Pasos a seguir con respecto al tráfico de especies silvestres

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Pasos a seguir con respecto al tráfico de especies silvestres
A comienzos de 1997, Interpol -a través de internet- dió a conocer que el tráfico de vida silvestre
alcanzó el segundo lugar en el mundo entre los comercios ilegales, luego del narcotráfico (habiendo
superado así al de armas). Por año, sus ventas producen unos 17.000 millones de dólares (U$S 10.000
millones por fauna y U$S 7.000 millones por maderas). Es común que se compare el tráfico de fauna
con los otros dos mencionados, porque se han hallado coincidencias en sus métodos (falsificación de
documentos oficiales, soborno a autoridades, evasión de impuestos, declaraciones fraudulentas, etc.).
Pero creer que todos los comerciantes de fauna son "traficantes" ilegales como los de drogas o armas
sería un error. Hay comerciantes buenos y comerciantes malos, como existen conservacionistas buenos
y conservacionistas malos.
Para comprender el funcionamiento del comercio de fauna y flora silvestres hay que tener en cuenta
distintos factores, como las tradiciones, las costumbres, los hábitos de consumo, la legislación, las
características biológicas de las especies involucradas y, en especial, las reglas del mercado. Antonio
Machado decía que “todo necio confunde valor con precio” y esto debemos tenerlo presente también.
Por estas razones, si se quiere comprender y brindar soluciones a los diversos problemas que plantea
este tráfico es necesario llevar adelante esfuerzos integradores, que apunten a las distintas variables que
hemos enunciado.
Los protagonistas
Por lo general, se cree que el único responsable del comercio ilegal de fauna es el "traficante". Pero hay
cazadores, recolectores, acopiadores, transportistas, comerciantes minoristas, distribuidores o
mayoristas, empresarios, funcionarios gubernamentales, exportadores, importadores y el público
consumidor, que por falta de conciencia, de información o de una conducta más solidaria o ética
participan de estos ilícitos. Sin embargo, no todos están en igualdad de condiciones y hay quienes no
pueden elegir su estilo de vida. Hay muchas personas que si no cazan (legal o furtivamente) no comen.
Por eso, desde la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), entendemos que donde hay pobreza y
marginalidad no es posible administrar correctamente los recursos naturales y, por consiguiente,
conservarlos. Con una política indiferente a las necesidades socio-económicas, el manejo de los recursos
naturales será difícil y difícil será que el comercio aporte soluciones económicas o sociales para los
cazadores y para las especies afectadas.
Los principales rubros comerciales (legales e ilegales)
a) Animales vivos: para abastecer el mercado de mascotas (loros, cotorras, pájaros coloridos o canoros, monos,
pumas, tortugas, arañas, escorpiones, ofidios, anfibios) y peces de acuario.
b) Animales embalsamados: como curiosidades regionales y, a veces, en anticuarios o ferias artesanales
(armadillos o peludos, sapos, crías de yacaré, aves de caza deportiva en fanales, trofeos).
c) Cueros y pieles: para hacer prendas y objetos de vestir (elaboradas con las de felinos, zorros, boas, lagartos,
yacarés).
d) Invertebrados muertos: con los que se preparan cuadros decorativos o pequeños fanales con mariposas,
escarabajos y otros insectos “de colección”.
e) Maderas: para la industria mueblera (que demanda algarrobos, cedros y araucarias), o la del tanino
(quebracho colorado), o bien para hacer techos tradicionales (con tejuelas de alerce en Bariloche, por ejemplo).
f) Plantas ornamentales: como orquídeas, cactus, enredaderas, helechos y suculentas, que son muy
demandadas por aficionados o coleccionistas.
g) Plantas comestibles: palmitos extraídos de la yema de crecimiento de distintas palmeras (principalmente la
del palmito de Misiones).
h) Plantas medicinales: como peperina, cedrón, culandrillo, mastuerzo, tola, tomillo, tramontana, etc..
