TEMA 12 La época moderna de la Historia de la Iglesia, se inicia

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TEMA 12
La época moderna de la Historia de la Iglesia, se inicia con la reforma protestante y su separación
en la vida de la Iglesia. La Contrarreforma católica, cuya manifestación más señera fue el Concilio
de Trento, intenta contrarrestar dicha reforma con un impulso renovador de la Iglesia en sus labores,
misionera, pastoral y de disciplina en el interior de la Comunidad eclesial. En esta época moderna
se desarrollan diversos movimientos teológicos y espirituales.
INTRODUCCION
Comenzamos exponiendo aquellas premisas que son tanto para la reforma protestante como para
la reforma católica. Tras un repaso de la figura de Martín Lutero y de su obra, abordamos el cisma
producido en la iglesia y la difusión de la reforma protestante, primero en Alemania y luego en el
resto de Europa, con la casi excepción de España e Italia. La reforma de la Iglesia Católica, después
de vanos intentos de reforma, tendrá lugar a partir del concilio de Trento, donde reforma y
contrarreforma ( o lucha contra el protestantismo) se superponen. Terminamos nuestra exposición
con una relación de las órdenes religiosas que influyeron de manera especial en la reforma de la
Iglesia, así como el surgimiento de los más importantes movimientos teológicos y espirituales de la
Época Moderna.
ESQUEMA
A- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA EDAD MODERNA EN
LA IGLESIA
B- ACONTECIMIENTO FUNDAMENTAL:LA RUPTURA LUTERANA
(SUS PREMISAS O CAUSAS)
1. Las premisas de la reforma protestante.
C- MARTÍN LUTERO: SU PERSONALIDAD Y SU PROCESO DE
RUPTURA CON LA IGLESIA CATÓLICA.
1. Martín Lutero (1.483 – 1.546)
2. difusión de la reforma en Alemania.
D- LA REFORMA CATOLICA: CONCILIO DE TRENTO Y NUEVAS
ORDENES RELIGIOSAS.
1. Los comienzos de la reforma Católica.
2. Ordenes religiosas y reforma Católica.
3. El papado de la reforma.
4. El concilio de Trento.
E- LA CONTRA REFORMA CATOLICA, COMO ASPECTO
DIFERENCIADO DE LA REFORMA CATOLICA.
F- NACIMIENTO Y DESARROLLO DE CIERTOS MOVIMIENTOS
TEOLOGICOS ESPIRITUALES.
1. El jansenismo.
12.1
2. El galicanismo.
3. El quietismo.
4. El febronianismo.
DESARROLLO DEL TEMA
A- CARACTERÍSTICAS DE LA EDAD MODERNA EN LA HISTORIA
La dolorosa ruptura de la unidad en el occidente cristiano, consecuencia de la reforma
protestante, tiene su origen en el hecho de que la cúpula eclesiástica no comprendiese la necesidad y
la urgencia de una reforma de la Iglesia en su cabeza y en sus miembros. Fracasados los intentos de
reforma de las concilios de Constanza y Basilea, los papas dela segunda mitad del S.XV dejaron de
lado los proyectos de reforma.
Por lo que se refiere a la reforma de la Iglesia, la reforma católica, entendida como
renovación interior con sus consecuencias prácticas, y la contrarreforma, auto afirmación de la
iglesia frente al protestantismo, se superponen.
La época moderna de la historia de la iglesia se inicia con la reforma protestante y su separación
de la vida de la Iglesia.
B- ACONTECIMIENTO FUNDAMENTAL: LA RUPTURA
causas)
LUTERANA ( sus premisas o
1. Las premisas de la reforma protestante.
Alguna de las premisas de la reforma protestante fueron también de la reforma católica, como la
evidente necesitad de reformar la iglesia en la cabeza y en los miembros, tan insistentemente
invocado a partir del concilio de Constanza1. En el fracaso de la reforma en la cabeza de la Iglesia,
hay que ver la cusa principal tanto, de la reforma protestante como de la católica. El humanismo
había introducido en el papado el mecenazgo y el nepotismo2, los placeres sensuales y el gusto de la
guerra. Decadencia moral que desde el papado se extendía a la curia romana, a los obispos, titulares
de numeroso beneficios y ausentes con mucha frecuencia de su diócesis y, finalmente, al clero, en el
que destacaban su ignorancia, su afán de lucro, la avaricia y hasta la superstición.
1
Este concilio tuvo lugar como consecuencia del gran cisma de occidente por la división de la cristiandad en
tres papas: Gregorio XII, Benedicto XIII y Juan XXIII. Siendo este último quien convocó el concilio ecuménico. Como
consecuencia tanto el 1º como el 3º abdicaron, mientras que Benedicto fue depuesto y excomulgado ante su tenaz
negativa a abdicar.
2
Abuso de poder o reparto de cargos a favor de parientes o amigos.
12.2
Junto a estas premisas hay que colocar también la crisis de la teología escolástica que llegaba a
discutir sobre el sexo de los ángeles y omitía profundizar grabes problemas, como la justificación o
la presencia real de Jesús en la eucaristía.
En Alemania, particularmente, se añadían: el nacionalismo alemán, exasperado por las
gravamina o cargas impuestas por Roma; la oposición de los príncipes al centralismo de los
Habsburgo; la situación crítica de los caballeros, que habían perdido su función medieval de
protectores de los débiles, y la de los ciudadanos, oprimidos de todas formas por sus amos; aldeanos
y habitantes de la ciudades, que encontraban algo de alivio en la exagerada devoción de los santos
con prácticas que sabían frecuentemente a superstición.
C- MARTÍN LUTERO: SU PERSONALIDAD Y SU PROCESO DE RUPTURA CON LA
IGLESIA CATOLICA.
