Dejó de existir. No nos preguntaremos por qué, no recorreremos

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/Suplemento-Voz-Zero
22 de junio 2013
Dejó de existir. No nos
preguntaremos por qué, no
recorreremos sus pasos desde
que caminó con la cara tapada,
ni siquiera predeciremos que
será de nosotros sin él.
Al final, tal vez la sombra se
junte con la luz, si ella sigue
brillando.
2
-La próxima semana se
premiará al alumno que obtuvo
el mejor promedio del semestre
pasado.- Decía el maestro mientras
yo veía las nubes por la ventana
pensando si iba a llover o no. Dejé
los asuntos climatológicos para
después y le puse atención, empecé
a observar los rostros de todos mis
compañeros tratando de deducir
quien tenía los rasgos físicos de la
cara que más hicieran juego con
la foto oficial del evento. La idea
de que fuera yo el que estaba bien
peinado y con los zapatos boleados
me cruzó por la cabeza. Me puse a
hacer una cuenta mental tratando de
recordar mi calificación de cada una
de las materias del semestre anterior
y sacando el promedio, cuando el
maestro volteó hacia mí y con su
mano extendida me presentó ante
mis compañeros.
Ya
no
recuerdo
si
aplaudieron o no, me puse a
repasar mis calificaciones incrédulo
mientras el maestro nombraba al
mejor promedio general de los tres
semestres pasados, un compañero
que no parecía sorprendido. Era
la última materia del día así que,
cuando terminó el anuncio, todos
empezaron a abandonar el salón.
Estaba asimilándolo todavía cuando
recordé que tenía que discutir los
planes para el fin de semana con un
amigo de mi clase antes de que se
fuera. Me acerqué a él y le llamé por
su nombre, me respondió que ya no
me iba a saludar porque yo era un
“teto”. Ese eufemismo ya lo habíamos
usado muchas veces a manera de
broma, pero que recuerde nunca
con un verdadero mérito. Suelto dos
carcajadas evidentemente falsas y lo
nombro “vello que crece en el área
púbica”, en una sola palabra, le dije
pendejo pues. Salgo del salón y me
encuentro donde estaban los y las
demás. Una y un amigo me dicen
que se sienten decepcionados de
mí porque encajo perfectamente en
el sistema educativo, en este punto
sobra decir que estudio algo que ha
criticado ya varias veces los modelos
de educación de los diferentes
lugares a través de la historia,
mueven su cabeza de lado a lado y
con una mirada desaprobatoria, se
dan la media vuelta y se van. Dan
dos pasos y regresan con una sonrisa
de oreja a oreja. Me recomiendan
romper el reconocimiento que me
den como señal de protesta.
La próxima semana estaré
frente a unas cuantas personas en el
auditorio, o muchas, dependiendo
si la hora les conviene a los
estudiantes para saltarse una clase.
Las personas que no me conozcan,
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
de mi humor al despertarme, si se
me hace tarde tal vez me vaya en
taxi, llego justo a tiempo para pasar
lista. Mi compañero que vive justo
pasando el quinto infierno no llegó
temprano otra vez, ya reprobó por
inasistencias.
A LA
MEJOR
CALIFICACIÓN
DEL
SEMESTRE
Escrito por 9.7
y estén aplaudiendo mecánicamente
conforme va pasando cada uno de los
alumnos con los mejores promedios,
escucharán mi nombre, verán mi
cara y en sus oídos resonará un
número que me califica. Ya no soy
Gabriel, Pablo o Melinda, ahora soy
9.3, 6.7 ó 9.8, el público aplaudirá mi
nuevo bautizo.
No me calificaron que tan
bueno soy jugando básquetbol,
contando chistes o besando,
tampoco mi perseverancia e
independencia
cuando
tengo
problemas en otros lados de mi
mente. Ni siquiera lo bueno que
soy fallando promesas, si golpeo lo
suficientemente fuerte para tumbar
a alguien de un puñetazo o como
me exprimo las espinillas, sólo se
enfocaron en mis tareas y exámenes.