Todas las especies mencionadas, en su enorme mayoría, son colectadas, taladas, capturadas o cazadas de
sus hábitats naturales, dado que no existen criaderos, viveros o cultivos capaces de satisfacer el volumen
que la demanda consume.
El comercio legal
Se focaliza en los siguientes tipos de especies:
a) Muy abundantes.
Pieles: Comadreja Overa, Vizcacha y Coypo o "Nutria".
Cueros: Iguanas.
b) Declaradas "plaga" o perjudiciales.
Animales vivos: Loro Choclero, Loro de los Palos, Cotorra Común, Palomas Torcaza, Cenicienta y Doméstica,
Tordos Renegrido y Varillero.
Pieles: Zorros Colorado y Gris Patagónico.
c) Exóticas o introducidas.
Animales vivos: Verderón, Jilguero Español.
Pieles: Visón, Liebre y Castor.
d) Criadas en cautiverio o domésticas.
Animales vivos: Canarios, Cotorritas Australianas, Manones, Calafates, peces de acuario, Perros, Gatos, Hamsters,
Cobayos, Ratas de laboratorio, etc..
Pieles: Zorros Plateados y de Groenlandia, Coypos, Chinchillas, etc..
e) Importadas legalmente.
Animales vivos: Diamantes Mandarines, Cocotillas, Degollados, Mirlo Maina, Obispos, Ruiseñores del Japón.
ALGUNAS ESPECIES PERMITIDAS
Vivas: peces criados en acuarios, axolotes, ranas-toro, canarios, hamsters, perros, gatos, cotorritas australianas, manones,
calafates, diamantes, cotorras comunes, loro de los palos y choclero, cuises, ratones de campo, tucu-tucos, palomas torcazas,
cenicientas y domésticas, etc..
Cueros y pieles: iguanas, comadrejas, zorros colorado y patagónico, nutria o coypo, vizcacha, visones, castor, chinchillas,
zorros de Groenlandia, plateados y cualquier variedad de criadero (todas los productos de estas especies deben tener
estampillado gubernamental).
ALGUNAS ESPECIES PROHIBIDAS
Vivas: ranas y sapos, tortugas (terrestres y acuáticas), boas, culebras, yacarés, jilgueros, mixtos, cabecitas negras, dominós o
paraguayitos, pepiteros, pechos colorados, reyes del bosque, reina moras, siete colores, cardenales (copete rojo, amarillos y
azules), brasitas de fuego, urracas, soldaditos o cardenalitos de la sierra, tucanes, papagayos, águilas, halcones, lechuzas,
monos, gatos monteses, zorros y monos, entre muchas otras especies autóctonas.
Cueros y pieles: carpincho, yacarés, boas, ñandú, pecaríes, felinos, zorro pampeano y de monte, zorrinos, lobito de río y
guanaco.
El comercio ilegal
 Viola leyes
 Evade impuestos
 Genera competencia desleal y perjudica a los comerciantes honestos
 Desprestigia a las autoridades competentes y el país
 Sobreexplota a las especies permitidas
 Vulnera más las poblaciones de las especies amenazadas
 Diluye las posibilidades de aprovechar bien a la naturaleza en el presente y en el futuro
El comercio ilegal o tráfico, en gran parte, se basa en el desconocimiento que tiene la mayoría de las
personas ignora sobre las especies que están permitidas vender y las que están protegidas. Existen
muchos comercios, algunos puestos de mascotas en ferias (como el Mercado de Frutos del Tigre) y
exposiciones donde se venden este tipo de animales con controles legales o sanitarios insuficientes,
deficientes o inexistentes. La mayoría de las personas que asisten a estos lugares y compran una
mascota silvestre, desconocen las prohibiciones y la forma en que deberían alimentar y cuidar el animal.
