TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES EN LA POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA DE COSTA RICA 1950 - 1990 JirPti.s. . FlJIUTlJ• .k/t S«ciótt Amiliru lktttogrtiftca [)In". Acfllaritl/ y dt P/alfijicaciÓlf ECMÓmica Jr¡Jio 1991 RESUMEN El propósito de Jo ON/Ora es estudiar el comportamiento de la población económIcamente acriva COSIO";CBn.fB en las tres últimas INTRODUCCION Uno de los grandes retos que enfrenla la Seguridad Social es proveer suficientes recursos para el financia· dleados. poniendo énfasis en los cambios estru.cturales experimentados en la economio y en la dinámica demográfico y su impacto en la distribución de la fuerza de trabajo por sexo. edad y grandes sectores económicos. Los reslIllodM de liste f!Shllho consti,.,yen un punto de portlda paro disponer de un panorama de evolución histórico que permito formular hipótesis acerco del comportamiento futuro de lo población económicamente activa y SIlS consecuencias en el desarrollo Institucional y teniendo como norte que la población es el sUjeto y el objeto de toJo proceso de desorrolfo. miento de sus programas. Independientemente de su nivel de desarrollo, son muchos los paises que tienen severos problemas económicos y financieros en sus programas de Seguridad Social. Considerando que la mayoría de los sistemas de Seguridad Social -incluyendo el de Costa Ricatienen como fuente principal de financiamiento un sistema tripanito basado en contribuciones sobre los salarios e ingresos de los trabajadores, los principales factores determinantes del financiamiento se relacionan con la dinámica demográfica, que afecta la evolución de la estructura y tamaño de la fuerza de trabajo, y con fenómenos macroeconómicos que repercuten sobre los niveles de remuneración de la mano de obra. La incidencia de tales fenómenos adquiere, por lo tanto, gran relevancia para el desarrollo de la Seguridad Social, lo cual constituye una motivación para su permanente estudio. Al respecto, cada vez se vuelve más importante la necesidad de estudiar con mayor ahinco dichos fenómenos, dado que ello constituye el punto de panida para la búsqueda de alternativas programáticas orientadas a enfrentar las dificultades económicas y financieras de la Seguridad Social. Desde esta perspectiva, el objetivo del presente trabajo es estudiar las transformaciones estructurales más imponantes de la población económicamente activa de Costa Rica, ocurridas durante el período 1950 - 1990. MARCO CONCEPTUAL Los cambios en la composición etaria de la fuerza de trabajo están explicados básicamente por la dinámica demográfica general, esto es, por el comportamiento pasado de la mortalidad, la fecundidad y la migración. cuyos efectos se manifiestan en el mercado laboral en Vol. I N° 2 forma retardada, conforme las nuevas cohones poblacionales van alcanzando la edad para incorporarse a la actividad productiva. La experiencia mostrada por los paises que ya han recorrido las diferentes etapas de la transición demográfica, señala que conforme se reducen la fecundidad y la mona! idad, inicialmente tiende a producirse un aumento de la población en edades activas. No obstante, la consecuencia final de una reducción sostenida en ambas variables es el envejecimiento de la población y la caida de la panicipación relativa de la población en edad de trabajar. Paralelamente a los factores demográficos citados con anterioridad, la composición por edades de la fuerza de trabajo está también explicada por el nivel de desarrollo económico y social alcanzado por la sociedad en un momento dado. La estructura en cuanto al tipo de producción, el desarrollo tecnológico y en general la forma en que se organiza la economia, son aspectos que van de la mano con el desarrollo económico y social, los cuales se manifiestan directamente sobre la composición etaria de la Población Económicamente Activa (PEA), La experiencia señala que en aquellas sociedades económicamente menos