el almirante sergei gorshkov y la proyeccion maritima y naval

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EL ALMIRANTE SERGEI GORSHKOV Y LA PROYECCION
MARITIMA Y NAVAL SOVIETICA DURANTE LA GUERRA FRIA
LUIS FERNANDO FURLAN
La continuación de la hegemonía naval de Occidente luego de la Segunda
Guerra Mundial obligó a la Unión Soviética a revisar seriamente la situación de sus
asuntos navales y marítimos. Este proceso, realizado en el seno de una estructura
política y militar tradicionalmente dominada por ideas continentales, no resultó
totalmente extraño, ya que en el pasado se habían efectuado esfuerzos para
hacer del imperio ruso-soviético una potencia respetable en los mares y océanos,
pero que siempre fracasaron por circunstancias políticas internas y externas y por
la falta de visión de las personalidades que ejercían la conducción del país. El
proceso transformador del poder naval y marítimo encarado en la Guerra Fría
concretó en buena medida las seculares y siempre frustradas ambiciones navales
de la Rusia zarista y soviética e hizo del imperio rojo una verdadera potencia en el
océano mundial. Esta obra de indudable trascendencia estratégica a nivel mundial
correspondió al almirante Sergei Gorshkov, ideólogo y ejecutor del verdadero
renacimiento naval soviético.
Cruz de San Andrés, bandera de la Marina Zarista y de la federación Rusa
BREVE EVOLUCION DE LA MARINA RUSA Y SOVIETICA
De la mano de Pedro I el Grande (1689-1725), Rusia inició una constante y
dificultosa carrera por buscar las salidas a los espacios marítimos y oceánicos de
aguas cálidas y abiertas. Este proceso expansionista, que ejecutaron tanto la
Rusia zarista como la Unión Soviética, se hallaba estrechamente ligado a la
intención de terminar con el aislamiento que imponía la hostil geografía del país y
a los respectivos proyectos imperiales. Según el historiador naval italiano Giorgio
Giorgerini,
“la avanzada estaba inspirada por el acostumbrado motivo de la política
rusa: alcanzar los mares cálidos y los océanos, controlar las vitales rutas
comerciales, desarrollar el poder naval de modo de competir por la primacía,
incrementar la economía con la dilatación de los tráficos marítimos, imponer la
autoridad rusa sobre todos los espacios euro-asiáticos, de los cuales sacar
inmensas riquezas y potencia, quizás, para un dominio mundial”.1
Pedro I el Grande
Rusia luchó contra Suecia en los mares Septentrionales de Europa durante
la guerra del Norte (1700-1721) y en otros conflictos menores durante el siglo
XVIII. Gracias a su victoria Rusia logró una sólida posición en el Mar Báltico e
incorporó importantes islas y territorios (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania). Si
Rusia obtenía además los estrechos de Sund y Belt y los canales de Kattegat y
Skagerrak, quedaría en excelentes condiciones para alcanzar el Mar del Norte y el
Atlántico.
1
Giorgerini, G. Apuntes de historia y política naval rusa, págs. 57 – 58.
Batalla naval de Hango
La Rusia zarista sostuvo numerosos conflictos contra el Imperio Turco
Otomano por los mares de Azov, Negro y Mármara, los estrechos de Bósforo y
Dardanelos, el Mar Egeo, el Mediterráneo y los Balcanes. Esta guerra permanente
comenzó en 1696 y finalizó en 1878 con el Congreso de Berlín, donde las
potencias occidentales, con Gran Bretaña a la cabeza, frustraron las pretensiones
rusas. Los territorios del sudoeste –conocidos como el bajo vientre de Rusia–
siempre se hallaron entre las prioridades del Imperio Ruso –y también de la Unión
Soviética– por cuestiones de defensa, de presencia e influencia política y porque
conducían hacia al Mediterráneo, el Atlántico, el Mar Rojo y el Índico.
Guerra de Crimea, bombardeo de Sebastopol (1853-1855)
El interés por el Pacífico comenzó con la fundación de asentamientos en la
costa noroccidental de América del Norte y la incorporación de Alaska. Durante la
segunda mitad del siglo XIX Rusia arrebató al Imperio Chino el río Amur y los
vastos territorios adyacentes, adquirió la isla de Sahalín y estableció las bases
navales de Vladivostok, Port Arthur y Dairen. Las rivalidades con Japón por Corea,
Manchuria y la supremacía en el Pacífico provocaron la Guerra Ruso-Japonesa y
la catástrofe de la Marina zarista en la batalla de Tsushima (1905).
Almirante Esteban Makarov
Héroe de la Guerra Ruso-Japonesa
El temor a la expansión naval rusa obligó a Gran Bretaña a apoyar con la
Royal Navy a Suecia, al Imperio Turco Otomano y a Japón en sus respectivos
conflictos con la potencia zarista. Para Gran Bretaña, Suecia constituía una
barrera frente a las pretensiones rusas de llegar al mar del Norte y salir al
Atlántico, el Imperio Turco Otomano debía cumplir idéntica función para contener
la arremetida de Rusia al Mediterráneo y al Atlántico, y el Japón era el
responsable de evitar que las naves del zar se adueñaran del Pacífico.
Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) Batalla Naval de Tsushima
Durante la Gran Guerra (1914-1918) la Marina rusa chocó con el
predominio del Ejército y se limitó a cumplir operaciones defensivas y costeras.
Los fracasos en la guerra y la profundización de la crisis política, social y
económica provocaron las revoluciones bolcheviques de febrero y octubre de
1917.
Crucero Aurora
En aquellas memorables jornadas, la participación de la Marina resultó
decisiva y quedó inmortalizada en la rebelión de los marineros de la base naval de
Kronstadt y de la Flota del Báltico y en la actuación del crucero Aurora. La Marina
constituyó uno de los principales apoyos de los bolcheviques y un instrumento
fundamental para defender a la Unión Soviética durante la Guerra Civil (19181920) y consolidar al régimen comunista en el poder.
Por el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania (1918) la Unión Soviética
debió reconocer la independencia de los territorios de Finlandia, Estonia, Letonia y
Lituania, lo que disminuyó sensiblemente su presencia en el mar Báltico.
A poco de comenzado el proceso revolucionario se crearon nuevas fuerzas
armadas, entre ellas la Marina Roja de Obreros y Campesinos , que sin embargo
no fue considerada prioritaria dentro de la política militar soviética, privilegiándose
en cambio el protagonismo del Ejército Rojo.
Los marineros plegados a la Revolución formaron comités y solicitaron a
Lenin la libre elección de consejos de trabajadores (soviets) para organizar
2 Confiada al Comité Central de las Fuerzas Navales Panrusas, luego sustituido por el Comisariato del
Pueblo para los Asuntos Navales.
gobiernos locales y autónomos de corte revolucionario. La negativa de Lenin, más
la insoportable situación económica y el descontento social generalizado,
provocaron a principios de 1921 el alzamiento de los marineros de Kronstadt, que
fue duramente reprimido.
La Marina soviética quedó muy golpeada con la represión a los marineros
de Kronstadt. Su papel en la defensa y la estructura militar careció de
protagonismo y fue víctima del desinterés y la negligencia de ciertos sectores del
régimen comunista. Con el castigo a los rebeldes de Kronstadt se instaló el
modelo y la doctrina de conducción que dominó la Marina desde 1921 hasta la
época del almirante Gorshkov. Las rigurosas y humillantes medidas adoptadas por
Lenin rebajaron la posición de la Marina dentro de las fuerzas armadas, dejándola
subordinada al Ejército Rojo y sin posibilidad de efectuar operaciones
independientes. De allí en más, las misiones de la Marina consistieron en actuar
como componente o brazo marítimo del Ejército Rojo, apoyar las operaciones de
las fuerzas de tierra y ejecutar tareas defensivas sobre las costas.
“URSS, capitán de la Patria soviética. Él nos conduce de victoria en victoria”
Hacia 1932/1933, Stalin comenzó a revisar el papel de la Marina y a
modificar su doctrina, estructura y composición. Sin descartar su carácter
defensivo y la subordinación al Ejército Rojo, Stalin consideró superadas dichas
misiones y que debía otorgarse un papel más activo y ambicioso a la Marina a
través de un poder naval con proyección, carácter oceánico y capaz de realizar
operaciones independientes.
Almirante Nicolai Kuznetov
En el proceso de revalorización y desarrollo de la Marina (1933-1941),
Stalin encontró un excelente colaborador en su Comisario del Pueblo para la
Marina, el prestigioso almirante Nicolai Kuznetsov. Designado para dicho cargo en
1939, se destacó por su gran profesionalismo y por una visión más amplia del
poder naval. Su fidelidad hacia Stalin le permitió sobrevivir a las purgas y luchas
internas y ocupar un lugar en el Comité Central del Partido Comunista.
Los programas de construcción naval apuntaron a la formación de una flota
compuesta por numerosos buques de superficie grandes y pesados, que incluía
acorazados, cruceros y portaaviones, además de cazatorpederos y submarinos.
Junto a sus misiones tradicionales se incorporaron algunas operaciones ofensivas.
En este contexto, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética
atacó Finlandia y logró adquirir importantes territorios e islas que permitieron
recuperar su anterior protagonismo naval y estratégico en el mar Báltico.
La invasión alemana al territorio soviético (22 de junio de 1941) detuvo la
formación de la Marina soñada por Stalin y el almirante Kuznetsov. Las flamantes
naves que habrían de integrarla se hallaban en plena construcción y gran número
de astilleros cayeron en poder de los alemanes. Durante la Gran Guerra Patriótica
(1941-1945) la Marina soviética se vio privada de buques nuevos y poderosos y
debió conformarse con utilizar naves antiguas y obsoletas, numerosos
sumergibles y medios navales livianos y veloces aptos para tareas de defensa
costera y auxiliares. La principal misión que cumplió la deseada y frustrada gran
flota oceánica consistió, una vez más, en proteger el flanco litoral como auxiliar del
Ejército Rojo.
A poco de finalizar la Segunda Guerra Mundial, Stalin retomó sus anteriores
planes navales, declarando en 1945 que “el pueblo soviético desea ver a su
Marina mucho más grande y poderosa”. El líder soviético insistió nuevamente con
la construcción de grandes buques de superficie y de numerosos sumergibles de
tipos cada vez más perfeccionados, y conservó en su cargo al almirante
Kuznetsov. La Marina demostró su importancia en los primeros años de la Guerra
Fría para sostener y explotar las victorias militares y políticas de importancia naval
logradas desde 1939 (recuperación de Estonia, Letonia y Lituania en el Báltico y
adquisición de las Kuriles y el sur de Sahalín en el Pacífico).
