1. ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN POLÍTICA? 1.1. Presentación

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1. ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN POLÍTICA?
*
1.1. Presentación
Cuando se piensa en el término de constitución, se remite inmediatamente a la forma
de algo, lo que conforma a una persona, a un objeto, o a un concepto. Cuando alguien
dice “esa persona es de constitución delgada”, se está refiriendo a que la forma de su
cuerpo, su contextura, y por tanto el espacio que ocupa es delgado. Entrar a
conceptuar el problema de la constitución política, también implica de cierta forma una
definición parecida.
La definición clásica de la constitución política, la que se enseña en las aulas de clase y
la que se refiere a los libros de texto, nos indica que es ante todo, una ley. Pero esta
ley tiene dos características fundamentales, y es que dicha ley por un lado se
encuentra por encima de cualquier otra ley, y por el otro, fundamenta el origen de las
demás leyes. Estos elementos permiten dar una definición descriptiva y clásica a la vez
del concepto: una constitución política es una ley fundamental que es jerárquicamente
superior a cualquier otra ley en un sistema jurídico.
Esta definición implica ir desglosando un poco los términos para entender que es lo que
se quiere significar. El presente capítulo tiene por objetivo fundamental, comprender la
noción y las implicaciones del concepto de constitución que tiene como fundamento,
por una parte, del orden jurídico, y por otra, del orden político de una sociedad.
Para llevar a cabo este objetivo, este capítulo se desarrollará en cuatro partes: en la
primera, se darán algunas definiciones básicas sobre algunos conceptos
fundamentales, para construir un lenguaje común que permita entender las
explicaciones que se desarrollarán a lo largo del capítulo. En la segunda, se estudiará
la relación entre la política y el derecho, como base fundamental para comprender el
espacio de estudio de la constitución. En la tercera, se trabajará en profundidad el
concepto mismo de constitución política, sus definiciones y sus clasificaciones.
Finalmente en la cuarta parte se hará referencia al constitucionalismo, y se revisarán
los elementos fundamentales que permiten entender la constitución más allá de su
fenómeno jurídico.
1.2. La relación entre política y derecho. Algunas definiciones importantes para el
estudio de la constitución.
Para entender un poco mejor lo que significa el estudio de la constitución, es necesario
empezar por una serie de definiciones básicas, que permiten comprender los diferentes
temas que surgirán en el transcurso de este recorrido. Las definiciones que se dan son
simplemente indicativas, y permiten comprender a grandes rasgos algunos conceptos y
significados que se desarrollarán en el libro. A medida que se avance, se irán
complejizando más.
Este apartado no pretende ser un glosario de términos. Los glosarios tienen la
limitación de definir fuera del contexto. Es por esto que se busca construir conceptos en
contexto, que faciliten el estudio de la constitución.
1.2.1. Las normas, las leyes y el derecho: buscando diferencias entre hermanos
gemelos
Las normas son reglas de juego que nos permiten vivir en sociedad. Una norma es un
enunciado general que busca ante todo limitar los comportamientos de las personas
entre sí.
Esta definición general es muy útil porque permite observar que toda sociedad se
encuentra constituida en buena parte por normas. Cuando una persona se sienta en
una mesa y no apoya los codos, se está aplicando sobre ella una norma de etiqueta.
Cuando una persona saluda al llegar a una reunión se aplica una norma de
convivencia.
Las normas se pueden clasificar en normas morales, culturales y jurídicas. Se habla de
normas morales cuando la regulación es interna, es decir, cuando la norma se
encuentra dada por la conciencia de la persona que le indica qué está bien y qué está
mal. Las normas culturales son aquellas que derivan de una regulación externa a las
personas, ya que se forma en los intercambios sociales que se acumulan con el
tiempo. Finalmente, las normas jurídicas son aquellas que se constituyen a través de
aparatos especializados de creación normativa, que se encuentran en los diferentes
niveles de un Estado.
La diferencia sin embargo no es tan sencilla como aparentemente podría parecer.
Muchas normas que son morales, son a su vez culturales y jurídicas. Por ejemplo, el no
robar: moralmente, a una persona le puede parecer que está mal robar, y por tanto
limita su conducta no robando; al mismo tiempo en su comunidad reprocharán y
ejercerán presión sobre una persona que sea encontrada realizando esta conducta,
porque culturalmente también está visto el no robar como una regla básica; finalmente,
la comunidad llamará a la policía, que independientemente de las posibles
justificaciones, arrestará al ladrón y lo pondrá bajo la custodia del aparato de justicia, el
cual a través de procedimientos establecidos le aplicará la norma del código penal que
indica que no se debe robar.
Ahora bien, puede ocurrir también lo contrario, es decir que se puede dar el caso de
normas que no coinciden en lo moral, lo cultural o lo jurídico. Por ejemplo, en el mismo
caso que se explicó, un ladrón puede encontrar como justificatoria su conducta si de
esto se deriva el no dejar morir a su familia de hambre, por lo cual el acto de robar no
sería malo. Sin embargo, ni la sociedad ni la ley aceptarían esa explicación como
válida.
Otro ejemplo se refiere a las normas que surgen en las sociedades ya sea de manera
informal (por la práctica constante), o de manera semi-informal (prácticas que se
aceptan como válidas en un contexto específico, así no se encuentren escritas). Por
ejemplo, es recurrente en la sociedad colombiana la aceptación de ciertas “prácticas”
que no son ni moral ni jurídicamente aceptadas, pero que no tienen una reprobación
social. Es el caso de los sobornos a los policías de tránsito: moralmente es aceptado
que no es correcto sobornar, jurídicamente constituye un delito, pero muchas personas
a través de prácticas informales que se realizan en la cotidianidad, buscan evitar el
pago de una multa a través del soborno. Y en general, esto no es mal visto por el resto
de la sociedad.
Otro ejemplo interesante es el que ocurre con las organizaciones delictivas. Existen
una serie de códigos aceptados por todos, los cuales se respetan incluso hasta la
muerte. A pesar de saberse cometiendo una serie de delitos, o de saber de la
realización de los mismos, estas organizaciones no consideran aceptable la
cooperación con las autoridades, por lo cual la “ley del silencio” se aplica a todos sus
miembros. En ese contexto específico, la norma moral, la cultural y la jurídica se
encuentran separadas entre sí.
¿Cómo se puede en todo caso diferenciar la norma moral, de la norma cultural y la
norma jurídica? La diferencia fundamental radica en el lugar, el medio, y el sujeto que
aplica la sanción cuando una norma es violada.
En el caso de las normas morales, la sanción se presenta en el fuero interno de la
persona: es lo que llamamos comúnmente sentimiento de culpa. Este fuero interno es
importante, por que es lo que permite diferenciar acciones buenas de acciones malas.
Puede parecer un poco metafísico, pero uno de los elementos centrales para
determinar si una persona tiene capacidad mental plena es saber si diferencia el bien
del mal.
En el caso de las normas culturales, la sanción se presenta socialmente. Esto se da
con prácticas de repudio, exclusión o rechazo a la persona que comete una práctica
que viola una norma.