desarrolladas tiende a prevalecer la producción primaria sobre la industria y los servicios, situación que se va reviniendo conforme se avanza en el desarrollo económico. En las sociedades predominantemente agricolas, a su vez las menos desarrolladas, la panicipación de la fuerza de trabajo infantil y juvenil es superior, lo mismo que la fuerza de trabajo en edades avanzadas, por cuanto la población rural no sólo ingresa más temprano al mercado laboral, sino que prolonga su actividad en función de su habilidad fisica para trabajar. Por otro lado, la extensión del sistema educacional y la existencia y desarrollo de los sistemas de seguridad Segundo Semestre 1993' pag. 49 social, entre otros, constituyen fenómenos que se asocian a la estructura etaria de la fuerza de trabajo. Así, cuanto más extendido se encuentre el sistema educacional, menor es la participación de la población infantil y juvenil en las actividades productivas; asimismo, la existencia de regímenes de jubilación relativamente maduros con amplia cobertura, condiciona una menor participación de la población anciana en el mercado laboral. En lo referente a la composición de la fuerza de trabajo por sexo, son factores socioeconómicos, institucionalcs y culturales los que ejercen mayor impacto. En las sociedades menos desarrolladas, la participación de la mujer en las actividades productivas se limita a cierto tipo de labores de artesania doméstica, al trabajo agricola no remunerado, a los servicios domésticos, y en general, a trabajos con escasa vinculación al mercado. Conforme las sociedades alcanzan un mayor nivel de desarrollo socieconómico, se modifican, relativamente, las pautas culturales que condicionan el papel de la mujer en la sociedad. Un mayor acceso al sistema educativo favorece la incorporación de la mujer a la actividad productiva en labores no tradicionales que requieren mayor calificación, fundamentalmente en los sectores secundario y terciario. No obstante, la mayor o menor incorporación de la mujer en tales actividades está condicionada. a su vez, al tamaño relativo de dichos sectores. Por otra parte, el acceso a la educación, y el nivel de vida en general. tienen un vinculo directo con las pautas reproductivas de la mujer, mediante la reducción de la fecundidad. La evidencia empirica indica que existe una relación inversa entre el nivel de fecundidad y la participación de la mujer en las actividades productivas. En las sociedades más desarrolladas, la participación de la mujer en las actividades del mercado es mayor por la interrelación de estos factores, entre otros. Mayor acceso a la educación y a la calificación, mayor tamaño relativo de los sectores no primarios, menor fecundidad, y porque el retiro de las mujeres para casarse y cuidar los hijos es temporal, de modo que posteriormente se reincorporan a la actividad productiva. CRECIMIENTO DE LA POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA Desde el punto de vista de la oferta de mano de obra, el extraordinario aumento de población que se presentó en las décadas de 1950 y 1960 se reflejó en el crecimiento absoluto de la población económicamente activa, como se observa en el siguiente cuadro. CUADRO No. I POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA 19S0 - 1990 Nlo 19S0 1963 1973 1980 1984 1985 1990 PEA Tasa aecimiento anual Las tasas de crecimiento permiten medir el ritmo de crecimiento anual experimentado por la población económicamen1e activa. donde se destaca la paulatina aceleración en su ritmo de crecimiento. Así, mientras en el período interecnsal 1950 - 1963 éste fue de 2,9 por ciento anual, en tan sólo cinco años (1980- 1985) el crecimiento fue de 2,6 por ciento, para alcanzar entre 1985 y 1990 un nivel de 9,2 por ciento anual. Es razonable pensar que el alto crecimiento que se presentó fue causado, cuando menos, por dos razones principales: La primera de ellas, está referida a la entrada de jóvenes al mercado laboral producida