CLASIFICACION DE TERRENOS EROSIONABLES

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MADRID
NUMERO 9-56 H
MAVO 1456
CL A S IFICACION DE TERR ENOS
ERO SIONABLES
Por JOAQUIN G. DE AZCARATE
[ngeniero Agrónomo.
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Esperamos que las líneas que presentamos a continuación sirvan al lector de guí,a y orientación para
que pueda hacer de sus tierras el uso más apropiado
y racional de acuerdo con sus posibilidades y características, evitando de este modo su pérdida o depauperación. Porque si es lógico y conveniente que el
agricultor se afane en sembrar las variedades de
semillas más seleccionadas y productivas, en combatir las plagas y enfermedades al m.enor indicio de
presentación, en modernizar y mejorar aperos y maquinaria o en explotar raz,as de ganado más precoces
y resistentes, ino lo es, con mayor motivo, que procure, por todos los medios a su alcance, evit,ar que
se pierda su tierra, fundamento básico de todas sus
actividades?
E1 SERVICIO DE CONSERVACION DEL SUELO
AGRICOLA, del Minist.erio de Agricultura, presta su
ayuda a los agricultores para resolver todos los problemas relacionados con la defensa contra la erosión
en las tierras de labor, así como los Servicios For•estales atienden a la corrección de 'Torrentes v otros
trabajos de defensa en las zonas montañosas.
CLASIFICACION DE TERRENOS EROSIONABLES
^s ir^eluclible deber cle tuclu agricultc^i- la c^^i»ei-^-arió^i
cle sus ticrras y el ^ilKinterliiniento ^de la capacidad prucluctura de las misma5, l^rinci^^al leaado quc ha de ceder a,u^
hijos y ^^atrimonic^ insustituíble de nuestr^i Patria, del rual
depeli^de la ali^l^entaci^ín de su población, en c^^nstante ir^creu^ento año tras año.
Una de las priiicipales caus^i^ del eiiipobrecimi^ento cl^
nuestros campos es la er^^siún, teilómeuu ^le t^clos am^^^cid^^,
^^or el cual sus inejores tierras ^un arrastradas ^^^r las agna^
de las iluvias torrenciales, <<ue cau^an ^lañ^^s en las parcelas
de cultiva ^^ pasto, unas veces con carácter esPectacular, inteiis^^ y alarniante ; otras, de f^ ^rn^a más lenta e insidi^^^sa,
pero quizá má; peligr^ ^sa, p^ ^r ese n^ism<^ mc^tiv^^ de ser P^>co
^^stensibles y hasar inadvertidos ; la c^msectleu^ci^ final es 1.^
ruina de nuestros preclios, la clisminuei^ón cle las coseehas y.
con freettencia, el abando^n^^ cle terren^c^^ c^m^^ertidos en verdader^^s desiertos, que h^>>^ ^lía abarcan millunec de heciárea^
^le riucstro ^^aís.
Las causas de estos dañ^ ^s erosivus hay que atribuirl<i^
tanto a la irregularidad }' ^^i^^lcncia de las lltivias, y a la hcndiente, natttrale^.^l ^- c^mfi^-uraci^^n ael sucl^, c^^m^ a uii in^ldecuado us^^ ^del mism^^, frut^o unas veces del afán de lilcr^,
^^tras de la i^-noran^cia del a^-ricult^>r.
rn efecto, terrenos perf^ectamente apt^s para bosques o
^nstizales, l,^ero no para el cultivo, 1l ser mttu-ados v tras
unos añ<^s dc hing-iies ^• e»^1ñ^^^^a: c^^secha^, Pr^mt^^ se presentan ,urcadr^s de barranc^>> v picrden su m^ejor tierra ^uperficial ; en otros, que pc^drízn ctilti^^arse sin te^1^^^r al^tu^c^,
siemhre ^^ue pred^minaran en las alternativ^^ la^ cosechas
de tiho forrajero, sur^en l^s citados dañns al sr^^l^t^^eter]^^ al
m:onocultivo esquilmantc (eiempl^^ : cereal - b^lrhech^^) : en^
^tras ocasi^nes, el em^^le^ ^le ^leterminadas ^^rácticas de cul'tivo (surc^s a ni^^el, terrazas, etc. j ^^uede eliminar l^ ^ efect^^s
-aerosi^-o5 c^ue se ubser^-an con ^1 usv de l^^s sistemas cu^nlunc^
y rutinarios, tuucha; veces absurd<^;, cual ^es el trazado ^lc
los surcos de arrib.^ a abajo, a taVt^r dc la 1>endiente natural del terreno.
