File - Jaime Vegas Torres

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Clases de procesos declarativos y determinación del proceso
adecuado. Las diligencias preliminares
Determinación del proceso declarativo adecuado
Clases de procesos declarativos
Procesos declarativos ordinarios y especiales
Procesos declarativos ordinarios son los que sirven de cauce para el ejercicio de cualquier
pretensión de tutela jurisdiccional para la que no se haya establecido un cauce procesal
especial. La LEC regula dos tipos de procesos declarativos ordinarios: el juicio ordinario y el
juicio verbal (art. 248.2 LEC).
Procesos declarativos especiales son los que establece la ley para pretensiones de tutela
jurisdiccional relativas a ciertas materias (estado civil, familia, matrimonio, reclamación de
cierto tipo de deudas..., entre otras). Para estas materias se considera que los procesos
declarativos ordinarios no resultan adecuados y se establecen cauces procesales especiales
adaptados a las peculiaridades de la tutela jurisdiccional a la que sirven.
Procesos declarativos ordinarios con especialidades
Para numerosas materias, la LEC no establece procesos especiales, pero sí ciertas reglas
especiales que hay que observar en los procesos declarativos ordinarios que tengan por objeto
pretensiones relativas a dichas materias. Estas previsiones legales determinan la existencia de
juicios ordinarios con especialidades y de juicios verbales con especialidades.
Reglas para determinar el proceso declarativo adecuado
La determinación del proceso declarativo adecuado para una determinada demanda se lleva a
cabo atendiendo a dos criterios: (i) la materia a que se refiera la demanda, o (ii) la cuantía de la
demanda. Las reglas de determinación del proceso por razón de la cuantía solamente se
aplican cuando no existe regla aplicable por razón de la materia (art. 248.3 LEC)
Determinación del proceso adecuado por razón de la materia
Para procesos relativos a ciertas materias, la LEC ordena que se sigan los trámites del juicio
ordinario o del juicio verbal, con independencia de cuál sea la cuantía de la demanda.
Demandas que han de sustanciarse en juicio ordinario por razón de la materia
Conforme al art. 249.1 LEC, han de seguirse los trámites del juicio ordinario para las siguientes
demandas:
1.º Las relativas a derechos honoríficos de la persona.
2.º Las que pretendan la tutela del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, o
cualquier otro derecho fundamental, salvo las que se refieran al derecho de rectificación.
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3.º Las de impugnación de acuerdos sociales.
4.° Las demandasen materia de competencia desleal, defensa de la competencia, propiedad
industrial, propiedad intelectual y publicidad. Excepciones: 1) que versen exclusivamente
sobre reclamaciones de cantidad (procedimiento que corresponda por la cuantía) y 2)
acciones de cesación en defensa de los intereses colectivos y difusos de los consumidores y
usuarios (siempre juicio verbal).
5.° Las demandas en que se ejerciten acciones relativas a condiciones generales de
contratación (excepto acciones de cesación en defensa de los intereses colectivos y difusos
de los consumidores y usuarios).
6.º Las que versen sobre arrendamientos urbanos o rústicos de bienes inmuebles, salvo que
se trate de reclamaciones de rentas o cantidades debidas por el arrendatario o del
desahucio por falta de pago o por extinción del plazo de la relación arrendaticia.
7.º Las que ejerciten una acción de retracto de cualquier tipo.
8.º Cuando se ejerciten las acciones previstas en la Ley de Propiedad Horizontal, siempre
que no versen exclusivamente sobre reclamaciones de cantidad.
Demandas que han de sustanciarse en juicio verbal por razón de la materia
De acuerdo con el art. 250.1 LEC han de sustanciarse en juicio verbal las siguientes demandas:
1.º En materia de arrendamientos, ordinarios o financieros, o de aparcería (i) las demandas
de reclamación de cantidades por impago de rentas y cantidades debidas, así como (ii) las
demandas de desahucio por falta de pago de la renta o cantidades debidas por el
arrendatario, o por expiración del plazo fijado contractualmente.
2.º Las de desahucio por precario.
3.º Las que pretendan que el tribunal ponga en posesión de bienes a quien los hubiere
adquirido por herencia si no estuvieren siendo poseídos por nadie a título de dueño o
usufructuario.
4.º Las que pretendan la tutela sumaria de la tenencia o de la posesión de una cosa o
derecho por quien haya sido despojado de ellas o perturbado en su disfrute.
5.º Las que pretendan que el tribunal resuelva, con carácter sumario, la suspensión de una
obra nueva.
6.º Las que pretendan que el tribunal resuelva, con carácter sumario, la demolición o
derribo de una obra ruinosa.
7.º Las que pretendan la efectividad de derechos reales inscritos en el Registro de la
Propiedad.
8.º Las que soliciten alimentos debidos por disposición legal o por otro título.
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9.º Las de rectificación de hechos inexactos y perjudiciales.
10.º Las que pretendan que el tribunal resuelva, con carácter sumario, sobre el
incumplimiento por el comprador de las obligaciones derivadas de los contratos inscritos en
el Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles y formalizados en el modelo oficial
establecido al efecto, al objeto de obtener una sentencia condenatoria que permita dirigir la
ejecución exclusivamente sobre el bien o bienes adquiridos o financiados a plazos.
11.º Las que pretendan que el tribunal resuelva, con carácter sumario, sobre el
incumplimiento de un contrato de arrendamiento financiero o contrato de venta a plazos
con reserva de dominio, siempre que en ambos casos estén inscritos en el Registro de Venta
a Plazos de Bienes Muebles y formalizados en el modelo oficial establecido al efecto,
mediante el ejercicio de una acción exclusivamente encaminada a obtener la inmediata
entrega del bien al arrendador financiero o al vendedor o financiador en el lugar indicado en
el contrato, previa declaración de resolución de éste, en su caso.
12.° Las que supongan el ejercicio de la acción de cesación en defensa de los intereses
colectivos y difusos de los consumidores y usuarios.