Por ejemplo, una vez terminada la segunda guerra mundial, a muchas mujeres que
mantuvieron relaciones sentimentales con miembros de los ejércitos alemanes en los
países ocupados las expulsaron de sus comunidades, o las obligaron a realizar
prácticas humillantes para resarcir el daño hecho (por ejemplo, las rapaban y les
ponían letreros en las que las tildaban de traidoras, y luego las amarraban o las
paseaban por todo el pueblo). En muchos casos incluso se puede llegar a la violencia
física y a la muerte. Es el caso de los linchamientos públicos que ocurren con cierta
frecuencia en países como Perú, Bolivia o México, en donde la comunidad entera
decide sancionar por sí misma un acto delictivo sin esperar el ejercicio de la justicia
estatal.
Las normas jurídicas por el contrario, aplican en su sanción la violencia, pero de una
forma organizada, sistemática y a través de un procedimiento que es realizado a
instancias del Estado. Esto se refleja en la naturaleza de los procedimientos jurídicos:
por ejemplo, una persona es arrestada, conducida ante una autoridad, en dónde se le
formulan los cargos, se le permite su defensa, se muestran las pruebas de parte y
parte, se llega a una decisión y se aplica si es el caso una sanción que se encuentra
previamente estipulada, lo que se conoce en el lenguaje jurídico como la pena, la cual
es a su vez administrada en el transcurso de su ejecución.
Pero tal vez uno de los rasgos más importantes de la norma jurídica es su carácter
positivo: la norma jurídica se encuentra plasmada de forma escrita, pública y es
promulgada siguiendo rigurosos procedimientos.
Ésta última regla tiene una excepción: los países que tienen un derecho
consuetudinario en vez de un derecho positivo. El derecho consuetudinario es aquel
que se encuentra dado por la costumbre, es decir, por prácticas aceptadas como
constitutivas del ordenamiento jurídico de un país. Pero su naturaleza diferente no debe
engañar sobre su carácter: a través de los fallos de los jueces, de documentos
históricos, de recopilaciones y otras formas, el sistema consuetudinario es también un
sistema positivo, que va más allá de las costumbres sociales o culturales de una
comunidad.
Ahora bien ¿Qué se puede entender entonces como derecho? El derecho puede
definirse desde dos interpretaciones: una epistemológica, y otra en su sentido
propiamente jurídico. En el sentido epistemológico, el derecho es aquella rama del
conocimiento que se dedica a estudiar la forma y organización de las normas jurídicas
de una sociedad o de un Estado, y que busca como fin la creación de normas jurídicas
más justas y adecuadas con la realidad. En su sentido propiamente jurídico, -cuando
nos referimos al derecho inglés, al derecho norteamericano o al derecho colombiano-,
se hace referencia al conjunto de normas que componen un sistema jurídico
determinado.
Hay un elemento adicional que se debe tener en cuenta: no toda norma jurídica es
necesariamente una ley. Las leyes son, en estricto sentido, aquellas que son
promulgadas a través de un procedimiento especial por parte de un cuerpo legislativo,
que en el caso colombiano es el congreso de la república. Junto con las leyes, existen
una gran cantidad de normas jurídicas, que complementan y desarrollan lo que ha
quedado escrito en las mismas, pero que no son leyes. Es el caso de los códigos, los
decretos, los decretos con fuerza de ley, los actos administrativos, las ordenanzas
departamentales, los acuerdos municipales, entre otros.
Toda norma, independientemente de su naturaleza, está planteada en términos del
deber ser. Esto quiere decir que las normas evitan un comportamiento inadecuado
antes de que ocurra. Si una persona sabe que no debe fumar en un recinto cerrado,
por ejemplo, evitará hacerlo para no ser sancionado, independientemente del nivel de
la sanción: sea moral porque se siente mal al hacerlo, sea cultural porque la gente
reprochará su acción, sea jurídica porque un policía la multe.
Sin embargo, es en la norma jurídica donde es expresado de manera clara el paso del
deber ser al ser, es decir, de lo que se debe o no debe permitirse hacia lo que ocurre
en caso de que la conducta de una persona no actúe de acuerdo al parámetro legal.
Analicemos el siguiente apartado del código penal colombiano:
“ARTÍCULO 103 - Homicidio - El que matare a otro, incurrirá en prisión de trece (13) a
veinticinco (25) años”.
Cuando se refiere a la expresión “El que matare a otro”, hace referencia al elemento de
la posibilidad, de lo que no ha ocurrido. En esa medida es un deber ser, en este caso
negativo, lo cual se refrenda en la segunda parte del artículo, “incurrirá en prisión de
trece (13) a veinticinco (25) años”. Es decir que si no se sigue la conducta establecida
por el “no matar”, se procede a una sanción específica que castigue la violación de la
ley.
La manera por medio de la cual se pasa de la norma a la sanción, en el caso de las
normas jurídicas, es a través de los fallos de los juzgados, los tribunales y las coretes.
Los jueces y magistrados son los funcionarios que interpretan y aplican la ley. Por tanto
sus fallos, si bien no son en estricto sentido normas, hacen parte del componente
jurídico de las mismas.
El conjunto articulado de las leyes y demás normas jurídicas, las cortes, los fallos y las
sentencias, es lo que se conoce como un sistema jurídico. Y el armazón, el esqueleto
de dicho sistema jurídico, es la constitución política.
Pero el aspecto jurídico viene acompañado de un aspecto político. Esta es la segunda
parte de nuestras definiciones preliminares.
1.2.2. El espacio de la política: la construcción social, los consensos, el conflicto.
Definir la política no es fácil, pero percibimos de cierta manera el espacio de la misma.
Cuando observamos en un noticiero las discusiones de los políticos, las declaraciones
del presidente, los escándalos, el problema del conflicto armado y las relaciones del
país con otros países sabemos que ese conjunto de hechos derivan del espacio de la
política, cosa que no ocurre con los resultados del campeonato de fútbol, las
coronación de la señorita Colombia o el último trabajo del artista de moda. Sin
embargo, ¿En ocasiones no suenan a política, así sea de forma tangencial estos
temas?
No todo es político, pero la política es una parte constitutiva de los seres humanos.
Desde los griegos, el elemento político ha sido un diferenciador de la humanidad frente
a otros seres vivientes. El hombres es un animal político, y eso implica que el
conocimiento de la política es de interés de todos los seres humanos.
Eso no quiere decir que a todo el mundo le guste la política, ni que todos se dedican a
ella. Pero cuando escuchamos a alguien decir que la señorita Chocó no quedó de reina
de Colombia porque los organizadores del concurso son racistas, se está entrando, aún
sin quererlo, en el espacio de la política.
¿Qué es la política? Uno de los elementos más interesantes del estudio de la política
es que no posee una sola dimensión desde la cual se le puede definir. Sin embargo,
existen una serie de elementos que le son comunes a todo el espectro de la política,
por lo que antes de aproximar una definición, delimitaremos estos aspectos.
Un primer aspecto que es común al espectro político es que ya sea en niveles macro o
en niveles micro, la política se mueve siempre en el espacio que existe entre la
negociación y el conflicto. En la política, cada uno de los actores participantes busca
situarse mejor que los demás para lograr mejores beneficios. Sin embargo, cuando al
negociar no se logran puntos de consenso en los cuales cada uno de los actores que
participa queda satisfecho, aparece el conflicto, en el cual la posición de fuerza es la
que se impone a la hora decidir ganadores y perdedores.
