La estructura social en Haití y el movimiento de independencia en el siglo XIX, Benoit Joachim Para comprender la evolución social en el siglo XIX en Haití, importa sobre todo conocer y comprender la historia de los grupos sociales que combatieron por la supresión del régimen anterior a 1791, estudiamdo sus preocupaciones y características y en particular el modo de apropiación y explotación de los bienes heredados de la época colonial. Los 35 años transcurridos entre la insurrección general de los esclavos en 1791 y la publicación del código rural de 1826 fueron decisivos para la posterior evolución del pueblo haitiano. El problema agrario fue resuelto a favor de una minoría privilegiada y en detrimento de la gran masa reducida a un nivel mínimo de existencia. Una nueva clase dominante se formó enseguida para sustituir a los colonos y administradores franceses expulsados del país. Ha quedado suficientemente demostrada la inconsistencia de la historiografía tradicional que atribuía a una oposición étnica (negros contra mulatos) las luchas e Haití durante el período nacional. En las condiciones en que se desarrolló el proceso de la revolución haitiana, se originaron dos ramas rivales emanadas de una misma aristocracia: una de piel clara – que poseía una experiencia más antigua de propiedad y libertad- que representaba a burgueses del mismo origen étnico y socialmente solidarios; y otra dominada por negros que pretendían ser representantes de las masas negras sobre las cuales una y otra fracción hacían pesar el mismo yugo con el mismo rigor. La primera rama salió de las filas de la minoría de 28000 libertos, retoños de colonos blancos y esclavas negras, existentes en la colonia en 1789. En esta categoría se encontraban algunos hombres negros emancipados de sus amos al momento de la revolución. Estos libertos poseían la cuarta parte de las propiedades. Aunque lucharon por la igualdad de derechos con los blancos, un buen número de ellos no aspiraba a la abolición dela esclavitud. Pero humillados por los blancos y al acecho de los bienes de los colonos abrazaron la causa de la república francesa y se apropiaron de los bienes de suis rivales que se habían comprometido con los ingleses y habían emigrado. Durante los años 1793-1796, en el sur, donde dominaban, mantuvieron a los cultivadores en estado de casi servidumbre. La otra parte se componía de hombres salidos de la esclavitud, provenientes de una capa de esclavos situados en un escalón superior, “negros de talento”: un Toussaint (antiguo cochero), un Christophe (antiguo mozo de hotel). Estos consiguieron hacer valer su autoridad sobre la masa inorgánica tanto por su capacidad, coraje, inteligencia y conocimientos. El ejército español de Santo Domingo les confirió grados y luego pasaron al servicio de la república francesa, que les concedió la calidad de ciudadanos. Se encontraron en primer plano gracias a las victorias obtenidas por sus tropas sobre generales y soldados ingleses y españoles y gracias también al apoyo decisivo que aportaron a los comisarios franceses amenazados por los colonos, maltratados después por los antiguos libertos, de quienes se sospechaba querían que saint Domingue pasara a su dominio exclusivo después de la derrota de los colonos. Promovidos a grandes administradores y arrendatarios de las plantaciones abandonadas, inspectores de cultivos en las zonas de mando militar, formaron a su vez una verdadera aristocracia. Estas dos facciones ya habían chocado antes de la independencia por la supremacía política e inmobiliaria. Después de la rendición de Toussaint y la dada la tendencia de la vuelta a la esclavitud se produjo la unión nacional que hizo inevitable la conquista de la independencia. Esta debía significar la sustitución definitiva de la dominación de los colonos y administradores franceses por la suya propia. Allía apareció dessalines, discípulo de Toussaint que le había confiado la administración de 32 plantaciones, luego fue gobernador vitalicio y por fin emperador (¿..?). No impugnó el principio de la gran propiedad, pero persiguió a los falsos propietarios, anuló las ventas hechas por los colonos a partir