Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias

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Revista Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias
Rev Cub Med Int Emerg 2006;5(1):322-327
TRABAJOS DE REVISIÓN
Unidad de Cuidados Intensivos
Instituto Superior de Medicina Militar: Dr. Luis Díaz Soto
Ciudad de La Habana
PROBLEMÁTICA SOCIAL DE LOS TRASPLANTES DE ÓRGANOS
Dr. Juan M. Carral Novo1, Dr. Jaime C. Parellada Blanco2 y Dr. Ernesto Chávez Pérez3.
RESUMEN
En los trasplantes de órganos se encuentra involucrada la bioética, con gran
participación de factores socioeconómicos. La demanda de órganos excede la oferta,
que puede continuar por el desarrollo de la tecnología médica. Es probable la
prosperidad en la venta de órganos humanos, que debe impedirse por controles éticos
y legales. El intercambio internacional de órganos, puede fomentar la posibilidad de una
compatibilidad perfecta entre donante y receptor. La escasez de órganos, es problema
en todos los países, han aumentado las indicaciones de los trasplantes, las donaciones
son insuficientes para las necesidades y aumentan las listas de espera. Los trasplantes
entre vivos están justificados, pero lo ideal y éticamente aceptable, es fomentar la
donación de órganos de cadáveres. Falta divulgación por los medios de comunicación
masiva sobre la importancia de donar órganos. Debe actuarse con criterios trasparentes
y públicos en la selección del receptor. Los trasplantes son costosos, excepto el renal,
que es más barato que años de diálisis. Hay países que no pueden realizarlos pues no
tienen fondos para ello.
Palabras clave: bioética, trasplantes, donaciones.
1
2
3
Especialista de II grado en Cirugía General. Doctor en Ciencias Médicas.
Especialista de II grado en Medicina Interna y en Medicina Intensiva y Emergencias.
Profesor Auxiliar.
Especialista de I grado en Medicina General Integral. Diplomado en Medicina
Intensiva.
En los trasplantes de órganos se encuentra involucrada la bioética, con gran
participación de factores socioeconómicos, los cuales determinan la efectividad de esta
terapéutica. Los mismos incluyen tanto la ética como las leyes de los estados que lo
contemplan dentro de sus sistemas de salud pública.
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La sociedad debe tener además la infraestructura necesaria para acometer tal tarea y la
voluntad política para atender los problemas de salud de su población, con equidad
para todos sus miembros, por cuanto debe primar la solidaridad humana y la igualdad
de derecho de todos para acceder a los trasplantes de órganos.
Comercialización de órganos.
Actualmente la demanda de órganos excede la oferta, lo que puede continuar teniendo
en cuenta el desarrollo de la tecnología médica. En estas condiciones, es probable la
prosperidad en la venta de órganos humanos a menos que se impida por controles
éticos y legales. Este mercado podría aliviar la escasez de órganos y tejidos,
salvándose y aumentando en calidad muchas vidas. Se respetaría la libertad del
individuo de hacer lo que desee siempre que no dañe a los demás.1
Existen declaraciones que se pronuncian por la prohibición de esta actividad,2,3 sin
embargo, en países como Brasil, República Dominicana, Perú y Paraguay no es
sancionada por la ley.1
Intercambio internacional de órganos.
En los últimos años, se ha intentado determinar basado en criterios inmunológicos, la
compatibilidad de los órganos disponibles con los receptores más adecuados, lo que ha
sido un factor importante en el aumento de la supervivencia de los injertos. Esta forma
de información, estimula las medidas exigidas para la distribución internacional de
órganos y que fomentarán la posibilidad de una compatibilidad perfecta entre donante y
receptor, así los órganos humanos ya no serían considerados como un recurso nacional
escaso. En los sistemas voluntarios de donación de órganos, pudiera ser adecuado
otorgar prioridad a los ciudadanos del país donde se dona el órgano, sin embargo sería
un gesto loable, compartir órganos con ciudadanos de otros países. Colombia es el
único país que ha prohibido explícitamente la distribución internacional de órganos.
Existen fuertes obligaciones morales para compartir órganos con otros países y
participar en un sistema recíproco. Canadá y los Estados Unidos, ya disponen de un
acuerdo informal de reciprocidad, permitiendo que los ciudadanos de ambos países
sean receptores de órganos donados en uno u otro país.
A medida que avance la tecnología del trasplante de órganos y se incremente la
proporción de órganos donados en otros países, será más factible establecer un
programa de intercambio internacional de órganos para trasplante.1
Escasez de órganos.
Este asunto, es un problema crucial en todos los países, pues han aumentado las
indicaciones de los trasplantes y las donaciones siguen siendo insuficientes para las
necesidades.
323
Si bien, la extracción de órganos tuvo su mayor cuantía a finales de la década de los
años 80,4-8 esta actividad decayó a inicios de la década de los años 90,4,7,9,10 por un
fenómeno multifactorial, en buena parte asociado a problemas relacionados con los
equipos extractores-trasplantadores, que incluye:
•
•
•
•
•
•
No estimulación de la actividad, erróneamente considerada como rutinaria, en
lugar de tomarse como un logro de los centros que la realizan.
Falta de retribución o el establecimiento de ventajas a los profesionales del
sistema detección-extracción-trasplante, lo que disminuye o anula el interés.
No entendimiento en los centros hospitalarios entre los profesionales del
sistema y otros especialistas médico-quirúrgicos.
Desmotivación de los profesionales detectores cuando la dinámica falla.