La política en ese sentido, no es muy diferente de otros espacios de nuestra vida
cotidiana: es una constante adaptación y evolución que se realiza sobre situaciones
cambiantes. Aquellos que no logran adaptarse, tienden a desaparecer del espectro de
la política.
Si el consenso, es decir, la negociación constante; y el conflicto, es decir la lucha
constante; son los dos elementos principales que constituyen a la política, se puede dar
un primer intento de definición: La política es el arte de atar a otros.
Sin embargo, no es suficiente pensar el problema de la política solamente desde la
definición anterior. Es necesario definirla como expresión constante de la conducta
humana, y por ende, desde dos niveles de conceptualización: A nivel micro, la política
se refiere precisamente a la conformación y negociación de individuos y de grupos que
se organizan en torno a objetivos y metas. A nivel macro, la política no es más que el
reparto terminante de valores que se da al interior de una sociedad específica.
El nivel micro y el nivel macro de la política no funcionan por separado. Existe una
cadena que permite transmitir desde lo micro hacia lo macro y viceversa, por lo que en
el proceso de construcción de la política existe una constante retroalimentación de lo
que ocurre en los dos niveles. Esta cadena de retroalimentación es el poder.
¿Qué es el poder? Hay tantas definiciones de poder como autores que lo trabajan. Sin
embargo, hay que optar por una definición que tenga dos características
fundamentales: que permita observarlo de forma empírica; y que en dicha observación
se puedan trazar relaciones humanas.
Un autor norteamericano llamado Robert Dahl, dio una definición de poder que a pesar
de su simplicidad permite entender este concepto en torno a las relaciones humanas.
De acuerdo a Dahl, el poder es ante todo una relación de sujetos que alteran
conductas. Supongamos que existe un sujeto A y un sujeto B. A siempre tiende a
realizar la conducta x. Sin embargo, cuando A y B interactúan, y B ejerce poder sobre
A; entonces A no hace x, hace y. Es decir, existe poder cuando A realiza una conducta
por influjo de B que de otra manera no realizaría.
¿Confuso? Esto se puede explicar con un ejemplo escogido al azar. Carlos no soporta
las comedias románticas. Luego cuando Carlos va al cine solo, no entra nunca a ver
una película de este tipo. Siempre preferirá los dramas, las películas de aventuras o las
de terror. Sin embargo, Carlos tiene una novia que se llama Andrea. Y Andrea va a cine
con el único fin de ver las mejores comedias románticas que hay en cartelera. Cuando
Andrea y Carlos van a cine, Carlos sabe que para no entrar en conflicto con su novia,
para complacerla, o simplemente para ahorrarse la decisión sobre que ver, va a ver
una comedia romántica. En pocas palabras, Andrea ejerce poder sobre Carlos.
Cuando en una relación de poder se juegan negociaciones, la constitución de
organizaciones cuyo fin es obtener capacidad en el reparto terminante de valores; o
cuando precisamente se definen estos repartos, entonces hablamos que el poder, -el
cual es inmanente a toda relación humana-, es político.
El conjunto articulado de relaciones de poder político, que incluyen los actores, las
negociaciones, los conflictos y los valores que juegan en dicha articulación; y la
constante retroalimentación entre actores que determinan estructuras con sus
conductas y estructuras que limitan dichas conductas a un marco especial, es lo que se
denomina Sistema político. Los sistemas políticos varían de acuerdo a cada país, e
incluso a cada región y ciudad. Cuando se realiza una buena descripción del sistema
político de una ciudad o un país, se puede explicar mejor como funciona la política en
ese sitio.
Junto al sistema, aparecen un grupo de instituciones y reglas que determinan el
comportamiento de los actores al interior del sistema. Este conjunto especial de
estructuras que determinan conducta es lo que se conoce como el régimen político.
Cuando se habla del régimen, se está hablando del componente institucional-legal de
lo político.
Sin embargo, es necesario un marco que, siendo parte, está más allá del sistema y del
régimen, y permitiendo así su verdadera delimitación. Esa es la función de la
constitución: enmarcar y delimitar el espacio de las relaciones de poder, y determinar el
marco general del reparto terminante de valores en una sociedad. Para comprender
esto como funciona, es necesario entonces analizar la relación entre la política y el
derecho, como espacio de desarrollo de la constitución.
1.2.3. Los puentes entre la política y el derecho
Una vez explicados los conceptos básicos que atañen al estudio de la constitución, se
pasará a explicar cual es la relación que existe entre el mundo de la política y el mundo
del derecho. En el núcleo de dicha relación se encuentra la constitución, por lo que es
de vital importancia comprender los espacios sobre los cuales se mueven las cartas
constitucionales.
En primer lugar, el derecho se puede entender desde una dimensión política como un
instrumento que permite definir de forma terminante los valores en una sociedad. Si
comparamos por ejemplo nuestra legislación con la legislación de un país musulmán
que se defina como islámico, encontraremos que hay elementos que determinan la
naturaleza cultural de cada uno de los países y que se encuentran inscritas en el
derecho.
En Colombia por ejemplo, el adulterio no es un delito, es decir, no es una norma de
carácter jurídico. En el caso de algunos países musulmanes como Nigeria, no sólo es
un delito sino que a demás es castigado con la muerte. Esto se encuentra definido de
forma general en las constituciones y de forma específica en los códigos penales de
cada país. Por tanto, el reparto de valores se define de forma diferente en cada país.
En segundo lugar, si el derecho es un instrumento que permite definir valores en una
sociedad, su construcción lejos de ser neutral implica una transacción de tipo político.
El derecho no se construye de forma neutral, sino que implica en todo caso que los
grupos políticos, sean bancadas en el congreso, partidos políticos o grupos de presión,
entren a negociar y a transar constantemente para lograr definir que se regula y que
no, que se define a nivel jurídico como correcto y que no.
En tercer lugar, el derecho permite un marco de ejecución de la política que no se
explicó en el numeral anterior para poder comprenderlo en su relación intrínseca con lo
jurídico: las políticas públicas. La política como se entendió en el numeral anterior tiene
una dimensión adicional, que es la de ejecutar recursos públicos para el beneficio
común. Pero como estos recursos públicos son escasos, la administración de dichos
recursos implica que hay que definir de la mejor forma posible su utilización. Por
ejemplo, si existen recursos para construir un hospital en una ciudad, pero la ciudad de
hecho requiere dos hospitales, serán los que administran los que decidan en qué punto
de la ciudad la construcción de uno sólo de los hospitales tendrá mayor efecto. Por
tanto, las políticas públicas son el conjunto de acciones que se emprenden para
administrar de mejor forma los recursos públicos, delimitar el espacio de actuación de
actores en una sociedad, y definir cursos de acción que se constituyan en beneficio de
la sociedad en general.
Al igual que las reglas de un juego de mesa indican el espacio dentro del cual un
jugador puede realizar sus acciones y estrategias, el derecho determina cual es el
marco dentro del cual las políticas públicas se pueden realizar. Por tanto, las políticas
públicas son otro campo intermedio de relación entre la política y el derecho, desde
donde se dan dichas interacciones.
La política y el derecho se encuentran en un constante espacio de retroalimentación. El
derecho proclama las reglas del juego político, pero es al interior del juego político en
donde surge buena parte del derecho. Esta doble relación es la que en últimas se
observa en el estudio de la constitución política. Por eso es que su estudio debe ir más
allá de las definiciones jurídicas o de sus aspectos políticos, para lograr interactuar
entre sí.