a fines de los años sesenta, y corresponden a los nacidos en la década del cincuenta, periodo en que la tasa de fecundidad alcanzó su nivel máximo y la tasa de mortalidad estaba descendiendo. La segunda razón está asociada con el aumento considerable en la incorporación a la PEA por parte del sector femenino de la población, observado a fines de los años sesenta, como resultado de un cambio en el comportamiento reproductivo de la mujer que provoca una baja en el nivel de fecundidad. la que se observó con particular énfasis entre las mujeres de 20 a 24 años de edad. COMPOSICION DE LA PEA POR SEXO Hasta mediados de los años sesenta, la composición por sexo de la población económicamente activa denotaba una muy escasa participación fcmeniua. En el año de 1950 la PEA femenina representaba apenas el 15,4 por ciento del total. Para 1963 esa proporción se habia elevado al 16,2 por ciento. Si utilizamos como indicador la Tasa Bruta de Participación (TBP) definida como el cociente Fuerza de TrabajolPoblación Total, se obtienen los siguientes resultados: CUADRO No. 2 TASA BRUTA DE PARTlCIPACION POR SEXO 1963 - 1990 TASA BRUTA DE PARTICIPACION (%) AÑO 1950 1963 1973 1980 1984 1990 TOTAL HOMBRES MUJERES 33,84 29,58 31,27 34,73 33,27 35,18 57,55 47,53 50,31 48,00 51.87 54,60 10,43 9,40 12,11 16,91 14,69 21.60 RJEN"ffi: Censos de Población y Encuesta de Hogares 271.984 39S.287 2,9 3,9 0,1 S8S.313 S91.680 746.860 673.674 1.066.61 S S,8 .0,1 9,2 Fuente: Censos de Población y Encuest.I de Hopres Vol. 1 N° 2 La incorporación de la mujer en el trabajo remunerado ha ido en aumento paulatino durante el período que va de 1963 a 1990, Su tasa bruta de participación pasó de 9,4% en 1963 a 21.60% en 1990. La población femenina prácticamente duplica su participación en la actividad económica del pais durante ese periodo. Segundo Semestre 1993 I Pago SO Es importante destacar que si bien la participación masculina también se ha ido incrementando, este alimento no ha sido tan significativo como el observado en las mujeres. Asi, mientras que la TBP femenina aumenta en más de doce puntos porcentuales entre 1963 y 1990, el aumento de la TBP masculina fue de siete puntos porcentuales, pasando de 47,5% a 54,6% en el mismo periodo. COMPOSICION DE LA PEA POR GRUPO DE EDAD Y SEXO La distribución de la población económicamente activa por grupos de edad pone de manifiesto las variaciones que han sufrido, a través del tiempo, los diferentes grupos etarios. El descenso en la fecundidad por un lado y por el otro el proceso de desarrollo, y en general el tipo de organización de la economia son factores asociados a la magnitud de la fuerza de trabajo y a la participación diferencial de los distintos grupos. Paralelamente al proceso de desarrollo económico y social se producen otros cambios que son concomitantes con éste, como lo son la extension de los sistemas de educación, la legislación laboral, los sistemas de seguridad social, la wbanización, etc.; factores que imponen restricciones al volumen de mano de obra disponible y que se deben a factores propiamente demográficos, notándose claramente este cambio en las edades marginales. Con especial importancia se observa que en los grupos jóvenes la participación relativa tiene una- marcada tendencia al descenso. Este fenómeno está asociado a la extensión y cobertura de los sistemas de educación costarricense, el cual ha permitido que considerables volúmenes de jóvenes permanezcan por más tiempo en el sistema escolar retardando su incorporación al proceso productivo; pero también al reducirse la fecundidad, menos jóvenes estarán formando parte de estos grupos. En 1950, la participación de los jóvenes de 12 a 14 aJlos representa el 6,2% del total de la fuerza de trabajo. Para 1973 este grupo se habia reducido al 4,20/0, hasta representar en 1990 sólo el 2,1 % del total de la PEA. Similar situación se aprecia en el grupo de 15 a 19 años, a quicnes el sistema escolar tiende a retener por