Algo similar ocurre en las marroquinerías, donde el reconocimiento del producto final que se elabora
con cueros o pieles de animales silvestres (carteras, zapatos, cinturones) -para la mayoría de los
compradores- no difiere mucho de cueros de animales domésticos. Es así que pueden comprarse guantes
de carpincho, por ejemplo, sin que el comprador se llegue a plantear si su origen es ilegal y si de esa
forma contribuye a estimular su caza furtiva.
En 1973, para poner freno a este comercio ilegal, se firmó la Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres (CITES), ratificada por más de
130 países, incluyendo la Argentina. La función principal de CITES es regular o prohibir el comercio
internacional de fauna y flora.
Algunas definiciones oportunas
El tratamiento de este tema es tan complejo que varía mucho según sea la política o filosofía que
sostenga quien lo analice. Por esta razón es conveniente tener en cuenta en qué se distingue una posición
proteccionista de una conservacionista.
Conservación: Es el manejo que se hace de los organismos y ecosistemas, con la intención de producir el
mayor beneficio posible para las generaciones actuales de la humanidad, pero sustentablemente, es decir que
debe mantenerse la potencialidad de dichos organismos y ecosistemas para satisfacer las necesidades y
aspiraciones de las generaciones futuras.
• Preservación: Asegurar algo manteniéndolo inalterable. Disponer del resguardo total de alguna forma de vida
o bién de un área natural descartando aquellas actividades que impliquen un aprovechamiento directo.
• Protección: Resguardo total de una o varias formas de vida. Se deja de lado cualquier actividad que pueda
perjudicarlas.
•
¿Criaderos o extracción de la naturaleza?
La industria de la curtiembre y de la peletería se nutren -en su enorme mayoría- de animales cazados en
sus ambientes naturales, ya que el volumen de lo producido por los criaderos continua siendo de escasa
magnitud. No obstante, los criaderos podrían desempeñar un papel clave para disminuir la presión de
caza de especies amenazadas y protegidas. Si bien en algunos casos se han utilizado como "pantallas"
para blanquear el comercio ilegal, hay otros que han demostrado ser positivos, como los de chinchillas,
nutrias o coypos y vicuñas. Pero si se promoviera una política de producción de fauna silvestre basada
exclusivamente en los criaderos, tácitamente se catalogaría a los ecosistemas naturales como
“improductivos”. Creemos que esto, lejos de beneficiarlos, apoyaría la tendencia histórica de
reemplazarlos por campos de agricultura o ganadería, donde la fauna y flora silvestres quedan reducidas
a su mínima expresión. En este sentido, las prohibiciones de caza o tala poco efecto tendrán sobre la
protección de la fauna y de la flora si su hábitat desaparece. Por esta razón, en el mundo ya se impulsa
otra posibilidad concreta, la más importante y valiosa para la conservación, desde el punto de vista de
los conservacionistas: el "rancheo" o la extracción de ejemplares de la naturaleza. En otras palabras, lo
que se propone es manejar a la fauna o la flora silvestre con métodos equiparables al ganado o los
cultivos tradicionales. Y se ha demostrado que esto es muy efectivo con algunos mamíferos (coypo o
falsa nutria) y reptiles (yacarés, iguanas) que son cazados para aprovechar sus pieles y cueros.
Pero esta modalidad se enfrenta con una opinión pública que aún no está acostumbrada o preparada para
escuchar de la boca de las mismas entidades “ecologistas” que matar animales puede ser positivo para
conservar a sus especies. Esto que suena a una gran contradicción filosófica, en ocasiones, es la única
alternativa posible y realista para enfrentar la a veces imparable expansión de las fronteras
agropecuarias que termina desmontando o arrasando los hábitats naturales de las especies que
pretendemos conservar. Además, la sociedad suele tener desarrollada una mayor sensibilidad por el
destino de los individuos que por sobre las poblaciones, las especies y los ecosistemas, cuando debiera
ser todo al revés, porque salvando a un ecosistema se salvan muchas especies (con sus poblaciones e
individuos). Por otra parte, la gente suele conmoverse más por el maltrato o mortalidad que ocasiona el
tráfico de animales vivos que por el de cueros y pieles, donde la mortalidad obviamente es del 100 %.
