Instituto Nacional de Antropología e Historia Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” Maestría en Arquitectura con Especialidad en Restauración de Monumentos Templo de Nuestra Señora de Loreto en la Ciudad de México Por Arq. Lhaila Elvia Pérez Rodríguez y Arq. Juan Luis Rodríguez Parga Los orígenes. La edificación de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto en la Ciudad de México se debe a la iniciativa de los sacerdotes de la Compañía de Jesús. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, según Rosell y Sonia Lombardo , un sacerdote jesuita llamado Juan B. Zappa llegó a México procedente de Lombardía y trajo una cabeza de la Virgen de Loreto y otra del Niño Jesús, talladas, según afirmaba este padre, por el evangelista San Lucas de Nazaret . Cuando este sacerdote tuvo que trasladarse a Tepotzotlán, le encomendó al padre Juan María de Salvatierra que se hiciera un sitio donde se veneraran las imágenes, por lo que de inmediato se realizaron obras en el bautisterio de la iglesia del Colegio jesuita de San Gregorio, para adaptarlo como capilla para colocar en ese sitio las imágenes de la virgen y el niño; la capilla se estrenó el 5 de enero de 1680. Poco tiempo después, en 1682, debido a que el culto a la Virgen de Loreto aumentaba paulatinamente, se decidió hacer la reconstrucción de la antigua capilla, gracias a la donación de treinta y cuatro mil pesos que el capitán don Juan de Chavarría y Valero , hizo para tal fin. La iglesia fue dedicada en 1685 y las torres se terminaron en 1691 . La imagen continuó siendo objeto de culto en su capilla hasta el año de 1767, cuando ocurrió la expulsión de los sacerdotes jesuitas de todos los dominios de la corona española. Una de las consecuencias de tal medida fue que el colegio de San Gregorio tuvo que cerrarse, junto con la iglesia y la capilla donde se veneraba a la Virgen de Loreto, esta última fue retirada de la capilla y trasladada al templo del convento de monjas de la Encarnación . El templo actual. El fervor a la Virgen de Loreto , a pesar de la expulsión de los jesuitas, iba en aumento, y a principios del siglo XIX, un benefactor perteneciente a la nobleza, llamado Antonio Bassoco, decidió solventar la construcción de un templo, en el mismo lugar en el que estaba la capilla, para que la Virgen de Loreto tuviera un lugar digno de la importancia que había alcanzado en la sociedad novohispana, y convocó a los constructores más destacados de la época, al escultor y arquitecto Manuel Tolsá, director de la Escuela de Escultura de la Academia de San Carlos, y a Ignacio Castera, maestro mayor de arquitectura, para que presentaran un proyecto para la construcción del nuevo templo. Los proyectos que ambos arquitectos presentaron coincidían en el diseño de una enorme cúpula, la mayor que se construiría en la capital; de las dos propuestas, el conde de Bassoco eligió el proyecto de Castera. En el año de 1809 se colocó la primera piedra del templo, y el 29 de agosto de 1816, después de que, primero el Conde de Bassoco, quien murió poco antes de terminarse la obra, y posteriormente su viuda, habían gastado trescientos mil pesos para su construcción, la iglesia fue solemnemente bendecida por el obispo de Durango, Juan Francisco de Castañiza. Materiales, sistemas constructivos y solución espacial. La construcción del templo fue de toba volcánica en el costado oriente y de tezontle en el costado poniente. Tal vez los constructores, Castera y el arquitecto Agustín Paz, comprendieron tarde que el templo era muy pesado para el suelo en el que estaba desplantado y por eso es que se decidió cambiar el tipo de material de construcción, de chiluca a tezontle, pero el caso es que no se calculó correctamente la resistencia del terreno y a los pocos años el templo presentaba hundimientos preocupantes. El resultado final fue que el edificio se hundiera más en la parte oriental, la más pesada, por supuesto, pero gracias a la correcta solución estructural del templo mismo, no hubo señal de daños importantes, de tal forma que “…así, inclinada, como la torre de Pisa, subsiste y subsistirá por luengos años…” Toussaint hace una brillante descripción del templo en los siguientes términos: “… no podemos menos que considerarlo como excepcional, único en esta época, porque sujetándose a los principios académicos en esencia, expresa decidido una gran personalidad. Podemos encontrarle antecedentes en la arquitectura clásica desde el Panteón para acá, pasando por las grandes cúpulas francesas, pero, ¡qué amplio, qué noble, qué artístico es el ambiente que se respira bajo esta enorme cúpula! Los dioses de la proporción y de la armonía aquí se han dado cita. Por el exterior también son vigorosos los efectos que causa. La portada muy sobria; los campanarios humildes, agobiados por el gran domo, que se distingue desde cualquier punto de la ciudad: En los ángulos del crucero, afuera, portadas ciegas pero rebosantes de proporción y de buen gusto. La decoración pintada con que se ha cubierto el interior de este noble templo desmerece en grado sumo con la arquitectura.” La solución estructural del templo es impecable, y funciona de la siguiente manera: el peso de la gran cúpula de 19 metros de diámetro, apoyada en un tambor circular, es neutralizado y distribuido a la base de la estructura a través de cuatro medias cúpulas a manera de exedras, junto con las bóvedas de cañón del presbiterio y de la nave principal. Por otro lado, esta solución estructural permite el diseño espacial de la planta arquitectónica con un dinamismo que no tiene precedentes en la arquitectura religiosa novohispana; las entrantes y salientes de la nave principal, los medios círculos de las exedras que sustituyen el transepto, y el presbiterio, hacen que la espacialidad interior del templo, por su movimiento y dinamismo, resulte contradictoria con la austeridad y racionalidad del estilo neoclásico y acerquen más a Loreto con la arquitectura manierista y la arquitectura barroca, de tal manera que puede afirmarse que este templo resulta más barroco, en cuanto a concepción espacial, que la gran mayoría de los edificios de la arquitectura barroca novohispana. Descripción del templo. Exteriormente el templo es sencillo, de acuerdo con la tendencia generalizada en la época de la sobriedad y austeridad neoclásica; la fachada principal, en la que predomina el macizo sobre el vano, está resuelta a base de pilastras estriadas, que apenas resaltan del paño de la fachada, rematadas por capiteles dóricos en el primer cuerpo y prismas rectangulares en el segundo, que soportan entablamentos dórico y jónico, y enmarcan el vano de acceso principal al templo y a la ventana del coro. Sin embargo, esta sobriedad exterior contrasta con la maestría de los tallados en piedra que se encuentran junto a las pilastras del primer cuerpo, casi barrocos por la profusión de elementos decorativos y por el juego de superficies y profundidades, y contrasta también con el espléndido relieve en mármol de la Virgen de Loreto que se encuentra arriba del acceso al templo. En la parte superior de la fachada principal se encuentra en el centro, a manera de remate, un frontón con el símbolo de Dios en el tímpano, y a los lados las torres de campanario, de poca altura y de un solo cuerpo, rematadas por cúpulas apuntadas, que por sus proporciones acentúan la sensación de solidez del conjunto por el exterior. Interiormente el templo se divide en tres partes: la nave con el coro y sotocoro en la zona del acceso principal, el crucero formado por dos exedras a cada lado del eje longitudinal, y el presbiterio, de planta rectangular. La nave está dividida en sentido longitudinal en tres módulos, marcados por pilastras pareadas del orden jónico que sostienen, a lo largo de todo el templo, un entablamento, en cuyo friso se encuentran medallones ovalados en donde están inscritas las diferentes frases de la “Letanía Lauretana”, que es la letanía que se incluye en la parte final del rezo del rosario mariano: “Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos señor…padre celestial que eres dios, Jesuchristo escúchanos, Hijo redentor del mundo que eres Dios, ten piedad de nosotros…”. La bóveda de la nave es de cañón corrido con lunetos, y el intradós alguna vez estuvo decorado con pintura mural que representaba flores y guirnaldas. El crucero, donde se encuentran la cúpula y las exedras, también cuenta con