Tal vez lo único que logré fue
acercarme más a la forma de pensar
de quien me calificó, en las materias
donde se premia la creatividad y
una perspectiva crítica, esto tal
vez parece perjudicarme, pues no
aporté nada nuevo e incomprendido
para su época.
Miro a mi alrededor y veo
a las personas más inteligentes y
fuertes, contemporáneos míos, que
haya conocido. Siento que les he
hecho trampa. Veo a aquellos que
conozco su vida y sé lo difícil que
les resulta levantarse todos los días.
Siento que les he hecho trampa.
Me levanto con un despertador,
tengo agua caliente cada mañana
y comida recién hecha en la mesa,
ropa limpia, una computadora
y si quiero una libreta para cada
materia, me puedo ir en carro,
camión o caminando dependiendo
Hace un par de meses estuve
en un congreso con el compañero
que me invitó a hacer una ponencia
en conjunto, me sorprendió que
me lo dijera a mí, pensé que no le
agradaba ni para hacer trabajos
en equipo. Con tan sólo tres años
mayor que yo parece que se recluyó
en una biblioteca universitaria por
décadas, tal vez por eso, si le sobra
tiempo entre la escuela y el trabajo,
se emborracha unas tres o más
veces por semana buscando tocar
fondo, escarbando hacía sus raíces y
tatuándoselas en su nombre. Si una
vez que llegue al fondo de ese abismo
logra salir, sé que estará en las altas
esferas académicas, si es que escoge
ese camino, siempre y cuando no lo
reprueben por los trabajos tediosos
que no hizo porque no le levantaron
la más mínima pasión para hacerlos.
A él, la enciclopedia de literatura,
teoría crítica, arte, historia latinoamericana y otras cosas útiles,
realmente no creo que le importe
algo así. Probablemente me diría
que es sólo un estímulo para mi ego,
con el fin de que siga en la rectitud
y pulcritud académica, fomentando
la competitividad, pues si hubo
un ganador los que no ganaron, y
que les importa, se esforzaran para
superarlo. Pero a fin de cuentas, un
evento que no trascenderá más allá
de ese mismo día.
“Estudiante rompe reconocimiento al momento de recibirlo
enfrente de un auditorio” se leerá
en los medios locales, “Estudiantes
de todo el país toman conciencia y
se solidarizan con el movimiento
#rompetudiploma”
describirán
los medios nacionales, “El Fondo
Monetario Internacional retira los
requisitos de educación empresarial
para los países que le pidan
prestamos” dirán los noticieros por
la mañana. Es muy ingenuo pensar
que todo eso vaya a pasar.
Estoy aquí esperando salir
más sabio de lo que era cuando entré,
si me dan un buen libro gratis no
estará de más. Será un buen “pretexto
para juntarnos los estudiantes de las
diferentes carreras” y convivir. Ya
cuando termine de estudiar podré
trabajar día y noche hasta juntar el
dinero suficiente para comprarme la
Mona Lisa y me limpiaré el trasero
con ella.
3
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
Victima del
Siglo XXI
La libertad se construye, imaginemos
que es una gran base de cemento, una
vez terminada esta base, podremos
hacer y deshacer lo que queramos en
ella.
¿Qué nos mueve?, ¿qué nos hace ser
lo que somos?,
Y, ¿quién realmente asegura que eso
somos?
El ser humano se va construyendo y
destruyendo, un sin fin de batallas perdidas y
ganadas con uno mismo. Dudas y respuestas
nos invaden constantemente, para que al
final del día cuando cierres esa puerta de tu
cuarto lo notes, te das cuenta de que estás
ahí, tus mil “yo” , tus miles de dudas, tus
miles de respuestas.
Hablas contigo, acondicionas tu cuarto de la
mejor forma para que esa privacidad pinte
las paredes y se meta por tus pies. Y lo haces,
te quitas todo lo que puede cubrirte, quedas
desnudo .
Tú sabes perfectamente lo que ocurre, ¿en
verdad te conoces?, O ¿te estás volviendo
loco por lo poco que te has escuchado?