1. Martín Lutero (1.483 – 1.546)
Ciertamente que existía ya el polvorín, pero se necesitaba una fuerte
personalidad y un valor como el de Martín Lutero para encender la mecha. Su modo de iniciar y de
llevar a cabo la reforma fue muy personal. Ya Wiclef y Hus habían intentado introducirla en
Inglaterra y en Bohemia antes que él, pero si algo quedó de su obra, fue muy poco. Lutero, por el
contrario, fue un líder en el sentido pleno de la palabra, que arrastraba a las multitudes con su
palabra y sus escritos, logrando, con el apoyo de algunos de los más poderosos príncipes alemanes,
trastornar la cristiandad de su patria.
Nació en Sajonia, de una familia de discreta posición social, recibió una rígida educación de sus
padres. Tuvo una experiencia, aunque corta, con los hermanos de la vida común de Magdeburgo,
que seguían una forma muy subjetiva y personal de piedad, fundada principalmente en la
meditación de la Sagrada Escritura. Pasó después a la universidad donde estudió artes liberales y
derecho. Un hecho marcó su vida. Sorprendido por un furioso temporal, un rayo lo arrojó al suelo y,
por miedo a morir, hizo voto a Santa Ana de hacerse monje si le libraba de aquel peligro. Poco
después, y a pesar de la oposición paterna entró en los agustinos reformados y fue consagrado
sacerdote. Continuando con sus estudios obtuvo posteriormente, primero la licenciatura en Sagrada
Escritura y después el doctorado en teología, siendo nombrado inmediatamente profesor de Sagrada
Escritura.
Desde las primeras lecciones se capta el núcleo de lo que va a ser su futuro pensamiento. Así en
sus lecciones sobre la Carta a los Romanos
( 1.515 – 1.516) sostuvo repetidamente la justicia pasiva de Dios, no como una justicia que juzga y
castiga, sino como una justicia mediante la cual Dios nos hace justos y que Él nos otorga
gratuitamente. Justicia por la cual el hombre vive de fe3.
Frente al descubrimiento de la salvación como don de Dios, estaba, el modo de hablar sobre las
obras meritorias utilizado por los predicadores de indulgencias, subrayando su aspecto exterior.
Ciertamente, en aquel tiempo, era un modo de conseguir dinero, para la construcción del nuevo
edificio de San Pedro, así como, para aumentar el porcentaje que percibían tanto el que predicaba
las indulgencias, como el que recogía el dinero.
Pero este modo de actuar no estaba en consonancia con la doctrina católica sobre las indulgencias4,
y menos aún con aquel matiz de la fe que salva, donde Lutero había encontrado finalmente la paz.
3
Rom 1,17
12.3
Entonces resumió su pensamiento sobre las indulgencias en las famosas 95 tesis, que envió para su
conocimiento al comisario papal para las indulgencias y al obispo de su diócesis. Su finalidad era
evitar las exageraciones de los predicadores, pero al no recibir respuesta, habló de ello a algunos
amigos, que a sus espaldas las imprimieron y las difundieron. Generalmente se le atribuye a la
difusión de las 95 tesis el principio de la reforma protestante.
A petición del comisario papal para las indulgencias, interesado también económicamente, se le
abrió en Roma un proceso como sospechoso de herejía. No obstante obtuvo ser escuchado en
Alemania, donde en la dieta de Augusta, intentó persuadir al enviado papal, de la ortodoxia de sus
afirmaciones. Pero el encuentro no se tradujo en nada concreto y Lutero huyó temiendo su
apresamiento y apeló a un papa mejor informado y, posteriormente, a un concilio, que consideraba
superior a éste.
Entretanto, se divulgaron ampliamente las 95 tesis sobre las indulgencias, que exceptuando
algunas muy concretas, se podían interpretar como ortodoxas o al menos discutidas entre los
teólogos de su tiempo, pero que despertaron emociones y deseos de cambio en toda Alemania.
Excepción lo era la negación de un tesoro de la Iglesia, entendido como el conjunto de los méritos
de Cristo y de los santos, la afirmación de que las indulgencias sólo podían cancelar eventuales
penas conminadas por la Iglesia y no las que había que pagar en el más allá.
Lutero, en una disputa en Leipzig con el teólogo Juan Mayer de Eck, había afirmado además
que la Iglesia no tiene necesidad de ninguna cabeza terrena, porque su cabeza auténtica es Cristo.
De tal manera, que la Iglesia se apoya en la piedra constituida por la fe en Cristo y no en Pedro y
sus sucesores. La consecuencia fue una amenaza de excomunión “bula Exsurge Domine (1.520)”5,
que condenaba cuarenta y una proposiciones sacadas de los escritos de Lutero, invitándole a
retractarse en el espacio de sesenta días. Aquel mismo año compuso él tres escritos programáticos,
en los que su pensamiento teológico y las reformas deseadas resplandecen con mayor claridad aún:
El primero 6 dirigido a los grupos dominantes y a la clase media, pequeña nobleza y caballeros
invitándoles a derribar los tres muros que la curia romana había alzado para su defensa,
reivindicando la libre interpretación de la Sagrada Escritura, afirmando la independencia del poder
secular respecto al espiritual y convocando un concilio libre sin intervención de los legados papales.
Para ello debían prestar, su ayuda los príncipes. Por lo que se refiere a las reformas, se pedía la
abolición del celibato eclesiástico, de muchos días festivos y de las reservas de los beneficios.
El segundo7 escrito afrontaba la cuestión de los sacramentos. Lutero sólo aceptaba el bautismo y
la eucaristía, y con reservas de confesión. Niega la transubstanciación, considerándola opinión de
los teólogos, y el carácter sacrificial de la misa, a la vez que reivindica para los laicos la comunión
bajo las dos especies.