EL ALMIRANTE SERGEI GORSHKOV Y LA TRANSFORMACION DEL
PODER MARITIMO DE LA UNION SOVIETICA (1956-1985)
Reseña biográfica del almirante Sergei Gorshkov
La muerte de Stalin, el 5 de marzo de 1953, y el consecuente juego político
que se produjo en el seno del Partido Comunista (PC) trajeron significativos
cambios en la evolución de la Marina.
El nuevo gobierno se integró con Giorgi Malenkov (primer ministro), Lavrenti
Beria (ministro del Interior), el mariscal Nicolai Bulganin (ministro de Defensa) y
Nikita Kruschev (uno de los secretarios más fuertes e influyentes del PC). La
eliminación de Beria y la renuncia de Malenkov fortalecieron a Kruschev y
determinaron en febrero de 1955 la formación de otro gobierno compuesto por el
mariscal Bulganin (primer ministro), Nikita Kruschev (secretario general del PC) y
el mariscal Giorgi Zhukov (ministro de Defensa).
Nikita Kruschev consolidó su poder durante el XX Congreso del PC (febrero
de 1956), donde se denunciaron los excesos del estalinismo, y también con la
victoria sobre el Grupo Anti-Partido (1957).
A principios de 1956 Kruschev hizo reemplazar al almirante Nicolai
Kuznetsov como comandante en jefe de la Marina . Hombre de confianza y del
entorno de Stalin, su alejamiento de la máxima conducción naval se completó con
su anulación política al no ser reelecto integrante del Comité Central del PC en el
transcurso de las sesiones del XX Congreso. Aparte de las razones políticas, la
remoción del almirante Kuznetsov también se justificó por cuestiones
profesionales, pues Kruschev no compartía el modelo de Marina defendido por el
ex jefe naval estalinista.
Kuznetsov era partidario de una Marina oceánica, conformada por una
numerosa flota de submarinos y por grandes y pesados buques de superficie
3 Entre 1950 y 1953 la Marina se organizó como Ministerio independiente y a partir de 1953 como un
Comando en Jefe subordinado al Ministerio de Defensa.
dotados de artillería clásica que, sin embargo, no pudo erradicar la tradicional
doctrina defensiva que la ataba a las costas y al Ejército.2
Las innovaciones científicas y tecnológicas, tales como la aplicación de la
energía nuclear en los sistemas de propulsión y armamento de las fuerzas
armadas, hicieron de la Marina de Kuznetsov una fuerza obsoleta y
desactualizada . Esta situación, más los motivos políticos que impulsaban la
eliminación de todo vestigio de estalinismo, llevó a Nikita Kruschev a descartar el
modelo mencionado y preferir una Marina que privilegiara los misiles y los
submarinos y donde los buques de superficie debían ser relegados y limitados a
funciones de protección costera e incluso protocolares y decorativas.
La necesidad de cubrir el vacío dejado por el almirante Kuznetsov llevó a la
cúspide de la Marina a un joven oficial de muy distinguida actuación durante la
Gran Guerra Patriótica, que gracias a sus cualidades personales y profesionales
se había hecho merecedor de la estima y la confianza de influyentes dirigentes del
PC y al que el destino le tenía reservado un lugar destacado en la historia naval
contemporánea: el almirante Sergei Gueórguievich Gorshkov.
Almirante Sergei Gueórguievich Gorshkov
4
“Stalin, aún con lo que parecía ser una política de grandes buques de guerra, la limitó como nunca a los
confines costeros. El programa de reconstrucción de la posguerra asumió proporciones impresionantes, pero
los conceptos operativos con que se encaró llegaban a lo absurdo. Junto con la flota existente Stalin forjó su
gran flota, mientras que el Comando del Mar llegó a ser sinónimo de control costero y la Marina,
inevitablemente, fue confirmada en su rol de un mero ayudante del Ejército”. Erickson, J. El alto mando naval
soviético (tomado y traducido de Naval Review). Reproducido en: Revista de Publicaciones Navales, Nº 587,
1973, p. 712.
5
Para la situación de la Marina en la década del 50 y la influencia y posibilidades de la energía nuclear en la
guerra naval, véase el capítulo El poder naval en la estrategia soviética, de la obra de Raymond Garthoff
Estrategia soviética en la era nuclear.
En enero de 1956 Nikita Kruschev designó al almirante Sergei Gorshkov
como nuevo comandante en jefe de la Marina, acontecimiento que, según la
opinión de un analista naval de Occidente, “marcó el final de una época y un
cambio de orientación en el desarrollo de la Marina soviética”3. Con la llegada de
Gorshkov al supremo mando naval, la Unión Soviética comenzó a desplegar un
vasto y ambicioso plan de crecimiento, desarrollo y expansión de su poder
marítimo que en el transcurso de poco más de dos décadas habría de colocar al
gigante comunista en un lugar prominente entre las potencias navales mundiales.
El flamante conductor de la Marina soviética vio la luz en Ucrania, en la
localidad de Kamenec-Podolski, el 25 de febrero de 1910. Fue en la prestigiosa
Academia Naval de Frunze, sita en Leningrado, donde Sergei Gorshkov inició su
vida en la Marina, allá por 1927. Luego de cuatro años de estudios, egresó y pasó
a prestar distintos servicios en las flotas del mar Negro y del Pacífico.
La Gran Guerra Patriótica encontró al entonces capitán de navío Sergei
Gorshkov al mando de una flotilla de anticuados buques en los mares Negro y de
Azov, con la que se enfrentó a la arrolladora ofensiva alemana sobre la región del
Cáucaso y sus yacimientos petrolíferos.
Gorshkov dirigió a sus naves y marineros en numerosas operaciones
conjuntas y anfibias, siempre de la mano del Ejército Rojo, para defender Odessa,
Kerch, Sebastopol, Novorosissk y Crimea, aliviar la presión de las tropas
germanas y rescatar soldados soviéticos atrapados o aferrados por el enemigo y
desembarcarlos en otros sectores para que continuaran la lucha. También formó
una flotilla fluvial para operar en el Danubio y otros ríos y hostigar a las fuerzas
invasoras en retirada. El capitán Gorshkov se convirtió en un verdadero experto en
acciones anfibias y sutiles con embarcaciones pequeñas, veloces y fuertemente
armadas.
Por sus méritos en la guerra se le otorgó en 1941 su ascenso a
contraalmirante, con apenas 31 años de edad. Durante la lucha contra la Alemania
Nazi, Gorshkov entabló relaciones con personalidades que tiempo después
alcanzaron puestos y posiciones de relevancia en el PC y en la estructura política
y militar de la Unión Soviética. Destacaron sus virtudes de soldado y organizador
Nikita Kuschev y Leonid Brezhnev (futuros secretarios generales del PC y
primeros ministros) y los generales (luego mariscales) Malinovsky y Grechko, más
tarde ministros de Defensa. Cerca del final de la guerra, en 1944, Gorshkov recibió
un nuevo reconocimiento al ascender al grado de vicealmirante.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el vicealmirante Gorshkov continuó
destinado en la flota del mar Negro. Durante su permanencia en los mares
6oviéticos del sur se le confió la jefatura de Estado Mayor de la Flota del Mar
6 Mariner, El almirante Gorshkov ¿Genio naval o político oportunista? (tomado y traducido de la Revista
Internacional de Defensa). Reproducido en: Revista de Publicaciones Navales, Nº 611, 4º trimestre de 1979,
p. 877.
Negro (1948-1951) y ya con el grado de almirante, el comando en jefe de la misma
(1951-1955).
Durante las luchas internas por el poder (1953-1957) Gorshkov había dado
un salto considerable al lograr a mediados de 1955 el cargo de primer
vicecomandante en jefe de la Marina, situación que lo colocaba como Nº 2 de la
Fuerza y como un candidato relevante y políticamente confiable para ocupar el
primer puesto en caso de un relevo. Y así fue. En enero de 1956 Kruschev
desplazó al almirante Kuznetsov y designó nuevo comandante en jefe al almirante
Sergei Gorshkov.
El almirante Gorshkov debía preparar a la Marina para afrontar los desafíos
planteados por la era nuclear y la entrada de la Guerra Fría en la fase de la
Coexistencia Pacífica. Esta situación obligó a revisar la misión, el rol y los
componentes de las fuerzas navales y considerar también el papel de los demás
integrantes del poder marítimo (Marina Mercante, Flota Pesquera y Flota de
Investigación Oceanográfica). En ese proceso, la Marina se encontró en una
encrucijada, al tener que optar por el modelo que venía del estalinismo y que
defendía el almirante Kuznetsov o bien volcarse por el esquema propuesto por
Nikita Kruschev.
Kruschev impuso su visión sobre la Marina cuando desplazó a Kuznetsov y
canceló el programa de construcciones navales en curso. Sin embargo, el
almirante Gorshkov tendría que trabajar sobre una Marina vieja, defensiva,
prácticamente absorbida por el Ejército, con una relevancia política y militar casi
nula y que debía prepararse convenientemente para entrar en acción en la era
nuclear. Cabe señalar que algunos puntos de los planes navales de Kruschev no
conformaban al nuevo comandante en jefe y fue en esas circunstancias donde el
astuto y joven almirante manifestó sus diferencias con discreción y firmeza e hizo
valer su habilidad política para ganarse a la cúpula del gobierno y obtener el apoyo
y los recursos necesarios para hacer realidad su propio modelo de Marina.
Gorshkov expuso su pensamiento respecto a la Marina y a los demás
componentes del poder marítimo en trabajos aparecidos en diferentes
publicaciones navales, tales como Morskoii Sbornik (Digesto Naval) y Sovetskii
Flot (Flota Soviética). Se destacó su serie de once artículos titulada Las marinas
en tiempos de guerra y de paz, aparecida en la revista Morskoii Sbornik entre
1972 y 1973. Ante el interés generado por estos escritos en el mundo académico
occidental, dicha serie fue inmediatamente traducida al inglés y reproducida
completa en la revista Proceedings, del Instituto Naval de Estados Unidos,
correspondiente al año 1974. En 1976 Gorshkov lanzó su libro El poder naval del
Estado, basado en los artículos mencionados, que tres años más tarde se tradujo
al inglés. Esta obra, con algunas modificaciones en su estructura y contenido, se
publicó poco después con el nombre de Las fuerzas navales. Su historia y su
presente, traducida al castellano en 1980 por la Editorial Progreso, de Moscú.