más tiempo. Este grupo representaba el 17,2% de la PEA total en 1950 y en forma paulatina ha venido disminuyendo su participación relativa hasta llegar a 11,6% en 1990. La proporción de la población económicamente activa en edades avanzadas es relativamente mucho menor que la participación de los adultos en edad activa intermedia. Este comportamiento refleja la existencia de diferentes alternativas que hay para este grupo poblaciona!, entre los que destacan los sistemas de jubilación, cobertura de la seguridad social y otros sistemas de protección a la vejez. La participación de la mano de obra masculina total, no obstante que es superior a la femenina, ha experimentado a lo largo de los allos importantes cambios, entre los que resalta su tendencia decreciente desde 1950 a la fecha. En 1950 el 84,6% de la población económicamente activa estaba constituida por hombres; en 1973 la proporción era de 80,7% Yen 1990 esta cifra dismiVol. 1 N° 2 nuye a 71,5%. Es claro que en término dc 40 años, la mano de obra masculina ha reducido su participación relativa en 13 puntos porcentuales. Los grupos etarios que más han contribuido con esta disminución son los sectores de población joven, especialmente el de 12 a 14 años, aspecto que resulta concordante con el proceso de cambio de la economia costarricense, al pasar de un sistema eminentemente agricola en 1950 a una economia más diversificada en las décadas posteriores, que ha permitido un mayor grado de desarrollo de la sociedad con los ulteriores beneficios que se generan de él, como lo es la mayor asistencia escolar. En el otro extremo de la pirámide poblacional masculina se localiza la fuerza de trabajo mayor de 65 años, la que, no obstante haber disminuido su contribución relativa a lo largo de los últimos 40 años, esta reducción no ha sido tan espectacular como la observada en los grupos jóvenes. La estructura etaria de la mano de obra masculina en edades intermedias muestra un crecimiento relativo a lo largo de todo el periodo, siendo consecuente con los patrones sociales que admiten la incorporación del hombre adulto al proceso productivo sin ninguna restricción. Comparativamente, la fuerza de trabajo femenina ha observado caracteristicas sobresalientcs y muy particulares. Su incorporación a la fuerza de trabajo costarricense se ha ido sucediendo con mayor impacto cada vez. El paso de una economía agricola generalizada en 1950 a una economía más industrializada y enfocada al sector servicios en las décadas siguientes, ponen de manifiesto importantes cambios en los patrones de comportamiento de la sociedad. Los criterios respecto al trabajo remunerado de la mujer tienden a variar. Se flexibilizan los roles asignados a ella y se termina por aceptar su partícipación en el proceso productivo. En 1950 la fuerza de trabajo femenina representaba el 15,4% de la PEA total; en 1973 se aumenta a 19,3% y en 1990 ya alcanzó el 28,5%, es decir, su participación relativa casi logra duplicarse en este periodo. La estructura etaría asociada a la población económicamente activa femenina muestra también una evolución decreciente en los grupos jóvenes, con marcado descenso en los grupos de 12 a 14 y 15 a 19 años, especialmente este último que reduce su participación relativa en 11,4 puntos porcentuales entre 1950 y 1990. Los grupos etarios intermedios contrariamente aumentan su peso respecto a la PEA femenina total, siendo ostensible la transformación experimentada por estos grupos respecto a los roles que históricamente tenian señalados. Se argumenta por ejemplo que a mayor nivel de instrucción de la mujer, su participación en la mano de obra productiva será también mayor; el estado civil es otro de los factores que intervienen en los niveles de participación de la mujer, siendo ésta más elevada en las mujeres solteras, divorciadas, viudas y separadas. La población económicamente activa femenina mayor de 55 años ha reducido de 1950 a 1990 levemente su participación relativa en la PEA total siguiendo, no obstante, patrones similares a los experimentados por los hombres en los mismos grupos de edad. Véanse Segundo Semestre 1993 I Pago SI Cuadros No. 3 y No. 4. CUADRO N•. 