Para desarrollar este punto, veremos dos elementos que se encuentran ligados entre
sí. En una primera parte, se analizará el concepto de constitución, mostrando sus
diferentes dinámicas, clasificaciones y contextos que permiten su estudio. En la
segunda parte se analizará el constitucionalismo como rama de estudio intermedia
entre la política y el derecho y como forma de pensamiento político que se ha
desarrollado de forma paralela a la historia de la constitución.
1.3 El concepto de constitución.
A lo largo de este capítulo se ha realizado una aproximación a la definición de
constitución de forma general. En este numeral se va a abordar de lleno el tema de la
constitución política, sus ámbitos de definición y sus diferentes formas de clasificar los
textos constitucionales.
1.3.1. Algunas definiciones sobre el concepto de constitución.
Definir que es una constitución de acuerdo a lo que han dicho los diferentes autores, es
una misión imposible: existen tantas definiciones de constitución como autores que han
trabajado el tema. Sin embargo, existen una serie de autores que por su importancia en
el pensamiento jurídico deben ser mencionados para analizar el concepto de
constitución.
Para algunos autores, la constitución es la expresión de una ley natural superior, que
es plasmada gracias a la razón por parte de los hombres que se organizan en
comunidad. En otras palabras, la constitución no es más que la expresión de una ley
superior que es constitutiva de la naturaleza humana.
Para estos autores, que se agrupan en lo que se conoce como la escuela del derecho
natural, la existencia de la constitución es una premisa básica sin la que una sociedad
no se puede organizar como tal. En la constitución se plasman los contenidos básicos
de los derechos humanos y se limitan los poderes, que son las premisas básicas del
derecho natural. Una constitución que no respeta estos derechos y que no limita el
poder, es simplemente una constitución falsa para estos autores.
Sin embargo, en muchos casos la interpretación de la limitación del poder y de los
derechos humanos varía radicalmente de una constitución a otra. Incluso, en muchos
países los derechos son limitados al máximo, o el poder se concentra en una sola
figura. Es por esto que en muchos casos, la definición dada desde el derecho natural
tiene sus limitaciones.
Para otros autores, una constitución es ante todo la norma suprema jerárquicamente
superior de todo ordenamiento jurídico, o en otras palabras, es la norma de normas.
Esta definición determina que dentro del conjunto de las normas que hacen parte de un
Estado, la constitución está por encima de todas las demás. Los autores que defienden
esta idea se encuentran agrupados en otra escuela del derecho que se conoce como la
escuela del derecho positivo. Para estos autores, la existencia del derecho real creado
por los hombres es el que cuenta a la hora de analizar un sistema jurídico. De hecho,
para el positivismo jurídico el problema de la voluntad humana es secundario: la
voluntad interviene como espacio para crear una norma, pero está limitada por la
existencia de otras normas que son las que determinan el espacio de intervención de la
voluntad: en otras palabras, la voluntad no es más que un catalizador. La norma es la
que realmente crea a la norma.
¿Qué significa estar por encima de todas las demás normas? Básicamente, significa
dos cosas: la primera es que ninguna norma de rango inferior puede contradecir en su
contenido o en su forma a la Constitución Política. La segunda, es que ninguna norma
de rango inferior puede alterar el contenido constitucional, es decir, que una ley no
puede reformar a la constitución. Como se verá más adelante, no todas las
constituciones cumplen estos dos requisitos, aunque no por ello dejan de ser
constituciones en el sentido que hemos explicado. Sin embargo, esta definición nos
muestra ya de entrada sus limitaciones para explicar los fenómenos de algunos países.
Otro elemento que debe tenerse en cuenta con esta definición es que parte de la idea
de una neutralidad intrínseca a la norma constitucional. En otras palabras, es como si
la constitución se formara de manera pura, sin mayores condicionamientos por parte de
la sociedad que la regula. Para estos autores, el derecho sólo se puede analizar desde
el derecho, y por tanto el énfasis en el estudio de la constitución debe realizarse
centrándose en el derecho.
Las definiciones que hemos mostrado hasta este momento muestran la necesidad de
construir un concepto que permita atar por una parte los elementos jurídicos y los
elementos intrínsecos a la condición humana que se regulan en toda constitución, pero
que por otra parte determine los elementos políticos que también son determinantes en
el estudio de la constitución. Es por esto que en el caso que atañe, se prefiera una
definición de tipo realista de la constitución.
Las definiciones realistas de la constitución parten de la idea de que el concepto debe
permitir estudiar de forma real el fenómeno de las constituciones en cualquier país.
Esto implica que, sin descartar los elementos que ya se han mencionado, el énfasis
debe realizarse sobre algún elemento estructurante entre la política y el derecho. Y ese
elemento es el poder.
En ese sentido, la constitución aparece como la estructura sobre la cual se dan las
distribuciones y limitaciones en el ejercicio del poder a nivel macro y a nivel micro.
Como conjunto, la constitución aparece ante todo como un instrumento de control del
poder político estructuralmente institucionalizado.
¿Qué significa esta definición? En primer lugar, implica que ante todo, la constitución
juega un papel central como un instrumento de limitación del poder. Es en la
constitución donde aparecen las distribuciones del poder, los límites del ejercicio, las
reglas de juego sobre su traspaso y la manera general sobre la cual funcionan los
diferentes aparatos que conforman un Estado. En la época actual, esto parece como la
regla de la normalidad en el estudio de la constitución. Sin embargo, no se puede
olvidar que hasta hace muy poco, la distribución equilibrada del poder era de hecho la
excepción. En una época no muy lejana, todos los poderes del Estado se concentraban
en una sola persona o institución. Por tanto, la existencia de una constitución es ante
todo una garantía sobre el ejercicio del poder, el cual se limita desde dentro.
En segundo lugar, la constitución implica otro nivel de limitación del poder, el cual se da
hacia fuera del poder mismo. Es la limitación en el ejercicio del poder como garantía de
libertades fundamentales de los individuos. Las constituciones muestran hasta donde
pude llegar el ejercicio del poder cuando se ejerce sobre los ciudadanos. Sin esta
limitación, las personas se encontrarían en una situación de indefensión frente al
estado. Es por esto que la mayoría de textos constitucionales protegen de forma
explícita los derechos y garantías ciudadanas, frente al ejercicio de la autoridad por
parte de los funcionarios y las instituciones.
Finalmente, la constitución estructura e institucionaliza las relaciones del poder político,
al otorgarles un marco de funcionamiento. En otras palabras, la constitución crea un
esquema de funcionamiento del poder político de tipo institucional, el cual hace parte
de la constitución misma. En ese sentido, la constitución organiza y le da forma
material al ejercicio del poder en una sociedad, incluso más allá de su estructura
estatal.
A pesar que las definiciones que se han aproximado hasta aquí aplican en general para
cualquier tipo de constitución, es también cierto que las constituciones son muy
disímiles entre sí. A continuación, se describirá de forma breve las diferentes
clasificaciones que se pueden realizar sobre los textos constitucionales.