El tercer8 escrito, compuesto después de la bula, quiere convencer al papa de su ortodoxia u
exalta la libertad del hombre interior, justificado por la fe y unido íntimamente a Cristo. Las obras
buenas, afirma él, no son necesarias para la justificación sino que son efecto suyo.
4
Denz 550-552, papa Clemente VI, de la bula “Unigenitus Dei Filius” (1.343)
5
Papa León X. Denz 741 – 781.
A la nobleza cristiana de la nación alemana sobre la mejora de la situación cristiana, redactado en alemán y
dirigido a los grupos dominantes y a la clase media, pequeña nobleza y caballeros.
7
De captivitate babilónica ecclesiae praeludium ( sobre la actividad babilónica de la Iglesia), compuesto en
latín.
8
Sobre la libertad del cristiano, compuesto en alemán.
6
12.4
Mientras los estudiantes universitarios favorables a la reforma quemaron los libros de derecho
canónico y algunos escritos antiluteranos. Por su parte Lutero arrojo al fuego la bula que lo
amenazaba de excomunión, manifestando así públicamente su ruptura con la Iglesia.
La respuesta de Roma no se hizo esperar mucho, León X excomulgó a Lutero9. Carlos V, por
su parte lo quiso escuchar temiendo una división religiosa del imperio por lo que convocó a la dieta
de Worms. Lutero defendió calurosamente su doctrina y rechazó cualquier retractación, por lo que
el emperador le desterró de todos los territorios imperiales. El principe de Sajonia, lo protegió
llevándolo a su castillo. Es aquí, donde escribirá su comentario al “Magnificat” y traducirá al
alemán el Nuevo Testamento.
2. Difusión de la reforma en Alemania.
Fallecido León X, le sucede Adriano VI (1.521), quien ve truncado su
propósito de emprender la reforma de la Iglesia, dado su breve pontificado (trece meses). Su nuevo
sucesor, Clemente VII, estará más preocupado de las alianzas políticas y militares que de los
problemas religiosos, favoreciendo de esta manera la expansión de la reforma protestante.
La reforma, pues, cada vez va conquistando más seguidores sociales y políticos. Primero hubo,
en nombre del evangelio, una rebelión de caballeros, y luego la guerra de los campesinos. Sus
objetivos eran, entre otros, la libre elección de párrocos y la abolición de la servidumbre de la gleba.
Lutero tras algunas vacilaciones iniciales terminó declarándose en contra de los campesinos.
Entre tanto, la tercera dieta de Nuremberg (1.524) remitió la ejecución del Edicto de Worms10
(1.122) a los Estados. La dieta de Spíra (1.526) estableció que en las cuestiones religiosas cada uno
se comportase hasta el futuro concilio como creyera que debía responder delante de Dios y de su
majestad imperial. Sin embargo en la segunda dieta de Spíra (1.529), Carlos V, abolió aquella
disposición, que anticipaba en cierto sentido la Iglesia del Estado. Los Estados que se habían
adherido ya a la reforma protestaron contra esta decisión, y de ahí les viene a los seguidores de
Lutero el nombre de “ protestantes”.
Un primer intento de aclaración y de encuentro tuvo lugar en la dieta de Augusta (1.530), donde
los protestantes, dirigidos por Felipe Melanchton presentaron la llamada Confesión de Augusta, en
la cual, en los puntos dogmáticos, se podía ver un intento de acercamiento e, incluso, de armonía
con la teología católica. Mientras que se consideraba como un abuso: la negación a dar la comunión
bajo las dos especies, la prohibición del matrimonio a los sacerdotes y la imposición del ayuno.
Augusta representó ciertamente el mayor intento de unión por parte de los protestantes. Sin
embargo, tanto la postura de los teólogos católicos11como la de Lutero12 al que le parecían
demasiadas concesiones, llevaron a que finalizara la dieta de Augusta renovando el edicto de
Worms.
9
Bula Decet romanum pontificem (1.521)
Entre el papa Calixto II y el emperador Enrique V, donde se puso fin a la lucha de las investiduras,
jurisdicción temporal y jurisdicción espiritual.
11
Los teólogos católicos, guiados por Eck y por Cocleo, respondieroncon la confesión de fe Refutación
romana.
12
Melanchton tuvo que ampliar y retocar sus propuestas (1.540) volviendo a formulas más rígidas de fe y
menos ambiguas Confesión de Augusta modificada.
10
12.5
Ante la posibilidad eminente de la guerra entre católicos y protestantes y en vista de que el
concilio a convocar por el nuevo pontífice Pablo III era continuamente diferido, Carlos V
emprendió de nuevo el camino de los coloquios, llegando a acercamientos por las concesiones de
ambas partes. Pero fueron lutero y la curia romana los que rechazaron tanto el acuerdo sobre la
justificación13 como las concesiones hechas (pocas para Lutero y demasiadas para la curia),
terminando así el último intento de discusión común. Uniéndose los príncipes luteranos en la liga
Esmalcada (Smalkalda) y los católicos en la liga de Nuremberg.
Europa estaba y debía permanecer desunida tanto en el campo político como en el religioso.
Quedaba aún la guerra como instrumento para imponer el catolicismo. En 1.555, en Augusta,
Fernando, el hermano de Carlos V, estipulaba con los protestantes una paz, en la que se fijaron
algunos puntos fundamentales para el futuro religioso de Alemania. Católicos y luteranos gozarían
de iguales derechos; los príncipes tendrían libertad de elegir confesión religiosa, mientras que a los
súbditos no les quedaría otra opción que el destierro. Sólo en las ciudades libres cada uno podía
seguir su religión.
