Vicerrectorado de Docencia y Ordenación Académica DOCUMENTO DE TRABAJO DOCUMENTO DE APOYO PARA LA ELABORACIÓN DE GUIAS DOCENTES (GUÍAS PARA LOS ESTUDIANTES) Carmen Vizcarro Unidad de Innovación y Calidad Educativas UCLM Junio de 2008 Este documento se revisa periódicamente a medida que su uso lo hace necesario. Por esa razón, se encuentra identificado con la fecha correspondiente. Comunicaciones sobre este documento: [email protected] innovació[email protected] ÍNDICE Págs. Presentación 2 El modelo de guía docente 4 18 Número de créditos ECTS Tiempo del Estudiante 19 Tiempo del Profesor 22 Justificación de la materia, su relación con otras y con el plan de estudios 26 I.1 Aportación del módulo o materia al plan de estudios 26 I.2. Relación con otras materias del programa de estudios 28 I.3. Conocimientos previos necesarios 29 I.4. Relación con la profesión 31 Descripción de la materia 32 II.1. Objetivos o resultados esperados de aprendizaje: Conocimientos y competencias 32 II.2. Contenidos 39 Organización de la materia 41 III.1. Actividades de aprendizaje de los estudiantes 44 III.2. Sistema de evaluación 46 III.3. Calendario y organización temporal 48 III.4 Recursos: Bibliografía y materiales de apoyo y trabajo 50 IV. Introducción a los ejemplos de Guías 51 V. Referencias 51 I. II. III. 1 PRESENTACIÓN ¿Por qué una guía para elaborar Guías Docentes? Esta guía pretende ayudarle en el diseño y planificación de su módulo, materia o asignatura. En efecto, el mismo esquema puede utilizarse para estos tres niveles de concreción de la planificación docente. No obstante, la planificación suele ser más general en el caso del módulo y, en cambio, adquiere una mayor concreción en el caso de la materia y más aún en el de la asignatura, ya que éstas plasman las actividades de aprendizaje, docencia y evaluación así como un calendario aproximado de realización. Esto es así en términos generales, aunque por ejemplo, en la programación en aprendizaje basado en problemas, la programación de los módulos es muy específica. No obstante, a lo largo de este documento, y con el fin de aligerar la presentación, hablaremos indistintamente de materias o asignaturas. Esta Guía puede ser utilizada con varios propósitos: a) para describir su módulo, materia o asignatura de forma clara y comprensible, tanto a sus estudiantes como a sus colegas b) para analizar en profundidad dicho módulo, materia o asignatura y, a continuación, evaluarlos y, si se considera oportuno, replantearlos, de manera que sus estudiantes aprendan más y Vd. pueda realizar su labor docente de forma más eficiente, es decir, invirtiendo menos tiempo. Surge de la necesidad observada al trabajar con profesores universitarios y en relación con sus preguntas y dificultades sobre algunas cuestiones difíciles o espinosas. Ellos la han pedido y con esta herramienta esperamos dar satisfacción a su necesidad. Su principal objetivo es proporcionar una información sucinta pero a la vez comprehensiva y suficiente para que se entienda cuales son los objetivos de una materia o asignatura, cómo se trabajará para alcanzarlos y cómo se evaluarán. Un profesor puede decidir si quiere ampliarla para su propio uso, con el fin de detallar más su planificación. Pero, en general, la información que este esquema contiene será suficiente para los estudiantes. No obstante, conviene recordar que no será bastante poner esta guía a disposición de los estudiantes; también será necesario explicarla desde el principio, remitires a los puntos de mayor interés que contiene cuantas veces sea necesario (p.e.: conocimientos previos necesarios, requisitos para aprobar la materia), volver a ellos y recordarlos cuantas veces sean necesarias a lo largo del desarrollo del curso. Su objetivo es orientativo, en modo alguno encorseta de forma rígida los procesos de aprendizaje y enseñanza. Por lo tanto, habrá que encontrar el equilibrio entre el respeto a las líneas maestras que se trazan en la planificación docente y la flexibilidad que requiere el trabajo día a día y la evolución observada en los estudiantes. Para facilitar el uso de esta guía, las referencias se han limitado al mínimo, aunque se incluyen algunas que se han considerado básicas para que el profesor interesado pueda profundizar en los temas de su interés. Al realizarla, hemos tratado de combinar la elaboración de guías con los principios del diseño de programas y nos hemos basado en las mejores prácticas docentes tanto dentro de nuestro país como internacionalmente. Además de ofrecer ayudas y sugerencias, 2 hemos incluido también muchos ejemplos procedentes de materias diferentes que muestran de forma práctica cómo pueden aplicarse estos principios. Esperamos sinceramente que sea de utilidad para Vd. y, con este fin, será revisada a medida que su uso lo haga aconsejable, de manera que podamos incorporar sus ideas, sugerencias, ejemplos y las críticas que nos haga llegar. Le agradeceremos que nos las envíe a: [email protected] 3 MODELO DE GUÍA DOCENTE ¿Qué es una Guía Docente? (Guía para el Estudiante, / Guía de Aprendizaje) Una Guía Docente, para los Estudiantes o de Aprendizaje es una herramienta que tiene varios usos. Sirve como vía de comunicación con estudiantes actuales o posibles futuros estudiantes, con compañeros, de cara a la administración (para contabilizar y documentar el trabajo de un profesor) y también es una herramienta que permite al profesor planificar su enseñanza. Finalmente, y a través de la transparencia que permite, facilita la coordinación con otros profesores y materias. Aquí enfatizaremos especialmente su utilidad para los estudiantes y para el propio profesor. De cara a los estudiantes, su principal utilidad es proporcionarles una explicación clara sobre: Los objetivos y resultados de una materia (qué sabrán y serán capaces de hacer después de cursarla) Qué relación tiene con otras materias (anteriores, simultáneas y posteriores) y con un posible trabajo profesional posterior. Qué trabajo ha planteado el profesor para alcanzar dichos objetivos y, muy íntimamente relacionado con esto, cómo se evaluará lo que el estudiante ha aprendido. Cómo se ha organizado el trabajo a lo largo del tiempo en el que tiene lugar el módulo o materia (calendario). Es interesante tener en cuenta que, en materias no obligatorias, la información contenida en la Guía Docente –como sin duda, el boca a boca de los estudiantes que las han cursado- puede tener una influencia notable en la selección de un módulo o materia por parte de los estudiantes. Con el conocimiento que una Guía bien elaborada proporciona, el estudiante estará en mejor situación para: Estar motivado por la materia, ya que objetivos y plan de trabajo se le presentan de forma comprensible. Planificar y distribuir mejor su trabajo a lo largo del cuatrimestre o del curso Entender mejor los criterios de calidad de la materia y adoptar una actitud de disposición al trabajo y altos niveles de exigencia en la materia. Prepararse de forma razonable para la evaluación, de manera que sus posibilidades de éxito aumenten. Esta Guía cuenta con una aplicación informática que pretende facilitar su uso, así como constituir un sistema de información que acumule la información de cada materia, establecer correspondencias entre ellas, comprobar la carga en un momento dado del calendario y, con ello, ayude también en la elaboración del plan de estudios. En lo que sigue trataremos de comentar la lógica de la información que se sugiere introducir en la Guía, así como aportar justificaciones y formas de hacer más recomendables. Todos lso apartados se desarrollan en torno a una serie de preguntas: ¿Qué? Refleja de qué trata la información contenida en cada apartado. ¿Por qué? Trata de aportar razones que justifican la necesidad de la información relativa a cada uno de los apartados. 4 ¿Cómo? Trata de presentar y justificar los planteamientos más recomendables desde una perspectiva psicopedagógica. Finalmente, algunos apartados contienen una sección denominada “Para saber más” donde se ha tratado de presentar o justificar un planteamiento con algo más de profundidad. 5 MODELO DE GUÍA DOCENTE: Materia: Código: Tipo: Troncal / Optativa / Obligatoria / LC Nº de Créditos ECTS: 0 Titulación: Escuela U.: / Facultad: Campus: Nombre de Profesor/es: (Puede incluir Departamento y Área de Conocimiento) Formas de Contacto Profesor: Despacho nº: Teléfono: Correo electrónico: Clase: Tutoría: Otros: Página Web de la Materia: 7 Horarios: Lugar: Lugar: Lugar: I. JUSTIFICACIÓN DE LA MATERIA, SU RELACIÓN CON OTRAS Y CON EL PLAN DE ESTUDIOS: I.1. Aportación de la materia al plan de estudios: I.2. Relación con otras materias: I.3. Conocimientos previos necesarios: I.4. Relación con la profesión… 8 DESCRIPCIÓN DE LA MATERIA II.1.OBJETIVOS O RESULTADOS ESPERADOS DE APRENDIZAJE: CONOCIMIENTOS Y COMPETENCIAS II. Tras cursar esta materia, los estudiantes serán capaces de: 9 Distribución de los objetivos Objetivos Esenciales 80% del tiempo Deseables 15% del tiempo 10 Especializados 5% del tiempo II.2. CONTENIDOS Temario (con él y la metodología utilizada se pretende alcanzar los objetivos de la materia) 11 III. ORGANIZACIÓN DE LA MATERIA Introducción (incluir comentarios de naturaleza general sobre la organización de la materia) Resultados esperados Contenidos Actividades que harán los estudiantes para alcanzar los objetivos Observaciones: (posibles comentarios sobre actividades recurrentes, si existen) 12 Actividades que se utilizarán para comprobar que los objetivos se han alcanzado (evaluación) III.1. Actividades de aprendizaje de los estudiantes Actividades de aprendizaje* Justificación Materiales necesarios Obligatorias Tiempo estimado de realización * Seleccionar de un menú de posibilidades: Aprendizaje basado en problemas, en proyectos, en casos, clases magistrales, seminarios y trabajo en pequeño grupo, trabajo cooperativo, evaluación de pares, realización de trabajos e informes, laboratorios, talleres de habilidades, tutoría de pares, actividades de evaluación formativa (retroalimentación tras la evaluación, auto-evaluación y evaluación de pares, técnicas de evaluación en clase…) 13 III.2. Sistema de Evaluación Justificación Fechas Actividades de evaluación (1) Competencias, conocimientos, que demostrará (criterios) Otra información de interés Retroalimentación (3) (2) (1) Seleccionar de una lista: Informes, presentaciones en público, evaluación de ejecuciones, evaluación de pares, pruebas tipo test, demostración de habilidades, actividades de laboratorio auto evaluación. (2) Peso en la calificación final, tipo de evaluación (p.e., es un prerrequisito? ¿Es para subir nota? (3) La retroalimentación sobre la evaluación es prioritaria en una evaluación de calidad, ya que permite al estudiante aprender de la evaluación. 14 III.3. Calendario y organización temporal Fechas (aproximadas) De: A: De: A: De: A: De: A: De: A: De: A: Objetivos/Temas/ bloques/Módulos Actividades de aprendizaje (1) (1) Según descripción anterior 15 Actividades de evaluación (1) Fechas obligatorias III.4. Descripción de una semana típica (del xx al xx)* Día Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Tiempo de trabajo independiente Tiempo total requerido por la materia Tiempo total de otras materias Tiempo TOTAL (máx. 40 h/semana) Mañana Actividades: Duración: Tarde Actividades: Duración: TOTAL: TOTAL MATERIA: TOTAL OTRAS MATERIAS: (Suma de las dos celdas anteriores) TOTAL: * Pueden repetirse tablas similares para cada período distinto a lo largo del curso. ** Suma de trabajo presencial y autónomo 16 III.5. RECURSOS: BIBLIOGRAFIA Y MATERIALES DE APOYO Y TRABAJO. 