Interesa eatraordinarianleute al <t^;rictllt^^r "conocer" stl
tierra, en el alll^liu ^^^utido d^ la ^tal.at^ra: e, ^decir, saber a
dué usos y prá^ctica5 httede s^^^t^ieterlas, y dué^ l^rt,tluctos htlede ubtener de la; n^i,nla^ 5in tlue ^^ea lnern^ados stl valor, su
fertilidad y su ca^^acidad de prodtlcción. 1" cotno las características del terrenc, varían mucho, nt^ sólo de un lugar a
otro, sino attn dentr^^ de ttna ini^tiia tinca ^^^ parcela, se ^^rc,
senta la necesidad ^de e^tablecer ttna clasificación que catalogue las tierras de acuerd^^ con^ stls ^yt^sibilid.tcl^es y su lnayor o menor sttsce^^tibili^laci a sttfrir l^^s cfect^^^ destrtictores
de la erosión.
^' a falta eu ntlestru >^>aí; de una clasificació» ^ficial en
este sentido; c^frecenu^^, en las hág^ina5 clu^ si^-uen, la clasificación de terreuo; adn^^^tada ^x^r cl SerVicir^ de Conser^^ación de Sttelo; del De}^artan^ent^^ de .^^;^ricttltttra de los ^stados Unidos, cttte a^l^sideraln^t: del n^^íainx^ interés, no ^^^rqtie
las condicianes a^rícola, ti^e dicho ^^aís sean, en ^lnodo alguno, idénticas a las nuestras, sino ^1or servir de orientaci^m
y marcar la nornia a seguir en cada caso harticular.
Dicha clasificaciót^ distribuye las tierras en ^^ch^ cate^;-^^rías, según se indica en. el siguiente cuadro :
5in ii_•re:idad d e medid^u p rotectaas .........
T.err^^nos aP tos Pa^^a C r^^^ 1ei^cillas
me^lidas protectoras ...............
el cultivo . .
Con intensas medidas protectoras ................
Tcrrcnos aptos para ^•1 cultico s51o oca^ionalmcnte .....................
Terrcnos no aptos
p a r a el eultivo,^Sin necesidad de ^nerii^las protectoras.........
aprovechables pa- Con sencillas medidas protectoras ...............
ra bosques o pas-^Con intensas medidas protectoras ................
tizales ..................
Terrenos sin aprovechamicnto agrícola o fore;tal ................_...
Clasc
1.
] l.
Clasc
Clase
lll.
Clasc
1\'.
Clase
Clase
Clasc
V.
V1.
V1I.
Clase V111.
Pasemos a c^ntinuacitín a describir, sic^uiera sea bre^^cmente, las hrinci^^ale^ cal-lcterí^tica^ tle cada clasc cl^ terrenos.
Terrens>s de la clase I.
^l^tos ^^zrcz el c^r^rltivo sirr rr,t'^•cs^i^^^^r^cl rf^^ rr^^e^lYi^^fa^s cl^^ ^rotcc^^r(^ra.
Son tierra^, hor l^> c^^mún, }^rt^fun^la^, fértiles, llanas c^
e^»^ eseasa pencliente ( h^^r Ic^ e^ ^^uún, men^^r clel ^^ por > oo ^en
lus secanus v del > iwi- too en lus regadíos), y que lnt.clen
ct^ltivarse cle i>>u^l^^ c^mtinu^^ ^^ mediante ]a^ ^^ráctica^ ^^r^li-
I^it;.
i.-Terren^r ^Ie cega pertrnrcie^ites a la clase I.
narias Ilabranza de stu^r^^s e» iíiiea recta, por ejem}^lt^; sin
temor a la er^^sión, cttyl^s dañ^^^s ^on in^i^nifican^tes u i^ulos.