Debes tener una buena razón para levantarte
mañana, ¿cuál eliges?, ¿qué te mueve? ¿qué
te hace ser eso que todos los que te rodean
creen que eres?.
Al estar sentado en tu cama puedes recordar
todo el día, cosa por cosa, pero un momento
en especial es el que te hace trabajar todos
los músculos de tu frente, ¿qué hice hoy?. Y
te das cuenta que aunque estuviste ocupado
todo el día y parte de la tarde, no has hecho
nada. Y peor aun si descubres que no has
hecho nada por ti, abandonarse es de los
peores errores que hemos cometido, y es
un error que no siempre suele planearse, a
veces sólo sucede.
Muchos, y me incluyo, pensamos que el
ayudar a los demás es un modo de ayudarse a
uno mismo, y efectivamente me ha servido,
aunque debo confesar que no siempre,
algunas veces ser la banca de los problemas
ajenos y ayudar a resolverlos no va a resolver
los tuyos, es aquí cuando regreso a mi cuarto
y caigo en cuenta de que no estoy haciendo
algo, algo me está faltando, ese algo soy yo,
y por más sencillo que parezca , a pesar
de mi unión conmigo es difícil poder tener
tiempo de mí para mí.
´El me pregunta ¿cuál es tu pasión? , yo
respondo : “cantar” y él vuelve a preguntar
: “y ¿por qué no cantas todo el tiempo? Y es
ahí donde vuelvo a ponerme mis zapatos y
una camisa, volteo de espaldas al espejo y
me pregunto lo mismo que preguntó aquél
sabio , aquel ser desafiante ¿por qué no
hago lo que más me apasiona?… Me enojo
y volteo de nuevo al espejo, me veo y me
digo “uno no siempre hace lo que quiere”,
me tranquilizo un poco con eso y me quito
los zapatos, intento dormir, pero no puedo.
Me pongo el pantalón, mis zapatos y todo lo
que llevaba puesto antes y vuelvo a salir de
mi cuarto. Llega a parecerme incómodo el
regresar a ese lugar que me parece tan lejano,
y la pregunta es ¿me estoy construyendo?
Creo poder entender que no, hoy me estoy
destruyendo.
“Uno puede ubicar y conocer los
problemas sociales en el salón de
clases y salir de la escuela, tomar
una rutina y seguir reproduciendo lo
que el estado te dice que hagas para
tener el control, todo encausado a
una ideología del poder”.
Víctor Salinas
SÍ PODEMOS,
2014
El sí podemos se acerca, y tuve la gran
oportunidad de charlar con Víctor Salinas
estudiante de la Facultad de Psicología, que
ha tenido la oportunidad y sobre todo las
ganas de ser parte del “sí podemos” ya en
varias ocasiones.
Como muchos ya saben , el sí podemos se
hace una vez por año, y este año es nombrado
“José Emilio Pacheco” , este nombre fue
elegido a votación del grupo que realizará la
brigada este 21 de Julio en el municipio de
San Joaquín ubicado en la Sierra Gorda de
Querétaro, como cada año.
“Uno aprende y uno enseña”
Víctor nos cuenta que este proyecto está
sustentado teórica y metodológicamente
sobre la Pedagogía de la Liberación de
Paulo Freire, la cual consiste que por medio
de la educación, en este caso; la lectura
y la escritura, los seres humanos serán
liberados , principalmente porque gracias
a éstas dos herramientas podrán ser seres
más consientes de su condición humana
y de vida, su historia, y por consiguiente
de su situación actual. Esta pedagogía está
construida en una base horizontal, en la cual
uno se comunica con otro y así en conjunto
se practica un análisis ó crítica social y en
el mejor de los casos hasta una autocrítica,
y lo más importante; nunca nadie pasa
por encima de otro. El ser humano es
liberado ya que al mismo tiempo en que
está aprendiendo a leer y a escribir está
recuperando el dominio de si mismo, de su
vida y su ser.
Año con año, por no decir hora con hora, se
aprende algo nuevo, y para el “Sí Podemos”,
estos años han servido para reforzar y
mejorar el proyecto, y a toda persona que
esté involucrada en él.