A lo largo de su trayectoria en la Marina, Sergei Gorshkov demostró gran
habilidad y flexibilidad política y un notable conocimiento de los tiempos y ritmos
del PC y del gobierno. Supo explotar a la perfección sus relaciones y contactos
con las principales autoridades políticas y militares para lograr permanencia y
estabilidad en su cargo, concretar sus proyectos para la Marina y lograr su
nombramiento como viceministro de Defensa (en una cartera tradicionalmente
dominada por el Ejército Rojo) . De su actuación política registramos su afiliación
al PC en 1942 y su incorporación al Comité Central del Partido en 1961.
La crisis que forzó la renuncia de Kruschev como primer ministro (14 de
octubre de 1964) no afectó la posición de Gorshkov, quien continuó al frente de la
Marina soviética durante la prolongada gestión de Leonid Brezhnev (secretario
general del PC y figura política predominante), Nicolai Podgorny (jefe de Estado) y
Alexei Kosyguin (primer Ministro), que se extendió desde 1964 hasta 1982.
En el período señalado, Gorshkov tuvo bastante libertad de acción y recibió
gran apoyo del PC y el gobierno para llevar adelante sus planes e iniciativas. La
estrecha relación con Brezhnev (amistad que databa de la Segunda Guerra) y los
lineamientos de la política exterior aplicada en esos años favorecieron
notablemente la evolución de la Marina y aumentaron el prestigio personal de
Gorshkov y su posición en las fuerzas armadas (en 1965 se lo declaró “Héroe de
la Unión Soviética” y dos años después alcanzó el máximo grado naval, ‘almirante
de la flota de la Unión Soviética’, distinción concedida solamente a una persona).
La década del ochenta se caracterizó por el progresivo desgaste y
envejecimiento político del PC, dominado por una gerontocracia agrupada en el
Politburó, aferrada al poder y sumamente reticente a toda manifestación de
cambio. En este contexto, el veterano almirante Sergei Gorshkov continuó dando
batalla desde su casi sempiterno puesto de comandante en jefe de la Marina y
logró sobrevivir en los gobiernos de Yuri Andropov (1982-1984) y Konstantín
Chernenko (1984-1985), integrantes de la ‘Vieja Guardia’ del PC.
En marzo de 1985 asumió el poder Mikhail Gorbachov, una figura abierta a
las tendencias reformadoras de la época, tal como lo demostró con su Perestroika
y Glasnost. El flamante gobernante renovó la dirigencia comunista y desplazó a la
‘Vieja Guardia’, lo que a su vez se extendió a la Marina. Efectivamente, los
tiempos eran de cambios y la figura del almirante Sergei Gorshkov se asemejaba
más a una reliquia viviente digna del respeto nacional, que a un protagonista del
nuevo y trascendente momento histórico al que entraba la Unión Soviética. Fue
así que Gorbachov decidió, a fines de 1985, relevar al almirante Sergei Gorshkov
–que contaba con 75 años de edad– de su cargo de comandante en jefe de la
Marina, tras 29 años de permanencia en el vértice de la conducción naval. Su
7 “El propio status de Gorshkov refleja la elevación de la Marina a un puesto de importancia. Su flota está
alineada en la troika cúspide del armamento soviético, junto con el comando de los misiles balísticos
intercontinentales, que es un servicio separado en el esquema soviético, y los bombarderos estratégicos de la
Fuerza Aérea”. Rusia, juego de potencias en los océanos (tomado y traducido de Time). Reproducido en:
Revista de Publicaciones Navales, Nº 568, enero-marzo de 1968, p. 567.
fallecimiento, acaecido el 13 de mayo de 1988, le impidió ser testigo del fin del
Imperio Soviético y del surgimiento de la nueva Rusia.
FUNDAMENTOS, BASES Y ASPECTOS DE LA TRANSFORMACIÓN
DEL PODER MARÍTIMO
“El creciente poderío naval soviético puede considerarse el evento político-militar
más importante de la segunda mitad del siglo XX.” General Johannes Steinhoff,
presidente de la Comisión Militar de la OTAN, en la década del setenta.
Desde los primeros años de la Guerra Fría, la U.S. Navy contribuyó con las
actividades político-militares desplegadas por Estados Unidos y Occidente para
establecer un sólido cerco estratégico alrededor de la Unión Soviética y el bloque
socialista con el fin de contener la expansión comunista. Para ello comenzó a
distribuir y ubicar sus portaaviones de choque con aviación estratégica y sus
submarinos nucleares con misiles balísticos en el Atlántico norte, el Mediterráneo,
el Índico y el Pacífico. Así surgieron los ‘bloques agresivos del imperialismo’: la
OTAN, el ANZUS, la SEATO y el CENTO.
Las crisis de Suez (1956), del Líbano (1958) y de los misiles en Cuba
(1962) provocaron cambios fundamentales en la orientación del poder naval
soviético. En aquellos tres acontecimientos quedó demostrada la superioridad
naval de Occidente y en especial de la U.S. Navy para intervenir más allá de sus
fronteras y, como contrapartida, las dificultades de la Marina soviética para apoyar
y concretar objetivos en ultramar por carecer de una adecuada fuerza de
superficie, circunstancia que amenazaba disminuir el status de superpotencia de la
Unión Soviética y su influencia en los asuntos mundiales.
La Unión Soviética no podía permitir nuevas muestras de impotencia ante
situaciones similares a Suez y Líbano y mucho menos aún sufrir humillaciones
como la fracasada aventura cubana. Este último acontecimiento era lo que le
faltaba a Gorshkov para lanzar definitivamente su proyecto de poder naval. Muy
acertadamente opinó Giorgio Giorgerini cuando afirmó que:
“la crisis de los misiles cubanos es en efecto el momento de partida de la
escalada de la Unión Soviética hacia una posición de preeminencia oceánica,
aunque la necesidad de una blue water navy ya se había revelado en ocasión de
los acontecimientos de 1956 y 1958. Al día siguiente de la crisis de Cuba, la
Marina soviética intensificó sus misiones de presencia en los mares del mundo”.4
4
Giorgerini, G. Apuntes de historia y política naval rusa, op. Cit., p. 146.
La situación descripta convenció al almirante Gorshkov de la necesidad de
crear una Marina soviética fuerte, moderna, oceánica, con sentido estratégico y
capaz de proyectar su poder a escala global.
Si bien la Marina de Guerra concentró las mayores energías del almirante
Gorshkov, su concepción amplia e integradora incluyó la activa participación de los
otros componentes del poder marítimo: la Marina Mercante, la Flota Pesquera y la
Flota de Investigación Oceanográfica.
El almirante Sergei Gorshkov encaró su labor con una visión
transformadora y claramente orientada a convertir al poder marítimo en un
instrumento fundamental de la política soviética. Definió al ‘poder marítimo’ como
el
“grado de posibilidad para aprovechar con la mayor eficacia el espacio
oceánico o [...] la hidrósfera de la Tierra, en interés del Estado en su conjunto.
Incluimos como integrantes principales del concepto de poderío marítimo del
Estado la posibilidad que este tiene de investigar el océano y potenciar sus
riquezas, el estudio de la Marina Mercante y la pesquera y su capacidad para
cubrir las necesidades nacionales y también la existencia de una Marina de Guerra
que corresponda a los intereses de dicho Estado.”5
La astucia política del almirante Gorshkov hizo posible lo que su distinguido
antecesor, el almirante Kuznetsov, no pudo lograr con Stalin ni con Kruschev:
introducir en el PC y el gobierno una sólida visión marítima de la política soviética
e impulsar ambiciosos proyectos para el crecimiento, el desarrollo y la expansión
de la Marina.
El almirante Gorshkov desarrolló y expuso sus ideas en su trabajo Las
marinas en tiempos de guerra y de paz, luego convertido en El poder naval del
Estado y Las fuerzas navales. Desde sus páginas procuró defender y justificar sus
proyectos ante una cúpula política y militar con mentalidad claramente continental,
convencerla de la necesidad de un poder naval adecuado para las pretensiones
mundiales de la Unión Soviética y llamar su atención sobre los riesgos de
subestimar y descuidar a la Marina.
Utilizó la historia naval occidental, rusa y soviética con un particular sentido
pragmático para fomentar conciencia marítima, facilitar su prédica sobre el poder
naval, obtener adhesiones, recibir apoyos materiales y recordar a los dirigentes del
Kremlin no olvidarse de la Marina. En numerosos pasajes de sus escritos enfatizó
la secular tradición marítima del pueblo ruso, el decisivo papel de la Marina en la
historia nacional, los gruesos errores del zarismo al desatender la Marina y el rol
clave de las fuerzas navales en el proceso revolucionario que desembocó en el
nacimiento de la Unión Soviética.
9 Gorshkov, S. Las fuerzas navales, p. 31.
Gorshkov contempló todas las posibilidades y opciones que podían
aprovecharse del poder naval. Elaboró misiones y tareas para ‘tiempos de guerra’,
al igual que actividades no necesariamente militares para actuar en ‘tiempos de
paz’, como por ejemplo, el apoyo a la política exterior y la diplomacia y la
contribución al progreso y desarrollo.
Fuerza de superficie
Creó y organizó una moderna y competente fuerza de superficie integrada
por cruceros, destructores, fragatas y lanchas rápidas, dotada de un importante
armamento misilístico que progresivamente se impuso a la artillería tradicional.
Gorshkov revalorizó al buque de superficie (poco atendido por Kruschev) en el
momento justo y puso así los cimientos de una Marina que comenzó a alejarse
cada vez más de las costas y de las misiones defensivas –que obviamente no
fueron descuidadas–, para convertirse en una fuerza con un perfil claramente
oceánico, capaz de emprender operaciones ofensivas, estratégicas e
independientes, además de proyectar y extender la influencia soviética en todo el
mundo en tiempos de paz. El almirante Elmo Zumwalt, jefe de Operaciones
Navales de la U.S. Navy entre 1970 y 1974, destacó que Gorshkov “ha llevado su
marina al mar. La Marina soviética, que antes rara vez operaba fuera de la vista de
la costa, ha adquirido una capacidad verdaderamente oceánica”6.
En casos de guerra, la nueva fuerza de superficie debía apoyar las
operaciones de los submarinos nucleares, enfrentar con su armamento misilístico
a los portaaviones de la U.S. Navy y demás unidades de superficie y batir
objetivos situados en las costas. Para épocas de paz, los buques de superficie
ejercían tareas de presencia y despliegue en alta mar como una importante
10 Zumwalt, E. R. ¿El Mahan del siglo XX? (tomado y traducido de la revista Proceedings). Reproducido en:
Revista de Publicaciones Navales, Nº 592, 1975, p. 132.
extensión de la política exterior y un elemento fundamental para mostrar prestigio
y contribuir con los intereses del Estado en aguas lejanas.