13.º Las que pretendan la efectividad de los derechos reconocidos en el artículo 160 del
Código Civil (relaciones de los hijos con sus progenitores que no ejerzan la patria potestad, y
con sus abuelos y otros parientes o allegados). En estos casos el juicio verbal se sustanciará
con las peculiaridades propias de los procesos no dispositivos (arts. 748 y sigs. LEC).
Determinación del proceso adecuado por razón de la cuantía
Por razón de la cuantía, cuando no sean aplicables las reglas de determinación del proceso
adecuado por razón de la materia, el proceso declarativo adecuado será:
1) El juicio ordinario, (i) cuando la cuantía exceda de 6.000 euros y (ii) cuando el interés
económico de la demanda resulte imposible de calcular, ni siquiera de modo relativo (art.
249.2 LEC).
2) El juicio verbal, cuando la cuantía de la demanda no exceda de 6.000 euros (art. 250.2
LEC).
Expresión de la cuantía en la demanda
En la demanda se debe indicar la clase de juicio (art. 399.4 LEC). Cuando la clase de juicio se
funde en la cuantía, la demanda debe expresar la cuantía que el actor asigna al proceso (art.
253.1 LEC); cuando no se pueda fijar con precisión, podrá hacerse de forma relativa (art. 253.2
LEC); y si no se pudiera cuantificar la demanda, ni siquiera de forma relativa, el proceso se
tramita como juicio ordinario (art. 253.3 LEC).
Para la determinación de la cuantía hay que atender al interés económico de la demanda, que
se calcula conforme a las reglas del art. 251 LEC. En caso de pluralidad de pretensiones, hay
que tener en cuenta las reglas especiales del art. 252 LEC.
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A) Interés económico de la demanda
La cuantía se fijará según el interés económico de la demanda, que se calculará de acuerdo con
las reglas del artículo 251 de la LEC:
- La cantidad reclamada, cuando se reclama una cantidad de dinero determinada
(regla 1ª).
- El valor del bien, cuando se pretenda: a) la condena a entregar bienes muebles o
inmuebles; b) garantizar el disfrute de las facultades que se derivan del dominio; c) la
declaración de validez, nulidad o eficacia del título de dominio, así como la existencia o
a la extensión del dominio mismo; d) cualquier petición cuya estimación dependa de
que se acredite por el demandante la condición de dueño; e) demandas basadas en el
derecho a adquirir la propiedad de un bien (en caso de compraventa se atiende en
principio al precio pactado); f) cuando el proceso verse sobre la posesión, y no sea
aplicable otra regla legal de cuantía; g) acciones de deslinde, amojonamiento y división
de la cosa común (reglas 2ª y 3ª).
- La base imponible tributaria del impuesto para la constitución o transmisión del
derecho cuando la demanda verse sobre usufructo o la nuda propiedad, el uso, la
habitación, aprovechamiento por turnos u otro derecho real limitativo del dominio no
sujeto a regla especial (regla 4ª).
- El precio de constitución y, en su defecto, la vigésima parte del valor de los predios
dominante y sirviente, en las demandas relativas a una servidumbre (regla 5ª).
- El importe de las sumas garantizadas por todos los conceptos, en las demandas
relativas a la existencia, inexistencia, validez o eficacia de un derecho real de garantía
(regla 6ª).
- El importe de una anualidad multiplicado por diez, en los juicios sobre el derecho a
exigir prestaciones periódicas, sean temporales o vitalicias (si el plazo de la prestación
fuera inferior a un año, se estará al importe total de la misma) (regla 7ª).
- El total de lo debido, en los juicios que versen sobre la existencia, validez o eficacia, o
sobre la creación, modificación o extinción de un título obligacional (regla 8ª).
- El importe de una anualidad de renta, en los juicios sobre arrendamientos de bienes,
salvo los que tienen por objeto la reclamación de rentas vencidas (importe reclamado)
o cuando se reclame la posesión del bien arrendado (valor del bien) (regla 9ª).
- En aquellos casos en que la demanda verse sobre valores negociados en Bolsa o en
otro mercado secundario, la cuantía vendrá determinada por la media del cambio
medio ponderado de los mismos durante el año natural anterior a la demanda, o
durante el período en que los valores se hubieran negociado en Bolsa, cuando fuera
inferior al año (regla 10ª).
- El coste de aquello cuya realización se inste o en el importe de los daños y perjuicios
derivados del incumplimiento, cuando la demanda tenga por objeto una prestación de
hacer (regla 11ª).
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- En los pleitos relativos a una herencia o a un conjunto de masas patrimoniales o
patrimonios separados, se aplicarán las reglas anteriores respecto de los bienes,
derechos o créditos que figuren comprendidos en la herencia o en el patrimonio
objeto del litigio (regla 12ª).
B) La cuantía en caso de pluralidad de pretensiones
Se aplican las reglas del artículo 252 LEC:
1.ª Cuando en la demanda se acumulen varias acciones principales, que no provengan
de un mismo título, la cuantía de la demanda vendrá determinada por la cuantía de la
acción de mayor valor. Idéntico criterio se seguirá para el caso de que las acciones
estén acumuladas de forma eventual.
2.ª Si las acciones acumuladas provienen del mismo título o con la acción principal se
piden accesoriamente intereses, frutos, rentas o daños y perjuicios, la cuantía vendrá
determinada por la suma del valor de todas las acciones acumuladas. Pero si el
importe de cualquiera de las acciones no fuera cierto y líquido, sólo se tomará en
cuenta el valor de las acciones cuyo importe sí lo fuera.
Para la fijación del valor no se tomarán en cuenta los frutos, intereses o rentas por
correr, sino sólo los vencidos. Tampoco se tomará en cuenta la petición de condena en
costas.
3.ª Cuando en una misma demanda se acumulen varias acciones reales referidas a un
mismo bien mueble o inmueble, la cuantía nunca podrá ser superior al valor de la cosa
litigiosa.
4.ª Cuando se reclamen varios plazos vencidos de una misma obligación se tomará en
cuenta como cuantía la suma de los importes reclamados, salvo que se pida en la
demanda declaración expresa sobre la validez o eficacia de la obligación, en que se
estará al valor total de la misma. Si el importe de alguno de los plazos no fuera cierto,
se excluirá éste del cómputo de la cuantía.