2. Algunos sistemas de clasificación constitucional.
Existen diferentes formas de clasificar una constitución. La mayoría de autores
reconocen dos o tres criterios de clasificación, pero de hecho existen diversas formas
para clasificar un texto constitucional. Más que clasificaciones, los criterios que se
utilizan en la diferenciación de las constituciones entre sí permiten ordenar una serie de
elementos que describen diversos aspectos de un documento constitucional. En este
apartado se analizaran las principales clasificaciones.
Una primera distinción: constitución formal y constitución material
Este primer esquema no representa de hecho un sistema de clasificación, en tanto que
en general toda constitución tiene aspectos formales y materiales. La distinción permite
comprender la doble naturaleza de toda constitución: por una parte el aspecto jurídico
formal que posee, y por otra el aspecto político que implica su formación.
Cuando se hace referencia a la constitución formal, se está indicando la estructura
jurídica que posee la constitución. En otras palabras, la constitución formal es el
conjunto de disposiciones y procedimientos que estructuran y delimitan el
funcionamiento de la constitución.
La constitución material se refiere por el contrario a los aspectos que nutren los
procedimientos más allá de su aspecto formal. El aspecto material de una constitución
hace referencia por tanto al conjunto de reglas de distribución del poder y de capacidad
de acción de los actores que juegan en el escenario constitucional.
En muchos casos, la constitución formal y la constitución material coinciden. En el caso
de la constitución de 1991, la distribución de las competencias para hacer leyes se
encuentra claramente establecida, por lo que se sabe que en términos formales el
procedimiento legislativo, es decir, la función de creación de las leyes se encuentra,
salvo algunas excepciones, concentrada en el congreso de la república. En la
materialidad concreta de la constitución esto se refleja en el proceso de formulación
real de las leyes, las cuales son realizadas por el congreso sin ningún tipo de injerencia
por parte del poder ejecutivo o de la rama judicial. Tanto en lo formal como en lo
material, en este caso se dan coincidencias.
Sin embargo, no todo lo que se encuentra en el aspecto formal se traduce
necesariamente en el aspecto material. Por ejemplo, la constitución de 1991 dejó un
vacío en el aspecto formal sobre la capacidad de control que tiene la corte
constitucional sobre sentencias proferidas por otras altas cortes, como la corte suprema
de justicia o el consejo de Estado. Esto ha implicado que en términos materiales, las
cortes se mueven hoy sobre dos tesis encontradas: para la corte constitucional, el
control final recae de forma absoluta sobre la ella, como lo ha expresado en diferentes
sentencias en las cuales revoca los fallos de las otras cortes. Para la corte suprema de
justicia y el consejo de Estado, el control que ejerce la corte constitucional debe
limitarse al entrar en contradicción con sus sentencias. Esto es lo que se ha conocido
popularmente como “el choque de trenes”
Igualmente, puede presentarse la existencia de constituciones formales que no
coinciden con el aspecto material de la misma. Cuando la Unión soviética desarrolló su
constitución en el año 1936, estableció una serie de principios y procedimientos que
aseguraban en cierto grado el control del poder por parte de las organizaciones
sociales y por parte del partido, pero de hecho todo el poder se concentró en la figura
del líder, que en la época era Stalin. Si bien la constitución establecía como órgano del
poder al soviet supremo, el poder de hecho era ejercido por éste, quien era el
secretario general del partido comunista. Igualmente, la constitución protegía los
derechos de la pequeña propiedad, pero de hecho ésta fue expropiada en toda la
Unión Soviética. En este caso, lo material primó sobre lo formal.
También puede darse el caso de constituciones materiales sin un cuerpo formal. Es el
caso de loa constitución inglesa, que carece totalmente de un cuerpo formal
organizado, pero que está organizada gracias a una rica tradición basada en la
costumbre y en las prácticas repetitivas que se han dado a lo largo de casi mil años.
Esto permite entrar de lleno en la clasificación de los tipos de constitución.
De acuerdo a su naturaleza: Escritas y no escritas
Las constituciones pueden tener una naturaleza escrita o positiva, o una naturaleza no
escrita o consuetudinaria. Una constitución escrita o positiva es aquella que se
encuentra organizada dentro de un texto definido y limitado. La mayoría de
constituciones del mundo son constituciones escritas.
Sin embargo, existen constituciones que no existen como textos unificados, sino que
son un conjunto de costumbres, tradiciones, y documentos que se encuentran de cierta
manera dispersos en el tiempo histórico, pero que se utilizan de forma sistemática en el
ordenamiento jurídico.
El ejemplo clásico de las constituciones no escritas es la constitución inglesa. No existe
un documento que se titule “Constitución de Inglaterra”, ni ningún tipo de documento
similar. La constitución inglesa está formada por una serie de costumbres e
instituciones que se fueron dando en el curso de la historia, y por una serie de
documentos históricos que son centrales en el desarrollo jurídico inglés. En la tabla 1
aparece un breve listado de los principales documentos que forman la constitución
inglesa.
Tabla 1. Algunos documentos centrales de la constitución inglesa.
FECHA
DOCUMENTO
DESCRIPCIÓN
15/06/
1215
Carta Magna
Es una carta de derechos que reconoce una serie de prerrogativas de los
nobles y de la iglesia frente al rey. Se considera una de las primeras
cartas de derechos humanos de la historia. Con el tiempo, las garantías
se propagarían al resto de la población
07/06/
1628
The Petition of
Rights
Es una petición en la que el rey acepta limitar su poder a favor del respeto
de los derechos expresamente señalados en la petición. Es la base del
Bill of Rights
1/05/
1649
Agreement of
the Free
people of
England
Es un conjunto de documentos promulgados por un grupo de pensadores
conocidos como los levellers (niveladores). En estos documentos se
establece la primacía de la soberanía popular sobre el poder de los
representantes
1653
The
instrument of
Government
Es un documento de transición promulgado en la época de la revolución
inglesa. Es considerado el único intento de una constitución escrita en el
caso de Inglaterra, y estableció el protectorado de Cromwell
Habeas
Corpus Act
Es una ley promulgada por el parlamento inglés para evitar las
detenciones promovidas contra los opositores de la corona inglesa.
Establece los términos sobre los cuales una persona debe mantenerse en
detención, establece que nadie puede ser juzgado dos veces por el
mismo delito, y evita detenciones sin orden judicial.
13/02/
1689
Bill of Rights
Es la primera carta de derechos con garantías para todos los súbditos de
la corona inglesa. Establece además el principio de supremacía
parlamentaria sobre la ley y las libertades públicas.
12/06/
1701
Act of
Settlement
Es la ley que determina las reglas de sucesión de la corona inglesa
28/05/
1679
Relacionándolo con el punto anterior, se puede afirmar que la constitución inglesa
existe como constitución material, pero no como constitución formal. Otros países que
no poseen constitución escrita son Israel y Nueva Zelanda.
De acuerdo a su origen: Originarias y derivadas; pactadas, otorgadas, impuestas y
promulgadas.
Otra forma de clasificar las constituciones es de acuerdo a su origen. Esta clasificación
se divide igualmente en dos clasificaciones menores: de acuerdo al origen histórico o
cronológico, y de acuerdo a la naturaleza del origen del pacto constitucional.
De acuerdo a su origen histórico, las constituciones pueden ser originarias o derivadas.
Las constituciones originarias corresponden a aquellas que son producidas como
producto de un evento histórico que las ubica como las primeras de su tipo en un país.