Zwinglio, será uno de los primeros difusores de la reforma, quien escribirá la obra “Comentario
sobre la verdadera y la falsa religión”.
D- LA REFORMA CATÓLICA: CONCILIO DE TRENTO Y NUEVAS ORDENES
RELIGIOSAS.
1. Los comienzos de la reforma católica.
En lo que concierne a la reforma católica, se habla también de
Prerreforma. Piénsese en la reforma de órdenes religiosas antiguas, camaldulenses, capuchinos,
carmelitas; en las nuevas congregaciones, cuyas características permitían una acción pastoral de
vida activa, teatinos, escolapios, jesuitas; en la acción estrictamente pastoral de algunos obispos
reformadores en sus diócesis; los movimientos laicales como el Oratorio del divino amor o las
Compañías de San Jerónimo; e incluso la labor de algunos de algunos pontífices como Alejandro VI
que ordenó preparar una bula de reforma, que sin embargo quedó en letra muerta a Julio II que
había convocado el concilio Laterano V.
Este concilio, que había comenzado con la intervención del general de los agustinos, en la que
había invitado a reformar a los hombres por medio de las cosas sagradas, no las cosas sagradas por
los hombres, promulgó diversos decretos de reforma, como los referentes al nombramiento de los
obispos, a la institución religiosa especialmente de los adolescentes, a la censura de los libros, a la
predicación, a los montes de piedad; pero todo se quedó en letra muerta por la escasa energía de los
que tenían que hacerlos cumplir y por la gran oposición de los que debían cumplirlos.
Con ocasión del concilio, dos camaldulenses14, presentaron un memorial sobre la reforma de la
Iglesia en la que denunciaban la ignorancia del clero, la difundida superstición, la decadencia de la
curia romana y los litigios entre las diversas órdenes religiosas. Se postulaba luego un control más
riguroso de los candidatos al sacerdocio, la difusión de la Biblia en lengua vulgar, la convocatoria
frecuente de los sínodos diocesanos y provinciales, la visita apostólica a la diócesis, la celebración
de la liturgia en lengua vulgar para hacerla comprensible al pueblo.
13
Esfuerzo del cardenal Gaspar Contarini (Dieta de Ratisbona), quien en base a la teoría propugnada por Gropper de
una doble justificación, una imputada (protestantes) y otra inherente (católicos), consiguió su aceptación por los
representantes protestantes (Melanchton) y católicos (Eck)
14
Tomás Giustiniani y Vicente Quirini.
12.6
2. Órdenes religiosas y reforma católica.
También en este caso, como en otros momentos críticos de la vida de la
Iglesia, serán las nuevas congregaciones religiosas y la reforma de las órdenes antiguas las que
constituyan las tropas de asalto, por así decir, de la reforma de la Iglesia.
La primera de las nuevas fundaciones fue la de los teatinos. Fueron características suyas el
abandono de un hábito particular; un riguroso voto de pobreza, que rechazaba no sólo la propiedad
sino también cualquier forma de entradas fijas e incluso la mendicidad; los superiores elegibles cada
año y reelegibles no más de un trienio; la función determinante del capítulo; la renuncia a la
recitación coral del breviario, pudiendo ser sustituido incluso, en caso de emergencia, con algunos
padrenuestros, avemarías y gloria; la ausencia de reglas rígidas y fijas. Todo ello para permitir una
acción pastoral de vida activa, impregnada de caridad y consagrada al servicio del clero y del
pueblo. Cuidando de los niños, de las viudas, de los huérfanos; cuidando de los heridos en las
batallas y de los enfermos de peste; servicio de los más pobres entre los pobres, tales eran los
objetivos de los teatinos, relacionados con el Oratorio del divino amor, del que nacieron.
Muchas fueron las nuevas congregaciones estructuradas más o menos al estilo de los teatinos.
Recordemos la compañía de los siervos de los pobres; los barnabitas o clérigos regulares de San
Pablo; los ministros de los enfermos o camilos; los clérigos de las escuelas pías, llamados también
escolapios, instituto de San José de Calasanz que abrió la primera escuela elemental gratuita e
impuso a sus miembros un cuarto voto, además de los tres tradicionales, a saber, el de dedicarse a la
educación de los jóvenes; los oratorios de San Felipe Neri, que abrieron nuevos caminos pastorales,
enlazando la catequesis bíblica con la música y la representación dramática, de donde se origino el
oratorio como forma artística.
En lo que se refiere a la reforma de las antiguas órdenes religiosas podemos recordar la de los
camaldulense, que quiso establecer el eremitismo de su fundador, san Romualdo; el disputado
nacimiento de la observancia franciscana de los capuchinos, una de las ordenes más fecundas en los
siglos siguientes, la reforma de los carmelitas por obra de santa Teresa de Ávila y de san Juan de la
Cruz.
Lo más importante de las nuevas congregaciones fue sin discusión, la Compañía de Jesús. El
vasco Ignacio de Loyola, herido durante el asedio de Pamplona, con la lectura de libros espirituales
durante su forzoso período de reposo se convertirá al Señor, y compondrá el famoso libro de los
Ejercicios espirituales. Decidido a entregarse a Dios, en Paris, emitirá los primeros votos con
algunos compañeros. La orientación era aún incierta; debería decidirse después de una
peregrinación a Tierra Santa. Pero la ocasión no se presentará jamás. Mientras, se preparaban a
recibir el sacerdocio nacerá la idea de construir una orden religiosa para combatir a los herejes y
difundir la fe.