5.ª No afectarán a la cuantía de la demanda, o a la de la clase de juicio a seguir por
razón de la cuantía, la reconvención ni la acumulación de autos.
6.ª La concurrencia de varios demandantes o de varios demandados en una misma
demanda en nada afectará a la determinación de la cuantía, cuando la petición sea la
misma para todos ellos. Lo mismo ocurrirá cuando los demandantes o demandados lo
sean en virtud de vínculos de solidaridad.
7.ª Cuando la pluralidad de partes determine también la pluralidad de las acciones
afirmadas, la cuantía se determinará según las reglas de determinación de la cuantía
que se contienen en este artículo.
8.ª En caso de ampliación de la demanda, se estará también a lo ordenado en las reglas
anteriores.
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Control de la adecuación del procedimiento
El control de que el proceso promovido por el actor es el legalmente adecuado se lleva a cabo
conforme a las siguientes reglas:
A) Inadecuación de procedimiento por razón de la materia
La inadecuación de procedimiento por razón de la materia debe ser controlada de oficio, en
trámite de admisión de la demanda (art. 254.1 LEC).
El demandado puede alegar la inadecuación de procedimiento por razón de la materia: (i)
en juicio ordinario, en la contestación, para que se discuta y se resuelva en la
comparecencia previa (art. 423 LEC); (ii) en juicio verbal se alega en la contestación a la
demanda, y se discute y decide en la vista, antes de la proposición de prueba (art. 443.2
LEC).
B) Inadecuación de procedimiento por razón de la cuantía
La inadecuación de procedimiento por razón de la cuantía ha de ser controlada de oficio, en
trámite de admisión de la demanda (art. 254 LEC). Si el actor no indica la cuantía, o lo hace
incorrectamente, el Secretario judicial la determinará, siempre que la demanda proporcione
datos suficientes para hacerlo; si en la demanda no hubiera datos suficientes, no se dará
curso a los autos hasta que el demandante subsane el defecto (art. 254.4 LEC).
El demandado puede impugnar la cuantía asignada al proceso por el actor, pero sólo
cuando, de prosperar la impugnación, resulte un cambio de procedimiento (art. 255.1 LEC).
La impugnación se realizará: (i) en juicio ordinario, en la contestación a la demanda, para
que sea debatida y resuelta en la audiencia previa (arts. 255.2 y 422 LEC); (ii) en juicio
verbal, la impugnación se realizará en la contestación a la demanda, y el tribunal resolverá
la cuestión en la vista, antes de entrar en el fondo del asunto y previo trámite de audiencia
del actor (art. 255.3 LEC).
C) Efectos de la inadecuación del procedimiento
En general, la consecuencia de la inadecuación de procedimiento será la conversión del
procedimiento a aquel que deba seguirse. No plantea problemas la conversión de juicio
ordinario en verbal (arts. 254.1, 422 y 423 LEC). Sí puede plantearlos la conversión del juicio
verbal iniciado mediante demanda sucinta en ordinario, ya que la demanda sucinta no es
adecuada para el juicio ordinario.
La cuantía a efectos de acceso a casación
En los casos en que el acceso a casación de la sentencia de segunda instancia dependa de la
cuantía hay que tener en cuenta que el valor a considerar no es el de lo reclamado
inicialmente en la demanda, sino el valor económico de la controversia que accede a segunda
instancia.
La reducción del objeto litigioso en la segunda instancia conlleva la correlativa reducción de la
cuantía litigiosa, que queda entonces circunscrita a la materia debatida en la alzada, con
exclusión de aquella que, por una u otra razón, hubiese devenido pacífica (Autos TS 1ª de 7 de
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mayo de 2002, 14 de mayo de 2002, 5 de junio de 2007, 29 de enero de 2008 y 21 de
septiembre de 2010).
Así, por ejemplo, si en la demanda se reclamaban 600.000 euros y la sentencia de primera
instancia estimó parcialmente la demanda, condenando al demandado a pagar 300.000,
interponiendo recurso de apelación únicamente el demandado, el objeto de la segunda
instancia serían únicamente los 300.000 discutidos por el apelante. En tal caso, la sentencia de
segunda instancia no tendría acceso a casación por razón de la cuantía ya que, aunque la
cuantía del pleito era inicialmente de 600.000 euros, quedó reducida a 300.000 en la segunda
instancia.
Preparación del proceso: las diligencias preliminares
Preparación del proceso
Todos los procesos civiles tienen su preparación. Antes de la presentación de la demanda
siempre tienen lugar actividades del demandante (de su Abogado, normalmente) que resultan
necesarias para comprobar la necesidad de acudir a los tribunales (reclamaciones
extrajudiciales; intentos de llegar a un acuerdo) y, en su caso, para determinar y fundamentar
el contenido de las pretensiones de la demanda y tener preparadas las pruebas que vayan a
utilizarse en el juicio (reunir documentos, localizar posibles testigos, obtener informes
periciales o de investigadores privados que se quieran aportar con la demanda, etc.).
Estas actuaciones preparatorias no están, como regla general especialmente reguladas y no
forman parte del proceso civil, que se inicia con la demanda. En esto se distingue el proceso
civil del proceso penal, en el que las actuaciones preparatorias necesarias para poder formular
una acusación debidamente fundada sí están reguladas y forman parte del proceso
constituyendo la llamada fase de instrucción o de investigación preliminar. En el proceso civil
no hay fase de instrucción, lo que no quiere decir que, antes de presentar la demanda no se
lleve a cabo la actividad necesaria para averiguar los hechos en que se funden las pretensiones
y reunir las pruebas que se vaya a utilizar. Lo que sucede es que en el proceso civil toda esta
actividad preparatoria corresponde al propio litigante y a su abogado y se lleva a cabo, como
regla general, sin la intervención del juez, por lo que no es objeto de especial regulación en las
leyes procesales.
