Guía para preparar las alegaciones Alegazioak prestatzeko gida

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Guía para preparar las alegaciones
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Actualizada a 08/02/2011
2011/02/08-an eguneratuta
GUÍA PARA PREPARAR ALEGACIONES
CONTRA LAS SUSPENSIONES DEL DERECHO A LA R.G.I.
1. El porqué de estos consejos u orientaciones
2. Dónde presentar las alegaciones
3. Cómo calcular el plazo de diez días
4. ¿Qué ocurre si no recibimos la carta o no presentamos las alegaciones dentro
del plazo?
5. ¿Qué forma ha de tener el escrito de alegaciones?
6. Algunos posibles motivos de alegación
7. ¿Qué ocurriría si no consiguiéramos parar estas suspensiones mediante la
movilización y rechazaran las alegaciones? ¿Cuáles serían los siguientes pasos
legales a dar?
8. El verdadero motivo de estas suspensiones y demás recortes sociales
1. EL PORQUÉ DE ESTOS CONSEJOS U ORIENTACIONES
Como ya ocurrió el pasado mes de diciembre, cientos de personas y familias perceptoras de
la Renta de Garantía de Ingresos recibirán este mes una carta comunicándoles que se ha
iniciado contra ellas un procedimiento de suspensión del pago de la R.G.I. por no
encontrarse inscritas en Lanbide o el INEM. Al parecer, la intención de la consejera de
Empleo y Asuntos Sociales y particular impulsora de este tipo de medidas, Gemma Zabaleta,
es repetir este control tan “riguroso” y “personalizado” todos los meses, partiendo de un
simple cruce de datos informático entre las listas de Lanbide-INEM y la de todas las personas
mayores de 23 años y menores de 60 que pertenezcan a una unidad de convivencia (UC)
perceptora de la RGI y tengan teóricamente la obligación de estar “inscritas
ininterrumpidamente como demandantes de empleo” —no todas lo tienen, pues la ley
establece algunas excepciones; además, en ningún caso se dice que esa inscripción deba
hacerse en el INEM—. Y no sólo eso, sino que ya están previstos o en marcha otros
cruces de datos semejantes, por los cuales se suspendería el derecho a la RGI de quienes
tengan algún inmueble en propiedad diferente al del domicilio habitual —en la mayoría de los
casos, personas que han recibido una herencia pero por distintos motivos no pueden vender
ese inmueble; o que han debido abandonar una vivienda de la que son copropietarias tras un
proceso de separación o divorcio—, o la de quienes tienen una habitación alquilada en un
lugar donde anteriormente vivían otras dos UCs perceptoras de la prestación, por ejemplo.
Desde Argilan tenemos claro que ante este tipo de medidas1 apenas servirán ya las salidas
individuales y el que cada cual trate de buscar soluciones por su cuenta —el “hablaré con la
asistenta a ver si lo arreglo” tiene los días contados—, y que hará falta algo más que
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Suspensiones colectivas como la de diciembre, que hubiera situado a 6.262 hogares en la más absoluta pobreza,
y decididas en un despacho mediante un simple ordenador sin tan siquiera examinar cada caso o consultar con
quienes se encargan de hacer el seguimiento de las UCs afectadas
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presentar unas simples alegaciones o poner un recurso para obligar al Gobierno Vasco a dar
marcha atrás en este tipo de políticas. Entre otras cosas —las movilizaciones de diciembre
son la mejor prueba de ello—, los y las perceptoras deberemos intentar responder ante
estos atropellos de manera colectiva, pero también buscar el compromiso de los agentes
sociales y del conjunto de la ciudadanía en la defensa de este derecho fundamental a una
renta mínima que garantice la subsistencia.
De todas formas, eso no significa que no haya que dar importancia a la defensa de este
derecho por la vía legal, tratando de hacerlo además con las mayores garantías. Para eso
hemos preparado esta guía, que aunque está pensada para suspensiones colectivas como la
que tenemos encima, bien podría valer también para cualquier otro tipo de suspensión o
retirada de la prestación. Siempre teniendo en cuenta que hay algunas cosas más bien
generales, pero para otras cada cual deberá preparar sus propias alegaciones, según sean
las circunstancias de su caso. Trataremos de recoger aquí algunas de las circunstancias y
posibles motivos de alegación más habituales.
2. DÓNDE PRESENTAR LAS ALEGACIONES
La carta que anuncia el inicio del procedimiento, a diferencia de la anterior, esta vez da un
plazo a las personas afectadas para que presenten alegaciones —y puedan explicar por qué
motivo no estaban dadas de alta en Inem-Lanbide, o que sí lo estaban y todo se debe a lo
absurdo de ese cruce de datos—, aunque se nos indica que en lugar de hacerlo en
Diputación (Nicolás Alkorta, en el caso de Bizkaia) vayamos a los Servicios Sociales de Base
—trabajadoras sociales— o a Lanbide. En principio esto puede parecer lógico, pues son los
SSB quienes deben decir, por ejemplo, si una persona se encuentra en situación de alta
exclusión y por tanto no tiene obligación de inscribirse como demandante de empleo. Pero en
realidad nos tememos que la razón de fondo es la incapacidad de ciertas Diputaciones —
Bizkaia, sobre todo— para revisar uno a uno todos los expedientes, llevando como lleva un
retraso de varios meses para resolver las nuevas solicitudes, modificaciones, suspensiones,
etc., y lo que pretenden es descargar esa tarea sobre los Servicios Sociales de Base, que
como todo el mundo sabe en la mayoría de los municipios también están saturados y dando
las citas a dos meses vista. Y otro tanto pasa con Lanbide.
