2do.Informe-de-gobierno_Lo-peor-esta-por-venir

Anuncio
Comunicado 14063 / 01 de septiembre de 2014
Segundo Informe de Gobierno
¿México en movimiento? Lo peor está por venir

Greenpeace analiza la gestión ambiental del segundo año de gobierno de Enrique Peña Nieto
México, D.F.- En 20 meses de gobierno, Enrique Peña Nieto consolidó un modelo extractivo de nuestros recursos
naturales bajo la promesa de un crecimiento económico que no ha llegado y demostró su menosprecio al medio
ambiente.
En mayo de este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público recortó el pronóstico de crecimiento económico
del país de 3.9 a 2.7 por ciento para 2014 (1) y se justificó diciendo que la gran mayoría de las economías tuvieron
una menor dinámica de crecimiento, pero que las llamadas “reformas estructurales” serían la panacea para lograr
un repunte en los próximos años.
El segundo informe de gobierno será presentado bajo la sombra de cuatro “accidentes” ambientales ocurridos en
menos de un mes, que contaminaron diferentes ríos del país y causaron pérdidas millonarias por las afectaciones a
actividades económicas como la agricultura y la ganadería. Dos derrames petroleros: uno en Cadereyta, Nuevo León
y el otro en Huimanguillo, Tabasco; así como el vertido de agua con cianuro en el municipio El Oro, Durango y el
derrame de 40 mil metros cúbicos de sustancias tóxicas en los ríos Sonora y Bacanuchi, provenientes de la mina
Buenavista de Grupo México, que ha afectado al menos a 22 mil personas en siete municipios y considerado por la
administración de Peña Nieto como “la peor catástrofe ambiental en la industria minera del país en los tiempos
modernos".
Estos casos son solo la punta del iceberg de la opacidad en la que actúan las industrias en México, donde la laxitud
de las leyes les permite contaminar a cambio de multas irrisorias por concepto de “reparación del daño”, sin que se
tomen en cuenta las externalidades.
En los últimos doce meses se realizaron cambios al marco legal hacendario, de las telecomunicaciones, la política
electoral y el sector energético, todos privilegiaron los intereses económicos empresariales y coartaron los derechos
de millones de mexicanos.
Pero lo peor está por venir, con el mal llamado Paquete Verde, un grupo de iniciativas y reformas a leyes
ambientales que legalizarían la devastación de los recursos naturales.
EPN: Tu reforma energética destruye México
Con la promulgación de las leyes secundarias de la reforma energética, Enrique Peña Nieto selló el retroceso
ambiental en nuestro país, se nos condenó a seguir dependiendo de los hidrocarburos para la generación de
electricidad y se tiró por la borda la oportunidad de transitar hacia fuentes renovables como el sol y el aire, pese al
alto potencial que tenemos.
La dependencia del sector energético a los hidrocarburos vulnera a los sectores económico y social; ya que cada
día que continuamos quemando carbón, petróleo y gas, acentuamos el cambio climático, la sobreexplotación de los
recursos naturales y la contaminación, que repercuten en la salud de la población.
El último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) reafirmó que
México es una de las naciones más afectadas por los impactos del cambio climático, entre otras cosas por su
ubicación geográfica y el alto índice de pobreza de sus habitantes. Se estima que el 68% de la población habita en
viviendas precarias y zonas de alto riesgo ante desastres climáticos, como laderas de montañas, barrancas o zonas
susceptibles de inundación (2).
Los argumentos científicos no importaron. El gobierno federal decidió apostar por la apertura del sector energético a
la iniciativa privada para que extraiga petróleo y gas shale a través de la fractura hidráulica (fracking), una técnica
altamente nociva para el medio ambiente, que vulnera el derecho humano de acceso al agua.
El capital privado no es garantía de un mejor desempeño de este sector, porque grandes empresas petroleras
alrededor del mundo también han enfrentado problemas de corrupción, ineficiencia y abuso hacia las comunidades
y son precisamente estas compañías las que ya preparan la chequera para invertir en México (3).