Pese a su falta de regulación legal, una adecuada preparación del proceso por parte del
Abogado es de extraordinaria importancia, más aún en un sistema procesal como el nuestro,
que exige a las partes que definan perfectamente sus pretensiones desde el comienzo del
proceso y que aporten ya desde ese momento todos los documentos que pretendan utilizar
como prueba.
Nuestro sistema deja un margen muy escaso para enmendar durante el proceso los errores
que se hayan podido cometer en el planteamiento de la demanda o de la contestación, y
tampoco es fácil remediar la falta de presentación de algún documento importante que no se
haya acompañado a la demanda o a la contestación.
De ahí la importancia de la actividad preparatoria que han de realizar los abogados antes de
presentar los escritos iniciales. Ningún abogado quiere que su cliente pierda el proceso, pero
menos aún que lo pierda, teniendo la razón, como consecuencia de errores de planteamiento
y deficiencias probatorias achacables a una mala preparación del proceso.
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Si bien la preparación del proceso se lleva a cabo, como regla, por los litigantes y sus
Abogados, sin intervención del juez, hay ciertas actividades que los litigantes y sus Abogados
no pueden realizar por sí mismos. Por eso la ley prevé que se pueda solicitar la intervención
del juez para que se lleven a cabo, con carácter previo a la presentación de la demanda, ciertas
actividades que son necesarias para preparar el proceso adecuadamente.
En este contexto se sitúan las diligencias preliminares, pero no solamente ellas, sino también
otras actuaciones que se pueden llevar a cabo antes de la iniciación del proceso mediante la
presentación de la demanda, como la práctica de prueba anticipada, la adopción de medidas
de aseguramiento de la prueba o, incluso, la adopción de medidas cautelares y que por
razones de sistemática se ubican en otros temas.
Las diligencias preliminares: concepto y características
Las diligencias preliminares son actividades de preparación del proceso que requieren la
intervención del juez.
Las diligencias preliminares tienen tres características fundamentales: 1) la primera es que se
trata de actuaciones de preparación del proceso; 2) la segunda, que son actuaciones que no se
pueden llevar a cabo sin la intervención del juez; 3) y la tercera, que han de estar
expresamente previstas en la ley.
Son, en primer lugar, actuaciones de preparación del proceso. Esto distingue a las diligencias
preliminares de otras actuaciones que, con intervención del juez, se pueden producir antes de
la presentación de la demanda, como el aseguramiento de la prueba, la prueba anticipada o,
incluso, las medidas cautelares. La finalidad de las diligencias preliminares es estrictamente
preparatoria del proceso; se ciñe a la averiguación de datos que son imprescindibles para
poder presentar la demanda. No es admisible, al menos como regla general, que se practiquen
diligencias preliminares con la finalidad de obtener documentos con fines probatorios o de
asegurar pruebas. Ni tampoco que mediante diligencias preliminares se pretendan lograr los
fines propios de las medidas cautelares.
Los tribunales rechazan generalmente las diligencias preliminares que se solicitan con fines
que no sean estrictamente de preparación del proceso. No obstante, como se verá más
adelante, hay algunas diligencias preliminares cuya regulación legal puede dar cabida a
finalidades que van más allá de la estricta preparación del proceso, entrando en el terreno de
la obtención de pruebas.
Una segunda característica de las diligencias preliminares es que se trata de actuaciones de
preparación del proceso que requieren la intervención del juez o, dicho de otro modo, que no
se pueden llevar a cabo sin la intervención del juez.
Las diligencias preliminares se refieren, por lo general, a actividades de preparación del
proceso que requieren la colaboración de otras personas que pueden ser el futuro demandado
o bien terceros. Si estas personas no colaboran voluntariamente, únicamente el juez les puede
requerir para que lleven a cabo la actuación de que se trate.
Lo que no se admite por los tribunales es que por medio de diligencias preliminares se
pretenda obtener algo que el litigante o su abogado puedan conseguir sin necesidad de
intervención judicial.
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Y la tercera característica de las diligencias preliminares, en nuestro ordenamiento jurídico, es
que han de estar expresamente previstas en la Ley. La Ley de enjuiciamiento civil solamente
autoriza que se soliciten como diligencias preliminares determinadas actuaciones
preparatorias, que constituyen un catálogo cerrado o numerus clausus. El artículo 256.1
relaciona las actuaciones que se pueden llevar a cabo como diligencias preliminares, sin que
los tribunales puedan acordar en tal concepto actuaciones preparatorias del proceso que no
encajen en alguno de los supuestos previstos en la norma.
La jurisprudencia, no obstante, sin negar el carácter de numerus clausus de las diligencias
preliminares, lleva a cabo una interpretación flexible de los distintos supuestos, en la que
tienen cabida un gran número de actividades de preparación del proceso siempre que sean
realmente necesarias para que el litigante pueda reclamar la tutela judicial y que se trate de
actuaciones que requieran la intervención del juez.
Así, por ejemplo, acogiéndose a una interpretación flexible de los supuestos previstos en el
artículo 256.1 de la LEC, se ha admitido como diligencia preliminar requerir a la empresa que
explota una gasolinera que proporcione las grabaciones de sus cámaras de seguridad para
identificar la matrícula de un vehículo que causó daños a otro y posteriormente se dio a la
fuga.
Averiguación de datos sobre la capacidad, representación o legitimación del futuro
demandado
La primera de las diligencias preliminares que se contempla en la LEC permite a quien
pretenda presentar una demanda solicitar al juez que requiera al futuro demandado, bien para
que preste declaración, bien para que exhiba documentos, en relación con hechos que puedan
afectar a su capacidad, representación o legitimación.
Esta diligencia preliminar es útil cuando se tienen dudas sobre quién es el sujeto que ha de ser
llevado al proceso como demandado. Un ejemplo podría ser el de una demanda basada en
daños causados por la actividad de una empresa o negocio. Muchas veces se conoce quién es
la persona física que dirige o está al frente de la empresa o negocio causante del daño; pero no
se sabe si se trata de un empresario individual, o si la titularidad de la empresa corresponde a
una sociedad mercantil, o a una comunidad de bienes o a cualquier otra forma jurídica. En
estos casos, para despejar las dudas sobre el sujeto a quien hay que demandar, se puede pedir
al juez que se interrogue al responsable de la empresa o se le requiera que exhiba documentos
con el fin de aclarar quién es jurídicamente el titular de la empresa.
