EL ESCENARIO: PUNA Y CORDILLERA FRONTAL

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EL ESCENARIO:
PUNA Y CORDILLERA FRONTAL
2
CAPITULO 1
LAS UNIDADES
MORFOESTRUCTURALES,
EL CLIMA, LA VEGETACION
Y LAS POBLACIONES HUMANAS
EN LA PUNA Y CORDILLERA FRONTAL
Jorge Luis Cajal 1
Unidades morfoestructurales de la región
En la región andina de Argentina se encuentran dos unidades
morfoestructurales bien definidas geológicamente: la Puna y la Cordillera
Frontal (Fig. 1).
Según Bonaparte (1978) la Puna argentina representa el extremo
sudoriental de la faja andina denominada altiplano, con alturas que superan
los 3.000 msnm.
La Puna está surcada por cadenas montañosas y volcanes que se
elevan hasta más de 6.000 msnm, con cuencas endorreicas que han
originado grandes lagunas como la de Pozuelos, en la Provincia de Jujuy
y numerosos salares como las Salinas Grandes y Olaroz en la Provincia
de Jujuy, de Arizaro, Pocitos y Antofalla en las Provincias de Salta y
Catamarca.
1
FUCEMA. Pringles 10 (1183) Buenos Aires, Argentina.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
3
Al oeste, la Puna argentina está separada de la chilena por las
altas cumbres que definen el límite internacional con Chile, al este por la
Cordillera Oriental y las Sierras Pampeanas, al norte se continúa con la
Puna boliviana y al sur su límite varía según los autores. Para González
Bonorino terminaría en las Sierras de Fiambalá, Catamarca (27° 15’ S);
para Turner en el borde austral de la Cordillera de Buenaventura, Catamarca
(26° 45’ S), mientras que para González y Aceñolaza llegaría hasta el
noroeste de la Provincia de La Rioja (28° 30’ S) (Bonaparte, 1978).
La Cordillera Frontal se encuentra al este de la Cordillera Principal,
en forma de una franja de dirección norte-sur de unos 50-70 km de ancho,
desde el límite sur de la Puna hasta el río Diamante (34° 40’ S) en el centro
oeste de la Provincia de Mendoza.
En su extremo norte la Cordillera Frontal y la Precordillera se
confunden en una unidad morfoestructural, hacia el Sur adquieren su
individualidad pero preservando diversos rasgos comunes en su
constitución geológica. En la Provincia de San Juan se las nota claramente
separadas. Desde Cacheuta en la Provincia de Mendoza (33° S) hacia el
Sur falta la Precordillera, con lo cual la Cordillera Frontal se presenta como
el cordón andino más oriental. Para una descripción detallada de la
geomorfología y estratigrafía de ambas unidades ver Bonaparte (1978).
Los cambios durante el Pleistoceno han llevado a postular como
hipótesis que los ciclos interglaciales ocurridos dieron lugar al escenario
típico para la especiación, tanto de la flora como de la fauna (Vuilleumier,
1971; Vuilleumier y Simberloff, 1980).
Esto habría posibilitado el posterior contacto de las especies y el
alto grado de simpatría que se observa en algunos taxones (ver Capítulos
6 y 15).
Clima
El clima de la puna es seco y frío, con grandes contrastes de
temperatura entre el día y la noche. Las precipitaciones invernales son en
forma de nevada y granizada y las estivales son básicamente pluviales.
Las precipitaciones pluviales disminuyen en general de Norte a Sur
y de Este a Oeste (Cabrera, 1968) (Fig. 2). Según Frenguelli (1928), el
examen climatológico de la Puna de Atacama lleva a suponer que los
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
4
actuales salares han sido cuencas lacustres similares a las que todavía
existen en la parte húmeda del Altiplano. Este autor alertaba sobre una
progresiva desertización desde el sudoeste hacia el nordeste como
consecuencia de una tendencia a menores precipitaciones pluviales.