"L'am^>oct^ adt^lecerán de e^ces^^ cle hun^c^la^l, ^xaigi o cle inun^lación tii ning:,ila otra c^^ntinge^lcia r^iie re^juiera el ^emple^^
cle n^edi^las esheciale^ cle culti^-^^ ^^ saneamiento.
I^,u^ rendimientos clc la^ c^^^echa^ en este tipo de terrenos
serán buenc^s, si bien ^^ueden re^luerir abvn^dos en cantidades corrientes para restituir ^l ^ttel^^ los princihios >Itttritivos
extraícl^^^ por las ^^^^echa^ : rieg^^^s, en lo^ climas demasiad<^
^ecos : cl emple^^ ^le alternati^^a^ racionales y clemá^ hráctiras c^m;i^lera^lrl^ u^ualmente r^ ^m^^ ^le buen<t lahran-r.a.
Terrenos de la clase II.
Aptus ¢^^a^r^z el c^^lfiivo rrie,c^^ia,yit^^ sc^rt^c^i,ll^^rs vYUed^i^^,rrs
hr^^tc^rt' ^va^.c.
También de buenti calidad son, sin embar^u, algu susceptibles a la erosión, por lo que pueclen cultivarse de mod^>
continuo, p^ero cc^^n la condición de que se adopten sencilla^
medidas de ^^rotección. Su pei^diente, mayor que en la cla-
I^ i^. z.--La labrauza sebíiu curva, dc ni^ el y otras seucillas ^}r^ícticas Qe defeusa
hubíe^en evitado los dai^o; que se observan en c;tos terrenos, clasificados en la
dase IT.
se I, suele ^^;cilar ali-ededor del ^ hor roo, si bien nc^ hueden marcarse ?íii^it^^s exa^ctos para la misma, y<L que el peligr^^
cte erosión depende de c^tra5 ^uuchas circunstancias (eshesor
de la tierra lab^^rahl^, cuu^titución de la inisiz^a, clima, pc^sibilidad de recibir a^-uas de zonas lliás altas, ^etc.); ^^^or esto,
un terrenc^ con el ^^p^ur ioo de pendi^ente y tlna caha de ^red^i
^mhermeable a 35 centimetrus de pr^tundidad pttede ser mucho más er^^sionable que otro con el io por too de pendientc^
y^ dos n^etr^^s ^le e^^1e^^^r, de suel^ Permeahlc.
-7-
Entre las niedidas de protección necesaria^, todas a}^^li^cables cun facilidad, }^ueden citarse: el laboreo segíuz curva^
de nivel, cíe modo que los surcos turniados retengan el agua :
las alternativas en que intervengan cuítivus forr.^ljeros espe^^_^s, que l^rotejan el suelu con ^u cttbierta vegetal y sujeten
las }^artículas térreas con su raig-arnbre; las fuertes estercoladuras, que suministren materia orgániccl ^il suelo y un
mayor poder absorbente y reteutivo para ^el agua ; el establecimiento, durante las temporadas lluviosas o é}^ocas en
que la tierra esté cíesnuda de vegetación, de cubiertas }^r^tectoras cíe paja y restos vegetales, que evitert el impact^^
directo de la lluvia sobre el terreno; la formación de senci]los desag-iies, cubiertos de césped, que den salida a eventuales excesos de agua, ete. etc. No es finalidad de esta htlblicación la cíescripción de todas e^stas prácticas, c}ue, h^r ^^tro
lado, }^uede encontrar el lector en la bibliografia ^}ue reseñamos. La no adopción de las mismas da lugar a daños er^sivos en grado moderado y a una lenta, }^ero progresiva disminución de los rendimientos de las cosechas.
También ^e incluyen en esta clase aquellas tierras que.
