De la Naturaleza

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De la Naturaleza
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La Hoya cerealista al pie de la sierra de Gratal
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El relieve, el clima y la red hidrográfica
José Antonio Cuchí Oterino
La Hoya de Huesca es una comarca a caballo entre la
montaña y el llano, desde las ásperas sierras prepirenaicas, al norte, a los llanos de su zona meridional, en franca transición a los ambientes esteparios del centro de la
depresión del Ebro.
El relieve
Este contraste de paisajes queda bien definido en la topografía. De oeste a este, una serie de sierras prepirenaicas
calizas: Santo Domingo (1.524 m), Punta Común (1.193 m),
Pusilibro (1.597 m), Caballera (1.561 m), Gratal (1.542 m), Águila (1.623 m), Matapaños (1.590 m) y Guara (2.077 m) forman el armazón de la zona norte de la comarca.
Al norte de las mismas se encuentra una alargada depresión excavada por cursos de
agua superficial en la banda de blandas margas grises y pardas areniscas que desde
Villalangua por La Peña, a Rasal, Bentué de Rasal, Arguis, Mesón Nuevo, Belsué y
Lúsera llega a Nocito. A su vez, esta zona deprimida está cerrada, por el norte, por
una serie de suaves sierras menores, formadas por bandas de areniscas y arcillas,
que desde el puerto de Santa Bárbara siguen por Malacastro (1.078 m), Pacaguezo
(1.124 m), Bonés (1.605 m), puerto de Monrepós, Lopina (1.467 m), Tozal del Cagigar
(1.244 m) hasta la sierra de Abellada. Una serie de valles fluviales cortan las sierras,
en dirección norte-sur. Por ellos se deslizan las vías de comunicación más importante
y ofrecen asiento y campos de cultivos a varias pequeñas comunidades.
Al sur de las sierras, una vez rebasada la barrera de los mallos, se accede a la
tierra llana, de relieve mucho más suave, que presenta una serie de subunidades
características. Al oeste del Gállego, el terreno es bastante accidentado, dominadas por Sierra Mayor (980 m) y Santa Quiteria (712 m). Al este de las terrazas del
Gállego y los cerros que se alinean desde Linás de Marcuello por San Miguel (708
m) hasta Piedramorrera se encuentra la depresión de Ayerbe acotada, además, por
los sasos de Fontellas y Loscorrales y los cerros testigo de San Mitiel (676 m) y
Monzorrobal (682 m). Este último domina la amplia cuenca de la Sotonera, cerrada
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al norte por las sierras calcáreas, al sur
por la meseta de Saso Plano (604 m)
que se extiende hacia las Canteras de
Almudévar. Los sasos de Castejón de
Becha y las coronas de Cillas y Arascués dan paso a la Hoya de Huesca.
Esta se extiende desde Nueno hacia las
Canteras de Almudévar y Torre Lierta
(588 m) y está dominada por el cerro
testigo que alberga el casco antiguo de
Huesca (525 m). Al norte se encuentra
El cerro de Monzorrobal
la pequeña meseta de Apiés, que se
prolonga hacia Fornillos de Huesca y al sur, descendiendo la cuesta de las Canteras de Almudévar se divisa la depresión de la Violada, encajada entre la sierra de
Tardienta y la sarda de Gurrea de Gállego.
Superado el escarpe de Montearagón se accede a los sasos de Loporzano y Ola,
separados de la sarda de Bandaliés por el interesante y suave valle del río Botella.
Cruzado el río Guatizalema el terreno comienza a ondularse suavemente, alternando grandes sasos, como los de Ibieca, Liesa y Pueyo de Fañanás, con valles de
limoso fondo plano como el de Velillas y abundantes cerros de areniscas, hasta las
orillas de los ríos Formiga y Alcanadre. Hacia el sureste el terreno se hace más ondulado, sucediéndose cerros ondulados y suaves valles acunados en los términos
de Blecua, Bespén y Antillón.