pilastras jónicas pareadas que sostienen el friso con las características mencionadas anteriormente, pero en este lugar la letanía invoca a la Virgen : “Puerta del Cielo, Estrella de la Mañana , Consejo de los Afligidos, Reyna de las Vírgenes, Madre Admirable…” etc.. La cúpula, por sus dimensiones, resulta monumental desde el interior del templo. Por el diseño poco tradicional del crucero, entre el tambor cilíndrico que sostiene la cúpula y los arcos que sostienen a ambas, se forman seis elementos parecidos a las pechinas, trompas las denominan los geómetras, donde están representados en pinturas murales, seis profetas: David, Isaias, Ezequiel, Jeremías, Daniel y Aarón. Arriba de ellos, en el tambor y colocados en nichos, se encuentran seis esculturas de ángeles; como en el caso de la bóveda, tuvo pintura decorativa en el intradós que se encuentra actualmente muy dañada. El templo en la actualidad. El estado de conservación del templo es malo en términos generales, pues las intervenciones de restauración que se han hecho en años recientes, resultan casi imperceptibles por la magnitud de los daños y, sobre todo, por la magnitud del templo. Entre los problemas importantes que tiene el templo en la actualidad, están los siguientes: • Grietas en las pechinas, provocadas por el peso de la cúpula y el tambor. • Grietas transversales en la nave principal, provocadas por el peso de la cúpula y el tambor, que han provocado hundimientos diferenciales al edificio. • Humedades de la cubierta, provocadas por una deficiente impermeabilización. • Pérdida de aplanado y de las pinturas murales en el intradós de las bóvedas y cúpula, debido a las humedades descendentes y a un factor intrínseco: la mala calidad de las fábricas y técnicas empleadas. • Disgregaciones y pulverulencias de las bases de las columnas, tanto en el interior como en el exterior, debido a humedades ascendentes y al intemperismo. • La exfoliación de la cantera en elementos de fachada y en otros elementos exteriores (balaustradas de las torres de campanario, ornamentos del tambor, columnas) debido a los agentes climáticos y a la contaminación ambiental. • Plantas parásitas superiores e inferiores en los remates y coronamientos de muros. • Elementos discordantes: las escaleras con balaustradas y pasamanos de cemento prefabricados, puestas después de la “recuperación” del nivel original del templo. • Destrucción de los vitrales del tambor. • Suciedad, escurrimientos, hongos, oxidaciones, deyecciones de palomas, plantas parásitas superiores, desportillamientos y entallamiento de cantera en las fachadas. • Subutilización del templo en sus diferentes espacios. • Grave deterioro del entorno urbano, que consiste en la invasión de espacios públicos por el ambulantaje, lo que ocasiona el cambio gradual en el uso del suelo, de habitacional a servicios, en su modalidad más riesgosa y dañina: bodegas. La consecuencia es la inhibición de los fieles de asistir al templo. • La Plaza de Loreto también sufre un avanzado estado de deterioro ya que ha sido ocupada en su totalidad por drogadictos, alcohólicos, vendedores ambulantes, etc. Propuesta de intervención desarrollada durante la maestría. El trabajo de campo que llevamos a cabo durante el tercer trimestre de la maestría, consistió en el levantamiento arquitectónico del edificio, el registro de fábricas y materiales de construcción empleados, levantamiento de deterioros, y un levantamiento fotográfico del templo, teniendo especial cuidado en registrar los daños que presenta el inmueble. También se hizo la investigación documental del inmueble, en donde se consultaron, en diferentes bibliotecas, publicaciones sobre arquitectura virreinal mexicana y sobre arquitectura del siglo XIX, así como publicaciones monográficas sobre el templo; también se consultaron los expedientes del inmueble en la planoteca y en los archivos documental y fotográfico de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. El trabajo de gabinete consistió en el desarrollo de un proyecto de restauración que contiene planos de la planta de conjunto, planta arquitectónica general, fachadas, cortes, detalles constructivos, elaborados en autocad, en los cuales se vaciaron los