glosario: bienandanza (2), púrpura (6), honda (9), cayado (9), hato (10), pacer (12), deleitar (25), rabel (26), envilecer (28), sestear (37), errada (40) 51 Comentario de texto Comenta, guiándote por el siguiente esquema de comentario de texto, la oda XIII de Fray Luis de León “La vida en el cielo” 1. Localización del texto: Autor, época, movimiento literario... 2. Estructura externa: tipo de poema, métrica, rima (comentario de este aspecto) 3. Tema o temas (la idea o ideas sobre las que reflexiona el poema) 4. Estructura interna (las diferentes partes en las que el autor, para desarrollar el tema, estructura el poema). 5. Estilo: características del estilo del autor que se reflejen en el poema, recursos Retóricos (función expresiva de dichos recursos y su relación con el tema) 6. Conclusión 52 12. SAN JUAN DE LA CRUZ: BREVE ACERCAMIENTO BIOGRÁFICO Juan de Yepes nació en Fontiveros (Ávila) en 1542, en una familia muy humilde, que pronto se se trasladó a Medina del Campo. Allí, mientras trabajaba como enfermero en un hospital, Juan de Yepes pudo estudiar en los jesuitas.En el año 1563 ingresó en el convento de los carmelitas. Entre 1564 y 1567 estudió en la universidad de Salamanca, donde era catedrático Fray Luis de León. En su regreso a Medina del Campo, conoció a Santa Teresa de Jesús, a la cual se unió en su labor reformadora de la orden: los carmelitas descalzos. En 1568 fundó el primer convento de los carmelitas descalzos en Duruelo (Segovia) y adoptó el nombre de Fray Juan de la Cruz. En 1577, como consecuencia de las hostilidades entre la rama tradicional de la orden (los carmelitas calzados) y la rama renovadora (los carmelitas descalzos), San Juan de la Cruz fue encarcelado en Toledo. Tras 8 meses de durísima prisión, consiguió escapar gracias a la ayuda del carcelero. Posteriormente se trasladó a Andalucía, donde fue prior de varios conventos reformados.Murió en Úbeda (Jaén) en 1591. 1. Completa la biografía de San Juan de la Cruz, con otros datos que hayas aprendido tras ver la película de Carlos Saura “La noche oscura” 53 13. OBRA POÉTICA DE SAN JUAN DE LA CRUZ Como dijo el poeta de la Generación del 27 Jorge Guillén, San Juan de la Cruz es “el poeta más breve de la lengua española, acaso de la literatura universal”. Escribió solo 20 composiciones, que no alcanzan a los 1000 versos, Sin embargo ello le ha bastado para ser reconocido unánimemente como uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Estos veinte poemas se suelen organizar en dos grupos: Los poemas menores Corresponden a su época de iniciación como poeta. San Juan de la Cruz recoge materiales profanos de carácter tradicional y los recrea divinizándolos. Escribe, casi siempre, en los metros de arte menor característicos de la poesía popular (heptasílabos, octosílabos…). - Diez romances, de contenido espiritual, algunos de ellos directamente inspirados en la Biblia. - Canciones, en los que comenta a introducir ya el endecasílabo. El ejemplo más destacado es “El pastorcico”. “Tras un amoroso lance” está escrito en redondillas (8a8b8b8a) Los poemas mayores Durante los ocho meses que duró su prisión en Toledo fue cuando, posiblemente, escribió sus tres poemas mayores: La Noche oscura del alma, Llama de amor viva y Cántico espiritual. En estos tres poemas el poeta explica, de forma alegórica, el proceso místico mediante el cual el alma llega a su unión gozosa con Dios. En La noche oscura del alma la Amada (el alma), embriagada de amor, abandona de noche su casa (el cuerpo) en búsqueda de su amado (Dios). Las tres últimas estrofas describen el placer inmenso de la unión mística. Está escrita en liras garcilasistas. Cántico espiritual es su poema más extenso. En 40 intensas liras, se narra alegóricamente el camino recorrido por la Esposa (el alma) en busca de su Esposo (Dios) en el marco de una naturaleza cargada de sensualidad y simbolismos. Tras el revelador encuentro de los esposos, San Juan de la Cruz expresa con tanta delicadeza, ternura y pasión la plenitud gozosa de su unión amorosa, que El Cántico Espiritual ha sido leído como uno de los grandes poemas de amor humano de todos los tiempos. En los cuatro sextetos (7a 7b 11C 7a 7b11C) de Llama de amor viva, San Juan se centra exclusivamente en la expresión de la unión placentera del alma con Dios. 54 14. UN TEMA EXCLUSIVO: EL AMOR DIVINO La poesía de San Juan de la Cruz tiene un único y exclusivo tema: el intento de expresar la experiencia de