Fuerza de submarinos
La Fuerza de Submarinos aumentó notablemente, experimentó una
impresionante modernización al incorporar la propulsión nuclear –que coexistió
con unidades de propulsión convencional– y sobre todo adquirió capacidad
estratégica al ser armada con misiles balísticos nucleares que hacían posible batir
blancos militares, políticos, administrativos, económicos e industriales ubicados a
grandes distancias, tanto en las costas como en las profundidades del territorio
enemigo. También se empleó a los submarinos nucleares soviéticos para
contrarrestar la acción de sus similares de la U.S. Navy. Los submarinos
convencionales se encargaron de las tradicionales tareas de interceptación y
combate a las líneas de transportes y comunicaciones enemigas. Los submarinos
nucleares se convirtieron en los sistemas de armas más importantes de la guerra
naval y los mares y océanos en las plataformas de lanzamiento de las armas
estratégicas.
Fuerza de Infantería de Marina
Se prestó atención al desarrollo de la guerra antisubmarina, de la lucha
anfibia y a las posibilidades de incorporar aviación naval embarcada. Las
numerosas intervenciones de la U.S. Navy en distintos puntos del planeta,
basadas en los portaaviones y la infantería de marina, promovió el interés por la
construcción de buques anfibios y de desembarco y por preparar a la infantería de
marina para actuar más allá de las fronteras soviéticas.
Aviación Naval, portahelicópteros Moscú
Aviación Naval, crucero portaviones Minsk
La aviación naval, históricamente basada en tierra, si bien no alcanzó el
nivel de la U.S. Navy, logró salir de sus asentamientos continentales y comenzó a
operar en alta mar gracias a la construcción de buques portahelicópteros y
cruceros portaaviones y a la adaptación de otras unidades de superficie. Según el
almirante Gorshkov,
“[…] las capacidades de combate de la aviación naval constituyen uno de
los índices principales del poderío de choque de la Marina de Guerra soviética. Se
ha convertido de hecho en ‘aviación oceánica’, importantísimo medio de la lucha
armada en el mar”.7
La fuerza aeronaval soviética se utilizó para la guerra antisubmarina, la
colaboración con el despliegue operativo de los submarinos, los ataques a
objetivos flotantes, la defensa aérea en ultramar y la lucha sobre las
comunicaciones marítimas y oceánicas.
11 Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op. cit., p. 250.
Gorshkov sintetizó su visión y modelo de poder naval en lo que él denominó
‘Marina Equilibrada’. La esencia de esta idea fundamental del pensamiento del
almirante
“consiste en que todos los componentes de su potencia de combate y todos
los medios que los aseguran tengan siempre la combinación más ventajosa que
permita [...] realizar una propiedad suya como es la universalidad, es decir, la
capacidad de cumplir misiones variadas tanto en caso de guerra nuclear como en
cualquier guerra posible”8.
Su idea de fuerzas navales equilibradas poseedoras de diversas variantes y
de un perfil polifacético incluyó además las posibilidades y aptitudes para realizar
tareas en tiempos de paz. Señaló también el carácter dinámico de la Marina y
como su evolución se hallaba condicionada por numerosos factores tales como la
distribución de fuerzas en el escenario internacional, los cambios de régimen
político en los Estados, la existencia de alianzas y bloques político-militares, las
posibilidades económicas, el potencial industrial, el desarrollo científico y
tecnológico nacional y extranjero y las misiones planteadas al poder naval por la
conducción política del Estado.
Para que una Marina equilibrada desempeñara sus misiones de manera
eficaz y eficiente, se debía crear y organizar antes de una guerra, en tiempos de
paz, y no durante las hostilidades. Gorshkov expuso numerosos ejemplos
históricos para demostrar los errores que cometieron distintos países al comenzar
a equilibrar sus respectivas fuerzas navales en medio de la lucha.
La creación de una Marina poseedora de una notable capacidad misilística
nuclear a nivel estratégico permitió a la Unión Soviética romper el monopolio
nuclear de Estados Unidos, lograr una capacidad de disuasión creíble y alcanzar
la progresiva paridad entre los respectivos arsenales nucleares estratégicos.
Gracias a su carácter global, el nuevo poder naval rojo extendió
virtualmente las fronteras marítimas y oceánicas de la Unión Soviética y acabó con
la tradicional doctrina que empujaba a la Marina a las costas y a los teatros
cerrados limitándola a cumplir exclusivamente misiones defensivas y satisfacer las
necesidades operativas del Ejército.
Los cambios doctrinarios y tecnológicos modificaron las formas de la guerra
naval soviética e hicieron de la Marina una fuerza mucho más audaz, ofensiva,
capaz no sólo de resistir las agresiones desde las ‘direcciones oceánicas’ sino
también desafiar y enfrentar a las fuerzas navales occidentales en cualquier punto
12 Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op. cit., p. 303. El destacado especialista inglés John Erickson, al
referirse al carácter equilibrado de la Marina soviética, comentó: “la Marina surgió como lo es en el día de hoy,
fuerte en buques de superficie, como también en submarinos y en aviones navales. Esta fuerza ha
proporcionado y lo continuará haciendo una amplia posibilidad para participar en muchas actividades tanto en
la paz como en la guerra”. “El alto mando naval soviético”, op. cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº
587, 1973, p. 714.
de los mares y océanos. Con la utilización de las armas nucleares balísticas y
tácticas para atacar los centros neurálgicos territoriales, la confrontación “Armada
contra Costa” adquirió primacía en la lucha naval sobre la histórica lucha “Armada
contra Armada” y su desenlace en una batalla decisiva para obtener el dominio del
mar. De ahora en más, el objetivo principal consistió dominar o por lo menos
controlar los sectores marítimos y oceánicos de mayor valor estratégico9.
Inspirado en principios y autores clásicos del marxismo-leninismo y en
técnicas de psico-política y propaganda, Gorshkov justificó en varias
oportunidades el creciente poderío de su flamante Marina por necesidades
defensivas y para proteger a la Unión Soviética y al bloque socialista contra los
ataques de las potencias navales occidentales ‘agresivas e imperialistas’. Sostuvo
además el carácter pacífico del poder naval rojo y su contribución permanente con
el proceso revolucionario10. Para aumentar la motivación y el compromiso
ideológico de sus subordinados y agradar a las otras fuerzas armadas, afirmó que
“los marinos soviéticos, lo mismo que los combatientes de las otras armas,
son inmensamente fieles a la Patria socialista. Patriotas ardientes e
internacionalistas convencidos están siempre listos para defender las conquistas
socialistas y el trabajo pacífico del pueblo soviético”11.
Del lado occidental, los comentarios y planes de Gorshkov generaron más
inquietud que tranquilidad, al ver en la Marina un recurso más de la guerra
revolucionaria y subversiva mundial desplegada por la Unión Soviética para
13 Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op. cit. pp. 274-275. Véase también el trabajo de Bryan Ranft Almirante
de la Flota S. G. Gorshkov, en la obra dirigida por Geoffrey Till Estrategia marítima y la era nuclear, pp. 91-92.
14
Entre otras cosas, señaló que “la Marina soviética [...] es factor importante de contención del agresor, de
creación de condiciones favorables para la edificación del socialismo y el comunismo, factor de defensa activa
de la paz y fortalecimiento de la seguridad internacional”. Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 262.
15
Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 333.
derrotar psicológica y moralmente a Occidente sin necesidad de emplear la
violencia12.
La amplia visión de Gorshkov facilitó una mayor percepción de las enormes
posibilidades que brindaban los espacios marítimos y oceánicos, como ser su
condición de abastecedores de valiosos y estratégicos recursos alimenticios,
minerales, industriales y energéticos. Esto incitó al almirante a advertir sobre el
aprovechamiento de dichas riquezas y evitar su explotación monopólica por parte
del Occidente ‘imperialista’. El poder naval pasó a ocupar una función importante
como custodio y colaborador de la asimilación económica de los recursos
existentes en las aguas, el lecho y el subsuelo de mares y océanos.
El almirante Gorshkov incorporó a la Marina Mercante, la Flota Pesquera y
la Flota de Investigación Oceanográfica a sus vastos proyectos de expansión del
poder naval, promoviendo así un crecimiento y desarrollo integral, completo, de los
asuntos marítimos y oceánicos de la Unión Soviética . Respecto a estas
iniciativas, el contraalmirante estadounidense Ralph Ghormley resaltó que:
“la flota militar, la flota comercial, la flota pesquera y la flota oceanográfica,
están todas estrecha y directamente controladas por Moscú, una tremenda
demostración de poder marítimo soviético, que suministra una capacidad en
continua expansión y refleja una determinación nacional”.13
Fuera de las importantes misiones que habrían de cumplir en apoyo de las
fuerzas navales, aquellos tres componentes del poder marítimo otorgaron prestigio
al Estado Soviético e intentaron convencer al mundo de la pujanza de la
economía, del bienestar del pueblo y del elevado desarrollo científico y
tecnológico.
La Marina Mercante –que contaba con un Ministerio propio– se convirtió en
una de las más importantes y expansivas del planeta gracias al progreso
alcanzado durante la Guerra Fría. Junto a sus actividades de servir al comercio
soviético en todo el orbe, constituyó un ‘arma política poderosa’ y un servicio de
gran relevancia para la Marina de Guerra al poder utilizarse, entre otras cosas,
como transporte de tropas, armamento y pertrechos militares para satisfacer
requerimientos propios o bien para ayudar a los aliados. A la flota mercante
también se le asignó una gran responsabilidad en la exploración y explotación de
16
Véanse al respecto las interesantes observaciones contenidas en el artículo El Almirante Gorshkov ¿Genio
naval o político oportunista? op.cit. En Revista de Publicaciones Navales, Nº 611, 4º trimestre de 1979, pp.
881-882.
17
Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 62.
18
Ghormley, R. El poder marítimo soviético se fortalece (tomado y traducido de Sealift). Reproducido en:
Revista de Publicaciones Navales, Nº 610, 3º trimestre de 1979, p. 624. El almirante John Tain, comandante
en jefe de las Fuerzas Navales de Estados Unidos en Europa, señaló que “el programa ruso de desarrollo de
su poder naval está más avanzado y totalmente desarrollado que lo que hoy aprecia la mayoría de las
personas. El engloba todo el espectro de los usos del mar, en sus aspectos militares, económicos, políticos y
comerciales” (comentario tomado del artículo Rusia, juego de potencias en los océanos, op.cit. Reproducido
en la Revista de Publicaciones Navales, Nº 568, enero-marzo de 1968, p. 561).
los recursos marítimos y oceánicos vitales para la economía y las industrias de la
Unión Soviética.