En 2010, British Petroleum fue la responsable de una de las más recientes catástrofes ambientales cuando una
explosión en el pozo Macondo dejó 11 personas fallecidas, más de 3 mil 400 millones de litros de petróleo vertido
en las aguas del Golfo de México y un sin número de especies muertas y amenazadas por los impactos del
derrame.
Una década antes, Exxon Mobil derramó millones de litros de crudo en Prince William Sound, un área silvestre
prístina de Alaska. La empresa tardó dos años en aceptar su culpabilidad. Shell, compañía que ha emprendido la
locura de intentar perforar el Ártico, ha sido señalada por Amnistía Internacional como una de las responsables de la
ola de pobreza que azota a los pueblos de Nigeria. Chevron tiene un negro historial de contaminación petrolera en
Ecuador donde 63 mil millones de litros de agua tóxica fueron arrojados a ríos y pueblos de indígenas y campesinos.
A pesar de la gran inversión en publicidad para promover la reforma energética como un logro del actual gobierno,
la ciudadanía, sin necesidad de ser experta, puede adivinar que este cambio constitucional y de leyes secundarias
favorecerá solo a los dueños de las grandes empresas petroleras y no a los mexicanos, la experiencia internacional
así lo demuestra.
También se legalizaron los abusos contra campesinos y comunidades con la creación de figuras legales como la
“servidumbre legal, ocupación o afectación superficial de tierras”, eufemismos con los que las autoridades podrán
despojar de tierras en los lugares donde haya hidrocarburos y al término de la "ocupación temporal", los dueños se
quedarán con la responsabilidad de los contaminantes que se dejen en sus predios o también llamados “pasivos
ambientales” y, por tanto, deberán compartir la responsabilidad en la remediación de la contaminación del suelo y
agua.
Por si fuera poco, nuevamente se disfrazó a la energía nuclear como una fuente limpia cuando en realidad es la
más sucia de todas, poniendo en riesgo la vida y salud de la población. Experiencias internacionales han
demostrado que se trata de una tecnología sumamente peligrosa, por su capacidad para dañar la integridad de las
personas por la radioactividad, además no existe forma segura de eliminar los desechos que genera y favorece la
creación de armas de destrucción masiva.
¿Y el derecho humano de acceso al agua?
De acuerdo con cifras de 2011 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el 70% de los ríos nacionales
presentan algún grado de contaminación, pero poco o nada se está haciendo para revertirlo y mucho menos para
prevenir (4). Lamentablemente el panorama no ha cambiado. El Estado no ha sido capaz de garantizar al cien por
ciento el derecho humano de acceso al agua y el saneamiento establecido en la Constitución.
Hace un año, el gobierno federal señaló que durante este sexenio la Conagua pasaría de ser “un organismo reactivo
a la contingencia a uno de prevención” (5) pero de esto nada hemos visto.
El reciente derrame de sustancias tóxicas a los ríos Sonora y Bacanuchi es solo la punta del iceberg de la
contaminación tóxica de nuestros ríos, la mala gestión de las cuencas, la poca supervisión a las industrias por parte
de la Conagua y la laxitud de leyes y sanciones.
La contaminación de los cuerpos de agua afecta directamente a las comunidades que viven cerca de los ríos, lagos
y otros afluentes porque provoca daños a su salud y sus fuentes de alimentos. Representa un alto costo para la
sociedad en su conjunto: entre más agua sea contaminada en los afluentes, más costoso será potabilizarla, llevarla
a las ciudades y atender los impactos que deje en las comunidades y en el medio ambiente que fueron afectados.
Algunas sustancias vertidas por la actividad industrial en los ríos y lagos del planeta son altamente tóxicas y tienen
afectaciones directas a los seres vivos y la salud, pueden causar disrupciones hormonales (alteraciones bruscas en
las funciones hormonales), afectaciones al desarrollo del feto o cáncer.