3 ESTR1ICTIlRA DE LA PEA POR GRUPO DE EDAD Y SEXO nOMBRES GRUPO DE EDAD 19S0 1963 1973 1984 TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100.0 s.o 404 IS,9 IS,6 22,9 17,6 12.2 12·14 IS-19 20·24 6,6 16,0 IS,8 2S-34 3S-44 4S-S4 SS-64 6S·74 75 y más 22.S 17,7 11,2 6.4 2.9 0.9 IS,I 14.4 23,7 17.9 12.9 7,4 2.7 0,9 7.S 3,1 0,8 208 13,2 17,3 27,9 17,4 II.S 6,7 3,2 0,8 1990 2,3 11,4 16,4 27,6 20.0 11.8 6.9 2.6 1.0 FUEf'(ffi: Censos de Poblac::t6n y Encuestas de Hoprcs CUADRO N•. 4 ESTRUCTIJRA DE LA PEA POR GRUPO DE EDAD Y SEXO MUJERES GRUPO DE EDAD 19S0 1963 1973 1984 TOTAL 100,0 100.0 100,0 100,0 100,0 3.9 23,6 21,3 22.4 IS,8 8.2 3.3 1,2 0,3 3,7 20.2 20.1 2S.1 16,4 9.2 3,9 1,1 0.3 12·14 IS-19 20-24 2S-34 3S-44 4S-S4 SS-64 6S-74 75 Y más 1990 3,S 1.7 I,S 20,2 22.2 13,4 12.2 18.2 31.3 23,6 9.0 3,0 0,9 0.3 2S,8 16.0 8.0 3.2 0.9 0.2 21,0 32.7 18,8 8,4 3,0 1,0 0.2 FUENTE: Censos de PoblaciÓG y Eneuesta de Hcpra TASAS REFINADAS DE ACTWIDAD POR SEXO Y GRUPO DE EDAD La tasa refinada de actividad es un indicador demográfico que divide la población económicamente activa de cierta edad o grupo de edad entre la poblaCIón activa de ese mismo tramo. Es un indicador del grado de incorporación al mercado laboral de una determinada parte de la población en edad de trabajar, que en el caso de Costa Rica se define como la de doce aftos y más. En términos generales, en 1950 la tasa global de participación era de casi 530/0, relación que disminuyó a menos de 50% en 1963 y continúa con su tendencia decreciente en las décadas siguientes hasta llegar en 1990 a 35,2%. Como factores responsables de esta importanle caida se pueden citar los cambios sufridos tanto en la estructura económica como social del país; siendo los más importantes los que se derivan de la transformación de la economía agricola que predominaha en los aftos 50 hacia una incipiente industriali7.aciÓn y al desarrollo del área de servicios. Vol. I N° 2 Como consecuencia inmediata se genera una amplia cobertura de la educación, que retarda la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. favoreciendo que las tasas de participación de estos grupos de población joven se reduzcan en forma sensible dejando sentir el efecto de su importancia relativa en términos de una disminu· ción de la tasa global de participación. Conforme el país ha ído alcanzando mayores niveles de desarrollo, y se consolidan a su vez nuevas formas de estructura económica y social. se hacen evidentes otros cambios que se encaminan hacia la prolección de la población anciana, tanto a través de los beneficios de la seguridad social como con el establecimiento de sistemas de jubilación que permiten al trabajador retirarse de la actividad económica para acogerse a tales SIstemas, redundando esta actitud en una disminución de las tasas de actividad en estas edades. Por otra parte, los niveles de las tasas refinadas de actividad en los gmpos de población en edades intermedias son bastante altas; sin embargo, muestran una tendencia decreciente a través del tiempo; tal comportamiento probablemente esté asociado con los deseos maniliestosde cierto sector de la población de no formar parte de la fuef7.a de trabajo del país. El análisis de la evolución de las tasas de actividad por sexo muestra comportamientos diferenciales en este sentido. Por su lado. los niveles de las tasas de actividad de los hombres han venido declinando de manera pronunciada, tanto que en 1950 ésta era de 90,3% y cae hasta 77,0% en 1990. Es claro que en términos de 40 aftos la tasa global refinada de aclividad masculina se redujo en más de 13 puntos porcentuales. Esta reducción se debe fundamentalmente al pronunciado descenso de las tasas específicas de los grupos menores de 20 aftoso El comportamiento de