Gorshkov analizó la evolución de las marinas mercantes de Estados Unidos
y otros estados de Occidente y atendió especialmente su empleo militar por su
condición de reserva de la Marina de Guerra y su función de mantener en un nivel
adecuado el potencial económico-militar y el ritmo de los abastecimientos de
materia prima estratégica y manufacturas, como así también brindar suministro de
combustible en alta mar a las naves de guerra *. En cuanto a sus actividades
tradicionales, afirmó que una Marina Mercante fuerte y competente garantizaba la
independencia política y económica del comercio exterior. Por todo ello, “la Marina
Mercante debe considerarse como un componente universal del poderío marítimo
del país; le corresponde un importante papel tanto en tiempos de guerra como de
paz”14. El impulso dado a la Marina Mercante se acompañó, además, con un
considerable desarrollo y perfeccionamiento de la infraestructura portuaria, tanto
en el territorio soviético como en países aliados.
La Flota Pesquera se transformó en una organización de gran magnitud,
muy moderna y en permanente expansión, que rápidamente desplegó sus
actividades económicas por todo el mundo15. Respondía al Ministerio de Pesca o
Industria Pesquera y contaba con valiosos recursos humanos, ya que la mayoría
19
Respecto a las actividades de la Marina Mercante soviética en el sudeste asiático, se señaló que “parte del
presupuesto naval militar soviético ha sido en realidad transferido a la flota mercante y, según se comenta en
la región, muchos de los tripulantes de los cargueros son marineros procedentes de la flota militar”. Werts, G.
Moscú ve al Pacífico como un mar soviético. Reproducido en: Boletín del Centro Naval, Nº 707, abril-junio de
1976, pp. 250-251.
20
Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 41.
21
“Ahora pueden encontrarse buques de pesca portando el pabellón de la URSS por las más alejadas
regiones del espacio oceánico” (Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 51).
de sus trabajadores pertenecía a la reserva naval. En función de los proyectos del
almirante Gorshkov, dicha flota desempeñó relevantes funciones militares para la
Marina. Con gran lucidez comentó un corresponsal occidental al decir que “el
creciente poder marítimo ruso no se manifiesta sólo en los cruceros, destructores
y submarinos [...]. Se lo puede ver también en la flota mercante rápidamente en
expansión y en la ubicua flota pesquera”16.
Dotados de equipamiento electrónico, los buques pesqueros realizaron
durante sus numerosas y extensas travesías, vitales tareas de búsqueda de
informaciones y producción de inteligencia sobre maniobras, movimientos y
características de las naves occidentales, cuyos resultados remitían al
Almirantazgo soviético. También se contempló su aplicación para eventuales
operaciones de desembarco, mientras que en tiempos de paz se utilizaban con
frecuencia como valiosas naves de adiestramiento y capacitación profesional en
materia de navegación, arte marinero, comunicaciones y cartografía para oficiales
y tripulaciones de la Marina de Guerra. Las múltiples actividades de los pesqueros
soviéticos alertaron sobremanera a las armadas de Occidente, advirtiéndose que
la “flota pesquera rusa es un arma que no debe ser pasada por alto o subestimada
en el prolongado conflicto de la Guerra Fría”17.
El almirante destacó la importancia de la flota pesquera ante la creciente
demanda de alimentos, en especial con proteínas de origen animal, por parte de
una población mundial en constante aumento. Para evitar el agotamiento de los
recursos y diversificar la producción, señaló la necesidad de expandir las
actividades e industrias pesqueras sobre bases racionales y científicas, a la vez
que incitó a una constante modernización tecnológica en buques y equipos de
navegación, captura, procesamiento, conservación y transporte. En todos estos
aspectos resaltó a la Unión Soviética como un verdadero referente mundial en
materia de actividades pesqueras.
22
La flota pesquera rusa (tomado y traducido de la revista Intelligence Digest). Reproducido en: Revista de
Publicaciones Navales, Nº 568, enero-marzo de 1968, p. 618.
23
Ibídem, p. 619.
Flota de investigación oceanográfica
Los buques de Investigación Oceanográfica, verdaderos laboratorios
flotantes con modernas instalaciones de comunicaciones, cartografiado, fotografía,
&c. cumplían tareas científicas, económicas y militares de envergadura por todo el
mundo. A la exploración y relevamiento de los recursos del medio oceánico y
marino y la colaboración prestada a la pesca, se le agregó la búsqueda de datos
sobre profundidades, topografía, corrientes, temperatura, presión, salinidad, etc.
de valor militar para la ocultación y las operaciones de los submarinos soviéticos y
occidentales.
Gorshkov analizó distintos aspectos del derecho marítimo internacional en
función de su plan de promoción y expansión de todos los elementos del poder
marítimo. Defendió el límite de 12 millas para los mares territoriales, el principio de
la libertad de mar abierto y la desmilitarización del fondo y subsuelo marino más
allá de las aguas territoriales. Para evitar condicionamientos y obstáculos a la
proyección oceánica soviética criticó las iniciativas de ciertos Estados por
establecer zonas económicas exclusivas (200 millas).
DE LA COSTA AL OCÉANO: PROYECCIÓN Y EXPANSIÓN DEL PODER
MARÍTIMO
“Vayan al mar y quédense allí”
Almirante Sergei Gorshkov (1962)
Aquella orden dada por el almirante Gorshkov a las unidades de su flota
tuvo un significado muy profundo. Data del año de la crisis de los misiles en Cuba
y señaló la incorporación de la Marina soviética a la orientación estratégica
propuesta por su comandante en jefe. El poder naval, antes estrechamente
vinculado a las costas y aguas nacionales, debía volcarse decididamente hacia
ultramar para convertirse en un instrumento fundamental al servicio de la política
global de la Unión Soviética.
Para apoyar y concretar sus proyectos en ultramar, Gorshkov desarrolló el
tema de las misiones y tareas de la Marina en tiempos de paz, recurrió a
numerosas y elaboradas analogías entre acontecimientos históricos y
contemporáneos y también se refirió a la actuación del poder naval en las
denominadas ‘guerras locales del imperialismo’.
“Todos nuestros niños conocen la historia de su patria. A nosotros se nos denominó héroes.
Así se originó el régimen soviético”.
“¡Día de la guerra! Flota marítima de la URSS”.
La ‘Marina en tiempo de paz’ permitía extender la influencia política,
económica e ideológica de la Unión Soviética y lograr objetivos políticos y
estratégicos sin mayores riesgos y sin necesidad de recurrir a la guerra. Gracias a
su flexibilidad, movilidad, versatilidad, gradualidad, simbolismo y capacidad de
accesibilidad y permanencia, la Marina se halló en inmejorables condiciones para
actuar en contextos de paz y durante la Coexistencia Pacífica y realizar
numerosas actividades de efectos multiplicadores que excedían las estrictamente
militares. Su principal aplicación consistió en apoyar la política exterior y la
diplomacia del Kremlin para proteger, conservar, promover e incrementar los
intereses del Estado más allá de las fronteras soviéticas 18.
A través de las visitas a los puertos extranjeros y la exhibición de bandera
se promovió la difusión de una imagen poderosa del Estado soviético y de sus
fuerzas navales para adquirir e incrementar prestigio y colaborar activamente con
la diplomacia25.
Con los actos de presencia y las demostraciones navales, la Unión
Soviética respaldó y reforzó a los países aliados, asociados y gobiernos amigos
afectados por problemas internos o temerosos de una agresión exterior. El Kremlin
podía manipular negociaciones diplomáticas y satisfacer sus objetivos políticos
simplemente con la amenaza del uso de la fuerza.
24
“La Marina [...] factor militar que puede ser empleado también en tiempos de paz a los fines de la
demostración del poderío económico y militar de los estados más allá de sus fronteras [...] ha sido la rama
aislada de las fuerzas armadas capaz de proteger los intereses de un país más allá de sus fronteras”.
Gorshkov, S. Las marinas en tiempo de guerra y de paz (tomado y traducido de la revista Proceedings).
Reproducido en: Revista de Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p. 496.
Para obtener beneficios diversos, la Marina colaboró con la creación o
equipamiento de fuerzas navales extranjeras y creó situaciones de dependencia
naval en materia de repuestos y armamento.
Los momentos de paz también se aprovecharon para mantener y optimizar
la disuasión , tareas de inteligencia, labores científicas y económicas, cooperar en
proyectos de desarrollo marítimo, adiestramiento del personal y organizar
ejercicios y maniobras navales.
Los buques soviéticos efectuaron numerosos y extensos viajes por todo el
orbe, especialmente a los países del Tercer Mundo, para ganar aliados, apoyar a
los movimientos de liberación nacional y obtener posiciones de valor estratégico –
bases para la flota más o menos ‘camufladas’, fondeaderos, y facilidades navales
y portuarias para abastecimiento, reparación y mantenimiento–.
Según lo observado por algunos analistas occidentales, la guerra
revolucionaria y subversiva mundial encontró una ayuda extraordinaria en el poder
marítimo rojo, ya que
“habiéndose trasladado la lucha de clases a una zona de ultramar,
probablemente sólo la Marina Soviética puede proporcionar la flexibilidad
necesaria para permitir a los elementos políticos, militares y sociales marxistas
producir una victoria en la lucha de clases local”25.
La estrategia revolucionaria global soviética aprovechó a la perfección todos
los elementos del poder marítimo para la penetración, subversión e influencia
sobre los países del Tercer Mundo y aquellos territorios en proceso de
descolonización. Wolfang Hopker, destacado analista europeo de la época, señaló
que “la URSS ha creado toda una gama de nuevas posibilidades de estrategia
directa e indirecta, en especial mediante el refuerzo de su poderío naval”28. El
accionar comunista se manifestó a través de numerosas actividades e iniciativas,
a saber, suministro de armamento, instructores para las fuerzas armadas, envío
de asesores militares y técnicos y cooperación en materia de economía, defensa,
ciencia, tecnología, salud y educación.
Para defender y justificar la expansión del poder marítimo, Gorshkov repasó
la tendencia histórica del pueblo ruso por encontrar salidas a las aguas abiertas y
cálidas y demostró como dichos esfuerzos se renovaron y actualizaron con la
dinámica política y estratégica impuesta por la Guerra Fría. El Almirante atendió
especialmente la problemática de los mares Báltico y Mediterráneo, dos espacios
vitales para Rusia a través de su historia, a fin de incentivar a la Unión Soviética a
no descuidarlos e incluirlos como piezas claves de su esquema geopolítico global.