Características particulares de la Compañía, serán: el abandono del habito especial, del Oficio
coral, de la penitencia en el monasterio, en lo que se diferenciarán de los teatinos, pero también la
elección del superior general de por vida; en el nombramiento de los superiores por el general, y no
por el capítulo; el cuarto voto de obediencia al papa, y ello en un momento de crisis del papado; la
obediencia como un cadáver, pero unida a una responsabilidad personal y al empleo de los dotes
individuales, una extraordinaria actividad que les llevó lejos y en todas las direcciones geográficas y
espirituales, así como la superación de la separación entre ciencia y vida.
12.7
Surgieron además, por los siglos XVII y XVIII, numerosas órdenes y congregaciones religiosas,
como lazaristas, trapenses, pasionistas, y los hermanos de las escuelas cristianas. La institución y la
asistencia constituían sobre todo el objeto de la actividad de estas nuevas instituciones. Se trata de
una suplencia del estado, que a lo sumo, instituía las casas de trabajo forzado para los mendicantes
o algún lazareto para aislar a los apestados. El mismo cuidado, o mejor, custodia de los dementes
estaba confiado a los religiosos.
No faltaron santos en este período, como Vicente de Paúl, fundador de los sacerdotes de la
misión y, con Luisa de Marsillac, de las hermanas Vicentinas, o como Francisco de Sales.
3. El papado de la reforma
Se puede afirmar que sólo con la elevación al trono de Pablo III (1.534)
El papado decidió iniciar una verdadera reforma de la iglesia. Este retraso fue también una de las
razones que favorecieron la expansión de la reforma protestante. El primer paso fue nombrar una
serie de cardenales promotores de la reforma. Luego, algunos de ellos, formó una comisión de
estudio para la reforma.
De ahí salió en 1.537 el “Proyecto para reformar la Iglesia”, unas pocas páginas, en las que se
enumeraban los principales abusos, tales como el cúmulo de beneficios, la falta de residencia de los
obispos y párrocos, la ligereza de las órdenes sacerdotales y, para la ciudad de Roma, la presencia
de un gran número de prostitutas.
Al principio se quedó también en letra muerta, pero constituyó una especie de puente en el
Concilio de Trento. Tampoco corrió mejor suerte el programa sobre la reforma de la Dataria,
órgano clave de la curia romana. El principal mérito de Pablo III fue convocar para 1.542 el
concilio. Pero aquel mismo año restableció la inquisición romana, el Santo Oficio, hecho que indica
ya el entrelazamiento entre reforma y contrarreforma.
La contrarreforma católica cuya manifestación más señera fue el Concilio de Trento intenta
contrarrestar dicha reforma con un impulso renovador de la Iglesia en sus labores misionera,
pastoral y de disciplina en el interior de la comunidad eclesial.
3. El concilio de Trento (1.545 – 1.563) 15
El punto de convergencia entre la reforma católica y la
contrarreforma fue ciertamente el concilio de Trento. Pedido ya por Carlos V en Worms y también
por Lutero, era en cambio temido por el papa y por la curia romana, que temían el retorno de las
ideas conciliaristas, de los predecesores concilios de Constanza y Basilea, así como la injerencia
imperial. El concilio dará comienzo el 13 de diciembre de 1.545 en Trento, bajo dominio imperial.
La participación fue al principio muy escasa: poco más de una veintena de obispos, además de
algunos abades y de algunos superiores generales de órdenes religiosas, casi todos italianos y
españoles. Enseguida surgieron algunas disensiones entre los legados pontificios y el emperador, y
entre los legados y los obispos. El emperador quería que se tratase en primer lugar de la reforma de
15
Denz 782 – 1.000
12.8
la Iglesia, para cortar en cierto modo la hierba bajo los pies a los protestantes, mientras que a los
legados pontificios parecía urgirles más aclara aquellos puntos doctrinales que habían sido una de
las causas de que surgiera el protestantismo. Se llegó a un feliz compromiso, al tratar
simultáneamente ambos aspectos, tema por tema, lo que tuvo consecuencias beneficiosas para el
concilio: un nexo entre teoría y praxis. Hubo otras disensiones entre los legados pontificios y
obispos. Estos últimos, sobre todo los españoles, querían que se les reconociese el derecho divino
de su oficio y se lamentaron con frecuencia de ser tratados como lacayos.
Hay que observar también que los participantes no votaron ya por naciones, sino personalmente
lo que favoreció una neta preponderancia de los obispos italianos, frecuentemente sólo titulares de
diócesis y más fácilmente alineados con la conducta de los legados. Sin embargo no se puede hablar
de un concilio sin libertad o de un Concilio dirigido.
Desde el punto de vista cronológico el concilio se desarrolló en tres etapas16. En la segunda fase
estuvieron presente también los protestantes, pero pusieron condiciones inaceptables, como la
anulación de todas las deliberaciones precedentes, la declaración de la superioridad del concilio
sobre el papa y la no presencia de los legados papados, por lo cual se alejaron enseguida de Trento.
En cuanto a las decisiones dogmáticas tomadas en los tres períodos, para el primero hay que
señalar la fijación de los libros canónicos de la Escritura (73 libros: 46 libros el A.T. y 27 el
N.T.)17, la afirmación de las dos fuentes de la revelación Escritura y Tradición18, en oposición a la
sola Escritura luterana; el carácter inherente, y no sólo imputado, de la justificación19, abandonando
la teoría de la doble justificación pero afirmando a la vez que la verdadera fe era la que llevaba al
amor de Dios y del prójimo.
En el campo disciplinar se subrayó el deber de los obispos y de los párrocos de residir y de
predicar; se estableció que en los capítulos catedrales y en los monasterios hubiese sacerdotes para
la explicación de la Sagrada Escritura; se prohibió acumular beneficios y se tuvo el valor de abolir
las encomiendas, sobre las que se discutió también.