Por eso, y aunque es cierto que la vía de la trabajadora social, si se consiguiera tener con ella
una cita dentro de los 10 días de plazo para las alegaciones, puede ser la más rápida y eficaz
para resolver cierto tipo de casos —pueden activar directamente en el sistema informático la
“casilla” para que no nos vuelvan a incluir en el cruce de datos—, también podría ocurrir que
muchas UCs presentaran a tiempo las alegaciones o documentos en los SSB, pero al final
terminaran por suspenderle la prestación porque Diputación, que es la que finalmente decide,
no las ha recibido debido a la enorme carga de trabajo que tienen las Bases y lo lenta que es
la comunicación entre éstas y la Diputación. Conviene tener esto en cuenta, pues una vez
que hayamos hablado o entregado documentos a la trabajadora social, no está en nuestras
manos —y seguramente tampoco en las de ella— que después eso llegue rápidamente a la
Diputación. Además, desde un punto de vista legal, pedir que se presenten las alegaciones
en las Bases es una auténtica chapuza, pues el expediente de suspensión lo tiene que
tramitar la misma institución que lo ha iniciado y deberá finalmente resolver, es decir, la
Diputación Foral, y no los Ayuntamientos ni Lanbide. Lo contrario sería un disparate, pues
precisamente debido a esa lentitud en la comunicación de la que hablábamos antes, quien
debiera decidir si continuar con la suspensión o no —Diputación— ni siquiera sabría si la UC
afectada ha presentado alegaciones.
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Por eso entendemos que lo propio sería intentar tener una cita urgente con la trabajadora
social pero al mismo tiempo —incluso aunque hayamos podido tener esa cita y nos hayan
dicho que queda todo solucionado— presentar las alegaciones por escrito en Nicolás
Alkorta [para Bizkaia], llevando dos copias y quedándonos siempre con una sellada. Por su
puesto, en ese caso también convendría entregar una copia a la trabajadora social, aunque
insistimos en que quien debe tramitar toda la suspensión —y por tanto nos interesa que sepa
que hemos presentado alegaciones— es la Diputación, no los Servicios de Base.
3. CÓMO CALCULAR EL PLAZO DE DIEZ DÍAS
Los 10 días empiezan a contar a partir del día siguiente al que recibimos la carta, y no
incluyen ni domingos ni festivos. Si el último día del plazo fuera festivo, se prorrogará hasta el
siguiente día hábil. Por ejemplo, si recibiéramos la carta el martes 8 de febrero, el último día
para presentar alegaciones sería el sábado día 19 (empezaríamos a contar el día 9, y no
contaría el domingo 13 de febrero).
4. ¿QUÉ OCURRE SI NO RECIBIMOS LA CARTA O NO PRESENTAMOS LAS
ALEGACIONES A DENTRO DEL PLAZO?
Quienes estén en proceso de suspensión pero por cualquier motivo no hayan recibido la carta
—por ejemplo, porque han cambiado de domicilio y así se lo han comuniado a la trabajadora
social, pero este dato todavía no aparece en su expediente por el retraso de varios meses
que lleva Diputación para actualizar los expedientes—, una vez que Correos devuelva esa
carta a la Diputación, ésta publicará un Anuncio en el Boletín Oficial de Bizkaia
[normalmente dentro de una lista de personas que se encuentran en la misma o parecida
situación] en el que aparecerá el nombre del titular de la R.G.I. y su número de expediente,
junto con el aviso de que se ha intentado sin éxito enviarle una carta, el asunto o tema sobre
el que trata esa carta, dónde puede ir a recogerla, y cuántos días la va a tener allí disponible
antes de que la retiren. En ese caso, el plazo de diez días para presentar alegaciones
empezaría a contar el día siguiente al de publicación del Anuncio en el B.O.B. —o de que la
persona interesada hubiera recogido la carta, aunque es muy difícil que alguien se entere de
que su nombre ha aparecido en el Boletín—. Pasados esos diez días, y en caso de que no
consiguiéramos paralizar estas suspensiones mediante la movilización, seguramente
recibirían una segunda carta, esta vez ya con la Orden Foral de suspensión.
Y lo mismo ocurriría con aquellas UCs que recibieran la primera carta pero no presentasen
las alegaciones dentro de ese plazo de diez días. Tened en cuenta que se trata de un carta
certificada con acuse de recibo, por lo que la Diputación tiene constancia de qué día la hemos
recibido, y que una vez que nos han dejado en el buzón el aviso para que vayamos a
recogerla Correos retiene las cartas en sus oficinas siete días antes de enviarla de vuelta a
Diputación.
5. ¿QUÉ FORMA HA DE TENER EL ESCRITO DE ALEGACIONES?