26
Ken Booth señala tres variantes: disuasión nuclear estratégica, disuasión y defensa convencionales y
disuasión y defensa dilatadas en el espacio (Las armadas y la política exterior, pp. 27-28).
Para rodear y encerrar a la Unión Soviética dentro de sus fronteras, la U.S.
Navy efectuó un vasto despliegue por todo el mundo para obtener aliados y bases
donde ubicar y apoyar a sus fuerzas navales más poderosas, como así también
realizar demostraciones navales e intervenir militarmente en distintos conflictos
locales o limitados –las ‘guerras locales del imperialismo’ del almirante Gorshkov–
para eliminar gobiernos pro comunistas. En estas confrontaciones el poder naval
demostró sus excelentes condiciones “para efectuar acciones de combate en gran
escala contra países situados en territorios muy alejados del agresor”19. Esta
observación se aplicó tanto para la U.S. Navy y las armadas occidentales, como
para la Marina soviética, a la que el almirante Gorshkov también preparó para
intervenir en situaciones específicas de crisis políticas y militares en diferentes
puntos del planeta.
Las guerras mencionadas se produjeron durante la Coexistencia Pacífica y
se caracterizaron por la intensa aplicación de la infantería de marina, los
desembarcos, la aviación embarcada y los bloqueos. Según Gorshkov, las
marinas occidentales ‘imperialistas’, con la U.S. Navy a la cabeza, buscaban lograr
objetivos en ciertas regiones del mundo para aplastar movimientos de liberación
nacional, ayudar a gobiernos reaccionarios, destruir regímenes democráticos y
populares, imponer el neocolonialismo político-económico y debilitar el sistema
socialista mundial.
29
Gorshkov, S. Las fuerzas navales, op.cit., p. 277.
Con la proyección de su poder marítimo la Unión Soviética podía quebrar o
flanquear el dilatado cerco estratégico occidental compuesto por OTAN, CENTO,
SEATO y ANZUS e incluso establecer un envolvimiento y contracerco sobre el
mundo capitalista desde los espacios marítimos y oceánicos y utilizando al Tercer
Mundo.
En el Mar Báltico, la Unión Soviética creó una de sus flotas más
importantes y concentró gran número de bases navales, arsenales, puertos,
astilleros, establecimientos industriales y centros de adiestramiento, además de
ser el área natural de entrenamiento de la Infantería de Marina. Entre los
asentamientos marítimos más relevantes destacamos Kronstadt, Tallin, Riga,
Liepaja y Kaliningrado, mientras que los estados satélites de Polonia y Alemania
Democrática ofrecían, entre otros, Gdynia y Rugen, respectivamente, además de
sus correspondientes marinas de guerra.
La Unión Soviética, al igual que el Imperio Ruso, consideró al Báltico como
un área clave para sus objetivos estratégicos. La transformación de Rusia en
potencia del Báltico fue obra de Pedro I, quien derrotó a Suecia en la Guerra del
Norte (1700-1721), donde la potencia escandinava recibió apoyo naval y político
de una Inglaterra temerosa de la expansión marítima rusa. El almirante Gorshkov,
en sus relatos históricos, enfatizó el papel de las flamantes fuerzas navales rusas
en la lucha contra Suecia al decir que “la marina aplastó el poder naval de Suecia
[...] obligándola a renunciar para siempre al territorio conquistado por los rusos
sobre las costas del Mar Báltico”20. Suecia intentó más tarde tomarse revancha y
recuperar algo de su antiguo prestigio en el Báltico, pero resultó nuevamente
derrotada por Rusia en distintas guerras durante el siglo XVIII.
La Unión Soviética, que había sacrificado la supremacía rusa en el Báltico
con el Tratado de Brest-Litovsk, regresó triunfante durante la Segunda Guerra
Mundial al anexar nuevamente los territorios bálticos y arrebatar importantes
puntos estratégicos a Finlandia.
Durante la Guerra Fría la Unión Soviética necesitó controlar el Báltico para
acceder libremente al mar del Norte y sobre todo al Atlántico norte. La Marina,
respaldada por las Fuerzas Armadas del Pacto de Varsovia, se encontró así lista
para flanquear a la OTAN a lo largo de su frente septentrional y así superar el
estancamiento militar en el centro de Europa. Para Estados Unidos y la OTAN la
amenaza naval soviética era de extrema peligrosidad por ser el Atlántico norte su
zona primaria de defensa y por donde cruzaban sus vitales rutas de
comunicaciones y abastecimientos. Para el vicealmirante Gert Jeschonnek,
inspector de la Marina de Alemania Federal, el área del Báltico adquirió una gran
30
Gorshkov, S. Las marinas en tiempo de guerra y de paz, op.cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº
589, 1974, p. 515.
relevancia estratégica, “tanto para la política expansiva del Este como para la
defensa del Atlántico Norte […]”21
El Kremlin pretendió convertir al Báltico en un Mare Nostrum Rojo, y
posteriormente, con la llegada de su poder naval al Atlántico norte, desconectar y
aislar a Europa occidental y Estados Unidos y provocar un mortal quiebre
defensivo, económico y político en la OTAN . La paralización o eliminación del
potencial nuclear estratégico aeronaval y submarino de la U.S. Navy en el
Atlántico norte se incluyó también entre las misiones a desempeñar por la Marina,
mientras que la acción psico-política y propagandística soviética realizaba sus
finas actividades por toda la región del Báltico en ayuda de la expansión
marítima22.
En su carrera al Atlántico, los estrechos de Sund y Belt, firmemente
vigilados por Dinamarca (miembro de la OTAN), representaban la puerta que
conduciría a la Marina hacia las tan apetecidas aguas abiertas, por lo que debían
ser dominados o por lo menos sólidamente controlados por Moscú. En esta
estrategia no debían tampoco descuidarse la influencia a ejercer en los canales de
Kattegat y Skagerrak.
Los conflictos por el predomino en los espacios marítimos del norte
europeo, que durante el siglo XVIII enfrentaron a la Rusia zarista con Suecia, se
actualizaron en la segunda mitad del siglo XX con la rivalidad entre la Rusia
Soviética y Dinamarca. Ahora, la Unión Soviética debía sí o sí vencer o neutralizar
a Dinamarca para hacer suyos aquellos estratégicos estrechos y alcanzar el
Atlántico norte.
Tanto Suecia como Dinamarca recibieron en diferentes momentos
históricos el respaldo naval y político de dos potencias anglo-sajonas: la primera
de Inglaterra y la Royal Navy, y la segunda de Estados Unidos, la U.S. Navy y
toda la estructura militar de la OTAN.
Dentro del esquema mencionado, el Kremlin también puso en la mira a
Noruega (otro integrante de la OTAN) y nuevamente a sus antiguos enemigos
Suecia y Finlandia (ambos neutrales).
31
Escudo y espada en el Báltico (tomado y traducido de Atlantische Welt). Reproducido en: Revista de
Publicaciones Navales, Nº 574, 1970, p. 244.
32
“Las rutas marítimas super congestionadas entre Norteamérica y Europa [...] representan los puntos
neurálgicos de la OTAN. Controlarlos, bloquearlos e interrumpirlos es el objetivo fundamental del aparato
naval soviético...”. Hopker, W. La estrategia naval soviética: un desafío en el mar, op.cit. Reproducido en:
Revista de Publicaciones Navales, Nº 594, 1975, p. 530.
33
Wolfang Hopker advirtió que “hace años ya que el Kremlin trata de sojuzgar a los restantes países costeros
con una amplia campaña neutralizadora bajo la consigna ‘El Báltico, un mar de paz’. Esto tiene por finalidad
preparar el ablandamiento de todas las posiciones no soviéticas del flanco norte de Europa para posibilitar su
posesión. [...] La paz soviética, que Moscú recomienda a todos los países del Báltico, es una continuación de
la guerra por otros medios. La zona de paz que predicen al Báltico, es la zona que piensa monopolizar el
Imperio Soviético”. Estrategia del Mar Báltico (tomado y traducido de Visier). Reproducido en: Revista de
Publicaciones Navales, Nº 546, julio-septiembre de 1962, p. 207.
Para enfrentar el desafío soviético en Europa, la OTAN preparó la
denominada ‘Estrategia del Escudo y la Espada’, en la cual la Fuerza Aérea
Estratégica y los portaaviones de choque de Estados Unidos representaban la
espada y las fuerzas armadas de los demás miembros de la alianza, el escudo.
Para la protección de los estrechos daneses y el Báltico occidental se creó el
Comando de la OTAN para la Defensa de las Salidas del mar Báltico, que se
confió al aparato militar de Dinamarca y la República Federal Alemana.
El mar Mediterráneo cumplió un papel fundamental en los planes del
almirante Gorshkov. Convertirse en potencia del Mediterráneo significaba un
triunfo de enorme valor histórico y simbólico por el hecho de representar el fin de
la hegemonía occidental sobre el antiguo Mare Nostrum romano (un objetivo
largamente ambicionado por la Rusia zarista y soviética). Por otra parte, ejercer
fuerte control en los sectores de mayor importancia estratégica permitiría al poder
soviético acceder y extender influencia sobre los Balcanes, el cercano Oriente, el
canal de Suez, el continente africano, el estrecho de Gibraltar, el Atlántico central
y meridional, la región del Caribe y América del Sur.
Si la Unión Soviética pretendía abrir el Mediterráneo y el Atlántico a su
poder naval debía necesariamente imponerse en los estrechos de Bósforo y
Dardanelos y doblegar a la República de Turquía, que ejercía la custodia y
vigilancia de aquellas estratégicas llaves marítimas. Recordemos que en el
pasado la misma disputa enfrentó por siglos a los entonces imperios ruso y turco
otomano.
Occidente se esforzó por cerrar el Mediterráneo a la Rusia roja y de esa
manera procedió a crear la OTAN, el CENTO y la VI Flota de la U.S. Navy y
colocar como primera barrera defensiva a la República Turca (incorporada a la
OTAN y el CENTO). Estas iniciativas no resultaron una novedad, pues hasta 1878
Inglaterra, acompañada por otros estados europeos, respaldó permanentemente
con su Marina y diplomacia al Imperio Otomano para conservarlo intacto y
emplearlo como muro de contención frente a los avances rusos.
La expansión por el Mediterráneo, a lo largo del ‘bajo vientre’ de la OTAN,
representaba el brazo sur del vasto movimiento de pinzas aplicado por el Kremlin
para herir por la retaguardia a Europa occidental y aislarla de Estados Unidos, en
coordinación con la maniobra similar que se practicaba sobre el eje Bálticoestrechos daneses-mar del Norte-Atlántico norte. La irrupción soviética, a su vez,
amenazaba seriamente con perforar y desmoronar las defensas del CENTO.