17 Los siguientes textos pretenden comentar y justificar cada uno de los apartados identificados en el modelo de Guía. NÚMERO DE CRÉDITOS ECTS ¿Qué? Número de créditos de la materia o asignatura Este apartado nos introduce en el tiempo de trabajo que una materia (módulo, curso o programa) exigirá a los estudiantes. Aparentemente, sólo necesitamos introducir en este apartado los créditos que el plan de estudios asigna a una materia. Sin embargo, esta cuestión plantea el delicado problema de la estimación del tiempo que los estudiantes deberán invertir para trabajar la materia y que, lejos de ser un trámite administrativo, nos acompañará como un tema central de toda la planificación docente. Plantea, además, una faceta igualmente importante y complementaria: cuánto tiempo debe dedicar el profesor a la docencia de una materia. En lo que sigue trataremos estas dos facetas. Horas de trabajo de los estudiantes El plan de estudios asigna un determinado número de créditos a una materia, lo que nos permite una aproximación amplia a las horas de trabajo que el estudiante deberá dedicarle. Teniendo en cuenta que la estimación del trabajo del estudiante es 25-30 horas por crédito ECTS, el cálculo será: Nº ECTS x 25-301 horas = Horas que el estudiante debe dedicar En cualquier caso, tomando este trabajo conjuntamente con otras materias que se desarrollan simultáneamente, deberá dar un total de no más de 40 horas de trabajo semanal para los estudiantes2. El anterior cálculo nos enfrenta a la necesidad de programar minuciosamente el trabajo de los estudiantes –presencial y autónomo- para alcanzar el número de horas requerido (no más, ni menos). Naturalmente, en una primera aproximación sólo podremos hacer una estimación del tiempo que llevará a los estudiantes realizar las distintas actividades que les proponemos. Pero es muy importante, desde la primera vez que se lleva a la práctica el plan, contrastar la exactitud de esta estimación preguntando a los estudiantes cuánto tiempo han invertido en cada tarea. Existen hojas de cálculo de tiempo a disposición de los profesores que pueden encontrarse en la aplicación correspondiente a esta Guía. Esta aproximación empírica al cálculo de horas, aunque lo que obtengamos sea una estimación, es importante por varias razones. Por una parte, una educación basada en 1 Puesto que los profesores tienden a infraestimar el tiempo que determinadas tareas exigen a los estudiantes, se aconseja, en una primera aproximación, situar el número de horas en la zona inferior de la horquilla con el fin de obtener un cálculo conservador. 2 Se demuestra, con ello, la imperiosa necesidad de que los profesores coordinen su planificación docente con el fin de que el programa de trabajo de los estudiantes resulte viable. 18 competencias exige más tiempo, ya que los estudiantes no sólo tienen que memorizar material, sino trabajar y practicar su aplicación a diversas tareas. Por otra parte, la cantidad de conocimientos e información existente en las distintas disciplinas ha aumentado de forma espectacular en las últimas décadas y el ritmo de crecimiento es cada vez mayor. En tercer lugar, la extensión de los contenidos está necesariamente limitada por el tiempo de estudio del que disponen los estudiantes; este hecho se enfatiza de forma especial con el ECTS, ya que fija el número de créditos y de horas de trabajo del estudiante de forma bastante cerrada. Finalmente, sabemos que la sobrecarga de trabajo desemboca en un trabajo superficial de los estudiantes. ¿Por qué? La carga de trabajo de los estudiantes debe estar bien dimensionada en relación con los créditos que el estudiante ganará por cursarla. Un exceso de trabajo suele traducirse en una calidad superficial del trabajo y en el abandono o fracaso por parte del estudiante. Y, como es obvio, un trabajo que no alcance los créditos de la materia no puede tener como resultado una buena formación y no es admisible. ¿Cómo? Consignar en este apartado el número de créditos ECTS de un módulo o materia no plantea dificultad alguna, puesto que viene asignado por el programa de estudios. Sin embargo, sí puede plantearlos la estimación de la carga de trabajo que tiene el estudiante y el esfuerzo, en horas de trabajo, que el planteamiento docente exige al profesor. Para saber más Tiempo del estudiante El tiempo es un factor esencial en todas las acciones humanas. Las personas necesitamos tiempo, y específicamente dentro del campo del aprendizaje, éste toma un papel muy relevante. El tiempo aparece como un prerrequisito esencial para el aprendizaje. De todos es sabido que a la hora de aprender, el estudiante necesita tiempo suficiente para la realización de actividades que, se supone, le permitirán aprender (por ejemplo, proyectos, trabajos en grupo, etc.). Este tipo de actividades junto con la asistencia a clase, seminarios y/o presentaciones conforma lo que se denomina Carga de Trabajo. El tiempo y la carga de trabajo son dos conceptos correlacionados que determinan el rendimiento del estudiante. Y no podemos sobrecargar a los estudiantes con exceso de trabajo, porque cuando eso ocurre, la única forma de realizarlo es acudiendo a una estrategia de aprendizaje superficial, en la que los estudiantes aprenden poco o nada. El tiempo en relación con las características de los estudiantes A la hora de determinar la cantidad de tiempo de estudio que los estudiantes necesitan para lograr un aprendizaje de calidad, se hace indispensable el cálculo de la carga real de trabajo. El tiempo se ve influenciado por muchos factores: habilidad y talento, motivación, calidad del conocimiento previo del estudiante, objetivos que se plantean, dificultad de la materia, calidad de la enseñanza… Por todo ello, la estimación del tiempo de estudio que el profesor debe hacer para programar una materia resulta complicada. Así pues, una vez hecha la estimación inicial, se recomienda recurrir a una aplicación para el cálculo del tiempo que puede encontrarse en la aplicación de esta Guía. 19 El aprendizaje puede concebirse como la construcción de un modelo cognitivo personal. El conocimiento previo funciona como base para lo que se va a aprender y el estudiante necesita conectar la información nueva con sus conocimientos previos. Una buena forma de hacerlo es que el estudiante “manipule” la información, trabaje, haga cosas con ella (elaborarla, transformarla, aplicarla…). Naturalmente, esto requiere tiempo. Todas las teorías del aprendizaje, en su conjunto, reiteran el hecho de que el objetivo de la enseñanza es promover y motivar al estudiante hacia un conocimiento profundo y efectivo, y éste se alcanza realizando operaciones, tanto individuales como en grupo, con y sobre la nueva información que el estudiante recibe. En el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) los créditos se computan en base al tiempo que un estudiante medio necesita para alcanzar los objetivos de un determinado módulo, materia o asignatura. La determinación de la carga de trabajo como paso previo para el cálculo del tiempo de estudio debería, pues, estar en relación con este estudiante medio. Además, cada estudiante selecciona unas determinadas estrategias de aprendizaje para realizar diversas tareas. Para establecer dichas estrategias, cada estudiante debe tener en cuenta su propia percepción del tiempo. Podemos distinguir dos percepciones, una de alto y otra de bajo control. Si el estudiante tiene una percepción de alto control sobre el tiempo, será capaz de distribuir su tiempo; ésta es una tarea fácil, sólo hay que asignarlo de manera apropiada. Sin embargo, si el estudiante tiene una percepción de bajo control sobre el tiempo, nos encontraremos ante un individuo que considera que no hay tiempo suficiente, sin importar el modo en que se distribuya, para llevar a cabo todas las actividades. El resultado final es que tiene que seleccionar lo que va a hacer, y en relación con esta selección, nos encontramos con el concepto de valor. ¿Qué valor tiene una determinada tarea o actividad? ¿Realmente una tarea que consume más tiempo será más valorada en la evaluación final? Todas estas preguntas entran en juego a la hora de realizar esa primera clasificación de tareas y su posterior selección, siempre buscando una mayor eficacia en el menor tiempo posible. Con el fin de determinar el tiempo de estudio necesario, es preciso tener presentes la extensión, la duración y la carga de trabajo que implican los objetivos propuestos. Como idea principal, debemos tener en cuenta que los estudiantes tienen que tener tiempo suficiente para sus tareas, trabajo independiente y el proceso mental que el aprendizaje conlleva. De hecho, si no disponen del tiempo suficiente, la calidad de su trabajo se resentirá (por ejemplo, recurriendo a hacer un trabajo por el procedimiento de “copiar y pegar”), y será de peor calidad. También habrá que prever una distribución homogénea de las cargas de trabajo a lo largo del año, para que el tiempo no se distribuya de forma desigual. De ahí viene la necesidad de coordinar la planificación entre módulos y materias que se imparten simultáneamente. El tiempo en relación con los métodos docentes Ya hemos dicho que, cuando estimamos el tiempo de estudio, deben tenerse en cuenta todas las actividades que el estudiante necesite para conseguir un aprendizaje en profundidad. Por ejemplo, si sólo se requiere asistencia a clase, el tiempo necesario será menos, pero si se requieren actividades más extensas, el tiempo también aumentará. 20 Dependiendo del tipo de enseñanza, el estudiante necesitará más o menos tiempo; de hecho, se ha documentado una relación significativa entre los métodos docentes a los que recurre el profesor y la calidad del aprendizaje (Biggs, 1999; Marton 1997; Prosser y Trigwell, 1999 ). No obstante, es importante destacar que al final, el estudiante tendrá siempre la última palabra ante la elección de su sistema de trabajo, de las estrategias de aprendizaje que utilizará para alcanzar sus objetivos, y que pueden llevarse a un aprendizaje en profundidad o sólo superficial. El tiempo en relación con el método de evaluación Los métodos de evaluación del aprendizaje de los estudiantes son relevantes en el sentido de que, al igual que en los métodos docentes, una evaluación más compleja requerirá mayor tiempo. Por ejemplo, un examen requerirá estudiar los contenidos y realizar el examen mientras que si la evaluación exige la realización de actividades, el tiempo requerido aumentará progresivamente en extensión y complejidad. En general, el principio es que si pretendemos un aprendizaje de calidad, deberemos contar con más tiempo para alcanzarlo. Respecto al nivel de dificultad de cada materia, es esencial tener en cuenta dicho nivel para determinar la carga de estudio y trabajo, y por lo tanto la cantidad de tiempo necesario para lograr un aprendizaje en profundidad para no suscitar el problema que aparece cuando el estudiante se orienta hacia un aprendizaje superficial debido a la falta de tiempo. Con el fin de realizar un cálculo específico del tiempo que los estudiantes necesitan para realizar las actividades de aprendizaje que les proponemos, se recomienda llevar a cabo registros de tiempo. Pueden darse algunas indicaciones para esto, pero lo esencial es llevar un registro actualizado, es decir, sin dejar transcurrir mucho tiempo después de realizar la tarea en cuestión. En este sentido serían preferibles los registros diarios, a lo sumo con uno o dos días de retraso y no serían aconsejables las estimaciones realizadas al finalizar el cuatrimestre ya que están más sujetas a la distorsión debido a la memoria y diversos sesgos personales. Algunos profesores temen que los estudiantes hagan una sobreestimación del tiempo que dedican a su trabajo. Naturalmente, esto puede ocurrir en algunos casos, pero este sesgo no parece ser significativo en un grupo de estudiantes. De hecho, tenemos evidencia de varias titulaciones de nuestra universidad que, al pedir los mencionados registros, han encontrado que sus estudiantes dedican considerablemente menos tiempo que el inicialmente estimado por los profesores para realizar las tareas. Con este fin, se propone la aplicación de la Guía . Disponibilidad de tiempo Como ya hemos comentado, los créditos ECTS se miden en tiempo de los estudiantes, y éste es necesario para un aprendizaje de calidad. Esto puede llevar, en algunas circunstancias, a recomendar a los estudiantes un recorte en el número de créditos que esperan superar. Por ejemplo, si un estudiante trabaja a tiempo completo, no es esperable que pueda cursar 60 créditos ECTS, un tiempo que implica también una ocupación de 40 horas a la semana. Es muy meritorio que en esas circunstancias desee llevar a cabo unos estudios, pero el número de créditos ECTS deberá limitarse proporcionalmente al tiempo que pueda dedicar. 