En fín, no es fácil comprender esto rápidamente, pero es necesario reflexionar sobre esto si queremos
hacer frente al problema con alternativas, que repetimos deben ser realistas.
Los principales problemas
Pareciera que en la Argentina existieran cuatro tipos de especies: 1) las amenazadas, 2) las
perjudiciales o "plaga", 3) las de valor comercial y 4) las demás. Sobre las amenazadas rige un
criterio proteccionista: "no se tocan". Sobre las perjudiciales se promueve disminuir o eliminar sus
poblaciones y así sus daños. Sobre las de valor comercial pesan más los criterios políticos o
comerciales que los técnicos y eso dificulta su manejo sustentable. Para las restantes rige la
prohibición o la indiferencia.
No se llevan estadísticas de todas las especies cazadas, capturadas y comercializadas (sólo para las
especies amparadas por CITES). Por lo tanto, se desconoce el volumen real de la extracción de
fauna. Menos aún se conoce el número de especies y cantidad de individuos implicados en el
comercio ilegal.
Los cupos de caza y captura son fijados de forma más política que técnica, dado que no se basan en
los resultados de investigaciones científicas.
La legislación tiene un sesgo curativo y tiende más a prohibir que a usar sustentablemente los
recursos naturales.
Se prohibe del mismo modo la caza, captura o comercio de especies amenazadas (tatú carreta, águila
harpía, guacamayos, cardenal amarillo) como de especies que están fuera de peligro (el chingolo, la
calandria, el jilguero común, etc.). A distintos estados de conservación corresponderían distintas
medidas o normas de manejo. La situación actual es técnica y conceptualmente insostenible.
Existen denuncias sobre ilícitos, pero pocos casos llegan a ser esclarecidos. Cuando se arriba a
sentencias, estas no suelen desalentar a los transgresores.
El trabajo de las autoridades gubernamentales (Direcciones de Fauna, Direcciones de Bosques,
Direcciones de Pesca, Aduana, Fuerzas de Seguridad, Poder Judicial, etc.) no está coordinado.
La opinión pública está desinformada y el Estado no hace campañas de difusión acerca de qué se
puede y que no se debe comprar.
Se permite la caza (muerte) de algunas especies -como las iguanas, perdices, patos, cauquenes- pero
no se permite su captura para venderlas vivas como mascotas.
Algunas autoridades que realizan controles y también particulares liberan animales silvestres de un
modo indiscriminado (sin rehabilitación previa, conocimiento del lugar de origen o estado
sanitario).
La sociedad condena el comercio de fauna en general, desconociendo los beneficios del que es
sustentable y legal.
Se realizan "habilitaciones especiales" que autorizan la venta miles de cueros de especies con
prohibiciones vigentes (ñandúes, pecaríes, boas curiyú) y cuyo origen legal es dudoso.
El uso sustentable
En 1993, la FVSA elaboró una lista con poco más de 500 especies de vertebrados (peces, anfibios,
reptiles, aves y mamíferos) amenazados de extinción sobre un total de unos 2500 registrados para el
país. Ello implicaría que muchas especies no están amenazadas. Es razonable, entonces, que a estados
de conservación distintos, existan medidas de manejo distintas. Pero ésto no suele suceder. Especies
amenazadas como el Tatú Carreta tienen el mismo manejo que el abundante Chingolo Común: caza,
captura y comercio prohibidos. Por esto, una prohibición para todas por igual, es una medida técnica y
filosóficamente insostenible. Si pensamos en el impacto que ocasionan contra los ecosistemas naturales
las especies exóticas o introducidas (chancho cimarrón o jabalí, truchas, conejo, liebre) convendría
apoyar el control de sus poblaciones en expansión, lo que representará un beneficio concreto para
muchas especies autóctonas que se ven perjudicadas por su competencia territorial y alimenticia.