Gorshkov se manifestó como un activo promotor de la expansión por el
Mediterráneo. A través de la exposición de numerosos hechos históricos buscó
generar conciencia marítima y sobre todo convencer y demostrar al Politburó
sobre la trayectoria y tradición de las actividades del pueblo ruso en el
Mediterráneo. Entre otros temas destacó las campañas navales rusas de la
segunda mitad del siglo XVIII contra los otomanos como una suerte de
antecedente de la posterior fricción soviético-turca que se desarrolló durante la
Guerra Fría.
El almirante Gorshkov se esforzó por mostrar en el exterior una imagen
pacífica y benévola del despliegue de la Marina en el Mediterráneo al afirmar que
la presencia de unidades navales en ese espacio marítimo respondía
exclusivamente al deseo de impedir la ‘perturbación de la atmósfera pacífica’ de la
región, de ejercer ‘un rol disuasivo’ y de promover la ‘estabilidad y la paz’ en el
área.
Los confines sudoccidentales del territorio soviético y del bloque socialista
terminaban en las márgenes mar Negro, aunque virtualmente se extendían y
proyectaban sobre los estrechos turcos, el mar Egeo y el Mediterráneo oriental. La
zona, conocida como el ‘bajo vientre’ ruso, se caracterizó por una intensa actividad
bélica naval a través de la historia y constituyó la ruta de acceso para todos los
agresores que buscaban lastimar a Rusia en sus territorios y aguas meridionales por allí desfilaron otomanos, ingleses, franceses, alemanes y hasta podemos citar
como potencial atacante a la VI Flota-. Todos estos antecedentes obligaron a
Gorshkov a considerar imprescindible el despliegue de la Marina para la defensa
de aquella delicada y siempre sensible región del imperio ruso-soviético e incluir
esta problemática como una prioridad de la estrategia marítima en el
Mediterráneo23.
Entre 1797 y 1799 la escuadra rusa del almirante Ushakov, que operaba en
el Mediterráneo, le arrebató a Napoleón las islas Jónicas y la fortaleza de Corfú,
frente a la costa oeste de la península balcánica, y las destinó como bases para la
Marina. Gorshkov resaltó la importancia estratégica de aquellas victorias al
comentar que “Napoleón creía que las islas Jónicas eran la posición de asalto más
importante para las acciones militares contra Egipto, los Balcanes, Constantinopla
y el sur de Rusia”24. Muchos años después, en pleno conflicto este-oeste, la
Marina renovó su interés por los Balcanes y adquirió una base para su fuerza de
submarinos en Valona (Albania), posición que le permitió, además, ejercer
vigilancia sobre el Mediterráneo central, el canal de Otranto y la navegación por el
Adriático. La Unión Soviética permaneció allí entre 1958 y 1961, cuando debió
retirarse ante la inclinación de Albania por la China Popular.
Hacia 1963/1964, luego de su retirada de Albania, la Marina regresó al
Mediterráneo para realizar algunos despliegues, a modo de tanteo y
34
Según el almirante Gorshkov, “el mar Mediterráneo [...] fue la región que tuvo mayor trascendencia para su
defensa. Las escuadras rusas realizaron allí operaciones de combate [...] para garantizar la seguridad de su
propio país. Esta fue una lucha de fuerzas en la primera línea de defensa del país cuando surgieron
amenazas de agresión desde el sudoeste”. Las marinas en tiempo de guerra y de paz, op.cit. En: Revista de
Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p. 520. Para ‘justificar la presencia y acción del poder naval en la zona’,
Gorshkov afirmó que “históricamente ha resultado que cuando surge la amenaza de un cerco enemigo al
territorio de Rusia desde el sudoeste, la Marina rusa ha sido desplazada hacia el mar Mediterráneo”(Las
marinas en tiempo de..., op.cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p 521).
35
Las marinas en tiempo de..., op.cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p. 519.
experimentación, con el fin de observar los movimientos y la reacción de la VI
Flota.
En África del Noreste y Cercano Oriente la Marina soviética dispuso de
importantes facilidades operativas y logísticas en los puertos de Alejandría y Port
Said (Egipto) y de Latakia (Siria), gracias a su colaboración con el plan de apoyo
al mundo árabe diseñado por el Kremlin. En ambos países se contribuyó con el
equipamiento y rearme de sus respectivas armadas y se brindó asistencia técnica
y profesional para el mejoramiento y desarrollo de bases navales y puertos (en
Egipto se trabajó en Mersa Matruh sobre la costa Occidental del Mediterráneo y en
Ras Banas junto al Mar Rojo). El establecimiento de la Marina en Egipto colocó a
la Unión Soviética en una posición más que favorable para maniobrar sobre el
canal de Suez, controlar la boca norte del mar Rojo y vigilar y manipular la ruta de
abastecimiento petrolero desde el Golfo Pérsico hasta Europa Occidental y
Estados Unidos.
Con motivo de las guerras de 1967 y 1973, la Marina envió considerables
fuerzas navales al Mediterráneo oriental y las concentró en Port Said y Alejandría
para demostrar su respaldo a los estados árabes y conformar una estructura
disuasiva frente a Israel. Particular relevancia adquirió la llegada de los buques
soviéticos en 1967, pues significó un refuerzo enorme para la presencia y el
despliegue naval rojo y determinó la inmediata creación de la escuadra soviética
del Mediterráneo con carácter permanente. Con estos acontecimientos, el
Mediterráneo perdió su condición de ‘lago’ exclusivamente occidental y, de allí en
más, la U.S. Navy se vio obligada a compartirlo con el novísimo poder naval
soviético .
El notable aumento de la actividad naval soviética en el Mediterráneo a
partir de 1967 permitió contrarrestar el peso militar y político de la VI Flota y
quedar en condiciones más favorables para presionar sobre los estrechos turcos.
Esta situación estratégica se agudizó con los problemas políticos internos de
algunos estados de la región que amenazaban con resquebrajar los cimientos del
CENTO.
Gorshkov se esforzó por mostrar a sus fuerzas navales como auténticas y
sinceras defensoras de los movimientos de liberación nacional con el fin de
otorgar más prestigio a su Marina, enfatizar su carácter pacifista y generar
simpatías y adhesiones en el Tercer Mundo para ampliar la esfera de influencia
soviética en ultramar. Respecto a las actividades realizadas en Egipto y Siria, el
almirante afirmó que “la protección de los pueblos hermanos y amantes de la
36
El almirante Gorshkov festejó este verdadero triunfo contra Occidente al exclamar que “nuestra Marina le
ha demostrado al mundo entero que el mar Mediterráneo no es propiedad de nadie ni un lago cerrado y que
Rusia es una potencia del Mediterráneo. La ubicación de sus fuerzas en estas aguas se basa no solamente
en las condiciones geográficas [...] sino además en la antigua necesidad de la Marina rusa de permanecer
allí”. Las marinas en tiempo de..., op.cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p. 521.
libertad del mundo árabe, es una misión sagrada para la Marina Soviética”25. El rol
protector demostrado por la Marina a la causa árabe no fue más que una
continuación de lo realizado en las campañas navales del siglo XVIII en el
Mediterráneo, cuando los buques rusos fomentaron “el levantamiento de los
pueblos balcánicos esclavizados por los turcos”26.
En la región del Magreb las fuerzas navales soviéticas, desde sus
posiciones en Egipto, prestaron mucha atención a la poderosa base de Mers-ElKebir (Argelia), que a fines de la década de los setenta se hallaba próxima a ser
evacuada por Francia y que era toda una tentación para el Kremlin por la
posibilidad de reemplazar a sus ex ocupantes e instalarse cerca del extremo oeste
del Mediterráneo. Desde Mers-El-Kebir la Marina podría maniobrar sobre el sur de
Europa occidental y ejercer cierto grado de influencia sobre el estrecho de
Gibraltar y la navegación entre el Atlántico y el Mediterráneo.
En algunos estados del África occidental, la Unión Soviética promovió
proyectos económicos, industriales y científicos relacionados con el quehacer
marítimo y colaboró con su realización a través de financiación, asesoramiento
técnico, expertos y capacitación profesional. Se destacaron, por ejemplo, las
iniciativas en materia de pesca desarrolladas en Mauritania, Guinea Conakri,
Sierra Leona y Angola –empresas conjuntas, complejos de refrigeración y envase,
plantas de procesamiento, centros de investigaciones, reconstrucción de flotas y
adiestramiento del personal–.
En compensación por aquellas actividades, las naves soviéticas utilizaron
diferentes puertos para atender sus necesidades logísticas y apoyar su despliegue
y expansión global. Desde Conakri, Bissau, Luanda y las islas de Cabo Verde, la
Marina efectuó patrullajes y actividades diplomáticas, protocolares y de exhibición
de pabellón que extendieron la presencia soviética por el Atlántico central y sur.
Al otro lado del Atlántico la Unión Soviética logró un importante aliado en la
Cuba de Fidel Castro, en el corazón del mar Caribe, que puso al Kremlin a tiro de
las mismísimas costas estadounidenses y del estratégico canal de Panamá. En lo
que hace a los aspectos marítimos se reorganizaron y equiparon las flotas
pesquera y de guerra, se construyó un puerto pesquero en La Habana y se
realizaron instalaciones para apoyo de submarinos soviéticos en Cienfuegos.
Frente a Brasil, República Oriental de Uruguay y Argentina, el poder
marítimo soviético se proyectó y manifestó a través de las expansivas campañas
de sus buques de pesca, tanto para satisfacer objetivos económicos como para
promover infiltración ideológica y apoyar a los grupos subversivos y guerrilleros
37
La lucha por la supremacía en los mares (tomado y traducido de Time). Reproducido en: Revista de
Publicaciones Navales, Nº 582, 1972, p. 440.
38
Gorshkov, S. Las marinas en tiempo de..., op.cit. En: Revista de Publicaciones Navales, Nº 589, 1974, p.
516.
locales , actividades que generaron distintos incidentes frente a las costas de
aquellos países sudamericanos.
La Marina extendió sus operaciones hacia el océano Índico a partir de
1967/1968, con el fin de obtener más puntos de apoyo para fortalecer su
despliegue global y para contribuir con la política exterior en los trabajos de
incorporar más estados del Tercer Mundo a la esfera soviética.
