PRINCIPIO ACUSATORIO. Condena a pesar del pedido absolutorio

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PRINCIPIO ACUSATORIO. Condena a pesar del pedido absolutorio del
fiscal: Posibilidad de aplicar una pena más grave que la pedida por el fiscal.
I. La jurisprudencia de la Corte [consistente en que no se respetan las formas
sustanciales del juicio exigidas por el art. 18 de la Constitución Nacional, en la
medida en que se dicte sentencia condenatoria sin acusación, lo que sucede
cuando, dispuesta la elevación a juicio, el fiscal que actúa en el debate solicita la
absolución del imputado] se circunscribió a los casos en que el Ministerio
Público no ha formulado acusación en la audiencia de debate, situación que no se
verifica si el Fiscal concluyó el debate manteniendo la acusación en base a la cual
se dictó sentencia condenatoria.
II. Quien pretenda la ampliación de la jurisprudencia de la C.S.J.N. in re
“Mostacchio”, a los supuestos vinculados estrictamente con el monto de la
sanción impuesta, deberá acompañar su reproche de afectación a una debida
defensa con argumentos orientados a demostrar que el tribunal de juicio, al
momento de estimar la pena que consideraba justo imponer, incluyó en su
análisis circunstancias agravantes vinculadas con la modalidad de los hechos de
la acusación, que hubieran sido desechadas por el Ministerio Público. Tal nexo
resulta indispensable ante la finalidad de la extensión de la doctrina según la cual
se vulnera la defensa en juicio si se dicta condena sin acusación mantenida en el
juicio. Es que, podría considerarse una razonable derivación de aquella, la
prohibición de imponer una pena superior a la pedida por el Fiscal, en aquellos
supuestos en los que se ponderan como calificantes, circunstancias fácticas, no
típicas, que integraban la acusación, pero que el Ministerio Público descartó
durante el juicio.
T.S.J. “Sala Penal”, S. n° 6, 18/2/2010, "TELLO, Eduardo Evaristo p.s.a.
robo calificado -Recurso de Casación- ". Vocales: Tarditti, Cafure de
Battistelli, Blanc G. de Arabel.
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SENTENCIA NÚMERO: SEIS
En la Ciudad de Córdoba, a los dieciocho días del mes de febrero de dos mil
diez, siendo las once horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída
Tarditti, con asistencia de las señoras Vocales doctoras María Esther Cafure de
Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar
sentencia en los autos "TELLO, Eduardo Evaristo p.s.a. robo calificado Recurso de Casación- " (Expte. "T", 17/2007), con motivo del recurso de
casación interpuesto por la Sra. Asesora Letrada Penal del 23° Turno, Dra. María
Susana Frascaroli, fundando la voluntad impugnativa del incoado Eduardo
Evaristo Tello, en contra de la sentencia número treinta y ocho, dictada el
veinticuatro de agosto de dos mil siete, por la Cámara Tercera del Crimen de esta
Ciudad de Córdoba, en Sala Unipersonal a cargo del Sr. Vocal Dr. Alejandro
Guillermo Weiss.
Abierto el acto por la señora Presidente se informa que las cuestiones a
resolver son las siguientes:
1°) ¿Es nula la sentencia en cuanto impuso una pena mayor a la solicitada
por el Ministerio Público Fiscal?
2°) ¿Qué resolución corresponde dictar?
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Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. Aída
Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de
Arabel.