21 Tiempo del profesor En este apartado plantearemos cómo calcular el número de horas que un profesor puede y debe dedicar a la docencia de una materia y, como resultado, el número de horas que los estudiantes tienen que trabajar, mediante distintas formas de trabajo independiente, por cada hora de contacto con el profesor3. Una idea central en este planteamiento es que los estudiantes aprenden, fundamentalmente, cuando llevan a cabo actividades de aprendizaje significativas, representativas del tipo de tareas que un profesional de su disciplina lleva a cabo, apoyadas por una buena enseñanza y una buena selección de recursos, recibiendo una tutorización adecuada y la retroalimentación que necesita para superar sus errores y dificultades. Una cuestión fundamental es, entonces, cómo el profesor organiza las tareas que debe llevar a cabo el estudiante, ya sea atender a clases magistrales, estudiar o realizar actividades en las que tiene que aplicar los nuevos conocimientos que ha adquirido o bien resalten la necesidad de los aprendizajes que tiene que realizar para ser capaz de llevar a cabo ciertas tareas significativas. Una importante pregunta que subyace a esta organización es cómo las horas que el profesor dedica a su docencia generan las horas requeridas de trabajo de sus estudiantes para obtener como resultado una docencia de calidad sin que el proceso le suponga más tiempo del que dispone. Para ello, es fundamental tener también en cuenta el número de estudiantes de una asignatura. Supongamos que un profesor tiene que impartir una materia de 5 créditos ECTS a un grupo de 120 estudiantes. El número de horas que cada estudiante tiene que trabajar es 5 x 25 = 125 horas. Una posible distribución del tiempo, similar a la tradicional, sería la siguiente: Horas del profesor 42 h. de clase magistral 15 h. preparación clases 30 horas de tutorías (unas 2 horas semanales)* 170 horas de evaluación (preparación exámenes, Realización de exámenes, corrección, revisión…) TOTAL: 257 horas Horas estudiante 42 h. de clase presencial 75 h. estudio, ejercicios, etc. 8 h. evaluación 15’ tutoría (individual) TOTAL: 125 horas * Compartidas con las correspondientes horas de tutoría de otros módulos o materias que el profesor puede estar impartiendo simultáneamente. Es decir, por cada hora de trabajo del estudiante, el profesor trabaja alrededor de dos o, en otras palabras, cada hora de trabajo del profesor produce o tiene como resultado media hora de trabajo del estudiante. Ahora bien, este tiempo podría también organizarse de manera diferente. Por ejemplo, en una de las clases semanales, el profesor propone un trabajo que llevará a los estudiantes, como media, 5 horas de realizar (algunos exigirán 10 horas y otros sólo 2 ó 3). Estos trabajos, además, serán realizados en grupos de 4 estudiantes que el profesor deberá supervisar cuidadosamente. Una de las 3 horas semanales de clase puede ser 3 Agradezco a G.Gibbs y D. Baume los aspectos centrales de este planteamiento. 22 utilizada para supervisar trabajos en clase, resolver dudas, etc. Alguna otra clase puede también sustituirse por tutorías, dejando con ello más tiempo a los estudiantes para trabajar. Además, puede utilizarse otra clase cada 2 semanas por ejemplo, para que los estudiantes evalúen el trabajo de sus compañeros4. No obstante, el profesor deberá supervisar estas evaluaciones, especialmente en los momentos iniciales (en los cursos inferiores, o al iniciarse el curso) y evaluará más a fondo algunos trabajos. La distribución del trabajo sería ahora la siguiente: Horas del profesor 14 h. de clase magistral 7 h. preparación clases*. 21 h. clase presencial (supervisión. de trabajos, consultas, orientación, etc. 40 horas de tutorías (unas 3 horas semanales) 60 horas de evaluación (preparación exámenes, Realización de exámenes, corrección, revisión…) 10 h. Preparación de actividades de aprendizaje y evaluación**** TOTAL: 152 horas Horas estudiante 35 h. de clase presencial 84 h. estudio y realización de actividades y trabajos 1 h. tutorías** 5 h. evaluación*** TOTAL: 125 horas * Nótese que, aunque el tiempo total de preparación ha disminuido, el tiempo de preparación de cada clase magistral ha aumentado, ya que al haber menos clases, éstas tienen que estar más cuidadosa y estratégicamente preparadas. ** Si los trabajos y las tutorías se realizan en grupo, el tiempo dedicado a supervisión de los trabajos personales puede aumentar de forma considerable. De hecho, en este supuesto, si se forman grupos de 4 estudiantes, a cada grupo le corresponde una hora de tutorías a lo largo del cuatrimestre. Otras 10 horas pueden dedicarse a consultas personales. *** Cuando el trabajo realizado se supervisa de forma continua y el estudiante recibe suficiente retroalimentación, en ocasiones del profesor y otras de sus compañeros, el tiempo dedicado a evaluación formal suele disminuirse. **** El tiempo de preparación de estas actividades variará según la experiencia. Alguna de las actividades preparadas pueden repetirse, ya sea en algunos años siguientes o, si esto no parece aconsejable, algunos años más tarde o bien modificando algunos datos de los problemas que se plantean. Pero, en cualquier caso, el tiempo de preparación se rentabiliza en años posteriores. Como puede comprobarse, el balance entre horas del estudiante y del profesor es más equilibrado en este segundo supuesto. Además, parte de las horas del trabajo del profesor que se han ahorrado (115!!) pueden utilizarse para dar una atención más personalizada a los estudiantes (de hecho, las tutorías podrían multiplicarse por dos). En definitiva, las horas de trabajo del profesor resultan más eficientes y la calidad docente puede mejorarse, ya que los estudiantes están aprendiendo competencias de trabajo en grupo, de trabajo independiente, de aplicación del conocimiento y desarrollando su capacidad crítica. Podemos abordar también esta cuestión desde otro punto de vista. Por ejemplo, podría hacerse un cálculo similar para profesores contratados para enseñar un determinado (y 4 La evaluación por pares es un excelente ejercicio como preparación para la auto-evaluación, así como una importante herramienta para el desarrollo de la capacidad crítica y de trabajo independiente de los estudiantes. No obstante, debe tenerse en cuenta que, inicialmente, debe ser tutorizada por el profesor, ya que, como cualquier otra capacidad, debe ser cuidadosamente desarrollada. 23 limitado) número de horas a la semana. Por ejemplo, un profesor tiene un contrato de 6 horas semanales de clase y 6 de tutorías y va a impartir dos asignaturas, una de ellas de 3 créditos ECTS a un grupo de 30 estudiantes (que, por tanto, tendrán que trabajar 75 h. a lo largo del curso. El tiempo total de trabajo de los estudiantes que el profesor tiene que supervisar será: 3 x 25 x 30 = 2250 El tiempo total con el que cuenta este profesor es: 14 semanas x 3 + 3 = 84 h. (supongamos que distribuye su tiempo por igual entre las 2 asignaturas). Este tiempo de estudiantes y profesor puede distribuirse de varias formas: 1) Horas profesor 24 h. de clase magistral Horas estudiante Clase presencial 24 h. X ≈2 h. trabajo independiente 42 20 h. preparación clases 6 horas evaluación 42 horas de tutorías 20 corrección trabajos, exámenes, etc. TOTAL≈ 154 horas Evaluación Tutorías por estud. 6 ≈ 1,4 TOTAL≈ 75 horas En este caso, se supone que los estudiantes trabajan alrededor de 2 h. de forma independiente por cada hora de clase. Pero, si no se introduce alguna actividad que permita comprobarlo, el profesor no tiene constancia de que este trabajo se produzca y, de hecho, si no se le supervisan y exigen estas actividades de forma regular, es muy posible que el estudiante no las lleve a cabo y termine por acumular sus horas de estudio en torno a los exámenes. Nuevamente, por cada hora de trabajo de los estudiantes, este profesor trabaja unas dos horas, superando con mucho la carga docente de este profesor. Pero estas horas pueden también distribuirse de distinta forma: 2) Horas profesor 12 h. de clase magistral 3 h. evaluación 42 horas de tutorías 10 corrección exámenes, 17 horas supervisión, corrección y orientación de trabajos en grupo, etc. TOTAL≈ 84 horas Horas estudiante Clase presencial 12 h. X ≈ 5 trabajo independiente 60 realizando actividades propuestas Evaluación 3 Tutorías por estudiante ≈5 Incluidas dentro del trabajo en actividades TOTAL≈ 75 horas En este caso, hay menos clases que, además, se utilizan para proponer trabajos que los estudiantes tienen que realizar de forma independiente aunque, como hemos visto, con la supervisión necesaria en función curso al que pertenecen y su grado de madurez. La duración media de estos trabajos se ha estimado en 5 h. por trabajo como media. Si estos trabajos se analizan y corrigen en clase (en las 17 horas que restan), puede disminuirse el número de horas de evaluación. O lo que es lo mismo, evaluación y 24 actividades de aprendizaje se funden y forman parte del mismo proceso. Igualmente, si los trabajos se hacen en grupo, será conveniente tener también algunas tutorías en grupo, por lo que el número total de tutorías del profesor puede reflejarse en un mayor número de horas de tutorías para los estudiantes y, por lo tanto, en una atención más personalizada. Como puede verse, con esta nueva distribución, el profesor trabaja el número de horas que le corresponde y es capaz de supervisar de forma más eficiente el trabajo de sus estudiantes. Además, “sobran” 17 horas que el profesor puede utilizar flexiblemente para reuniones con los estudiantes, tutorías adicionales o clases presenciales de orientación, según convenga. Igualmente, podría proponerse varios trabajos más cortos a lo largo del curso, a modo de preparación y, antes de terminar el curso, y cuando los estudiantes ya tienen algunas experiencias previas, un trabajo más sustancial, de varias semanas de duración, que podría estimarse, p.e., en 15 h. Finalmente, podemos también introducir en este cálculo y organización del trabajo una cuestión que preocupa a muchos profesores: el número de estudiantes a los que atiende un profesor en un curso. En el primer ejemplo que hemos discutido, el número total de horas que tienen que trabajar los estudiantes sería: 5 ECTS x 25h. x 120 estudiantes = 15.000 horas Y hemos visto también que, en la primera distribución del tiempo, el profesor necesitaba 257 horas de su tiempo para generar, dirigir y supervisar el trabajo necesario de los estudiantes, aunque con una segunda distribución lo hacía de forma más personalizada con sólo 152 h. En este caso, el trabajo del profesor es más eficiente, ya que sus 152 horas de trabajo general 15.000 horas de trabajo de los estudiantes. El cálculo inverso podría servir como base para asegurar una distribución equitativa tanto del número de horas generadas por el profesor como de la atención que los estudiantes reciben por su trabajo. Asi pues, un cálculo adicional con estos datos que puede ser interesante es el número total de horas de trabajo a lo largo de un primer ciclo, por ejemplo, que podrá dividirse de forma equitativa por el número de horas disponibles de los profesores. Por ejemplo, para un programa de 4 cursos académicos con unos 60 estudiantes, el cálculo sería: 4 años x 60 ECTS x 25 h. ECTS x 60 estudiantes = 360.000 horas. Estas horas pueden ser distribuidas equitativamente si tenemos en cuenta, no sólo el numero de horas de trabajo de los estudiantes que el profesor tiene que apoyar y supervisar, sino también el numero de estudiantes que tiene a su cargo. Y, aunque lo mencionemos sólo de pasada, otro cálculo adicional podría ser, además, el coste de un curso teniendo en cuenta las horas de trabajo de los participantes y la necesidad del apoyo de profesores. 25 I. JUSTIFICACIÓN DE LA MATERIA, SU RELACIÓN CON OTRAS Y CON EL PLAN DE ESTUDIOS Este apartado proporciona a los estudiantes una justificación de la materia por la vía de su relación con el plan de estudios, con otras materias o módulos y con una profesión futura. Al hacerlo, debe quedar claro a los estudiantes cuál es el interés que tiene un módulo, materia o asignatura para ellos. I.1. Aportación de la materia al plan de estudios ¿Qué? Indicar la aportación que esta materia o asignatura hace al programa de estudios: ¿por qué es interesante cursarla? ¿Qué se aprende que se relacionará después con otras materias o asignaturas, o con tareas profesionales? ¿Por qué? Con frecuencia podemos oír a los estudiantes quejarse de que no entienden por qué tienen que estudiar una determinada materia, y esto a pesar de que la relación, aunque no obvia, puede estar bastante clara (p.e., física o cálculo para ingenieros; estadística o diseño experimental para psicología). Conocer la aportación que una materia hace a un programa que un estudiante ha elegido es un motivo para desear estudiarla (es decir, le motiva). Conocer esta relación proporciona sentido, a los ojos del estudiante, a una asignatura o materia en el contexto de un programa completo y ayuda a los estudiantes a entender por qué tienen que saber lo que esa materia les propone. Ser consciente de la relación de una materia con el plan de estudios ayuda también al profesor a seleccionar los contenidos esenciales que los estudiantes deben conocer y mantener el foco de atención en lo que necesitan aprender en un programa determinado (por ejemplo, no necesita las mismas Matemáticas un físico, un ingeniero, un economista, un matemático o un sociólogo). Conviene tener presente que una materia no es independiente5, sino que aporta algo al programa completo. De hecho, un criterio básico de la bondad del planteamiento docente de una materia o asignatura es la aportación significativa que hace al programa. Una mención especial en este sentido merecen las consideradas básicas. Una pregunta preliminar para hacer esta planificación es plantearse qué matemáticas, física, biología, química, etc.