A diferencia de un recurso ante el Juzgado, que es más formal, las alegaciones se pueden
presentar en una hoja escrita a mano, o utilizando los formularios que encontraremos en
cualquier Registro municipal o de Diputación, o redactada a máquina, a ordenador, etc. El
único requisito sería que, además de aparecer los datos de quien lo firma —nombre y
apellidos, nº de DNI, y a ser posible el número de expediente de R.G.I., que aparece siempre
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en las cartas que nos envía la Diputación—, el escrito explique la razón por la que se
presenta. En nuestro caso, habría que decir que se trata de
•
•
•
un escrito de alegaciones
dentro del procedimiento de suspensión iniciado en fecha tal y tal —en la carta nos
deberían decir exactamente que día se inició ese procedimiento—,
y dirigidas al Servicio de Lucha contra la Exclusión de la Diputación de Bizkaia2
Además de esto, y como es lógico, deberemos añadir al menos un motivo por el que
consideremos que no hay base suficiente para suspendernos la prestación [en el siguiente
punto recojemos algunos de los posibles motivos]. Si únicamemente decimos que nos
oponemos a esa posible suspensión pero no añadimos ningún argumento o motivo, la
Diputación podría considerar que no se han presentado alegaciones y decidir seguir adelante
con la propuesta de suspensión.
El escrito puede ir acompañado de cualquier documento que apoye nuestros argumentos. En
ese caso convendría que apareciera en las alegaciones una frase que dijera algo así como
“se adjunta a este escrito una copia del/de los… [certificado(s), justificante(s), resguardo(s)…
lo que fuera]”, para que quede constancia de que lo hemos presentado. No haría falta sacar
dos copias de todo, simplemente con llevar dos copias del escrito de alegaciones para que
nos devuelvan una sellada y con que allí aparezca qué otros documentos hemos entregado,
sería suficiente.
El escrito de alegaciones se puede entregar en la propia “ventanilla” —Registro— de Nicolás
Alkorta, o del Ayuntamiento u oficina de Lanbide, si es que decidimos seguir esa vía, y
también se puede enviar por correo administrativo desde cualquier oficina de Correos. En
este caso deberíamos llevar las dos copias del escrito y un sobre abierto con la dirección del
Servicio de Lucha contra la Exclusión a Correos, decir que queremos enviarlo como correo
administrativo —cuesta lo mismo que un correo certificado—, y en ventanilla de Correos nos
devuelven una de las copias sellada para que nos la quedemos, después de comprobar que
el contenido es el mismo de la que va en el sobre.
Las alegaciones se pueden presentar en euskera, en castellano, o en ambas lenguas. La
única particularidad es que, si se presentaran en euskera, la respuesta que el Servicio de
Lucha contra la Exclusión dé a esas alegaciones —en principio deberían responder a cada
unidad de convivencia individualizadamente, y no con la misma carta para todos los casos,
como hasta ahora— debería llegarnos o únicamente en euskera o en bilingüe. Hasta ahora
las Ordenes Forales de suspensión de la Diputación de Bizkaia se han estado enviando en
ambas lenguas.
6. ALGUNOS POSIBLES MOTIVOS DE ALEGACIÓN
Visto lo que ocurrió en diciembre, cuando en la gran mayoría de los 6.262 casos de UCs a las
que intentaron suspender la R.G.I. se trató en realidad de errores del propio Gobierno
Vasco, Lanbide y Diputaciones al incluir en el cruce de datos a miles de personas que no
tenían esa obligación —pensionistas, por ejemplo—, o que de hecho estaban inscritas en el
INEM pero éste les había desactivado la intermediación porque estaban realizando cursillos,
etc., mucho nos tememos que ahora esté ocurriendo otro tanto de lo mismo. En esos casos,
aunque siempre es mejor explicarlo por escrito en forma de alegaciones por lo que pueda
2
O a la institución que firme la carta que nos han enviado; por ejemplo, el Departamento de Políticas Sociales de
la Diputación de Gipuzkoa, o el Departamento de Intervención Social del Ayuntamiento de Gasteiz, etc.
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pasar —no sería la primera vez que alguien se lleva una desagradable sorpresa el día de
cobro después de que en el Servicio de Base le hubieran asegurado que su asunto estaba
arreglado—, no haría falta romperse demasiado la cabeza con las alegaciones. Bastaría
simplemente con señalar por escrito dónde está el error, y a ser posible acompañar
cualquier documento que lo justifique.
De todas formas, hemos de añadir aquí que, por la forma en que nos lo explicaron desde el
Servicio contra la Exclusión de Bizkaia, esta vía «rápida» y «directa» a través de las
trabajadoras sociales o de Lanbide —que podrían actuar de inmediato a través del sistema
informático para activar la casilla de «exento/a» de la obligación de inscribirse como
demandante de empleo, y que de este modo su expediente no volviera a aparecer en el cruce
de datos con el INEM— está pensada únicamente para los dos casos expresamente
recogidos en el Decreto y para los que la exención sería más o menos permanente. Es
decir, que estarían pensando en:
1) Pensionistas menores de 60 años con una invalidez absoluta. Bastaría con que
fueran a Lanbide con una copia de la declaración de invalidez o cualquier documento de
la Seguridad Social que lo pruebe, y automáticamente se les excluiría de los siguientes
cruces de datos.
