HISTORIA ANTIGUA 2013 TEMA 2 – EGIPTO 1. Introducción La

Anuncio
HISTORIA ANTIGUA 2013 TEMA 2 – EGIPTO 1. Introducción La civilización egipcia (Egipto faraónico) es la cultura de mayor duración en época histórica (unos 3500 años). El estado egipcio existió desde la unificación de los dos reinos (3000 a 30 a. C.); su ideología y cultura, de tendencia conservadora, fue capeando cambios y transformaciones hasta el cierre de los templos paganos (fin S.IV a.C.) que acabó con el uso de la escritura jeroglífica, fin del Egipto faraónico. Auge del cristianismo frenado solo por el Islam en el S.VII. La historia del estado egipcio se divide en etapas organizadas en dinastías: • 1ra etapa o Época Alta; 3500-­‐2657 a. C. Periodo predinástico (última parte, 3150-­‐3000 Protodinástico –D. 0-­‐ reyes del Alto Egipto cuyo último reunifica el país h. el 3000) y Periodo Tinita (Tinis, cerca Abydos, D. I-­‐II). • 2da etapa o Época Media; 2657-­‐2166, Reino Antiguo (D. III-­‐IV). 2020-­‐
1793, Reino Medio (D. XI-­‐XII). 1540-­‐1070, Reino Nuevo (D. XVIII-­‐XX). Después de cada periodo existe un Periodo Intermedio en que se rompe la unidad del estado, la numeración de las dinastías continua, aunque los faraones no gobiernan sobre todo el territorio. •
3ra etapa o Época Baja (716 a. C.) donde alternan dinastías indígenas con extranjeras hasta llegar a la monarquía Ptolemaica (305-­‐30 a.C.) del Egipto helenístico (conquista Alejandro Magno 323 a.C.). El Egipto faraónico continua existiendo unos 400 años más como parte del estado romano. El historiador y sacerdote egipcio Manetón (280 a.C.) realiza la organización de los faraones en dinastías; aplica el término griego dynasteia-­‐“poder de gobierno” (prevalecen otros criterios sobre el de continuidad familiar). 2. La geografía y los habitantes El Nilo, más de 6000 km, fuente de vida y vía de comunicación que posibilita la unidad del territorio egipcio. Procede del África ecuatorial, recibe aguas de montañas y altiplanicies de Abisinia y desciende por el valle, con gran caudal, formando 6 cataratas; la 1ra a la altura de la presa de Assuan, frontera natural entre Egipto y Nubia en l Antigüedad. Discurre por el Alto Egipto (valle estrecho), el Egipto Medio (valle + ancho, laguna El Fayum) y Bajo Egipto (tras Menfis se divide en brazos hasta el Mediterráneo, Delta-­‐D griega con forma de triángulo); geográfico y político (el Alto Egipto político son las otras dos zonas). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 F. 24 Campos de los Bienaventurados. Fragmento de la decoración de la cámara funeraria de Sennedyem en Tebas (Reino Nuevo, Dinastía XIX). El difunto aparece con su esposa trabajando en los sekhet-­‐
iaru (los “campos del paraíso”, en el sentido de vegetación abundante y corrientes de agua), un lugar idílico y feraz. La parte luminosa de los dominios de Osiris, descrita como islas integradas en ríos y situadas en las proximidades de la salida del sol y en las de su ocaso, es TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 decir, donde la tierra conecta con el ámbito celestial divino. Tras haber pasado favorablemente el juicio de los muertos, se llegaba allí en barca, “convertido en un ser resplandeciente, para hacer todo cuanto se hace en esta vida: arar, cosechar y copular”. No había que hacer ningún esfuerzo ni pasar fatiga alguna: los servidores de Horus preveían de todo lo necesario. Además, en el Reino Nuevo se introdujo la costumbre de depositar en las tumbas los llamados ushebti (“los que contestan”), figurillas que, a modo de dobles del difunto, debían responder “aquí estoy” cuando se les requiriera del más allá para cualquier trabajo. En el ajuar funerario de Tutankamón se han encontrado hasta 413, hechos de piedra, cerámica o madera. Reproducen la momia del faraón difunto con distintos detalles. El Nilo inundaba el valle (lluvias monzónicas) de junio a septiembre, dejando sobre él el limo que hacia la tierra muy fértil. Las crecidas no eran iguales y había que controlarlas (diques, estanques y canales) lo que suponía mucho trabajo; ello dio lugar a unidades políticas independientes y autosuficientes, y se desarrolló un poder unitario y aparato ideológico que aglutinó toda la sociedad egipcia. Esa empresa común y aislamiento geográfico marcó su mentalidad dejándolos suspendidos en el tiempo. Muy pocos terratenientes y ningún empresario; la mayoría dependientes del estado (esclavitud con estratificación interna). Disciplinados y consecuentes pero recelosos con lo externo; se veían a si mismos como colectivo distinto del resto de la humanidad (razas de distintos colores). Disponen de piedra suficiente para las construcciones y la transportan por el rio (laborioso fuera por ser terrenos encharcados o arenosos; a cuestas, sobre asnos, arrastrada en trineos o sobre grandes troncos como rodillos lo mas pesado), incluso grandes bloques. Figura 25. Mujeres en un banquete. Fragmento de la decoración de la tumba de Neb-­‐
Amun e Ipuki, escultores al servicio del Faraón (Reino Nuevo, Dinastía XVIII). Las pinturas de las tumbas son la principal fuente de información sobre la sociedad egipcia, de cuyo funcionamiento se sabe poco. Los egipcios no llegan a desarrollar una tradición escrita relativa a la expresión de las opiniones y a la reflexión personal; siguen la tendencia del mundo Antiguo a registrar a los seres humanos en la forma en que se adaptan a los ideales vigentes en la sociedad. Aunque atendidas por servidores de ambos sexos, las mujeres se sientan juntas, separadas de los hombres por los músicos y danzantes. Hay una tendencia homosocial, que presupone una orientación de la vida individual condicionada por los roles de género. El de la mujer es la condición de esposa y madre sin participación en la vida pública. El color más claro de su piel, sugiere que estaban normalmente en casa; igual que las actividades –hilar, tejer, hacer pan o cerveza-­‐ que se les asigna iconográficamente. A finales del Reino Nuevo, el faraón Ramsés III presume de haber hecho posible que las mujeres de Egipto pudieran ir a donde quisieran sin que nadie las asaltara por el camino (causa de su permanencia en el hogar? Ello no respondía a razones ideológicas). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 La religión ilustra bastante bien la consideración de las mujeres en una sociedad y en Egipto, lo femenino tiene la mayor importancia: aunque el dios solar es masculino, el cielo es femenino, y el disco solar funciona como símbolo y atributo de divinidades femeninas. La función reproductora de las mujeres, protagonizada por Hathor y sublimada por Isis, alcanza la más alta consideración. Pero Hathor reviste una naturaleza dual: proporciona vida y también destrucción. La sexualidad femenina asegura la supervivencia de la sociedad cuando se somete a un orden: no sólo las madres también los padres tienen que poder identificar a sus hijos, y, para que eso ocurra, las mujeres se comportan de una determinada manera. La mujer ideal aparece al lado de su esposo. Pero las egipcias salían de casa. Las de las clases altas desempeñaban sacerdocios en los templos, aunque no estaban integradas en la burocracia, lo que significa que necesitaban aprender a leer y a escribir. Ignoramos en qué medida lo aprendían por gusto, y en qué medida el hacerlo, o no hacerlo, limitaba su nivel de cultura. Es obvio, que quienes necesitaran esas habilidades y pudieran aprenderlas, lo harían; pero lo que no resulta obvio es que la incapacidad de leer y escribir fuera un obstáculo para su autonomía económica. Las mujeres egipcias podían heredar de sus padres y administrar su riqueza con independencia. Documentos del Reino Nuevo muestran que, al menos en teoría, las mujeres eran iguales que los hombres ante la ley. Podían heredar, poseer, disponer de la propiedad por si mismas, contratar negocios jurídicos y acudir a los tribunales como demandantes, como demandadas o como testigos. No necesitaban un representante legal para esas actuaciones. La madera, escasa, era de Nubia o de la región sirio-­‐palestina. El comercio exterior es una actividad de los faraones para conseguir productos de lujo (madera de cedro de los montes del Líbano vía Biblos –costa sirio/palestina-­‐ y marfil, incienso, especias y pieles del “país de Punt”, costa de Somalia). Se considera que la población egipcia tenia un origen común (grupo camita), como la bereber de Libia; fenotipo egipcio característico (camita + semita de la región sirio-­‐palestina o desierto arábigo) hasta finales de la Época Romana. La lengua parece mezcla de africana y semita. Fig. 26. recipiente de uso cosmético. Ungüentario de Siamón. La ideología en Egipto en el Reino Nuevo va más allá de la representación del faraón como vencedor, y de los extranjeros entregándole tributos y rindiéndole pleitesía. La alta sociedad egipcia disfruta con la imagen cotidiana de las criaturas exóticas afanándose en prestarles servicios. Pequeños recipientes destinados a contener ungüentos y otros cosméticos simulan objetos pesados que cargan, con dificultad pero con gracia, individuos de ambos sexos que no suelen parecer egipcios. Esta pieza, datada en la época de Amenofis III, o IV, pertenece al ajuar funerario de una dama; era un objeto de uso cotidiano, que debía seguir utilizando en el más allá: el cosmético y el asistente que tan ceremoniosamente se lo ofrece. Es una pieza de importación, fabricada en función de los TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 gustos del cliente en el norte de Siria, según parece. Se ha querido reconocer como modelo del recipiente un vaso de cobre con incrustaciones de plata que habría sido reproducido como miniatura, en esta figurita de madera, a base de pintura e incrustaciones de hueso, añadiéndole una tapa, necesaria para el uso pretendido. 3. La escritura jeroglífica En 1822 se halla la clave para descifrar la escritura jeroglífica (Champollión), nace la Egiptología. En 1802 se presenta en el Museo Británico la Piedra Roseta (1799), placa de diorita del 196 a.C. con inscripción gravada en egipcio (escritura jeroglífica y demótica) y griego. La escritura se desarrolla, probablemente, en la zona del Delta; capaz de representarlo todo. En consonancia con la formación de estado de amplio territorio, que controla y coordina la actividad de muchas comunidades, y que centraliza la explotación de recursos. El dominio de la escritura implica el control de la sociedad y es muestra de superioridad (realeza y altos funcionarios se representan escribiendo). No esta claro el origen sumerio (contabilidad para el comercio) de la escritura egipcia (espectro conceptual muy amplio); los signos egipcios son de tradición local, solo se representan las consonantes y las semiconsonantes, de carácter intermedio (para los sumerios los signos representan sílabas formadas por vocales solas o combinadas con consonantes). Piedra Rosetta. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 27. Un escriba junto al dios Tot (Thoth o Theuth). Pequeño grupo escultórico de esquisto procedente del Reino Nuevo (comienzos del siglo XIV a.C.). El babuino que acompaña al escriba es una de las representaciones del dios patrono de esa importante actividad. Se encuentra sobre un altar, que tiene delante una mesa de ofensas. Las invocaciones contenidas en la inscripción incluyen la de " dueño de las palabras divinas". Representado frecuentemente como una figura humana con cabeza de ibis, era un dios sabio, que pasaba por haber "creado" no sólo la escritura sino también las palabras, es decir, el lenguaje humano: para los egipcios, tanto los jeroglíficos como las palabras eran seres dotados de una cierta fuerza vital. Al propio Tot se le llegó a considerar como símbolo de la palabra divina que había dado origen al universo; dueño de la magia, conocía las fórmulas para curar las enfermedades, o embrujar a los humanos. En el diálogo Fredo de Platón, el "mito de los dos egipcios" presenta a Tot como inventor también de la aritmética, la geometría y la astronomía; de los juegos de fichas y dados, y, en general, de todas las artes. Se presentó un día ante el rey de la ciudad de Tebas, del dios Amón en realidad, proponiéndole transmitir sus habilidades a los egipcios: el uso de la escritura, en particular, los haría más sabios, en la medida en que aumentaría la memoria que conserva y transmite los conocimientos. El filósofo Sócrates, defensor de la "sabiduría viva" manifiesta su desacuerdo por boca del rey-­‐dios:"La escritura producirá, en las almas, el olvido de los conocimientos, porque la confianza en unos caracteres externos, y ya no en la capacidad interna de rememorar, conllevará a un descuido de la memoria. No es una medicina para la memoria lo que has inventado, sino para el olvido. Apariencia de sabiduría es lo que proporcionas así a los que aprenden, no sabiduría verdadera; porque, al leer tantas cosas sin la correspondiente instrucción, parecerá que saben mucho cuando en realidad serán en gran medida unos ignorantes, y resultará difícil comunicarse con ellos al haberse convertido en sabios aparentes, no verdaderos". Hasta ahí las supuestas consecuencias del uso de la escritura en el desarrollo de la filosofía. En el de las sociedades de la Edad del Bronce, fueron distintas. Hizo posible una forma de organización del trabajo y distribución de la riqueza, en comunidades sedentarizadas relativamente grandes en relación con el espacio ocupado y la explotación de los recursos; y poco fue contribuyendo a la fijación de unos patrones ideológicos político-­‐religiosos, que dieron estabilidad al sistema. No es de extrañar, por tanto, la importancia del escriba en esas sociedades; el caso de Egipto resulta por demás significativo. Nebmertouf, el personaje reproducido aquí en actitud convencional. Leyendo un papiro desenrolladlo sobre las piernas, fue sacerdote, archivero y escriba de Amenofis III, con rango de ministro; lo sabemos porque aparece representado junto a él en un templo. Esa imagen de " escriba sentado", aunque con la mirada dirigida hacia el frente y sujetando con los dedos un pincel hoy desaparecido, es decir, escribiendo, está documentada en el Reino Antiguo, entre otras, por una famosa escultura del Museo del Louvre procedente, al parecer, de Saqqara y fechada en la Dinastía IV o V: La escritura egipcia funciona con ideogramas (signos con valor fonético = jeroglíficos). Hasta ½ III milenio, la escritura jeroglífica (+ 1000 signos) solo registra información sobre los reyes y sus funcionarios; poco a poco transmite TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 toda una tradición escrita de contenidos religiosos, literarios y científicos. El dominio de la escritura era lo que posibilitaba la promoción personal (familias acomodadas enviaban a sus hijos a escuelas; convertirse en escriba era ya una meta muy alta). La escritura egipcia o jeroglífica (“signo sagrado”) era una forma artística y monumental, con la que se grababan textos sobre piedra o madera, en las paredes de los templos, en los monumentos funerarios y en todo tipo de estelas. Existía una forma cursiva de esa escritura: hierática (sacerdotal en griego), usada por sacerdotes sobre cuero, papiro o cerámica. A comienzos de la Época Baja (700 a.C.) aparece la escritura domótica (popular), mas simplificada, de uso cotidiano en Época Ptolemaica. La escritura copta es un alfabeto griego adaptado a la representación de la lengua egipcia (por los cristianos que viven en Egipto en el siglo III d. C.). Las condiciones climáticas en Egipto han ayudado a la conservación, bajo la arena, de documentos fabricados con papiros relacionados con la vida cotidiana. 