^iu ser erosionables, requieren para su correcta exl^lotación
la adopción de sencillas prácticas ^de cultivo disti^ntas de las
usuales, comn, Por ejem}^1^, ligeros despedregacl^s, enmiendas y abonados para correg^ir sus posibles deficiencias, p^equeñas obras de saneamiento, terrazas de abs^rción nara retener la humedad, etc.
Terrenos de la clase III.
_-^^tos ^cza,;r el ^•rrltr:vo m.ed^^ante ^-ntensas trU^^d^i^c^,n,c
de r^efcrnsa.
Se incluyen en c^ta clase aquellos terrenos co^n^ may^^r
l^endiente que los de la clase II (alrededor de un io }^or zoo),
o bier? los que, con menos decli^^e, p^^seen nna cahrt cle° tierra
la.h^rable de menc^s espesor, o de naturaleza y^iracterística^ más destavorables, o bien sometidos a lluvias más int^nsas ; eu una palabra, con mayor peligro de erosión, cuvns
-8-
daños puecícn mostrarse ostensibles hasta con carácter intenso.
StI ^continu^o aprovechamiento para el cultivo present^c
mayores obstáculos y requiere la aplicación de severas mrdidas de defensa. Entre ellas pueden citarse todas las relr^
tivas a los terrenos de la clase II, pero practicaclas con m<í^
intensidad y cuidado ; así, por ejemplo, los cultivc ^s frn-ra je-
I^ig^. ,3.-Il^efensas de mami^ostería en seco construídas en t^enrnos de vaguada
pertenecientes a la clase III.
ros protectores ucuparán más años en las alternativas. la^
tajas de cultivo serán más estrechas, ^^ la:^ terrazas escalonadas, que a^-eces son necesarias en aquéllus, casi siempre deberán establecerse en los de 1^, clase III, en sus diversas modaliclacle5, segíin lc^s casos.
Pttede, inclttso, hacerse precistl 1a distribucic^n escalonada de 1os cultivos tormando bancales, con la^ contrahttella,^
cle los mismos firmemente prote^-idas ccn cés^^ed.
En los lugares susceptibles a la formación de cárcava^
son necesarios los diques de tierra o mampostería en secc^.
que disminuyan la vel^^cidad de las aguas, aminorando ^i^^
- l -
etectos clestructures y permitiend^> sedimentarse a las partícttlas de tierra en suspensión. L;special atención debe prestarse a estas corrientes eventuales y a los desagiies de las
terrazas y, a ser posible, se dispondrán zonas permanenteniente cubierta; ^le césped, donde las aguas viertan y se ex±iendan.
A esta clase pertenecen tarnbién aquellos terrenos que,
rneno^ suceptibles a la erosión, requieren, sin embargo, la
adopción de intensos métodos especiales de cultivo ; obras de
saneamiento, canalizaciones o establecirniento de riegos, con
grandes cuidados cle conservación o dificultacl cle establecimiento; la modihcación de sus características tísicas o química; mediante intensas enmiendas o abonados, etc.
Un terreno no puede tampoco incluirse en una clase de?^•rininada de modo permanente, pues sus características
pueden variar. 1^sí, tu^ terreno originariamente de la clase II,
debido a una inadecuada explotación o a continuados "cultivos de rapiña", puede empobrecerse de tal modo por la erosión, que, al cabo de los años, tenga qtte catalogarse en la
clase III o en otras ^posteriores de esta clasificación. Y esta
retrogradación suele ser tanto más peligrosa cuanto menos
ostensible sea, ya que a un agricultor, visiblemente alarmado ante la f^ormación de barrancos en stts predios, por los
que discurre durante las tormentas el agua c.argada de sedimentos, pasa, por lo general, inadvertida la pérdida u^niforme de un centímetro de espesor ^íe sus tierras laborables aI
cabo de un año, o un ligero incremento de su proporción de
a,rena a costa de elementos más finos v valiosos.
Terrenos de la clase IV.
.-^^t,os j^^ara el cultivo sóln oc,^z.rr;o^^^i^crlync^itte.