2) “Personas en situación de alta exclusión que, a juicio de los SSB y/o Lanbide, no se
encuentren en situación de incorporarse al mercado laboral”. No sabemos exactamente
qué criterios están siguiendo los Servicios Sociales de Base para entender que una
persona se encuentra en “alta exclusión”, ni cómo tiene que hacerse el diagnóstico, etc.,
pero todo indica que las trabajadoras sociales solamente van a activar la casilla de
«exento/a» en este tipo de casos, pues en el resto las “causas justificadas” admitidas para
que alguien no renueve la demanda de empleo concretamente en el SPEE(INEM)Lanbide son temporales, y suelen variar mucho con el tiempo.
Entrando ya al resto de casos, comenzaremos por tres alegaciones generales que valdrían
para cualquier tipo de situación y que podría presentar cualquier persona o UC afectada por
esta amenaza de suspensión, para más adelante comentar otra serie de motivos más
concretos que servirán o no dependiendo de cada caso. Entre las primeras —que hemos
incluido en el «Modelo» de escrito de alegaciones, para que a partir de ahí cada cual pueda
decidir si las copia y las hace suyas o prefiere borrarlas—, unas tienen que ver con los
“defectos de forma” que abundan en estas y en todas las suspensiones de la RGI que se
han hecho hasta ahora en Bizkaia, y la tercera con en el fondo del asunto:
3) Sobre las formas, tanto la ley que regula este tipo de procedimientos (Ley 30/92, de
RJAP-PAC) como los Jueces y Tribunales dicen claramente que todas aquellas
resoluciones —como, por ejemplo, una Orden Foral— que supongan la privación o
suspensión de un derecho, o un claro perjuicio económico para alguien, deben ser
MOTIVADAS. Motivadas significa no sólo que deben concretar en qué artículo de qué
Ley, Decreto, Reglamento, etc., se basan para tomar la decisión, sino sobre todo en qué,
cuándo y cómo ha incumplido la persona sancionada o suspendida en su derecho ese
artículo legal. Es decir, cualquier explicación del tipo “fulanito de tal, el día tal de tal, o
durante los últimos cuatro meses, ha venido incumpliendo esto o lo otro, de esta y de
aquella manera…”. Sin embargo, los “motivos” que suelen aparecer en las Ordenes
Forales de suspensión que emite la Diputación de Bizkaia se limitan a un recuadro en el
que aparecen expresiones del tipo “INCUM. OBLIG. INSCR. DEMANDA EMPLEO”, “UC
INGRESOS. MENS. SUPERIOR. IMI RENTA BÁSICA” o “VARIACIÓN NÚMERO
MIEMBROS UNI CONVIV”, en un más que dudoso castellano y sin aportar ningún otro
dato, fechas, etc. ¿A qué ingresos se refiere? ¿En qué meses? ¿Cómo ha variado el
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número de miembros de la UC? ¿Ha subido, ha bajado? ¿Desde cuándo? Y por si esto
fuera poco, muchas veces lo hace además enviando masivamente la misma carta a
centenares de personas o UCs que se encuentran en situaciones muy diferentes, como
ocurrió sin ir más lejos en diciembre con el envío de una carta idéntica a 4.767 UCs
vizcaínas sin que se aportara ni un solo dato sobre los motivos de la suspensión, algo que
los jueces han declarado sentencia tras sentencia que haría por sí sólo que ese acto fuera
anulable y no tuviera ningún valor —aunque para eso habría que acudir a un Juzgado y
esperar a la sentencia—, sobre todo cuando se trata de suspensiones de un derecho
subjetivo como la RGI. Todo esto, que pudiera parecer poco importante, es fundamental
en este tipo de procedimientos, pues por una parte es imposible presentar alegaciones si
no sabes exáctamente de que se te “acusa”, por lo que se está afectando gravemente al
derecho a la defensa, y por otra de nada serviría haberles obligado —por primera vez
desde 1989, cuando se puso en marcha el IMI— a reconocer el derecho de las personas
afectadas por una suspensión a presentar alegaciones, si después responden a esas
alegaciones enviando la misma carta a cientos de UCs con un simple “SE
DESESTIMAN LAS ALEGACIONES” y dando a entender que ni siquiera las han leido.
Eso, por supuesto, sí que sería absoluta y claramente ilegal, y deberíamos acudir sin
dudarlo a los Tribunales para pedir la anulación de todas esas Ordenes Forales.
4) Además, y aunque en realidad no sería exactamente una alegación, pues no iría dirigida a
explicar si estábamos o no inscritos/as en Lanbide ni por qué motivo, no estaría mal
recordar a la Diputación que, en caso de que pretendan llevar a cabo alguna suspensión
por este supuesto incumplimiento de obligaciones, el Decreto 147/2010 que regula la RGI
es muy claro en dos cosas: la suspensión debería tener en todo caso un mes de
duración, pero nunca ser indefinida, como al parecer están pensando en hacer; y el pago
de la prestación debería suspenderse el mes siguiente a aquel en el que dictan la
Orden Foral, y no el mismo mes, como también parece que tienen en mente. Y es
importante recordar estas dos cosas en las alegaciones —en el «Modelo» aparece mejor
explicado y redactado en forma de alegación—, porque en caso de que a alguien se las
desestimaran, le suspendieran la RGI indefinidamente y el mismo mes en que sale la
Orden Foral, y decidiera presentar un recurso en el juzgado, el incumplimiento de lo que
dice el Decreto 147/2010 sería todavía más grave y evidente si además de que la
Diputación está obligada a conocer y cumplir ese Decreto, la propia persona interesada
exigió ese cumplimiento antes incluso de que se dictara la Orden Foral de suspensión.