El cierre del canal de Suez (1967-1976) otorgó gran importancia estratégica
y económica a la ruta que bordeaba el extremo sur africano (Ruta del Cabo), que
se presentó como la opción más adecuada para mantener la provisión de petróleo
desde el Golfo Pérsico y cercano Oriente hacia Estados Unidos y Europa
Occidental. Además, el anuncio de la retirada británica ‘al este de Suez’ (que
debía concretarse entre 1968 y 1971) entusiasmó al Kremlin por la oportunidad de
cubrir el vacío de poder que allí se presentaba.
El poder marítimo rojo logró facilidades en diferentes puertos y bases sobre
la Ruta del Cabo, tales como Um Qasr y Basora (Irak), Bandar Abbás (Irán), la isla
de Socotora (Yemen del Sur), Mogadiscio (Somalia), Mozambique, Tamatave
(Madagascar) y Port Luis (islas Mauricio). La penetración en Irak e Irán amenazó
una de las principales fuentes de la economía capitalista (golfo Pérsico) y
desarticuló uno de los sistemas defensivos establecidos por Occidente (el
CENTO). Mozambique (que recibió ayuda para su Marina Mercante y Flota
Pesquera) y Madagascar podían servir como bases para apoyar a los negros que
luchaban contra el régimen blanco en Sudáfrica, donde se buscaba provocar un
cambio político, colocar un gobierno pro soviético y obtener dos puntos claves
dentro de la Ruta del Cabo: el puerto de Durban y la base de Simonstown**.
En la región del mar Rojo la Marina aprovechó el uso de importantes
instalaciones en Berbera (Somalia), Adén (Yemen del Sur), Hodeida (Yemen del
Norte), Etiopía y Port Sudán (Sudán). Desde Adén, histórico ex bastión de la Royal
Navy, Berbera y Hodeida, las fuerzas navales del Kremlin ejercieron control sobre
el estrecho de Bab-El-Mandeb. Todas estas posiciones, más las facilidades
otorgadas por Egipto, dejaron los extremos sur y norte del mar Rojo bajo influencia
naval soviética y colocaron a la Marina en una favorable ubicación en caso de
reapertura del canal de Suez.
A principios de 1968, el almirante Gorshkov gestionó personalmente
facilidades portuarias en la India (Bombay, Cochin, Madrás) para abastecimiento y
reparaciones, a cambio de ceder buques de guerra soviéticos para la Armada
india. Muy cerca de allí, Sri Lanka (Ceylán) autorizó el uso de los puertos de
Colombo y Jaffna, que acercaron a la Marina a los estratégicos estrechos de
Malaca y de la Sonda, que comunicaban el Indico con el Pacífico.
39
Por ejemplo, “frente a Uruguay infestado de comunistas y quebrantada por las huelgas, sus actividades
han sido particularmente osadas”. La flota pesquera rusa, op.cit. Reproducido en: Revista de Publicaciones
Navales, Nº 568, enero-marzo de 1968, p. 618.
La presencia naval ruso-soviética en el océano Pacífico se hallaba
representada por la Flota del Pacífico, asentada principalmente en las bases de
Vladivostok y Petropavlosk. Como consecuencia de la derrota del Japón en la
Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética recibió la porción Sur de la isla
Sahalin y el archipiélago de las Kuriles. Estas adquisiciones, junto con las bases y
los puertos del litoral del extremo Oriente, permitían el dominio soviético del mar
de Ojotsk. A través de los estrechos existentes en Sahalin (La Pérouse) y entre las
Kuriles (Kunashiri, Shikotán), quedaban abiertas para la Marina la salidas a las
inmensidades del Pacífico.
Desde las bases del Pacífico se desplegaba y apoyaba a las fuerzas
navales que ejercían presencia e influencia en el sudeste asiático y el Índico.
Además, desde los puntos señalados partían los buques mercantes que
abastecían con copioso material bélico a Vietnam del Norte a través de un puente
marítimo-oceánico extendido hasta el puerto de Haiphong. La Unión Soviética
también recurrió a la creciente actividad económica de su enorme Marina
Mercante para penetrar y ganar los principales puertos del Asia sudoriental,
especialmente el de Singapur y también los de Hong Kong y Bangkok.
Para contrarrestar las actividades de la Marina roja, Occidente estableció en
el Pacífico la VII Flota de la U.S. Navy y creó dos estructuras defensivas (la
SEATO y el ANZUS) que respondían a la estrategia de contener al imperio
comunista. En la década de los años setenta, la Unión Soviética se interesó por
los archipiélagos del Pacífico sur e intentó adquirir en Tonga (dentro de la esfera
del ANZUS) una base para su flota pesquera y apoyo logístico a las viajes hacia y
desde la Antártida41. En Chile, el acuerdo de cooperación económica de 1971 y los
convenios de pesca entre la Unión Soviética y el gobierno socialista de Salvador
Allende entusiasmaron al Kremlin por la posibilidad de obtener beneficios
estratégicos y económicos en el Pacífico sudamericano –comunicación PacíficoAtlántico, acceso a los territorios antárticos y facilidades para los buques
soviéticos–.
Organizadas en la Flota del Norte, con base en Murmansk, las fuerzas
navales soviéticas del océano Ártico debían cubrir un espacio oceánico que a
través de la Ruta Marítima del Norte comunicaba el Atlántico norte –bastión de la
OTAN– y el Pacífico septentrional, a lo largo de la costa de Siberia. A su vez, la
Flota del Norte, por apoyarse en una base naval libre de hielos todo el año,
quedaba en condiciones de proyectarse por el mar de Barents y el extremo norte
de Noruega –miembro de la OTAN– hacia el Atlántico norte y desde allí ubicarse
para operar eventualmente sobre Canadá y Alaska. En el archipiélago de
Spitsbergen –perteneciente a Noruega, pero utilizado por la Unión Soviética– el
poder naval del Kremlin disponía de un importante apoyo para sus actividades en
la región. No obstante la sólida posición de la Marina en este océano, Canadá y
Estados Unidos realizaron expediciones científicas y viajes de exploración para
trazar una ruta ártica controlada exclusivamente por Occidente.
Crucero nuclear “Pedro el Grande”
Portaaviones “Almirante Kuznetsov”
Crucero portaaviones
“Almirante Gorshkov”
CONCLUSIONES
Tras estudiar y analizar la historia de las principales potencias y la
importancia determinante del poder naval y de los mares y océanos en la
prosperidad o la caída de cada una de ellas, el almirante Sergei Gorshkov agregó
una marcada visión marítima a la política del Kremlin. Contribuyó de manera
decidida con la consolidación y el engrandecimiento de la Unión Soviética en el
concierto mundial al promover y llevar adelante un ambicioso programa de
transformación marítima integral. El gigante continental comunista, para ser
efectivamente reconocido como superpotencia mundial, debía a su vez seguir los
caminos del mar y alcanzar el status de verdadera potencia naval.
La Marina deseada por el almirante Gorshkov debía disputar a Occidente su
secular hegemonía naval y obligarlo a compartir el uso del océano mundial y el
aprovechamiento de sus valiosos recursos alimenticios, minerales, industriales y
energéticos.
De acuerdo a la dinámica de la Guerra Fría, Gorshkov elaboró y organizó
las misiones y tareas de la Marina para Tiempos de Guerra y Tiempos de Paz, que
se sintetizaron en el concepto de Marina Equilibrada.
Para situaciones de confrontación bélica, las fuerzas navales soviéticas
debían estar en condiciones de desafiar y enfrentar sin inconvenientes a las
armadas de Occidente en cualquier región o punto del planeta y cumplir con la
multiplicidad de misiones asignadas.
La utilización de la Marina para Tiempos de Paz se ajustó perfectamente a
los planes y procedimientos ideológicos, políticos y estratégicos del Kremlin;
colaboró con la guerra revolucionaria marxista-leninista; constituyó un recurso
fundamental de la política exterior y la labor diplomática y sirvió para aumentar la
esfera de influencia soviética en ultramar, especialmente en los estados del Tercer
Mundo y los territorios en vías de descolonización.
Convirtió a la Marina de Guerra en una fuerza moderna, oceánica y con
aptitud ofensiva, sentido estratégico y extraordinaria capacidad de presencia,
despliegue y proyección.
De una flota desactualizada y envejecida se pasó a una fuerza naval
totalmente renovada y moderna, a la que se incorporaron las dos innovaciones
científico-tecnológicas más significativas de la Guerra Fría: la energía nuclear y el
armamento misilístico.
En un claro contraste con el perfil costero y defensivo que había
caracterizado a la Marina durante décadas, la flota de Gorshkov adquirió carácter
oceánico gracias a la ampliación de su presencia, despliegue y proyección en
todos los mares y océanos del mundo, tanto en Tiempos de Guerra como de Paz.
La situación de la Marina de Guerra como fuerza subordinada y auxiliar del
Ejército Rojo, que la había relegado a un lugar secundario en la estructura militar,
evolucionó de la mano de Gorshkov hacia un poder naval más independiente, con
mayor protagonismo y con aptitudes ofensivas. Su potencial nuclear y misilístico
convirtió a la Marina en un nuevo instrumento para la disuasión y así pasó a
ocupar un lugar dentro del sistema de armas estratégicas de la Unión Soviética en
una posición de igualdad respecto a las otras fuerzas.
La Marina adquirió igualmente gravitación política dentro de la Unión
Soviética. Gracias a su astucia y habilidad de maniobra en el Politburó, el
almirante Gorshkov encontró numerosos apoyos para sus proyectos, desempeñó
la máxima autoridad naval por casi treinta años –una gestión extraordinariamente
larga si consideramos las frecuentes crisis en el PC– y quebró el tradicional
predominio del Ejército en la política ruso-soviética.
Gorshkov contempló distintas variantes y tareas paralelas a través de la
activa participación de la Marina Mercante, la Flota Pesquera y la Flota de
Investigación, ya sea para acompañar y complementar al poder naval como para
promover, defender e incrementar los intereses marítimos y oceánicos de la Unión
Soviética.
El almirante Sergei Gorshkov, auténtico heredero de los esfuerzos de Pedro
I, Catalina II y de su desdichado antecesor el almirante Kuznetsov, introdujo un
fuerte componente marítimo en una estructura política y militar conservadora y con
una mentalidad predominantemente terrestre. Su labor fue en verdad enorme y
extraordinaria. Levantó a la Marina en un momento de confusión política, echó luz
sobre los replanteos estratégicos, fomentó conciencia marítima, empujó a
dirigentes y dirigidos hacia las inmensidades oceánicas, construyó una Marina de
Guerra de primer nivel y, finalmente, coronó su obra maestra con el
reconocimiento de la Unión Soviética como indiscutible segunda potencia naval
del mundo.
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