Igarzábal (1991) refiriéndose a la laguna de Pozuelos (Jujuy), señala que
hasta la década de los años 50, la laguna registró ligeras expansiones que
no se repitieron hasta el presente (1991), desde entonces ocurrieron
diversas contracciones, con desecamientos parciales, o casi totales, que
repercutieron en la flora y la fauna. El mismo autor señala similares
características que acompañaron a la evolución de la laguna de Guayatayoc
(50 km al sur de Pozuelos), a la que converge la más extensa red
hidrográfica de la Puna, pero que en la actualidad está afectada por un
avanzado proceso de desecamiento.
En relación con las precipitaciones, Cabrera (1968) define tres zonas
bien marcadas: la Puna húmeda, situada en la parte septentrional y oriental
con abundantes ríos y lagunas (400 mm); la Puna seca, situada al sur y al
oeste de la anterior, con ríos y lagunas pero también con salares (100-400
mm); y la Puna desértica o de Atacama situada en la parte occidental y
austral, donde no hay ríos ni lagunas, solamente vegas y grandes salares
(< 100 mm). En la Cordillera Frontal, las precipitaciones no tienen un
comportamiento homogéneo, las mismas presentan dos regímenes: uno
hacia el oeste donde se encuentran las grandes alturas de neta influencia
pacífica, con precipitaciones invernales (abril-agosto, con máximas
precipitaciones en mayo-junio del orden de 75 mm) en forma de nevada y
granizada y sequía estival (precipitaciones inferiores a 10 mm/mes) debido
al desplazamiento de la circulación general hacia el sur, que determina la
prevalencia del cinturón tropical de alta presión con sequía en el oeste
(alta cordillera) y otro en el este con precipitaciones (alturas más bajas) del
orden de 10 a 25 mm/mes (noviembre-marzo). El total de precipitaciones
es de 400-500 mm/año en el oeste y de 100-200 mm/año en el este. La
presencia de cuerpos de agua permanente se debe a las precipitaciones
invernales en la alta cordillera y a su posterior deshielo (Cajal et al., 1981).
A diferencia de la Puna, las nevadas en la Cordillera Frontal son importantes
con características excepcionales por su intensidad en determinados años.
En la Puna, tomando los datos de la Cuenca de Pozuelos (Tecchi,
1992), la temperatura media anual en el fondo de la cuenca es de 9° C. En
sitios a mayor altitud (> 4500 msnm), disminuye a registros entre 0° y 4° C.
La amplitud térmica diaria, que es una de las principales características
del clima, puede alcanzar los 30° C.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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En la Cordillera Frontal, la media anual oscila entre los 5° C en la
parte baja del este y -5° C en los altos del oeste. El mes más frío es julio
con medias inferiores a los -15° C al oeste y 0° C al este, mientras que el
mes más cálido es enero, que presenta una media entre los 10° C y 15° C
al este y 0° C al oeste.
Los vientos en la Puna (tomando la información de la cuenca de
Pozuelos), son secos fríos e intermitentes. Soplan principalmente a
mediodía a una velocidad promedio de 20 a 30 km/h (Igarzábal, 1974).
En la Cordillera Frontal, los vientos son muy fuertes, predominando
los provenientes del noroeste. En las zonas de las altas cumbres dominan
los vientos intensos de la atmósfera libre durante todo el año, pudiendo
alcanzar los 200 km/h (Cajal et al., 1981). Otros vientos típicos de estos
ambientes, que ocurren principalmente sobre territorio de San Juan, son
las brisas de montaña y valle y el Zonda (Prohaska, 1962).
Debe decirse que en toda esta amplia región comprendida por al
Puna y Cordillera Frontal, las estaciones meteorológicas permanentes son
escasas.