las tasas refinadas de los hombres menores de 20 aftos en los aftos siguientes conlinúa siendo descendente; el grupo de 12 a 14 desciende su tasa en un 18% en el periodo comprendido de 1973 a 1990 y por su parte el grupo de 15 a 19 disminuye su participación en un 34,8% en el mismo periodo. La fuerül de trahajo masculina ubicada en los grupos de edad de 25 a 59 aftos ha visto reducir también su nivel de participación; pero esta reducción es de una intensidad mucho menor que la observada en las edades marginales, en el mismo lapso, 1950 a 1990. Por últi mo. los grupos de población masculi na ubicada en edades avanzadas. 65 aftos y más, experimentan una brusca caída en sus niveles de participación. En el tramo de 60 a 64 aftos, por ejemplo, este descenso es de más de 31 puntos porcentuales en el lapso que va de 1950 a 1990. El grupo de 65 a 69 aftos reduce su parIicipación en casi 41 puntos porcentuales en el mismo período. Este comportamiento es congruente con lo expuesto en los párrafos anteriores respecto a las diferentes opeiones que se dan para los dislintos sectores de la población, según el país vaya alcanzando mayores niveles de desarrollo económico y social. Con respecto a la forma como han evolucionado las tasas de actividad femenina. es necesario recalcar la Singular transformación experimentada en lo que va de 1950 a 1990. En 1950 la tasa global refinada de las mujeres era de apenas un 16.07 por ciento. es decir. 5.6 veces más pequefta que la de los hombres en ese mismo Segundo Semeslre 1993 I Pago 52 año. En 1990 esta lasa ha logrado crecer cn un 88.8% respecto a 1950 alcanzando un nivel de 30,3%. Este crecimienlo significa reducir la diferencia respecto a los hombres. siendo entonces sólo 2.5 veces más pequeña que la de éstos. No obstanle este crecimienlo asombroso. las tasas de participación femeninas son definitivamente inferiores a las de los hombres. La participación de la mujer en el CUADRO No. 5 TASA REFINADA DE ACTlDAD POR SEXO SEGUN GRUPO DE EDAD GRUPO DE EDAD 1984 1990 TOTAL 90.3 83.8 78.4 77.S 77.0 12·14 14-19 2().24 )3.6 17,8 2~.O 94.1 97.8 21.3 64.2 88.6 20,4 67.6 89.8 2S·29 SI.9 9t.t 96.7 98.4 30-34 98.4 97.8 94.1 94,1 9S.9 9S.9 97.0 96.9 97.8 97.0 92.0 90.9 82.4 62.7 3S-39 98.7 98.4 4().44 98.S 4S-49 SO·S4 SS-S9 97.9 97.2 98.2 98.0 96.8 9S.7 9S,4 ~ 93.8 90.4 6S-69 70·74 96.8 77,4 61,8 7S-79 80 y más 63.9 44.7 GRUPO DE EDAD 1950 89.8 91.1 97.1 S9,4 30,8 98.4 98.2 97.6 96.8 95,4 90.4 72.1 61.8 47.9 30.8 41.2 31.6 20.3 22.1 1963 197] 1984 1990 t6.0 18.6 21.6 30.3 S.O 20.5 3.9 17.6 29.2 31.2 27.1 42.4 72.1 47,9 9S.2 92,3 87.3 74,4 S4.9 55.6 36,8 29.S MIlJERES TOTAL 16.1 12-14 14-19 20-24 ~.8 S.O 22.S 19.7 2S-29 30·)4 lS-39 40-44 4S-49 SO-S4 SS-S9 ~ 6S-69 7()'74 7S-79 80 Y más 22.6 18.S IS.6 IS.8 tS.S 14.1 12,3 10..S 7.6 7.4 S.3 4.6 2.9 24.4 20.3 18.7 18.0 16.S 14.8 12.7 IO.S 8.6 Segundo Semestre 1993 I Pág. S3 29.5 26.7 24.4 22.1 19.7 16.8 I3..S 10.7 7.8 6.1 S.7 4.0 3.7 1.0 4.0 2.9 FUENTE: Censos Poblaciiln y Encuesta de Hosare:' Vol. 1 N° 2 t973 JI()MBRES earoceso productivo costarricense hasta años recientes sido muy baja. En forma lenta esta situación tiende a cambiar y se verifica a través de los niveles que alcarv.an las tasas de actividad en lodos los grupos de edad. pero con especial inlensidad en el grupo de 20 a 24 que registra el índice de participación más alto. La eslructura por edad de las lasas de aClividad reme,,:nas siguen un modelo distinto al de los hombres. A través del tiempo los cambios experimentados en la actividad de la sociedad respecto a los roles tradicionales que le habían sido asignados a la mujer, la influencia positiva que la educación ha desempeñado, la disminución de los niveles de la fecundidad ha permilido a la nujer participar con mayor intensidad en el proceso productivo. Este grado de participación. sin embargo, está asociado a otros factores como son el estado civil. el momento del casamienlo y el retiro para criar los hijos. Estos