amor místico, la experiencia de amor supremo del alma al fusionarse con Dios. En la historia de la literatura no ha habido una expresión más alta y conmovedora de esa experiencia difícilmente comunicable del amor divino. A diferencia de otros poetas de temática religiosa que tratan de analizar esas íntimas vivencias y explicarlas racionalmente, San Juan de la Cruz optar por intentar expresar lo que ha sentido dejando fluir intuiciones irracionales y extraños símbolos. Y por ello, aunque escondidas y sublimadas subyazgan vivencias místicas, los poemas de San Juan, como decía Jorge Guillén, “si se los lee como poemas (...) no significan más que embriaguez de amor”. Consciente de lo enmascarada que quedaba en sus poemas la experiencia mística, San Juan de la Cruz se vio obligado a escribir una glosa o comentario en prosa que aclarase el significado religioso de sus tres poemas mayores. Un acercamiento crítico Jorge Guillén: “Lenguaje insuficiente. San Juan de la Cruz o lo inefable místico” San Juan de la Cruz, como todos sabemos, ha concebido estos poemas según una tradición bíblica -el supremo poema del Cantar de los Cantares- y según la tradición greco-latina italiana que florece en las églogas de Garcilaso, punto de arranque de nuestro siglo XVI poético. Fundidas estas varias reminiscencias en un “lirismo integrador”, en sus poemas mayores tenemos tres magníficas expresiones del amor humano en ausencia y en presencia, en inquietud y plenitud. Los poemas, si se los lee como poemas, y eso es lo que son, no significan más que amor, embriaguez de amor, y sus términos se afirman sin cesar humanos. Ningún otro horizonte “poético” se percibe. Pues bien, estos poemas ¿son algo más? Entendámonos: ¿algo más extrapoético? No lo sabríamos si a los versos, tan autónomos, el autor no les hubiese agregado sus propias disertaciones. El santo nos advierte que a esta poesía corresponde una experiencia personal y una reflexión doctrinal. Reflexiona: 1-¿Qué expresan, según Jorge Guillén, los tres poemas mayores de San Juan de la Cruz (La noche oscura del alma, Llama de amor viva y Cántico espiritual)? 2. ¿Por qué San Juan de la Cruz escribió comentarios en prosa a sus poemas? 3. ¿Qué tradiciones literarias confluyen en la poesía de San Juan de la Cruz? 55 15. EL ESTILO: LA EXPRESIÓN DE LO INEFABLE El eje de la poesía de San Juan de la Cruz es la expresión de lo inefable, la expresión de aquello que casi no se puede explicar con palabras: ese “no sé qué que queda balbuciendo” del que hablaba, atropellándose y tartamudeando, en la lira 7 del Cántico Espiritual. Es el propio San Juan quien, en el prólogo al Cántico Espiritual, nos advierte de las dificultades a las que se enfrenta para expresar esa experiencia tan singular: “Sería ignorancia pensar que los dichos de amor en inteligencia mística, con alguna manera de palabras se puedan bien explicar” Consciente de la dificultad de expresar experiencias tan íntimas, apasionadas y extrañas (la íntima nostalgia de la divinidad, la iluminación mística, el “vuelo” y el desfallecimiento del éxtasis...) y consciente de que –pese a algunos logrados antecedentes como “El Cantar de los Cantares” del rey Salomón– apenas se puede apoyar en una tradición literaria, San Juan de la Cruz recurre al lenguaje más intenso y delicado de la literatura, que era y sigue siendo el de la poesía amorosa. Y esa opción sí que le permite apoyarse en una larga tradición poética, llena de intuiciones, hallazgos y técnicas: la lírica amorosa tradicional (no hay que olvidar que tanto Cántico espiritual, como Noche oscura del alma empiezan siendo una “Canción de amigo”), la poesía amorosa grecolatina (no olvidemos las referencias al Orfeo de Ovidio y a las sirenas de la Odisea de Homero en Cántico Espiritual), la poesía amorosa de Garcilaso ( son plenamente garcilasistas la ambientación pastoril de la experiencia amorosa, el mundo como un locus amoenus en el que se integran los amantes, el amor como una experiencia total, obsesiva y excluyente: el ”Ya no guardo ganado,/ ni ya tengo otro oficio,/que ya sólo en amar es mi ejercicio” de la lira 20 de Cántico Espiritual). Para la expresión de lo inefable, San Juan de la Cruz se valdrá, como hemos dicho, del lenguaje poético del amor humano, según sus propias palabras “de las figuras, comparaciones y semejanzas” asociadas a la poesía amorosa. Alguno de los rasgos más característicos de su peculiar estilo son: 1. Con objeto de expresar –como decía Dámaso Alonso- “la inefabilidad de los estados cimeros de proceso místico”, san Juan de la Cruz recurre con frecuencia a recursos basados en la oposición: • • • El oxímoron: “la música callada” (lira 15, de Cántico Espiritual). La antítesis: la música callada/la soledad sonora (lira 15) La paradoja: “Matando, muerte en vida has trocado (“Llama de amor viva”). 