Vegetación
Las comunidades vegetales de la Puna son bastantes homogéneas
a lo largo de todo el territorio, manteniéndose en las partes más secas las
mismas comunidades de las partes húmedas, aunque más empobrecidas
(Cabrera, 1968). Fitogeográficamente la Puna alcanza los 33° S (Hunziker,
1952).
Cabrera (1958, 1968) diferencia dos provincias fitogeográficas: la
Puneña entre los 3.000 y 4.300 msnm y la Altoandina (> 4.300 msnm)
(BOX 1).
La provincia fitogeográfica puneña se caracteriza por la dominancia
de los hemicriptófitos y la gran abundancia de los nanofanerófitos y terófitos.
Las comunidades más importantes son las siguientes: 1.- Fabiana densa,
Psila boliviensis y Adesmia horridiscula; 2.- Psila boliviensis; 3.- Parastrephia
lepidophylla ; 4.- Festuca spp (en suelos húmedos y salobres); 5.Pennisetumm spp (en suelos arenosos y húmedos). Estas cinco
comunidades principales comprenden una mezcla de arbustos y gramíneas
incluyendo en algunos lugares los bosquecillos compuestos por el género
Polylepis.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
6
BOX 1
El escenario se ubica en las siguientes provincias y distritos
fitogeográficos de Cabrera (1976):
Provincia Puneña
Provincia Altoandina
Distrito Altoandino Quechua (límite con Bolivia hasta San
Juan).
Se corresponde con las siguientes ecoregiones de Dinerstein
et al. (1995):
Pastizales montanos de los Andes centrales
Puna de los Andes centrales (Central Andean Puna)
Puna árida de los Andes centrales (Central Andean dry Puna)
Evolutivamente la Puna y Cordillera Frontal están
estrechamente relacionadas con la Patagonia,
encontrándose géneros vegetales comunes (Adesmia,
Chuquiraga, Fabiana, Lepidophyllum, Nardophyllum).
También presentan conexiones con la región
fitogeográfica del Monte.
La región bajo estudio, correspondiente a la Puna y parte de
la Cordillera Frontal, cubre aproximadamente una
superficie de 152.000 km2, el 5 % del territorio nacional
continental, abarcando parte de las provincias de Jujuy,
Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan.
La provincia Altoandina, presenta además de los hemicriptófitos
dominantes, una gran abundancia de caméfitos y geófitos. Existen tres
comunidades principales: 1.- Festuca y Poa, cojines de Azorella y Adesmia
la presencia Deyeuxia; 2.- Stipa frígida, en zonas secas; 3.-Oxychloe y
Carex, características de las vegas altoandinas
Como ya se dijera, la provincia fitogeográfica puneña y la altoandina
se prolongan más hacia el sur, llegando hasta el norte de la Provincia de
Mendoza. Roig (1960) sugiere considerar como un distrito diferente la
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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vegetación de tipo puneño que se encuentra en la Precordillera de San
Juan y en el extremo norte de Mendoza (ver Cabrera, 1971; 1976).
Hunziker (1952) define las siguientes comunidades para la cordillera
de la Provincia de La Rioja: 1.- Ephedra breana, Junella seriphioides,
Nardophyllum armatum y Lampaya schickendantzii; 2.- Ephedra multiflora;
3.- Ephedra breana. En esta región se nota la ausencia de varias
dominantes de las comunidades más septentrionales y la presencia, como
dominantes, de especies no muy abundantes en el norte.
Entrando en territorio de San Juan, se repiten los elementos
vegetales del Dominio Andino, presentándose también, el Dominio
Chaqueño con su provincia fitogeográfica del Monte, aunque con escasa
importancia areal. Esta ocupa una estrecha faja sobre el límite oriental,
desde las cotas inferiores de la misma (> 2.000 hasta los 3.100 msnm),
penetrando en las alturas mayores por las quebradas y los valles de ríos y
arroyos. La fisonomía dominante en éstas áreas es la del matorral ralo,
con un estrato herbáceo de muy baja densidad o inexistente. Los arbustos
son por lo general bajos, de 0,60 a 1,50 m de altura. Las especies
dominantes son nanofanerófitos resinosos, de hojas pequeñas, áfilos o
parcialmente áfilos, principalmente Zigophyllaceas del género Larrea (L.