factores van definiendo comportamientos diferentes en el tiempo. Por ejemplo. en 1950 la tasa de participación de las mujeres alcanzan su valor máximo entre los 15 y 24 años y luego tienen una tendencia decreciente para el resto de grupos. En 1963 y 1973 este valor máximo se ubica en las mujeres de 20 a 24 años con valores decrecienles en los grupos siguientes. Para 1984 la estructura es muy diferenle. y muestra valores altos en varios tramos de edad. yendo desde el grupo de 20-24 hasta 40-44 años. pero se produce un despl31.amienlo del valor máximo que estaba ubicado en décadas anteriores en el grupo de 20 a 24. para acentuarse en el grupo de mujeres de 30 a 34 años. Este proceso de lransformación continúa y en 1990 las lasas presenlan una clara distribución bimodal. presentando el primer valor aIro en el grupo de 20-24 Y el segundo en el grupo de 35-39 años. El descenso producido en las edades intermedias a estos dos grupos citados está probablemente relacionado con el retiro para casarse y tener los hijos. Las tasas de actividad de las mujeres de 40 años y más presentan una tendencia claramenle decreciente. pero cuyos valores sin embargo son mucho más altos en los años recientes que los observados en las décadas del 50 y 60. (Cuadro No. 5). 1963 19S0 1.2 31.9 30.7 28,4 22.0 16.2 12.2 7.2 4.3 3.0 2.3 2,4 S.6 40.4 41.4 4S.1 38.1 29.4 21.8 IS.S 10.6 8.4 4.0 3.6 2.7 ESTRUCTURA SECTORIAL DE LA PEA POR SEXO La e~l'Criencia histórica revela que en la medida en que los procesos de desarrollo proceden, se producen sustanciales transformaciones en la sociedad, las cuales pasan de basarse en actividades primarias (agricultura, caza, pesca) hacia formas de economía donde la supremada va a concentrarse en los sectores secundarios (industrias) y en el terciario (servicio). La estructura de la PEA que mostraba Costa Rica en 19S0 reneja, sin lugar a duda. la etapa de desarrollo por la cual atravesaba el país en ese entonces; el sistema económico estaba muy limitado y la agricultura tradicional ocupaba una proporción marcadamente mayoritaria de la fuerza de trabajo. En las décadas siguientes el sector primario pierde importancia y capacidad de absorción de la mano de obra, dejando de representar la principal actívidad en la cual se empleaba la fuerza de trabajo costarricense. En cuanto al sector secundario de la economía, es evidente que no ha jugado un papel preponderante como empleador de mano de obra, su poco desarrollo e inestabilidad han sido limitantes sustancíales en su capacidad de generar empico. El tercer gran sector de la economia es el de servicios que a través de las últimas 4 décadas ha desempeilado un rol muy significativo como empleador y generador de empleo. Esta tendencia acelerada hacia la terciarización, sin haber mediado un fuerte proceso de industrialización, es destacado como uno de los rasgos más notables de los cambios en la transformación productiva de Costa Rica. La estructura sectorial de la PEA por sexo presenta caracteristicas significativas en cuanto a la competencia especifica de cada sector como empleador de la fuel7.a de trabajo a través del tiempo. En la década de los ailos SO el 6S% de la población económicamente activa masculina estaba dedicada a labores agricolas. Trece ailos más tarde (1963), el sector primario ha perdido peso relativo como la principal actividad empleadora. La magnitud de esta reducción es de S punlOS porcentuales e implica un cambio cualitativo, ya que reneja una modificación en la capacidad de los otros dos sectores para absorber los incrementos de la fuerza de trabajo. Los cinco puntos porcenhla1es de reducción que experimentó el sector primario en el ailo 63 los absorbió el sector terciario. llegando a representar un 30% cuando Vol. I N- 2 en 19S0 sólo se habia alcanzado un 2S%. Por otra parte, el sector secundario, durante estos 13 ailos, no varió su porcentaje de particupación, siendo ésta de alrededor de un 10%. Esta capacidad de absorción