2. Las intensas sensaciones y misteriosas revelaciones asociadas a sus vivencias místicas, las expresará, sobre todo, a través de los símbolos. Los delicados y a veces desconcertantes símbolos de San Juan de la Cruz consiguen despertar en el lector todo un torbellino de sugerencias y asociaciones. Así, el símbolo de “los valles solitarios nemorosos” (lira 14), además de remitir al lector al mundo encantado y pastoril de las églogas de Garcilaso (Nemoroso es uno de los pastores-protagonistas de las églogas 1ª y 3ª), desencadena un sinfín de asociaciones: sosiego, frescor –nemoroso significa boscoso– halago de los sentidos, soledad, silencio, paz interior... A diferencia de las más racionales metáforas garcilasistas, en el símbolo la relación entre la realidad nombrada (A) y lo sugerido por ella (B) suele ser tenue y a menudo bastante irracional. Como decía el poeta Carlos Bousoño, “Todo símbolo es siempre un foco de indeterminaciones y entrevistas penumbras”. Así lo vemos en los delicados símbolos que, en Cántico espiritual, tratan de evocar la unión amorosa: 56 “nuestro lecho florido” (16). “de flores y esmeraldas/ en las frescas mañanas escogidas/ haremos las guirnaldas/ en tu amor florecidas” (22), “que está ya florecida nuestra viña/ en tanto que de rosas/ hacemos una piña” (26) Obsérvense también el caudal de sugerencias, algunas claramente sexuales, de todos los símbolos que, en diferentes registros, se asocian al vino y a sus incontrolables efectos: placer, euforia, embriaguez, enajenación, desfallecimiento: “al adobado vino, emisiones de bálsamo divino” (17), “en la interior bodega/ de mi amado bebí, y cuando salía/ por toda aquesta vega ya cosa no sabía” (18), “y el mosto de granadas gustaremos” (37). 3. La fuerte carga de emotividad de la poesía de San Juan de la Cruz explica el frecuente tono exclamativo de sus versos, en los que abundan exclamaciones, apóstrofes, interrogaciones retóricas. Por ejemplo, 7 de los 45 versos de Noche oscura del alma son exclamativos: “Oh noche que guiaste!,/¡Oh noche amable más que la alborada!; ¡Oh noche que juntaste Amado con amada/ amada en el Amado transformada! (fíjate en que también hay una apóstrofe). 4. San Juan de la Cruz es asimismo un maestro de la musicalidad poética (por eso ha sido tan y tan bien musicado: Federico Mompou, Carmelo Bernaola, Amancio Prada, Paco Ibáñez, Cecilia Todd, Los Planetas...). 5. Gracias a un muy personal sentido del ritmo poético, en el Cántico Espiritual, por ejemplo, se suceden cadencias muy distintas: el agitado desasosiego de la búsqueda (o de la vía purgativa), la quietud extasiada del encuentro (o de la vía iluminativa), donde se suprimen prácticamente los verbos y se sucede una “oleada de sintagmas nominales”, reforzados por la enumeración, los paralelismos y las esticotimias) o el entusiasmo desbocado de la unión amorosa (donde abundan los imperativos que invitan al goce, el asíndeton, las anáforas). Es notable también el sugerente manejo que hace San juan de las aliteraciones. Así en la lira 3: “ni cogeré las flores,/ ni temeré las fieras,/ y pasaré los fuertes y fronteras (obsérvese aquí también el polisíndeton). 6. En cuanto al léxico, sorprende el original contraste entre términos populares y cultos. En los versos de San Juan conviven con descaro palabras muy populares e incluso rústicas (majadas, raposas, piña, bodega, arrabales, bodega... y diminutivos muy cercanos, como tortolica o palomica), junto a evocadores cultismos (otero, ninfas, bálsamo, ínsula, adamar, liras...). Hay que destacar, asimismo, el dominio apabullante de los sustantivos, pues basta con nombrar las cosas para decribir la belleza del mundo. Los adjetivos son bastantes escasos y muy sencillos, pero en San Juan adquieren una insólita capacidad de sugerencia: los valles solitarios, las ínsulas extrañas, la música callada, la soledad sonora. Hay que subrayar asimismo su acertadísimo manejo de las sinestesias: me enseñó ciencia muy sabrosa, los dulces brazos del amado. 