cuando ganar no lo es todo cuando ganar no lo es todo cuando

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CUANDO
GANAR
NO
LO
ES
TODO
CUANDO GANAR NO LO ES TODO
CUANDO GANAR NO LO ES TODO
CUANDO GANAR NO LO ES TODO
CUANDO GANAR NO LO ES TODO
Existe una frase que todos hemos
escuchado alguna vez, y es “lo
importante es participar”.
Recuerdo cómo, en más de una
ocasión, al decir alguien de mi
alrededor o yo mismo esta frase,
algunas personas rebatieron
rápidamente la misma casi hasta
enfado.
Sus argumentos, entonces, fueron
así como “si no juegas para ganar
entonces no ganarás nunca”, o “se
juega para ganar”.
Alguno iba más allá y afirmaba
tajantemente “ganar lo es todo en la
competición”.
Autor: Héctor Sanz Navarro
• Coach de Deportistas y Entrenadores de Élite
• Coach para la Vida.
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• Experto
EDICIONen
72 Coaching Deportivo (Universidad Camilo José Cela)
Coaching Deportivo
© Artículo publicado en
www.futbol-tactico.com
Coaching Deportivo
Coaching Deportivo
EDICION 72
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Ahora me gustaría echar un vistazo a la realidad, tal cual es. La
realidad es que para que exista lo que conocemos como competición
se necesitan rivales o contrincantes, alguien contra quien competir.
Soy consciente que lo que voy a escribir en estas breves líneas le puede
“escocer” a más de uno, e incluso es muy probable que muchos, al leer
esto, discrepen totalmente acerca de mi visión sobre el deporte o la
competición; en cualquier caso asumo cualquier crítica como positiva
y espero, también, que a algunos otros les aporte algo esta, mi visión.
Vamos a ello.
Hemos dicho, hace un instante, que también compites contra ti mismo
– cuando tratas de superarte - , sin embargo parece esto último no ser
suficiente para el ser humano, de ahí que busquemos rivales con los que
competir, y por tanto, tratar de ganar y quedar por encima, como si esto
demostrase algo.
Sucede que, por desgracia, vemos en muchas competiciones – con
demasiada frecuencia, dicho sea de paso – situaciones llenas de
frustración, sufrimiento, tristeza, ira, rabia e incluso grandes dosis de
agresividad. Lo que nos lleva a presenciar tales situaciones no es más
que la excesiva importancia que se le ha otorgado a la competición.
Así, si no hay rival no hay competición.
Me gustaría que ahora, si has sido o eres deportista, trates de recordar
un día en el que, llegado al lugar donde ibas a jugar o a competir, te
encontraste con que el rival no vino o no se presentó.
Medios de comunicación, aficionados y empresas varias, han
convertido el fútbol en un grandísimo negocio, donde se mueven
cantidades auténticamente mareantes. Hoy en día es habitual que
un jugador profesional tenga una nómina de 250.000 euros al año,
siendo muchos también los que llegan al millón anual.
Si te ha sucedido alguna vez, recordarás que en aquel momento había dos
grupos de jugadores: los que se alegraron por tener el juego por ganado
al no haberse presentado el rival, y los que se entristecieron por no haber
podido disfrutar del juego. Si fuiste de estos últimos, seguramente recordarás
el sentimiento de vacío o decepción que sentiste en aquel momento, al ver
que no ibas a poder jugar.
Nos hemos acostumbrado a escuchar estas cifras, de ahí que ahora,
al escucharlas o leerlas, nos parezcan de lo más normal. No obstante
indican algo claro, y es lo que decía al principio: la gran relevancia que ha
cobrado – en este caso hablamos del deporte rey, el fútbol – la competición.
Así es, acabas de verlo claro: el “rival” es un colaborador. Sin rival no
hay juego, sin colaborador no hay posibilidad de desarrollar lo que más te
gusta hacer, jugar y disfrutar jugando, ni existe la oportunidad de mejorar tus
habilidades, probar cosas nuevas o ver hasta dónde te ha hecho progresar
todo el duro entrenamiento al que te has estado sometiendo.
Pero veamos qué quiere decir competir…y si es la mejor opción. Competir
quiere decir rivalizar con alguien para conseguir un fin, esto es lo que
básicamente significa. Yo compito contigo por un trozo de pan, por un trofeo
o por un millón de euros. Desde bien pequeñitos, en el colegio,
nos enseñan a competir. Sí, así es, nos enseñan a competir
haciendo exámenes, comparando a ver quién es el que saca
las mejores notas.
Esto indica la profunda gratitud que, si actuásemos con coherencia,
sentiríamos hacia nuestro “rival colaborador” por poder compartir el
juego. ¿Entonces en realidad es competir o es compartir?
Nos enseñan a competir desde bien pequeños, cada vez que
nos dicen que estudies mucho para así, el día de mañana, poder
ganarte bien la vida (curiosa frase esta) y así optar a cosas a las
que otros no podrán optar, etc, etc.
Como decía al principio, vemos miles de patadas a destiempo en los
partidos; vemos ira descontrolada en ocasiones con golpes de todos
los colores, vemos rabia hacia el rival como si éste fuera un problema en
lugar de lo que realmente es, una bendición.
Después nos explican que competir te ayuda a crecer en autoestima
(siempre que ganes, claro), te ayuda a superarte a ti mismo – es
decir, compites también contra ti mismo, doble competición – y
que te servirá para ser más fuerte en otros aspectos.