En México, la descarga de aguas residuales a los ríos -tanto residenciales como industriales- sin análisis ni
tratamiento previo, es un problema histórico. Esta situación se agrava debido a la permisividad gubernamental a
nivel federal, estatal y municipal, así como a la falta de cumplimiento de la de por sí laxa normatividad en materia de
agua.
Pese a la existencia de una Ley de la Responsabilidad Ambiental -que entró en vigor el 7 de julio del 2013 y que
establece la reparación de daños en caso de delitos cometidos contra el ambiente- hace falta una revisión a la parte
de las sanciones para inhibir a las empresas a contaminar.
En el caso de Sonora, la multa para Grupo México, cuyo dueño es el tercer hombre más rico del país, es irrisoria. La
Conagua estableció el pago por 1.2 millones de pesos por las afectaciones a al menos 22 mil habitantes de siete
municipios. Mientras que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente aplicaría una multa por 40 millones de
pesos más la “reparación del daño” de la cual no se establece una cifra. La minera seguirá operando porque de
acuerdo con las autoridades no existen pruebas para su clausura y representa una de las más importantes
actividades económicas de la región.
Esta postura evidencia la línea gubernamental: supuesto crecimiento económico a cualquier costo ¿Quién pagará
por los daños a mediano y largo plazo? Lamentablemente nuestro país es el paraíso de la contaminación desde
hace décadas, porque existen muchos huecos en la legislación ambiental, y uno de ellos es el tema de la
prevención.
La reforma energética ha abierto otra amenaza en el tema del agua. La utilización del fracking (fractura hidráulica)
para la extracción de gas shale, que consiste en perforar la roca de lutitas mediante la inyección de una mezcla de
agua, arena y sustancias químicas a presión.
Esta actividad disminuye la disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas: se requieren de 9 a 29
millones de litros para la fractura de un solo pozo. Ello supondría la disminución de cantidad de agua para otros
usos, lo que pondría en peligro el cumplimiento del derecho humano a este recurso.
El fracking contamina las fuentes de agua. En Estados Unidos existen más de mil casos documentados de
contaminación de fuentes de agua cerca de pozos de gas de esquisto. En total, se han identificado más de dos mil
500 productos y 750 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación (6).
Los expertos señalan que más del 25 por ciento de estas sustancias pueden causar cáncer y mutaciones, el 37 por
ciento afectar al sistema endócrino, el 50 por ciento dañar el sistema nervioso y el 40 por ciento provocar alergias.
Y habría que preguntarse entonces ¿Qué pasará cuando los pozos de fracking contaminen los mantos freáticos?
¿Qué harán si falla la recolección, transporte o almacenamiento de agua o sólidos residuales radiactivos? ¿Qué
acciones se harán si se afecta la salud de miles de personas? ¿Qué medidas se tomarán si se atenta contra el
Derecho Humano de los mexicanos al agua y a un medio ambiente sano? Todo apunta a que la respuesta sea:
NADA.
En Greenpeace defendemos la precaución como el único modo de evitar accidentes tan lamentables como los
recientes derrames en Sonora, Durango, Cadereyta y Tabasco. Es imperativo tener leyes con un enfoque
precautorio, como la iniciativa ciudadana Agua Para Todos Agua Para La Vida, elaborada por académicos y
organizaciones de la sociedad civil que evitarían que la voz de las poblaciones afectadas siga siendo ignorada.
Agricultura industrial absorbe a pequeños productores
Para este 2014, Enrique Peña Nieto destinó al campo más de 338 mil 600 millones de pesos, 32 mil 700 millones
más que en el primer año de su gobierno, mediante todas las dependencias y del Programa Especial Concurrente
para el Desarrollo Rural Sustentable.