57 16. POEMAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ EL CÁNTICO ESPIRITUAL La esposa 1 ¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti, clamando, y eras ido. 5 2 Pastores, los que fuerdes allá, por las majadas, al otero, si por ventura vierdes aquél que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero. 10 3 Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras. 15 Pregunta a las criaturas 4 ¡Oh bosques y espesuras, plantadas por la mano del amado! ¡Oh prado de verduras, de flores esmaltado, decid si por vosotros ha pasado! 20 Respuesta de las criaturas 5 Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura, y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de hermosura. 25 58 La esposa 6 ¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero; no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero. 30 7 Y todos cuantos vagan, de ti me van mil gracias refiriendo. Y todos más me llagan, y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo. 35 8 Mas ¿cómo perseveras, oh vida, no viviendo donde vives, y haciendo, porque mueras, las flechas que recibes, de lo que del amado en ti concibes? 40 9 ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste? 45 10 Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos. 50 11 Descubre tu presencia y máteme tu vista y hermosura; mira que la dolencia de amor que no se cura sino con la presencia y la figura 59 12 ¡Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados, formases de repente los ojos deseados, que tengo en mis entrañas dibujados! 55 13 ¡Apártalos, amado, que voy de vuelo! El esposo Vuélvete, paloma, que el ciervo vulnerado por el otero asoma, al aire de tu vuelo, y fresco toma. 60 La esposa 14 ¡Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos; 65 15 la noche sosegada, en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora; 70 16 nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado, en púrpura tendido, de paz edificado, de mil escudos de oro coronado! 75 17 A zaga de tu huella, las jóvenes discurran al camino; al toque de centella, al adobado vino, emisiones de bálsamo divino. 80 60 18 En la interior bodega de mi amado bebí, y cuando salía, por toda aquesta vega, ya cosa no sabía y el ganado perdí que antes seguía. 85 19 Allí me dio su pecho, allí me enseñó ciencia muy sabrosa, y yo le di de hecho a mí, sin dejar cosa; allí le prometí de ser su esposa. 90 20 Mi alma se ha empleado, y todo mi caudal, en su servicio; ya no guardo ganado, ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio. 95 21 Pues ya si en el ejido de hoy más no fuere vista ni hallada, diréis que me he perdido; que andando enamorada, me hice perdidiza, y fui ganada. 100 22 De flores y esmeraldas, en las frescas mañanas escogidas, haremos las guirnaldas en tu amor florecidas, y en un cabello mío entretejidas: 105 23 En sólo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste; mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. 110 24 Cuando tú me mirabas, tu gracia en mí tus ojos imprimían; por eso me adamabas, 61 y en eso merecían los míos adorar lo que en ti vían. 115 25 No quieras despreciarme, que si color moreno en mí hallaste, ya bien puedes mirarme, después que me miraste, que gracia y hermosura en mí dejaste. 120 26 Cogednos las raposas, que está ya florecida nuestra viña, en tanto que de rosas hacemos una piña, y no parezca nadie en la montiña. 125 27 Deténte, cierzo muerto; ven, austro, que recuerdas los amores, aspira por mi huerto, y corran sus olores, y pacerá el amado entre las flores. 130 El esposo 28 Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobres los dulces brazos del amado. 135 29 Debajo del manzano, allí conmigo fuiste desposada, allí te di al mano, y fuiste reparada donde tu madre fuera violada. 140 30 A las aves ligeras, leones, ciervos, gamos saltadores, montes, valles, riberas, aguas, aires, ardores y miedos de las noches veladores, 145 62 31 por las amenas liras y canto de sirenas os conjuro que cesen vuestras iras y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro. 150 La esposa 32 Oh ninfas de Judea, en tanto que en las flores y rosales el ámbar perfumea, morá en los arrabales, y no queráis tocar nuestros umbrales. 155 33 Escóndete, carillo, y mira con tu haz a las montañas, y no quieras decillo; mas mira las compañas de la que va por ínsulas extrañas. 160 El esposo 34 La blanca palomica al arca con el ramo se ha tornado, y ya la tortolica al socio deseado en las riberas verdes ha hallado. 