de la guerra de la independencia, revisó los títulos, supeditó la venta de los productos al pago a los cultivadores y al estado de la parte que se les debía. La aristocracia del sur temió ser exterminada. Las veleidades de reforma agraria de dessalines le condujeron a ser asesinado en una emboscada organizada por la coalición de propietarios de tierras amenazadas por la confiscación. Eliminado dessalines, la rivalidad entre las dos aristocracias emergió a la superficie produciéndose la escisión: Al norte el rey Christophe concedió feudos a la nobleza que había creado. Al sur en la República dirigida por Pétion, los altos funcionarios y oficiales superiores se atribuyeron las grandes y mejores plantaciones, mientras las capas inferiores recibieron pequeñas parcelas. Con el suicidio de Christophe en 1820 y el fin de la escisión, los aristócratas del norte y del sur, negros y mulatos, tuvieron el privilegio común de poseer todas las grandes propiedades no pertenecientes al estado. Entre 1830 y 1831 empezaba el comercio de importación y exportación y los mulatos se alejaban de los bienes raíces para fundar casas de comercio en los puertos. Los negociantes se enriquecieron rápidamente y sin gran esfuerzo. En los centros urbanos se incrementaba el número de integrantes en las capas populares que emigraban del campo en busca de trabajo. De todos modos la gran mayoría de los haitianos vivía en el campo, eran esclavos y descendientes de esclavos y se dedicaba a la agricultura. ¿Qué lugar se les reservaba en el régimen de la tierra y cuál era su nsituación económica y social? Cuando en 1791los insurrectos rompieron las cadenas, todas las medidas decretadas por las clases dirigentes, despues de la abolición de la esclavitud en 1793, tendieron a mantenera los cultivadores en las plantaciones a fin de asegurar la producción de los productos de exportación. Cierto es que los cultivadores tenían el derecho de propiedad, pero las disposiciones legales limitaban sus posibilidades a adquirir pequeñas propiedades. Baste decir que más de dos tercios de las familias campesinas no eran propietarias y la mayoría de los pequeños propietarios haitianos y los sin tierra estaban reducidos al estado de aparceros, pero como aparceros que trabajan mientras el administrador es quien organiza el reparto del producto y además no obtenían por su trabajo más que lo estrictamente necesario para sus necesidades. Las leyes y reglamentos de las plantaciones no eran más que códigos de servidumbre y por ej los trabajadores no podían ausentarse más de 24 hs sin una autorización especial, incluso en las tierras de altos funcionarios y generales trabajaban bajo la vigilancia de una guardia militar. Mientras que los grandes terratenientes no lograban retener suficientes trabajadores en sus plantaciones ni poner a flote sus ingenios de azúcar en los valles, el sector cafetalero que predominaba en los cerros – donde se refugiaba una gran cantidad de pequeños campesinos, un tanto independientes- registraba sensibles progresos. Por su parte el pequeño aparcero de los valles preocupado más por sus subsistencia que por los productos de exportación se dedicó a la horticultura a pesar de las severas penas que castigaban esta “contravención”. Mantenidos en el analfabetismo los vcampesinos no dejaron testimonio de su situación, salvo por los movimientos de protesta y alzamientos en rechazo al nuevo sistema de servidumbre. De ahí los boicots a las grandes estancias azucareras, añileras, algodoneras, la huida y refugio en los bosques y montañas perdidas. El cimarronaje constituía la réplica constante de los cultivadores, yéndose a vivir al fondo de los bosques donde su existencia pasó inadvertida por mucho tiempo. De 1807 a 1820 un grupo de campesinos armados formaron una especie de república independiente en las montañas y hubo que lanzar en su contra 6 regimientos para arrasar la región. ¿Se puede decir por todo esto que la nación haitiana no estaba constituida? Hacerlo sería desconocer que la unidad nacional implica contradicciones sociales. Se impone hacer ciertas observaciones sobre las condiciones del nacimiento y consolidación del conjunto socioeconómico haitiano, condiciones que están en el origen de su fuerza y de su debilidad a la vez y que fijan el carácter específico de esta nación. 