nitida y L. divaricata), que le dan su nombre a la comunidad (jarillal). Otra
especie de la misma familia, Bulnesia retama (retamo) componente de la
comunidad típica (Hunziker, 1952) sólo llega hasta los 2.700 msnm, no
encontrándose a mayores alturas. Esta comunidad no habita suelos con
elevado tenor salino, siendo reemplazada allí por especies arbustivas
tolerantes como Suaeda divaricata, Allenrolfea vaginata (jumes) y Atriplex
lampa (zampa) (Hunziker, 1952).
En las alturas superiores a los 2.900 msnm comienzan a aparecer,
en transición, especies arbustivas de los pisos inferiores de la provincia
puneña, como la solanacea Fabiana denudata (tola o pichanilla), la
verbenácea Acantholipia riojana y la compuesta Artemisia mendozana
(ajenjo). Esta transición correspondería a la denominada “estepa de
arbustos bajos” de Morello (1958).
A partir de los 3.200 msnm aproximadamente comienza a
predominar la vegetación puneña. Las alturas máximas de esta provincia
fitogeográfica corresponden a los 3.600 a 3.700 msnm. La comunidad
clímax presenta una asociación en la que predominan los nanofanerófitos
de 0,50 a1,50 m de altura, por lo general espinosos, con resinas, de hojas
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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coriaceas, pilosas, pequeñas o reducidas a escamas. Las dominantes
son solanaceas del género Lycium (L. chilensis principalmente), conocidas
como pinchaguas, leguminosas como Adesmia (A. horrida, A. pinnifolia)
conocidas como acerillos, compuestas como Senecio oreophyton
(chachacoma), acompañadas en el estrato herbáceo por hemicriptófitas
del género Stipa.
En los llanos o altipampas, a los 3.200 msnm aproximadamente,
aparece Fabiana denudata junto a Stipa spp, Adesmia horrida, Lycium spp
y Mahiueniopsis glomerata (quisco). A mayores alturas, Stipa spp es
dominante en las laderas, mientras que en los llanos además de Stipa spp
se hallan Adesmia horrida, A. pinnifolia, Mahiueniopsis glomerata, Atriplex
spp, Artemisia mendozana, Verbena spp, Senecio spp.
En las vegas que aparecen en el fondo de los valles, en cauces de
ríos y arroyos, o donde existen manantiales, domina la gramínea
hemicriptófita Festuca scirpifolia y la juncácea geófita Juncus balticus. Son
frecuentes además, las gramíneas Hordeum halophillum (hemicriptófito),
Distichlis humilis (geófito) y Muhelembergia asperifolia (geófito).
A partir de los 3.500 hasta los 3.700 msnm comienza la “estepa
abierta xerófila de la provincia altoandina” (Hunziker, 1952), la que se
extiende hasta el límite altitudinal de la vegetación (4.300-4.700 msnm).
Dominan las gramíneas de 10 a 25 cm de altura, que forman matas globosas
muy esparcidas, y las caméfitas pulvinadas o en placas. Los arbustos
están frecuentemente orientados en el sentido de la pendiente y son muy
abundantes las matas circulares o semicirculares originadas por procesos
de criofluxión, por efectos de la nieve y acumulación de sedimentos (Ruíz
Leal, 1959).
Las gramíneas dominantes pertenecen al género Stipa (S.
chrysophylla, S. frigida, S. speciosa). Son hemicriptófitos que dejan grandes
espacios de suelo desnudo entre matas. Son también muy abundantes
los caméfitos como la leguminosa Adesmia nanolignea y Calceolaria
pinifolia.