… necesita un licenciado en… (ingeniería, ciencias ambientales, etc.), y probablemente no todas las matemáticas, física, biología o… que necesitaría un licenciado en matemáticas, física o biología. En los distintos contextos creados por las distintas titulaciones, una misma materia adopta una orientación, selección, profundidad o extensión distintas. 5 Puede serlo o parecerlo, y muchas veces es así, para el profesor que se ha especializado en ella, pero no es necesariamente así para los estudiantes, que pueden perseguir objetivos diversos. 26 ¿Cómo? Especificar por qué es necesaria la materia en el contexto del programa de estudios y como preparación profesional, qué aporta al perfil final, y a la preparación para o la aplicación de otras materias o asignaturas. Todo esto se facilita, por supuesto, cuando el plan de estudios está organizado por módulos y materias, ya que éstos se definen integrando las asignaturas que los componen. Ejemplos Aportación de las Matemáticas, Física o Química a distintas titulaciones Para saber más MOTIVACIÓN La motivación tiene que ver con el deseo de aprender algo. Este deseo tiene su origen en los intereses y/o los objetivos de las personas (a corto, medio y largo plazo) y funciona como un dinamizador de la acción, es decir, alimenta la acción y el esfuerzo que una persona está dispuesta a hacer para alcanzar un determinado objetivo. Por esta razón resulta fundamental relacionar un contenido de estudios con otras materias (objetivos a corto o medio plazo) y con la titulación y una actividad profesional (objetivo a largo plazo). Estos objetivos pueden tomarse como generales entre los estudiantes, pero se han descrito diversos otros motivos que mueven a los seres humanos. TIPOS DE MOTIVOS. LAS LEYES DE LA MOTIVACIÓN ¿Qué es un programa educativo? Una fundamentación diferente para plantearse un módulo o materia en el seno de un programa educativo procede de la comprensión de qué es un programa educativo. Un programa es una planificación racional y realista de actividades y recursos para alcanzar ciertos objetivos de la forma más eficiente posible. Esta última parte es importante, ya que indica que esperamos que la docencia facilite (estimule, ara perspectivas y, en definitiva, ahorre tiempo con respecto al proceso natural) el aprendizaje de los estudiantes. Como lo es también la calidad del aprendizaje: esperamos que un licenciado esté bien preparado, maneje los criterios de bondad con soltura y muestre todas las actitudes necesarias (actitud crítica hacia su propio trabajo, capacidad para trabajar en un equipo de profesionales y/o muestre las actitudes personales pertinentes para llevar a cabo una actividad profesional de forma satisfactoria). Es decir, que un paciente reciba la atención necesaria, o un cliente el mejor asesoramiento o una determinada creación profesional (un puente, una explotación) sean fiables y sirvan adecuadamente a los fines para los que fueron creados. En resumen, pues, un programa educativo persigue objetivos educativos y consiste en ayudar a los estudiantes a ser buenos profesionales, utilizando para ello los recursos necesarios –a veces, sólo los que están disponibles- de forma eficiente. Con este fin, resultan fundamentales la coordinación de todos los recursos disponibles. Un programa no es, por tanto, una suma de elementos aislados, sino su orquestación en pos de objetivos comunes. 27 I.2. Relación con otras materias del programa de estudios ¿Qué? Con las mismas razones que en el punto anterior, justificar la materia o asignatura en relación con otras materias o módulos del plan de estudios. ¿Por qué? El sentido de algunas asignaturas o materias es más obvio que el de otras para los estudiantes. No obstante, en todos los casos, y con el fin de que los estudiantes tengan una comprensión cabal de una asignatura y su sentido dentro de una titulación, conviene explicitar estas relaciones y, si es posible, mostrarlas en la forma más evidente posible. Esto último es lo que permite, precisamente, la organización de un programa de estudios, no sólo como una colección de asignaturas más o menos conexas (o inconexas), sino, como ahora se nos propone, en materias y módulos que resaltan las conexiones que existen entre ellas. Por otra parte, conocer la relación entre materias permite también entender la secuencia en que han sido dispuestas y, en definitiva, la lógica del programa completo, lo que aporta un sentido de trayectoria y proyección al trabajo de los estudiantes. Así, pues, disponer de una explicación que justifica una materia en relación con otras suele ser motivante, especialmente si los estudiantes tienen dificultades para entender por qué tienen que estudiar una parte del programa difícil o cuya aportación a la formación no se percibe con claridad si no es en relación con otras. Esto puede ser especialmente cierto en algunas materias básicas como matemáticas, física, química o biología cursadas en una licenciatura aplicada (p.e., ingeniería o ciencias del medio ambiente). Por lo tanto, ligar nuestra materia a otra posterior y cuya relevancia puede resultar más obvia a los ojos de los estudiantes es aconsejable para motivarles. Por otra parte, si trabajamos en una de esas materias fundamentales en una licenciatura, cuya justificación suele ser obvia para los estudiantes, les ayuda también a entender que éstas se basan en otras, por lo que su conocimiento resulta esencial. Esto facilita nuestro trabajo y orienta a los estudiantes (aunque tengamos que hacerlo también en las clases) a revisar otras materias que han podido cursar anteriormente. ¿Cómo? Pueden utilizarse fórmulas como las siguientes: Esta materia (o asignatura) te preparará para otras materias que cursarás más adelante en tus estudios y, a su vez (si es pertinente), se basará en lo que has aprendido en otras materias (o módulos) (Explicar estas relaciones). Para cursar con éxito esta materia, tendrás que utilizar lo que ya aprendiste en otras materias… (módulos). Esta materia te permitirá entender mejor otras que has cursado y ampliar lo que ya sabes sobre… Los estudiantes que cursen esta materia aprenderán los siguientes conocimientos, habilidades y competencias que les prepararán para aprender otros módulos o materias (mencionar cuáles…). (Nótese que la relación de una materia con otras puede adoptar 3 formas: Relación con materias anteriores, con otras que se cursan simultáneamente y con otras posteriores, conjuntamente, pueden dar lugar a un módulo). 28 I.3. Conocimientos previos necesarios ¿Qué? ¿Qué conocimientos y competencias previos necesitan los estudiantes para cursar con éxito esta materia o asignatura? ¿Por qué? Un principio básico del aprendizaje es que se adquiere sobre la base de lo que ya sabemos y se estructura de acuerdo con nuestros conocimientos previos. Por lo tanto, concretar los conocimientos previos necesarios no es sólo una cuestión de lógica y secuencia de una disciplina, sino también un requisito básico del aprendizaje. No disponer de una base adecuada puede, no sólo complicar la adquisición de nuevos conocimientos, sino que puede ser una barrera que impida la adquisición de nuevos conocimientos. Es decir, los conocimientos que tiene un estudiante limitan activamente lo que puede aprender. ¿Cómo? Para cursar este módulo o materia con ciertas garantías de éxito, necesitas conocer y saber hacer algunas cosas como las siguientes:… (y concretar lo más posible lo que tienen que saber). Si no tienes estos conocimientos y competencias, esto no significa automáticamente que no puedas cursar esta materia, aunque debes saber que puede requerirte un esfuerzo adicional y que esto te llevará también tiempo. En este caso, es aconsejable que consultes con tu profesor/a: 1. si es viable que te matricules en esta materia o módulo, y 2. en caso necesario, cómo puedes adquirir la preparación que necesitas. Algunos consejos prácticos a) Como los profesores saben muy bien, el hecho de que los estudiantes hayan visto algo en un momento anterior de sus estudios no significa necesariamente que dispongan plenamente de estos conocimientos y puedan aplicarlos en cualquier circunstancia o condiciones de dificultad. De hecho, ésta también es una limitación conocida por los profesores, y no se debe sólo a que los estudiantes no hayan hecho el esfuerzo suficiente para aprenderlo bien. No se aprende algo de una vez por todas. Por el contrario, el aprendizaje procede por ciclos sucesivos en los que un conocimiento se va contrastando con la realidad, se practica y consolida se refina, se va comprendiendo en qué circunstancias puede aplicarse y en cuáles no, qué limitaciones tiene… Por lo tanto, ajustar nuestra docencia a los conocimientos de los estudiantes requerirá exploraciones tentativas para saber, exactamente, qué son capaces de hacer y cómo entienden lo que saben. b) evaluar el conocimiento previo de los estudiantes no es sencillo, en parte porque en gran medida es implícito (es decir, el interesado puede no ser capaz de explicitar o poner en palabras directamente lo que sabe) 6. Y también en parte 6 De ahí las limitaciones de exámenes o pruebas de evaluación en las que los estudiantes tienen que escribir lo que saben. Estas pruebas sólo permitirían registrar una parte de su conocimiento, no necesariamente extrapolable a otras. Por ejemplo, que una persona sea capaz de verbalizar un concepto o 29 porque podemos aprender algo y ser capaces de repetirlo, pero no de utilizarlo o de aplicarlo. Por estas mismas razones, su evaluación es con frecuencia indirecta. Es decir, requiere con frecuencia tareas en las que la persona que aprende tiene que utilizar o poner en juego sus conocimientos. En cualquier caso, saber decir algo y saber aplicarlo son dos formas de conocimiento diferentes que deben ser evaluadas (y desarrolladas) de distintas maneras. Con frecuencia, por lo tanto, para hacer una buena evaluación del conocimiento previo, se trata de comprobar qué son capaces de hacer los estudiantes, observar cuidadosamente la forma cómo trabajan y las dificultades que tienen y preguntar para entender cómo está pensando un estudiante cuando trabaja (¿por qué haces esto así? ¿Qué ocurriría si…?). Evaluar el conocimiento previo exige, pues, tiempo, esfuerzo o atención cuidadosa y personal. Ejemplos 1) En la asignatura Técnicas de Evaluación Psicológica se aprende a utilizar distintas técnicas, a llevar a cabo una evaluación psicológica y a redactar un informe. Para hacer esto, los estudiantes deben conocer y manejar correctamente los conceptos de fiabilidad y validez de las pruebas (estudiados en una materia previa de Psicometría), de manera que puedan hacer una selección adecuada de las mismas y, si deciden utilizarlas, conocer sus limitaciones. Si no disponen de este conocimiento, no entenderán ni interpretarán bien los márgenes de error de las técnicas de evaluación, y no podrán utilizar los criterios que deben presidir la selección de técnicas ni interpretar los resultados de forma adecuada. Como consecuencia, la calidad de la evaluación que pudieran llevar a cabo se resentiría y no presentaría las debidas garantías. 2) En Medio Ambiente, conocer los macroorganismos y cómo funcionan resulta esencial para tratar terrenos contaminados. Para saber más CONOCIMIENTO PREVIO Y APRENDIZAJE: CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO principio no significa que, cuando surja una situación en la que sea aplicable, el estudiante sea capaz de apelar o aplicar dicho concepto o principio. 30 I.4. Relación con la profesión ¿Qué? ¿Qué enseña esta materia de interés de cara a una posible profesión posterior? (la relación puede ser directa o indirecta, con otras materias o materias interpuestas). ¿Por qué? Los estudiantes han elegido una carrera y están interesados en aprender a ser capaces de hacer cosas que les acerquen a dicha profesión. Incluso si su elección no está muy clara, la independencia funcional de los motivos hace que, en situaciones bien gestionadas, se interesen secundariamente por ello. Además, la valoración social de dichas tareas genera también una motivación añadida. ¿Cómo? Cursar esta materia o módulo te ayudará a… O te permitirá hacer… (concretar lo más posible qué cosas aprenderá, en términos comprensibles para los estudiantes de un determinado nivel). Cursar este módulo o materia te ayudará a tener una preparación que te permitirá posteriormente… (Detallar lo más posible la relación con tareas clave de una profesión). Ejemplos ¿Cómo utilizarán el Cálculo o la Física para proyectar un puente? ¿Cómo utilizarán las Matemáticas para entender o describir las tendencias económicas de un país? ¿Cómo utilizará la Estadística un sociólogo, un psicólogo o un informático? 