4. Los egipcios de Naqada Sobre 30 km al norte de Luxor, el yacimiento arqueológico de Naqada, ilustra muy bien los orígenes del Egipto faraónico. Es una necrópolis que da nombre a toda una secuencia cultural: • Naqada I (4000-­‐3500): corresponde a población de pastores nómadas que solo tiene un lugar fijo para enterrar a sus muertos. Cultura de tradición local que representan, en su cerámica y de forma estilizada, las montañas, el sol, el Nilo, animales y mujeres danzando y hombres barbados. • Naqada II (3500-­‐3200): Amplia área de necrópolis (Alto y Bajo Egipto) de uniformidad cultural (posible influencia P.O.). Colonización pacifica del territorio (no hay motivos bélicos en la cerámica; si barcos que sugiere desplazamientos por el rio en relación con una agricultura practicada en terrenos inundados durante las crecidas). Cerámica y paletas destinadas a preparar, a base de malaquita, el maquillaje de ojos, indican un mayor dominio de las artes, en ellas se representan motivos asociados con el Nilo (juncos, peces e hipopótamos). • Naqada III (3200-­‐3150): Distinto escenario; cacharros de piedra con decoración labrada y paletas (no hay cerámica pintada). Se representan los nombres de personajes con dibujos de animales (aspectos relacionados con las capacidades del combatiente) y escenas de luchas a cuerpo con leones (imagen de héroe en relación con construcción-­‐estado) TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Fig. 28 a-­‐b-­‐c. De Naqada II a Naqada III. La primera imagen (a) muestra la decoración característica de la cerámica en la fase II de Naqada: los triángulos probablemente representan las montañas del desierto; la barca de remos, los desplazamientos por el Nilo; y, en lo que se supone sería el valle, hay aves, gacelas y figuras humanas-­‐en este caso una mujer-­‐ con los brazos en alto. Naqada III es un periodo arqueológico que se imbrica con el periodo histórico llamado Protodinástico o Dinastía 0, coincidiendo al final con él. A las primeras fases (la Naqada III que se asume como periodo histórico predinástico) pertenecen las dos imágenes siguientes. La primera (b) representa un cuchillo de sílex con un mango de colmillo de hipopótamo artísticamente decorado. En esta cara, aparece un "señor de los animales": una figura masculina flanqueada, en este caso, por dos leones rampantes cuyas cabezas sujeta con los brazos sin ninguna dificultad, mientras otros animales cubren desordenadamente el espacio restante. El personaje lleva una túnica y un gorro característico de Mesopotamia, de donde procede el motivo. El señor de los animales aparece ya de modo esquemático en los frescos de una tumba de Hieracómpolis perteneciente al periodo Naqada II. La última imagen (c) es el fragmento conservado de la llamada "paleta de las ciudades", similar a la de Narmer (fig.29), aunque algo más antigua. Mientras por el otro lado tenemos frisos de animales domésticos (buey, asno, y cabra), por éste hay siete ciudades representadas por sus murallas y cuyos nombres aparecen dentro de jeroglíficos. Animales que representan el poder del rey parecen atacarlas y dominarlas. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 5. Horus-­‐Narmer, Menes y Horus-­‐Aha En Edfu, se encuentran las ruinas de Nekhen (Hierakónpolis), que pudo llegar a tener entre 5.000 y 10.000 habitantes en fase Protodinástica o Dinastía 0 (h. 3150-­‐3000) con unos 10 reyes. Debe haber sido la capital del reino del Alto Egipto justo anterior a la unificación. Allí se construyó un templo al dios-­‐halcón Horus, con el que se identifican los faraones de la Dinastía I (nombre oficial = nombre del dios + palabra distintiva); se representa gráficamente con un halcón sobre un edificio que dentro lleva escrito el nombre (serekh); a partir de la Dinastía IV, se sustituye por un “cartucho” (shenu). De ahí procede la Paleta del rey Horus-­‐Narmer (1ra representación del motivo iconográfico de la destrucción del enemigo), símbolo del faraón victorioso, supuesta conmemoración de la unificación de Egipto. Fig. 29 a-­‐b. Paleta de Narmer. Procede de Hieracómpolis, La ciudad sagrada del Alto Egipto predinástico, se presupone que se trate de un objeto votivo, o bien de uso ritual en relación con la estatua del rey. Su función práctica resulta clara: en el espacio circular excavado en el centro de una de las caras y rodeado por los cuellos de dos leones alargados artificialmente (a), se preparaba la pasta con la que se maquillaban los egipcios los ojos. Pero también tiene una función narrativa, historiográfica, que constituye una novedad. La representación del rey a mayor tamaño y de los enemigos con las cabezas cortadas signos de una retórica iconográfica de la victoria con gran poder de comunicación. Como l lenguaje simbólico: el toro que aparece en una punta de la paleta representa la capacidad del rey de defender la ciudad (tramo semicircular de la muralla) haciendo huir al enemigo (fragmento de paleta similar con el toro sobre el enemigo). El nombre de Narmer esta escrito en jeroglíficos en los serekh situados en la parte superior de las dos caras y están flanqueados por protomés de toro. Se ha supuesto que los dos leones entrelazados, motivo central de una de las caras de la paleta, simbolizan la unión entre el Alto y Bajo Egipto, aunque no se puede demostrar. Una paleta, procedente también de Hieracómpolis, pero algo más antigua, muestra ya esos leones de largo cuello rodeando la zona central, aunque no entrelazados. La disposición heráldica de los leones en relación con el rey es de tradición mesopotámica. En el registro superior de la misma cara de la paleta, se muestra el ejército de Narmer en una perspectiva jerárquica: más grandes los que suponemos que son los generales y mucho más pequeños los soldados que portan las enseñas. El faraón lleva aquí la corona del Bajo Egipto, lo que significa, quizá, que se evoca la victoria por la que fue posible la unificación. La representación de los enemigos es conceptual, no visual: se muestran en pie, como si estuvieran vivos, pero tiene las cabezas cortadas entre las piernas y están en disposición horizontal. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 La otra cara de la paleta (b) se dedica a la representación de Narmer como rey del Alto Egipto, sujetando al enemigo por el cabello y levantando la maza para darle muerte, una imagen que también se encuentra en mesopotamia; en el registro inferior, huyen otros enemigos, como resultado final de la victoria, el halcón, que simboliza al dios Horus y al propio faraón, está posado sobre una cabeza humana, de cuya prolongación salen plantas de papiro: es la imagen del Bajo Egipto incorporado al nuevo estado faraónico. La paleta de Narmer muestra ya las tendencias iconográficas egipcias: tanto la organización del espacio como la selección de los motivos y el tratamiento de las figuras están condicionados por la transmisión de un mensaje conceptual que no resulta accesible inmediatamente: necesita de claves para su interpretación. El historiador Manetón heleniza el nombre del 1er faraón de la Dinastía I como Menes. Horus-­‐Aha (su serekh aparece en muchos sitios), hijo de Narmer (dato que aparece en un sello), seria el artífice del 1er estado unificado. Construye su palacio real (en el limite entre el Alto y Bajo Egipto, lo que seria Menfis) y un enterramiento en forma de mastaba en Saqqara (necrópolis en la que se levanta mas tarde la famosa pirámide escalonada); conjunto de pequeñas cámaras sobre las que se erigía una construcción cúbica de 5 m de altura, cubierta de madera y fachadas palaciales (adornos de cabezas de toro de barro y cuernos auténticos). Se documenta por 1ra vez la asociación del barco con el más allá. Al parecer fue enterrado en Abydos, necrópolis de sus predecesores en el Alto Egipto, donde construyó un enterramiento similar. Se encontraron, en pequeñas cámaras, servidores, mujeres, enanos y perros, que habrían pertenecido al rey en vida y estaban destinados a seguirle en su nueva morada (ritual sustituido a finales de la Dinastía por, posiblemente, la representación de los acompañantes en las paredes). El doble enterramiento lo utilizan los 4 faraones de la Dinastía I, las partes prevalecen sobre el conjunto unificado, el faraón debe estar en las dos, tanto en vida como después de muerto. Figura 30 a-­‐b-­‐c. Los nombres del faraón. Son cinco, aparte de los títulos que se pueden añadir; pero los más importantes son tres. Hay un nombre personal, que es el que se le impone al nacer, cuando no se sabe si va a ser faraón; a veces es el nombre del padre o del abuelo. El nombre de Horus es el más antiguo atestiguado, y el que toma el faraón como muestra de identificación con esa divinidad del estado. Aparece poco antes de la Dinastía I, incluido en el serekh, un espacio cuadrangular sobre el que descansa un halcón y que lleva dentro la fachada de un palacio, por encima del cual se sitúa el jeroglífico distintivo. A partir de la Dinastía IV se puede escribir sin el serekh, con los jeroglíficos en horizontal, empezando por el signo del halcón. El tercer nombre que aparece siempre en los monumentos de los reyes es el nombre dinástico, elegido también por el faraón cuando se convierte en tal; es el que lo singulariza como señor del Alto y el Bajo Egipto (Señor del Junco y de la Abeja). El nombre personal y el nombre dinástico se incluyen en sendos cartuchos (shenu), que no son otra cosa que el símbolo shen de la eternidad/infinitud; en lugar de circular, es oblongo, para facilitar el acomodo de los jeroglíficos en su interior, y puede estar en posición vertical u horizontal. Cuando se representa con suficiente detalle, es una doble cuerda con un nudo. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En la primera imagen (a) se puede ver el Serekh del llamado "rey serpiente". Es el nombre de Horus de un rey de la Dinastía I, que se completa con el ideograma de la serpiente (Horus Wadji); procede de una estela situada delante de la mastaba que tenía ese rey en Abydos. La segunda imagen (b) incluye jeroglíficos del rey Djoser (Dinastía III). Corresponden los de arriba a su nombre dinástico (como "Señor del Junco y Señor de la Abeja", es decir del Alto y del Bajo Egipto); a continuación debería ir el cartucho con el nombre distintivo, lo único que de verdad se encuentra en muchos casos. Los de abajo son los de su nombre nebti (o "de las Señoras", la diosa buitre Nekhbet del Alto Egipto y la diosa-­‐cobra Wadjet del Bajo Egipto), a los que seguía el nombre del faraón ya sin cartucho. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En la tercera imagen (c), hay un buen ejemplo de shenu. Se trata de un pectoral de la princesa Sat-­‐Hator-­‐Iunit, hija de Sesostris II (Reino Medio). En el cartucho se ve el nombre dinástico del faraón, que no va acompañado del junco y de la abeja. El halcón-­‐
Horus, con el que se identifica, lo flanquea en disposición heráldica, sujetando con su garra el símbolo shen. Lo mismo hace el doble uraeus, la cobra, que rodea el disco solar situado sobre la cabeza del halcón y se entrelaza con el símbolo de la vida. Por debajo se encuentra el dios Heh, que representa el espacio y el tiempo como magnitudes-­‐es decir, como algo que no se puede medir-­‐ pero ad infinitum. Se muestra arrodillado y sujetando con las manos dos ramas de palma, que simbolizan la sucesión de los años de reinado; de su brazo cuelga un renacuajo, con el que se representa la cifra 100.000 como exponente de infinitud. Aha viajaba por el territorio en su barco, desplegando sobre las afanosas comunidades egipcias las alas protectoras del halcón divino que simboliza su majestad. En un peine de marfil aparece el serekh de Horus-­‐Djer, sucesor de Horus-­‐
Aha, con un par de alas muy abiertas por encima sobre las que va la figura del halcón navegando en su barco (perpetúa en la vida de ultratumba la imagen del faraón recorriendo su reino). En los viajes de Aha (necesarios para mantener la unidad-­‐
