Una mirada sobre las fibras

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Una mirada sobre las fibras con que se tejen los seres humanos
Orlando Mora
Que la creación de un conflicto dramático de gran fuerza puede ser posible por el
enfrentamiento de los impulsos contra las reglas morales, fue una premisa del cineasta
mexicano Carlos Carrera al concebir su puesta en pantalla de El crimen del padre
Amaro. Para el experimentado dibujante de Mala yerba nunca muerde o El héroe, la
novela original reviste gran interés por su alcance humano y las posibilidades que le
brindaba para mostrar los siempre complejos motivos humanos, nunca unívocos. Como
es su costumbre, no pocos bocetos concibió para delinear los personajes que pueblan el
universo del novelista que para el director de La mujer de Benjamín, La vida conyugal,
Sin remitente o Un embrujo, no se enfrentan en un juego entre las fuerzas del mal y las
del bien, sino a «una mirada sobre las fibras con que se tejen los seres humanos.»
Desde su estreno El crimen del padre Amaro pulverizó cifras y es ya la más taquillera
de toda la historia del cine mexicano. El padre Benito, un sacerdote mayor con amante,
amigo de narcotraficantes y beneficiario de sus limosnas. Un sacerdote joven que vive
una apasionada relación con una muchacha del pueblo y que en una de las escenas más
polémicas, antes de desnudarla para hacer el amor, la cubre con una capa de la virgen
tomada de la iglesia y le dice: eres más linda que la virgen. Un obispo que desde su
centro de operaciones manipula el poder y quita y otorga puestos a su antojo. Tales son
algunos de los temas que encendieron la discusión, en especial en quienes no quieren
ver en El crimen del padre Amaro simplemente una película sobre un hombre cobarde,
incapaz de tomar decisiones en momentos claves. Hablar sobre los antecedentes y lo
que ha ocurrido con ella hasta la fecha es el propósito de esta entrevista.
¿Cómo entra en contacto con la novela de Eca de Queiroz?
El productor Alfredo Ripstein me la dio para ver si me interesaba hacer una película
sobre ella. Luego leí otras obras suyas y me pareció un escritor maravilloso. Desde el
principio me interesó la posibilidad de adaptarla a nuestros días y a la realidad
mexicana, y comenzamos a trabajar el proyecto con Vicente Leñero, quien escribió el
guión y le dimos la forma con que quedó. De la novela solo rescatamos la anécdota
principal, algunos rasgos de los personajes y buscamos los equivalentes de los defectos
morales de los sacerdotes del Portugal del siglo XX a la realidad mexicana de nuestros
días. El padre Amaro de la novela es mucho peor que el padre Amaro de la película.
Aunque pertenecen a dos generaciones diferentes, el padre Benito es como un
anticipo de lo que le puede suceder al padre Amaro.
Sí, aunque uno lo resuelve mejor, me parece más digno como lo hace el padre Benito.
Pero sin duda el futuro del joven tiende a ser como el del padre Benito, hay un paralelo
entre los dos sacerdotes para mostrar que las historias se repiten y por las mismas
condiciones. Yo creo que la existencia del celibato va un poco contra la naturaleza
humana, algunos lo pueden llevar bien y subliman los impulsos sexuales y otros que de
plano no respetan el celibato.
Una de las escenas más fuertes es la del padre Amaro cuando coloca a su amante la
capa de la virgen.
Ese momento está en la novela original y es una escena que produjo gran escándalo en
México, país guadalupano. Lo consideraron una burla, pero a mí me interesó dejarlo
porque da la idea un poco del paso del tiempo en la relación y de hasta dónde llegaba ya
la falta de respeto por los símbolos que debe manejar un sacerdote.
En Amaro, más que la condición de sacerdote, se da la de un pobre hombre en la
vida.
Sí, es un pusilánime, un cobarde, un personaje acomodaticio que no sabe tomar
decisiones, se quiere esconder y esconder y tapar todo y al final se sale con las suyas.
La referencia al obispo y a la estructura de poder estaba en la novela ¿o pertenece
al trabajo de adaptación?
Estaba en la novela, aunque era distinto. Lo tradujimos un poquito a la manera como
están organizadas las diócesis en México. De hecho un asesor que tuve, un ex jesuita,
me pasó varios diálogos del obispo, que son diálogos de obispos reales.
Cuando aceptó el filme, ¿pensó que resultaría tan comercial como ha sucedido?
Al contrario. Hubo dos posiciones de probables coproductores: los que pensaban que no
se debía rodar porque íbamos a tener problemas con la película y nos exponíamos a que
nunca fuera estrenada; y los que, de plano, pensaban que era muy mala idea filmar una
película sobre sacerdotes porque a estas alturas no le interesa el tema a nadie. Yo de
necio quise hacer otra vez una película de seres humanos, una obra donde se vieran
atrocidades de forma cotidiana en un tono muy tranquilo, donde aparentemente no pasa
mucho y así lo abordé; nunca pensé que llegara a ser comercial.
Se estrenó con 400 copias. Es la película que ha salido con más copias en toda la
historia del cine mexicano. La recaudación en los primeros alcanzó unos quince
millones de dólares y la vieron cuatro millones de personas. Estaba, sí, el elemento Gael
García Bernal, aunque yo simplemente esperaba que tuviera el mismo éxito de otras
películas mías.
¿En qué momento entra este actor al proyecto? ¿Piensa usted que debía ser el
protagonista?
Desde la primera vez que pensamos que la película se realizaba, él había actuado ya en
Amores perros y todavía no había hecho Y tu mamá también. No era tan famoso, pero a
mí me interesaba que el personaje de-Amaro fuera en apariencia bondadoso y atractivo
y que esta calidez que proyecta Gael escondiera el alma negra del padre Amaro. Se la
ofrecimos hace dos años, no era tan famoso como ahora, pero sí muy buen actor.
¿Cuánto costó la película y qué tiempo tomó el proyecto?
El costo fue como de un millón seiscientos mil dólares y el proyecto tomó en total unos
cuatro años desde que empecé. El productor Ripstein había querido hacer la película
desde los años setenta, luego hizo otro intento a comienzos de los noventa y más tarde
entré yo.
¿Cómo se armó tal escándalo con la película en México, algo que no ocurrió
durante su presentación en el Festival de San Sebastián?
Todo empezó con un pase privado para exhibidores; una compañía estaba muy
vinculada con el obispo de Michoacán y lo informaron, entonces empezaron las
presiones para que la película no se estrenara. De otro lado, se envió una copia a la
Secretaría de Gobernación donde las películas son clasificadas, y aquí un miembro del
comité de clasificación que pertenece a un grupo de ultraderecha hizo un reporte, les
avisó y los grupos Provida y Católicos Unidos por México empezaron una campaña
para impedir el estreno. Después se unieron muchos obispos. El director de
comunicación del Episcopado la vio y dijo que la película estaba bien, que traía unos
problemas que era bueno que se ventilaran para evitarlos, y después él mismo fue
obligado a escribir el comunicado oficial donde decía que la iglesia católica reprobaba
la película. Algunos obispos en comentarios llegaron más lejos y —la gran mayoría sin
haberla visto— dijeron que el que viera la película iba a quedar en pecado. Los grupos
que la atacaron levantaron una demanda penal contra nosotros, que no prosperó.
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