Esta diligencia preliminar, si se utiliza convenientemente, permite evitar desagradables
sorpresas, en forma de desestimación de la demanda por falta de legitimación pasiva, si se
dirige la reclamación frente a la persona equivocada.
Exhibición de la cosa cuya entrega se pretenda
La segunda diligencia preliminar regulada en el artículo 256.1 de la LEC permite a quien
pretenda reclamar en juicio la entrega de una cosa, solicitar al juez que requiera a la persona
que tenga la cosa en su poder, para que la exhiba.
Con la práctica de esta diligencia preliminar se despejan dudas sobre dos cuestiones: 1) sobre
la existencia y el estado en que se encuentre la cosa que se pretende reclamar, y 2) sobre la
legitimación pasiva, es decir, la persona frente a la que se debe dirigir la demanda, pues
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siempre que reclama la entrega de una cosa, la demanda debe dirigirse necesariamente frente
a la persona que la tenga en su poder.
Atendiendo a la finalidad de esta diligencia, solamente sería admisible cuando se solicite para
preparar un proceso que tenga por objeto la entrega de la cosa cuya exhibición se pide. No es
una diligencia concebida para que se pueda reclamar la exhibición de cualquier cosa y, en
particular, no está concebida para reclamar la exhibición de documentos con fines de prueba.
Los tribunales suelen rechazar la exhibición cuando no se refiere precisamente a una cosa que
se vaya a reclamar en el juicio posterior. Sin embargo, en algunas ocasiones, se invoca la
interpretación flexible de las diligencias preliminares para ordenar la exhibición de
documentos, especialmente si lo que se pretende con ello es conocer algún dato
imprescindible para presentar la demanda, y no simplemente obtener más fácilmente una
prueba.
Exhibición del acto de última voluntad por quien lo tenga en su poder
Otra de las diligencias preliminares previstas en la LEC permite a quien se considere heredero
o legatario pedir al juez que ordene la exhibición del acto de última voluntad, requiriendo a tal
efecto a la persona que lo tenga en su poder.
Mediante esta diligencia, la persona que la pide puede adquirir la certeza sobre su condición
de heredero o de legatario. Es útil, por lo tanto, cuando se pretende ejercitar una acción
basada en derechos hereditarios, a fin de confirmar que se tiene legitimación activa.
Sin embargo, no es la diligencia preliminar adecuada, si se quiere simplemente averiguar si una
persona tiene la condición de heredero; a estos efectos lo procedente es que se pida el
interrogatorio de la persona en cuestión.
Exhibición de los documentos y cuentas de una sociedad o de una comunidad de
bienes
Las diligencias preliminares previstas en la LEC incluyen también la posibilidad de que el socio
o comunero pida al juez que ordene que se exhiban los documentos y cuentas de la sociedad o
de la comunidad que estén en poder de otro socio o comunero.
Es una medida útil para preparar procesos en que se ejerciten acciones basadas en la
condición de miembro de una sociedad o de partícipe en una comunidad de bienes. Un caso
típico sería el de las acciones de impugnación de acuerdos sociales. También se admite en las
comunidades de propietarios de propiedad horizontal, cuando un copropietario pide al juez
que se ordene al presidente o al administrador la exhibición de documentos que sean
necesarios para preparar el ejercicio de una acción. Y se ha admitido también para la
preparación de procesos de liquidación de la sociedad de gananciales. En este caso la medida
se solicita por uno de los cónyuges con el fin de que el otro sea requerido por el juez para
exhibir documentos y cuentas del patrimonio ganancial.
Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que para la procedencia de esta diligencia, el socio
que la pida tendrá que justificar que no ha podido obtener la información que necesita a
través de los mecanismos de información de los socios previstos en la legislación mercantil.
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Exhibición del contrato de seguro de responsabilidad civil por quien lo tenga en su
poder
La LEC contempla también la posibilidad de que se pida como diligencia preliminar, para
preparar procesos en que se ejerciten acciones de responsabilidad civil por daños, que el juez
requiera la exhibición del contrato de seguro de responsabilidad civil por quien lo tenga en su
poder.
Con esta diligencia, quien ha sufrido un daño puede comprobar si el causante del daño tenía
un seguro de responsabilidad civil y, en caso afirmativo, con qué compañía aseguradora y en
qué condiciones. Con esta información, se podrá decidir si se dirige la demanda contra el
causante del daño, contra la compañía aseguradora, mediante el ejercicio de la acción directa
del artículo 76 de la Ley de Contrato de Seguro, o contra los dos.
La petición de exhibición se puede dirigir al causante del daño o a la compañía, si se tienen
datos que permitan identificarla como posible aseguradora de la responsabilidad civil de aquél.
El asegurado no puede solicitar esta diligencia preliminar pues se entiende que conoce el
contrato de seguro y que no necesita, por tanto, que se ordene a la compañía que lo exhiba.
La diligencia preliminar solamente contempla la exhibición de contratos de seguro de
responsabilidad civil, por lo que no cabe en principio solicitar la exhibición de contratos que
aseguren otro tipo de riesgos.
Entrega de la historia clínica de un paciente
La Ley 19/2006 introdujo en la LEC una nueva diligencia preliminar que no estaba inicialmente
prevista, consistente en la posibilidad de pedir al juez que ordene la entrega de una copia de la
historia clínica de un paciente al centro sanitario o profesional que la custodie.
Esta diligencia suele estar vinculada a la preparación de acciones frente a profesionales
sanitarios que ha incurrido en negligencia o mala praxis causando un daño al paciente.
Si el paciente hubiera fallecido la exhibición de la historia clínica podrá ser solicitada por
personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, lo que deberán justificar.