También beneficiaría a los productores que se ven damnificados por ellas y además se obtendrían
recursos económicos genuinos.
Una prohibición tiene dos caras. Por un lado es una respuesta gubernamental -de emergencia- para
evitar que una especie desaparezca o empeore su situación poblacional. Pero, por otro, es el símbolo de
un fracaso: el de no haber tenido la capacidad de llevar adelante una buena administración de ese
recurso.
Todos estaremos de acuerdo que si una especie está amenazada hay que tomar medidas proteccionistas.
Pero cuando un animal o una planta está fuera de peligro las opiniones se dividen en los que quieren
aprovecharlas y los que quieren protegerlas como las amenazadas. Es aquí cuando podemos distinguir
tres tipos de criterios: 1) técnico (¿es posible aprovecharla sustentablemente?), 2) legal (¿está permitido
o no aprovecharla?) y 3) personal (¿nos parece bien o mal?). Los dos primeros son determinantes, más
allá de nuestra opinión personal. Sin embargo, lo que suele observarse es una ponderación del criterio
personal por sobre los demás. En otras palabras, una posición conservacionista encontrará más
dificultades de llevarse adelante. Pero esto no quiere decir que proteccionistas y conservacionistas no
puedan trabajar juntos. Sería lamentable. Los proteccionistas tienen mucho que aportar sobre el
bienestar de los animales comercializados vivos o bien sobre el método de caza más humanitario para
aquellos que deben ser muertos.
En el plano conservacionista, los coypos o nutrias, las cotorras, los loros, iguanas y zorros colorados
constituyen una clara oportunidad de uso sustentable aplicable o exportable hacia otras especies
similares. Seguramente, demandará de continuos ajustes y aplicar controles serios contra el comercio
ilegal si hacemos un balance, resulta aconsejable mejorar el aprovechamiento, en lugar de prohibirlo,
sencillamente porque es lo que más le conviene a la naturaleza. Seguramente es conflictivo pensar que
una especie pueda beneficiarse permitiendo su caza, pero eso parece ser real, porque la muerte de
algunos de sus individuos le permite ser valorada y generar interés para usarla y conservar a ella y a su
hábitat.
En definitiva, vivimos en un mundo real con necesidades que deben ser satisfechas y está en nosotros
que lo hagamos de la mejor manera posible para el ser humano y para la naturaleza. Seguramente el
mayor desafío para este problema no es técnico sino ético, dado que ya existen los conocimientos
básicos como para administrar mejor a nuestros recursos naturales.
¿Qué podemos hacer por la naturaleza en este tema?
mascotas de especies prohibidas -como tortugas, monos, tucanes, papagayos, cardenales
amarillos, reyes del bosque, federales, etc.. Muchas otras sí pueden adquirirse legalmente, como
canarios, perros, gatos, cotorritas australianas, peces de acuario, etc.. Aliente a otras personas a hacer lo
mismo.
* DESALIENTE LA VENTA de abrigos de piel de felinos (gatos monteses o de los pajonales, ocelotes,
margay) y de otras especies protegidas. De igual modo, con artículos de marroquinería (carteras,
zapatos, cinturones, etc.), realizados con cueros de boas, yacarés o ñandúes, todas especies prohibidas.
En su lugar, proponga la compra de los confeccionados con cuero vacuno o de iguana (que sí están
permitidos).
* INFORME a las entidades conservacionistas y Direcciones de Fauna (si lo prefiere anónimamente) los
datos de los comercios que ofrecen especies prohibidas (nombre del negocio, dirección, especies a la
venta y número de ejemplares). Esto facilitará realizar las investigaciones y denuncias correspondientes.
