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DERECHO LOCAL
EDE 2012/50604
OF 51 PL LPGC
Galicia. Asistencia a juicio de un policía local: ¿le corresponden dietas y compensación de
horas?
Fecha de la consulta: 13/4/2012
Planteamiento
Un agente de policía de este Ayuntamiento tiene juicio penal por razones de su cargo, y la
tarde de ese mismo día tiene turno de trabajo. Ha pedido compensación de libranza y de
desplazamiento y le dicen que como no hay Reglamento de la policía, ni ninguna normativa
que regule eso, que no le corresponde nada, y que en tal caso se lo solicite a quien le ha
citado, que resulta que es el Juzgado de Lo Penal por un atestado de un delito cometido por un
ciudadano e instruido por dicho agente.
¿Le corresponde algo?
Asimismo, si se le manda una orden que no entra dentro de sus funciones, ¿la tiene que
realizar? ¿Se la tienen que dar por escrito si lo pide?
Respuesta
Como testigo es considerado toda persona física ajena al proceso (ni es parte ni representa a
ninguna de las partes) que es llamado para que declare ante el Juez sobre los hechos
controvertidos de los que tiene noticia por haberlos percibido directa y personalmente o, en su
caso, por referencia. Los testigos tienen el deber de comparecer, en este sentido se indica que
los testigos citados legalmente, salvo que concurra justa causa, tienen obligación de
comparecer ante el tribunal, bajo sanción de multa y apercibimiento de proceder contra él por
desobediencia a la autoridad judicial (art. 292.2 y 3 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de
Enjuiciamiento Civil -LEC-). Igualmente se dispone que el testigo tiene derecho a obtener de la
parte que les propuso una indemnización por los gastos y perjuicios que su comparecencia le
haya originado (arts. 375 LEC y 722 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, promulgada por RD
de 14 de septiembre de 1882 -LECrim -).
Desde el punto de vista administrativo, existe la indicación genérica de la Ley 7/2007, de 12 de
abril, del Estatuto Básico del Empleado Público - EBEP- en su art. 48.1.j), donde se dispone que
las Administraciones Públicas determinarán los supuestos de concesión de permisos a los
funcionarios públicos y sus requisitos, efectos y duración, señalándose literalmente que "en
defecto de legislación aplicable los permisos y su duración serán, al menos, los siguientes: j) Por
tiempo indispensable para el cumplimiento de un deber inexcusable de carácter público o
personal"
En términos análogos se pronuncia el DLeg 1/2008, de 13 de marzo, por el que se aprueba el
texto refundido de la Ley de la función pública de Galicia, en su art. 76.2. Por otra parte, la Ley
4/2007, de 20 de abril, de coordinación de policías locales, no recoge regulación específica
sobre el supuesto planteado, más allá de lo dispuesto sobre la jornada laboral y el horario en
su art. 55, el cual establece que los miembros de los cuerpos de la Policía local cumplirán
estrictamente la jornada y el horario de trabajo que se determinen por el órgano competente.
En situaciones excepcionales, cuando se produzcan hechos o emergencias que así lo exijan, los
funcionarios podrán ser requeridos para el servicio fuera de su jornada de trabajo. En caso de
que las necesidades extraordinarias del servicio obligaran a prolongar su prestación, tendrán
que cumplimentarse las órdenes referidas al respecto, sin perjuicio de la compensación que
proceda por el exceso de jornada realizado en la forma que se determine reglamentariamente.
Una vez comprobado que en la normativa analizada no existe regulación expresa aplicable al
supuesto planteado, procede analizar los distintos pronunciamientos judiciales que en
supuestos análogos se hayan producido.
La AP de Girona, en Auto de 7 de marzo de 2000, señala en su fundamento segundo que: "(...)