Desafortunadamente estos recursos van destinados a dar continuidad a un modelo de agricultura industrial basado
en monocultivos, uso de agroquímicos y el potencial uso de semillas transgénicas que degrada la capacidad de los
ecosistemas de producir alimento sano y suficiente en México y está desplazando a los pequeños productores.
Actualmente el 92 por ciento de los recursos de la federación para agricultura va a los grandes productores del
norte que operan con el modelo industrial, en lugar de incentivar proyectos de agricultura ecológica. Mientras que el
8 por ciento restante de los recursos para el campo, son para el 80 por ciento de los productores del país, que
producen en terrenos menores a 5 hectáreas, en lugar de incentivar la agricultura ecológica.
En los próximos meses se presentará la Reforma al Campo que por las declaraciones de los funcionarios de este
sector se vislumbra como una apertura a las semillas transgénicas, beneficiando a las grandes empresas
internacionales de la biotecnología, dejando en indefensión a campesinos que por años se han conservado las
semillas nativas como el maíz, de la cual México es centro de origen. Sin este intercambio de semillas mejoradas en
cada ciclo agrícola hubiera sido imposible que exista una gran variedad de razas de maíz que tienen diversos usos
gastronómicos en el continente Americano.
Peña Nieto no ha planteado una alternativa para el campo con apoyos que permitan el desarrollo de los pequeños y
medianos productores, con prácticas amigables para el medio ambiente, en su lugar ha dado continuidad a un
modelo agrícola basado en el elevado uso de insumos agrícolas (herbicidas, plaguicidas, fertilizantes) que impacta a
los ecosistemas, la biodiversidad y las condiciones socio-económicas de los productores mexicanos.
La mayoría de los campesinos viven en pobreza, según datos del Coneval (2012). La pobreza nacional en promedio
es de 45.5 por ciento pero en las zonas rurales aumenta a un 65 por ciento. El 80 por ciento de los productores
agrícolas del país tienen menos de 5 hectáreas y producen principalmente para autoconsumo y reciben solo el 8 por
ciento del financiamiento gubernamental destinado a la producción agrícola.
La agricultura debe tener como principales objetivos producir alimentos sanos, suficientes y de calidad, además de
ser el sustento y modo de vida de millones de campesinos. La situación de México indica que la agricultura no está
cumpliendo con ninguno de esos objetivos ya que existe una creciente presencia de pobreza y mala nutrición.
Por un lado la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2012 (7) muestra que el 2.8 por ciento de los niños
menores de cinco años presentan bajo peso, mientras que el 71.2 por ciento de los adultos, el 34.3 por ciento de
los escolares y el 35 por ciento de los adolescentes sufren sobrepeso y obesidad.
El Estado tiene la obligación y la responsabilidad de cambiar esta situación mediante el diseño de políticas públicas
orientadas a hacer realidad el derecho a la alimentación, incrementar la producción alimentaria, reducir la
dependencia, profundizar el financiamiento, reordenar el mercado agroalimentario, promover un desarrollo regional
armónico, fortalecer la pequeña y la mediana agricultura, y aumentar la capacidad del país en materia de
investigación, innovación y transferencia tecnológica
Las estrategias gubernamentales están destinadas al fracaso mientras no exista una política pública agroalimentaria
y nutricional integral, de manera que los esfuerzos en la Secretaría de Salud sean vinculantes con Sagarpa, y a su
vez, sean integrados a una política social bajo la coordinación de Sedesol con impacto en indicadores de resultados
en materia educativa, económica, laboral y de salud; todo lo anterior con base en los derechos humanos.
Este gobierno ha ignorado las advertencias de los científicos, los agricultores y los ambientalistas sobre los riesgos
de permitir el cultivo de organismos genéticamente modificados y se ha convertido en abogado de la industria de la
biotecnología, en lugar de velar por la protección de nuestra diversidad de maíz, la salud del campo, el medio
ambiente y el bienestar de los agricultores.