El clima
Situada a caballo entre el Pirineo y la depresión del Ebro, la comarca de la Hoya
se caracteriza por un clima de transición entre estas dos grandes unidades, a lo
que hay que añadir el gradiente altitudinal comarcal norte-sur, el efecto pirenaico
de sombra de lluvia, así como la existencia de valles cerrados y otros enclaves con
microclimas particulares.
A grandes rasgos, el Alto Aragón se encuentra sometido a los desplazamientos del
frente polar, zona de conflicto entre dos grandes células de aire convectivo planetario. El frente se desplaza hacia el sur en invierno y asciende en verano, muy por
encima de nuestra latitud. Su influencia desplaza borrascas desde el Atlántico norte, que provocan temporales de lluvia y nieve en la zona de montaña y se resuelven en fuertes ráfagas de cierzo en el llano. Ocasionalmente, el viento norte envía
masas de aire continental, muy frío y seco. En otras ocasiones, perturbaciones de
origen mediterráneo, húmedas y relativamente cálidas, alcanzan la zona. El efecto de los frentes de borrascas atlánticas se ve afectado por las características del
Pirineo, de modo que la mayor parte de las precipitaciones se quedan en su cara
norte, al enfriarse las masas de aire húmedo al subir para cruzar esta cordillera. En
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la cara sur, en el descenso se produce un calentamiento adiabático, en un efecto
tipo foëhn. Este es responsable de la desaparición de las nubes que asoman por
la cumbre de las sierras con viento norte así como de la sombra de lluvia causante
de la aridez monegrina.
En ausencia del frente polar, el anticiclón de las Azores aporta tiempo estable, tanto en el verano como en el centro del invierno. En estas condiciones, en la época
estival favorecidas por las térmicas, se producen en las sierras nubes de evolución
vertical diurna que pueden evolucionar a precipitaciones convectivas, con aparato
eléctrico y granizo. En invierno, la tierra llana acumula nieblas persistentes y heladas de radiación.
Como consecuencia de este esquema general, matizado por numerosos factores, el
clima de la comarca sigue unas pautas bien conocidas por agricultores y deportistas de aire libre: inviernos de día soleados y frías noches, con esporádicas nieves
en Guara, donde son frecuentes por descenso de aire frío desde las cumbres, las
heladas de radiación en el fondo de las depresiones de Sotonera, Huesca y Guatizalema. Estos hielos pueden ocurrir hasta San Jorge y afectan, con demasiada frecuencia a los frutales. La primavera, en general poco agradable, es muy revuelta de
lluvia y viento, por efecto de coletazos de los frentes atlánticos, con frecuentes andalocios que se pasean por el pie de las sierras. En algunos años, los fríos se alargan hasta junio, que en otros sufren olas de calor adelantado. El verano es cálido
y seco, con la excepción de las tormentas estivales, con riesgo cierto de granizo,
que se organizan en torno a Guara y, se afirman también, alrededor del embalse
de Sotonera. El otoño es agradable, refrescado por nuevas lluvias frontales que se
esperan para dar tempero, germinar el recién sembrado cereal de invierno y hacer
crecer los hongos. A finales del otoño, el aumento de la humedad atmosférica, la
bajada de las temperaturas y la influencia del anticiclón de las Azores provocan las
nieblas del valle del Ebro, que desaparecen en altura por encima de la línea Panzano-Nueno-Aniés-Agüero, dando paso durante el día a un sol esplendoroso.
Esta climatología general se ve modificada por variaciones espaciales y temporales.
A nivel espacial, en el inmediato entorno de las sierras existen microclimas como
en Agüero y Bolea. En esta favorece el
cultivo de la cereza. A nivel temporal
es muy alta la irregularidad anual. En
la zona llana se han constatado largos
periodos de sequías, en ocasiones intensas, que afectan incluso a la montaña, como testimonian las romerías a
San Úrbez de Nocito para pedir agua.