El solicitante de la diligencia debe justificar que no ha podido conseguir la copia de la historia
clínica a través de los medios previstos en la legislación sobre derechos del paciente (Ley
41/2002 de 14 de noviembre y legislación autonómica al respecto).
Averiguación de los integrantes de un grupo de afectados por un hecho dañoso
El ordinal sexto del artículo 256.1 de la LEC contempla otra diligencia preliminar consistente en
que se pida al juez que adopte las medidas oportunas para la averiguación de los integrantes
de un grupo de afectados por un hecho dañoso.
Esta diligencia está vinculada al ejercicio de acciones para la defensa de los intereses
colectivos de consumidores y usuarios, en los casos en que el daño afecta a un grupo cuyos
miembros sean fácilmente determinables.
No procede, por lo tanto, cuando no sea fácil determinar los componentes del grupo de
afectados, por ser éstos muy numerosos, o estar muy dispersos, o por otras razones. Así, por
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ejemplo, los tribunales han venido rechazando la práctica de esta diligencia preliminar cuando
se ha solicitado con el fin de conocer la totalidad de las personas adquirentes de determinados
productos financieros, cuando se trata de productos que han tenido una masiva colocación. No
se plantea este problema, sin embargo, cuando se trata de averiguar las personas que han
adquirido viviendas en una determinada promoción inmobiliaria. Aunque haya promociones
grandes, nunca llegan a serlo tanto como para que la determinación de todos los adquirentes
resulte especialmente problemática.
La averiguación de los integrantes del grupo de afectados es necesaria, cuando la acción se
ejercita por el propio grupo, porque la Ley exige que el grupo que actúe como demandante se
constituya por la mayoría de los afectados (art. 6.7º LEC). Para justificar que se cumple este
requisito es necesario saber el número de los afectados.
Pero además, cuando los afectados son fácilmente determinables, el artículo 15.2 de la LEC
exige que, antes de presentar la demanda, el demandante realice una comunicación a todos
los interesados, lo que obliga también a averiguar quiénes son éstos.
El artículo 11 de la LEC atribuye la legitimación para ejercitar estas acciones 1) a las
asociaciones de consumidores y usuarios, 2) a las entidades legalmente constituidas que
tengan por objeto la defensa o protección de los consumidores, 3) y a los propios grupos de
afectados.
La diligencia preliminar se podrá solicitar por las asociaciones o entidades, a fin de cumplir la
exigencia de comunicación previa a todos los afectados. También se podrá pedir por cualquier
grupo de afectados, a fin de comprobar si constituyen la mayoría que necesitan para ejercitar
la acción y, en su caso, realizar la comunicación previa.
Esta diligencia preliminar supone que se comuniquen al solicitante datos de otras personas (los
afectados por el hecho dañoso) que pueden ser sensibles por afectar a la intimidad o al
derecho a la protección de los datos personales. Así sucede, por ejemplo, en el caso arriba
mencionado, de que se solicite información sobre las personas que hayan adquirido
determinados productos financieros.
En estos casos, al acordar la diligencia preliminar, se deben respetar los requisitos que el
Tribunal Constitucional exige para cualquier resolución judicial que afecte a derechos
fundamentales, lo que exige una especial motivación y un juicio sobre la idoneidad, la
necesidad y la proporcionalidad de las medidas solicitadas.
Diligencias preliminares para la preparación de procesos en defensa de la propiedad
industrial o intelectual
La Ley 19/2006 introdujo dos diligencias preliminares en la lista del artículo 256.1 de la LEC,
que se refieren a la preparación de procesos en defensa de la propiedad industrial o intelectual
frente a actos desarrollados a escala comercial.
Con esta reforma, se han puesto a disposición de quienes pretendan ejercitar esta clase de
acciones dos tipos de medidas:
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1) Interrogatorio del presunto autor de la violación o de otras personas relacionadas con los
hechos
Por un lado, pueden pedir al juez que acuerde el interrogatorio del presunto autor de la
violación o de otras personas relacionadas con los hechos. Mediante este interrogatorio, se
pueden averiguar datos sobre las personas intervinientes en las operaciones comerciales y
sobre el contenido de éstas (mercancías producidas o vendidas, precios, etc.). El artículo
256.1.7º de la LEC regula muy detalladamente qué personas pueden ser sometidas al
interrogatorio y a qué cuestiones puede extenderse éste.
2) Exhibición de documentos bancarios, financieros, comerciales o aduaneros
La segunda medida que se puede solicitar es que se ordene a la persona que sería demandada
como responsable del daño causado a la propiedad industrial o intelectual, que exhiba
documentos bancarios, financieros, comerciales o aduaneros. En este caso se exige al
solicitante de la diligencia que presente un principio de prueba de la realidad de la infracción.
Como se puede apreciar, estas diligencias preliminares relativas a la protección de la
propiedad industrial e intelectual se caracterizan por una gran amplitud. Por su contenido, van
más allá de la estricta preparación del juicio y entran en el terreno de la obtención anticipada
de pruebas.
Esta amplitud se compensa, sin embargo, con previsiones legales que procuran proteger la
reserva de la información obtenida en la práctica de las diligencias. En este sentido, se
establece una prohibición expresa de divulgación o comunicación a terceros de los resultados.
Y se prevé, además, que el tribunal pueda atribuir carácter reservado a las actuaciones y
acordar que el interrogatorio pueda practicarse a puerta cerrada, a solicitud de cualquiera que
acredite interés legítimo.
Es importante el requisito de que la violación de derechos en que se base la acción que se
pretenda ejercitar se haya producido mediante “actos desarrollados a escala comercial”. Con
apoyo en este requisito, los tribunales han rechazado que estas diligencias preliminares se
utilicen para la identificación de usuarios de redes de intercambio de archivos, al entender que
estos sujetos no actúan a escala comercial.
Tampoco se ha admitido el uso de estas diligencias preliminares para pedir a las operadoras la
identificación del usuario de una IP, pues la Ley 25/2007 solamente lo prevé en causas penales
por delitos graves.