A LA PRIMERA CUESTIÓN
La Señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
I. Por sentencia n° 38, del 24 de agosto de 2007, la Cámara Tercera del
Crimen de esta Ciudad de Córdoba, en Sala Unipersonal a cargo del Sr. Vocal
Dr. Guillermo Alejandro Weiss, resolvió declarar -en lo que aquí interesa- que
Eduardo Evaristo Tello es coautor del delito de robo calificado por el uso de
arma de fuego, e imponerle para su tratamiento penitenciario la pena de cinco
años y seis meses de prisión, con accesorias de ley, declaración de reincidencia
y costas, unificando la misma con la impuesta por la Excma. Cámara Sexta del
Crimen de esta Ciudad, el 16/07/2002, en la pena única de siete años y seis
meses de prisión, con adicionales de ley, declaración de reincidencia y costas,
debiendo efectuarse por Secretaría nuevo cómputo y revocando la libertad
condicional de que gozaba (arts. 45, 166 inc. 2° último supuesto, 12, 15, 40, 41,
50 y 58 del C.P.; y arts. 550 y 551 del C.P.P.) (fs. 216/228 vta.).
II. La Sra. Asesora Letrada Penal del 23° Turno, Dra. María Susana
Frascaroli, fundando la voluntad impugnativa de su defendido, el incoado
Eduardo Evaristo Tello, interpone recurso de casación en contra de la resolución
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aludida, invocando el motivo formal previsto en el inc. 2° del art. 468 del C.P.P.
(fs. 240/245 vta.).
Denuncia que la resolución impugnada agravia a su asistido toda vez que,
por su arbitrariedad, viola el derecho de defensa en juicio y el debido proceso, al
imponer una pena superior a la pedida por el fiscal del juicio.
Consigna que, pese a que -según el acta de debate de fs. 214 vta.- el
Sr. Representante del Ministerio Público Fiscal pidió para el imputado Tello la
sanción de cuatro años y seis meses de prisión, el a quo le impuso la pena de
cinco años y seis meses de la citada pena privativa de la libertad; lo cual
importa una violación al derecho de defensa del imputado, pues la pena impuesta
lo ha sido “sin acusación” del fiscal de juicio.
Bajo el rótulo “Fundamentos del Agravio” critica la recurrente que el
decisorio, en cuanto considera un plus de pena no pedido por el Representante
del Ministerio Público, vulnera el derecho al debido proceso y la defensa en
juicio del incoado Tello, pues lo hace sin que medie acusación en tal sentido.
Cita numerosos precedentes de la C.S.J. de la Nación (“Tarifeño”,
“García”, “Giroldi”, “Bensadon”, “Cattonar”) en los que se ha sostenido que en
materia criminal la garantía consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional
exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación,
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defensa, prueba y sentencia dictadas por los jueces naturales; formas que no se
respetan si se dicta sentencia condenatoria sin que exista acusación.
Pretende la impugnante que dicha limitación se extienda a la situación en
la que el Fiscal de Cámara pide condena, pero solicita una pena más benigna que
la impuesta por el Tribunal.
Expone que, por aplicación del argumento maiore ad minus,
necesariamente debe concluirse que también resulta vinculante el concreto
pedido de pena como límite dentro del cual puede ejercer el tribunal sus
facultades jurisdiccionales (cita doctrina al respecto).
Se ocupa luego la quejosa de reseñar la postura de la C.S.J. de la Nación
mediante el voto disidente de los Vocales Lorenzetti y Zaffaroni, en los autos
“Amodio”, en torno al “debido proceso”. Así, resalta que del fallo surgen
importantes lineamientos; a saber: la importancia del contradictorio, en el
sentido de que las peticiones de las partes estructuran los términos de la litis
penal que los magistrados no pueden exceder, siendo indudable que cualquier
ejercicio que trascienda de la controversia se considera inconstitucional.
Asimismo, si el derecho de defensa impone que la facultad de juzgar debe
ejercerse de acuerdo con el alcance que fija la acusación, y dado que la
pretensión punitiva constituye una parte esencial de ella, cualquier intento por
superar aquella pretensión incurre en un ejercicio jurisdiccional extra o ultra
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petita. Destaca también que el voto sintetizado introduce una concepción
material de la prohibición de reforma en perjuicio del incoado, al afirmar que el
fallo apelado coloca al procesado en una situación más desfavorable que la
pretendida por el propio órgano acusador, lo cual implica un plus que viene a
agregarse en una instancia procesal posterior a la oportunidad prevista para
resistirlo, y que se vulnera también la prohibición de la reformatio in pejus cuyo
contenido material intenta evitar precisamente que se agrave la situación jurídica
del imputado sin que mediase requerimiento acusatorio en tal sentido.