El proceso de acercamiento suele ser
complicado , Víctor nos dice que al llegar a
la Sierra existe un choque cultural bastante
fuerte para muchos, principalmente porque
el ser humano está lleno de experiencias que
lo hacen ser lo que es actualmente, digamos
que lleva a un pasado en cada parte de su
cuerpo que lo hace ser como es, sin más ni
menos; además de una formación académica
que lo hace de igual forma ir cambiando y
modificando muchos aspectos diariamente,
“llega a ser violento el ubicarse en un
contexto muy distinto al que vives o estás
acostumbrado a vivir” , dijo.
Gracias a esta formación académica uno
puede detectar a simple vista o con el
transcurso de los días, las diferencias de vida,
de territorio, económicas y sentimentales,
entre muchas otras.
Lo más bello e importante es el saber y
estar completamente consientes de que
uno no va con todas las respuestas, ni con
todo el conocimiento, uno va a ser más
alumno que maestro, ya que no conoces
absolutamente nada de cómo vivir en una
comunidad que es completamente distinta a
la que has vivido toda tu vida. Es necesario
ponerse en el lugar de las otras personas
para conocer un poquito de la situación en
la que están viviendo y así también poder
ser parte de esta liberación, no sólo se está
liberando al ser que no sabe leer y escribir,
también se libera a uno mismo, porque
desafortunadamente en muchas ocasiones
algunas personas (no es mi intención
generalizar ni ofender) a pesar de saber
leer y escribir no están conscientes de lo
que realmente está pasando, o simplemente
están desinteresadas o despreocupadas por
los problemas o la situación precaria en la
que viven algunos municipios en este caso
de Querétaro, a pesar de ser municipios
vecinos. Los estudiantes que asisten al sí
podemos vienen con una gran ventaja sobre
todos los demás, llegan con unos lentes de
aumento, por así decirlo, un aumento que
permite ver más allá de lo superficial, no
sirve de nada leerlo en un libro, y repetirlo
todo el día con una copa de vino, no sirve de
nada aprenderte a Freire, Bacon o el mismo
Marx, no sirve de nada comprarte ropa
tejida y huaraches, si no vas a sacar a tu vida
lo que has leído y aprendido de esa hoja de
ese viejo libro.
Víctor destaca la inclusividad del sí
podemos, “el abrirse para aprender y
enseñar”, menciona que San Joaquín es uno
de los municipios con más rezago educativo
Foto por : Santiago Sánchez
en Querétaro, motivo suficiente para que
el “Sí Podemos” llegue hasta ahí queriendo
lograr un cambio.
¿Por qué participar?
A lo que Víctor nos responde: “Uno puede
elegir en qué sociedad trabajar”, para Víctor
es importante ir con las sociedades olvidadas,
esas sociedades de las que nadie se acuerda
si no es para explotarlas u obtener algo de
ellas.“Uno va San Joaquín y descubre que no
sólo puede conocer los problemas sociales, si
no también comprenderlos y vivirlos para así
poder implicarse y ser parte del cambio”
Estas comunidades donde no se cuentan
con servicios básicos, no tienen acceso
a la educación (sin escuelas), ni a la salud
(sin hospitales equipados y completos en
medicinas), las personas de esta comunidad
se ven diariamente enfrentando una serie de
problemas que el gobierno no responde de
manera eficiente, ya que está tan preocupado
por el cuidado del poder y de la vida de las
personas que lo tienen, por consiguiente
“van reproduciendo opresiones, injusticias
y un estado de abusos donde los intereses
personales se ven siempre como una
prioridad”, menciona Víctor .
Para Lourdes, estudiante de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, que tendrá
la oportunidad de colaborar con el “Sí
Podemos” por primera vez, nos responde :
“Es una experiencia muy bonita y
enriquecedora. Ayudas a la gente que no
tiene las mismas oportunidades o facilidades
para poder recibir una enseñanza básica,
además de que el poder compartir tiempo y
espacio con la gente rural es algo único, por
que mientras tu vas a enseñar, ellos también
te enseñarán cosas muy valiosas. Una
experiencia inolvidable y muy completa para
el desarrollo en mi vida como ser humano.”