interregno tras su muerte), el faraón dictaba derecho, y en el ámbito religioso, llevaba a cabo los rituales oportunos. La asociación del toro con el rey también resulta significativa. Hacia el 10.000 a.C. se había domesticado; animal de tiro para usar el arado y facilitaba el acarreo de los materiales de construcción (potencia el desarrollo de la agricultura y la construcción de murallas y edificios – creación de los estados de Mesopotamia y Egipto). Muy próximo al salvaje al principio, es toro es símbolo de fuerza y virilidad con el que se identifica al rey (Mito cretense Minotauro). Mas tarde Menfis tendría como divinidad local a Path; su heraldo era el buey sagrado Apis cuyo mito y ritual alcanzan una extraordinaria importancia durante el Imperio Nuevo (culto a Path – Palacio real de Aha – asociado al del toro sagrado). 6. Génesis y organización del estado La unificación de Egipto resultó la unión, en la persona del faraón, de dos estados preexistentes y distintos; el del Delta (Alto Egipto) y el del Valle (Bajo Egipto). Alto Egipto – junco; capital en Nekhen (consagrada a Horus). Se conservaba, al otro lado del rio, la antigua ciudad con el templo de la diosa-­‐buitre Nekhbet, protectora del rey. El nesut, “Señor del Junco” – “Señor del Alto Egipto”, llevaba una corona blanca (especie de casco cilíndrico que se estrechaba en la punta con final globular, como vemos en la Paleta de Nemer). Bajo Egipto – abeja; capital en Pe (consagrada a Horus) a la orilla de uno de los brazos del delta. Al otro lado Dep, ciudad gemela, con una diosa-­‐cobra. Ambas ciudades formaron la ciudad de Buto. El biti, “Señor de la Abeja”, llevaba una corona roja: bonete con una larga punta hacia arriba por detrás, de la que salía TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 una espiral. La combinación de las dos coronas forma la doble corona (pskhent) del faraón del Egipto unificado, nesut-­‐biti, “Señor del Alto y Bajo Egipto”. Figura 31. Sarcófago mumiforme de Tutankamón (Reino Nuevo, Dinastía XVIII) Muestra al faraón con uno de sus atuendos característicos desde el Reino Antiguo. Se cubre la cabeza con un paño de rayas (nemes) recogido por detrás en forma de coleta y con el doble símbolo del Alto y Bajo Egipto, la cabeza de buitre y la cobra, respectivamente. Era más ligero y sin duda más cómodo que las coronas. Tutankamón lleva la barba ceremonial, cuidadosamente trenzada, y dos cetros que también simbolizan las dos parte integrantes del estado egipcio y unido bajo el poder del faraón. El bastón curvo (heka) identifica al rey como pastor con poder sobre las comunidades sedentarizadas del Bajo Egipto, lo que probablemente del Próximo Oriente; el otro se ve como una forma estilizada de representar pieles de animales colgadas de un palo, un símbolo de poder de los cazadores nómadas que habían vivido en el Alto Egipto prehistórico. El faraón utilizaba un tercer cetro (sejem), más corto, que confería la fuerza de la autoridad y que también era usado por otros elementos de la sociedad imbuidos de poder. Alto y Bajo Egipto son también el resultado de una unificación de primitivas comunidades, que son un anticipo de los distritos de la época histórica a los que se atribuye el nombre de nomos; estos se repartían toda la tierra irrigada por el Nilo. Unidades de territorio reducido; los habitantes de las aldeas que se integraban en ellas podían ir y volver en el día hasta la pequeña ciudad que funcionaba como centro administrativo y religioso. En ella estaba la residencia del nomarca, suprema autoridad del nomo, y el templo del Señor de la ciudad y del nomo, a quien se rendía culto. Esa figura divina, junto al príncipe-­‐sacerdote al frente de los nomos predinásticos, desarrollan la figura del rey faraón; los príncipes vencidos pasan a gobernadores dependientes (nomarcas) y conservan su dignidad suprema en un distante rey-­‐
Horus, de rango superior (quitaba y ponía a los nomarcas que, a veces, transmitían hereditariamente su posición realzando su poder y facilitando su posible independización). Los nomos sobrevivieron como unidad administrativa hasta las reformas llevadas a cabo en el Bajo Imperio Romano, por los emperadores Diocleciano y Constantino. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 32. Triada de nomo. En el templo del valle perteneciente al conjunto funerario (fig.24) del faraón Micerino, se encontraron ocho piezas similares a ésta, en las que aparece acompañado de la diosa Hathor y de una figura femenina que lleva sobre la cabeza el emblema de uno de los nomos; en este caso, se trata de la personificación divina del nº 17 del Alto Egipto, cuyo nombre griego, Kynópolis ("ciudad del perero"), traducía el egipcio Hr-­‐dj. La composición de esas tríadas muestran al faraón como el legítimo contacto entre las comunidades humanas y la divinidad, representada por Hator, diosa madre y esposa, símbolo de la fertilidad (le coge del brazo unas veces, y otras, la mano). El disco solar la identifica como divinidad celeste, asociándola de un modo especial al faraón. Las placas llevan inscripciones donde aparece Micerino como el " elegido de Hator" y donde la divinidad del nomo dedica sus ofrendas al "eterno dios de Egipto". La conversión de las antiguas comunidades en nomos se debe a la organización administrativa del faraón Djoser (2640-­‐2620) a comienzos del Reino Antiguo; se consiguió un aumento de la producción agrícola que permitía implantar un modelo económico redistributivo a nivel estatal (faraón padre alimentador de los súbditos). Desde cada nomo afluían los productos al palacio, eran almacenados y luego distribuidos por todo Egipto; se creó una amplia red de administradores (funcionarios del faraón) y escribas que recibían, como los templos, donaciones del faraón. Ello, unido a la tendencia independentista de los nomos, amenazaba la supervivencia y unidad del estado. En l Historia de Egipto se da un movimiento de vaivén entre tendencias disgregadoras y capacidad del faraón para frenarlas. El modelo redistributivo evoluciona, se desvirtúa, se vuelve forma opresiva de explotación del campesino (Mesopotamia). Al principio potencia actividades no directamente productoras de alimentos aumentando la riqueza general, pero el desarrollo de la burocracia crea una capa social dominante y privilegiada que absorbe los excedentes de producción, polarizando la sociedad en dos bloques: el que accede al poder, riqueza y elevada cultura (minoritario) y una masa de campesinos, a los que se obliga a trabajar en el limite de la subsistencia, que se perpetúan en creencias religiosas que sustentan ideológicamente al sistema. La falta de desarrollo d l economía privada es rasgo distintivo (efecto conservador). 7. La imagen del faraón y la función de la realeza El principal signo de identidad del Antiguo Egipto (Egipto faraónico) es el papel ideológico desempeñado por la realeza; el faraón es monarca, titular exclusivo de poder, sin faraón no hay estado, ni comunidad, ni economía o religión. Sin él es el caos (periodos intermedios) por ello se vuelve una y otra vez a la unificación. Se equipara el faraón con un mito fundacional, artífice de la unidad del estado y garante del buen funcionamiento de la comunidad (relatos y representaciones TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 magnificadas). La legitimización de la realeza sirve para justificar el poder real. El faraón se diferencia de los demás miembros de la comunidad, es símbolo del estado y fuente del poder político (aunque no ejerza por si mismo el poder). Figura 33. El “faraón” Kefrén (Reino Antiguo Dinastía IV). Estatua sedente, de tamaño algo mayor que el natural (1,68m), representaba, con otras veintidós más, a Kefrén en la sala hipóstila del templo del valle de su pirámide-­‐una de las tres de Guiza (Gizeh). A pesar de que los rasgos fisonómicos están individualizados, hay idealización en el retrato, y una mirada distante, dirigida hacia el infinito. Su cabeza se funde con el halcón, que la rodea por detrás con sus alas como símbolo del dios Horus y de la propia realeza. La palabra “faraón” procede del egipcio peraa (“casa grande”), que originariamente era la designación del palacio real. Hay que esperar hasta el Reino Nuevo, con Tutmosis III, para encontrar el término aplicado a la persona del rey; y, aún así, ese título del rey del Alto y el Bajo Egipto no solía formar parte del protocolo oficial. En la lengua copta, que es el estrato lingüístico más moderno del egipcio, es la palabra normal para “rey”, y en la Biblia se aplica a todos los reyes egipcios. Pero no deja de ser anacrónico: Siamun (el sexto rey de la Dinastía XXI, en el Tercer Período Intermedio, fue el primer rey de Egipto que llevó el nombre de “faraón” en la titulatura oficial. Sin embargo, se ha impuesto, en el uso, lo de llamar faraones a todos los reyes de Egipto de una cierta entidad, desde el Período Protodinástico. Un criterio empírico es el uso del cartucho para escribir su nombre, o, en su defecto, el uso del título de “hijo de Re”. Ahí se incluyen determinados reyes de los Períodos Intermedios que seguían la tradición de los faraones, lo mismo que los monarcas helenísticos Ptolomeos (tema 6) y los emperadores romanos no cristianos. Hasta mediados del siglo XX se ha sostenido que los egipcios consideraban al faraón como un dios, eso no se corresponde con las fuentes. Desde Época Predinástica se le veía como un hijo de la divinidad solar, pero hay muchos hijos de dioses, en el Mundo antiguo, que no son dioses, sino seres intermedios entre el hombre y la divinidad. Tiene un componente divino, pero sólo a su muerte se integran de verdad con los dioses; mientras están vivos entre los humanos, comparten su naturaleza. En Egipto, el faraón se podía ver como un delegado plenipotenciario de los dioses, lo que no significa que le vieran como a uno de ellos. Su identificación con Horus, que es la realeza divinizada, sugiere que la función, y no la naturaleza, lo que convertía al faraón en hijo de dios y en ser divino. Divinidad y divinización no era la misma cosa, y ésa es una distinción que pasa al ámbito grecorromano y que se ve en los emperadores. La divinidad del faraón no se transmitía de padres a hijos; sólo quien conseguía suceder al faraón muerto, tanto si era uno de sus hijos como si no, alcanzaba ese tipo de condición divina. Prueba evidente de que la divinización estaba en la realeza y no en la persona, por mucho que funcionara la tradición dinástica. Esa tradición servía para simplificar la contingencia sucesoria, pero no obstaculizaba el reconocimiento como faraón de quien se hubiera hecho con el poder, siempre que se mostrara dispuesto a asumir el rol en los términos tradicionales; es decir, siempre que funcionara conforme a lo previsto. El faraón era solamente la versión humana de la realeza divina representada por Horus. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Los faraones del Reino Antiguo son los que mejor representan la dimensión divina d l realeza (se identifican con el dios celeste Horus, poder real divinizado). Djoser (2640-­‐2620), 2do de la Dinastía III, construye una pirámide escalonada (la mas antigua construcción en piedra de la historia de la humanidad) destinada a eterna morada del monarca capaz de renovarse una y otra vez por la fuerza del ritual. Símbolo del túmulo primordial que surgió de las aguas en la creación del mundo; por su escalera de 60 m ascendía el difunto hasta el cielo para ejercer su acción benéfica, convertido en estrella. El rostro de la estatua de Djoser es de gran expresividad, fuerza divina. Imhotep, 1er visir y sabio con poderes curativos (Asclepio griego y Esculapio romano) figura importante en las construcciones. Fig. 34. Un complejo cultual solar. Situado en Abou Ghorab, un punto de la orilla izquierda del Nilo próximo al comienzo del Delta, forma parte de una amplia necrópolis de los reyes de la Dinastía V, que habrían construido hasta seis del mismo tipo. Sigue el esquema básico de los complejos funerarios (fig.42). El pequeño templo del valle, accesible desde el río, se comunica con el recinto principal por un corredor cubierto, que salva el desnivel existente entre las dos partes; pero, en lugar de un nuevo templo, lo que hay en este conjunto solar es un altar al aire libre, delante de un obelisco de 36 m., que descansa sobre un zócalo de 20 y que sustituye a la pirámide. La punta del obelisco representa la colina primordial sobre la que había llevado a cabo el sol la creación del mundo. Por fuera del recinto se ha encontrado una barca de ladrillo de 30 m de largo, colocada en una fosa. Esas barcas “funerarias”, halladas en número de 37en la tumba de Tutankamón (Reino Nuevo), y que se remontan a los comienzos del Egipto unificado, debían estar a disposición del faraón muerto, para que pudiera realizar, lo mismo que el sol, el viaje que lo llevaba por las aguas desde el punto del occidente donde se ponía, hasta el punto del oriente por donde volvía a aparecer. La imagen del faraón navegando en su barco por el más allá no sólo se identificaba con la percepción real de la muerte y resurrección del sol sino con la igualmente familiar experiencia de verlo recorriendo el Nilo cuando se trasladaba de un lugar a otro. Los faraones de la dinastía IV, constructores d las grandes pirámides, introducen el nombre “hijo de Re”. En la Dinastía V hay rituales que representan al faraón en comunicación con el dios-­‐sol (Ra) mediante un obelisco que lo refleja en la punta (paso para la integración del faraón en el ámbito divino). El aumento de poder de los nomarcas y la incapacidad de los faraones para evitar una guerra civil que colapsa el estado (caos) acaba con l idea d que l realeza es salvaguarda de Egipto. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En el Reino Medio se revisa el fundamento ideológico de l realeza. Las cualidades personales del faraón (no su filiación divina) garantizan el beneficio de la monarquía (miembros de la familia real y/o altos funcionarios comparten con el rey algunos privilegios). El faraón es el único intermediario entre los hombres y los dioses (por ser rey, no viceversa) pero no es talismán, puede cometer errores, así que debe esforzarse por ser instruido, prudente y magnánimo a la vez que valeroso (ser humano dotado de personalidad individual). La escultura retratística egipcia alcanza en esa época, con Sesostris III (1872-­‐