En el segundo período se detuvieron sobre todo en la doctrina de los sacramentos, dando
carácter oficial al número septenario20, reiterando el carácter sacrificial de la misa y canonizando el
modo de presencia de Jesús en la eucaristía a través de la transubstanciación21.
Más importancia revistió el tercer período, en el que se volvió sobre cuestiones ya tratadas como
el carácter sacrificial de la misa22; la obligación de la residencia, que muchos obispos querían
definir como de derecho divino, mientras que los legados veían en ello una limitación del poder
papal y un impedimento para destinar obispos a cargos especiales23; la reforma de celebración del
matrimonio24; el decreto Tametsi, que prohibía los matrimonios clandestinos25; la celebración anual
del sínodo diocesano y la trienal para el sínodo provincial (aunque se vio enseguida que estos plazos
eran irrealizables) y la visita pastoral.
16
Primera etapa: 1.545-1.549, convocado por Pablo III, con un traslado a Bolonia (1.547) por temor a la peste.
Segunda etapa: 1.551 – 1.552, ordenada por Julio III, e interrumpida por miedo a la cercanía de las tropas de la liga
protestante. Tercera etapa: 1.562-1.563, dispuesta por Pío IV.
17
Denz 784
18
Denz 783
19
Denz 811-843
20
Denz 844
21
Denz 876-877
22
Denz 940
23
Denz 960
24
Denz 969-970
25
Denz 990-992
12.9
Surgieron además nuevas deliberaciones. Las más importantes fueron : la institución de los
seminarios para la formación del clero, sobre todo para los aspirantes pobres o intelectualmente
dotados, y la prohibición del cáliz a los laicos, porque detrás se vislumbraba una formulación mal
entendida del sacerdocio común de los fieles. Fue de suma importancia la mentalidad
Desarrollada por el concilio, según la cual la cura de almas era lo principal. Esta mentalidad
condujo a que no se debía otorgar el primer puesto al disfrute del beneficio, sino al cumplimiento
del deber pastoral.
En 1.563 concluyó el concilio de Trento y en 1.564 se constituyó una congregación especial
para llevar a la práctica las decisiones del concilio.
E- LA CONTRARREFORMA CATOLICA, COMO ASPECTO DIFERENCIADO DE LA
REFORMA CATOLICA.
Si Pablo III fue el papa iniciador de la reforma, Pablo IV fue el papa prototipo de la
contrarreforma. Ya en 1.542 había sugerido que se restableciera la inquisición romana, bajo cuyo
juicio hubieron de pasar hombres al margen de toda sospecha. Se negó terminantemente a convocar
de nuevo el concilio, porque consideraba que debían bastar el papa y la curia romana para controlar
a los sospechosos y condenar a los herejes. A él se debe la redacción del primer índice oficial de
libros prohibidos, índice que tuvo tal extensión que hacía ineficaz la medida, por lo que sus
sucesores lo redujeron enseguida.
Pero la contrarreforma estaba ya en curso, entreverada con la reforma, y prosiguió sobre todo
durante el siglo XVII con el apoyo general de los Estados católicos. Las disposiciones
contrarreformistas más importantes se tomaron durante y después de la celebración del concilio
tridentino. Entre ellas se ha de reservar el primer puesto a la institución de las nunciaturas estatales,
en las que el nuncio había de estimular al soberano a la lucha contra el protestantismo, a mantener
la ortodoxia de su estado y a cuidar de la aplicación de los decretos tridentinos. No era una tarea
fácil, si en algunos casos se podía tropezar con un Luis XIV decidido a extirpar la herejía incluso
por la fuerza, también había un Enrique IV dispuesto a la tolerancia. Para el soberano prevalecían
los motivos políticos sobre todo y siempre pretende disfrutar de especiales privilegios incluso en la
esfera religiosa.
Otro instrumento fue la institución, sobre todo por Gregorio XIII, de visitadores apostólicos
para las diversas diócesis. Gregorio XIII dio el ejemplo, enviándolos primero a las diócesis del
Estado pontificio y luego a los demás estados italianos. Pero tropezó con la resistencia y oposición
tanto de los obispos como de los soberanos. También entraba en el plan general la visita de ad
limina, consistente en un acto de homenaje al papa y en la representación de la relación sobre la
situación de la diócesis. Sin embargo, casi siempre se realizó por medio de terceros y las relaciones
fueron enviadas con intervalos de hasta diez o quince años, sin contar con que frecuentemente el
contenido, reproducía casi al pie de la letra la precedente, y que no siempre los obispos tuvieron el
valor de exponer la verdadera imagen de la diócesis.
Más incidencia en la estructura de la diócesis tendrá la visita pastoral, durante la cual casi
siempre el obispo era llamado personalmente a controlar y a suprimir los abusos. La contrarreforma
influyó también en el arte, que debía reproducir la verdad evangélica y el triunfo de la Iglesia.
También el cariz de controversia de la teología frente a los protestantes fue signo de una
contrarreforma teológica que sirvió para aclarar las verdades cristianas combatidas por los
protestantes, impidió su desarrollo armónico. Hay que tener en presente la imposición de la liturgia
12.10
romana, salvo casos de probada antigüedad (rito ambrosiano y mozárabe). Una liturgia, la romana;
una Biblia en la edición Sixtina clementina, y un único derecho canónico deberían iniciar un nuevo
centralismo papal sobre bases religiosas y espirituales.
