PROPORCION DEL CUERPO HUMANO

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PROPORCION DEL CUERPO HUMANO
1. INTRODUCCIÓN
En el arte, la representación del cuerpo humano, desnudo o vestido, ocupa un
capítulo importantísimo en las culturas, movimientos, artistas y técnicas de
representación. Abordaremos brevemente su estudio, centrándonos más en la pintura
y la escultura, con breves incursiones en otros medios de expresión plástica, y siempre
procurando abrir posibilidades para que el opositor lo desarrolle con su propio punto
de vista.
El desnudo ocupa una parte cualitativa y cuantitativa muy importante en el
conjunto de las expresiones plásticas. Es una de las representaciones principales que
marca las diferencias entre culturas y estilos. Es el exponente máximo de los
conceptos culturales de una época. La Historia del Arte, la Historia del Hombre, no
podrían concebirse sin el estudio de la figura humana, y más concretamente del
desnudo.
Ejemplo y anécdota de su importancia, lo refleja el que los críticos de arte en
Inglaterra (s. XVIII), promulgaran que los países más cultos eran donde se cultivaban y
valoraban las representaciones plásticas, donde el desnudo era el tema principal.
El análisis del desnudo en sus representaciones plásticas, nos desvela las diferencias
culturales y religiosas de los pueblos. Para los griegos, el desnudo era motivo de
orgullo; sus dioses y héroes así eran representados, de ahí que se desarrollaran todo
tipo de cánones en busca de la belleza ideal; su influencia ha sido y es enorme en la
cultura occidental. Para los primeros cristianos, el desnudo era la conciencia del
pecado, por ello sus representaciones eran esquemáticas, inorgánicas y abstractas;
los temas relacionados con “Adán y Eva" y “El Juicio final", eran casi los únicos
contenidos donde aparecían los desnudos, y en general poco diferenciados.
El desnudo en muchos casos y aunque invisible, forma parte del resultado final de una
obra, donde los personajes aparecen con su vestimenta correspondiente, pero que,
previamente se hicieron los bocetos, estudios y esquemas de las mismas figuras
desnudas, para representarlas posteriormente con más seguridad.
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La figura humana desnuda se representa en todas las técnicas plásticas, desde las
tradicionales —dibujo, pintura y escultura—, con sus implicaciones en la arquitectura,
pasando por otras de distinto matiz —grabados, mosaicos, vidrieras, tapices—, y
evolucionando a los medios de masas —fotografía, cine, televisión, cómics,
publicidad—, hasta los medios más actuales —instalaciones, happenings,
vídeo/instalaciones, body art—.
Las asignaturas relacionadas con el desnudo son comunes en los planes de
estudio de las Facultades de Bellas Artes, Academias, Artes y Oficios, etc. El estudio
de los cánones clásicos griegos y sus posteriores repercusiones, se siguen analizando
y sirven de pautas de proporcionalidad y belleza.
Las Facultades de Bellas Artes, siguen teniendo entre sus asignaturas el "Dibujo
de estatua”, y se siguen copiando las esculturas clásicas griegas o romanas, entre
ellas: “El doríforo””, "El diademado”, "Venus de Milo”, "Venus de Esquilino”, “Discóbolo
de Mirón”, y un largo etcétera. Esto lleva como consecuencia al estudio de formas
clásicas, que, de manera inconsciente o consciente se introducen en los conceptos
estéticos. El motivo de la inclusión de estas estatuas sigue siendo la admiración que
producen, aún en la actualidad, reconociendo su asombrosa perfección. Lógicamente,
estas formas se abandonan, pero siempre actúan como un poso estético.
El desarrollo de la pintura de desnudos no ha seguido un proceso lineal ni
homogéneo. No todas las culturas lo han tenido en cuenta, el arte oriental en general
(China, Japón), el arte bizantino, el románico, el arte islámico, entre otros, lo han
excluido del todo o lo han incluido de manera excepcional, con formas rígidas y
estereotipadas.
En el arte prehistórico, la figura humana ocupó un lugar secundario, detrás de las
representaciones de animales. Sus figuras antropomórficas, sus figuras humanas, su
Venus, obedecen a criterios mágicos o de supervivencia. No existen intereses de tipo
proporcional o estético. Por ello, este tema en principio se inicia con el arte egipcio, el
primero del que se tienen noticias sobre la inclusión de proporciones en la plasmación
del cuerpo humano.