1853), máximo representante, una dimensión excepcional. Sometió con puño de hierro a los nomarcas, rompió el monopolio de la clase dominante e incorporó el territorio nubio de entre la 1ª y la 2ª cataratas; gobernante singular. La imagen del faraón del Imperio Nuevo se polariza en la del rey victorioso (gran belicosidad P.O. en esa época); su comportamiento en el campo de batalla lo enaltece (superhombre), militar y atleta (héroe divino similar griego). Tutmosis III (1479-­‐1425, éxito en numerosas campañas militares) y su hijo Amenofis II (1427-­‐1401, entrena desde joven en el dominio de los caballos y el arco) ejemplifican ese modelo. Figura 35. Sesostris III. El realismo en el retrato inaugurado por ese faraón ha sido calificado como “trágico” en lo que a esta estatua en concreto se refiere. Los gruesos párpados, las bolsas de los ojos y las marcadas comisuras producen una impresión de cansancio o decepción. El faraón arrodillado en actitud reverente parece un simple ser humano que se pone a merced de la voluntad de los dioses; alguien capaz de cometer fallos y de sentirse responsable de ello. Pero se trata, evidentemente, de una nueva imagen que quiere imponer, porque Sesostris III es un faraón muy poderoso, que representa la culminación del Reino Medio. En una estela colocada en Semna, en las proximidades de la 2ª catarata, se ufana de haber llevado hasta allí la frontera de Egipto con Nubia y exhorta a sus descendientes a que luchen por mantenerla: “Yo soy un rey que habla y actúa: lo que planifica mi corazón lo realiza mi brazo (…). Firme en la clemencia, sin piedad para el enemigo que me ataca (…). Si se es agresivo contra el nubio, vuelve la espalda; si uno se retira, él ataca (…). No es gente de valor, son pobres diablos (…). Cautivé a sus mujeres, me llevé a sus siervos, fui contra sus pozos, maté su ganado, corté su mies, le prendí fuego (…)”. No todos los faraones asumen el modelo de su época (según circunstancias). Sestrosis III – Reino Medio, necesita ser más cruel que magnánimo; el místico Amenofis IV y Tutmosis IV y Ramses II (Reino Nuevo) prefieren la diplomacia a la guerra. En el 3er Período Intermedio, la Baja Época, para los egipcios, la identificación de la realeza con el concepto de Maat, la justicia y el orden, por oposición de Isfet, el caos y la iniquidad, era dogma de fe. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Los documentos escritos y los escenográficos atribuyen al rey los resultados de la labor del gobierno; el faraón asiste a actos protocolarios de iniciación, supervisión o inauguración de grandes obras, asistencia de ceremonias de culto, audiencias e imposición de condecoraciones, o práctica de deportes y disfrute del ocio que generan una dimensión folclórica de su imagen. Como cabeza del estado es protagonista de la política exterior y como autor de toda la correspondencia con los mandatarios extranjeros. A veces también legislador. 8. El ejercicio del poder y la figura del visir Indicios de cambios constantes, en función de las circunstancias, en el estado egipcio (existía un modelo institucional gobierno/administración?). El faraón es el único gobernante legitimo y único administrador, obligado a delegar, para el cumplimiento de las distintas funciones, en gente de confianza. El visir (delegado + importante) recibe todas las órdenes del faraón y solo a él le rinde cuentas; responsable de la tesorería, de la distribución de alimentos, de los archivos y de la administración de justicia (dirige expediciones o construcciones a veces). Dos visires en el Reino Nuevo (Alto y Bajo Egipto). El visir es un delegado que cumple órdenes (asume lo que el faraón no quiere o puede hacer; depende de la personalidad del faraón y circunstancias). No era amenaza para el faraón; solo 3 veces hay un visir fundador d una nueva dinastía de faraones. En el Reino Nuevo, cuando los visires habían aumentado su poder y adquirido funciones militares como gobernadores provinciales, en el reinado de Ramsés XI (fase final lucha de los últimos faraones del Reino Nuevo contra problemas políticos, económicos y sociales del estado), Herihor (1080-­‐1074 a.C.), visir del Alto Egipto y virrey de Nubia, se convierte en 1er Profeta del dios Amón (santuario en Tebas). Importante poder militar y civil + suprema autoridad religiosa logrando ser rey del territorio que controlaba (debilidad poder central en Tanis, Bajo Egipto) y transmitir el poder a sus sucesores. En los años de la dinastía XXI (1085-­‐945 a.C.) existen 2 dinastías paralelas en el Alto y bajo Egipto, que se reconocen mutuamente y cuyos reyes procuran desempeñar el supremo sacerdocio de Amón; están gobernados por visires dinásticos. Es el clero del santuario oracular de Amón quien dirige la política y se muestra transmisor de los beneficios divinos. 9. La defensa del territorio y el ejército Estrabón (geógrafo 30 a.C.) cree que por la riqueza del país y el aislamiento geográfico no eran un pueblo belicoso. Egipto solo necesitaba proteger su fértil valle del Nilo (suministrador material y espiritual de sus necesidades) con regulares expediciones de castigo (mercenarios). En el Reino Nuevo Egipto desarrolla una política imperialista (entra en contacto con los otros pueblos del Mundo Antiguo). Los egipcios glorifican el valor personal de su faraón, Tutmosis III (1479-­‐1425), con nuevo entusiasmo belicista; en esa dinastía XVIII esta Amenofis IV 1353-­‐1336 ajeno a ese modelo, pero en la XIX, 1292-­‐1186, solo se intenta mantener presencia en la región sirio-­‐palestina TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 usando el cliché del faraón victorioso. Al final se aceptan monarcas extranjeros mientras gobiernen al modo egipcio. En el Reino Antiguo los nomos y los dominios de los templos o del faraón, tenían contingentes propios (no había ejercito), reclutados, armados y comandados por separado para defenderse de las tribus circundantes. Si la amenaza les superaba el faraón reunía las unidades que fuesen necesarias bajo mando de confianza (seguramente sin experiencia militar). Ejercito útil solo para castigar tribus de nubios, beduinos del desierto, o tomar pequeñas ciudades costeras palestinas de alto nivel cultural pero reducida capacidad de defensa. Un bajo relieve de la época muestra una de esas ciudades con mujeres, niños y ancianos encerrados con su rey, mientras es atacada por soldados egipcios con escalas y rudimentarias maquinas de guerra. Tras los muros ls palestinos luchan cuerpo a cuerpo con los egipcios provistos de hachas de bronce, ellos con mazas con cabeza de piedra. El arco y las flechas parecen haber sido la única arma usada a distancia. También usaban puñales que acabaron como espadas en el Reino Nuevo. Figura 36 a-­‐b. Soldados del Reino Medio. Las figuritas proceden de una tumba del nomo 13 (Asyut-­‐Alto Egipto). Lugar estratégico, debido a la estrechez del valle y a la comunicación con uno de los oasis, por lo que debía de tener una guarnición importante. En el 1er Periodo Intermedio, los nomarcas de Asyut apoyaron a los reyes de Heracleópolis en su conflicto con los nomos del sur; se produjo la victoria de Tebas, con la reunificación de Egipto y el comienzo del Reino Medio (Dinastía XII). El nomo nº 13 siguió teniendo la misma importancia, según prueba la calidad de tumbas como ésta, pertenecientes a nomarcas o a altos funcionarios del faraón. En el nuevo ejército profesional del Reino Medio, había, además de los lanceros egipcios de infantería pesada (a), arqueros nubios, que están representados en el segundo grupo (b). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En el Reino Medio cada nomarca tenia su tropa comandada que solo se formaba cuando era necesario (resistencia enrolados); para ayudar, escoltar y controlar los convoyes de minas y canteras del desierto (condenados y cautivos) y como operaciones d castigo contra poblaciones periféricas (monumento d propaganda de Sesostris III en Semna como hazaña contra los nubios). Se creó un cuerpo permanente de soldados de élite (“hombres de escolta del soberano”) para combatir la resistencia Nubia (territorio de interés para los egipcios). Se levantan fortificaciones en los puntos débiles de las defensas naturales del país (ej: Sesostris III en Semna). La convivencia con los hicsos durante el 2º Periodo Intermedio (1793-­‐1540) fue una auténtica escuela de guerra para los egipcios; 100 años de opresivo dominio convierten al pacifico campesino en fiero soldado y crece el gusto por lo bélico en la nobleza. El carro de guerra tirado por caballos es el arma del momento (P.O. ½ II milenio) con dos soldados; arquero y conductor (dentro de la élite del estado y honor del faraón, se recibía entre los miembros de la escudería real, soldados bien instruidos y entrenados, que vendían su propiedad para comprar el carro si eran elegidos). Muy por debajo quedaba la masa de soldados de infantería. 10. La experiencia imperialista La necesidad de defensa y el contacto con el entorno fomentaron un ánimo imperialista. Las expediciones militares de los 1ros faraones de la D. XVIII (Reino Nuevo) llegan hasta el curso superior del Éufrates. Tutmosis III convierte Egipto en amo de la región sirio-­‐palestina (17 campañas) instalando el vasallaje (presencia guarniciones militares egipcias y pago anual de tributos). Figura 37 a-­‐b-­‐. Hatshepsut y Tutmosis III. Aunque la identificación del faraón con Horus apuntaba a una personalidad masculina, hubo cuatro mujeres que asumieron ese papel, y el de "hijo de Re" (incluso cinco, si se TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 pudiera incluir en ese grupo a la famosa Nefertiti tras la muerte de su esposo). No era imposible, pero sí muy excepcional-­‐ por no decir anómalo-­‐ considerando que los faraones se sucedieron durante más de tres mil años. A ello hay que sumar, en el cado de Hatshepsut (a), la ilegitimidad de su acceso a semejante condición, que estuvo basado, a todas luces en una patraña. A los tres años de reinado, Tutmosis II "subió al cielo y se mezcló con los dioses", por lo que su hijo de corta edad, que había nacido de una esposa secundaria, "ocupó su lugar como rey de las dos Tierras, con el nombre dinástico de Menkhepere", mientras su madrastra Hatshepsut "asumía el cuidado del país, quedando las dos Tierras bajo su dirección". Las palabras del alto funcionario Ineni dejan muy claro que la reina viuda debía funcionar como regente de Tutmosis III (b) hasta su mayoría de edad. Sin embargo, en el año segundo de su regencia, invirtió los papeles. Se había aparecido el dios Amón bajo la forma de su padre, Tutmosis I, y la había colocado en el trono, entregándole los cetros faraónicos. Rectificaba así, supuestamente, lo ocurrido en el pasado, cuando, a su muerte, le había sucedido a Tutmosis II (hijo de una esposa secundaria) debido a su matrimonio con Hatshepsut, la hija de la esposa principal, que debió conformarse con la condición de la esposa del faraón. Gracias a esa especie de legitimidad retroactiva, basada en la voluntad de Amón, y con esa doctrina nueva, que habilitaría a las mujeres como sucesoras legitimas del trono de Egipto, asumió Hatshepsut la condición de faraón, tomando el nombre dinástico de Maatkare ("Verdad y fuerza en Re"). Sirviéndose de un precedente del Reino Medio, nombró entonces corregente a su hijastro como virtual sucesor, lo que situaba en una posición marginal; y, de ese modo, ya no tendría que cederle el trono cuando llegara a la mayoría de edad. Es evidente que la reina tenia poder y que no le faltaba decisión, en los puestos más importantes colocó a personajes de su entera confianza, incluso de origen extranjero. Hubo un nuevo primer sacerdote de Amón, mientras Senenmut se convertía en ministro plenipotenciario, responsable de todas las obras y preceptor de su única hija. Con el título de "esposa del dios Amón", que había llevado Hatshepsut como esposa del faraón, y que ya conocemos; por eso se sospecha que la reina quería hacer de ella su sucesora, en perjuicio una vez mas de su hijastro Tutmosis. El grandioso templo funerario que se hizo construir Hatshepsut en el Valle de los Reyes tenía doscientas estatuas de ella, y un ambicioso programa iconográfico, que la magnificaba desde el mismo momento de su nacimiento, con una capilla dedicada en exclusiva a la expedición de cinco naves al riquísimo "país de Punt" (en la costa de Somalia), que durante los veintidós años de su reinado, hasta seis campañas militares, en Nubia y en la región sirio-­‐palestina, que en parte fueron comandadas ya por el corregente Tutmosis. Por entonces había muerto Nefrure, por lo que Hatshepsut ya no podía tener esperanzas de perpetuar su linaje femenino. Pero eso no fue todo. En una inscripción muy poco posterior a su muerte, un alto funcionario se refiere a ella como "esposa del dios" y como "esposa real", es decir, con los títulos que había tenido antes de su coronación; la menciona por el nombre que había tomado de Maatkare, pero sin identificarla en absoluto como faraón. Cabe suponer, por tanto, que su condición fue revocada, y que no tuvo los funerales que le habrían correspondido por ella. En la última etapa de su reinado, Tutmosis III mandó borrar su nombre de todas las inscripciones, incluidas las de sus estatuas; y arrancar de ellas los símbolos faraónicos, como se ve, en este caso, como el uraeus. De conformidad, seguramente, con el clero de Amón, se trataba de dejar claro que no había existido un faraón bajo el nombre de Hatshepsut: que Hatshepsut sólo había sido una usurpadora. A pesar de su alto pedigrí -­‐nieta, hija y esposa de faraón-­‐ y de su probada condición para el desempeño del cargo, su afán de conseguir que las mujeres pudieran acceder al trono de Egipto en las mismas condiciones que los hombres había resultado infructuoso. Tal vez la ideología militarista de la época jugó un papel importante en ese sentido. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Tutmosis III acudió con 12.000 soldados en ayuda de los vasallos de Egipto sublevados y fuertes (junto al rey de Mitanni y su contingente de carros de guerra) en Megiddo, en contra de una coalición de la región sirio-­‐palestina encabezada por el rey de Kadesh. Acampó en Montecarmelo y eligió la posibilidad mas arriesgada de ataque que pilló por sorpresa al enemigo. Tutmosis emprendió 15 campañas en Asia y otras en Nubia; en su 47 año de reinado llegó a Napata (1er contacto con africanos negros) fijando las nuevas fronteras de Egipto. En una pared del templo de Amón en Karnak, en la gran estela conmemorativa de Napata y otros documentos, Tutmosis deja constancia de sus hazañas bélicas. Figura 38. Embajadores extranjeros postrados ante el faraón. Este fragmento de relieve procedente del templo de Amón en Karnak (Tebas), construido por Amenofis IV (Reino Nuevo, dinastía XVIII), muestra arrodillados y besando el suelo a una serie de individuos diferenciados étnicamente por el color de la piel, los rasgos fisonómicos y los detalles del cabello y la barba. El de la izquierda, todo él rojo, con una trenza en la sien y con una pluma de avestruz blanca, es un libio; el siguiente, con el cabello negro sujeto por una cinta y la barba completa, procede de la zona sirio-­‐palestina paralela a la costa; el tercero, totalmente rasurado excepto la patillas y la parte inferior de la barba, viene del norte de Siria; y el último, con perfil negroide, cabello rizado y un aro en la oreja, es un nubio. El relieve mostraba, verosímilmente, la sumisión de los pueblos extranjeros al poder del faraón, como recurso de propaganda ideológica del Reino Nuevo. En la Dinastía XIX (1292-­‐1186) se comparte con los hititas la soberanía de Palestina; Ramsés II (1279-­‐13) logra una solución diplomática (sin precedentes) del conflicto. Ya Egipto solo tendrá que defender su territorio de las tribus nómadas (pillaje ciudades Palestina meridional y sus animales en el Delta). Además de la muralla con las torres fortificadas del Reino Medio, se construye ahora un ancho canal que une los lagos del istmo de la frontera oriental del Delta con puente fortificado a ambos lados, así como los pozos de la ruta a Siria por el desierto (guarniciones permanentes y puesto fronterizo donde registrar nombre, profesión, motivo del viaje y cartas que portaba antes de pasar). Figura 39. El faraón en su carro de guerra. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Decoración de un cofre procedente de la tumba de Tutankamón (Reino Nuevo, Dinastía XVIII). Montado en su carro de guerra disparando flechas y precedido por sus perros, el faraón está representado en una batalla imaginaria contra los pueblos asiáticos, que forman un amasijo de cuerpos derribados. Ocupa la parte central de la escena de mayor tamaño que sus enemigos y que los egipcios que le siguen en perfecta formación. Por encima de su figura y enmarcados por una inscripción donde se le celebra como el más valeroso, se muestran, en disposición heráldica, tanto la diosa-­‐buitre del Alto Egipto como la diosa serpiente del Bajo Egipto. Al final del Reino Nuevo Egipto sufre la presión de los Pueblos del Mar, grupos humanos del Mediterráneo (mercenarios que acaban desplazando a los egipcios en el control del estado; Dinastía XXI, 3 a 2 la relación de extranjeros en los contingentes egipcios, muchos con orígenes foráneos –arqueros-­‐). 1er ejercito estatal en Egipto integrado en gran parte por prisioneros de guerra (esclavos marcados a hierro con el nombre del faraón) según un texto de Ramsés III. 11. La función de Maat y las formas del derecho Maat, fundamento del derecho, engloba las nociones de verdad, orden, equilibrio, proporcionalidad, equidad, justicia, derecho y moral. Se representa como a una diosa con una pluma en la cabeza (pesa las almas difuntas y decide su destino). Diosa desdoblada en personalidad femenina (Maat-­‐sabiduría) y masculina (Thot-­‐
logos) con los mismos atributos, son complementarios. La sabiduría de Maat no es un concepto abstracto, se manifiesta en todos los aspectos de la existencia que percibe el ser humano (crecidas rio, relaciones sociales,…). Maat es justicia cósmica, representa el orden del mundo y el faraón configura la sociedad adecuándola a ese orden; él es única fuente de derecho, legislador y juez, por su capacidad de representar a Maat (justicia que afecta a todos los hombres por igual, no privilegia a ricos o poderosos, como debe ser el derecho). Maat interviene en el mundo (papel de faraón) para que no se convierta en caos. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 40 a-­‐b. El juicio de los muertos. Pintura sobre papiro (Reino Nuevo, Dinastía XIX), que ilustra uno de los pasajes más famosos del Libro de los Muertos. (a) El difunto Hunefer es introducido por el dios Anubis (el chacal guardián de las tumbas) en el lugar donde se encuentra una gran balanza coronada por la imagen de Maat. Anubis coloca en un platito el corazón del difunto, sede de las emociones y los pensamientos, esperando que sea más ligero que la pluma de Maat, situada en el otro -­‐lo que en efecto ocurre en este caso. El dios Tot, con cabeza de ibis (fig.27), apunta el resultado del juicio (b). Una vez constatado el hecho de que Hunefer ha vivido de conformidad con el derecho y la moral, el dios Horus, con cabeza de halcón y portador del símbolo de la vida, lo lleva a la presencia de Osiris. Se encuentra el dios en su representación habitual del faraón del más allá (fig. 45-­‐a), sobre un trono del que emerge una planta de loto con los cuatro hijos de Horus, y con el halcón cuya cabeza es el ojo de Horus (fig.48). Las diosas Isis y Nephthys, compañeras de Osiris simbolizan el principio femenino capaz de alumbrar una nueva vida. Egipto tuvo en el Reino Antiguo, hasta época Ptolemaica, una forma jurídica con intervención regular de reyes legisladores (de interés para griegos y persas); no se conservan leyes anteriores al Ptolemaico Código de Hermápolis (recopilación de costumbres). Las Lamentaciones de Ipuwer, texto del 1er Periodo Intermedio, nos habla de las leyes sacadas de los archivos y pisoteadas en las calles y plazas (disolución del estado y caos social). Hay un término que se traduce por “ley” referente a las disposiciones del faraón sobre la administración y economía (organización trabajo y gestión impuestos). La “orden real” podrían ser decretos o término aplicado a leyes o consignas de los faraones o representantes; una realidad jurídica donde se ubican también las sentencias. El derecho egipcio es siempre la emanación de la Maat a través del faraón, Señor de Maat que decreta con su boca la Maat que concibe su corazón. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 12. La administración de justicia Distintos funcionarios asumen la tarea de “juez” y distintos tribunales operan en nombre del faraón (textos funerarios); un colgante de oro con Maat representada les distingue (algunas estatuas altos funcionarios de la Baja Época la llevan). El faraón decidía personalmente sobre los casos mas graves. Todo el mundo podía llevar su caso ante el visir (su principal representante), como se ilustra en “el cuento del campesino elocuente” del Reino Medio, que presenta al faraón como garante de la justicia de Maat; al orden, lo justo e injusto, los mismos derechos para el pobre y el rico. La sentencia consigue castigar al mentiroso-­‐
poderoso y premiar al noble-­‐pobre (gracias a su elocuencia, poco habitual entre los pobres). Final feliz que ánima a los humildes a recurrir a la justicia. Había altos tribunales, tribunales de templos y consejos locales en las aldeas (disputas entre particulares, quejas contribuyentes, conflictos tributarios templos). Testigos y juramento tenían una función importante. Las sentencias dependían del asunto juzgado (asesinato-­‐muerte, perjuro-­‐se corta la lengua, falsificador-­‐se corta la mano) no de la posición social o riqueza. Castigo habitual eran ls palizas con determinado número de golpes o heridas sangrantes. Se confisca lo poseído indebidamente obligando a pagar el doble o 10 veces mas. Pena de muerte y otras sanciones eran además confiscación de bienes (mujer e hijos del culpable obligados a servir en los templos). Amputación orejas y nariz iba combinado con trabajo en Nubia o Sinaí. En el Reino Nuevo la pena de muerte parece haberse ejecutado por empalamiento (a veces se permite el suicidio). La deserción del servicio militar puede llevar a prisión a toda la familia. 13. La vida después de la muerte y la función de los distintos enterramientos Para los egipcios la muerte se producía cuando el ka (fuerza vital, espíritu; parte inmaterial e imprescindible del cuerpo de los hombres y de los dioses que los mantiene vivo) abandonaba el cuerpo. Se representa como doble del individuo con los brazos extendidos hacia arriba (ofrenda de comida o alimentos pintados). En la antigüedad se entiende que el ka puede seguir existiendo mientras lo hacía el cuerpo del difunto; necesidad de conservar el cadáver (bajo la arena seca del desierto y la momificación). Era importante perpetuar la imagen del difunto con estatuas, relieves o pinturas; representación de los momentos mas gratos de su vida y sus objetos personales deben acompañarlo. La tumba egipcia tiene por finalidad conservar el cuerpo y lo que le acompaña, identificar al difunto, reproducir su ambiente vital y facilitar la satisfacción de sus ulteriores necesidades. La riqueza de los ajuares funerarios obliga a proteger los enterramientos contra los saqueadores; se precisan espacios representativos y legados con tierras que permitan costear los gastos ocasionados por el difunto. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 41 a-­‐b. El ka y el ba (ver págs. 105 y 111). La primera imagen (a) corresponde al ka del rey Hor de Menfis (2do Periodo Intermedio, Dinastía XIII). L estatua representa al rey, mientras que el ka está representado por el correspondiente signo jeroglífico, situado en su cabeza. Estaba pintada de gris, con los dedos y algunas otras partes del cuerpo revestidos de oro, símbolo de la vida eterna de los dioses. La segunda imagen (b) pertenece a la cámara funeraria de Irinifer en Tebas (Reino Nuevo, Dinastía XIX). Ilustra la representación convencional del ba como un ave con cabeza humana. En el texto jeroglífico, que pertenece al Libro de los Muertos, se lee: "fórmula para abrir la tumba al ba y a la sombra del difunto, para que salga durante el día y pueda utilizar sus dos piernas". El ba de Irinifer aparece saliendo de la tumba y regresando a ella. En el dibujo hay un disco solar negro, correspondiente al mundo inferior. Fig.42. Un complejo funerario de pirámide. Construido por Sahure (Reino Antiguo, Dinastía V), muestra todos los elementos característicos del enterramiento de un faraón en el Reino Antiguo, que no sólo servía para cumplir con el ceremonial de la sepultura sino como lugar de depósito de ofrendas y de celebración de culto del personaje divino allí inhumado. Hay un pequeño templo del valle, por el que se accede al conjunto y que se encuentra al borde del Nilo; un templo funerario, por lo general adosado al costado oriental de la pirámide y precedido de un patio porticado; un largo corredor, que une los dos templos atravesando el valle hasta llegar a la zona desértica; una gran pirámide, con las cámaras funeraria en su interior, y una pequeña pirámide destinada al culto. Alrededor del complejo se encontraban las necrópolis donde se enterraba a los parientes del faraón, a los personajes importantes e incluso a la gente común de servicio. La pirámide pretendía mantener la momia y el valioso ajuar funerario a resguardo de los saqueadores; pero también constituía el punto de partida ideal en el viaje hacia el más allá para el faraón difunto. Los llamados Textos de la Pirámides, que se encuentran en las paredes de las cámaras funerarias, indican que, tras su ascensión a los cielos, su eterna morada estaba en el firmamento: en el ámbito de la divinidad solar, pero vinculado a una determinada estrella. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 El faraón era como un dios al frente del estado; después de su muerte subía al firmamento para integrarse con las estrellas perpetuando l ciclo de desaparición y reaparición. Las enormes pirámides del Reino Antiguo, erigidas sobre las cámaras funerarias, representan una rampa ideal para la ascensión (pirámide escalonada de Djoser); se acompañan de una necrópolis donde son inhumados los parientes del faraón y sus servidores nobles. Cementerio, pirámide y templo se ubicaban en lo alto de la zona desértica (no cultivable y medio ideal conservación cadáveres; al meterlos en sarcófagos se obligó a la momificación). Un corredor subterráneo (con relieves pintados en las paredes iluminadas con lucernarios), hasta km y ½, lo comunicaba con el templo del valle, al que se accedía en barca por un canal desde el Nilo (decorado con hazañas del difunto). En fechas determinadas se llevaban estatuas de los dioses al templo alto para visitar al difunto (solo personas imprescindibles). En el Reino Medio se identifica al faraón con Osiris reinterpretando los monumentos funerarios; la pirámide ya no cumple la misma función, se cubre de arboles (fuerza del faraón enterrado) y lo subterráneo es evocación del reino de los muertos. La cámara del sarcófago se cubre con una bóveda sin función arquitectónica, posible simbólica: túmulo primigenio de Osiris en Abydos. Las pirámides son mas pobres, algunos las utilizan como cenotafios y se entierran en Abydos en otro tipo de sepultura. En la orilla Occ. del Nilo (puesta de sol-­‐tránsito del difunto), desde l Delta hasta adentrado el Sudán, casi 300 pirámides erigidas. Figura 43. Conjunto funerario de Mentuhotep II. El fundador del Reino Medio (Dinastía XI) no construye una pirámide para su enterramiento. Aprovecha un amplio valle situado enfrente de Tebas (la nueva capital del Egipto unificado), en la orilla izquierda del Nilo, para hacerse una tumba rupestre, que se adentra más de 150 m en la roca. Delante de la pared se encontraba el templo funerario (similar al que se adosa a la pirámide en el otro modelo) con un patio rodeado por una galería porticada y una sala hipóstila, donde había un santuario del dios de Tebas Amón y del faraón divinizado. El conjunto funerario se completa con un enorme templo aterrazado. Allí situó Mentuhotep un túmulo que reproducía el de Osiris en Abydos: la colina primigenia, al mismo tiempo origen del mundo y lugar de comunicación con la divinidad. Ese templo sustituía a la pirámide, no en su función de enterramiento, pero sí en la de comunicación con la bóveda celeste. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Con Tutmosis I, Reino Nuevo, empiezan los enterramientos en el Valle de los Reyes, frente a Tebas (capital Egipto Medio); en la pared rocosa que flanquea la orilla occidental, formando un doble valle, construyen los faraones sepulturas rupestres. La necrópolis real se utiliza durante el ½ milenio que dura el Reino Nuevo hasta que los faraones de la dinastía XXI se instauran en el Bajo Egipto. Figura 44. Ceremonia de la apertura de la boca. Pintura de la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes (Reino Nuevo, Dinastía XVIII). El faraón Eje, sucesor del difunto, le practica el ritual de la apertura de la boca, que era el más importante de los realizados en la momia antes de introducirla en la sepultura. Servía para restaurar en ella todas las funciones y facultades del cuerpo necesarias en la otra vida, y lo llevaba a cabo un sacerdote en representación de su hijo. En las pinturas de las tumbas, a veces se realiza sobre la momia, pero otras veces sobre la estatua del difunto (de las numerosas estatus, tratándose de un faraón), que debía servir como cuerpo para el ka y como sustituto de la momia, si llegaba está a desparecer. El faraón está representado aquí como la momia de Osiris. Se hacían purificaciones con agua y se recitaban textos adecuados al caso. El oficiante debía tocar la cara de la estatua o de la momia con una serie de objetos específicos, uno de ellos terminado en un gancho, o como vemos en la imagen, y otro, en una cabeza de serpiente. También se hacían diversas ofrendas, la más importante de las cuales era un corazón y una pata delantera de toro, que vemos sobre la mesa. Se han conservado documentos de Set-­‐Maat (“el lugar de Maat”) que nos ilustran sobre la vida cotidiana de la aldea, los artesanos y escribas implicados en la decoración y construcción de esos monumentos. Nuevo culto funerario de los faraones donde es esencial la vinculación de la muerte y del más allá con el curso diario del sol, en el que se integra el faraón al morir. El dios solar Amón-­‐Re es la divinidad más importante, para l clero tebano, y se identifica al faraón con Osiris, temática en l decoración de las tumbas reales. El ba (noción cristiana de alma), capacidad de los dioses y faraones de hacerse presentes en un lugar, lo poseían todos los seres humanos desde el Reino Medio (numen protector que recibía el culto funerario) donde se combina con la doctrina del ka. El ba es lo que protagoniza el viaje de los muertos al más allá y lo que vive eternamente en el reino de Osiris (su resurrección no es del cuerpo sino que el ba, con libertad de movimientos, siga viviendo en otro lugar aunque con dependencia a las atenciones funerarias). Aclaración: El hecho de que el ka sea representado como un doble del difunto, indica que el concepto está vinculado a la pervivencia post mortem en la tumba; el ka se puede alejar del cuerpo para visitar otros lugares, pero su lugar es la tumba, donde se encuentra el cuerpo. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En cambio, las alas del ba y el hecho de que no funcione como doble del difunto sino como una forma, por así decirlo, sublimada del difunto, indica que representa una existencia post mortem en otro lugar. 14. Una religión peculiar Gran cantidad de fuentes de información sobre la religión egipcia (masa de datos heterogéneos, iconográficos, arqueológicos y variados documentos escritos), práctica de culto y culto de dioses locales. En torno a cada santuario se reorganizaba el conjunto religioso (situación previa a la unificación, tendencia conservadora y tener el culto cerca). No hay panteón de referencia común. Elaboraciones teológicas para sustentar el culto pero también dentro del ámbito de la filosofía. Los egipcios usan los animales para representar a los dioses (malentendidos, supuesta adoración de los egipcios a los animales ya que los griegos asocian dioses con animales). También se criaban animales sagrados en determinados santuarios para que actuaran como heraldos de los dioses (el buey Apis-­‐Ptah en Menfis y el carnero-­‐Amón en Tebas). El “heraldo” servía para transmitir la voz de la divinidad que era interpretada por sacerdotes (ocas consagradas a la diosa Juno, pollos que llevaban los generales romanos a la guerra) Que sea sagrado no significa que reciba culto ni sea divinidad. Tras los animales sagrados egipcios hay divinidades tangibles a través de ellos, y ésa es su función (los animales no eran titulares de templos). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 45 a-­‐b-­‐c-­‐d. Divinidades egipcias (Osiris, Isis, Horus y Anubis). Los elementos figurativos de las representaciones de las divinidades egipcias son intercambiables, por lo cual la sola imagen no siempre sirve para identificarlas. Amón, rey de los dioses, se muestra como hombre, como carnero, como ganso, y también como hombre con cabeza de carnero; pero una divinidad antropomorfa con cabeza de carnero puede ser también el dios Khnum, que tenía su santuario en Elefantina, donde empezaba para los egipcios el Nilo con la 1ª catarata (era el dios que aportaba esa agua y el limo depositado en el valle con las crecidas; el “alfarero divino”, que, con ese barro modelaba a los seres humanos y los colocaba en los vientres de las madres). La diosa Hathor se puede confundir con Isis, porque las dos aparecen con los cuernos de vaca y el disco solar en la cabeza; sin embargo, la vaca representa a Hathor, y, en cambio, Isis puede adoptar forma de halcón, que es propia de su hijo Horus. Las funciones de los dioses también se solapan, porque, como divinidades locales, tienden a cubrir todos los aspectos: en Tebas, Amón actúa incluso como dios de los muertos. Se podría decir, por tanto, que los dioses egipcios son versiones distintas de un mismo dios: el intento de hacer aprehensible a la percepción humana una enorme pluralidad de manifestaciones divinas. En el Reino Antiguo, de hecho, se evita presentar a la divinidad, y, cuando se hacen referencias a ella, se aplica el término netjer, traducido por los griegos como theós (“dios”). En el Reino Medio se configura Amón como la divinidad más importante, pero su nombre significa “oculto, escondido”; una indefinición que lo consagra, en el Reino Nuevo, como dios universal. El intento del faraón Amenofis IV de limitar la religión egipcia a un único concepto teológico y visual fracasa, sin embargo, porque los egipcios están acostumbrados por entonces a percibir la divinidad, y a representarla, como pluralidad: como un sinfín de dioses y démones, que están por todas partes y lo controlan todo; y como una larga serie de alternativas iconográficas más o menos codificadas. La única tendencia unificadora que acaba por imponerse, y que convierte la religión egipcia en un producto de exportación –en el ámbito helenístico, primero, y luego por todo el Imperio romano-­‐, es la que implica a Osiris, Isis y Horus en una construcción donde el mito y el culto tienen su vertiente cósmica, política y escatológica. La vida y la muerte, lo masculino y lo femenino, la naturaleza y la sociedad, el poder y la justicia se integran en un TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 conjunto armónico. Vemos aquí la representación estándar, en el Reino Nuevo, de las figuras principales de esa religión. Osiris (a), como rey del más allá, con el que se identifica el faraón difunto, se muestra como una momia, con la barba ritual y los cetros del faraón, pero con una corona especial (atef), que es la del Alto Egipto, flanqueada por dos plumas de avestruz o de halcón. Isis (b) representa a la esposa-­‐madre, a la mujer, en definitiva, en su rol característico; tiene su papel en el más allá, junto a Osiris, en la acogida de los difuntos, pero es también la diosa que simboliza la fertilidad; por eso se la representa con los cuernos de vaca y el disco solar que habían sido propios de Hathor. Horus (c) sigue siendo el halcón que simboliza el estado: de ahí la representación con la doble corona, la blanca del Alto Egipto y la roja del Bajo Egipto. Anubis (d), con la cabeza de chacal, es una figura secundaria, pero imprescindible, en ese conjunto. Desde el Reino Antiguo aparece asociado al enterramiento de los faraones como principal dios de los muertos. Cuando Osiris asume esta función, Anubis se mantiene como guardián de las tumbas, pero, sobre todo, como divinidad psicopompa, es decir, conductora de los difuntos en el tránsito hasta su lugar definitivo en el más allá. Es también el dios embalsamador y el encargado de controlar la balanza utilizada en el juicio de los muertos (fig. 40-­‐a). No se pueden utilizar las múltiples y ricas representaciones de los animales para interpretar su función religiosa sin el conocimiento de sus convenciones iconográficas; al decidir representar la figura humana con el ideal de belleza y juventud, cuerpo estilizado y actitud serena, se precisan otros símbolos para expresar emociones y rasgos d personalidad; animales, cuerpo humano y cabeza animal: la cabeza sustituye al animal en su función y el cuerpo puede llevar los atributos. Al contrario vemos la esfinge: la cabeza de faraón representa el rey, mientras que el cuerpo de león simboliza la fuerza y la fiereza. La escritura jeroglífica muestra también un sistema simbólico de representación. 15. Los desarrollos teológicos El poder unitario del faraón obligó a reorganizar el ámbito religioso en clave de centralización; había que jerarquizar las divinidades (tríadas, ogdóadas y enéadas se agrupan bajo la divinidad que en cada caso esta asociada a la realeza). 2 sistemas teológicos principales: Enéada de Heliópolis (lunu): situada a la entrada del Delta (orilla oriental), considera el agua como el origen de todo; agua primordial (Nuu) que representa el caos, donde se había autocreado el sol (Atun) del que surge una 1ra pareja cósmica, un principio masculino y femenino (Shu y Tefnut), que engendran al dios tierra (Geb) y a la diosa cielo (Nut), padres de los dioses del mundo (Osiris, Seth, Isis y Neftis). Ogdóada de Hermópolis (Khmun): situada en el Egipto Medio (orilla occidental). Cosmogonía, universo previo a la creación del mundo. 8 dioses principales, 4 parejas, representados los machos como ranas y como serpientes las hembras. El dios Nu y la diosa Naunet representan el agua primordial inerte; Hu y Hauhet la infinitud de ese universo liquido; Kuk y Kauket las tinieblas que lo oscurecen y Amun y Amllunet, el misterio que encierra. Esos 8 creadores, salidos de la palabra de Thot (dios lunar y divinidad local), hicieron surgir del abismo una colina piramidal sobre la que crearon el huevo del que salió el Sol. Esa nueva divinidad es la que crea el mundo tras vencer a las tinieblas. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 46. La creación del cielo y de la tierra. Papiro mitológico (fig.48). Se representa en este caso, la creación del mundo. La diosa del cielo, Nut, forma un arco, a modo de bóveda celeste, sobre su esposo Geb, dios de la tierra. Por encima de él se muestra el dios sol, en su barca, con la pluma de Maat sobre las rodillas. También está representada Maat enfrente del sol, con el símbolo de la vida; y el poder del faraón, detrás, por el uraeus y la corona del Alto Egipto. Según el relato cosmogónico correspondiente a la época de la restauración religiosa llevada a cabo tras el reinado de Akhenatón, el dios sol (Re) vivía inicialmente en todas las cosas, incluidos los dioses, de las que era al mismo tiempo la sustancia y el creador. Pero la humanidad se rebeló contra él, y por eso perdió su gracia. Re envía a su ojo (fig. 50) a dar muerte a los rebeldes, lo que hace bajo la forma feroz de la diosa-­‐leona Sekhmet; pero también se muestra como Hathor, la fuerza capaz de reproducir la vida. Decidido a cambiar de morada, el dios ordena a Nut que se separe de Geb formando así la bóveda celeste, con la ayuda de Shu, el aire, y Heh y Hauhet, el infinito y la eternidad (a veces considerados los Heh como un colectivo de ocho divinidades, fig. 47); luego toma un barco para recorrerla. La luz y el tiempo quedaron entonces divididos en las horas del día y de la noche. De modo que el universo era un eterno ciclo de luz y tinieblas dentro del espacio ocupado por Nut, Geb y Shu, que, como una burbuja, se encontraba en las aguas del océano primordial, Nun. De la O. de Hermópolis surgió la teología menfita de Ptah; dios símbolo de la colina emergida y engendrador de su propia ogdóada, en la que se integra Atun como pensamiento de Ptah, Horus como su corazón y Thot como su lengua. En el Reino Medio, Amón-­‐Re se puso a la cabeza de las divinidades egipcias. La teología tebana combina las de Heliópolis y Hermópolis, en un intento de convertirla en la teología oficial definitiva; se utiliza el sincretismo, que permite identificar a unas divinidades con otras, partiendo de sus semejanzas. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 47. La vaca del cielo. Dibujo realizado a partir de la decoración de una tumba tebana de la dinastía XIX. La vaca, son las estrellas pintadas en la panza, da forma a la bóveda celeste, que sostienen el dios Shu (el aire) y los ocho Heh. La vaca del cielo es una representación de la diosa Hathor. La extraordinaria capacidad de los egipcios para manejar símbolos e integrar los distintos niveles de percepción era adecuada al uso del sincretismo. En la Dinastía V (aumento del poder del clero) se consagra la identificación del dios heliopolitano Atón con el dinástico Horus (símbolo del poder real divinizado), ambos se convierten en hijos de Re (sol del mediodía); se construyen templos solares, con sus obeliscos, practicando rituales mas importantes que el funerario del faraón. Continua el culto a Osiris como religión alternativa de pleno triunfo en el Reino Medio. Figura 48. La barca del sol. Papiro mitológico (textos funerarios creados para el clero tebano de Amón en el Tercer Periodo Intermedio, dinastía XXI, donde lo más importante es la ilustración). Sentado en su barca, el dios-­‐sol, representado como Horus (cabeza de halcón y disco solar) y escoltado por el propio Horus y por Tot con cabeza de Ibis (fig. 40-­‐a), recorre las aguas de la noche para volver a aparecer en el horizonte. Tras él corta un león la cabeza de una serpiente. Que lleva clavados varios cuchillos. Se trata de Apofis (Apep), símbolo del caos y las tinieblas, y, por lo tanto, opuesta a Maat, el orden, y a la luz que aporta el sol. Cada amanecer tiene algo de cosmogónico, en la medida en que repite el origen del mundo como una victoria de lo positivo sobre lo negativo. En el centro de la escena se representa el “ojo de Horus” (wedjat), símbolo de protección, asociada a la figura del faraón en el más allá (fig.50). También signo jeroglífico. Wedjat era una de las divinidades más antiguas de Egipto, protectora del Bajo Egipto, que se identificó, más tarde con otras diosas, como Hathor o Bastet (respectivamente, la diosa del amor y la diosa de la caza, representada esta última como un gato doméstico). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Del Reino Antiguo es la obra “Enseñanzas de Kagemní”, visir de Snofru (D. IV) y “Enseñanzas de Ptahhotep”, visir de Djedkare (D. V); ambas con máximas alusivas al “castigo de Dios”, la “orden de Dios”, la “voluntad de Dios” o el “juicio de Dios”; escenario providencialista (la divinidad establece las pautas de la conducta individual y juzga los resultados) que se personifica en un solo dios. 16. La religión de Osiris Mito de Osiris: hijo del dios-­‐tierra Geb y la diosa-­‐cielo Nut, su reino abarca toda la tierra. Rey victorioso y bienhechor, hace reinar la justicia y cesar los combates. Isis, hermana y esposa divina, lo protege. Su hermano Seth conspiró contra él y lo mata, lo mete despedazado en un cofre y lo arroja al Nilo. Isis lo encuentra, limpia, reconstruye y embalsama con ayuda de otros dioses. El dios solar Re le ordeno despertarse y resucitó; ya no volvió a reinar en este mundo, sino en el de los muertos. Su hijo Horus lucho con Seth por el reino; el juicio de Geb lo coloca n el trono (se condena l lucha por l trono y se consagra la transmisión hereditaria). Unas (1er D. V) construye en Saqqara la pirámide mas pequeña pero el conjunto funerario es magnifico, en su cámara aparecen los “Textos de las Pirámides”, textos religiosos del Reino Antiguo, prácticas funerarias, destinados a proteger al rey en su viaje al más allá (símbolo de su trayectoria aparece el tema de la muerte y posterior resurrección de Osiris). Nueva teología heliopolitana (D. V); el faraón es un ser mortal que pasa a la morada de los dioses a través de la muerte, su pervivencia es el relevo entre el padre que muere, Osiris y el hijo Horus, nuevo faraón sobre la tierra. Comienzan las momificaciones y a Osiris, símbolo del rey muerto, se le representa como una momia. Figura 49 a-­‐b. Pectorales procedentes de la tumba de Tutankamón (Reino Nuevo, Dinastía XVIII): Las representaciones de los dioses que cubren las momias tienen una función protectora; ponen el cuerpo del difunto en contacto con lo divino. El faraón busca la proximidad de las diosas, que le harán renacer y también perpetuarse en su sucesor. En la 1ra pieza (a) se puede ver a Isis y a Nut (Nephthys), imágenes aladas que acogen al faraón difunto, representado por sus cartuchos y por el doble uraeus con las dos coronas, que cuelgan del pilar Djed-­‐ símbolo del dios de la vegetación y la resurrección. Osiris –
sobre el que se sitúa el disco solar. Con Osiris se identifica el faraón difunto para engendrar, como un Horus (hijo de Osiris), al nuevo faraón; pero la vida que surge de él depende de su vinculación con la divinidad solar. En la 2da (b) aparecen la diosa-­‐buitre Neckhbet y la diosa-­‐cobra Wadjet, protectoras del Alto y el Bajo Egipto, y divinidades emblemáticas del faraón. Neckhbet sujeta con sus garras el shen, símbolo de la eternidad. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 En el Reino Medio (Egipto reunificado) se identifica la tumba de Horus-­‐Djer (sucesor Horus-­‐Aha) como la de Osiris, convirtiéndose en lugar de peregrinación. Pequeña isla en Abydos considerada el túmulo primigenio durante la creación del mundo (origen de la vida). La retirada de las aguas del Nilo recreaba todos los años el mito de la tierra emergente que recuperaba la vegetación perdida gracias a Osiris (ciclo de muerte y resurrección como el de los humanos). Figura 50. Amuleto. Este es uno de los 143 que rodeaban la momia de Tutankamón para evitar la destrucción del cuerpo con los recursos de la magia. La fuerza procede, en este colgante pectoral, del “ojo de Horus”, una combinación de ojo humano y ojo de halcón, con la mancha vertical característica del ave, y con un elemento en espiral que nos e ha podido explicar. De acuerdo con el mito, Horus perdió el ojo en su lucha con su tío Seth, que había matado a su padre Osiris y usurpado el trono. Seth lo hizo trozos, pero, con la ayuda del dios Tot, pudo ser recompuesto y recuperó su poder; Horus lo utilizó para devolver la vida a su padre. La fuerza mágica residía en el ojo derecho, que representaba al sol, mientras que el izquierdo correspondía a la luna. En realidad eran los ojos de una antigua versión de Horus, una divinidad de la creación, a la que llamaron los griegos Haroeris, y que era el primitivo antagonista de Seth, como principio positivo frente al negativo: como oposición entre el fértil valle del Nilo y el árido desierto. El desarrollo posterior del mito de Osiris reconoció como su hijo a Horus, una divinidad, en origen, totalmente distinta de la otra; y la fuerza mágica del ojo se incorporó a esa nueva religión. El wedjat está flanqueado en este amuleto, por las diosas del Alto y Bajo Egipto (fig. 30-­‐b y 49-­‐b): la diosa buitre con la corona atef y el símbolo shen (fig.30), que lleva dentro del disco solar; y la diosa cabra. Figuritas de dioses y diosas, de unos pocos centímetros, eran colocados entre los vendajes de las momias para que las protegieran: Isis amamantando a Horus, Horus flanqueado por su madre Isis y su tía Nephthys, Anubis, Tot y el horrendo Bes son los más comunes. También se encuentran símbolos de esas divinidades, o animales que debían transmitir al difunto las capacidades asociadas a ellos. Otros amuletos son partes del cuerpo, como manos, pies o cabezas, tal vez potenciales sustitutos de las que resultaran destruidas en las momias. Se encuentran, en fin, los instrumentos característicos del constructor-­‐ la escuadra y el ángulo-­‐ como símbolos de rectitud y equilibrio, y algunos otros objetos que ni siquiera se pueden identificar con certeza. Todos los muertos podían integrarse en el ciclo del renacimiento con funerales adecuados, alimentos y atenciones y correcta momificación del cuerpo (ricos). Se populariza; depende más del juicio divino que de la capacidad económica. En el reino de los muertos gobernado por Osiris, Isis es el “trono divino” donde él descansa, lo protege y acompaña a los difuntos en su camino. Mundo doble ficticio, el más allá, como un occidente hermoso al que se llega tras superar la prueba del juicio de los muertos y tras una consagración especial. Esta creencia en el más allá de la religión de Osiris desarrolla una dimensión ética de la conducta (recompensa y castigo); el juicio de Osiris era positivo si “no se comete injusticia contra los seres humanos”, “no se trata mal a los animales”, “no TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 se perjudica a los dioses”, “no se abusa de la propiedad de los huérfanos”,… Ello responde a un código de conducta social y religiosa valido en el más acá y el más allá (el juicio de los muertos asume normas de los juicios de los vivos). La religión de Osiris sirve para todos y por eso es tan popular. Contribuye a consolidar el orden social (mejor vida si se acatan normas establecidas). 17. El faraón místico y revolucionario Amenofis IV proclama a un dios nuevo, Atón (luz que inunda el mundo y lo llena de vida), como única divinidad y referente de culto, primera religión monoteísta conocida. Figura 51. Amenofis IV (Akhenatón). Estatua procedente del templo de Atón en Karnak (Tebas) construido por el faraón en los primeros años de su reinado; es decir, antes de que existiera la nueva ciudad de Amarna (Akhetatón) y antes de que Amenofis cambia su nombre. Esas figuras colosales (5 m de altura) funcionaban en número de 28, como pilares del patio porticado. El rostro caricaturesco del faraón resulta inconfundible: nariz excesivamente larga y estrecha, ojos demasiado rasgados, pómulos muy marcados, mejillas caídas; comisuras profundas, que forman labios gruesos y muy perfilados; el mentón retraído se prolonga, en fin, en la larguísima barba ceremonial. El concepto de divinidad se polariza ahora en este dios abstracto, sin voz ni forma, que utiliza al faraón como profeta; mediador (junto con la esposa real Nefertiti) de lo divino, lo que le otorga superioridad sobre los otros mortales (equiparable a la del Reino Antiguo). Se levanta en Karnak un gran templo al nuevo dios donde la luz es protagonista (sin cubierta). Traslada la capital a Tell el-­‐Amarna, ciudad de nueva planta llamada Akhetaton (ciudad de Atón, de la luz, de Dios) y él Akhenaton. Figura 52. Templo de Atón en Amarna. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Ramsés II mandó derribar todos los templos que había construido Akenatón en Amarna para reutilizar la piedra en construcciones de Hermópolis, al otro lado del Nilo. Sin embargo, las imágenes encontradas en las tumbas de altos funcionarios de Amarna han permitido reconstruir el gran templo de Atón. Incluso la sala hipóstila tenía un pasillo central abierto, que se prolongaba en grandes patios con dos filas de altares. Como centro de culto de todo el reino, recibía allí Atón numerosas ofrendas en sus centenares de altares al aire libre -­‐como ya lo habían estado los de los templos solares del Reino Antiguo. Hubo continuidad de las prácticas religiosas tradicionales pero se prohíben y clausuran los templos con drásticos cambios; se reemplaza al antiguo clero y altos funcionarios, así como los nombres alusivos a antiguas divinidades. Solo existe Re, el “señor del horizonte”; Re-­‐padre que llega a la tierra como Atón, representado como un disco solar, con el ureus (la serpiente) y l signo de la vida; rayos del disco que terminan en manos protectoras. Dios único sin forma humana ni mitos, padre y amantísimo de todas las criaturas es el referente teológico de la nueva doctrina. La familia del faraón recibiendo los rayos de luz es la representación antropomórfica del amor que caracterizaba la nueva religión. El faraón ejercía un poder político sublimado al ser transmisor de lo divino (lo que le diferencia a él y su familia del resto de los mortales) a quien se asimilaba. La nueva imagen teocrática presidia los hogares de sus seguidores. Figura 53. La familia de Akhenatón. Altar procedente de una de las casas de Akhetatón, la ciudad fundada por el faraón Amenofis IV en Tell-­‐Amarna (Reino Nuevo, Dinastía XVIII). Los rostros muestran tratamiento personal. Akhenatón ofrece un pendiente a su hija mayor Meritatón, mientras su esposa Nefertiti sujeta con la mano izquierda la cabeza de la pequeña Ankesenpaatón, futura esposa del faraón Tutankamón, y cruza la mirada con la mediana, Meketatón, que pretende acariciarle la barbilla. Con esa imagen beatífica -­‐de la que se conocen variantes en la posición de las niñas y en su interacción con los padres-­‐ debían identificarse las familias egipcias para recibir, a través del faraón y su esposa, la gracia divina de Atón, representada por los rayos del disco solar que caen sobre ellos. Las inscripciones mencionan los nombres y títulos de las personas representadas, así como el nombre de Atón. La nueva teocracia se extinguió con su creador por la falta de un heredero varón que le diera continuidad y por la hostilidad provocada por el antiguo clero y la aristocracia. El destino de los mortales había pasado a depender del faraón. Religión impuesta por el poder que no convenció (satisfacción sobrenatural a su creador y beneficio terrenal a sus seguidores). TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 54. La familia real y la gente. Reconstrucción de un relieve que decoraba la tumba en la ciudad de Akhetatón (Tell-­‐