31 II. DESCRIPCIÓN DE LA MATERIA Este apartado proporciona a los estudiantes información más detallada sobre qué aprenderán al cursar una materia y los contenidos que les servirán de base para el aprendizaje de las competencias que forman sus objetivos o los resultados esperados de aprendizaje. Se trata de cruzar conocimientos con contenidos y situaciones para definir las competencias que desarrollarán en una materia. II.1. Objetivos o resultados esperados de aprendizaje: Las competencias ¿Qué? Los objetivos o resultados de aprendizaje son útiles en varios sentidos: 1) En primer lugar, constituyen el punto de arranque de la planificación de un programa de aprendizaje, sea una materia o una titulación y, en ese sentido, proporcionan dirección y sentido a la planificación. Esto es útil para todos los implicados, pero aquí queremos resaltar el interés que contar con esta “brújula” tiene para los responsables de un programa de estudios, es decir, para los profesores: dan sentido a su programación y les permiten revisarla basándose en los resultados que se han alcanzado. 2) Pero los objetivos de aprendizaje pueden desempeñar ese mismo papel para los estudiantes: en primer lugar, si están formulados correctamente, deben interesar y motivar a los estudiantes. Los objetivos de aprendizaje se encuentran en el inicio de un proceso de aprendizaje y, si funcionan bien, el estudiante, igual que el profesor, estará orientado por los objetivos que un programa persigue. 3) Finalmente, la existencia de objetivos claros y evaluables proporciona criterios que permiten evaluar cómo ha funcionado un programa y revisarlo si es necesario para alcanzar los objetivos propuestos. Este apartado describe qué debe saber y ser capaz de hacer un estudiante para superar la materia. O, visto en forma de resultados esperables, qué sabrá y será capaz de hacer cuando haya superado la materia. Es esencial, por lo tanto, que el estudiante pueda entender cuáles son los objetivos y resultados esperados, de manera que pueda tener elementos de juicio para evaluar su preparación y actuar en consecuencia. Describe, por tanto, qué problemas tiene que saber resolver y en qué circunstancias. Generalmente, los objetivos y resultados de aprendizaje se expresan en términos de competencias o de qué tienen que saber hacer los estudiantes. Lo que tienen que saber hacer, naturalmente, está basado en los conocimientos que tienen y, por lo tanto, aunque los resultados de aprendizaje no se expresen en términos de conocimientos, los contienen. Por ejemplo, un posible objetivo puede ser que sea capaz de hablar en público. Ahora bien, esta actividad puede desarrollarse en diversas situaciones. Se trata de que sea capaz de expresarse en clase, de manera que, por ejemplo, pueda preguntar sus dudas? ¿O de comunicarse con sus compañeros, de forma que pueda trabajar con ellos? 7¿O de hablar a un público experto? ¿O de hablar a un equipo multidisciplinar? ¿O de explicar a la prensa una cuestión en términos comprensibles? ¿O a un cliente? Cada una de estas posibilidades hace referencia a unos conocimientos disciplinares que sustentan la 7 Esto, por ejemplo, no requiere sólo saber expresarse con claridad, sino desarrollar la capacidad de escuchar a otros, de dirigirse a ellos de forma respetuosa, de reconocer sus turnos de palabra, de reconocer las diferencias entre hechos, datos y opiniones… 32 capacidad de expresarse en público sobre determinados temas relacionados con sus estudios (no se trata por supuesto, sólo de que hablen en público sobre cualquier cosa, sino sobre temas específicos de lo que están estudiando y en situaciones concretas, que presentan requerimientos diferentes) y lleva aparejadas una serie de competencias interpersonales y sociales básicas pero, además, requiere un lenguaje más o menos técnico o incluso la capacidad de traducir términos técnicos a lenguaje coloquial o comprensible por otros, de apoyarse en presentaciones multimedia, etc. Estas situaciones representan, además, toda una gradación en los conocimientos disciplinares en los que se basan. El ejemplo anterior ilustra bien que las competencias son inseparables del conocimiento disciplinar. Distintas titulaciones exigen conocimientos específicos diferentes y, por otra parte, aún con elementos comunes, seguramente no habla igual un abogado que un lingüista, un ingeniero o un economista, y no sólo por el lenguaje técnico que utiliza. Un estilo puede ser más demostrativo y otro más razonado y matizado, uno más cerrado y cuantitativo, otro más abierto y cualitativo. El desarrollo de la competencia de expresión oral que interesa en el contexto de una titulación universitaria contiene especificaciones propias de cada una y pone en juego los razonamientos y pruebas que se utilizan y son aceptados en una disciplina. Podemos preguntarnos por qué esta insistencia en las competencias, dejando de lado los conocimientos y contenidos que hasta ahora se han utilizado habitualmente para describir lo que los estudiantes tenían que saber. Una razón de peso estriba en el carácter elusivo de los conocimientos y en las dificultades que presenta su evaluación o demostración, a no ser indirectamente a través de lo que los estudiantes son capaces de hacer utilizando para ello los conocimientos disciplinares de que disponen. Así pues, el hecho de que los objetivos o resultados de una materia se expresen en forma de las competencias que el estudiante tiene que demostrar no indica un desprecio de los conocimientos disciplinares, sino, por el contrario, la forma como dichos conocimientos se combinan con la percepción de los requerimientos de una situación y con los valores y las normas éticas de una profesión. En cierta medida, no estamos hablando sólo de conocimientos, sino de cómo estos conocimientos se ponen en acción y son incorporados por el estudiante en su misma forma de ser (cómo habla, cómo razona, qué valores y compromisos hace evidentes). Las competencias incluyen, pues, un conocimiento suficiente de las disciplinas8 involucradas en una actividad profesional, la capacidad para aplicar este conocimiento, lo que con frecuencia va acompañado de ciertas habilidades y destrezas y el conocimiento condicional que permite tomar decisiones bien fundamentadas sobre en qué situaciones y de qué manera puede aplicarse dicho conocimiento para conseguir determinados fines. Las competencias profesionales incluyen también la capacidad para evaluar críticamente los resultados de las acciones y sus consecuencias inmediatas, a medio y largo plazo. Si una actividad profesional está basada en un firme conocimiento interdisciplinar, el profesional tiene también que ser capaz de justificar por qué ha 8 No sólo de una asignatura, sino, generalmente, de una combinación de ellas variable según la situación y es, en ese sentido, multidisciplinar, sin barreras las falsas barreras que académicamente se interponen con demasiada frecuencia entre asignaturas. 33 actuado de una determinada manera y, por el contrario, ha decidido ignorar otras posibilidades. Es obvio que estamos hablando, por lo tanto, de formas de acción complejas basadas en una firme base de conocimientos. Por tanto, cuando definimos lo que nuestros estudiantes tienen que saber, hacer debemos hacerlo en términos tales que lo que hacen NOS DEMUESTRE LO QUE SABEN. El valor de lo que saben forma parte de lo que saben hacer y en los criterios que se utilizan para valorarlo. Por otra parte, el valor que se otorga al conocimiento se muestra en el tipo de actividades que se considerarán centrales de una materia o módulo y en los criterios que se utilizarán para evaluarlas y de este modo, determinará las actividades que propongamos, tanto para aprender como para evaluar. Otra de las razones que explican esta preferencia por las competencias a la hora de definir los objetivos es que son más fácilmente comprensibles para los estudiantes, y por ello, más motivantes, que los conocimientos9. Un estudiante puede no sentirse muy motivado por aprender “la segunda ley de Newton” o “la correlación producto-momento de Pearson” pero, en cambio, puede mostrarse más motivado si se las presentamos como herramientas que le permiten abordar y resolver ciertos problemas significativos para una profesión (por lo tanto, con un valor social asociado) y que ellos perciben como interesantes. Una razón para definir los objetivos de este modo es, pues, la validez aparente de estas actividades. Puede generar cierta inseguridad el hecho de que este tipo de actividades son complejas y, suelen englobar competencias diferentes (académicas, generales, específicas de una disciplina…) y, por lo tanto, el avance o secuencia, dentro de la materia o módulo, puede ser menos claro para el profesor. Sin embargo, estas actividades más complejas deben ser analizadas de manera que todos sus componentes resulten evidentes y puedan trabajarse de manera ordenada y en la debida secuencia. ¿Por qué? Una razón básica para definir los resultados en términos de competencias y actividades profesionales es que de este modo son perfectamente comprensibles para estudiantes y legos en la materia. Otra razón no independiente de la anterior, aunque en ocasiones justificada de distinto modo es, sin duda, que en estos momentos existe una demanda social que nos impulsa a definir los resultados de los programas educativos de esta manera y a enfatizar la capacidad de aplicación del conocimiento, así como las competencias de aprendizaje independiente y a lo largo de la vida10. Una razón adicional tiene que ver con las dificultades para evaluar el “conocimiento” de los estudiantes en abstracto y con independencia de sus manifestaciones, es decir, de cómo determina la actuación de los que lo poseen en determinadas situaciones clave. Por ejemplo, los conocimientos de que dispone un químico deben permitirle evaluar ciertos procesos de acuerdo con unos criterios que otros colegas profesionales 9 Esto también es cierto para personas no implicadas en una carrera, como posibles estudiantes futuros o los padres de los actuales estudiantes. A veces, traducir la materia a competencias es interesante para el propio profesor, ya que, como veremos, las competencias nos permiten operativizar aspectos esenciales de la planificación docente. 10 Estas son competencias esenciales en las sociedades avanzadas, si consideramos el rápido ritmo de cambio científico y tecnológico. 34 comparten y valoran y, basándose en ellos, ofrecer sugerencias de mejora o formas alternativas y preferibles de llevarlos a cabo que cumplan con las especificaciones requeridas. ¿Cómo? La primera tarea de planificación de la enseñanza consiste en identificar y elaborar los objetivos de aprendizaje para los estudiantes. Se trata de decidir qué tiene que conocer, saber hacer y cómo un estudiante que ha cursado una materia o un programa educativo completo. Por esta razón, se conocen también como resultados esperados de aprendizaje, a veces llamados, abreviadamente, resultados de aprendizaje. El proceso de elaboración de objetivos de aprendizaje es muy similar cuando se hace en relación con una asignatura, una materia, un módulo, un curso, un grado o una titulación. Desde luego, los niveles jerárquicos superiores, en este caso, los objetivos de una titulación, proporcionan un contexto que facilita la identificación de los objetivos parciales, que deben ir orientados alcanzar y hacer una contribuir sustancial a los objetivos generales. Pero, de hecho, quizá tener alguna experiencia con los objetivos de una materia, que implica un nivel de complejidad menor, puede ayudar para el objetivo más ambicioso y complejo de elaborar objetivos o resultados para una titulación o un módulo. Tanto la experiencia como el sentido común en cuanto al papel que los objetivos desempeñan en la planificación docente, demuestran que, cuando elaboramos objetivos o resultados de aprendizaje, éstos deben reunir una serie de características. 