Advierte la quejosa que no empece a su pretensión la disposición del art.
410 del C.P.P., que autoriza al tribunal de juicio a aplicar penas más graves que
las correspondientes a la calificación legal del hecho contenido en el
requerimiento de citación a juicio, toda vez que, luego de la interpretación de la
C.S.J. de la Nación invocada supra, debe entenderse condicionada a que el Fiscal
de Cámara así lo habilite con un pedido expreso en tal sentido.
Afirma que del voto en disidencia en “Amodio” surge que, aun cuando el
art. 401 del C.P.P.N (equivalente al 410 de nuestra ley de rito) parece autorizar lo
que se ha calificado como exceso jurisdiccional, se debe recordar el aceptado
principio según el cual jamás puede suponerse la inconsecuencia o falta de
previsión en el legislador, por lo que, las normas de dicho cuerpo legal deben
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interpretarse de modo que armonicen con el ordenamiento jurídico restante y con
los principios y garantías de la Constitución.
Sostiene entonces la Corte, expone la quejosa, que no es admisible
constitucionalmente una exégesis literal del C.P.P., pues de la misma deriva una
grave y plural afectación constitucional.
Para arrimar mayores fundamentos a la afirmación de que la doctrina de la
C.S.J. de la Nación abarca tanto lo referido a la imposición de una pena como a
la cantidad de la sanción que no fuera motivo de la acusación, cita autorizada
doctrina.
Así, indica que Vélez Mariconde en el Proyecto de Código Penal de la
Provincia de Córdoba, al explicar los alcances de la disposición prevista para el
juicio correccional -que impide condenar al imputado si el Ministerio Público
Fiscal no formula acusación, o imponerle una sanción más grave que la pedida
por éste-, afirmó que dicha norma consagra -en sus dos supuestos- un sistema
absolutamente acusatorio, pues condiciona “bajo todos los aspectos” el
ejercicio de la jurisdicción al de la acción; es decir, “amplia el principio
acusatorio para que no haya condena sin acusación”.
El mismo principio -insiste la impugnante- cobija ambos supuestos; razón
por la cual debe considerarse que la pena impuesta por la condena se dicta sin
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acusación, tanto cuando el Fiscal pide la absolución, como cuando se fija una
sanción que no fue solicitada por dicho funcionario.
Afirma que, en consecuencia, el plus punitivo impuesto por la sola
voluntad del tribunal carecerá de la acusación necesaria para satisfacer la
exigencia del debido proceso, conforme la jurisprudencia aludida de la C.S.J. de
la Nación.
Trae a colación la posición de esta Sala en el precedente “Cejas”, con
relación al art. 414 del C.P.P. -que regula el juicio correccional-, en el cual,
partiendo de que la norma contiene dos supuestos (uno que impide al tribunal
condenar si el fiscal no pidió la condena, y otro que le prohíbe imponerle una
pena mayor a la que el acusador público requiriera), se sostiene que “...la norma
condiciona la potestad jurisdiccional respecto de la imposición y la gravedad de
esa sanción...”.
Agrega que la solución propuesta se facilita de la mano de la analogía,
desde que su agravio puede ampararse en la regulación de los arts. 414 y 415 del
C.P.P., a fin de que lo dispuesto por la C.S.J. de la Nación pueda instrumentarse
efectivamente en nuestra Provincia.