Los papas de este período tomaron además diversas medidas, bien de índole reformista bien
contrarreformista. Adoptaron medidas para reorganizar, y en cierto modo también modernizar,
algunas estructuras de la Iglesia y de la curia romana. Comenzando por la reforma del calendario,
realizada por Gregorio XIII para armonizar el calendario formal con el real, hasta la edición
clementina de la Biblia, preparada apresuradamente por Sixto V en persona, pero que hubo de ser
revisada por Clemente VIII, si bien algunos padres del concilio habían manifestado la idea de
realizar varias traducciones oficiales en lengua vulgar e, incluso, la reordenación de las
congregaciones romanas, establecidas como permanentes y la del colegio cardenalicio, fijado en
setenta miembros.
En esta época moderna se desarrollan diversos movimientos teológicos y espirituales.
F- NACIMIENTO Y DESARROLLO DE CIERTOS MOVIMIENTOS TEOLOGICOS Y
ESPIRITUALES
1. El jansenismo.
Entre todos los movimientos teológicos y espirituales de la edad
moderna, el más importante y el más difundido fue sin discusión el jansenismo. Inicialmente se
sitúa en el ámbito de las controversias sobre la gracia, proseguidas incluso después del concilio de
Trento con el propósito de conciliar la eficacia de la gracia divina con la libertad del cristianismo.
También se había creado comisión expresa, que no había logrado dar una respuesta definitiva, por
lo que Pablo V decidió que los dos partidos, molinistas y agustinianos, no discutiesen más entre sí,
imponiendo silencio y reconociendo implícitamente la legitimidad de ambas escuelas.
Sustancialmente se trató de una reacción contra el relajamiento y la tibieza que se había
introducido en el mundo cristiano. En realidad, algunos achacaban gran parte de la culpa a los
molinistas, que subrayaban demasiado la libertad humana. Entre ellos se contó Cornelio Jansenio,
que había recogido algunas tesis de Bayo26, acercándolas al pensamiento de San Agustín, y que
plasmó en su obra titulada Agustinius. Su pensamiento se caracterizaba sobre todo por la eficacia de
la gracia y el absoluto albedrío divino en concederla o negarla, por un fuerte rigorismo moral, por la
oposición a la atrición27 incluso en el sacramento de la confesión, por la concepción de que la
ignorancia invencible no excusaba de pecado, por la afirmación de que la comunión debía
considerarse como un premio y no como una ayuda para el obrar el bien por la desvalorización del
matrimonio y por la necesidad de penitencia extraordinaria.
El jansenismo lo hicieron suyo un grupo de sacerdotes franceses. La abadía de Port Royal se
convirtió muy pronto en el centro del jansenismo, por lo que al final Luis XIV ordenó destruirla,
creyendo que había dado por terminada una corriente de espiritualidad que dividía al clero francés.
La congregación del Índice había incluido la obra de Jansenio (Agustinius) y el papa Inocencio
X condena cinco proposiciones sacadas de la misma28. Un sacerdote francés, Antonio Arnaud (
hermano de la abadesa de Port Royal), ideó entonces la distinción entre cuestión de derecho y
cuestión de hecho, en virtud de la cual, por derecho, la Iglesia era infalible cuando condenaba una
26
Tesis condenada por San Pío V en la bula Ex ómnibus afflictioctionibus (1.567), Denz 1.001-1.080.
Dolor de haber ofendido a Dios.
28
Denz 1.092-1.096.
27
12.11
proposición como herética, pero no podía pretender interpretar aquella proposición fuera del
contexto.
Condenado nuevamente el jansenismo por Alejandro VII29 a instancias de Luis XIV, varios
obispos franceses pensaron que bastaba el llamado silencio obsequioso, es decir, se aceptaría la
condena con algún acto exterior, pero en el interior se seguirían creyendo justas las ideas
condenadas. Tanto la distinción entre cuestión de derecho, como el silencio obsequioso volverían a
usarse luego, y no sólo por los jansenistas.
Clemente IX intentará restablecer la paz religiosa en Francia, pero condenará las tesis del
silencio obsequioso30 y las nuevas ideas jansenistas que se habían difundido31. Con la muerte de
Pascal el principal polemista del jansenismo la condena de las principales jansenistas, y la
proclamación por parte de Luis XIV de la bula condenatoria de Clemente IX como ley de Estado, el
jansenismo perdió muchos de sus seguidores.
Sin embargo, la mentalidad jansenista se mantuvo durante mucho tiempo y se difundió también
en otros países. Se trataba de una mentalidad adaptada no tanto a la masa cuanto a pequeños
círculos que deseaban también una reforma de la Iglesia, sobre todo en el culto y en la liturgia, y
que no creían en una iglesia Santa y pecadora en sus miembros.
2. El galicanismo
El galicanismo, aunque se manifestó en la segunda mitad del siglo XVII, hunde sus raíces
épocas muy remotas. Tendencia a una Iglesia nacional, intromisión del poder político en la esfera
eclesiástica son manifestaciones que se ven ya en la lucha entre Bonifacio VIII y Felipe el
Hermoso, en el papado aviñonés, en las ideas conciliaristas introducidas en la pragmática sanción
de Bourges, en el concordato que concedía al rey privilegios relativos a algunos nombramientos
episcopales y en la negativa en un primer tiempo a publicar los decretos tridentinos.
Será en el encuentro con el absolutismo de Luis IX donde encontrará nuevos motivos para
reafirmarse y adoptar actitudes concretas, explotando las reacciones jansenistas contra las condenas
romanas, la diferencia religiosa favorecida por el rigorismo, los progresos del escepticismo y la
actitud nacionalista del clero.
En el podemos observar dos elementos: uno dogmático, a saber, la idea conciliar y otro políticoeclesiástico, que se expresaba en la independencia de la Iglesia francesa frente a Roma y en la
defensa de los derechos particulares. En este clima fue donde maduró la proclamación, hacha en
una asamblea del clero convocada por Luis IX, de los cuatro artículos de la Iglesia galicana. En
ellos se afirmaba:
1. Que Pedro y sus sucesores no han recibido poder alguno sobre los reyes en asuntos
temporales.