A medida que aumentan los peligros de erosión y las dificultades de ^cultivo, crecen del mismo modo la necesidad de
establecimiento de medidas de protección y de sistemas de
cultivo cada vez más complicados y, al mismo tienipo, más
costosos ; pues así como las prácticas sencillas, tales como el
- Ip -
laboreo según curvas de nivel, no ^sólo no representan gasto
algttno supletorio, sino que, por el contrariu, facilitan el trabajo, evitando los golpes de fuerza necesarios para labrarcuesta arriba, los abancalamientos intensos, 1a construcción
de muhus de contención y otras medidas similares que representan ttna^ oneros.a inversión, y, a partir de un límite determinado, variable can las eircul^istancias de cada caso y con
I^ig. ^,-"l^erreuos de la clase IV, empobrecidos pcr ^el monocultivo esquiltuante.
Las señales de la reja del arado sobre lo que fué subsuelo denotaa la pérdida de
tierra, que se hubi•ese evitado utilizando cultivos forrajeros protector^es.
las diferentes époeas, haeen prácticamente antieconómico el
cultivo continuado de los terrenos ^en cuestión.
Se incluyen dentro de la clase I^' aquellos t^errenos que
sólo pueden cultivarse de forma remuneradora y sin peligro d^e erosión a^espaciados intervalos ^de tiempo; por ejemplo, una vez cada seis o siete años, y ello adoptando con todo
cuidado las medidas ^de precaución crn7signadas para clases
anteriores, sobre todo al barbecbarse. Esta clase comprende,
l^or tanto, aqtiellos terr,enos más pendientes y escarpados que
los de la clase III, muy susceptibles a la erosión o empobre-
- II -
cido^ í^or í^rácticas anteriores inadecuadas. 5u mejor enipleo, en los intervalos en que no s^e cultivan, radica en ía
pr^_^ducción de heno o como pastizaíes.
1-, a estos efectos, hemos de acíarar que, siendo el de los
prados y pastizales un cuítivu como otro cuaíquiera, que inclu;ú píantea probíemas de carácter agronómico más complejos y difíciíes que lo puedan hacer el maíz o el olivo, cl
término "cuítivo" que estanlos ^empleando al habíar de la
aptit^ id o in^aptitud para el mismo de ías diversas clases dc
terreilo se refiere al de aquellas plantas de carácter poco <^
nada protect^or (cereaíes para grano, tubéreulos, vid, frtrtales, plantas industriaíes, etc.), esquilmantes y que requieren
nunierosas íabores, realizadas con los diversos instrtunentos
de labranza, no aí de ías diversas especies pratenses, protectoras mejorantes del terreno y que, en general, requieren
mtirhas menos labores para su cultivo.
Terrenos de la clase V.
Aptos, sin linzitaci'órt, j^a^^a bosq^i^es o pastizalc^s.
^us características topográficas son similares a las de l^^s
terrenos de ía cíase I^ es decir, son ]lanos o casi llanos, y no
presentau peligros de erosión. Su incapacidad h.ara el cultiv^^
obedece a ía mala calidad de la tierra, escasa profundi^lad
de la misma, alcaíinid.ad o acid^ez, o exceso de humedad en.
el terreno, sin posibilidades prácticas de saneamiento. Tan^bién se incluyen eu esta clase los terrenos ílanos í^rofund^ ^s
y fértiíes, pero con un clinla demasiado seco y sin dis^^^nibilidad de agUa para riego.
Toda^ estas circunstancias que iinpiden los culti^^<^s ^^rdinarios pueden, no obstante, consentir el uso de estos terre^los para bosqttes c^ pasti^ale^ sin necesidad de medida alguna protectora distint^a d^e las ordinarias. Bien entendido que.
a diterencia de los terrer^os ^de ías clases VI y VIí, un inadecuado uso de sus aprovechamientos, tales coino el pasto^-e^^ ahusiv^^ n la tala de arbolad^ sin tasa, afectarán, sí,
^^ la calidad y producción del bosqtie o p^astizal _y cíisminuirán los rendimientos con^iderados a plazo corto, pero no determinarán daños erosivos ni disminución de la capacidacl
prodttctiva ^',e! terreno, en el qne puede ser restablecida ^il
F^ig^. 5.-'Cei-renos ]lauos y poco erosionables (clase V), pero Gue por sus características no son aprovechables para el cultivo, pudiendo dedicar,e a pastos e a
la plantación de arbolado.
cubierta vegelal rnediante nu^eva plantación o siembra y tran^ctirso del plazo necesario para el crecimiento.