La red de observatorios meteorológicos
está muy irregularmente distribuida. Es
relativamente densa en la zona llana,
Piñarrueba nevada, desde la venta del Conejo
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donde la estación más completa se encuentra en el aeropuerto de Monflorite seguida de
la Granja de Almudévar. La red es fundamentalmente pluviométrica y en menor escala
termométrica. En las sierras hay un impresionante vacío, especialmente en Guara salvo
alguna localidad de fondo de valle, como Rasal, Arguis o Nocito, en series incompletas.
Se desconocen datos de cumbres de las sierras. Las observaciones confirman la existencia de un gradiente de temperaturas y precipitaciones de norte a sur. El cuadro adjunto
muestra algunos datos medios termopluviométricos resumidos de Del Valle (1996). Hay
que resaltar que no corresponden necesariamente a los mismos periodos temporales.
Localidad
Agüero
Temp. ºC
Lluvia mm
Localidad
13,8
689
Lupiñén
464
Monflorite
13,2
614
469
Murillo Gállego
13,8
612
780
Las Navas
Alcalá Gurrea
Almudévar
12,8
Aniés
Angüés
Temp. ºC
Lluvia mm
572
694
434
Nocito
10,1
927
1035
Nueno
12,8
695
Ayerbe
674
Panzano
13,2
660
Erés
574
Pertusa
Apiés
Ena
13,1
9,6
Gurrea Gállego
Huesca (MOP)
894
Rasal
446
S. J. Banzo
655
S.Mª. Belsué
La Peña
11,7
759
Sesa
Loarre
12,3
760
Sotonera
525
Villalangua
Loscorrales
460
12,0
809
793
10,7
1047
408
463
10,5
798
Las mayores precipitaciones se dan en el entorno de Guara. Se especula que en sus
cumbres puedan superarse los 1500 mm. Los valores mínimos se dan en las antesalas monegrinas, con valores en torno a los 400 mm. A la inversa, las temperaturas
medias aumentan aproximadamente 3 grados, de norte a sur.
La red hidrográfica
La comarca de la Hoya, enmarcada entre los ríos Gállego y Alcanadre, está surcada
por una red hidrográfica relativamente compleja e interesante dado que en la zona
norte está controlada por la estructura geológica y en la zona sur por una serie de
capturas fluviales.
El Gállego es el curso más importante, con una estación de aforo en Santa Eulalia de
Gállego. Procedente del exterior de la comarca, cruza oblicuamente, hacia el suroeste, una serie de sierras desde la depresión de Sabiñánigo hasta La Peña. Allí recibe a
los ríos Asabón y Garona, que discurren por la depresión margosa, paralelamente a
las calizas. Cruzado la barrera prepirenaica recibe una serie de pequeños barrancos
por la orilla derecha: Subién, Santolaria, Retito y Barto. Por la izquierda le llegan los
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barrancos de San Julián y Vadiello, que descargan los acuíferos del entorno de Ayerbe, alimentados a su vez por el río Seco. En la misma orilla, pero más hacia el sur,
desemboca el Sotón que es el único afluente de entidad en esta zona.
La cuenca del Sotón es relativamente compleja. Nace en la paúl de Aniés y tras un tramo
superior afectado por pérdidas, desciende hacia el llano. En las cercanías de Bolea y tras
unos kilómetros en dirección sur gira al sureste hacia Gurrea de Gállego. Recoge una
serie de afluentes que también descienden de las sierras. De Loarre desciende el Astón,
complejo río, por su toponimia, uso y evolución longitudinal del caudal. Por Aniés desciende el Riel. Por Puibolea lo hacen los barrancos Bueno y Salado, cuya denominación
refleja la calidad de sus aguas. Unidos forman el Venia que actualmente tributa al Sotón.
Al sur de las canteras de Almudévar, y muy alterado por los regadíos, se encuentra el
barranco de la Violada, que en el pasado arrancaba de las sierras calizas, hasta que la
excavación erosiva de Isuela o Sotón capturó su cabecera.