En las vegas, con las características descriptas para la provincia
puneña, hay predominancia de juncáceas como Oxychloe spp.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
9
Características adaptativas de la vegetación
Según Ruthsatz y Movia (1975), los factores ecológicos más activos
en las estepas andinas son: la disponibilidad de agua, las heladas intensas
y frecuentes y el pastoreo de herbívoros domésticos. La fenología o
estructura externa de las plantas, muestra, en respuesta, las tendencias
que resumimos a continuación:
1.
Formación de un sistema radical profundo
Esta adaptación está relacionada obviamente con la búsqueda de
agua en capas profundas del suelo, y es según Ruthsatz y Movia (1975),
un carácter constante en la mayoría de las especies leñosas y las gramíneas
perennes del área noroeste de Jujuy. En La Rioja y San Juan es igualmente
frecuente en los nanofanerófitos situados en la parte este de la región, con
especies pertenecientes a la provincia fitogeográfica del Monte o de
transición entre ésta y la Puna. Se trata, en muchos caos, de las xerófitas
perennes no suculentas de Morello (1958), como por ejemplo Larrea
divaricata. Esta característica no es privativa de estos tipos biológicos,
sino que puede encontrarse en caméfitos como Adesmia nanolignea y
suculentas como Mahiueniopsis glomerata.
2.
Almacenaje de agua en tejidos y órganos
Esta característica es común a todas las cactáceas e hierbas
perennes existentes en la Puna de Jujuy, Salta y Catamarca. A este grupo
pertenecen también todas las especies que tienen raíces reservantes,
rizomas, tubérculos y bulbos.
En San Juan y La Rioja, las cactáceas no representan una parte
importante de la vegetación, a excepción del cactus Mahiueniopsis
glomerata, muy abundante en algunos llanos. Esta cactácea posee una
raíz que almacena bastante agua, además de lo que acumula parte aérea.
Son por el contrario, abundantes las plantas que poseen bulbos, tubérculos
y raíces o rizomas engrosados y cuya parte aérea muere anualmente.
3.
Reducción de la superficie foliar
Esta característica, que según Ruthsatz y Movia (1975) es válida
para la mayoría de las especies leñosas del noroeste de Jujuy, es igualmente
trasladable al área de San Juan. Es una adaptación frente a las condiciones
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
10
de aridez y también a las bajas temperaturas. Las xerófitas xeromorfas de
Morello (1958), con hojas permanentes, son típicas representantes de esta
estrategia. Frecuentemente se agregan otras características, como gran
cantidad de resinas, orientación para evitar la insolación directa, cutícula
gruesa, entre otras.
Esta estrategia llevada a su gran extremo, implica la transferencia
de la función fotosintética de las hojas a los tallos y ramas. Como ejemplos
pueden mencionarse, la micrófilas: Larrea divaricata, L. nítida, Lycium
chilensis; las parcialmente áfilas: Bulnesia retama y las áfilas: Fabiana
denudata y Ephedra breana.
Esta situación también se presenta en la mayoría de los
nanofanerófitos no áfilos. Como ejemplos se pueden mencionar a Lycium
spp, las cuales, según su ubicación altitudinal, pierden su follaje con mayor
o menor rapidez. Estas plantas son similares a las terófitas, en el sentido
de que pasan el período crítico en estado de dormancia, pero difieren de
éstas en que soportan más tejido en la época seca y que pueden responder
con mayor celeridad al retorno de la época húmeda (Solbrig et al., 1977).
4.
Muerte de la parte aérea en la época seca o fría del año
Las hemicriptófitas y geófitas son abundantes dentro de la región
puneña, la muerte de la parte aérea, aparece estar más ligada al frío que a
la falta de agua. Entre estas especies se encuentran las plantas más
consumidas durante el verano por parte de camélidos silvestres y ganado
doméstico, como Sphaeralcea mendocina, Pachylaena atriplicifolia ,
Hoffmansegia spp, y los coirones Stipa frigida y S. speciosa, que son
intermedias entre las anuales y los arbustos perennes deciduos.