Las constituciones derivadas son aquellas que tienen origen en una carta constitucional
anterior.
Para ilustrar mejor este punto, podemos referirnos al caso colombiano. La constitución
originaria es una carta que casi no se 1conoce, que es la Constitución de las provincias
Unidas de la Nueva Granada de 1811 . Esta carta fue la primera que consolidó una
constitución de tipo nacional en el antiguo territorio de la colonia. De ahí en adelante,
todas las constituciones que ha tenido el país se consideran constituciones derivadas:
son cartas constitucionales que tienen por origen un documento anterior que es
reformado o cambiado.
En casi ningún país del mundo rigen constituciones originarias. El ejemplo clásico de
una constitución originaria es la constitución de los Estados Unidos de América. Esta
constitución fue promulgada el 17 de Septiembre de 1787, y desde entonces ha regido
como documento vigente, con una serie de reformas que se conocen como enmiendas.
El segundo tipo de clasificación de acuerdo al origen es de acuerdo al surgimiento del
pacto o contrato constitucional del que parte la formación de una constitución.
Una constitución puede ser una constitución pactada, cuando es producto del acuerdo
entre la autoridad vigente y los ciudadanos a través de sus representantes. Este es el
tipo de constituciones que suelen surgir en transiciones democráticas acordadas entre
los ciudadanos y el Estado.
Un segundo tipo de de acuerdo al origen del pacto son las constituciones otorgadas.
Este tipo de constituciones se caracterizan por surgir como una concesión de autoridad
dada por el detentador original del poder hacia el pueblo. Por tanto implican una cesión
de soberanía, la cual se traslada hacia un nuevo órgano o depositario del poder.
Las constituciones impuestas son aquellas que son promulgadas por el detentador del
poder con el único fin de conservarlo. Se caracterizan por ser constituciones cuyo
punto de origen y punto de llegada son el mismo. Es el caso de las constituciones que
son promulgadas en medio de dictaduras.
Finalmente se encuentran las constituciones promulgadas, las cuales se caracterizan
por surgir del acuerdo o pacto originario dado entre los ciudadanos de un país, o por el
ejercicio democrático del pueblo quien decide cambiar el orden constitucional vigente.
De acuerdo a su grado de desarrollo: sumarias y analíticas
Otro elemento interesante de clasificación es el grado de temas que desarrolla cada
documento constitucional. Existen un mínimo de temas que debe tener una constitución
para ser considerada como tal: en primer lugar, algunos elementos sobre el
funcionamiento de los poderes y la distribución de las competencias; y en segundo
lugar lo que tiene que ver con los derechos libertades, y garantías fundamentales de
los ciudadanos. Cuando una constitución sólo desarrolla estos aspectos, se considera
que la constitución es sumaria. El resto de temas es desarrollado a través de las leyes,
o las normas expedidas en los niveles territoriales.
Una constitución analítica es por el contrario aquella que desglosa una gran cantidad
de temas regulando diferentes aspectos de la vida social de un país. En ese caso se
desenvuelven temas como la administración pública, la economía, el medio ambiente,
la cultura y otros aspectos que normalmente no se encontrarían en una constitución
sumaria.
En el mundo de las constituciones, los contrastes son interesantes para analizar este
sistema de clasificación. Por ejemplo, la constitución de los Estados Unidos de
América, que ya se había mencionado, es una de las constituciones más cortas del
mundo. Se encuentra dividida en siete grandes artículos, los cuales a su vez se dividen
en secciones. El artículo más largo es el artículo primero que consta de diez secciones,
mientras que los artículos cinco, seis y siete constan de una única sección. Aparte del
cuerpo constitucional original se encuentran las enmiendas constitucionales, pequeñas
reformas introducidas al texto original como añadidos a lo largo del tiempo. Desde su
promulgación en 1787, se han expedido diecisiete enmiendas. En total, la constitución
de Los Estados Unidos tiene menos de ocho mil palabras en su cuerpo total.
Al compararse con el caso de la constitución de la India, la cual es considerada la más
larga del mundo, el contraste es notorio. La constitución de la India tiene veintidós
partes, dividas en artículos, los cuales suman en total 395 artículos, sin contar las
diferentes reformas que ha tenido a lo largo de su historia. En total, la constitución de la
India, en su versión en inglés, está formada por casi ochenta mil palabras, diez veces la
constitución norteamericana.
¿Qué es mejor? No existe una respuesta clara para esa pregunta. Cada sociedad debe
definir cual es el tipo de constitución que más le conviene. En todo caso, las
constituciones que tratan de resolver todos los problemas suelen ser constituciones
que a la larga son más difíciles de desarrollar, y por tanto son constituciones más
difíciles de cumplir. Sin embargo, en sociedades en donde el derecho y la política no
han logrado resolver todos los problemas centrales de una sociedad, la constitución
cumple la función adicional de faro, es decir que actúa como un proyecto en
construcción, lo cual si justificaría su mayor extensión.
De acuerdo a su sistema de reforma constitucional: flexibles, rígidas y pétreas
Otra forma de clasificar las constituciones es de acuerdo a la capacidad que se tiene
para reformar la constitución. De acuerdo a dicha capacidad, una constitución puede
ser flexible, rígida o pétrea.
Las constituciones flexibles son aquellas que pueden reformarse de forma sencilla,
normalmente a través de un sistema de reforma derivado de una ley que no requiere
mayor grado de complejidad para su promulgación. La mayoría de constituciones que
datan del siglo XIX y principios del siglo XX hacen parte de este grupo.
Sin embargo, la mayoría de constituciones no poseen sistemas flexibles en sus
procedimientos de reforma. Esto se da en parte por un principio de lógica jurídica: si la
constitución es una norma fundamental, su sistema de reforma debe ser más difícil que
la promulgación de las demás leyes. Cuando una constitución aplica dicho principio se
considera que la constitución es rígida.
Existen diferentes formas para hacer una constitución rígida. Una forma es a través del
aumento de los tiempos que se requieren para reformar la constitución en comparación
con los tiempos que se requieren para promulgar una ley. Por ejemplo, el término
promedio para expedir una ley en Colombia es de un año. Para expedir una reforma
constitucional, el congreso se demora el doble.
Otra forma es a través del control constitucional. Cuando se va a dar la reforma, un
tribunal de jueces estudia la reforma y determina si se puede hacer o no. Esto evita que
se pueda realizar cualquier tipo de reforma sin control.
Un mecanismo diferente es recurrir a la ciudadanía para aprobar las reformas. Es lo
que se conoce como procedimientos de referendo o plebiscito constitucional. El
ejemplo más sencillo es el ocurrido en Venezuela durante el año 2007, en el que el
proyecto de reforma constitucional fue sometido a votación.
Una constitución rígida no implica que no se pueda reformar. Sin embargo existen
constituciones que de hecho no pueden reformarse. De ahí se deriva un tercer tipo de
constituciones de acuerdo a su capacidad de reforma, que son las constituciones
pétreas. Estas constituciones pueden ser de dos tipos: o constituciones pétreas
irreformables, o constituciones rígidas con cláusulas pétreas.
En el primer caso, se trata de constituciones que no pueden ser reformadas en ninguna
de sus partes. Es decir, la única forma de cambiarlas es promulgando una nueva.