1) Un resultado de aprendizaje debe ser, en primer lugar, comprensible, de manera que tanto los estudiantes actuales como posibles futuros estudiantes puedan entenderlo, así como terceras partes interesadas como otros compañeros, padres, agentes sociales, etc. Esta es, de hecho, una condición básica que condiciona su utilidad, así como algunas de las características siguientes. 2) Debe también ser atractivo. Si lo es, despertará en los estudiantes el deseo de aprender, lo que puede reflejarse en que se matriculen en una materia o programa, en primer lugar y, en segundo, que una vez ya tomada esta decisión, deseen esforzarse y trabajar para alcanzarlo. Es decir, no sólo que una materia resulte atractiva, sino también que los estudiantes se encuentren motivados para trabajar en ella, depende de que los objetivos estén bien formulados. Y, para que sean comprensibles, es importante que no consistan en un listado inconexo de conocimientos y competencias, sino que éstos estén integrados en actividades significativas y valoradas, socialmente y por el estudiante. 3) Por otra parte, un resultado tiene que ser realista, es decir, encontrar un punto de equilibrio entre que suponga un esfuerzo para alcanzarlo y, por lo tanto, estimule al estudiante a trabajar, aprender y desarrollarse y, al mismo tiempo, no esté fuera del alcance del estudiante si hace un esfuerzo razonable. Proponer objetivos poco estimulantes no seria formativo y proponerlos excesivamente ambiciosos podría ser disuasorio para el estudiante, que podría tener dudas sobre su posibilidad de alcanzarlos y, por lo tanto, verse tentado a abandonar o no involucrarse (lo que, en ocasiones, no es más que una defensa de la imagen propia del estudiante). 35 4) Un resultado de aprendizaje tiene que ser también coherente con el programa del que forma parte. Ninguna materia está aislada dentro de un plan de estudios, sino que todas hacen una contribución valiosa al conjunto. Y esto debe quedar claro en los objetivos que, de este modo, serán más fácilmente comprensibles y aceptados por los estudiantes que han elegido el programa. 5) Para que cumpla bien las funciones que antes hemos mencionado, un objetivo debe ser formulado en términos operativos. Es decir, debe ofrecernos indicaciones sobre cómo alcanzarlo (es decir, cómo se organiza el proceso de enseñanza y aprendizaje) y cómo evaluarlo. Si reúne estas características, será también operativo de cara a los estudiantes: les ayudará a prepararse y a aprender. Pero para ello, deben ser, no sólo conocidos, sino recordados, explicarlos con el detenimiento necesario e incluso discutirlos cuantas veces sea necesario a lo largo del programa de estudio. 6) Finalmente, y esta característica es una faceta de la anterior, aunque merece comentarse aparte, los resultados de aprendizaje deben ser contrastables. De lo contrario, no serían evaluables y, por lo tanto, perderían gran parte de sus posibilidades para dirigir y orientar el aprendizaje. Además, si algo no puede ser evaluado, es muy posible que los estudiantes le presten poca atención y no lo aprendan. En algún tiempo se pensó que debían ser observables, aunque esto restringe de forma excesiva los objetivos que pueden ser interesantes para un programa universitario de formación. Muchos objetivos interesantes pueden no ser directamente observables, pero aún así, es posible demostrar que se han alcanzado (puede deducirse que un estudiante ha adquirido un conocimiento, por ejemplo, si éste es condición imprescindible para realizar una determinada tarea o resolver un problema). Ayuda a hacer visibles algunos objetivos que el estudiante no sólo sea capaz de hacer algo, sino también de justificar por qué y para qué lo ha hecho, así como por qué lo ha hecho de una determinada manera descartando otras alternativas posibles. Es decir, se trata, no sólo de saber hacer, sino de poder proporcionar una justificación completa de lo que uno hace. Ejemplos El Objetivo general de un programa de formación inicial de profesores podría describirse así: “Después de realizar este curso, los participantes serán capaces de desempeñar de forma competente y autónoma las tareas docentes que les han sido asignadas”. Los objetivos específicos de ese mismo curso, por otra parte, podrían describirse así: Llevar a cabo la planificación y desarrollo de la docencia que les ha sido asignada Aplicar su conocimiento sobre los métodos docentes y de evaluación más efectivos para alcanzar dichos objetivos Utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones para facilitar el aprendizaje en lo que resulte pertinente para su materia. Mostrar una actitud reflexiva hacia su propia práctica docente y auto-evaluar los efectos de su docencia de forma sistemática con el fin de iniciar un ciclo de mejora. 36 Mostrar actitudes positivas hacia el trabajo en equipo con otros colegas para coordinar y mejorar la calidad de las enseñanzas que imparten Establecer el diálogo adecuado con los estudiantes con objeto de ajustar el diseño docente a sus dificultades y necesidades y aportarles la retroalimentación necesaria. Como puede verse, todos estos objetivos son comprensibles (o deberían serlo!) para los profesores que pudieran estar interesados en seguir este curso y se relaciona con actividades que tienen que desarrollar. Es interesante que el número de objetivos no sea muy numeroso, por dos razones. Una es que, si lo son, probablemente son objetivos excesivamente simples y, posiblemente, no reflejen tareas significativas, comprensibles y atractivas para los participantes. Y, en caso de que lo fueran, podría ocurrir que el trabajo previsto fuese excesivo. Ahora bien, sabemos que una carga de trabajo excesiva tiende a llevar a los estudiantes hacia un aprendizaje superficial. Si los objetivos o resultados están integrados jerárquicamente, su número podrá ser menor y, además, esta relación jerárquica ayuda a dar sentido a los de nivel inferior. Por otra parte, y en relación con el punto anterior, los objetivos no deben formularse como una lista de competencias abstractas y conocimientos sin relación alguna, sino integrados en actividades significativas social y/o profesionalmente. Es interesante evitar los objetivos formulados como “conocer…” ya que es difícil evaluar un objetivo de estas características excepto recurriendo a que el estudiante diga (o repita) lo que ha aprendido. Pero esto evaluaría sólo una forma, no especialmente profunda, de aprendizaje. Si esperamos que los estudiantes utilicen los conocimientos que vayan adquiriendo, lo más recomendable es evaluar dicho conocimiento a través de tareas que muestren que lo han aplicado de alguna forma (por ejemplo, para discriminar, hacer juicios, planificar algo o resolver un determinado problema). La necesidad de que los objetivos representen combinaciones complejas de conocimientos, competencias y actitudes debe señalarse especialmente, ya que en nuestro medio existe actualmente la tendencia, quizá siguiendo a algunos Libros Blancos, de listar competencias abstractas sin referencia a las materias a las que interesa (por ejemplo, ”hablar en público” o “resolver problemas” sin determinar de qué tipo de problemas o en qué circunstancias y con qué objetivos tendrá que hacerlo (p.e., en el caso de hablar en público, a qué tipo de audiencias podría dirigirse o de la situación concreta que pudiera requerir esta competencia: explicar a colegas, a legos en la materia, a clientes o usuarios… y a las distintas especificaciones que con ello se introducirían). A veces, da la impresión de que estos objetivos se dirigen a estudiantes sin importar que un estudiante sea de Derecho, de Humanidades o de Ingeniería. Sin embargo, estas distintas especialidades aportan un apellido o sello específico a las competencias que tiene que desarrollar. Para que los objetivos funcionen como medios para motivar y orientar a los estudiantes, no sólo tienen que conocerlos a través de una lista que aparece en la Guía Docente, sino que es recomendable que, a lo largo del curso, se recuerden en relación con las tareas que se están realizando. Para que se conviertan en nuestros aliados, no sólo tenemos que haberlos elaborado y estar disponibles para los estudiantes, sino utilizarlos al ir trabajando el programa, de manera que ellos comprueben que nos los tomamos en serio y perciban la relación de las actividades que les proponemos con dichos objetivos. 37 Probablemente, además, si los conocen bien, encontrarán otras formas de demostrarnos que los han alcanzado y que muchas veces, el profesor puede adoptar como parte del sistema de evaluación. Referencias para identificar resultados de aprendizaje Además de las características de la propia titulación o materia, algunas referencias externas ayudan a definir los objetivos educativos. El esquema de acreditación de titulaciones lo exigirá y, por lo tanto, es importante referenciar cómo se han seleccionado las competencias. Algunas de estas referencias de interés general son las siguientes: Análisis del contexto (estudios de empleabilidad) Libros Blancos (en ocasiones es necesario “traducir” las competencias que proponen). Otras referencias externas: ¿qué hacen otras escuelas o facultades de reconocido prestigio? Asociaciones profesionales y otras organizaciones sociales relevantes Proyecto Tunning European Framework of Professional Qualifications Marco Español de Cualificaciones Profesionales La selección de objetivos dentro de una asignatura, materia o módulo deberá hacerse, por otra parte, dentro del contexto de los objetivos de la titulación que son los que delimitan el marco general en el que éstos se sitúan. Puede verse, en este sentido, el Documento de Apoyo para la Elaboración de Planes de Estudio. Priorización de objetivos Por estas razones, es recomendable, una vez identificados los objetivos que pudieran corresponder a una materia o asignatura, establecer una distinción entre aquellos que son: 1. Esenciales 2. Deseables 3. Especializados Los esenciales se consideran imprescindibles o el núcleo de la materia, mientras que los deseables no son tan centrales, aunque su conocimiento puede ser interesante o quizá aportar algunos elementos de interés para enfatizar ciertos perfiles profesionales. Este distinto carácter, como puede verse, queda reflejado en el peso o dedicación temporal que se da a cada categoría de objetivos (ver tabla siguiente). Los segundos, en todo caso, serán prescindibles en caso de que, ya sea en una primera vuelta o más adelante, se considere que debe reducirse la extensión del programa. Distribución de los objetivos Objetivos Esenciales 80% Deseables 15% 38 Especializados5% II.2. CONTENIDOS ¿Qué? Los contenidos muestran, desde el punto de vista de la disciplina, lo que los estudiantes deben aprender. Como hemos visto, las competencias se desarrollarán de la mano de los contenidos de una materia o módulo, que resultan más habituales en la programación que los profesores hemos llevado a cabo tradicionalmente. Quizá la única novedad en ese sentido es que estos contenidos están ahora al servicio de las actividades significativas de las que hemos hablado en el punto anterior, aunque, por supuesto, el conocimiento de ciertos contenidos sigue siendo imprescindible para asegurar una formación sólida. Y a la inversa, las competencias profesionales, especialmente las de rango superior no pueden desarrollarse si no es de la mano de sólids conocimientos de una disciplina, ya que exigen evaluar críticamente, discriminar, anticipar consecuandias a medio y largo plazo…No obstante, la exigencia de trabajar a fondo dichos contenidos requiere tiempo y, por lo tanto, se impone una revisión en profundidad de los mismos, que el profesor deberá llevar a cabo con el fin de seleccionar los que considera nucleares. Esto incomoda a algunos profesores, que piensan que al hacerlo se está limitando la formación universitaria. Para contrarrestar este argumento podría acudirse al hecho, muchas veces comprobado por los profesores, de que asegurarse que un contenido esté en el temario de una materia, o incluso explicarlo, no garantiza que el contenido se domine de verdad. De hecho, tampoco en la programación tradicional se cubrían todos los contenidos posibles de una materia y se introducían restricciones con criterios históricos, relacionados con procedimientos o instrumentación que requieren, etc. Por otra parte, la idea de identificar los conocimientos de los estudiantes con aquellos de los que éstos han oído hablar o incluso han leído, es, como muchos profesores han tenido ocasión de comprobar, pura ilusión. Una suposición adicional es que si los estudiantes aprenden realmente, en profundidad y con unos criterios estrictos, unos contenidos –que en cualquier caso