165 63 35 En soledad vivía, y en soledad he puesto ya su nido, y en soledad la guía a solas su querido, también en soledad de amor herido. 170 La esposa 36 Gocémonos, amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte o al collado do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura. 175 37 Y luego a las subidas cavernas de la piedra nos iremos, que están bien escondidas, y allí nos entraremos, y el mosto de granadas gustaremos. 180 38 Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí tú, vida mía, aquello que me diste el otro día: 185 39 El aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire, en la noche serena con llama que consume y no da pena; 190 40 Que nadie lo miraba, Aminadab tampoco parecía, y el cerco sosegaba, y la caballería a vista de las aguas descendía. 195 64 La noche oscura del alma En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada; a oscuras y segura, por la secreta escala, disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada; en la noche dichosa, en secreto que nadie me veía ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía, sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía. ¡ ¡Oh noche que guiaste!, ¡Oh noche amable más que la alborada!; ¡Oh noche que juntaste Amado con amada amada en el Amado transformada! En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba. El aire del almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería, y todos mis sentidos suspendía. Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado; cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado. 65 Llama de amor viva ¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, 5 ¡rompe la tela de este dulce encuentro! ¡Oh cauterio süave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado que a vida eterna sabe 10 y toda deuda paga! Matando, muerte en vida has trocado. ¡Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, 15 que estaba oscuro y ciego, con estraños primores color y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno 20 donde secretamente solo moras, y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras! 66 Tras de un amoroso lance Tras de un amoroso lance y no de esperanza falto volé tan alto tan alto que le di a la caza alcance. Para que yo alcance diese a aqueste lance divino tanto volar me convino que de vista me perdiese y con todo en este trance en el vuelo quedé falto mas el amor fue tan alto que le di a la caza alcance. Cuanto más alto llegaba de este lance tan subido tanto más bajo y rendido y abatido me hallaba dije: "No habrá quien alcance". Abatíme tanto tanto que fui tan alto tan alto que le di a la caza alcance. Por una extraña manera mil vuelos pasé de un vuelo porque esperanza del cielo tanto alcanza cuanto espera esperé solo este lance y en esperar no fui falto pues fui tan alto tan alto, que le di a la caza alcance. 67 17. COMENTARIOS DE TEXTO 1. Comentario a la Noche oscura del alma 1. Dámaso Alonso, otro poeta de la Generación del 27, recomendaba leer a San Juan de la Cruz “desde esta ladera”. Desde esta perspectiva, que es la de un lector de poesía, Noche oscura del alma se nos presenta como una canción de amor cantada por una mujer, una de esas “canciones de amigo” tan características de la Lírica Tradicional. Comenta: a. La voz poética o “el yo lírico femenino”. b. La historia de amor que cuenta c. Como es característico de la lírica tradicional, el amor que se describe en Noche oscura del alma destila sensualidad y culmina con la unión física de los amantes. ¿Cómo transmite este tono y esta experiencia San Juan de la Cruz? d. ¿Qué otros elementos comunes encuentras entre “Noche oscura del alma” y las canciones de amigo tradicionales? 2. Señala la estructura externa y, teniendo en cuenta el doble significado del poema (una historia de amor y una experiencia mística), delimita también la estructura interna. 3. Reconoce y comenta los siguientes rasgos formales. Escribe asimismo un comentario sobre el estilo del poema: a. b. c. d. e. f. g. h. i. j. La presencia de los verbos de movimiento y el tiempo verbal con que los utiliza El estilo nominal Las perífrasis con que se nombra al amado. Las aliteraciones Las anáforas Los paralelismos Las personificaciones Los apóstrofes y paralelismos La polisíndeton Otros recursos que creas significativos. 2. Analiza, siguiendo el esquema de Comentario de texto de la página 47, uno de estos dos poemas de San Juan de la Cruz “Llama de amor viva” o “Tras un amoroso lance”. 68 69