datos de cómo se realizó el levantamiento arquitectónico, de las fábricas, deterioros, propuestas de intervención y de la propuesta de refuncionalización y optimización del uso de espacios. Se elaboró una memoria descriptiva que contiene la historia del templo, el análisis del entorno urbano arquitectónico, cédulas de los deterioros, y especificaciones de las acciones de intervención. El trabajo se encuentra, para su consulta, en el Centro de Documentación y Biblioteca de la ENCRYM. Conclusión. Los problemas de restauración y conservación más importantes que presenta el Templo de Nuestra Señora de Loreto, son de diferentes ámbitos: por un lado están los problemas físicos, de los cuales los más significativos son las grietas en las pechinas, que ocasionan filtraciones y humedad, así como las fracturas que recorren en sentido transversal el templo, provocadas por los hundimientos diferenciales que ha sufrido el inmueble, y la pérdida de la pintura mural de los plafones de la bóveda y de la cúpula; por otra parte, si tuviera un mantenimiento constante, algunos daños desaparecerían, como las humedades descendentes en cubierta y muros, las plantas parásitas y las manchas de óxido, la fauna nociva, etc. Otros problemas que tiene el templo son de carácter social; uno de ellos es la subutilización de los espacios, que debe ser revertida lo más pronto posible, ya que es causa del abandono de extensas áreas del inmueble, y el consecuente deterioro por falta de mantenimiento. El ambulantaje que existe en el entorno urbano, además de provocar daños físicos al templo, como la contaminación visual, la acumulación de basura, o el desportillamientos en las piezas de cantera de la fachada entre otros, influye decisivamente en la subutilización de espacios, porque inhibe la visita de los fieles al templo. Son necesarias, por lo tanto, además de una propuesta de restauración del edificio, una serie de acciones urbanas por parte del gobierno de la Ciudad de México, orientadas a liberar esta zona de vendedores ambulantes, para lograr la dignificación de este importante monumento y de su entorno. Bibliografía • DE ANTUÑANO, Francisco, "Templo de Loreto" en Centro Histórico de la Ciudad de México, Ruta 2, México, (s/f). • HERNÁNDEZ FRANYUTI, Regina, Ignacio de Castera, arquitecto y urbanista de la Ciudad de México, 1777-1781, Instituto de Investigaciones Históricas Dr. José • LOMBARDO DE RUIZ, Sonia, La Plaza de Loreto, INAH, México, 1971 • LOMBARDO DE RUIZ, Sonia, "La arquitectura y el urbanismo en la época de la Ilustración 1780-1810" en Historia del arte mexicano, tomo V, Salvat Mexicana de Ediciones, México, 1982 • MEDEL, Vicente, Vocabulario arquitectónico ilustrado, Secretaría del Patrimonio Nacional, México, 1975. • Pevsner, Nikolaus, Diccionario de arquitectura , Alianza Editorial, Madrid, 1984. • ROSELL, Lauro E., Iglesias y conventos coloniales de México, Editorial Patria, México, 1979. • TOUSSAINT, Manuel, Arte colonial en México , UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, cuarta edición, México, 1983. Archivos: • Planos del Templo de Loreto, Centro Histórico de la Ciudad de México; Planoteca de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. • Expediente del Templo de Loreto, Centro Histórico de la Ciudad de México; archivo documental de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. • Fotografías del Templo de Loreto, Centro Histórico de la Ciudad de México; archivo fotográfico de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. Lauro E. Rosell , Iglesias y conventos coloniales de México, p. 45. Sonia Lombardo de Ruiz, La Plaza de Loreto, p. 14. En realidad es la imagen original de la Virgen que se venera en el pueblo de Loreto, Italia, la que fue tallada, según la tradición, por San Lucas y la que el padre Zappa traía era una imitación de aquella. Ibid, pp. 10-13: “…se ha vuelto casi legendario – el capitán Chavarría – por haber salvado de las llamas al Santísimo Sacramento del Convento de San Agustín, en el incendio de 1676…” Rosell, Op. cit. p. 47. Francisco de Antuñano, “Templo de Loreto” en Centro histórico de la Ciudad de México, Ruta 2, p. 2. Idem, p.4. Manuel Toussaint, Arte colonial en México, p. 225 Idem