Diligencias preliminares previstas en leyes especiales
Finalmente, la LEC contiene una remisión a las diligencias preliminares previstas en leyes
especiales. Actualmente hay que hacer referencia a la Ley de Patentes (Ley 11/1986, de 20 de
marzo) y a la Ley de Competencia desleal (Ley 3/1991, de 10 de enero).
En la Ley de patentes se regulan las llamadas diligencias de comprobación de hechos, cuya
finalidad es preparar el ejercicio de acciones por violación de patentes (arts. 129-132). Estas
diligencias consisten en que el juez, asistido por peritos, inspeccione las máquinas, dispositivos
o instalaciones que presumiblemente se estén utilizando para la violación de la patente. Si la
inspección confirma la existencia de indicios de violación, su resultado se documenta y se
entrega al solicitante de la medida a fin de que inicie la correspondiente acción judicial. Se
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establecen medidas tendentes a evitar que la información obtenida se utilice para fines
distintos y evitar, en particular, la violación de secretos industriales.
Las mismas diligencias de comprobación de hechos pueden utilizarse para la preparación del
ejercicio de acciones contra actos de competencia desleal. La Ley de competencia desleal
remite a estos efectos a la regulación de la Ley de Patentes.
En algún caso se ha considerado que también se pueden solicitar como diligencias preliminares
las actuaciones previstas en el art. 15.2 de la Ley de Contrato de Agencia, con el fin de que el
agente pueda obtener del empresario los datos que necesita para verificar las comisiones que
le correspondan.
Estas diligencias preliminares previstas en leyes especiales están sujetas, en cuanto a su
contenido y a su práctica, a lo que se disponga en las leyes que las regulan y solamente en lo
no previsto por esas leyes se aplican supletoriamente las normas de los artículos 256 y
siguientes de la LEC.
Procedimiento de las diligencias preliminares: solicitud y competencia
Competencia
La práctica de diligencias preliminares debe solicitarse mediante la presentación de un escrito
de solicitud ante el tribunal competente para acordarlas.
La competencia para acordar diligencias preliminares se regula en la LEC distinguiendo, por un
lado, las diligencias preliminares previstas en los ordinales 1º a 5º bis del artículo 256.1, por
otro, y las previstas en los ordinales 6º a 9º del mismo artículo y apartado.
Para las primeras, la competencia objetiva corresponde a los Juzgados de Primera Instancia o a
los de lo Mercantil, en función de cuál sea la clase de juzgado competente para conocer del
proceso que se trata de preparar. La competencia territorial se atribuye al Juzgado del
domicilio de la persona que deba realizar lo que sea el contenido de la diligencia: declarar,
exhibir una cosa o un documento, etc. Esta regla trata de favorecer a esta persona, que podrá
cumplir lo que se le requiera, o bien oponerse a la diligencia, en el Juzgado más próximo a su
domicilio.
La regla de competencia es distinta para las diligencias preliminares de determinación de
grupos de afectados, las de preparación de procesos en materia de propiedad industrial o
intelectual y las previstas en leyes especiales. Para estas diligencias el tribunal competente es
el mismo que lo sería para el proceso que se trata de preparar. Es una regla de competencia
funcional que no siempre conducirá al tribunal del domicilio de la persona que deba realizar el
contenido de la diligencia preliminar.
Solicitud
La solicitud de diligencias preliminares debe presentarse por escrito, con firma de procurador y
de abogado, ya que no se trata de una actuación que esté exceptuada del cumplimiento de los
requisitos de postulación.
En cuanto al contenido, la solicitud debería incluir los siguientes puntos:
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1) Una descripción lo más precisa posible del contenido de las actuaciones
preparatorias que se solicitan
2) La identificación de la persona a quien se deba requerir para que realice las
actuaciones que se soliciten
3) Referencia circunstanciada al objeto del juicio que se quiera preparar, justificando la
adecuación de la medida solicitada a la finalidad de preparar el juicio de que se trate
4) Justificación del interés legítimo del solicitante, lo que requerirá normalmente
explicar la relación del solicitante con lo que pretende reclamar en el juicio posterior
5) Referencia a la concurrencia de justa causa para la práctica de las diligencias
solicitadas, lo que requiere la justificación de la necesidad de la intervención del juez
para que se lleve a cabo lo que se solicita, y la proporcionalidad de la actuación que se
pide en relación a los fines que se pretendan con ella.
Quien solicite diligencias preliminares ha de contar con que los gastos que genere su
realización correrán de su cuenta, incluidos los que se ocasionen a las personas que hubieren
de intervenir en las diligencias, así como la indemnización de los daños y perjuicios que se
puedan causar a estas personas. A fin de asegurar esta obligación la Ley exige que en la
solicitud se ofrezca caución suficiente para responder de la misma.
Decisión judicial
A la vista de la solicitud de las diligencias preliminares, el juez decide sin más trámites por
medio de Auto. No se traslada la solicitud a la persona a la que afecte ni se oye previamente a
esta persona. La decisión debería pronunciarse en los cinco días siguientes a la presentación de
la solicitud.
Teniendo en cuenta únicamente la solicitud, el juez debe valorar si se cumplen los requisitos
legales que condicionan la procedencia de las diligencias solicitadas y, en particular, la
adecuación de la diligencia a la finalidad que se pretenda con ella y la concurrencia de justa
causa e interés legítimo.
Cuando, a la vista de la solicitud, el juez considere que no se cumplen los requisitos, rechazará
las diligencias solicitadas. Contra este Auto el solicitante puede interponer recurso de
apelación ante la Audiencia Provincial.
Si se cumplen los requisitos, el Auto accederá a la pretensión. En la misma resolución: 1) se
citará a los sujetos que deban intervenir en la diligencia, y se les harán los requerimientos que
correspondan para su debido cumplimiento, y 2) se determinará la caución que deba prestar el
solicitante. La caución se deberá constituir en los tres días siguientes a la notificación del auto
pues, de no hacerlo, se acordará el archivo de las actuaciones.
El Auto que estima la solicitud de diligencias preliminares no es recurrible, pero los sujetos a
quienes se cite para su práctica pueden formular oposición ante el mismo juez en los cinco días
siguientes a la citación.