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Desde hace ya demasiado tiempo se ha instaurado el ganar a toda costa,
y esto incluye olvidarse de la importancia que tiene el hecho de que
enfrente tengamos a un grupo de jugadores que comparten con nosotros
sus habilidades e ilusiones.
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Ojo, con todo esto no
estoy queriendo decir
que salgamos todos
al campo de la manita
y nos demos besos y
abrazos durante
todo el partido. Lo
que estoy queriendo
decir es que el respeto
hacia el rival ha de ser
máximo, y no como un
tópico más, sino como
una realidad consciente
en la que se comprende
realmente que es gracias al
rival que existe juego y existe
entretenimiento.
Desarrollar canteras de jugadores conscientes de
la importancia de compartir, colaborar y cooperar,
en lugar de grabarles a fuego que lo único
importante en la vida es ganar, esto dará lugar
a un escenario deportivo/competitivo totalmente
distinto al actual, y recordemos que el deporte y
la competición es el espejo donde se miran
millones de personas en todo el mundo.
En más de una ocasión nos hemos sorprendido a
la par que maravillado con gestos que llamamos
“deportivos”, como dejarse meter un gol por haber
metido uno injusto, o simplemente echar el balón
fuera de banda para que un rival sea atendido por
los servicios médicos, o darle la pelota a un rival
para que enceste una canasta que significará el
momento más feliz de su vida, etc, etc.
Como decía, es curioso que a este tipo de escenas
se les cuelgue la etiqueta de “gestos deportivos”,
cuando no son en absoluto lo habitual en el
deporte; es precisamente por lo poco que suceden
que nos maravilla tanto cuando las vemos.
Así, pasamos de querer ganar y ganar
y ganar, a querer competir de manera
sana y respetando al rival desde la
gratitud del que se sabe ayudado.
Y vuelvo a preguntarte, ¿no sería mejor
verlas en todos y cada uno de los partidos y
competiciones?
Hace algunos meses le preguntaba a mi padre,
que llegó a jugar en Segunda División unos
cuarenta años atrás, cómo era el fútbol cuando él
era joven.
Más o menos este fue el diálogo que compartimos:
• Yo: Papá, cuando tú jugabas a fútbol…¿se
movía mucho dinero?
• Papá: No, para nada. En aquella época
se pagaba a pocos jugadores, y a mí en
concreto no me pagaban nada. No es como
ahora, que se pagan esas cifras tan grandes.
• Yo: Entonces si no se pagaba como ahora,
¿por qué jugaban la mayoría de jugadores
incluído tú?
• Papá: Pues para divertirnos y pasarlo bien.
La mayoría jugábamos solo para eso,
aunque sí había algunos que se ganaban un
sueldo con ello, pero no como ahora.
En un mundo totalmente roto, en el que la
¿Qué necesidad hay de que, para que
separación, la exclusión y la división están
alguien gane, otro haya de perder?
totalmente presentes mires donde mires,
y fruto de la competitividad continua, la
única salida hacia una humanidad mejor
¿Qué necesidad tiene el ser humano de
nace en el extremo opuesto, la unión desde
demostrar que uno es mejor que otro?
la colaboración y cooperación, donde no
existen ganadores o perdedores, sino
personas con gustos o ideas afines con la
intención de compartir todo ello para el máximo disfrute de todos, para el máximo desarrollo de todos y
teniendo en cuenta a todos.
No se trata tanto en sí de cambiar la competición, sino de cambiar la manera en la que se entiende la
misma y en la que se desarrolla. Llenar los estadios de valores positivos, en lugar de llenarlo de valores
negativos.
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Rescato este fragmento de nuestra conversación porque ilustra justo lo que explicaba. A medida que el
dinero fue entrando en el juego, el pasarlo bien y divertirse fue saliendo del juego…y con ello muchos
valores positivos.
Existe un deporte bastante peculiar en alguna parte del mundo, el chinlone.
Veamos algo más sobre el mismo:
“Chinlone es el deporte tradicional de Birmania. El chinlone es una combinación entre deporte y baile,
un equipo sin contrincante. Aunque el chinlone no es un deporte competitivo, se dice que es el deporte
de balón con más competitividad. El fin no es perder o ganar, sino ver quién ejecuta las destrezas más
bonitas con la pelota.
Un único equipo de seis jugadores se pasan la pelota entre ellos
con los pies y rodillas mientras van andando en círculos.
Uno de los seis jugadores se mete dentro del
círculo y empieza a hacer movimientos que se
encadenan con otros, haciendo una especie de
baile mientras hace virguerías con la pelota.
Los demás jugadores le ayudan si se le
escapa la pelota, pero sólo con un golpe.
Si la pelota cae al suelo, el juego empieza
de nuevo.”
Es un deporte, como has leído, en el que
lo que se busca es hacerlo bonito y disfrutar
con el espectáculo. Esto no quita que sea un
deporte muy antiguo, nada más y nada menos
que 1500 años de antigüedad. Y si te estás
preguntando si este deporte tiene profesionales del
mismo, la respuesta es SÍ. Te animo a ver vídeos del
mismo en Youtube, te sorprenderá.
En un mundo en el que se han intercambiado las prioridades, en donde el dinero ha subido a la prioridad
número uno y el ser humano ha sido relegado al número dos, es el momento de darle la vuelta y volver
a lo coherente. El mundo sin personas felices no prospera ni medra, se estanca y se pudre.
La unión hace la fuerza, y unidos es cuando se saca adelante
cualquier proyecto, ya sea familiar, deportivo, empresarial…o de
toda una humanidad.
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