2. EL DESNUDO
La lengua inglesa distingue el desnudo corporal (the naked) y el desnudo
artístico (the nude). La desnudez corporal es aquella en la que nos encontramos
desvestidos, despojados de nuestras ropas; por lo que dicha expresión entraña en
cierta medida el embarazo que experimentamos la mayoría de nosotros en dicha
situación. La palabra nude, el desnudo, no comporta en su uso culto, ningún matiz
incómodo. La imagen vaga que proyecta en nuestro espíritu no es la de un cuerpo
encogido e indefenso, sino la de un cuerpo equilibrado, feliz o lleno de confianza: el
cuerpo transformado.
Hay numerosos testimonios que apoyan la creencia, de que los pueblos cultos
han cultivado y valorado la representación del desnudo en pintura y escultura. El
desarrollo de la pintura de desnudos no ha seguido un proceso lineal ni homogéneo.
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Entonces, ¿qué significa, representa y es en definitiva el desnudo artístico? Es
una forma de arte inventada por los griegos en el siglo V. Nació como consecuencia
de sus creencias, donde el culto al cuerpo humano se extendía desde los dioses hasta
los humanos, donde la belleza del desnudo formaba parte de su cultura. Los griegos
fueron los auténticos iniciadores del desnudo artístico, tal como lo concebimos en
nuestra cultura.
Sobre este ideal de belleza griego, en la que sublimaron el desnudo, Plinio nos
cuenta el procedimiento empleado por Zeuxis cuando ejecutó su Afrodita, partiendo de
cinco hermosas jóvenes de Crotona, para aceptar o rechazar los brazos, cuellos,
pechos y demás de sus cinco jóvenes. La pasión por las matemáticas de los griegos,
contribuyó al desarrollo de la proporción mensurable en las esculturas y pinturas,
aunque no quede exactamente constancia de los pasos que dieron. Los argumentos
de Plinio sobre las proporciones que empleó Polícleto, pueden ser discutibles, pues
parece ser que fue en la arquitectura donde primeramente se emplearon las
proporciones del cuerpo humano.
Vitruvio fue esencial en resaltar las proporciones ideales del cuerpo humano,
encerrándolo en círculos o cuadrados, con los brazos extendidos. Modelo ya clásico el
hombre vitruviano, popularizado más tarde por Leonardo da Vinci. No obstante, y pese
a la importancia de las proporciones sistematizadas en búsqueda de la belleza del
desnudo, éstas no servían prácticamente sino se "sentía" la belleza como tal.
A pesar de todos los estudios sobre cánones clásicos, el más seguro de todos
ellos es el correspondiente al desnudo femenino, en el que se tomaba la misma unidad
de medida para la distancia entre los pechos, debajo del pecho al ombligo y del
ombligo a la división de las piernas. Este esquema se respetó escrupulosamente en
todas las figuras de la época clásica y en la mayoría de sus imitaciones.
Esta simbiosis de proporciones matemáticas y culto a la belleza, fue lo que
impulsó el estilo clásico. Para los griego, especialmente para los jóvenes era corriente
exhibirse desnudos en sus competiciones. Fue para ellos la conquista de una
inhibición que oprime a los pueblos, a excepción de los más atrasados; es como una
negación del pecado original.
Otra fase importante en la representación del desnudo fue el Renacimiento en
Italia. Ocupó gran parte de los contenidos, cualquier motivo era excusa suficiente para
plasmarlo; desde "El Juicio Final" de Miguel Ángel, hasta todo tipo de diseños.
El ritmo de nuestra respiración y el latido de nuestro corazón son parte de la
experiencia por la que medimos una obra de arte. La relación de la cabeza respecto
del cuerpo determina el patrón por el que evaluamos todas las demás proporciones de
la naturaleza. La disposición de las zonas en el torso está en relación con nuestras
más vívidas experiencias, de manera que unas formas abstractas, el cuadrado y el
círculo, nos parecen masculinas o femeninas, y el viejo esfuerzo de la matemática
mágica por cuadrar el círculo es como el símbolo de la unión física.
Los diagramas estrellados del Renacimiento pueden ser ridículos, pero el
principio vitruviano rige nuestros espíritus, y no es un hecho fortuito que el cuerpo
formalizado del "hombre perfecto" se convierte en el símbolo supremo de la fe
europea. Ante la "Crucifixión" de Miguel Ángel recordamos que el desnudo es, en
definitiva, el más serio de todos los temas del arte".
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3. EL SIGNIFICADO DE LA PROPORCION
Los estudios del problema de las proporciones son generalmente acogidos hoy
día con escepticismo o, a lo más, con poco interés. Ninguna de estas actitudes puede
sorprender. La indiferencia se explica como efecto del punto de vista moderno,
subjetivo, que considera la obra de arte como algo enteramente irracional. Un
espectador moderno, todavía bajo la influencia de esta interpretación romántica del
arte, estima que no tiene interés alguno y que incluso resulta penoso, el que un
historiador le diga que en la base de una u otra representación existe un sistema
racional de proporciones o aún un esquema geométrico definido.