Pérdida de bosques y selvas
Uno de los grandes males de la política forestal en México es que por años ha promovido falsas soluciones a la
deforestación como reforestar o tener plantaciones forestales comerciales como supuestas remedios al cambio
climático, que al único lugar a donde pueden llevarnos es a perder los bosques.
Para detener la deforestación y hacer frente al cambio climático, es necesario modificar el enfoque de la política
forestal en nuestro país, que debe trabajar en sinergia con otras estrategias de uso del suelo, con base en proyectos
regionales y locales para el manejo sustentable de los recursos naturales y el desarrollo rural, resolviendo las
necesidades sociales, económicas y ambientales.
Sin embargo, la opacidad en el destino de recursos públicos y la falta de información verificable para conocer el
estado real del sector forestal han sido una constante desde administraciones pasadas, sin que hasta ahora se
hayan implementado acciones concretas para revertir esta tendencia.
A México le gusta presumir a nivel global que es un país preocupado y ocupado en atender sus compromisos
internacionales y frenar la pérdida de sus ecosistemas forestales. En su reciente informe de cumplimiento de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el gobierno de Peña Nieto señaló que para detener la deforestación se ha
seguido la estrategia de hacer más rentable la conservación o el uso de sustentable de los recursos en lugar de
transformar estos ecosistemas para dedicarlos a otros usos y destaca programas como el Pago por Servicios
Ambientales (PSA) y programas para el aprovechamiento sustentable (8).
Sin embargo, estas afirmaciones evidenciaron la incongruencia del Estado mexicano, pues recientes estimaciones
del INEGI señalan que la superficie de bosques y selvas en México pasó de 35.3 a 33.8 por ciento entre 1993 y
2011, lo que significa la pérdida de 1.5% de estos ecosistemas y el propio Comité Especializado de Información de
los ODM en México consideró que nuestro país está “estancado” en esta materia (9).
Las principales causas de esta situación son la deforestación, la conversión de bosques para destinarlos a la
agricultura y ganadería, promovida por las propias políticas de gobierno que han sido inadecuadas e insuficientes.
La tasa de deforestación en nuestro país se mantiene en cerca de medio millón de hectáreas al año, de acuerdo
con datos de la UNAM (10) y el INEGI (11). Pero México reporta ante la FAO sólo una pérdida anual de 155 mil
hectáreas (12).
La legislación secundaria de la reforma energética y el Paquete Verde, próximo a presentarse, representan una
nueva amenaza para el sector forestal, pues abren la puerta al cambio de uso de suelo de bosques y selvas, una de
las principales razones de la pérdida de estos ecosistemas, cuya tenencia de la tierra se encuentra, mayormente,
en manos de comunidades indígenas y ejidos bajo la figura de propiedad social.
El 51.4% del territorio nacional es propiedad de comunidades indígenas y ejidos (13), en muchos de estos terrenos
hay bosques y selvas que son la fuente de ingresos de miles de personas que gracias a su trabajo se han logrado
conservar y están en riesgo de ser “ocupados temporalmente” para actividades relacionadas con el sector de
hidrocarburos.
Este riesgo se repite en las 176 Áreas Naturales Protegidas (ANP) del país, que representan el 12.93% del territorio
nacional, lo que equivale a 25 millones 394 mil 779 hectáreas de la superficie del país (14), de las cuales solo 77
cuentan con un plan de manejo, es decir el 65% de la superficie total de ANP. A pesar del enorme avance
registrado en el país sobre el inventario de la biota en las últimas dos décadas aún no se conoce el estado de
conservación de muchas de las poblaciones de las especies de flora y fauna en México.
Si bien las Áreas Naturales Protegidas quedaron excluidas para la realización de actividades extractivas de
hidrocarburos, aún es posible que dentro de ellas se puedan construir ductos para la transportación de éstos e
infraestructura para la red eléctrica.