Es cierto que dentro de las funciones propias de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado se halla la de colaborar con la Administración de Justicia y dentro de esa
colaboración, entre otras facetas, podría integrarse su asistencia al acto del juicio a fin de
someter al debate contradictorio propio de ese acto todo cuanto en el ejercicio de su actividad
investigadora hallan desarrollado, razón por la cual, como acertadamente indica la Juzgadora
de instancia, es el Estado quien asume el coste de la dedicación por parte del funcionario de su
tiempo de trabajo a su asistencia al juicio. Ahora bien, sentado lo anterior, los gastos de
desplazamiento devengados por la asistencia al juicio sí deben correr a cargo del condenado en
costas, porque, por un lado, nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal en los preceptos
reguladores de la tasación de costas y las indemnizaciones a testigos (artículos 240.2 y 722)
ninguna distinción establece entre los testigos particulares y los testigos funcionarios públicos
y, por otro, porque se trata de gastos adicionales al que comporta el de la estricta
comparecencia del funcionario al juicio cuyo coste debe ser asumido por la persona cuya ilícita
actuación ha dado lugar a la incoación del proceso. Es por ello que en propia Instrucción 2/95
de la Direcció Generals de Relacions amb l'Administració de Justicia, reguladora de los pagos
adelantados de las indemnizaciones a los testigos llamados a declarar en los procesos penales,
ninguna distinción establece entre los testigos particulares y los que sean miembros de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (...)".
Por otra parte, el TSJ de Andalucía, en su Sentencia de 29 de octubre de 2003, fundamenta
que "(...) hemos de significar que la asistencia a aquellas comparecencias no son consecuencia
de una decisión u orden de la Administración municipal, o de los mandos del Cuerpo de la
Policía Local de Málaga, ni se enmarcan dentro de un servicio dispuesto por éstos, sino que
proceden de un órgano judicial que estima procedente, según su propio criterio y en el seno de
un proceso judicial, su asistencia para la práctica de determinada diligencia. De este modo
debe rechazarse la aplicabilidad de los invocados artículos 157 del Real Decreto Legislativo
781/1986, 8.2 del Real Decreto 861/1986, y Real Decreto 236/1988 (éste por otra parte sólo
habla de desplazamientos dentro del término municipal y no fuera del mismo) y 17 del
Convenio de Funcionarios del Ayuntamiento de Vélez-Málaga cuando hablan de indemnización
«por razón del servicio», pues insistimos en que aquellas comparecencias judiciales no se
efectúan en el marco de un servicio encomendado por la Administración demandada o los
mandos de la Policía Local sino en el seno de procedimiento judicial, normalmente de carácter
penal, en virtud de decisión adoptada por el órgano judicial.
Que esto es así resulta del propio hecho, consignado en la Resolución impugnada y no
cuestionado por el actor, de que en estos casos se concede al funcionario un permiso por el
tiempo indispensable para cumplimentar aquella diligencia, ello conforme a lo previsto en el
artículo 30.2 de la Ley 30/1984, en cuya virtud podrán concederse permisos por el tiempo
indispensable para el cumplimiento de un deber inexcusable de carácter público o personal,
permiso no impugnado en cada caso por el actor y que en suma es compatible con la
realización de actuaciones ajenas al servicio propio del Cuerpo.
Como dirá la STSJ Andalucía (Sevilla) de 23-5-2001, dictada en recurso 121/1998, en relación
con la impugnación de Reglamento del personal funcionario aprobado por el Excmo.
Ayuntamiento Pleno de Sevilla, afirma que el Real Decreto 236/1988, de 4 de marzo (hoy día
derogado por el Real Decreto 462/2002, de 24 de mayo), no contempla el supuesto de
indemnización por asistencia a diligencias judiciales, y ello sin perjuicio que la Corporación los
abone si le parece oportuno, lo que no puede es hacerlo del modo en que lo plantea, porque no
es una indemnización por razón del servicio de las contempladas en el decreto citado, ni
tampoco puede tener la naturaleza de una gratificación por servicios extraordinarios, que, en
ningún caso, como sucede en este supuesto, podrá ser en cuantía fija. Por tanto nada impide
que la Administración demandada convenga con los funcionarios municipales, en el marco del
Convenio suscrito con ellos, el abono de los gastos por desplazamiento para la asistencia a
diligencias judiciales a las que han sido citados, pero lo cierto es que en el supuesto que
analizamos tal posibilidad no aparece expresamente prevista en el Convenio vigente al tiempo
de la reclamación.