del sector terciario siguió funcionando en los ailos siguientes. Para 1970 el principal sector ocupacional del país era el terciario, pasando el primario a segundo término, dado que el sector servicios habia subido de 30% a 39% y la actividad primaria habia descendido de 60 a 46 por ciento. En 1980, el sector primario seguia perdiendo importancia, no asi el terciario, el cual subió a un S3%, convirtiéndose en la década del 80 y principios de los 90 en el sector que brindaba ocupación a más de la mitad de la PEA masculina del país. El sector que menos variación ha presentado en este periodo es el secundario, ya que en 19S0 éste representaba el 10% de la ocupación y para 1990 subió solamente S puntos porcentuales, es decir, alcanzó un IS%. En lo que respecta a la estructura sectorial de la población económicamente activa femenina, cabe destacar que desde 19S0 hasta nuestros dias, la preponderancia en cuanto a emplcador de mano de obra femenina le corresponde al sector servicios. con porcentajes de participación que superan el 70% de la PEA femenina total para grandes tramos del periodo eSlUdiado. No obstante, a partir de la década de los 70 se inicia una pérdida paulatina de este grado de importancia relativa del sector servicios. cayendo a niveles por debajo del 70% como los observados en 1988 (69%) Y 1989 (68%). El sector secundario de la economía ha representado la segunda opción que ha tenido la fuerza de trabajo femenina de incorporarse al proceso productivo. Esta participación sin embargo ha sido reducida como consecuencia del limitado y lento desarrollo de este sector. La capacidad de absorción de población femenina en este sector presenta una tendencia creciente. Fi nalmente, las actividades agrícolas (sector primario) han contado con muy poca participación femenina a lo largo de la historia. En los al10s SO, el 11 % de las mujeres estaban incorporadas a este tipo de actividad; hacia los ailos 60 sólo formaban parte de este sector el 6% de la PEA femenina, manteniéndose estable esta participación para los ailos siguientes. Véase Cuadro No. 6 Segundo Semeslre 1993 I rag. 54 CUADRO No. 6 EVOLUCION RELATIVA DE LA PEA POR SEXO Y SECTOR ECONOMICO 1950-1990 SECTOR ECONOMICO AJilo HOMBRES rorAL 1950 1963 1964 1%5 1966 1%7 1%8 1%9 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 lOO lOO 100 100 100 100 100 100 IlKI 100 100 100 100 PRIMARIO SECUNDARIO 65,0 60,0 51.7 50,8 49,9 50,0 48,1 47,3 46,4 45,5 44,6 43,7 42,9 42,0 41,\ 40,2 39,3 38,4 28,0 30,0 33,0 31,0 34,0 28,0 32,3 36,0 36,0 34,0 34,0 10.0 10,0 11,9 12,1 12,3 12,5 12,7 12,8 13,0 13,2 13,4 13,6 13.8 14,0 14,1 14,3 14,5 14,7 18,0 16,0 16,0 17,0 15,6 15,0 16,0 16,0 14,0 16,0 16,0 MUJERES TERCIARIO 25,0 30,0 35,6 36,2 36,9 37,5 38,2 38,8 39,5 40,2 40,8 41.5 42,1 42,8 43,4 44,0 44,7 45,4 53,0 53,0 49,0 50,0 50,0 52,0 51,0 47,0 49,0 49,0 49,0 BPV.- 1,0 1,0 2,0 2,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 rorAL 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 lOO 100 100 100 100 1Il0 100 lOO 100 PRIMARIO 11,0 5,5 4,8 4,9 4,9 5,0 5,0 5,1 5,1 5,2 5,2 5,3 5,3 5,4 5,4 5,5 5,5 5,6 5,0 5,2 6,0 5,0 5,8 4,0 5,9 6,0 7,0 6,7 6,9 SECUNDARIO 16,0 17,0 14.3 14,5 14,9 15,1 15,4 15,7 15,9 16,3 16,6 16,8 17,1 17,4 17,7 18,0 18,2 18,5 17,0 16,0 17,0 18,0 19,9 17,5 20,S 22,0 23,0 26,0 23,0 TERCIARto 73.0 77,0 78,4 78,1 77,7 77,4 77,1 76,7 76,4 76,1 75.7 75,4 75,1 75,7 76,4 76,3 76,3 75,7 75,0 75,0 73,0 74,0 75,7 76,3 73,0 70,0 69,0 68,0 70,0 BPV· 3,0 3,0 4,0 4,0 2,0 2,0 2,0 2,0 1,0 1,0 1,0 'buscan por prlmena vez FUENTE' C'.ensos de Población y Encuestas de Hoprell BIDLlOGRAFIA Dirección General de Estadística y Censos: Censos de Pobloción. 1950, 1963, 1973 Y 1984. Dirección General de Estadística y Censos: Encuesta de Raf!,ares. 1980, 1982, 1983, 1985, 1987, 1988, 1989 Y 1990. Elizaga, Juan Chile. 1979. c.: Dinámica y Economi,l de la Población Centro Latinoamericano de Demografia/CEPAL. Santiago, Vol. I N° 2 S~gundo Scm':$tre 1993 I Pago SS