INFORME SOBRE LA FIJACIÓN DEL ORDEN DEL DÍA EN LAS CONVOCATORIAS DEL PLENO Y DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA JUNTA DIRECTIVA ---cCc--En contestación a lo solicitado, y con la urgencia requerida, podemos efectuar las siguientes consideraciones, en una materia sobre la que ya ha tenido oportunidad de informar en anteriores ocasiones esta Asesoría Jurídica. En los estatutos del ICOMEM, el artículo que nos interesa a estos efectos es el 21.1, que viene a establecer lo siguiente: Artículo 21º.- Reuniones del Pleno y de la Comisión Permanente. 1º.- …. Las convocatorias para las reuniones del Pleno se harán por la Secretaría, previo mandato de la Presidencia, que fijará el orden del día, con ocho días de antelación, por lo menos. Se formularán por escrito e irán acompañadas del orden del día correspondiente. El Presidente tendrá facultad para convocar el Pleno cuando las circunstancias así lo exijan, en cualquier momento y con carácter de urgencia. No podrá ser objeto de deliberación o acuerdo ningún asunto que no figure incluido en el orden del día salvo que estén presentes todos los miembros del órgano colegiado y sea declarada la urgencia del asunto por el voto favorable de la mayoría. …… En este sentido, la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, en su art. 23, aunque fue declarado contrario al orden constitucional de competencias por Sentencia del Tribunal Constitucional 50/1999, 6 de abril, y se aplica subsidiariamente en caso de orfandad regulatoria por la normativa específica, prevé que a la Presidencia corresponde acordar la convocatoria de las sesiones ordinarias y extraordinarias y la fijación del orden del día, pero –expresamente lo dice– “teniendo en cuenta, en su caso, las peticiones de los demás miembros formuladas con la suficiente antelación” (punto 1, letra b). Esta misma Ley, al hilo de lo consultado, en su art. 24, determina que “en cada órgano colegiado, corresponde a sus miembros … formular ruegos y preguntas”. Es decir, que no se puede privar de ello al órgano colegiado. La Jurisprudencia ha interpretado esta regulación legal en el sentido siguiente: El tenor literal del art. 23. apartado 1 de la Ley 30/1992 enumera un amplio conjunto de funciones del Presidente a realizar bien hacia fuera del órgano colegiado, bien hacia dentro del mismo. Y, entre éstas últimas, se encuentra el acordar la convocatoria de las sesiones fijando el orden del día. Más en esa fijación del orden del día no es libérrima su voluntad sino que la propia norma legal establece que se hará "teniendo en cuenta, en su caso, las peticiones de los demás miembros formuladas con la suficiente antelación". No ofrece dudas interpretativas el mencionado precepto si atendemos a su significado gramatical. Se constata que el Presidente tiene que tener en cuenta para fijar el orden del día las peticiones de los demás miembros. Constituye una obligación, no una decisión discrecional por cuanto el Presidente no lo es con efectos jerárquicos sino exclusivamente una figura "primus inter pares" a la que la Ley atribuye determinadas funciones para un adecuado funcionamiento del órgano colegiado. Y justamente esa obligatoriedad solo contiene una carga para los peticionarios como es que la formulen con la suficiente antelación para poder ser incorporada al orden del día. Por todas, podemos citar la Sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección 4ª), de 6 de abril de 2009 (RJ 2009\3743), que analiza el supuesto de hecho de un órgano colegiado en el que, como en el caso que nos ocupa, es el Presidente quien tiene la facultad de convocar las reuniones del Pleno, y puede hacerlo a iniciativa propia, o a solicitud de, al menos, una parte de sus miembros (en el caso del ICOMEM, un 25%, o la propia Comisión Permanente). Y toda convocatoria debe indicar el asunto o los asuntos a tratar. En tal caso, la Sala interpreta que cuando la convocatoria se realiza a iniciativa propia del