Sin perjuicio de las anteriores consideraciones debemos añadir que normalmente aquellas
comparecencias ante órganos judiciales se verifican en calidad de testigo en juicio oral penal; y
que si lo reclamado es el abono de cantidades para resarcir gastos por desplazamiento para la
asistencia a las mismas tal eventualidad aparece prevista en el artículo 722 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal cuando dispone que los testigos que comparezcan a declarar ante el
Tribunal tendrán derecho a una indemnización, si la reclamaren, fijándola el Tribunal teniendo
en cuenta únicamente «los gastos del viaje» y el importe de los jornales perdidos por el testigo
con motivo de su comparencia para declarar. Es por tanto ante el Tribunal penal ante el que
habría de solicitar el recurrente en tales casos el abono de las indemnizaciones que
correspondan por los gastos de desplazamiento. Ni que decir tiene que tal reclamación es
procedente cuando se comparece en calidad de testigo, pues cuando lo hace ejercitando
derechos propios, interviniendo en el proceso como denunciante o perjudicado, aquélla podría
efectuarse en su caso, en tal calidad, ante el propio Tribunal, como gasto del proceso".
Igualmente la mencionada Sentencia realiza una referencia al hecho del horario de los policías
locales, cuya peculiaridad ya viene retribuida en su nómina, indicando que "(...) esa
especialidad en el régimen horario también aparece compensada desde el punto de vista
económico al incluirse en la determinación del Complemento de Productividad conceptos
como rotatividad y semirrotatividad."
En contraposición a esta Sentencia, el mismo Tribunal mediante Sentencia de 19 de diciembre
de 2003 (Pte: Pablo Vargas Cabrera - rec. 1712/1998), en relación con la misma cuestión y el
mismo Ayuntamiento, realiza una fundamentación jurídica diferente, señalando que "(...) Los
recurrentes fundamentan sus alegaciones sustancialmente en la vigencia del Acuerdo
funcionarial en el Ayuntamiento de Vélez Málaga que justifica su pretensión económica. En lo
que a las dietas y gastos de locomoción se refiere hemos de otorgar la razón a los recurrentes,
en tanto que la asistencia a actuaciones y diligencias judiciales para la que son requeridos los
Policías Locales como consecuencia de su actuación policial previa, como son -ad exemplumlas manifestaciones testificales respecto de hechos en los que intervinieron en el ejercicio de sus
funciones policiales (como por ejemplo declaraciones ante los Juzgados de lo Penal, con sede en
la capital), siendo esa asistencia la que motiva la necesidad del desplazamiento a la sede de los
respectivos órganos judiciales, en absoluto puede equipararse al supuesto- como postula la
Administración demandada-, de cumplimiento de un deber inexcusable de carácter público
para el que sólo se prevé la concesión del permiso correspondiente. Esa actuación implica la
actividad profesional policial, es culminación de la misma y en todo caso debida a ella.
No puede identificarse esta actividad a los testigos que no sean funcionarios policiales, que
también comparezcan a los efectos que nos ocupan, aunque si en cuanto a su condición
procesal de testigos, por lo que no cabe obligarle a someterse al régimen de indemnizaciones
establecido en las Leyes procesales (art. 722 de la LECrim) para aquellos. Se trata, pues, de la
prestación de un servicio en su más estricta condición de Policía que genera unos gastos
derivados del desplazamiento fuera de la Localidad, y que en consecuencia han de ser
indemnizados por la Corporación Local de la que es funcionario como determina el art. 157
RDLeg. 781/86 y art. 8-2 RD 861/86.
El invocado Acuerdo de Funcionarios del Ayuntamiento vigente en la fecha de la solicitud (de
1989 prorrogado a 1998) en su artículo 17 establece, que si con motivo de su trabajo, el
funcionario debe realizar desplazamientos fuera del término municipal, lo son los que se hacen
a Málaga, el Ayuntamiento abonará en concepto de dietas las cantidades establecidas por la
Ley, que son las previstas en la normativa antes citada, por lo que el recurso ha de estimarse en
este particular."