El Isuela, que nace en la cubeta de Arguis, corta las sierras y se dirige hacia el sur
en una trayectoria básicamente rectilínea, hasta las proximidades de Huesca. Recibe algunos pequeños afluentes como los barrancos de Valdabra, La Bala, Manjarrés, El Diablo y Monzú. Ha sido muy antropizado por los trabajos del Sindicato de
Riegos de Arguis, en los trasvases de Bonés y La Barza, la construcción del pantano
de Arguis, azudes de Nueno, El Cajigar y San Miguel. En el pasado el cauce discurrió por el oeste del casco antiguo de Huesca, por el parque Miguel Servet y el
barrio de Los Olivos. Se especula sobre las causas por las que cambió de cauce.
Cubeta de Arguis
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El Flumen, río de nombre repetitivo, tiene una cabecera bífida de idéntico nombre.
El cauce oeste nace en sierra de Bonés mientras que el este lo hace en el estrecho
calizo del pie de la Pardina de Orlato. Unidos en las cercanías del núcleo despoblado de Santa María de Belsué, inicia el cruce de las sierras en las represadas
gargantas de la Toba y Cienfuéns, finalizando en el espectacular tajo de Salto
del Roldán. Sale de las sierras profundamente encajado hasta desembocar en el
llano a la altura de Montearagón. El tramo inferior está muy aprovechado para
riego. En el pasado este río desembocaba en el Guatizalema, pero fue capturada
su cabecera, a la altura de Apiés, por un afluente del Isuela. El cauce inferior del
río, que pasaba por San Julián de Banzo, Barluenga y Loporzano es el actual y
modesto río Botella.
El Guatizalema tiene una cabecera compleja. Aunque nace en las cercanías de la
collada de Sierrahún, aguas abajo de Nocito recibe al barranco de Lapillera que a
su vez ha recibido al de Abellada, en una curiosa confluencia que parece indicar
otro caso de captura. Cruza las sierras, en un curso con abundantes meandros, recibiendo a los barrancos de La Matosa y Vadiello. Sale de las calizas en Almunia del
Romeral y continúa hacia el sur en un cauce escasamente encajado y meandriforme que una vez sangrado en el azud de Abrisén, recibe al Botella entre Argavieso
y Novales.
La zona oriental de la comarca presenta unos esquemas hidrográficos diferentes.
Los cauces de Calcón y Formiga nacen en la cara sur de la sierra, sin atravesar la
barrera calcárea y tienen un claro curso sureste hacia el Alcanadre. El Calcón nace
en el Collado de Petreñales sigue una dirección inicial norte-sur, por Las Valles y
gira abruptamente por sus gorgas al sureste rehusando cortar Montidinera. A la
salida recibe la canal del Abadejo en el valle de Fabana. Tras cruzar los estrechos
represados, alcanza el pie de las sierras desembocando en el Formiga aguas abajo
de Labata. El Formiga tiene también un curso complejo. Nace bajo la punta de Ballemona y se dirige al suroeste por la casa de La Fueva hasta alcanzar al barranco
del Matal. Desciende luego hacia el sur para girar definitivamente al sureste aguas
abajo del azud del trasvase al embalse de Calcón. Recibe al barranco de Yara y se
encajona entre conglomerados hasta llegar a los materiales arcillosos del Somontano entre Panzano y Santa Cilia. Pocos metros antes de abandonar la comarca
recibe las aguas del barranco de Solencio y la fuente de Bastaras, desagüe normal
de aquel río subterráneo.
El Alcanadre forma frontera entre las comarcas de la Hoya y Somontano desde
la desembocadura del Formiga. Fuertemente encajado en las areniscas del pie de
las sierras, recibe desde su orilla izquierda algunos pequeños afluentes como los
regatillos de Junzano y Antillón así como el barranco de Valfarta.
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