Al analizar los varios sistemas de proporciones que conocemos, intentamos
comprender su significación interna más que su apariencia externa; si concentramos
nuestra atención no tanto sobre la solución obtenida como sobre la formulación del
problema planteado, dichos sistemas se nos revelarán entonces como expresiones de
aquellas misma "voluntad artística” que cristalizó en la arquitectura, en la escultura y
en la pintura de una época determinada o de un artista concreto. La historia de la
teoría de las proporciones es el reflejo de la historia de los estilos.
Para una teoría de las proporciones, si tenemos que comenzar con una
definición, entendemos un sistema que establece relaciones matemáticas entre los
distintos miembros de un ser viviente, en particular de los seres humanos, en la
medida en que estos seres se consideran como objetos de una representación
artística.
Todos los sistemas de proporción son implícitamente intelectuales, ya que se
basan en la lógica matemática. Sin una comprensión de la geometría y de la teoría de
los números, no es imaginable ningún sistema de proporciones". Si bien son ciertas
estas palabras, también se puede tener una idea intuitiva de la proporción, deducida
de la comparación de las dimensiones de una obra; así, el tamaño inadecuado,
excesivamente grande o excesivamente pequeño de un elemento se califica sin
demasiada dificultad, como desproporcionado.
Esta idea intuitiva de la proporción es un argumento estético que, aunque tiene
un carácter subjetivo, se ha venido esgrimiendo en el mundo del arte. Con esta
concepción no matemática, la proporción aparece en algunos desarrollos teóricos de
los tratados de arte y, en el mismo sentido, también se continúa utilizando en la
actualidad. La definición matemática de la proporción es la que ha merecido en todo
tiempo, un tratamiento más preciso y rigurosos en los tratados y manuales. Aunque el
conocimiento de la idea de la proporción se pueda adquirir desde la experiencia de los
sentidos, el camino más utilizado ha sido desde siempre el acceso a través del
razonamiento lógico de las matemáticas.
Desde el mundo antiguo, la comparación de magnitudes y su expresión a
través de razones aritméticas ha sido objeto de estudio de los sistemas de proporción;
en cualquier manual que recoja esta tradición. Los tres tipos de proporciones más
interesantes que se conocen desde los tiempos de Pitágoras son: la proporción
geométrica, la proporción aritmética y la proporción armónica. Estos tres tipos de
proporciones están relacionados con las consonancias musicales del mundo griego y
explican por qué en el Renacimiento, Alberti, en referencia a Pitágoras dice que los
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números por los cuales la concordancia de los sonidos afecta placenteramente a
nuestros oídos, son los mismos que agradan nuestros ojos y nuestra mente.
La revalorización de los sistemas matemáticos de proporción se inicia a
mediados del siglo XIX alrededor de un concepto, el de la "Sección Áurea”, el escritor
alemán Zesing intentó demostrar que la Sección Áurea era la clave de toda la
morfología, tanto en la naturaleza como en el arte, aunque los estudios posteriores
han demostrado lo exagerado y lo dudoso de muchas de sus afirmaciones.
Refiriéndonos a las proporciones humanas, el término canon, proviene del
griego Kanon, que significa regla o precepto, siendo su acepción más habitual en el
arte la que hace referencia a las proporciones del cuerpo humano ideal. La creencia
en un canon universal de perfección fijado en un sistema de medidas es algo que se
remonta prácticamente a los propios orígenes del arte; según el historiador griego
Diodoro de Sicilia, los egipcios ya concibieron la idea de dividir el cuerpo humano en
partes iguales con un fin práctico, para poder repartir el trabajo entre varios escultores.
Entre los artistas griegos, el problema del canon fue uno de los más
importantes que se plantearon en el momento de representar el cuerpo humano, sobre
todo entre los escultores. Se conservan testimonios de que realizaron estudios sobre
él, Mirón, Parrasio y Zeuxis; más tarde Polícleto escribiría un tratado desarrollando sus
ideas y propuestas acerca del canon y que aplicó en su conocido Doríforo.
Posteriormente, también en el arte griego, Lisipo propondría el canon de un cuerpo
más alargado con una altura igual a ocho cabezas que fue aplicado por los artistas
romanos.