En esta línea argumental, también conviene mencionar la Sentencia del TSJ Aragón de 5 de
noviembre de 2002, en la cual en relación con la denegación del Ayuntamiento a la petición
del abono de cuatro horas extraordinarias por la asistencia a juicio de faltas se indica que "(...)
La Comisión de Gobierno del referido Ayuntamiento, en sesión celebrada el 11 de junio de 1998
acordó que, previa justificación del número de horas invertidas en la comparecencia, les serían
descontadas por horas de trabajo de su jornada habitual, denegando el pago de los billetes en
cuantía de 170 pesetas en cuanto que la fecha de tales billetes no se correspondía, a juicio del
Ayuntamiento demandado, con el día de la comparecencia.
Los actores recurren este Acuerdo invocando el artículo 27 de "Pacto de Aplicación para el
Personal Funcionario del Ayuntamiento de Utebo" que, referido a las gratificaciones, dispone
que retribuyen servicios extraordinarios realizados fuera de la jornada normal y determina que
la gratificación extraordinaria por tales servicios también extraordinarios se percibirá de
acuerdo con el Anexo número 2 o bien en periodo de descanso, pudiendo optar el personal por
una de las dos opciones.
(...)
SEGUNDO.- Habida cuenta que la comparecencia de los demandantes ante el Juzgado de
Instrucción número 9 para la celebración el juicio de faltas a que se refiere, lo fue en su
condición de policías locales al servicio del Ayuntamiento de Utebo, es incuestionable que tal
comparecencia debe considerarse como servicio extraordinario realizado fuera de la jornada
normal, a que se refiere el artículo 27 del Pacto a que se hizo mención anteriormente.
Sentado lo anterior es de estimar la pretensión deducida por los demandantes por cuanto que
la posibilidad de optar por el abono, bien en periodo de descanso o bien en compensación
económica, no corresponde al Ayuntamiento, sino al funcionario, por lo que al disponerse en el
Acuerdo objeto de recurso que las horas empleadas serían descontadas por horas de trabajo,
vulneró el Ayuntamiento la norma pactada y en consecuencia se impone una declaración en tal
sentido."
Atendiendo a las demás cuestiones planteadas en la consulta, en relación con las órdenes
dadas, conviene mencionar que el art. 80 de la Ley 4/2007, de 20 de abril, de coordinación de
policías locales, tipifica en su apartado b) como falta disciplinaria grave la desobediencia a los
superiores jerárquicos o responsables del servicio con motivo de las órdenes o instrucciones
dadas por aquéllos. El EBEP, en su art. 95.2 i) tipifica como falta disciplinaria muy grave la
desobediencia abierta a las órdenes o instrucciones de un superior, salvo que constituyan
infracción manifiesta del Ordenamiento jurídico
Por lo tanto estas infracciones deben estar puestas en relación con el art. 54.3 EBEP, al indicar
como principio de conducta de los funcionarios el obedecer las instrucciones y órdenes
profesionales de los superiores, salvo que constituyan una infracción manifiesta del
ordenamiento jurídico, en cuyo caso las pondrán inmediatamente en conocimiento de los
órganos de inspección procedentes.