2. Que el papa posee plenos poderes, pero el concilio es superior al papa.
3. Que la autoridad papal está limitada por los cánones de la Iglesia universal y por los usos
de la Iglesia Galicana.
4. Que las decisiones papales, incluso en materia de fe, sólo son irreformables después de
haber recibido el consentimiento de la Iglesia.
29
Denz 1.098
Bula Vineam Domini Sabaoth (1.705). Denz 1350
31
Bula Unigenitus (1.713) contra los herrores de Quesnel. Denz 1.351-1.451
30
12.12
En realidad el conflicto había comenzado entre Alejandro VII y Luis IX, tanto a propósito de la
extensión territorial de la inmunidad diplomática de Roma como de las pretensiones de Luis IX de
gozar de las regalías espirituales ( facultad de nombrar a los titulares de beneficios) y las temporales
(incautarse de las entradas de las diócesis bacantes). Lo que valía para algunas diócesis del norte, el
rey pretendía extenderlo a toda Francia.
El choque continuó con Inocencio XI, quien abolió todas las franquicias de barrio de la
embajada francesa en Roma. Luis XIV reaccionó violentamente. Ordenó ocupar las posesiones
papales de Aviñón y del condado enasino, mandó encarcelar al nuncio y apeló a un concilio.
Luego hubo una serie de concesiones y de resistencias entre Luis XIV y los sucesores de
Inocencio XI. El rey restituyó los territorios ocupados, Alejandro VIII32 promulgó una bula que
declaraba nulos los cuatro artículos sin condenarlos explícitamente; Luis XIV se comprometió a que
no se enseñasen en los seminarios y en las universidades, compromiso que no siempre los reyes
cumplieron; hubo acuerdos de compromiso tanto para las regalías como para la libertad del barrio.
No obstante el espíritu de la Iglesia galicana continuó durante mucho tiempo entre el clero francés.
3. El quietismo.
Un sacerdote español, Miguel molinos, se había impuesto enseguida
como director de conciencia, incluso por carta, y había publicado una Guía espiritual, síntesis de su
pensamiento, para un público más amplio. En ella subrayaba el dolo absoluto de Dios sobre el
hombre y la importancia decisiva de la gracia. La consecuencia de esta afinación debería ser la
supresión de todas nuestras actividades, incluso espirituales, salvo en caso de una segura inspiración
divina.
Lo que Molinos recomendaba era la oración de quietud, el abandono en Dios hasta el
paroxismo. Esto podía agradarle también al papa Inocencio XI en un mundo entusiasta de los
valores terrenales. Pero ante el arresto de Molinos y la condena a cadena perpetua por la
inquisición, declarará que se había equivocado33.
El quietismo, como el jansenismo, representó más un estado de ánimo que una verdadera
doctrina. Un conjunto de vago misticismo con riesgos de anarquía, una devaluación de la actividad
espiritual. Se afirmaba que el ascetismo era hijo del miedo, mientras que lo que importaba era el
acto de fe pura para llegar posiblemente al éxtasis. Este estado de ánimo esta ya presente en parte de
los estoicos, en el budismo, en el islamismo, en los beguinos de la Edad Media y en los alumbrados
españoles del Siglo XVI. En Francia el quietismo prendió sobre todo en los ambientes de la nobleza
femenina.
4. El febronianismo.
Nicolás von Hontheim, publicó bajo el seudónimo de Febronio, el
“Libro singular sobre el estado de la Iglesia o sobre la legítima potestad del sumo pontífice, escrito
para reunir a los que disienten en la religión”. Su propósito era, por así decir, replantear el alcance
de la autoridad papal frente al episcopado. Con ello pretendía facilitar la reunificación a los
protestantes y ortodoxos.
32
33
Bula Inter. Multíplices (1.690). Denz 1.322-1.326
Denz 1.2221-1.288
12.13
Las ideas expuestas en sus escritos fueron las siguientes: la autoridad suprema de la Iglesia
reside en el concilio y en el colegio episcopal. El papa sólo tiene preeminencia honorífica y de
dirección para hacer respetar las divisiones del colegio episcopal. Todos los restantes poderes son
resultado de una larga serie de usurpaciones, por lo que han de ser restituidos a los obispos, estando
llamado el poder político a colaborara este fin a través de un uso más amplio del placet y del
execuatur, así como de la convocatoria de concilios nacionales. Detrás de esta concepción estaban
el modelo de la Iglesia primitiva y el de la edad constantiniana.
La obra fue incluida enseguida en el índice de los libros prohibidos34,
Pero algún tiempo después las ideas de Febronio tuvieron en Alemania dos aplicaciones prácticas.
La primera ocurrió cuando los príncipes electores catalogaron la gravamina de sus territorios,
lamentándose de que Roma no respetase las normas del concordato y solicitando que se les
eximiese de cargas y abusos. La segunda cuando, después de la elección de una nunciatura en
Munich, los príncipes electores eclesiásticos, a saber los obispos de Maguncia, Tráveris y Colonia,
se reunieron en señal de protesta a fin de redactar una declaración de guerra a los nuncios. Entre
otras cosas, se insistía con energía en la independencia episcopal y en la autoridad de los
metropolitanos.
Debido a la oposición de muchos obispos, que preferían la autoridad lejana de Roma, incluso
representada por los nuncios, a la cercana de los metropolitanos, y ante la inminencia de la
revolución francesa, aquella declaración se quedó en mero acto de desafío a Roma.
34
Pío VI (1.786). Denz 1.500.
12.14
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