5.
Muerte de la planta entera en la época seca o fría del año
Pasan las estaciones desfavorables bajo la forma de semillas, por
lo que según Solbrig et al. (1977), tienen mayores probabilidades de
supervivencia en área secas o con lluvias no predecibles, en relación a los
bulbos o rizomas.
6.
Reducción de altura y aumento de la densidad del follaje
En la región puneña y altoandina (principalmente en ésta última),
se encuentran gran cantidad de plantas en cojín, en placas y arbustos
enanos. Esta estrategia obedecería por un lado, a la acción desecante de
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
11
los vientos, y por otra, estaría ligado a la disminución de la temperatura
con la altura. La mayor densidad del follaje, garantizaría la conservación
de la humedad acumulada debajo. Los efectos de las fuertes heladas se
compensaría por el calentamiento más rápido a nivel de la superficie del
suelo (Ruthsatz y Movia, 1975).
Inventarios de vegetación
El catálogo de la flora descripto por Cabrera (1958) para la región
puneña y altoandina de las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, indica
la presencia de 664 especies, de las cuales 650 son plantas vasculares
(Tabla 1). La Provincia de San Juan cuenta con un exhaustivo inventario
de su flora incluida el área correspondiente a la Cordillera Frontal (Kiesling,
1994). En el BOX 2 se indica los usos de los principales géneros de plantas.
Tabla 1
Distribución de las especies vegetales según las formas de vida de
Raunkiaer para la Puna de la Provincia de Jujuy
(Ruthzat y Movia, 1975).
Altoandina
Puna
182
317
Microfanerófitas (%)
0
0,6
Nanofanerófitas (%)
5,5
16,1
Caméfitas (%)
11,5
8,2
Hemicriptófitas (%)
58,8
44,2
Geófitas (%)
25,8
9,6
Terófitas (%)
5,5
13
Suculentas (%)
0,5
6,3
0
1,2
100
100
Especies
Epífitas (%)
Porcentaje (%)
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
12
BOX 2
Usos históricos y presentes de especies vegetales silvestres
y domésticas
Hay detectadas más de 15 géneros de plantas empleadas
con fines medicinales en la Puna argentina (Cabrera,
1958). Entre las principales se pueden mencionar las
siguientes: Rica-rica ( Acantholippia ); Lampaya
( Lampaya ); Arca yuyo ( Chenopodium ); Airampu
( Opuntia ); Pingo pingo ( Ephedra ); Bailabuen
(Haplopappus); Copa-copa (Artemisia); Chachacoma
(Senecio); Poposa (Warneria).
Especial atención merecen tres grupos vegetales, dos
árboles: Queñoa (Polylepis) y Churqui (Prosopis ferox)
y los arbustales de tola (Parastrephia, Fabiana), por el
intenso uso al que han estado sujetas desde tiempos
pretéritos hasta el presente. Rotondaro (1994) describe
las siguientes especies vegetales que se utilizan para
la construcción: troncos de Queñoa para dinteles,
postes y vigas, arbustos leñosos para base de techos
(Parastrephia, Baccharis, Fabiana), paja para adobe y
techos (Stipa, Festuca). La madera de Queñoa se ha
venido utilizando como combustible doméstico y como
fuente de energía en minas y panaderías, también se
la usa para varillas de cercos y para tallas. La tola, por
su biomasa, constituye una fuente de combustible muy
buscada localmente, Las cactáceas del género
Trichocereus se utiliza como material de construcción
(marcos, puertas, vigas) (Braun Wilke, 1991).