5) Por último, y algo MUY IMPORTANTE y a tener en cuenta: como ya explicábamos en el
escrito que preparamos para la reunión del 19 de enero con el Ararteko [y que podéis
consultar en http://argilan-esk.org/wp-content/uploads/Ararteko-borrador1.pdf ], el art.
12.2.b. del Decreto 147/2010 habla únicamente de la obligación de los y las perceptoras
de RGI de “permanecer inscritas ininterrumpidamente como demandantes de empleo”, sin
que en ningún momento se especifique que esa inscripción deba hacerse obligatoria o
únicamente en el INEM-Lanbide, cuando curiosamente la fórmula «Lanbide-Servicio
Vasco de Empleo» aparece mencionada hasta en 28 ocasiones en otras partes del
Decreto, y además el propio partido al que pertenece la señora Gemma Zabaleta impuso
en junio de 2010 una reforma laboral contra la cual fueron convocadas dos Huelgas
Generales para denunciar, entre otras muchas cosas, que un servicio básico como el de
la intermediación laboral pudiera ser prestado no sólo por las “agencias de colocación,
aquellas entidades públicas o privadas, con o sin ánimo de lucro, que realicen actividades
de intermediación laboral de acuerdo con lo establecido en el artículo 20, bien como
colaboradores de los Servicios Públicos de Empleo, bien de forma autónoma pero
coordinada con los mismos”, algo que ya venía funcionando desde la Ley de empleo de
2003, sino por las muy lucrativas empresas de trabajo temporal (ETTs). De hecho, la
Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado
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laboral, dedica todo su capítulo cuarto a las “Medidas para la mejora de la intermediación
laboral y sobre la actuación de las empresas de trabajo temporal”. Es decir, que ha sido el
propio PSOE, con nuestra frontal oposición y la de todo el mundo sindical, quien ha
quitado lo poco que le quedaba de “monopolio” de la intermediación laboral al SPEE
(Servicio Público de Empleo Estatal, el antiguo INEM) y a los servicios autónomicos como
Lanbide, para colocar a las ETTs en pie de igualdad con estos, junto a las agencias
privadas de colocación que ya venían estándolo desde hace varios años. Por tanto, ¿en
qué se basa la señora Gemma Zabaleta para entender que quien no está inscrito/a en el
SPEE-INEM o Lanbide incumple la obligación de inscribirse como demandante de empleo
con intermediación laboral? ¿No han sido ella misma y su partido quienes han abierto la
puerta a que dicha obligación pueda cumplirse tanto a través de un servicio público —
INEM, Lanbide—, como de una empresa privada con ánimo de lucro —Adecco,
Laborman—, o el que ofrecen otro tipo de asociaciones, como Cáritas para el servicio
doméstico, Sartu y otras empresas de inserción, etc.? Por no hablar de las numerosas
bolsas de empleo que existen en nuestros días, o servicios de búsqueda de empleo por
internet como Infojobs, que a buen seguro son más eficaces a la hora de proporcionar
empleo que la propia Lanbide. Y si no, ahí están los datos: del total de colocaciones que
se produjeron en la CAV en 2009, las ETTs gestionaron un 18% de ellas, mientras que la
suma de los conseguidos por el SPEE-INEM y Lanbide no llegó al 3%3.
En resumen, y por centrarnos en cómo enfocar esta alegación: es cierto que entre
las obligaciones de las personas perceptoras de RGI está la de “permanecer inscritas
ininterrumpidamente como demandantes de empleo”, pero la interpretación que la señora
Gemma Zabaleta hace según la cual dicha obligación únicamente se puede cumplir
inscribiéndose en el INEM-Lanbide es simplemente eso, una mera interpretación, que
no sólo no tiene fundamento en ningún texto legal, incluido el Decreto 147/2010 que
regula la RGI, sino que va en contra tanto de lo que establecen las leyes sobre esa
materia que recientemente nos ha impuesto su propio partido como de la misma realidad
social, que no ofrece dudas respecto a que cualquier otra institución, organismo o
empresa con o sin ánimo de lucro, es mucho más efectiva que el SPEE-Lanbide a la hora
de procurar un empleo. Por lo tanto, debería ser suficiente con explicar que la no
inscripción en el INEM-Lanbide no es prueba suficiente de que se haya incumplido
la obligación del art. 12.2.b. del Decreto, y si se quiere se puede acompañar al escrito
de alegaciones un justificante de que estamos inscritos/as como demandantes de empleo
en cualquier organismo que ofrezca intermediación, ETTs, agencias de colocación, bolsas
de empleo, etc., e incluso para quienes suelan trabajar puntual pero regularmente,
acompañar la vida laboral para acreditar que existe una actitud activa hacia el empleo.
Como podemos ver, estos motivos de alegación serían más que suficientes para tener
por inválidos y sin base legal suficiente todos estos procesos de suspensiones colectivas
hechos a partir de un simple cruce informático, sin contrastar posteriormente el resultado con
los Servicios de Base, incluyendo en los listados a miles de personas que no deberían ni
siquiera aparecer en esas listas, etc… Pero de todas formas, es posible que tengamos que
esperar hasta que algún Tribunal se pronuncie sobre esta cuestión, porque de momento nada
indica que el Gobierno Vasco y las Diputaciones estén por la labor de aceptar que la R.G.I. es
un derecho y no algo que nos pueden dar y quitar como y cuando quieran, y de preocuparse
por mejorar las condiciones de vida de la gente en lugar de buscar cualquier excusa para
empujarla a la pobreza más absoluta.