Protocolos que sólo incluyen donantes reales.9
La negativa familiar alcanza valores considerables (60 a 70%)9,10 no así en
nuestro país: 10 %.4
Considerando que la escasez de donantes potenciales que se detectan y en
consecuencia legan a ser reales, junto al aumento de las indicaciones de trasplante,
aumentan las listas de espera, esto impone aumentar el número de extracciones
anuales, tomando en cuenta que entre 0.8 a 1.1% de los fallecidos hospitalarios son
donantes potenciales y de éstos entre un 60 al 70% son politraumatizados.4,9 La
creación de centros detectores relacionados con los extractores daría mayor dinámica y
aporte de donantes, así como el perfeccionamiento y protocolización de la actividad
significaría la optimización de la extracción de órganos.4,8,11
Lo ideal y éticamente aceptable, es fomentar la donación de órganos de cadáveres.
Aunque los trasplantes entre vivos se justifican éticamente, estos deben ser la
excepción y no la regla, porque conllevan siempre problemas de difícil solución. Lo que
éticamente es inaceptable, es ofrecer a los pacientes la posibilidad de un trasplante
siendo imposible su acceso a un órgano de cadáver y tener que realizarlo con donante
vivo y en otros casos, morir esperando un órgano.12
Un aspecto que se debe tratar, es la falta de divulgación que existe sobre la importancia
de donar órganos para trasplante por los medios de comunicación masiva,4-7,9 teniendo
conocimiento de programas regionales de publicidad, donde se abordan aspectos
concretos, como son: la necesidad de órganos, los buenos resultados del trasplante y la
inexistencia de comercialización, llegando incluso a proponer para el futuro la
incorporación dentro del contenido didáctico habitual de los escolares el tratar sobre la
donación y trasplante de órganos; esto podría hacerse de forma similar al programa de
donación de sangre, pues no basta la recogida de forma fría de la disposición de los
ciudadanos a donar sus órganos en el carné de identidad,13 incentivando y
sensibilizando a realizar este acto solidario post mortem dentro de la población en
general y particularmente en los hospitales con la creación de pancartas alegóricas a
este tema.4
Comprender el significado de la muerte encefálica (ME) es crucial, muchos mitos se
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desmoronaran en una población educada y es un paso adelante en la donación.
Posiblemente los primeros necesitados de ésta educación sean los profesionales de la
salud. Es significativo el desconocimiento de esta situación entre los propios médicos.12
Para desarrollar esta actividad en nuestro centro, se creó a inicios del año 1997 una
comisión dirigida por el Vicedirector del Centro de Urgencias, y subordinándose al
mismo los jefes de servicio afines a esta actividad: politraumatizados, servicio de
urgencias, neurocirugía, cirugía general, rescate-trasplante de órganos y
anestesiología. Esta comisión, se reúne periódicamente y analiza los problemas
particulares que afectan el cumplimiento de las indicaciones y el desarrollo de la
actividad, así como los casos potenciales de donación.4
Debe actuarse con criterios trasparentes y públicos solo así, los miembros de la
sociedad, aceptarían donar sus órganos y además de estar educados en esta materia,
confiarían en las organizaciones encargadas de la distribución de los mismos y de las
solvencia técnica y ética de las instituciones en que se realizan.12
Justa selección de los receptores y distribución de órganos.
Los sistemas de trasplantes, además de garantizar la solvencia de los equipos que los
realizan, deben velar por la justa selección de los receptores y una distribución justa de
los órganos. Los únicos criterios para incluir o excluir deberían ser los criterios médicos.
Las discriminaciones raciales, económicas o socioculturales son inaceptables.
La selección del receptor, debe regirse por el principio de JUSTICIA. La asignación de
órganos relacionada con el momento de entrar en la lista de espera, no es una forma
justa de distribución, hay que considerar también las regiones del país donde se dona.
Podría estimular la donación, conocer que al donar tienen prioridad en la asignación.
Los órganos deben ser gratuitos. Todos los criterios y consideraciones anteriores deben
ser públicos absolutamente.
Aplicando la ética de los principios, podemos plantear que los sistemas de donacióntrasplante deben ubicarse en el nivel 1 de los principios, o sea, en los que derivan
directamente del principio general de que todos los hombres somos básicamente
iguales y merecemos consideración y respeto. Estos 2 principios serían el de NO
MALEFICENCIA y el de JUSTICIA.12 Sólo una organización transparente puede
garantizar lo expuesto anteriormente.
Escasez de recursos económicos.
Nuestro estado, invierte cuantiosos recursos en el sector de la salud pública, una buena
parte de estos, son absorbidos por el plan nacional de diálisis, que en estos momentos
cuenta con 1100 pacientes, cifra que progresa en 100 casos cada año.
Los trasplantes de órganos son costosos, exceptuando el trasplante renal, que resulta
más barato que años de diálisis (como veremos ulteriormente) además de mejorar la
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calidad de vida del receptor,11,14-16 los demás son muy caros, en los Estados Unidos en
1985 el costo de un trasplante cardiaco era de 170 000 a 200 000 dólares y el hepático
de 230 000 a 340 000 dólares.
El costo anual de la diálisis por paciente, es de 45 000 dólares con una necesidad total
según los pacientes en el plan de 49 500 000 dólares. Realizar 198 trasplantes por año
(18 x millón de habitantes)6 costaría individualmente 15 000 dólares para un total de 2
970 000 dólares, como se puede apreciar, la diferencia es notable.
Hay países que no pueden realizarlos y no los contemplan en sus problemas de salud
pues no tienen fondos para ello.
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