Amarna), Akhenatón, su esposa y sus tres hijas se muestran ante los egipcios reverentes y dan regalos a quienes se acercan. Era la oportunidad de tomar contacto con ese ser humano divinizado por la monarquía divina. Al igual que el relieve del altar, el faraón y su esposa llevan la llamada "corona azul", un bonete cuyo significado no está claro. El de Akhenatón tiene forma globular, mientras que el de Nefertiti es troncocónico, como el que vemos en el famoso busto conservado en Berlín. 18. Los dominios funerarios y la propiedad-­‐posesión de la tierra El faraón es el único propietario legítimo del suelo y subsuelo del país y de todo cuanto produce (ejerce la acción benéfica de Maat); con derecho a exigir a sus súbditos-­‐siervos las prestaciones necesarias. Doctrina que sustenta el dirigismo estatal sobre la agricultura, ganadería, explotación de recursos y el comercio. Ejercido sobre un modelo de economía redistributiva y combinado con la imposibilidad ideológica de acceder a la propiedad privada de las fuentes de recursos. Sistema blindado sin resquicios a la iniciativa individual. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Figura 55. Control o entrega del ganado (tumba de Meketre, Tebas, dinastía XI). Este conjunto de figurillas de madera policromada es una de las mejores muestras de un género destinado a los ajuares funerarios de los personajes importantes. Desde el Primer Período Intermedio, lo que habían sido, en el Reino Antiguo, figurillas de caliza se convierte en esas maquetas montadas sobre tableros, que incluyen también talleres de carpintería y textiles, mataderos, barcos o unidades de tropas (fig. 36); es decir, grupos de prestación de trabajos y servicios. Similares a los pintados en las paredes, pero dan mayor sensación de estar vivos. Su finalidad es mantener al difunto integrado en la realidad cotidiana, que debe seguir proporcionándole todo cuanto necesite. La figura sedente de un alto funcionario, rodeada de sus escribas y demás asistentes, controla la producción de ganado impuesta a los campesinos en el sistema redistributivo. Algunos de ellos han pasado ya por el puesto, otros estaban esperando para hacerlo y hay uno que se encuentra en el trance. Por no haber cumplido con su deuda, o bien como una cuestión de rutina, uno de los asistentes del funcionario mantiene un palo levantado a sus espaldas. Esta doctrina tan pura empieza a desarrollar adherencias. El faraón precisa de funcionarios para administrar su gran dominio y les asigna tierras cuyas rentas perciben mientras están en el cargo. La necesidad de garantizar a perpetuidad las caras atenciones funerarias de estos altos funcionarios obliga al faraón a crear un dominio transmisible a herederos; el beneficiario es el “sacerdote funerario”, suele ser un miembro de la familia y asume las atenciones del difunto. El legado funerario y la sepultura fueron, al parecer, las únicas formas de “posesión” privada de la tierra que se desarrollaron en el Reino Antiguo (la propiedad sigue siendo del faraón; no se puede parcelar ni vender). Las tierras que cedía el faraón a sus altos funcionarios podían llegar a ser vitalicias si se portaban bien, e incluso transmisibles a herederos si sucedían en el cargo. La tumba de Metjen (funcionario Snofru) registra la relación de tierras que poseía. En el Reino Medio continua la distinción entre propiedad privada y la vinculada al desempeño de una función, tendencia a mayor disponibilidad; se documentan ventas de funciones que conllevan la posesión de las tierras vinculadas, con obligación de mantener los dominios intactos. La explotación de esos dominios implica la posibilidad de establecer contratos de arrendamiento. En el Reino Nuevo, a partir de Ramsés II, los faraones utilizan la tierra, en pequeñas parcelas y sin cultivar, para recompensar servicios menos importantes (oficiales del ejercito o soldados); fincas vendibles solo obligadas a un impuesto. Figura 56. Familia representada en una tumba. El enano Seneb (finales del Reino Antiguo, Dinastía VI) era un importante funcionario, con responsabilidad sobre los telares reales; tenía distintos títulos de corte, y su esposa también era de alto rango. El grupo escultórico, de 33 cm de altura, fue hallado en la tumba privada próxima a la pirámide de Khufu. Los complejos funerarios constituidos por las pirámides tenían al lado campos de tumbas correspondientes a los funcionarios y sacerdotes, que les había n sido regaladas por los faraones; al final del Reino Antiguo había también tumbas modestas de pequeños funcionarios y artesanos. Los campos de mastabas más extensos son los que rodean la pirámide de Khufu. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Aunque, en algunos casos, se encuentran también en la parte de la tumba accesible a quienes atendían el culto, las estatuas privadas de ese tipo-­‐ que son características del Reino Antiguo, a partir de la Dinastía III-­‐ no estaban destinadas a ser vistas. Su verdadero lugar de destino era el serdab, una cámara situada detrás de la cámara del culto y separada por ella por una falsa puerta. De ahí se deduce que el esfuerzo dedicado a reproducir a los difuntos con el mayor realismo y de una forma en que parecieran estar vivos (policromía, incrustaciones en los ojos, eta.) tenía una motivación peculiar. Se trataría de proporcionarles un cuerpo alternativo-­‐identificado con el difunto también por llevar la inscripción con su nombre-­‐, que recibía las ofrendas depositadas en la cámara de culto, y podía disfrutar de ellas; para eso se practicaban dos perforaciones, en la falsa puerta. A la altura de los ojos de las estatuas. 19. Los faraones extranjeros H. 1650 a.C. (D. XV), 2do Periodo Intermedio, empezó en Egipto la dominación de los hicsos (100 años). Capital Avaris (parte oriental del Delta) bajo protección del dios Seth (simboliza el desierto, tormentas, oscuridad y caos; oponente mítico de Osiris), dios de los extranjeros (demonizado tras la expulsión de los hicsos). Modelo político distinto; fomentaron el afán de independencia de los señores locales, destruyendo la unidad del estado, para luego someter a vasallaje a los reinos resultantes (D. XVI y XVII a ½ siglo XVI a. C.). A partir de la D. XIII se van asentando en la zona oriental del Delta muchos grupos de población asiática; época de debilidad del estado egipcio. Los reyes oficialmente hicsos adoptan los rasgos formales de la monarquía faraónica, mantienen las instituciones del estado allí donde gobiernan. Economía y sistema administrativo funcionan igual; los reyes hicsos quieren enriquecerse con los productos de todo Egipto a través del comercio. Tras el 3er Periodo Intermedio los nubios reunifican el país (716 a. C.) y son la única dinastía reinante con capital en Napata, al sur 4ta catarata; los faraones negros de la Dinastía Kushita (XXV) durante más de 50 años, hasta que los expulsan los asirios. En el Reino Medio Nubia fue parcialmente conquistada por Sesostris III y, en el Reino Nuevo, era colonia egipcia que había asumido muchos elementos de la cultura y la religión de los egipcios. Los asirios trataron Egipto como territorio conquistado (saqueo de Tebas) del 671-­‐664 a. C. Figura 57. El último templo de Isis en su emplazamiento actual. Uno de los complejos religiosos de Egipto mejor conservados es el que se encuentra en la pequeña isla de Angilkia, que baña el Nilo poco antes de llegar a la 1ª catarata. Por la izquierda destaca la puerta monumental, unos propileos de sección piramidal que dan acceso a la sala TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 hipóstila y al resto del santuario de Isis; el edificio de la derecha es una construcción del emperador Trajano. Pero, como en el caso de Abu Simbel, no es ése su emplazamiento original. Se encontraba en la isla de Philai (File), que, después de la construcción del primer embalse, en 1902, permanecía bajo las aguas la mayor parte del año, lo que acabó con las pinturas que decoraban las paredes de algunas de las construcciones. Por eso fue trasladado a una isla próxima, aguas arriba del Nilo. El nombre de Philai corresponde a dos pequeñas islas, situadas en el límite geográfico de Egipto y Nubia. Los egipcios mantuvieron una guarnición en esa zona, que tuvo su continuidad en época ptolemaica y romana; también se realizaban allí intercambios comerciales. Pero Philai tenía un carácter sagrado. Considerado como uno de los lugares donde había sido enterrado Osiris, contaba la leyenda que, en un principio, ni las aves ni los peces se atrevían a profanarlo en su presencia, y solamente los sacerdotes podían permanecer en él. Luego se convirtió en un punto de peregrinación, tanto para los egipcios como para los nubios, y también para los romanos, en la medida en que el culto de Isis llegó a propagarse por todo el Imperio; los últimos emperadores que colgaron allí sus relieves conmemorativos por todo el Imperio; los últimos emperadores que colgaron allí sus relieves conmemorativos fueron Marco Aurelio y Cómodo, en la 2º mitad del siglo II d.C. Al decir de los viajeros, era un lugar de una belleza impactante: debido a la proximidad del trópico, el sol producía efectos peculiares sobre las construcciones de piedra, rodeadas por los cañaverales y la vegetación colorista, por el azul del Nilo y, en último término, por las rocas y arenas del desierto. El edificio más antiguo fue construido por un faraón de la Época Baja unas décadas antes de la conquista de Alejandro Magno, es decir, en el siglo IV a.C. Lo dedicó a Isis, que fue la primera divinidad venerada en la isla. Los reyes Ptolomeos (tema 6) construyeron el gran templo y otros edificios, entre los cuales un santuario de la diosa Hathor (fig. 45-­‐b). El tema principal en la decoración era el mito de Osiris, y los romanos parecen haber construido allí un templo dedicado a Amón-­‐Osiris. Desde la época ptolemaica, como una especie de reserva del Egipto faraónico tradicional, al menos en el ámbito de la religión. El decreto del emperador Teodosio, del 391 d.C., que prohibía los cultos llamados paganos, y que dio lugar a que esos templos fueran demolidos y convertidos en iglesias cristianas, no se aplicó allí; había obispado y una iglesia de San Esteban, pero el santuario de Philai aguantó hasta el siglo VI d.C., en que lo clausuró el emperador Justiniano (en el 535, probablemente). Entonces el culto de Isis se sustituyó por el de la Virgen María, que era la figura más afín, tanto en el mito como en la iconografía: la madre gozosa que sostiene en sus brazos y amamanta al hijito (fig. 164), y la madre doliente que llora su muerte, gracias a la cual se produce la salvación de los hombres. Los libios gobiernan tras los asirios, a partir de Psamético I, con las dinastías saítas (664-­‐525 a. C.). Tras siglos en la zona como mercenarios (reino con capital en Sais en la parte occidental del Delta) en el 3er Periodo Intermedio. Protagonismo de mercenarios y comerciantes. Egipto intenta expandir su poder hacia la región sirio-­‐palestina enfrentándose a babilonios y luego a los persas. El dominio persa empieza en 525 a. C. Egipto se convierte en una satrapía con cargas tributarias; los egipcios se sublevan y se independizan 60 años más (D. XXVIII-­‐XXX) para caer de nuevo bajo su dominio hasta la conquista de Alejandro Magno (323 a. C.). Los persas mejoran la administración y terminan un canal entre el Nilo y el Mar Rojo. Dario I construyó y restauró templos. 20. Egipto en la Época Romana TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Tras la batalla de fársalo (48 a. C.) llega César a Egipto en pos del derrotado Pompeyo. Los egipcios le entregaron su cabeza para congraciarse con él, pero cuando conoce su relación con la reina Cleopatra, el hermano de ésta y el heredero también del trono, ataca el campamento romano (incendio Biblioteca de Alejandría). Derrotado y muerto el hermano de la reina quien refuerza con ello su posición. César vuelve a Roma con Cleopatra y el hijo de ambos. El asesinato de César en el 44 a. C. la obliga a volver a Egipto, donde logra colocar en el trono a su hijo César de 3 años, con el nombre de Ptolomeo XV, consiguiendo para él, el reconocimiento del estado romano. Se produce el encuentro entre Cleopatra y Marco Antonio, su matrimonio en Antioquía, sus 3 hijos y el regalo de los territorios de Creta, Cilicia, Fenicia y Siria. En el 32 a. C. Octaviano consigue que el senado romano considere a Cleopatra enemiga y declare la guerra a Egipto. Victoria de Roma (y suicidio de la pareja) en la batalla de Actium (31 a. C.). Desaparece definitivamente el estado egipcio con el asesinato del hijo de Cleopatra y César; Egipto queda incorporado a Roma. Figura 58. Cleopatra VII. Último faraón de la dinastía griega de los Ptolomeos (tema 6) cuyo destino estuvo vinculado siempre a Roma: primero con Julio César, el supuesto padre de su hijo Cesarión; después con Marco Antonio, de quien había tenido 3 hijos; y finalmente con Octaviano, el futuro Augusto, que la llevó al suicidio tras derrotarla en la batalla de Accio (31 a.C.). A Roma había tenido que huir ya su padre Ptolomeo XII, desde Alejandría, para buscar apoyos que compensaran su debilidad política. Ninguno de sus 5 hijos murió muerte natural; pero Cleopatra, nacida quizá de esposa egipcia de alta alcurnia sacerdotal, logró capitalizar al máximo la conexión con Roma, y durante algún tiempo vivió el sueño de convertirse en faraón de todo el Oriente y de todo el Mediterráneo. En las fiestas organizadas en Alejandría para celebrar el triunfo del general Marco Antonio en Armenia (34 a.C.), Cleopatra apareció en un trono de oro, vestida como Isis (divinidad con que pretendía identificarse). Sus 4 hijos estaban entronizados y rodeados por guardia personal; a mayor nivel Ptolomeo XV César (Cesarión), que era corregente de Egipto con su madre. Un heraldo anunció que Cleopatra llevaría en adelante el título de "Reina de reyes"; César, cuya condición de hijo de Julio César fue anunciada públicamente, el de "Rey de reyes". En cuanto a los hijos habidos de Marco Antonio, Alexander Helios (6 años), vestido de rey persa, fue proclamado Gran Rey de Armenia, Persia y todas las tierras situadas más allá del Éufrates; Ptolomeo Filadelfo (2 años), de rey macedonio, rey de Siria y Asia menor; y Cleopatra Selene (6 años), reina de Cirene. Cleopatra proclamaba la monarquía en el estado romano, dando por supuesto que el hijo de Julio César (divinizado tras su muerte) tenía derecho a sucederle como rey. No sólo era un atentado contra la república sino contra Octaviano, a la sazón hijo adoptivo de Julio César y decidido heredero político, dentro de la legalidad republicana. La osadía de Cleopatra y la disposición de Marco Antonio a seguirle el juego resultan sorprendentes. TEMA 2
Luz Valls
HISTORIA ANTIGUA 2013 Egipto se convertía así en el primer granero de Roma; Augusto lo constituye como territorio especial. Para los egipcios el emperador romano era una especie de faraón que residía fuera. Los gobernaba un praefectus (representante del emperador con sede en Alejandría), procurator de rango ecuestre llamado hegemón (gobernador). Su mandato dependía en todo momento de la voluntad del emperador, duraba de uno a 4 años y abarcaba el ámbito militar, fiscal y judicial. Egipto conservo su modelo de administración (proceder habitual romanos). Las 4 ciudades griegas que llegó haber (Alejandría, Náucratis, Ptolemaide y Antinoópolis) eran poleis a efectos de organización del territorio y de todos los aspectos institucionales. El Egipto propiamente dicho seguía organizado en nomos con red de funcionarios controlando la vida económica. Se mantiene el derecho indígena, también el griego y el romano. La suprema jurisdicción del prefecto, ejercida también a través de un iuridicus resuelve los posibles conflictos de derecho. La base es mantener todo lo que no se oponga a los intereses de Roma. Clero y templos mantienen su importancia en armonía con el poder romano, hasta fin del siglo IV d. C. (cristianismo). TEMA 2
Luz Valls
Descargar