3
Las ETTs consiguieron 42 colocaciones de jóvenes menores de 25 años por cada una del SPEE-INEM-Lanbide,
y el 17% de los contratos firmados por mujeres frente a un 1% de los servicios públicos de empleo. Se estima que
entre el 50% y el 75% de los contratos se consiguen a través de los contactos personales y el entorno social
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Es partiendo de esa base que añadimos a continuación otra serie de posibles motivos de
alegación —aunque seguramente habrá muchos más, tantos como personas o familias
afectadas, cada una con sus propias circunstancias—, dirigidos a justificar porqué no
figurábamos inscritas en una determinada fecha [en la carta no se dice, pero parece ser
que utilizaron la lista de inscritos/as en el INEM a 30 de diciembre, junto con la nómina de la
R.G.I. de ese mes; y es muy probable que para el cruce de datos este último mes de enero
hayan tomado también como referencia el último día laborable del mes].
Como previo, comenzar recordando que la supuesta obligación de estar inscritas como
demandantes de empleo no afectaría únicamente al titular de la prestación, sino a todos los
miembros de la unidad de convivencia mayores de 23 años y menores de 60. Es posible
que el resultado del cruce de datos se deba no al o la titular, que sí está inscrito/a en algún
servicio con intermediación laboral, sino a otra persona, como de hecho ya ocurrió en más de
un caso en el intento de suspensión colectiva de diciembre. Por lo tanto, las “causas
justificadas” a alegar deberían referirse a esa persona.
Y por otra parte, que teóricamente deberían haber quedado fuera del cruce de datos:
• Pensionistas y mayores de 60 años
• UCs a las que todavía no les ha llegado la carta informándoles de que se ha
transformado su «Renta Básica»
» en una «Renta de Garantía de Ingresos», y por tanto
siguen cobrando la primera4. Esa carta viene acompañada de un listado de oficinas del
INEM-Lanbide, y una frase en rojo y en mayúsculas en las que se informa de que según
el Decreto 147/2010, a partir de ese momento tiene la obligación de permanecer
ininterrumpidamente inscrita… en Lanbide.
• Personas extranjeras con N.I.E. Por lo que sabemos, a partir de ahora habrá dos
cruces de datos diferentes, pues antes de mirar si una persona extranjera está inscrita
en el INEM o no, deben comprobar si su permiso de trabajo sigue vigente, pues si no lo
estuviera lógicamente no tiene la obligación —porque no le dan permiso para ello— de
estar inscrito/a como demandante de empleo.
• Personas que se encuentren en un programa de formación, cursillo, etc., en el
propio INEM-Lanbide o con una entidad colaboradora. En el anterior proceso de
diciembre hubo muchos de estos casos, pues hasta ese momento cuando alguien
empezaba a hacer un cursillo, el propio INEM le desactivaba la intermediación laboral
mientras duraba el cursillo, y precisamente ese es el dato que utilizan para elaborar la
lista de inscritos/as en el INEM. Y aprovechamos otra vez para recordar que lo que
están mirando es que la gente esté inscrita con intermediación laboral, pues se
puede estar también sin ella, simplemente como demandante de empleo pero sin
necesidad de apoyo en la búsqueda de empleo.
Como decíamos antes, EN PRINCIPIO este tipo de expedientes debería haber quedado fuera
del cruce de datos, pero vistos los numerosos errores de la anterior vez, no sería extraño que
en muchos casos no haya sido así. Si hubiera vuelto a ocurrir, ese debería ser el principal
motivo de las alegaciones. Pero salvo en el caso de los y las pensionistas, es posible que la
vía de acudir a los Servicios de Base no sea del todo segura, pues como ya hemos dicho las
trabajadoras sociales, según entendimos, podrían activar la casilla de «exento/a» pero más o
menos de forma permanente, y no lo estarían quienes estuvieran haciendo cursillos,
extranjeras que podrían recuperar el permiso de trabajo, quienes aún cobran la Renta Básica
en poco tiempo se les transformará ésta por la R.G.I., etc.
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En Bizkaia están todavía haciendo transformación de una a otra, nos dijeron que iban a un ritmo de 1.700
expedientes mensuales o sea que todavía quedaran unos miles de UCs cobrando la antigua Renta Básica, y no la
nueva RGI
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Y ya por último, otro tipo de casos o situaciones que se pueden dar:
6) No sabemos qué ocurrirá con las personas que entraron en la anterior suspensión,
intentaron volver a darse de alta, pero Lanbide no les dio cita hasta febrero (y los datos
de INEM-Lanbide que han utilizado ahora son los del día 30 de diciembre). Lo lógico sería
que fuera suficiente con presentar el justificante de cómo se pidió cita en su día, y que el
retraso en inscribirse y en hacer la intermediación laboral es problema del propio Lanbide.
De todas formas, también en este caso convendría presentar las alegaciones por escrito,
sea en Lanbide o en Nicolás Alkorta.