son limitados- serán capaces de aplicar esos mismos criterios a lo que a lo largo de su vida tengan que aprender. Con ello, estamos introduciendo dos elementos actualmente imprescindibles de un aprendizaje de calidad: el aprendizaje autónomo a lo largo de la vida que asegure el reciclaje en los conocimientos disciplinares al que todos los profesionales se ven abocadosy la adquisición de criterios que deben presidir dicho aprendizaje continuo. En cualquier caso, en estos momentos, el énfasis recae en que el estudiante interactúe y aprenda en profundidad los contenidos, por lo que necesariamente será aconsejable en muchos casos una reducción de los mismos. El compromiso ante el que nos hallamos es el siguiente: que los estudiantes aprendan de verdad y a fondo lo esencial en una materia o, en otras palabras, reducir el contenido a lo esencial y asegurar la profundidad de lo aprendido. Casi podríamos decir que se requiere negociar la extensión de un programa frente a su profundidad y la solidez del aprendizaje. Por esta razón, resulta de fundamental importancia la selección de los contenidos realizada con el criterio de que resulten nucleares. Por supuesto, el profesor, como experto en una materia, es el único que puede determinar cuáles son dichos contenidos ensenciales en una disciplina y encontrar el 39 equilibrio que asegure un contenido suficiente y permita, al mismo tiempo, disponer del tiempo necesario para un aprendizaje profundo y de calidad. En este sentido, es interesante recordar que un programa excesivamente extenso impone una aproximación superficial al aprendizaje que ningún profesor desea. ¿Por qué? En este apartado domina la lógica de la disciplina. La razón subyacente es que el aprendizaje de las competencias es inseparable del aprendizaje de los contenidos disciplinares. ¿Cómo? En este apartado pueden incluirse los contenidos seleccionados, de forma similar al temario que tradicionalmente se ha incluido en los programas de las materias con las revisiones pertinentes. 40 III. ORGANIZACIÓN DE LA MATERIA Una vez identificados los objetivos de la materia, será necesario diseñar las actividades cuya realización permita a los estudiantes alcanzar los objetivos propuestos. De hecho, los objetivos constituyen la columna vertebral de todo el planteamiento docente y determinan, por una parte, las actividades de aprendizaje y, por otra, las actividades que se utilizarán para evaluar los logros de los estudiantes. La necesaria correspondencia entre objetivos y estas actividades es lo que Biggs (1999) llama alineamiento constructivo (ver Figura 1) y resulta crucial para la coherencia y el éxito de un programa educativo. Figura 1: Alineamiento constructivo (Biggs, 1999). ALINEAMIENTO DE OBJETIVOS, ACTIVIDADES Y EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE (BIGGS, 1999) ACTIVIDADES DE DESARROLLO Para generar las acciones buscadas Controladas por: Profesor Pares OBJETIVOS Acciones que los estudiantes deben alcanzar: 1.: Construir una teoría, hipotetizar, transferir a otros dominios, analizar a un nivel superior… TAREAS/CRITERIOS DE EVALUACIÓN ¿En qué medida las acciones se manifiestan en determinado contexto? 2.: Explicar, resolver, analizar, comparar… Estudiantes (-auto) Combinación idónea de las anteriores 3.: Elaborar, clasificar, enumerar… 4.: Repetir, parafrasear…(o muestras de niveles superiores no alcanzados) El nivel superior mostrado es la nota final ¿Qué? Se incluye aquí una explicación sobre la organización de la materia o módulo con información sobre cómo el profesor ha estructurado esta materia, conectando de forma lógica los resultados que se esperan con las actividades de aprendizaje que realizarán los estudiantes y con la forma como se evaluará su logro. Además, se proporciona información sobre el desarrollo temporal de la materia, lo que les permite organizar su tiempo. La justificación, en este caso, es interna y relaciona objetivos con actividades de aprendizaje y de evaluación. La organización incluye, por lo tanto, las actividades que se llevarán a cabo para alcanzar los objetivos, por una parte y también las actividades que se utilizarán para evaluar la adquisición de competencias y conocimientos propios de la materia por parte de los estudiantes. Una parte crucial de la organización es también el desarrollo temporal del trabajo. Todo ello debe permitir al estudiante organizar su trabajo para 41 alcanzar los resultados esperados dentro de los límites temporales de los que dispone. Este apartado debe mostrar que las actividades propuestas tanto para desarrollar las competencias y conocimientos como para evaluarlas están justificadas y dirigidas por los logros que se espera alcancen los estudiantes como resultado de su proceso de aprendizaje. Incluye por lo tanto, la siguiente información: Una justificación de las actividades (tanto de aprendizaje como de evaluación) que ayudarán a los estudiantes a alcanzar los resultados esperados. La secuencia en la que se realizarán estas actividades y su relación con el contenido de la materia, y Una propuesta razonable de distribución de tiempo por actividades. Incluye una estimación lo más precisa posible del tiempo que requerirá a los estudiantes, incluyendo las horas de trabajo presenciales con el profesor y las de trabajo independiente o con compañeros. No obstante, esta estimación deberá revisarse según lo indiquen los registros realizados por los propios estudiantes. Un listado de los recursos y materiales con los que trabajarán los estudiantes. ¿Por qué? Conocer la justificación de las actividades que se le proponen anima al estudiante a llevarlas a cabo con su mejor disposición. Estimula, pues, la motivación y el interés de los estudiantes. Complementariamente, justifica y da razones a las exigencias legítimas del profesor, y básicamente, qué es lo que los estudiantes deben saber y saber hacer de forma ineludible, cuáles son los criterios de evaluación. ¿Cómo? Una buena forma de presentar resumidamente y justificar la organización de una materia o módulo es la siguiente: Resultados esperados Contenidos Actividades aprendizaje (1) de Actividades evaluación (2) de (1) Actividades que los estudiantes realizarán para alcanzar los resultados esperados. (2) Actividades que se utilizarán para comprobar si se han alcanzado los objetivos. El énfasis aquí recae en la relación entre las columnas y por lo tanto, la correspondencia entre cada celda de una misma fila. Entre estas celdas de una fila existe una correspondencia lógica, aunque pudieran no tener una relación de uno a uno. En otras palabras, las actividades de aprendizaje se corresponden con un objetivo, aunque pueden utilizarse varias actividades para alcanzar un único objetivo. Y, a la inversa, una única actividad puede ayudar a alcanzar más de un objetivo, lo que es perfectamente comprensible si las actividades son complejas. Lo mismo sucede, por cierto, con las actividades de evaluación. 42 Ahora bien, esto significa que en la elaboración de la Tabla no vamos a incluir un listado de objetivos en la primera columna, el listado de todas las actividades de aprendizaje que se realizarán en la tercera y, finalmente, el de las actividades de evaluación. Por el contrario, como ya se ha indicado, es importante resaltar la relación entre las celdas de cada fila, ya que tanto contenidos como actividades se justifican por la relación con los objetivos o resultados que se espera alcanzar. No obstante lo anterior, quizá un profesor utilice recurrentemente una determinada actividad y, con el fin de no mencionarla repetitivamente en cada objetivo, alargando innecesariamente esta Tabla, prefiera mencionarla con carácter general en el apartado “Observaciones”. Así, podría incluir un comentario como el siguiente “En cada objetivo se organizará al menos una lección magistral”. Igualmente, la introducción a este apartado puede contener explicaciones de carácter general que se consideren necesarias para justificar las actividades. Cada una de estas columnas se desarrolla de forma más completa en otros apartados. Para saber más APRENDIZAJE SITUADO. EL APRENDIZAJE COMO UNA FUNCIÓN ADAPTATIVA (FUNCIONALIDAD DEL APRENDIZAJE) ENFOQUES DEL APRENDIZAJE 43 III.1. Actividades de aprendizaje de los estudiantes ¿Qué? Actividades que ayudarán a los estudiantes a alcanzar los resultados previstos. Se incluyen aquí, por lo tanto, también las actividades de evaluación continua cuyo principal objetivo es obtener y dar información, por la vía de la retroalimentación, sobre el progreso del aprendizaje. Puede extrañar que se incluyan en este apartado actividades de evaluación continua, pero, realmente, disponer de información sobre cómo uno va adquiriendo los objetivos propuestos (y sus posibles carencias, errores, etc.) es una de las condiciones más importantes para que el aprendizaje se produzca. Y esto a todas las edades y con todos los tipos de aprendizaje. De hecho, este concepto de evaluación, de naturaleza formativa y orientativa, es la piedra angular de la evaluación continua mucho más que las actividades repetidas de evaluación semejantes a los exámenes tradicionales con las que con demasiada frecuencia se identifica. Evaluación continua es incluir actividades de evaluación repetidas con el fin de que los estudiantes sepan dónde se encuentran en el proceso de aprendizaje y, mediante la retroalimentación detallada que debe acompañar a esta evaluación, conozcan también qué deben hacer para seguir aprendiendo de la mejor manera posible. Esta evaluación también proporciona al profesor información sobre las dificultades que sus estudiantes encuentran en su aprendizaje y, por lo tanto, le sugiere herramientas o formas de superarlas. Evaluación continua, por lo tanto, no es el uso repetido de los exámenes tradicionales a lo largo del curso. De hecho, si estos exámenes se realizan con la única finalidad de dar una nota, se puede estar amplificando el efecto amenazante de la evaluación tradicional y crear un clima poco propicio para el aprendizaje. Es importante entender correctamente el concepto de retroalimentación, que no se refiere sólo a dar una nota como resultado de una evaluación, sino, más bien, a detallar y justificar por qué la nota o, sin más, el resultado de una evaluación, es el que es: qué errores se han cometido, por qué son errores, qué conceptos o principios vulneran o utilizan mal. Es decir, no sólo si un resultado está bien o mal, sino, y sobre todo, por qué. Y lo mismo cuando se justifica la solución correcta: cuál es y por qué. Tampoco debe ser utilizada para que los estudiantes, una vez “superada” una parte de la materia, la olviden. Sólo si una materia tiene partes bien diferenciadas y no relacionadas entre sí es posible utilizar estas actividades para “liberar materia”. ¿Por qué? Proporcionar información que justifique las actividades que se proponen aporta razones para realizarlas y, sobre todo, para llevarlas a cabo con la mejor disposición. Es decir, estimula la motivación de los estudiantes. Al mismo tiempo, sirve de control al profesor sobre la justificación de las actividades que propone y, si recoge la retroalimentación de los estudiantes, le proporciona criterios adicionales para seleccionarlas o revisarlas, si fuera necesario. ¿Cómo? Una tabla como la siguiente puede ser adecuada: 44 Actividades de aprendizaje* Justificación ** Materiales necesarios Obligatorias Tiempo estimado de realización * Seleccionar de un menú de posibilidades: Aprendizaje basado en problemas, en proyectos, en casos, clases magistrales, seminarios y trabajo en pequeño grupo, trabajo cooperativo, evaluación de pares, realización de trabajos e informes, laboratorios, talleres de habilidades, tutoría de pares, actividades de evaluación formativa (retroalimentación tras la evaluación, auto-evaluación y evaluación de pares, técnicas de evaluación en clase…) ** Qué aprenderán los estudiantes y por qué. El objetivo de esta Tabla es una descripción más pormenorizada de las actividades de aprendizaje incluyendo su justificación (es decir, la relación entre objetivos y las actividades de aprendizaje que se utilizarán para alcanzarlo y que se ha esbozado en la Tabla III al ubicarlas en la misma fila) y otros detalles que puedan facilitar su realización. 