Muchos de los países que han sufrido dictaduras establecen este tipo de cláusulas
para deslegitimar cualquier intento de imponer gobiernos de facto.
En el segundo caso, se trata de constituciones que poseen uno varios elementos que
no se pueden cambiar. En algunos casos, las cláusulas pétreas están de forma
explícita en el texto constitucional. Es el caso de la constitución brasilera de 1988, que
establece en varios de sus artículos elementos de la misma que no pueden reformarse.
Otra forma es a través de desarrollos implícitos que se dan en sentencias del tribunal
constitucional, que buscan evitar reformas sobre temas delicados como los derechos
humanos o el sistema de gobierno.
De acuerdo a su sistema de control constitucional: Constituciones difusas,
concentradas o mixtas.
A medida que las constituciones se fueron aumentando en su complejidad con el
transcurso del tiempo, empezaron a aparecer dentro del mismo ordenamiento de las
constituciones una serie de instrumentos para salvaguardarla y protegerla. Este
proceso condujo a la aparición de sistemas de control constitucional, los cuales
permiten un nuevo tipo de clasificación.
Un sistema de control constitucional es un conjunto de instrumentos que permiten
proteger la constitución frente a actuaciones de funcionarios o de los ciudadanos que
atentan contra el orden constitucional. Amenazar una constitución es en realidad
relativamente fácil: simplemente se trata de tomar medidas que van en contra de la
misma, incluso sin existir una voluntad por violar la constitución.
Existen tres formas de controlar el respeto hacia la constitución. El primer sistema es el
sistema de control de constitucionalidad difuso. En este sistema, no existe un órgano
definido que controle la constitución, por lo que esta función es encargada a todo el
aparato judicial de un país. Esto quiere decir que un juez cualquiera, no importa su
jerarquía, puede realizar controles constitucionales. En los sistemas difusos, el tribunal
más importante del país simplemente actúa como órgano de apelación. Un ejemplo de
este sistema se ve en Argentina, que de acuerdo a su constitución reformada en 1994,
el control de la misma queda en manos de los tribunales federales y nacionales, siendo
la corte Suprema de Justicia el órgano encargado de las revisiones y apelaciones
respectivas.
En el otro extremo se encuentran los sistemas concentrados de control de
constitucionalidad. En estos sistemas, el control es realizado de forma exclusiva por un
tribunal especializado, por lo que ninguna otra autoridad judicial puede realizar
controles sobre la constitucionalidad de leyes o actos de las personas. Este es el caso
de la constitución de Uruguay, que fue reformada recientemente en el año de 2004. En
su artículo 239, la constitución establece que a la Corte Suprema de Justicia le
corresponde de forma exclusiva la guardia de la constitución.
Existe un sistema de control intermedio, que se conoce como sistema mixto de control
de constitucionalidad. En un sistema mixto, se permite que los jueces ordinarios
realicen controles especiales de constitucionalidad, pero a la vez existe un tribunal
constitucional o con funciones constitucionales que funciona como órgano de
salvaguarda de la constitución.
Colombia tiene un sistema mixto de constitucionalidad. Los jueces ordinarios de
cualquier juzgado realizan los fallos por acciones de tutela interpuestas en sus
despachos. Además, un juez puede negarse en un caso dado a no cumplir la ley si
considera que ésta va en contra de la constitución (aunque esto se considera una
excepción y pasa a revisión inmediata de la corte constitucional). Lo descrito hasta acá
implica un control de constitucionalidad difuso. Pero además se encuentran las
funciones especificadas en la misma constitución de los controles de constitucionalidad
realizados por la Corte constitucional colombiana, que decide como órgano final sobre
tutelas, constitucionalidad de las leyes, constitucionalidad de tratados internacionales,
entre otros.
La clasificación de Karl Loewenstein: ¿Cómo serían las constituciones si fuesen trajes?
Uno de las formas más novedosas para clasificar las constituciones fue propuesta por
el constitucionalista alemán Karl Loewenstein. Para este autor, las constituciones
escritas no pueden clasificarse de acuerdo a como quedan una vez son promulgadas,
sino la forma en que de hecho estas constituciones son aplicadas y realizadas por los
detentadores del poder.
Esto significa que el análisis de la constitución debe realizarse teniendo en cuenta los
verdaderos factores que en la lucha política terminan por dar forma de manera
cotidiana a la constitución. Este sistema de clasificación se conoce como ontológica, en
tanto que trata de analizar no el deber ser sino el ser de la constitución.
Antes de entrar a los tipos de constitución es necesario aclarar que para el autor sólo
se puede hablar de constituciones cuando éstas asumen en su texto las instituciones
democráticas como elemento configurador de las mismas. Una constitución sin
democracia, no sería en ese sentido una constitución, porque sería una contradicción
en los términos.
Para Loewenstein, existen tres tipos de constituciones: normativas, nominales y
semánticas. El primer tipo son las constituciones en las cuales se ha dado una
simbiosis perfecta entre la comunidad y sus costumbres políticas, y los textos que
integran el cuerpo constitucional. Una constitución normativa se puede definir entonces
como aquella en la que las normas jurídicas, las prácticas de los detentadores de poder
y las costumbres sociales de la comunidad que los conforman coinciden entre sí. En
palabras de Loewenstein “Para utilizar una expresión de la vida diaria: la constitución
es un traje que sienta bien y que se lleva realmente” (Loewenstein, 1965, p: 217).
El segundo tipo es la constitución nominal. Es aquella que en principio no coincide con
la realidad que trata de regular. Esto indica que las realidades sociales, políticas y
económicas no permiten que la realidad y la constitución coincidan. Un ejemplo sencillo
que sirve para explicar este tipo de constitución es el problema del acceso al derecho a
la educación. Muchas constituciones, incluida la colombiana, indican que debe haber
acceso universal a la educación al menos en los niveles de formación primaria y
secundaria. Pero la realidad indica que esta cobertura no se ha dado. No quiere decir
que las constituciones nominales sea constituciones falsas: son más bien indicadores
del camino que deben seguir las sociedades para alcanzar el estado de constituciones
normativas. En palabras de nuestro autor “Y para continuar con nuestro símil: el traje
cuelga durante cierto tiempo en el armario y será puesto cuando el cuerpo nacional
haya crecido” (Loewenstein, 1965, p: 218).
El tercer y último tipo es el de las constituciones semánticas. Son constituciones que de
cierta manera son falsas, en tanto que si una constitución es un instrumento de
limitación del poder, las constituciones semánticas de hecho permiten a los
detentadores fácticos del poder mantener su situación real por encima de lo que diga el
texto constitucional. Las constituciones semánticas pretenden revestir de legitimidad
democrática a regimenes con fuertes concentraciones de poder, a dictaduras y a
autocracias. Y normalmente, el fin de estas constituciones no es pacífico: el cambio
constitucional termina siendo realizado por efectos de una revolución. Siguiendo el
mismo ejemplo que en los dos tipos anteriores, el jurista alemán nos dice: “Y para
continuar con el símil anterior: el traje es en absoluto un traje, sino un disfraz”
(Loewenstein, 1965, p: 219)
La clasificación de Loewenstein es importante porque recuerda que a la hora del
estudio de las constituciones, los análisis de los textos no bastan. El estudio de una
constitución debe sobrepasar los elementos jurídicos que lo componen. Esto indica que
se debe estar atento a las realidades que transpasan el texto constitucional y que
afectan la verdadera percepción. La pregunta que aparece entonces sobre qué es una
constitución implica además complementarla con otras dos preguntas: para qué sirve, y
en qué casos el texto no logra equipararse con la realidad.