7) Personas que llevan ya algún tiempo de baja médica por una enfermedad grave que
les inhabilite para el trabajo, por ejemplo si están siguiendo un tratamiento intensivo o han
estado o están hospitalizadas. Debería bastar con explicar desde que fecha se está en
esa situación y acompañarlo de copias de los partes médicos, aunque también hay que
tener en cuenta que cuando la hospitalización dura más de un mes en principio se
pierde temporalmente el derecho al cobro de la RGI durante el tiempo que dure la
hospitalización. Pero en todo caso el motivo para la suspensión debería haber sido ese, y
no el incumplir la obligación de permanecer inscritas como demandantes de empleo.
8) Hospitalización o enfermedad grave de un familiar de 2º grado. Es una de las causas
justificadas que viene admitiendo el INEM, e igualmente habría que demostrarla mediante
partes médicos, etc.
9) Las personas que cobran la R.G.I. en la modalidad de «Renta Complementaria de
Ingresos de Trabajo» —es decir, tienen un empleo y complementan su salario con los
“estímulos al empleo”— no tienen la obligación de estar inscritas como demandantes de
empleo, aunque sí otras —negociar y firmar un convenio de inclusión, no poder dejar su
empleo ni pedir excedencias, etc.—. Y auque en principio el cruce de datos les debería
haber dejado fuera y haberse hecho únicamente con quienes que reciben la R.G.I. en la
modalidad de «Renta Básica para la Inclusión y la Protección Social» —sin ingresos por
empleo ni pensiones—, es posible que haya personas que han comenzado a trabajar en
noviembre o diciembre y siguen cobrando la Renta de Garantía de Ingresos, pero el
cambio de la anterior modalidad de RBIPS a la RCIT todavía se esté tramitando y no
figure aún en su expediente, por culpa de ese retraso en las actualizaciones que venimos
comentando. En ese caso, en sus alegaciones sencillamente debería recordar que en su
nueva situación de perceptor se incluyen las obligaciones del párrafo 2º del artículo 12 del
Decreto 147/2010, y simplemente debería justificar que ha aportado ya a los SSB algún
contrato de trabajo o nómina para que le calculen la nueva cuantía de RGI que le
corresponde a partir de ahora, sumados los “estímulos al empleo”
7. ¿QUÉ OCURRIRÍA SI NO CONSIGUIERAMOS PARAR ESTAS SUSPENSIONES
MEDIANTE LA MOVILIZACIÓN Y RECHAZARAN LAS ALEGACIONES? ¿CUÁLES
SERÍAN LOS SIGUIENTES PASOS LEGALES A DAR?
Si a pesar de la respuesta colectiva que podamos dar contra este nuevo abuso y de las
alegaciones que cada cual haya presentado de forma individual y en función de su caso la
Diputación decidiera seguir adelante con las suspensiones, la siguiente carta que recibirían
las personas afectadas sería una Orden Foral de suspensión como la que enviaron en
diciembre, y tantas otras veces. Lo que esta vez no tenemos del todo claro —pues la ley dice
una cosa y por lo visto las Diputaciones, al menos la de Bizkaia, tienen en mente otra—, es si
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Guía para preparar las alegaciones
Alegazioak prestatzeko gida
Actualizada a 08/02/2011
2011/02/08-an eguneratuta
esa suspensión afectaría al pago de un único mes, como establece el Decreto de la R.G.I., o
sería indefinida, hasta que las personas afectadas hubieran puesto al día su inscripción en el
INEM-Lanbide; y si el mes que se dejaría de cobrar sería el mismo mes en que se emite la
Orden Foral, o el mes siguiente, tal y como la propia Gemma Zabaleta apuntó en diciembre
que dice el Decreto.
El que la suspensión se hiciera de una u otra manera —respetando más o menos el
procedimiento legal, aunque ni una ni otra lo respetan del todo— lógicamente influiría en que
tendríamos aún más argumentos si cabe para entender que estas suspensiones no cumplen
con lo que dicen las leyes y decretos que regulan el procedimiento administrativo o la R.G.I.,
por lo que habría que acudir sin dudarlo a los Tribunales, interponiendo recursos
contencioso-administrativos. Desde Argilan daríamos todo nuestro apoyo para facilitar que
el máximo de gente afectada pudiera defender su derecho a la prestación también por la vía
legal, aunque somos conscientes, como venimos insistiendo una y otra vez, de que la única
vía que garantiza el firme respeto de los derechos sociales es la movilización ciudadana.
8. EL VERDADERO MOTIVO DE ESTAS SUSPENSIONES Y LOS DEMÁS RECORTES
SOCIALES
Pero no basta únicamente con que los perceptores y perceptoras de las prestaciones
comiencen a hacer un esfuerzo por responder colectivamente ante los continuos atropellos.