Terrenos de la clase VI.
A^tos sólo para bosqiGes o[^astiz,^les, me^d-icvr^t.e se°ncillas
rned'tidas ^rot^ectorás.
De mayor declive que los cle la clase I^^'^ (suele os^jlar
alrededor del 2o por Too), o con capa de tierra de menos
pt•ofundiclad, no pueden ctiltivarse, y lo mejor, para evitar
1,^ erosión, es tttilizarlos como praderí.as o para la explotación de arbolado, requiriendo sólo ligeras niedidas de protección.
- ^3 -
`iu l^riuci^^al cletensa cuntra lus ei^ectus de^tructc^re^ de
la^ aguas yace é» la cubiet-ta vegetal prutectora ; hor tanto,
dicha> i^i^didas debei^^ urieirtarse princip^lmente al inanteniniientu ^le la n^isn^a en adecuado estad^^ de fr^mdu,idad v
c^^^es^!r. P^den^os citar la repoblación forestal, la sujecián
de (a^ curtas a un plan i•acional de ordenaci^n y 1^^ ^^rotecc^^n r^^ntra l^^s incendi^,s de lus bos^^ttes.
La r<^turaciói^ y ^^uesta en cultiv^^ cle ^leterminadas tie-
Fig. f^.-F.1 pastoreo abusivo ^^ la [alta ^ic cuidados del lia,tiz.al han ^lado lu^;u
a!a ca^i ^ic.a^iarici^ín de la vegetación herbácea protectora }• subsiguientes daix,^s
erosivos en ^esto ^ terrenos de la elase VI.
rr<<^. tras cc^rt^ti años de engañosa; c^,s^erha;. cl.i lugar a^^ue
^^ttec(cii ^^ermane»ten^ente c^m^^erti^las en rstérilr^ ^riale^.
Re^^^ect^> a las praderías, ctilbe citar la siembra de especie^ ^elecc:i^^nadas y adaptadas a cacla inedio, junt^^ ec^n 1<^s
abn»<td^^ y encalados neces^ri^s, ^extremos c^tie casi siemhre
^c ^^.-lsan ^^^r alto si» razón, hues si sc cuida y abona la
tierr^^ ^^ue ^^r^^lucc tri^-^. ^^atat^s o al^-odón, ^ Por nué n^
liacerlo c^n la que produce carne, leche ^ lana n^e^^iante sus
^^^a^t^^^ i- c^l ^anacl^ qtie de ^ellos ^^ive?
- I¢ -
Una de las causas más frecttentes del empobrecimient^
y deterioro de estos terrenos yace en el pastor^eo abusivc^ a
que se s^ ^meten ; las diversas especies pratenses necesitan crecer, constitnir reservas y, en ocasiones, florecer y fructificar, para mantener el terreno debidame^nte cubierto; pc^r
tanto, debe limitarse racionalmente tanto el níimero de cabezas qu^e pasten como el período de tiempo en que lo hagan.
Si tu7 pastizal determinado sóh posee capacidad para mantener una oveja por hectárea durante ocho meses del .año, el
pretender sostener en el misnio dos uvejas por hectárea durante ios doce meses sólo concluce a la ruina del rebaño, del
past^^ y a la pérdida de la tierra. Por anál^agas consideraciones, debe evitarse el pisoteo de terrenos híimedos ^^ encharcaclos, establecer una adecuada rotación de los terren^„
`^ di^tribuir convenientemente los abrevaderos.
En climas demasiado secos, c^m^ casi todos los de España, favorece considerablemente a la vegetación el establecimiento de terrazas de absorcián y surcos a nivel, así com^^^
otras sencillas mediclas de retención y manejo cle arua^. ^^
no pod^emos dejar de citar los e^celentes resultados recientemente obtenidos con unas cuantas especies forr.^jeras ( i)
resistentes a las más adversas condiciones climatológicas v
que ofrecen un prometedor porvenir a ehtensos yermos de
nuestra Patria.