El recorrido de las proporciones del cuerpo humano no es lineal, y en esos
vaivenes (ya comentados), se produjo un abandono artístico en el Romanticismo,
teniendo más incidencia en los estudios científicos, en la antropología, en la
criminología y la biología. Estas aplicaciones tampoco eran nuevas; los antecedentes
de los estudios antropométricos del cuerpo humano hay que buscarlos en un cambio
de actitud dentro del mundo del arte; en el Renacimiento, artistas como Leonardo o
Alberti, insatisfechos con unas teorías ideales de la belleza del cuerpo, quisieron basar
la teoría de proporción en una atenta observación de la naturaleza; de este modo se
conseguía convertir a esta parcela del arte en una ciencia empírica.
nunca se encuentra en un solo sujeto todas las perfecciones de la belleza, sino que
están repartidas en todos. Casi cien años después de estas palabras de Alberti,
Durero publicará su tratado, dedicado a las proporciones del cuerpo humano, que se
puede considerar como el inicio de la moderna antropometría; allí recoge muchas
ideas advirtiendo de la variedad de las formas naturales.
Otro punto de vista en relación con el estudio del cuerpo humano es el que
plantea en este siglo las vanguardias artísticas; para ellas el cuerpo humano es sólo el
camino utilizado para acceder a lo que es verdaderamente importante, lo esencial,
unos principios abstractos, unas leyes universales que también tienen mucho que
compartir con la verdad que busca la ciencia; así, el estudio del cuerpo se convierte en
pura metodología para acceder a otra realidad, una realidad abstracta.
De esta manera, los estudios científicos que se desarrollan en la segunda
mitad del siglo XIX van a influir en el arte contemporáneo al reconocimiento de las
formas de la ciencia y la tecnología como emblema de contemporaneidad.
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Ha de recordarse que la representación científica, del cuerpo humano ha sido
posible, en buena parte, gracias a unos sistemas geométricos que, en esencia, no se
han modificado demasiado desde el Renacimiento hasta la actualidad. Piero della
Francesca, dibuja una cabeza con varias "vistas": frontal, lateral, superior e inferior,
completándolas con unas "líneas de nivel” que sirven para precisar con rigor todo su
volumen.
Conceptualmente, los dibujos de Piero no son muy diferentes de otros muy
conocidos, de nuestros días realizados con ordenador dentro de un programa pionero
de la compañía Boeing y desarrollado en los años 60. La representación científica del
cuerpo humano, conforme a unas convenciones geométricas, se convierte en un
modelo para el arte; mientras que el arte ha tomado de la ciencia muchas imágenes
emblemáticas de su época, la ciencia ha dejado de recibir aportaciones desde las
especulaciones gráficas y descubrimientos de los artistas; posiblemente por ello, la
calidad de las figuras de los tratados científicos tienen, salvo excepciones un nivel
generalmente bajo.
Los esquemas, cánones o proporciones, responden a actitudes culturales,
acordes con el pensamiento de una época determinada, aunque algunos de ellos —los
griegos—, se han repetido a lo largo de distintos ciclos históricos y perviven en la
actualidad. La historia de los cánones y su influencia en las artes —arquitectura,
escultura y pintura principalmente—, es el reflejo de la historia de los estilos.
El desnudo es una forma de arte inventada por los griegos en el siglo V a.C.,
acorde con su cultura, como parte intrínseca de su forma de vida, del culto al ideal de
belleza. En esa consecución aunaron matemáticas y observación, proporciones y
análisis de las articulaciones. Quizá se hayan magnificado sus "cánones", pero no
cabe duda de su gran importancia en la consecución de la belleza del cuerpo humano,
de la belleza clásica.
Las proporciones, son un sistema que establece relaciones matemáticas entre
los distintos miembros de un ser viviente, concretamente en este caso los seres
humanos considerados objetos de producción artística.
4. CONCLUSIÓN
Podemos decir que la proporción humana en el mundo artístico está directamente
relacionada con las matemáticas y más concretamente la proporción del desnudo.
Ninguna figura es perfecta, y para realizar un canon es preciso tomar las mejores
proporciones de cada figura. Se ha tomado con demasiada importancia al término
Canon. Cuando hablamos de Canon estamos ante un ideal de belleza inalcanzable,
del nivel de los dioses. Pero no cabe duda de la gran importancia sobre la belleza que
han ejercido en las diferentes épocas y sobre todo en la época clásica. Es de tal
importancia el canon de belleza que se establecía que se relacionaba también a la
hora de la construcción arquitectónica.
5. BIBLIOGRAFÍA
- Panofsky, E. (1983). El significado de las artes visuales. Madrid: Alianza.
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- Cortés, V. (1994). Anatomía, Academia y Dibujo Clásico. Madrid: Cátedra.
- Ching, F. (2011). Arquitectura: forma, espacio y orden. Madrid: Gustavo Gili.
- Gombrich, E.H. (1980). El sentido del orden. Madrid: Alianza.
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