Estas denuncias producen inspecciones para verificar los ilícitos y proceder al decomiso de los animales
o productos, procesando y penalizando a los infractores.
* Trate de EDUCAR O INFORMAR A LOS COMERCIANTES Y CAZADORES que participan del comercio, al
igual que las autoridades locales. Muchos comercios (en particular los nuevos o pequeños) transgreden
las leyes por desconocerlas. A veces, explicar es mejor que atacar.
* NO COMPRE
* INSTALE COMEDEROS, REFUGIOS o "CASITAS" para aves.
* OFREZCASE PARA SER DESIGNADO INSPECTOR O GUARDAFAUNA
ad honorem, para lo cual
normalmente es necesario dirigir una nota formal a la Dirección de Fauna Silvestre que competa a su
jurisdicción. Dado que algunos de estos organismos organizan cursos de capacitación, no es necesario
poseer amplios conocimientos sobre el tema.
* ORGANICE UN ARCHIVO que reuna información (notas, recortes periodísticos, videos, etc.). Le va a
permitir producir notas, opinar con mayor sustento técnico y hasta preparar charlas informativas.
* ELABORE ARTICULOS, cartas de lectores y mensajes cortos para radio o televisión, y envíe copias a las
entidades conservacionistas y direcciones de fauna y flora.
* ENVIE NOTAS A LAS AUTORIDADES (concejales, diputados, senadores, directores de fauna y flora,
gobernadores, etc.) para opinar sobre los proyectos o situaciones que se planteen.
* PREPARE CARTELES, para colocarlos en zonas rurales, que señalicen que está prohibido cazar o
capturar aves (sugerimos ilustrarlos para hacerlos más visibles).
Principales normas legales nacionales y federales sobre fauna silvestre
* Ley 22.344/80. Ratificatoria de CITES. Reglamentada por el Decreto 522/97.
* Ley 22.421/81. Conservación de la Fauna Silvestre. Reglamentada por el Decreto 666/97.
* Resolución SAGyP Nº 144/83. Reglamenta criaderos, estampillado, tamaño de jaulas, especies perjudiciales.
* Resolución SAGyP Nº 144/86. Lista de especies amenazadas de extinción.
* Resolución SAGyP Nº 24/86. Prohibe la exportación, tráfico interprovincial y comercio en jurisdicción federal
de ejemplares vivos, productos y subproductos de Ñandú, Boa Ampalagua y Boa Curiyú.
* Resolución SAGyP Nº 62/86. Prohibe la exportación, tráfico interprovincial y comercio en jurisdicción federal
de todas las especies de reptiles, aves y mamíferos vivos de la fauna autóctona, con excepción de las consideradas
perjudiciales o dañinas y de las criadas zootécnicamente.
* Resolución SAGyP Nº 63/86. Prohibe la exportación, tráfico interprovincial y comercio en jurisdicción federal
de 10 especies de felinos argentinos, vivos y productos o subproductos: Gatos Monteses, Pajero, Ocelote, GatoTigre, Margay, Puma y Yaguareté.
* Resolución SAGyP Nº 793/86. Prohibe la exportación, tráfico interprovincial y comercio en jurisdicción federal
de productos y subproductos de Zorros Gris y de Monte, todos los Zorrinos, Pecaríes y Yacarés.
* Resolución SAGyP Nº 588/90. Reglamenta el tamaño mínimo de cueros de Iguanas: 24 cm de ancho.
* Resolución SAGyP Nº 53/91. Prohibe la importación de productos y subproductos de Nutrias del Hemisferio
Norte, Pecaríes, Ñandúes, Yacarés o Caimanes, Boas Ampalagua, Boas Curiyú y Pitones Asiáticas.
* Ley 3.959. Policía Sanitaria Animal.
* Ley 6.134. Creación del Servicio de Luchas Sanitarias.
Autor:
Claudio Bertonatti
Museólogo, naturalista y docente.
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