Terrenos de la clase VII.
Aptos ^ara bosques o ^astiz:ades con iaateias^as ^ar^a'icters
de^ f^TOtccc'^i^n.
Esta cla^c comprende aquellos terrenos escarpadus,
abrup^tos y pendientes, mny snjetos a daños emsionables, v
enyo único aprovechamiento racional lo constitnyen los bosques o pastizales, administrados c^n severas medidas restrictivas para evitar el emp^brecimiento y arra^tre de la tierra.
(i) Perten.ecientes a los género, ,Iqrop^^ru^nc, E^^^ayrnstis, Pholaris^, Ell^^uvr.c,
^angwisorU^ y otros, originarias de Siberia, .Africa del Sur, Attstralia, 9mérica
del l^'orte, etc.
- I^ -
EI hastoreo, en general, ofrece menos posibilidades que en
la clase anterior, debiendo limitarse a determinadas y cortas
temporadas, y vigilarse con mucho cuidado ; en estos terren^^s ^w deben radicar abrevaderos, lugares de repartos de
sal, etc., que dan lugar a frecuentes concentraciones de animales, c^n el exceso de pisoteo y estragos que determinan
l:n muchos casos no es p^osible el past^^reo y el n^ej^r
l^i,q. ^.-EI aproaechamie^ito for,estal de csto, terrenos de la clase VII requiere
^a rjeciuión de irabajos de corrección hidrológiea dé torrenteras para evitar
nuevos desmoronamientos y pérdidas de tierra.
a^^rovechalniento para evit^ar daños es el forestal, coi^ la^
linlitaciones pertinentes, repoblaciones, precauci^^nes ^contra
incendios, y a veces otras medidas de más envergadura.
c^^mo pueden ser determinadas obras de manejo d^e aguas,
.^bancalamientos, consolidación de terrenos y^cr,rrecci^n hi<lrológica de torrenteras.
Terrenos de la clase VIII.
h^^titi.lc^s para cz^.alqui^é7^ a^r^^^^er.h^am^ierr.to agríc^olc^, fo^-cst^rl
o gcra^crrlero.
En csta clase se inclttyen a^^uellos terrenos n^^^ntaños^^^; y
- I'6 -
abruptos co^i la roca al descubierto; los ^eriales cuya tierra
fué arr^^_^trada por las aguas ; los pedreg^osos y áridos ; los
arcnale^ pantanos y saladares y, en general, todos aquellos
que, bien por sus condiciones naturales o, lo que es más frectiente, por un inadecuado aprovechamiento realizado p^r el
hombre a través de los años, carecen de capacidad para sostener una vegetación permanentemente. La ak^t^ndancia en
Fig. 8.-Ohsérveuse en ,el 2o^ndo terrenos montañosos de la clase VII] que han
1>erc^ido totalmente su tierra ve^'etal.
España de terrenos de esta clase, que constituían antaño
frondosos bosques, ^excelentes pastizales e incluso tierras de
pan llevar, es una advertencia para que se apr^eci^e la itnportanci.a que tiene ]a lucha contra la er'osión.
P, I RLI OGRAFI A
1^^^^f^^I+sa d^°l sPir'lo agrícol^r.-AIInRÉt^. Aladrid, 19^ç6.
llan.url dr e onsere^a^c^óli de si^nlos. Yublicación TC-a43 de la Secretaría de Estado de los Estacios L?nidos.
Coliservaeióri d^e sioelos. Ilyi ^^st^icdi•o int^er•>7a^c^'•onl^l. H;studios ag^rícolas^ de la
F. ?. O- Publicación Ilítm. }.
L^^z r'rosióii ^^ t,a col^tisc'rz^nrió^rt^ del sne.^ln ^^ra E.rj^a.ri^a.-(InsTituto de l^^ tudio. _AgroSocia'^es. _^ladrid, 1955•)
GR,4FIC.AS
UGUINA-MELENDF.Z VALDES,
^ -MADRID
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