Al respecto, cita la recurrente a Julio Maier, quien en su libro “Derecho
Procesal Penal” explica que “la analogía es también un recurso extensivo para
aplicar la ley o la solución prevista en la norma, a casos valorativa o
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fácticamente semejantes a aquél que está previsto. Normalmente se la diferencia
de la interpretación extensiva, porque en la analogía el caso que se soluciona
con la regla aplicada no está claramente comprendido en la descripción de las
condiciones de aplicabilidad de la regla. Por ello, se habla de aplicación
analógica en lugar de interpretación analógica”. En el Derecho Procesal Penal,
sostiene el autor de mención, “...se prohíbe recurrir a la analogía como
consecuencia del mandato de interpretar restrictivamente la ley, en los mismos
casos designados inmediatamente antes: reglas que restringen la libertad del
imputado o que limitan el ejercicio de una facultad que la ley le confiere, y
reglas que limitan un poder concedido a cualquiera de los intervinientes en el
procedimiento... Sin embargo, la analogía no está prohibida en general sino,
lógicamente, como excepción: por ej., rige la regla general que admite la
analogía, aun en los casos designados, cuando la ley se aplica in bonam
partem...” -opinión aceptada por valiosa jurisprudencia, subraya la quejosa- (fs.
244 vta.).
En el mismo sentido -prosigue- también puede invocarse como
analógicamente aplicable la regla del art. 415 del C.P.P., que para el juicio
abreviado establece que “no se podrá imponer al imputado una sanción mas
grave que la pedida por el fiscal”.
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Puntualiza que la ley extiende al juicio abreviado el principio nemo iudex
sine actore, resolviendo para este caso sobre la amplitud de sus alcances: el
tribunal no puede penar mas allá de lo que el fiscal requiera.
Señala la impugnante que lo dicho no parece objetable, pues si en la
legislación el Ministerio Público Fiscal puede impedir (a través del acuerdo entre
fiscal inferior y superior) la condena, al evitar el inicio del proceso o la
realización del juicio oral (al no requerir la investigación preparatoria o la
elevación a juicio); si puede impedir una posible condena de un tribunal de
casación al no recurrir la sentencia absolutoria dictada después del juicio, o al
desistir del recurso contra ella, “...¿por qué no podrá impedir, al no acusar por
una pena menor, que el tribunal de juicio condene e imponga una pena
mayor?...” (fs. 245, sic.).
Por todo lo expuesto, pretende que se anule la decisión impugnada en lo
atinente al monto de la sanción aplicada al imputado Tello y, en consecuencia,
que se reenvíe a nuevo juicio a los fines de que se imponga una nueva condena
cuyo monto no pueda ser superior al que no fuera objeto de la acusación; o que,
en su defecto, que así lo disponga este Tribunal de Casación directamente.
III. 1. Ingresando al análisis de la cuestión planteada por la quejosa, ha
menester señalar que de la lectura detenida del libelo presentado luce prístino que
ésta, por distintos argumentos, estima que el tribunal de juicio no puede
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imponer una pena mayor que la solicitada por el Ministerio Público, porque
tal proceder vulnera la garantías del debido proceso.
2. A fin de dar respuesta a este agravio nos valdremos de los argumentos
vertidos in re “Almirón” y “Cantonati” (T.S.J. de la Pcia. de Córdoba, Sala
Penal, S. n° 314, 17/11/2008 y S. n° 30, 04/03/2009 -respectivamente-), teniendo
en cuenta que en los mismos se trataron similares planteos casatorios.
En tal tarea, se impone destacar que en los citados precedentes se sostuvo
una respuesta negativa, en torno a la cuestión de si cabe analogar a la
sentencia que impone una pena mayor que la pedida por el Fiscal, a la
decisión que condena sin que lo haya solicitado el acusador público o
privado.