La agricultura se encuentra restringida a pequeñas huertas
cercanas a las viviendas. Se produce quinoa
(Chenopodium quinoa); papa (Solanum indigenum);
habas (Vicia faba), especie exótica de Eurasia; maíz
(Zea mays); alfalfa (Medicago sativa), especie exótica
utilizada como forraje (Cabrera, 1958; Ruthsatz y
Movia, 1975.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
13
Las poblaciones humanas
La densidad humana en las áreas rurales de la Puna y Cordillera
Frontal no supera 1,7 habitante/km 2, encontrándose las mayores
densidades en Jujuy (0,7 - 1,5 hab/km2), disminuyendo en Salta y Catamarca
(0,1 hab/km2) para ser nula en La Rioja y San Juan
En su mayor parte la población rural es de raíz indígena (Paz, 1991).
Como ocurre en muchas áreas de Argentina, la tendencia de las poblaciones
humanas es la de emigrar hacia los principales centros urbanos, lo cual
lleva a mostrar una tendencia de crecimiento negativa. En la región andina,
la migración es por busca de trabajo y/o estudio, representa una de las
estrategias supervivencia para los habitantes rurales. La ruptura del
esquema socio-económico tradicional y la destrucción de las economías
regionales producen drenaje permanente de población tanto masculina
como femenina. Contrariamente a lo que podría pensarse, las situaciones
de extrema pobreza dificultan la migración o no la estimulan (Forni, 1990).
La actividad económica sobresaliente de la población rural es la
ganadería extensiva. La característica principal de la actividad ganadera
es la estrategia de “hatos múltiples” criándose simultáneamente ovinos,
camélidos, caprinos y en menor medida bovinos (de variedad “criolla”,
completándose el cuadro con asnales (en muchos sitios existen poblaciones
asilvestradas) (García Fernández y Tecchi, 1991).
El principal componente de la ganadería es la de brindar fibra y
alimento, y el mismo animal como objeto de intercambio. Prácticamente el
ganado constituye el único bien económico no monetario, acumulable y
que, por lo tanto, permite la capitalización del poblador rural (Forni, 1990).
La situación actual del sector agrícola de la Puna argentina se la podría
considerar como una economía en el límite de la subsistencia (BOX 3).
La minería, limitada históricamente a ciertos centros dispersos, ha
tenido un gran auge en los últimos años con el asentamiento de grandes
empresas mineras multinacionales, en distintas localidades de la Puna y
la Cordillera Frontal.
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
14
BOX 3
Estructura social y productiva en comunidades pastoriles de
la Puna de la Provincia de Catamarca. Localidades de La
Lomita (Laguna Blanca) y El Peñón, 400 personas agrupadas
en 65 unidades familiares (Forni, 1990).
Ocupación del jefe de familia
Criador - pastor
Otros
92 %
8%
Causas predominantes de migración
Trabajo
Estudios
Casamiento
67 %
24 %
9%
Ubicación de los corrales para el ganado doméstico
Casa
32 %
Casa-campo
24 %
Campo
30 %
Sin corrales
14 %
Uso de corrales
Sin corrales
Cultivo
Ganado
Ganado-cultivo
14 %
25 %
26 %
35 %
Cultivos en huertas familiares
No cultivan
Cultivan
22 %
78 %
Importancia de diferentes cultivos
Maíz
Papas
Habas
Alfalfa
Quinoa
16 %
25 %
27 %
28 %
4%
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
15
Edad en que comenzó a trabajar el jefe de familia
6-9 años
24 %
10-14 años
48 %
> 15 años
28 %
Primera ocupación del jefe de familia
Pastor-Criador
Zafrero
Peón
Minero
Hilador
Telero
Otros
41 %
13 %
7%
20 %
7%
5%
7%
Distribución porcentual de ganado doméstico
Llamas
14 %
Ovejas
52 %
Cabras
27 %
Asnales
5%
Vacunos
1,5 %
Mulas
0,5 %
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
16
Fig. 1 - Distintas unidades morfoestructurales
de la Cordillera de los Andes
Fuente: Bonaparte (1978)
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
17
Fig. 2 - Climatogramas correspondientes a tres localidades de la
Puna argentina
Fuente: Cabrera (1968)
Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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