México tiene una gran responsabilidad para la protección y manejo sostenible de sus ecosistemas y recursos
naturales, por ser el 5° lugar de los 12 países megadiversos del planeta y hasta ahora la política de Peña Nieto ha
estado basada en un modelo de extracción de recursos naturales, alejada de la conservación.
Notas
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
(10)
(11)
(12)
(13)
(14)
Estadísticas del agua en México, edición 2011, Comisión Nacional del Agua (Conagua). Disponible en:
http://www.conagua.gob.mx/CONAGUA07/Publicaciones/Publicaciones/SGP-1-11-EAM2011.pdf.
Trabajará Conagua para reducir la vulnerabilidad de la población frente a la sequía: David Korenfeld. Comunicados de prensa. Disponible en:
http://www.cna.gob.mx/SalaPrensa.aspx?n1=2195&n2=Comunicados
Principales problemas identificados por la explotación de gas de esquisto por fractura hidráulica en México. Alianza mexicana Contra el Fracking.
Disponible en: http://nofrackingmexico.org/documento-base/
Encuesta Nacional de Salud 2012. Disponible en: http://ensanut.insp.mx/doctos/ENSANUT2012_Sint_Ejec-24oct.pdf
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio en México. Informe de Avances 2013. Disponible en: http://200.23.8.225/odm/doctos/InfMex2013.pdf
México, varado en sus objetivos del milenio. El Economista. Disponible en: http:// La Secretaría de Hacienda y Crédito Público estima el
crecimiento del PIB para 2014 en 2.7%. Comunicados de prensa. Disponible en:
http://www.shcp.gob.mx/SALAPRENSA/doc_comunicados_prensa/2014/mayo/comunicado_045_2014.pdf
Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de abril de 2014. Disponible en:
http://www.sectur.gob.mx/work/models/sectur/Resource/1285/1/images/PECC-2014-2018.pdf
Pemex abre diálogo con Shell, Exxon, British Petroleum y decenas de empresas extranjeras. Revolución Tres Punto Cero. Disponible en:
http://revoluciontrespuntocero.com/pemex-abre-dialogo-con-shell-exxon-british-petroleum-y-decenas-de-empresas-extranjeras/
Informe eleconomista.com.mx/sociedad/2014/07/07/mexico-varado-sus-objetivos-milenio
Sánchez Colón, S., A. Flores Martínez, I.A. Cruz-Leyva y A. Velázquez. 2009. Estado y transformación de los ecosistemas terrestres por causas
humanas, en Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Conabio, México, pp. 75-129.
Francisco Takaki Takaki: Información Básica para la Construcción de la Tasa de Deforestación. México, INEGI, Dirección General de Geografía,
presentación no publicada, 2009. Disponible en: http://cerodeforestacion.blogspot.com/2010/03/deforestacion-en-mexico-dimensiones.html
Evaluación de los Recursos forestales Mundiales 2010. Informe Nacional. Disponible en: http://www.fao.org/forestry/62318/en/mex/
Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Disponible en: http://www.conanp.gob.mx/que_hacemos/
La propiedad social forestal en México. INECC. Disponible en: http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/gacetas/627/propiedad.pdf
Para mayor información comunicarse con Raúl Estrada al 044 55 40 84 53 26 y al correo [email protected]
Greenpeace es una organización ambientalista, global, multicultural, no gubernamental e independiente política y económicamente, pues no recibe
donativos ni presiones de empresas, gobiernos ni partidos políticos. Actúa para proteger el medio ambiente, promover la paz y la justicia social y
ambiental y para cambiar actitudes y hábitos. Trabaja mediante campañas para: promover las energías limpias y mitigar el cambio climático; defender
los océanos de la sobre explotación y la contaminación; proteger los bosques y a las personas que viven en ellos; evitar la liberación de transgénicos
al ambiente y promover una agricultura sustentable; crear un futuro libre de tóxicos y promover la justicia ambiental y la paz.
Descargar