Cabe recordar que este Tribunal, mediante sentencia n° 76, dictada con
fecha 02/09/2004 en autos "Laglaive, Silvia Gloria y otros p.ss.aa. de homicidio
calificado, etc.", como insoslayable consecuencia del pronunciamiento de la
Corte Suprema de Justicia en esos actuados, aplicó la doctrina del Máximo
Tribunal en relación al carácter vinculante del pedido de absolución formulado
por el Fiscal durante el Juicio, sentada en el precedente “Cáseres” (C.S.J.N.,
"Cáseres, Martín H.", 25/9/1997, publicado en L.L. 1998-B, 387).
La doctrina de la Corte, seguida actualmente por la Sala a partir del
fallo citado, tiene como alcance, exclusivamente, los casos de sentencias
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condenatorias dictadas sin mediar en el debate solicitud en el mismo sentido
del Ministerio Público, y siempre que no intervenga un querellante
particular que hubiera solicitado la condena.
A su vez, la pretensión de la impugnante de ampliar esa jurisprudencia a la
diferente cuantificación de la pena, ha sido materia de rechazo por esta Sala ante
planteos similares.
Así, en el precedente "Esteban" (S. n° 119, 14/10/1999), se sostuvo que la
jurisprudencia de la Corte se circunscribió a "los casos en que el Ministerio
Público no ha formulado acusación en la audiencia de debate", situación que no
se verifica si "el Fiscal concluyó el debate manteniendo la acusación en base a
la cual se dictó sentencia condenatoria".
A más de lo referido, en el precedente "Esteban" se dieron otras razones
para rechazar la restricción de los tribunales de competencia criminal para
imponer una pena más grave que la solicitada por el Ministerio Público.
En tal dirección, se destacó que dicho límite se encontraba fijado
expresamente en la legislación local sólo para los procedimientos especiales
(juicio correccional y juicio abreviado, C.P.P., arts. 414 y 415) y que no había
sido incluido para el juicio común.
Además, se resaltó que en el juicio común se faculta al tribunal a
modificar la calificación legal oficiosamente, aun cuando como consecuencia de
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ello deba aplicar penas más graves, atribución incompatible con el límite
pretendido.
3. Por lo demás, en el supuesto de aceptarse la pretensión de la recurrente
en orden a la ampliación de la jurisprudencia referida a los supuestos vinculados
estrictamente con el monto de la sanción impuesta, resultaba imprescindible que
ésta acompañara su reproche de afectación a una debida defensa, con argumentos
orientados a demostrar que el tribunal de juicio, al momento de estimar la pena
que consideraba justo imponer a Tello, incluyó en su análisis circunstancias
agravantes vinculadas con la modalidad de los hechos de la acusación, que
hubieran sido desechadas por el Ministerio Público. Pero ello en modo alguno
sucedió.
Tal nexo resulta indispensable ante la finalidad de la extensión de la
doctrina según la cual se vulnera la defensa en juicio si se dicta condena sin
acusación mantenida en el juicio.
Es que, podría considerarse una razonable derivación de aquella, la
prohibición de imponer una pena superior a la pedida por el Fiscal, en aquellos
supuestos en los que se ponderan como calificantes, circunstancias fácticas, no
típicas, que integraban la acusación, pero que el Ministerio Público descartó
durante el juicio.
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4. Por todo lo anteriormente expuesto, voto negativamente a la cuestión
planteada.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente las presentes cuestiones. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por
lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de idéntica
forma.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN:
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Atento al resultado de la votación que antecede, corresponde rechazar el
recurso deducido, con costas (arts. 550 y 551, C.P.P.).
Así voto.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
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Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por
lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala
Penal;
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por la Sra. Asesora
Letrada Penal del 23° Turno, Dra. María Susana Frascaroli, fundando
técnicamente la voluntad impugnativa de su asistido, el incoado Eduardo
Evaristo Tello, con costas (arts. 550 y 551 del C.P.P.).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se
dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras
Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el
Secretario, de lo que doy fe.
Dra. Aída TARDITTI
Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María Esther C AFURE DE B ATTISTELLI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. M. de las Mercedes BL ANC G. DE ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Luis María SOSA LANZ A CASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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