1.4. ¿Qué es el constitucionalismo?
A lo largo de este capítulo hemos manejado una hipótesis de trabajo que ha guiado
toda la discusión sobre el tema de la constitución política. Dicha hipótesis, más o
menos velada hasta aquí, se puede expresar con la siguiente idea: un verdadero
estudio de la constitución tiene que sobrepasar el ámbito jurídico para comprenderla en
su dimensión política y real, es decir, a través de la verdadera forma que adquiere en
su aplicación cotidiana y en su relación entre instituciones, detentadores del poder y
actores sociales.
Para comprender esta dinámica, es necesario a su vez comprender un movimiento que
se ha ido formando desde los tiempos de la Grecia antigua hasta nuestros días. Las
constituciones caminan de la mano con el constitucionalismo.
El constitucionalismo se puede entender como un conjunto de movimientos de carácter
intelectual o político que a lo largo de la historia han defendido la idea y el concepto de
constitución, en tanto forma de la limitación del poder y forma ideal del gobierno para
una sociedad.
Esto tiene una significación especial en términos de la relación entre derecho y política.
A diferencia de otras ramas del derecho cuyo origen fundamental sigue siendo
eminentemente jurídico (así se hayan nutrido de condicionantes políticas y sociales), el
origen y desarrollo de las constituciones modernas no es jurídico, es político. Para
analizar esta significación se puede entender el constitucionalismo en dos dimensiones:
el constitucionalismo como búsqueda de la función fundamental de la constitución en
una sociedad, y la constitución como resultado del pensamiento político. Estos
elementos sólo se desarrollarán de forma general. Los elementos específicos de la
historia de la constitución serán desarrollados en el siguiente capítulo, pero sirven de
abrebocas para adentrarse en la historia del mundo constitucional
1.4.1. La doble función de la constitución: ley fundamental y proyecto político
Al pensar en términos de la función de la constitución, los grandes pensadores del
constitucionalismo siempre se preguntaron cual era el origen de la decadencia de las
sociedades y la razón por la cual aparecían malos gobiernos a lo largo del tiempo. La
razón fundamental que siempre se ha alegado, independientemente del tiempo
histórico o el lugar, parece conducir a la misma respuesta: cuando un sujeto o
institución se convierten en el único dueño de poder y autoridad en el mundo político,
éste se termina por corromper.
¿Cómo contraponer un poder superior a cualquier poder que evite a su vez
corromperse? La pregunta es importante, porque la historia está llena de héroes que
derrocaron al tirano pero que a su vez se vieron convertidos en tiranos; así como
también de gobernantes sabios y justos, queridos por su pueblo, que una vez murieron
dejaron como voluntad final que gobernara su hijo, el cual no era ni sabio ni justo. El
poder político, la autoridad, deben concentrarse para evitar esto en una forma
impersonal que no pueda ejercer el poder por sí misma pero que emane la autoridad
real y la delegue en los actores políticos que la ejercen. La constitución en ese sentido
no es una ley fundamental simplemente porque sea una ley superior a las demás: es
fundamental porque es la que determina los repartos de poder entre los diferentes
actores que componen una sociedad.
Pero además la constitución, como ya se había mencionado, se forma también a través
de la idea de proyecto político colectivo. Las constituciones no son simplemente
normas jurídicas o fuentes supremas de autoridad política: son proyectos de vida.
Uno de los elementos centrales del constitucionalismo radica precisamente en el
carácter aspiracionista sobre el cual comprendieron la idea de constitución. Las
constituciones permiten en ese sentido orientar sobre cuales son las metas deseables
que como sociedad se deben alcanzar para ser mejores. Se pueden poner muchos
ejemplos sobre este punto, pero es mejor ilustrarlo con la propia constitución de
Colombia para comprender lo que se quiere afirmar. El artículo 22 de la constitución
afirma que: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.
El artículo puede parecer extraño en la situación dada en Colombia. Pero el
constituyente que propuso este artículo pensó precisamente en términos de proyecto a
futuro más que en realidad jurídica irrenunciable que por estar determinada
constitucionalmente se iba a cumplir de forma expedita. El derecho a la paz implica por
tanto un proyecto que la sociedad colombiana aspira conseguir, y para lograrlo debe
comenzar a tomar las acciones necesarias en lo micro y en lo macro para construir este
proyecto. En palabras de Diego Uribe Vargas, constituyente que propuso el artículo:
“En Colombia, la paz no puede entenderse únicamente como responsabilidad de las
autoridades. La conjunción de los esfuerzos de todos los sectores sociales es indispensable. Su
garantía no reside en el filo de las bayonetas, sino en la conciencia que sin el derecho y el deber
de la paz los intentos por conseguir la dignidad de la vida y la supervivencia son irrenunciables”
(Uribe Vargas, D. 1996, p:249)
Pero el constitucionalismo no solamente ha pensado la constitución en términos de
función. El constitucionalismo va ligado al desarrollo del pensamiento político en
occidente.
1.4.2. Constitución y constitucionalismo: Resultado del pensamiento político
El pensamiento constitucional fue surgiendo en occidente a la vez que se consolidaba
la filosofía política occidental. En ese sentido, pensar que el proceso de formación de
las constituciones modernas estaría simplemente ligada al cambio estructural que se
presenta en las sociedades y que conlleva a la evolución de sus formas jurídicas es en
realidad un absurdo. Si existen constituciones como las que tenemos hoy, es por seres
humanos que pensaron en la necesidad de controlar al rey, de entregar el poder a los
ciudadanos, de analizar la política en términos de pacto y no de dominación, de idearse
sistemas para que el poder no siguiera concentrado. Estas son obras del pensamiento
humano.
Pero el pensamiento constitucional tiene además una cuota que muchas veces se
olvida en los libros de texto sobre la constitución. Nuestros héroes del pensamiento no
son científicos sociales que trabajaban al calor de la chimenea de sus hogares y luego
se iban a dormir. Eran tiempos difíciles, el Rey seguía en el poder y la persecución
política era una práctica reiterada. Escribir sobre estos temas era peligroso. Y para
muchos, fue una razón digna por la cual morir.
Y no sólo los pensadores. Muchas personas que no idearon nada pero siguieron con
pasión estas ideas se dispusieron en alma y cuerpo a morir por sus causas. Buena
parte de las constituciones del mundo están escritas sobre un largo camino de muertes
de personas que estuvieron dispuestas a sacrificarse por los ideales de democracia,
igualdad, libertad, control político y soberanía popular. Y aún hoy, en muchas partes,
esta persecución no termina.
* Este escrito hace parte del libro “guía para el estudio de la constitución política” que se
encuentra en proceso de elaboración por parte de los profesores Julián Escobar y Humberto
Librado. Se prohíbe su reproducción por fuera de la clase de constitución, así como su uso en
referencias bibliográficas.
1 Cabe aclarar que esta es la primera constitución de carácter nacional, ya que con anterioridad a
esta constitución se aprobaron 8 cartas constitucionales de tipo regional.
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