Debemos hacer además un esfuerzo por hacer ver al conjunto de la sociedad que, más allá
de quienes sean las personas que ejercen esos derechos en un momento determinado, su
continuidad beneficia a la inmensa mayoría de la población, y que son sólo unos pocos —
aunque cuenten con la inestimable ayuda de representantes públicos como Gemma
Zabaleta— quienes tienen un interés real en privarnos de esos derechos, devaluando las
pensiones para obligarnos a contratar sus planes privados, o abaratando el despido y
recortando prestaciones como el desempleo o la R.G.I. para que la necesidad nos empuje a
aceptar unos salarios y condiciones laborales cada vez más miserables. Porque son esos los
verdaderos motivos de estos recortes. Ni siquiera se trata de razones económicas, pues
aunque su beneficio alcance a tanta gente, las cantidades que se dedican a este tipo de
prestaciones son ridículas si se comparan con otro tipo de gastos, como los dedicados a la
industria armamentística y el Ejército, por poner sólo un ejemplo de despilfarro con una más
que dudosa utilidad social; o lo que las instituciones dejan de recaudar por hacer la vista
gorda ante el fraude fiscal —calculado en unos 10.000 millones de euros en la CAV, frente a
los 362 millones de presupuesto para la RGI— de quienes perciben las rentas más altas,
precisamente aquellas que no provienen del trabajo ni quedan reflejadas en una nómina. Y
aunque pueda parecer que este tipo de reflexiones están de más en un documento que
simplemente pretende servir de apoyo para hacer frente a la amenaza de una nueva oleada
de suspensiones, entendemos necesario plantearlas aquí porque estamos convencidos/as de
que el futuro de estas prestaciones pasa no tanto por lo bien argumentadas que estén unas
alegaciones o lo que puedan decir los Tribunales ante el continuo incumplimiento de la ley
por parte de quienes las gestionan, sino por el grado de compromiso que el conjunto de la
sociedad manifieste en la defensa de un derecho tan básico como es el de que todos sus
ciudadanos y ciudadanas tengan los recursos mínimos necesarios para subsistir.
Y como parte de ese esfuerzo, creemos que no hay que limitarse simplemente a desmontar
los argumentos —excusas, más bien— con los que gobiernos e instituciones pretenden
justificar este tipo de retiradas indiscriminadas y masivas de la prestación. De hecho, ninguno
de esos argumentos soporta el más mínimo contraste con la realidad, pues por mucho que se
empeñen en repetir una y otra vez la palabra “fraude” cada vez que hablan de las personas
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perceptoras, las propias cifras oficiales indican que ese “fraude” —el fraude real, es decir,
UCs que tienen un cierto volumen de ingresos no declarados, además de lo que perciben en
concepto de RGI— estaría por debajo del 2% de las UCs. Y otro tanto ocurre con la
credibilidad de la señora Zabaleta cuando habla una y otra vez de la «empleabilidad» y ha
estado a punto de dejar sin sus únicos ingresos a nada menos que 6.262 hogares vascos con
el argumento de que “no se encontraban disponibles para el empleo” por no haber renovado
a tiempo la tarjeta del INEM, cuando el propio INEM-Lanbide tenía a día 3 de febrero tan sólo
50 ofertas de empleo para una total de 180.000 desempleados/as en la CAV. Por no hablar
de otra de sus “preocupaciones”, la de acabar con los mal llamados “pisos patera” y con
quienes se lucran con el alquiler de esos pisos sin haber declarado nunca a Hacienda esos
ingresos, pero no encuentra mejor camino para ello que amenazar con retirar la prestación a
las que son en todo caso víctimas de esos especuladores, provocando de este modo que en
Bilbao el ya de por sí turbio mercado de alquiler de pisos para personas con pocos ingresos
se haya ido especializando en función de la presión que las instituciones ejercen sobre
quienes perciben las prestaciones sociales, hasta el punto de crear tres tipos de “mercados
de alquiler” paralelos —alquileres con empadronamiento, alquileres sin empadronamiento, y
empadronamientos sin alquiler—, para regocijo de esos mismos especuladores a los que
supuestamente se iba a combatir, que han elevado los precios hasta niveles desorbitados.
Y es que todo esto no es sino una muestra más de un doble fracaso. Primero, el de un
modelo social basado en la idea de que lo que nos legitima para acceder a los bienes y
recursos es el trabajo —cuando la realidad es que sólo el 50% de la riqueza que producimos
revierte en las «rentas de trabajo»— o de que “el que no trabaja, no come”, al tiempo que se
muestra totalmente incapaz de ofrecer a todos sus miembros esa llave —el empleo— que
permitiría el acceso al bienestar. Pero representa también el fracaso de las políticas de
«rentas mínimas de inserción», que si bien durante buena parte de los más de 20 años que
llevan implantadas lograron mantener en unos niveles muy bajos la llamada «pobreza
severa», no han tenido apenas ningún impacto sobre la «pobreza moderada» sino que más
bien han contribuido a cronificarla; y sobre todo dejan la puerta permanentemente abierta a
que la Zabaleta de turno utilice la vía de la condicionalidad —cuantos más requisitos y
condiciones se ponen, más fácil es que alguien termine por incumplir alguno de ellos— para
expulsar masivamente del sistema a miles de personas que no disponen de ningún otro
recurso en un momento en el que apenas existe posibilidad de encontrar un empleo, y todo
simplemente porque no acudieron a una cita, o no recibieron una carta, o les faltaba una
firma o un papel. La consecuencia inevitable de todo ello es el preocupante aumento de la
«pobreza severa», que de seguir con las políticas actuales mucho nos tememos no dejarán
de crecer en los próximos años. Por eso creemos cada vez más urgente y necesario que la
sociedad se plantee un debate serio y en profundidad sobre la necesidad de transitar hacia
otro modelo de rentas garantizadas, uno que esta vez sí permita hacer realidad, sin
excepciones ni excusas, y de manera universal, individual e incondicional, el derecho de
todas las personas a una vida mínimamente digna.
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