1. Escasos fueron los plantíos e instalaciones que quedaron en buen estado después de los doce años de tempestad revolucionaria. 2. En su huida, los colonos llevaron consigo los capitales que estaban casi exclusivamente en sus manos o que podían obtener de los negociantes de los puertos franceses. Privaron así a la nación haitiana de los fondos necesarios para su reconstrucción. Además la baja en los precios del azúcar no animaba a los nuevos propietarios y arrendatarios a hacer los esfuerzos 3. 4. 5. 6. 7. e inversiones necesarios. El autor se inclina a creer que las posibilidades de solución del problema, surgido del rápido crecimiento de la economía del país, fracasaron por causa de las malas relaciones sociales existentes en la base de todo lo que se refiere a la producción más que a insuficiencias técnicas. Si las relaciones sociales hubieran correspondido mejor a las necesidades de la mano de obra, la fuga de capitales no habría sido un problema tan grave. Esto se corrobora por la gran cantidad de plantaciones que en 1830 permanecían en el estado de abandono que las dejó la revolución. Como si fuera poco, la aritocracia que dirigía el estado decidió pagar una indemnización de 150.000.000 de francos para reparar la pérdida de los colonos y reducir en un 50% los derechos de aduana a favor del comercio francés. El hecho de que la nación haitiana era el producto de una revolución de esclavos y de negros en contra de sus amos blancos, hizo que el conjunto de la sociedad internacional de la época viera con desconfianza a Haití y demorara su reconocimiento. Así fue que se opusieron en 1826 a que se admitiera a Haití en el Congreso interamericano de panamá reunido a iniciativa de Simón Bolívar, el mismo que encontró asilo y ayuda en Puerto Príncipe en su lucha contra el colonialismo español…. En lo que hace a la enseñanaza pública hay que tener en cuenta que durante el período colonial fueron escasísimos los esclavos que beneficiándose de circunstancias excepcionales pudieron aprender a leer y escribir. Tras la independencia los que aprendieron a escribir y leer lo hicieron en su mayoría solos, sin ayuda de maestros a pesar de los proyectos d educación nacional que se concibieron. El rey Christophe declaró obligatorio el inglés en la escuela que creó en Cap Henry y confió a dos ingleses la dirección de su Colegio Real. Por su parte Pétion auspició la creación de una escuela lancasteriana (de moda incluso en París), fundó un pensionado para jovencitas, así como un liceo dirigido por un francés. Pero la mayoría de los alumnos al llegar al liceo, no sabían leer o leían muy mal y no hablaban el francés. Además los maestros escaseaban. En suma la educación pública permaneció en estado embrionario. Sólo una pequeña cantidad de doctos, que gravitaban alrededor del poder, se dedicaban a una lectura militante. Atacaban violentamente al colonialismo, a la esclavitud de negros, a los enemigos de la rama de la aristocracia a la que pertenecían y de la que ellos eran portavoces. En cuanto a la religión, Haití fue el refugio de curas más o menos en ruptura con la fe cristiana y con la Iglesia, eran verdaderos aventureros y mercaderes de sacramentos, al menos en la primera mitad del XIX y en nada contribuyeron a la elevación moral de la nueva sociedad. Convertida bastante superficialmente, la gran masa había asimilado el catolicismo a sus creencias tradicionales, hasta el punto de transformarlo en algo irreconocible. De la veneración de los fetiches a la de las nuevas imágenes sagradas no había más que un paso. Se formó un sincretismo de donde nació la religión popular del vudú. A pesar de que la sociedad haitiana de las primeras décadas del XIX estaba dividida en dos clases sociales con intereses opuestos –aristocracia y campesinado- ambas estaban determinadas a mantener la independencia nacional. Así cualquier potencia extranjera que intentara desviar el curso de la historia haitiana podía esperar el enfrentamiento de un “mar de fondo popular”