Presidente, corresponde a éste la facultad de fijar el Orden del día, para lo cual puede tener en cuenta, si lo estima conveniente, las propuestas de los demás miembros del órgano colegiado. Pero cuando la convocatoria sea solicitada, al menos, por la parte de los miembros del órgano colegiado que lo pueden hacer según la regulación estatutaria, para lo que se requiere que la solicitud indique el asunto o asuntos a tratar, el Presidente debe efectuar dicha convocatoria incluyendo el asunto o asuntos propuestos, ya que, de otro modo, quedaría vacía de contenido la iniciativa del 25%, en nuestro caso, de los miembros de la Junta Directiva o incluso de la propia Comisión Permanente que así lo solicite. Como hemos informado en reiteradas ocasiones, el órgano de gobierno que dirige y administra la Corporación es su Junta Directiva (art. 18.1 Ley 19/1997, de 11 de julio, de Colegios Profesionales de la Comunidad de Madrid, y art. 9 estatutos ICOMEM). Y a sus postulados hay que atenerse. No puede un miembro de ese órgano de gobierno, un solo miembro, aunque sea su Presidente, limitar la capacidad de acción de la Junta Directiva: El Presidente no puede impedir que se incluyan puntos en el orden del día con los que no esté de acuerdo, no puede impedir al órgano de gobierno adoptar las decisiones, igual que el Secretario no puede negarse a convocar las reuniones del Pleno o de la Comisión Permanente. Quien dirige y administra es la Junta Directiva, no uno de sus miembros. Es en el seno de la Junta Directiva, como órgano colegiado, donde se conformarán las mayorías precisas para adoptar los correspondientes acuerdos. Esto implica, como tiene expresado la Jurisprudencia y la doctrina de los Tribunales inferiores, que es la voluntad conjunta de los miembros del órgano de gobierno colegiado la que resuelve y decide cómo proceder en un caso como el planteado. De este modo, ninguno de sus miembros puede actuar en contra de esa voluntad colegiada. Ni puede utilizar sus cometidos o funciones contraviniendo la misma. Es decir, que la Junta Directiva es la que tiene capacidad de decidir cómo arbitrar y regular los puntos del orden del día a tratar. 2 Por todas, traemos aquí a colación nuevamente la Sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 6ª), de 17 de junio de 2005 (RJ 2005\5532), que claramente explica que: "/… el concepto de representación legal no alcanza hasta el extremo de sustituir la formación de la voluntad de una organización colegiada por la opinión o criterio de su Decano o Presidente, ya que ello daría al traste con la exigencia constitucional, recogida en el art. 36 de la Constitución, de que tanto la estructura interna como el funcionamiento de los Colegios Profesionales han de ser democráticos/". En conclusión, la Presidencia fija el orden del día de los Plenos y Comisiones Permanentes de la Junta Directiva, pero teniendo en cuenta las indicaciones o peticiones de todos los miembros de la Junta Directiva. Si la Presidencia adoptara una postura de paralizar determinados acuerdos en asuntos que el resto de la Junta Directiva, por mayoría, considera que se deben adoptar decisiones, en una actitud que el propio Tribunal Supremo ha calificado de antidemocrática, como hemos reseñado, el resto de la Junta, con la mayoría suficiente, puede: 1) Solicitar, ante cualquier convocatoria ordinaria de un Pleno, una convocatoria extraordinaria a celebrar simultáneamente, o con inmediata posterioridad, con el orden del día que se considere, o 2) Con la asistencia de todos los miembros del órgano colegiado, incluir los puntos del orden del día que mayoritariamente se decidan. Hay que recordar que los puntos del orden del día, después de la convocatoria, pueden ser alterados por todos los miembros del Pleno o de la Comisión Permanente que, estando presentes en la reunión de la Junta Directiva, decidan declarar la urgencia del asunto o asuntos a incluir por el voto favorable de la mayoría. Madrid, 10 de enero de 2014. 3