En cuanto a las funciones de la Policía Local y a modo de ejemplo reseñamos la Sentencia del
Juzgado de lo Contencioso-administrativo n°2 de Albacete, de 19 de enero de 2007 (EDJ
2007/323886), en cuyo fundamento jurídico cuarto se argumenta lo siguiente:
"Por lo que respecta a la impugnación relativa a la atribución a los agentes de la Policía Local
de las funciones (...),de reparto de notificaciones, cabe decir con carácter previo que no consta
la aprobación por parte del Ayuntamiento de (...) del correspondiente Reglamento de
Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico que determine las funciones de los agentes
de la Policía Local de esa Localidad, por lo que será de aplicación la normativa contenida en la
Ley Orgánica de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tal y como se recoge en el art. 6
, en relación con el art. 2 , del Reglamento 188/1995 .Siendo así las cosas, cabe decir que el
artículo 53 de la Ley Orgánica 2/1986 de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
establece que los Cuerpos de Policía Local deberán ejercer las siguientes funciones
(enumeradas).La lectura del precepto referido evidencia que, efectivamente, entre las
funciones a desarrollar por la Policía Local no se encuentran las de dar servicio de apoyo al
Aparejador Municipal ni el reparto de notificaciones. No es posible amparar tal decisión en que
la ley encomienda al Alcalde la Jefatura del personal del Ayuntamiento y directa de la Policía
Local, pues es obvio que la jefatura deberá ejercerse con arreglo a la normativa vigente en
cada momento sobre la materia, ya que tal y como entendió el Tribunal Supremo en Sentencia
de 18-5-82 , de la naturaleza estatutaria de la relación entre el funcionario y la Administración
se deriva, como lógica consecuencia, que los derechos y deberes de aquéllos respecto de ésta,
serán, en cada momento, los que señalen las Leyes y Reglamentos que regulen su Régimen
jurídico, por lo que es claro que el Ayuntamiento, haciendo caso omiso del artículo 53 antes
expuesto, al ordenar que se realizasen unas funciones que no son las atribuidas, es
manifiestamente ilegal, al conculcar de forma tan clara y evidente la normativa estatutaria
aplicable al personal en el repetido artículo 53 de la Ley Orgánica 2/86 de 13 de marzo, de
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y por ello debe ser anulada estimando el presente recurso en
el referido extremo.
A ello no puede oponerse, tal como pretende la defensa del Ayuntamiento que la Policía Local
lleva a cabo actuaciones relativas a notificaciones de resoluciones judiciales cuando es
requerido para ello, pues ello entra dentro de las obligaciones contenidas en el art. 5 contenido
en la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad cuando entre los principios básicos de actuación de
los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad los siguientes:
e) Colaborar con la Administración de Justicia y auxiliarla en los términos establecidos en la Ley
Tampoco podría encuadrarse tal encomienda de funciones dentro de las que corresponden a
los agentes de la Policía Local de policía administrativa, pues en la resolución impugnada se
produce una evidente indefinición de tareas en lo referente a la asistencia al aparejador
municipal que impide su admisión."
En relación con la última cuestión conviene indicar que el art. 55 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común, admite el ejercicio de la competencia de los órganos administrativos de
forma verbal, pero con sujeción a lo que en dicho precepto se dispone, de tal forma que quien
reciba las órdenes verbales debe dejar constancia escrita del acto, cuando sea necesario, y se
firmará por el funcionario que la reciba oralmente, expresando en la comunicación del mismo
la autoridad de la que procede.
Por todo lo expuesto podemos realizar las siguientes conclusiones:
1ª.- Los pronunciamientos judiciales son dispares sobre esta materia, en los términos
expuestos en la consulta. En la posición más favorable hacía el policía local existen sentencias
que avalan el fundamento legal para pedir la compensación de horas en base a la
consideración de que la asistencia al juicio es una actuación implícita de la actividad
profesional policial, culminación de la misma y en todo caso debida a ella. En cuanto a las
dietas por desplazamiento, si no existe en el Ayuntamiento acuerdo colectivo de funcionarios
que lo reconozca (no tiene por que ser en el Reglamento Municipal de Policía), las Sentencias
indicadas no lo reconocen, en todo caso queda abierta la posibilidad de pedirlo al Tribunal en
base al art. 722 LECrim.
2ª.- Las órdenes que no forman parte de las funciones de la Policía Local no se ajustan al
ordenamiento jurídico en los términos expuestos, en consecuencia se puede reaccionar contra
ellas judicialmente o in ejecutarlas, de tal forma, que si la Administración actúa se haga valer el
carácter contrario al ordenamiento jurídico de la orden dada.
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