por cada robot que se implanta, hacen falta tres

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ECONOMÍAIEMPRESAS
8 May, 2016
EL MUNDO DOMINGO
8 DE MAYO DE 2016
SERGIO GONZÁLEZ VALERO
J. PEDRO MORENO/CEO DE ACCENTURE ESPAÑA
«POR CADA ROBOT
QUE SE IMPLANTA,
HACEN FALTA TRES
INGENIEROS»
El presidente de Accenture España pide
impulsar la digitalización del país para ganar
competitividad internacional y asegura que su
desarrollo no implicará la pérdida de empleo
VÍCTOR MARTÍNEZ MADRID
Juan Pedro Moreno acaba de cumplir ocho meses al frente de Accenture España, Portugal e Israel. Desde este atalaya, el ejecutivo madrileño llama a impulsar el proceso de
digitalización en nuestro país para
no perder el tren de la competitividad mundial.
PREGUNTA.– ¿Cómo explicaría, de
forma sencilla, qué es eso tan de
moda que llamamos digitalización?
RESPUESTA.– La transformación
digital es un medio y no un fin. Hemos pasado una crisis financiera
brutal, que ha obligado a las em-
presas a hacer reestructuraciones
importantes para ganar competitividad mediante la devaluación interna. Ahora hay que encontrar
otras vías para competir a nivel internacional ofreciendo servicios
más atractivos.
Hay gente que ya no compra en
función del producto, sino de la experiencia de consumo: si me lo traen rápido, si la web es fácil o difícil, si los medios de pago resultan
cómodos o no… La tecnología permite ser competitivo. En el caso de
los bancos, con redes de oficinas
gigantescas, la digitalización les
permite ahorrar en costes y competir con empresas que no tienen
esas herencias del pasado como
Amazon o Google Pay. La digitalización supone poner la tecnología
al servicio de la reestructuración.
Tenemos clientes en el sector de
la sanidad que piensan que esta
transformación les permitirá que
su mayor fuente de ingresos sea la
utilización de los datos que captan
de pacientes –respetando por supuesto su confidencialidad–, por
encima de los ingresos de la atención a ese cliente.
P.– ¿La digitalización implica recortes y cierres de oficinas como
los anunciados por la banca?
R.– Rotundamente, no. La digitalización cambia el empleo de unos
sectores hacia otros, uno de menor
valor por otro de mayor cualificación. El problema de la banca es de
sobrecapacidad. La crisis ha hecho
que la reducción del crédito disminuya el volumen de negocio.
Aquí lo digital no ha tenido nada
que ver. Los robotics por supuesto
que pueden reemplazar personas
para hacer el mismo trabajo. Pero
por cada robot que yo implanto necesito tener dos o tres ingenieros
que lo definen, programan, gestionan y administran. Y el salario medio de esos ingenieros es bastante
más elevado que el de las personas
que reemplazan.
El problema que plantea la digitalización es el del reciclaje y
transformación de las fuerzas de
trabajo de este país.
P.– ¿Cómo está nuestro país en
este momento en la asignatura de
digitalización.
R.– España tiene un problema
por la falta de grandes empresas.
Tenemos muchas medianas y pequeñas que hace falta escalarlas y
digitalizarlas con talento, capital y
conocimiento. La industria media
tiene una competitividad muy basada en precios, y la digitalización
EMPLEO
«La digitalización
no implica
recortes de
plantillas, sino
oportunidades»
INCERTIDUMBRE
«Las elecciones
en España son
sólo la guinda
para la economía
mundial. No hay
que ser tan
ególatras»
CONCILIACIÓN
«Hay gente que
sale de la oficina
a las seis, da de
cenar a sus hijos
y luego trabaja
desde casa. La
clave es tener
motivación».
TAMAÑO
«España tiene un
problema por la
falta de empresas
más grandes».
le tiene que ayudar a diferenciarse
con productos que añadan valor.
P.– ¿Qué os demandan las grandes compañías del Ibex?
R.– Por un lado, la transformación como la oportunidad de atraer
más clientes y hacer crecer las ventas e ingresos. Además, se busca
conocer mejor a los clientes a través del proceso de datos. Hay cadenas hoteleras como Meliá con
las que trabajamos para que sus
clientes compren más productos y
servicios a través de su web en lugar de tener que hacerlo a través
de intermediarios.
El otro mundo de cambio es el de
la eficiencia en los procesos. Cuando compras un libro en Amazon,
instantáneamente sabes si está en
el almacén o no, cuándo va a llegar
a casa, quién te lo trae… Eso no es
porque la web de Amazon sea muy
buena, que lo es, sino porque sus
procesos de backoffice están orientados a esa customer experience.
P.– ¿De qué forma puede un pequeño comercio entrar en el mundo de la digitalización?
R.– La gran revolución de la
transformación digital es que abarata el acceso a las nuevas tecnologías de tal manera que cualquier
individuo puede acceder a ellas,
permitiendo la hiperpersonalización de cada uno de los servicios.
P.– ¿Qué tipo de profesional demanda esta transformación digital?
R.– Personas que tengan creatividad, innovación e iniciativa. La clave es aplicar todas las oportunidades que da la tecnología para solucionar problemas y mejorar
servicios. Hacer que en lo que antes se tardaban tres horas, ahora se
tarden 25 minutos.
P.– Ahora que está encima de la
mesa que la jornada laboral acabe
a las 18.00 horas. ¿la digitalización
mejora la conciliación?
R.– Yo lo que intento es que la
gente esté motivada, ilusionada y le
guste lo que hace. Lo de irse a las
18.00 horas no es relevante. Hay
mucha gente en Accenture que se
va a la seis, da de cenar a sus hijos,
ve el telediario y, antes de acostarse, hace algunos documentos. Si estás frustrado en tu empresa, te tragas el programa de televisión y no
se te ocurre leerte el documento de
la oficina. Hay que dar flexibilidad
para que cada uno pueda amoldarse a su propio modo de vida.
P.– ¿Notan en su actividad el enfriamiento económico que ya están
advirtiendo desde los organismos
internacionales.
R.– Hay que ser menos ególatras
en España. Estamos en una economía marcada por unos precios del
petróleo que está por los suelos,
una incertidumbre sociopolítica
enorme, por la medio guerra que
tenemos con el ISIS, una Unión
Europea que no se sabe si va para
atrás o para adelante, Brasil en medio de una tormenta gigantesca…
Hay razones para que la economía
se desacelere, pero el tema de las
elecciones en España es como una
guinda muy pequeña en una tarta
muy grande. Sí hay una cierta desaceleración y ralentización, pero
nada que no estuviera previsto y
que sea preocupante.
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