45 III.2. Sistema de evaluación (actividades que se utilizarán para comprobar que los objetivos se han alcanzado) ¿Qué? La evaluación es decidir si un estudiante ha alcanzado o no los objetivos de aprendizaje que le propone una materia, un curso, etc. En el proceso de enseñanza, es igualmente importante una evaluación formativa, de la que se ha tratado en el apartado sobre actividades de aprendizaje porque proporcionar información sobre el proceso de aprendizaje, como un elemento sustancial del propio aprendizaje, es su función principal. En este apartado, se trata de explicar a través de qué procedimientos de evaluación se comprobará que los estudiantes han alcanzado los objetivos propuestos por la materia. Puesto que los resultados esperados de aprendizaje son múltiples y complejos, la evaluación tiene que ser múltiple y reflejar suficientemente las diferentes facetas que incluyen los objetivos o resultados. Esto significa que, previsiblemente, recurriremos para la evaluación a actividades complejas que reflejen las competencias que se pretende desarrollar y también a distintos métodos para evaluar diferentes facetas. Por esta razón hablamos de sistema de evaluación, ya que deberá incluir procedimientos diferentes y coordinados. En esta sección se explica la lógica de las actividades de evaluación propuestas, los criterios que se utilizarán y las fechas aproximadas en las que se llevarán a cabo. En algunos casos (p.e., similares a los exámenes parciales), estas fechas pueden haber sido fijadas con mayor precisión. Este apartado se centra en la evaluación sumativa, es decir, la evaluación que determinará si el estudiante pasa o no pasa y la nota que se le asigna. A lo largo del curso pueden tener lugar una serie de actividades de evaluación aunque, en términos generales, las actividades de evaluación más importantes e inclusivas, se llevarán a cabo al finalizar del curso. Con frecuencia, las evaluaciones previas han consistido en pasos para llegar a esta evaluación final, que incluye tareas más complejas y similares a las tareas reales. Todas las facetas del aprendizaje de los estudiantes que se consideran objetivos importantes deben estar reflejadas en el sistema de evaluación y contribuir de una forma u otra a la nota final. ¿Por qué? La evaluación tiene una función indicativa de primera magnitud. Generalmente, proporcionar a los estudiantes información sobre las tareas que se realizarán para comprobar su aprendizaje y los criterios que se utilizarán para calificarlas es fundamental para que entiendan con toda claridad los objetivos que se persiguen. Por esta razón el alineamiento entre objetivos y actividades de evaluación debe ser sin fisuras. El alineamiento, muchas veces perceptible a simple vista, entre objetivos de aprendizaje y actividades de evaluación muestra claramente a los estudiantes la lógica del trabajo que se les pide. Una discusión detallada de los criterios que se utilizarán en la evaluación resulta fundamental para asegurar la transparencia del sistema, así como su fiabilidad y objetividad (ambas, condiciones previas de la validez). Al mismo tiempo, estos criterios 46 suelen ser una parte importante de los objetivos de aprendizaje del estudiante y, por lo tanto, un objetivo en sí mismos. ¿Cómo? El siguiente esquema puede ser una buena forma de introducir las actividades de evaluación, cuya relación con los objetivos de la materia ya ha sido explicada en un apartado anterior. Fechas Actividades de evaluación* Criterios ** Otra información de interés*** RetroAlimentación **** * Seleccionar de una lista: Informes, presentaciones en público, evaluación de ejecuciones, evaluación de pares, pruebas tipo test, demostración de habilidades, actividades de laboratorio, auto-evaluación. **Por criterios entendemos tanto las facetas de una actividad que determinan su calidad (Ej.: al hablar en público, un tono de voz audible, un mensaje organizado y coherente) como los marcadores de nivel que hayamos definido previamente (qué consideramos una ejecución perfecta, una inaceptable y, posiblemente, otros marcadores intermedios). *** Peso en la calificación final, tipo de evaluación (p.e., ¿es un prerrequisito? ¿es obligatoria? ¿es para subir la nota?) ***** La retroalimentación sobre los resultados de la evaluación es prioritaria en una evaluación de calidad, ya que permite al estudiante aprender de la evaluación. Si es posible, indicar si, cuándo, cómo y qué información se proporcionará (diferente y además de de los resultados finales). Puede proporcionarla el propio profesor como los compañeros o pares del estudiante. La evaluación debe ser justa (igual para todos), objetiva (diferentes evaluadores llegarían a conclusiones similares), transparente (debe ser conocida con anterioridad) y válida (debe reflejar adecuadamente lo que pretende medir). Por lo tanto, todas estas cuestiones deben ser tenidas en cuenta y adecuadamente garantizadas por el evaluador. Finalmente, una información detallada de lo que el estudiante ha hecho bien en la evaluación y lo que no ha hecho tan bien y necesita mejorar (retroalimentación) es fundamental para asegurar un aprendizaje de calidad, por lo que en la última en la columna de la Tabla deberá indicarse cuándo y mediante qué procedimientos recibirán los estudiantes esta retroalimentación. Para saber más EVALUACIÓN Y ANSIEDAD La evaluación va a menudo asociada a reacciones de ansiedad en no pocos estudiantes y, de hecho, son estas reacciones las que no hacen aconsejable la repetición de exámenes al uso tradicional, ya que este estado de ánimo genera un clima que interfiere con el aprendizaje. Cosa diferente es la evaluación continua, a la que debemos esforzarnos por dar un sentido diferente, de diálogo y retroalimentación para sustentar y orientar el aprendizaje. 47 III.3. Calendario y organización temporal ¿Qué? Se trata, en este apartado, de describir el desarrollo de la materia a lo largo del tiempo del que dispone. Esta información permite al estudiante organizar su trabajo. No obstante, no conviene convertir las previsiones temporales en un corsé que impida un trabajo eficaz. En ese sentido, algunas actividades se asociarán a fechas fijas (p.e., actividades de laboratorio, algunas actividades de evaluación, entrega de ciertos trabajos, etc.) pero, en otros casos, serán sólo indicativas con el fin de seguir trabajando sobre una determinada cuestión si se observan carencias importantes en el aprendizaje de los estudiantes. En cualquier caso, la distinción entre ambas debe quedar totalmente clara para los estudiantes. ¿Por qué? Disponer de un calendario es interesante para que los estudiantes puedan organizar su trabajo y ser conscientes desde el principio de algunas fechas importantes. Además, este apartado introduce también una estimación más pormenorizada del tiempo que se espera que el estudiante dedique a la materia para superarla (por ejemplo, en una distribución semanal). Disponer de un calendario completo es también una eficaz ayuda para que los profesores puedan coordinar su trabajo y, con frecuencia, también para la organización de las infraestructuras necesarias para ciertas actividades docentes (laboratorios, aulas de informática, etc.). Es aconsejable que, salvo algunas fechas fijadas de antemano, el calendario deje cierta flexibilidad al profesor para ajustarse al progreso que observa en sus estudiantes. No obstante, disponer de hitos prefijados a lo largo del curso permite establecer un cierto orden y trabajar con un ritmo adecuado. ¿Cómo? La tabla siguiente puede ayudar a reflejar este calendario: Actividades Fechas Objetivos Actividades de Aproximadas de evaluación aprendizaje* Fechas obligatorias *Incluyendo tanto trabajo presencial como autónomo. Puede ser también útil proporcionar una idea general de cómo se espera que sea una semana típica de trabajo, aunque en ocasiones ésta puede variar en diferentes fases a lo largo del curso. Un esquema como el siguiente puede servir para esto: 48 Lunes Mañana Actividades(1): Tarde Duración: Martes Miércoles Jueves Viernes Tiempo de trabajo independiente TOTAL: Tiempo total requerido por la materia TOTAL: XX Tiempo requerido por otras materias: XX Tiempo TOTAL requerido: XX (max.40 hrs) 49 III. 4. Recursos: Bibliografía y materiales de apoyo y trabajo ¿Qué? Los recursos de que dispone un estudiante, aparte del profesor, son elementos muy importantes de su trabajo. De hecho, es posible aprender, como posiblemente hayamos experimentado de forma personal, contando únicamente con recursos de buena calidad. Por lo tanto, dedicar tiempo a la selección de recursos para el aprendizaje (tanto bibliografía como de otro tipo, preparados por el profesor o no, páginas Web, etc.) es una inversión rentable. Por otra parte, disponer de la retroalimentación de los estudiantes sobre la utilidad de los recursos que les proponemos es interesante para ir depurando nuestra selección. Pero además de incluir en su Guía un listado de estos recursos lo más seleccionado y ajustado posible, el profesor puede también mantenerse alerta a las sugerencias de sus propios estudiantes, quienes con frecuencia encuentran materiales de alto interés que pueden ser incluidos en versiones posteriores de la Guía. ¿Por qué? Los recursos son siempre un elemento muy importante del escenario de aprendizaje, y especialmente si se quiere enfatizar el aprendizaje autónomo de los estudiantes. Seleccionar una colección de materiales de calidad es, pues, una de las tareas que sólo un profesor puede llevar a cabo (aunque podrá mejorarla con ayuda de los estudiantes). ¿Cómo? Listado de materiales y recursos disponibles y útiles para aprender la materia. Es recomendable que la lista de referencias bibliográficas sea corta o bien dividida en materiales básicos y otros deseables para quien quiera saber más. Además, es interesante que sea una lista anotada, de manera que los estudiantes dispongan de información relevante sobre las publicaciones que se les proponen (si pertenece a un determinado enfoque o corriente teórica o doctrinal, si se trata de una revisión que permite una buena introducción a un tema, una revisión crítica, etc.). De hecho, estos comentarios pueden servir a los estudiantes para formar su criterio, que después podrán aplicar a la selección de materiales por ellos mismos. Los recursos pueden también incluir materiales elaborados por el propio profesor o un equipo docente para la realización de ciertas actividades (por ejemplo, descripción de problemas o proyectos que llevarán a cabo), una selección de materiales que el profesor ha seleccionado, así como páginas Web con recursos de interés. En los primeros cursos, deberán detallarse recursos que posteriormente pueden ser perfectamente conocidos, como bibliotecas, aulas de informática, fondos documentales, de la universidad o centro, etc. Es interesante concretar cuánto tiempo a la semana se espera que los estudiantes dediquen a leer y estudiar, buscar materiales adicionales en la red o biblioteca, etc. Ejemplos 50 IV. INTRODUCCIÓN A LOS EJEMPLOS DE GUÍAS Los ejemplos se han seleccionando tratando de proponer algunas buenas prácticas que son menos comunes entre nosotros, ya que entendemos que los ejemplos de nuestros colegas de otras universidades españolas son mejor conocidos y, en cualquier caso, directamente accesibles a través de la Web. El objetivo es ofrecer ilustraciones más alejadas de nuestras prácticas habituales con el fin de facilitar una perspectiva más amplia que facilite, si el profesor lo estima conveniente la innovación educativa. En cualquier caso, se trata de algunos ejemplos que deberán ser completados y ajustados a las circunstancias de cada profesor y materia. La utilidad de estos ejemplos es ilustrar cómo se ajustan los distintos elementos en distintas materias para conseguir objetivos muy diversos. En ningún caso se pretende que se utilicen para uniformar las propuestas de los profesores. Por el contrario, existen muchas formas diferentes de alinear los distintos elementos que permiten alcanzar los resultados específicos de cada materia de manera óptima. La razón de que hayamos seguido un formato similar es, más bien, facilitar la comparación entre distintos planteamientos, lo que a su vez permite comprobar cómo se han manejado para alcanzar diferentes objetivos (u objetivos de diferente alcance). No obstante, el sistema permite a los profesores introducir los datos para elaborar su docente si lo consideran oportuno.” V. REFERENCIAS -Biggs, J. (1999). Teaching for Quality Learning at University. Buckingham: UK. SRHE & Open University Press. (Trad. esp.: Calidad del aprendizaje universitario. Madrid. Narcea, 2005) -Marton, F & Säljö, R. (1997): “Approaches to learning”. The Experience of Learning. Marton, F.; Hounsell, D. & Entwistle, N. J. (Eds.): pp. 36-55- Edinburgh Scottish Academic Press. 2nd Edition -Prosser, M. Trigwell, K. (1999). Understanding Learning and Teaching: The experience in Higher Education. Buckingham: UK. SRHE & Open University Press. 51