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Oposición a las diligencias preliminares
La oposición a las diligencias preliminares debe formularse por escrito, por medio de
procurador y abogado, expresando las razones en que se funde. El plazo para formular la
oposición es de cinco días desde que se reciba la citación.
La oposición se comunicará al requirente de la medida, quien podrá impugnarla por escrito en
el plazo de cinco días
Se convocará vista a solicitud de cualquiera de las partes, formulada en su escrito. La vista se
celebra, en su caso, según lo previsto para los juicios verbales. Es posible, por tanto, la práctica
de pruebas sobre los hechos de los que dependa la procedencia de las diligencias preliminares,
conforme a las previsiones del juicio verbal.
Terminada la vista, o si no se hubiese convocado, tras los escritos de las partes, el juez ha de
resolver sobre la oposición por medio de Auto.
Si considera que la oposición es injustificada, la desestimará e impondrá las costas del
incidente a quien lo promovió. Contra este Auto no cabe recurso. Desestimada la oposición se
llevará a cabo la diligencia preliminar acordada.
Ahora bien, si el juez considera justificada la oposición, el Auto lo declarará así y no se llevará a
cabo la diligencia preliminar. Este auto podrá ser recurrido en apelación por el solicitante de
las diligencias rechazadas.
Práctica de la diligencia
Cuando no se formula oposición o cuando ésta es rechazada, llegado el día señalado se
procede a la práctica de la diligencia preliminar.
El lugar y el modo en que se lleva a cabo la diligencia dependerán de su contenido y de lo que
el juez haya acordado al ordenar su práctica. La LEC prevé que las diligencias preliminares se
practiquen en la sede de la oficina judicial o en otro lugar, si así se ordena en la resolución.
Cuando la diligencia consista o incluya el examen de documentos o de cosas, el solicitante
puede concurrir acompañado de un experto, siempre que sea a su costa.
Los documentos y títulos a que se refiera la diligencia podrán ser presentados por el requerido
ante el juzgado por medios telemáticos o electrónicos. En tal caso el examen de los títulos o
documentos se realizará en la oficina judicial, pudiendo obtener la parte solicitante, con los
medios que aporte, copia electrónica de los mismos.
La práctica del interrogatorio previsto en el ordinal 7º del artículo 256.1 LEC, como preparación
de los juicios sobre propiedad industrial e intelectual, se llevará a cabo normalmente en la
sede judicial y en audiencia pública, pero podrá acordarse su celebración a puerta cerrada
cuando se pida por algún interviniente que acredite interés legítimo.
Negativa del requerido
Cabe también la posibilidad de que, llegado el día señalado para la práctica de la diligencia
preliminar, la persona que haya sido citada para intervenir en ella no comparezca, o lo haga,
pero se niegue a llevar a cabo la actuación que se le haya requerido: no declare sobre lo que se
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le interrogue, no presente los documentos o las cosas cuya exhibición se le haya ordenado,
etc.
La antigua LEC de 1881 preveía como única consecuencia en estos casos que el requerido
respondiera de los daños y perjuicios que su negativa a colaborar causara al solicitante de la
medida. Como estos daños y perjuicios eran muy difíciles de cuantificar y acreditar, nunca se
reclamaban, lo que equivalía en la práctica a que la negativa del requerido a llevar a cabo las
diligencias no tuviera consecuencia alguna y, en definitiva, a la ineficacia y al desuso de las
diligencias preliminares.
La vigente LEC ha pretendido cambiar esta situación vinculando a la negativa a llevar a cabo las
diligencias consecuencias prácticas más efectivas. Estas consecuencias están reguladas en el
artículo 261 de la LEC y varían según cuál sea el contenido de la diligencia preliminar de que se
trate. Las medidas previstas para el caso de que el requerido se niegue a llevar a cabo la
diligencia son de tres clases:
1) Que se consideren ciertos los hechos a que se refiera la diligencia en cuanto sean
perjudiciales para el requerido. Así se prevé para la declaración del futuro demandado
sobre hechos relativos a su personalidad, y para la exhibición de documentos
contables.
2) La entrada y registro del lugar en que se encuentren los documentos o las cosas
cuya exhibición se pretenda mediante la diligencia preliminar. Cuando se acuerde la
entrada y registro en un domicilio, se deberá dictar un Auto que cumpla las exigencias
de motivación y de proporcionalidad que la jurisprudencia constitucional impone a las
resoluciones limitativas de derechos fundamentales.
3) La responsabilidad penal por desobediencia a la autoridad judicial, a la que
expresamente se hace referencia en relación con las diligencias preliminares de
determinación de los componentes de un grupo de afectados y las relativas a la
protección de la propiedad industrial e intelectual.
Gastos
Los gastos que conlleva la práctica de diligencias preliminares deben ser pagados por el
solicitante e incluyen 1) los que se ocasionen al requerido para dar cumplimiento a lo que se le
haya ordenado, así como 2) la indemnización de los daños y perjuicios que llevar a cabo la
diligencia preliminar le hubiera causado.
Los gastos y la indemnización pueden ser reclamados por la persona requerida después de que
se haya practicado la diligencia o cuando se estime la oposición. Se presentará la
correspondiente solicitud ante el juez, con la justificación de los daños producidos y de los
gastos que se reclamen.
El juez oirá al solicitante y resolverá a continuación. Como el pago de los gastos está asegurado
por la caución prestada por el solicitante, el juez resolverá sobre la aplicación de la caución. Si
considera justificados los gastos reclamados ordenará que se paguen con cargo a la caución.
En otro caso, la caución se mantendrá hasta que transcurra un mes desde la terminación de las
diligencias. Si, pasado ese plazo, el solicitante no interpuso demanda y el juez no lo considera
justificado, perderá la caución en favor del requerido; si se presentó la demanda, la caución se
cancela, devolviéndose su importe al solicitante, en su caso.
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© Jaime Vegas Torres, 2015
(Documento actualizado hasta Ley 42/2015, de 5 de octubre)
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