Uno no debe de seguir en el mundo siendo
indiferente, es necesario un despertar del
ser humano, para y con el ser humano,
somos tan diferentes como quieras verlo, y
somos tan iguales hasta que decidas verlo.
¡Brigada José Emilio Pacheco, toda la
buena vibra para ustedes!
4
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
DEJÓ DE EXISTIR. NO NOS
PREGUNTAREMOS POR QUÉ, NO
RECORREREMOS SUS PASOS DESDE
QUE CAMINÓ CON LA CARA TAPADA, NI
SIQUIERA PREDECIREMOS QUE SERÁ
DE NOSOTROS SIN ÉL.
AL FINAL, TAL VEZ LA SOMBRA SE
JUNTE CON LA LUZ, SI ELLA SIGUE
BRILLANDO.
La duermevela
(Subcomandante Marcos)
Ya casi se va la madrugada. La luz del
sol empieza a asomarse por las rendijas
y debemos volver a las oscuras sombras
que nos visten. En las manos sigue
faltando la piel del deseo y la tormenta
de su pelo. Un suspiro queda pendiente
en los labios. La mirada, y la nube que
la envuelve, echan de menos la luz
que les hace falta. ¡Ah!, las trampas
de la imaginación: en el sueño de la
duermevela, sus muslos eran bufanda
en las mejillas y prisión para la cintura;
de pie, la cabalgata del ansia terminaba,
después de un breve precipicio, en una
caída húmeda y común. Y al final no
había más deudas que las que se tienen
OTRA VELA PARA SOMBRA.
Madrugada. Arriba la luna sigue en su
deslavado desnudarse de la luz azul
que la viste. La oscuridad le perdona
la cicatrices y le ofrece, generosa,
otro velo para su impudicia. Abajo
la sombra se acurruca en el último
rincón de su desvelo.
escribiendo una carta que nunca
llegará a su destino:
Daría lo que fuera por enredarme
entre sus piernas, por confundir
nuestras humedades, por desgastarme
en la luna hendida de sus caderas.
Daría lo que fuera, menos dejar de
hacer lo que es mi deber hacer.
Amanece.
Eso que se levanta, ¿es un viento o un
puente buscando lejos la otra orilla
para acabar de tenderse?
El sol empieza a ayudar a las casas y
edificios en su lánguido inclinarse a
occidente.
Un suspiro, tal vez.
Y otra vez la duermevela y sus
ilusiones: una serpentina suspirada
y liada en un cuello ausente, el ansia
levantándose y hundiéndose en el
bajo vientre, el leve respirar de la
sombra en el oído de la noche, el
deseo vistiendo la morena luz de la
penumbra, un beso largo y húmedo
en los otros labios, la mano
Afuera preguntan:
"¿Listo?".
Adentro la sombra dobla con cuidado
el ansia, la pone en el bolsillo
izquierdo de la camisa, cerca del
corazón, y responde:
"Siempre".
-Subcomandante Marcos.
con uno mismo. ¡Ah!, las ganas de
mojarse en esa su lluvia. En ella saciarse
y hacer crecer la sed de ella.
Amanece con la certeza de que no habrá
mejor foto que la que le tome con mis
manos y labios, ni mejor audio o video
que el del nacimiento de sus jadeos
y gemidos, ni mejor tocada o pintura
que la de las pieles unidas, ni mejor
entrevista que la de nuestros cuerpos...
¿Otra comunicación? ¿Otra información? ¿Otro arte? ¿Otra cultura? ¿Otra
campaña? ¿Quién diablos abraza estos
despropósitos?
Tocan a la puerta del día. La sombra se
amarra las botas y las ganas. Hay que
seguir caminando, escuchando...
5
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
Magdalena:
Te vi de madrugada. Escondida o
encerrada estabas en una torre de
calendarios y geografías absurdas que
me decían que no era bienvenido.
Pero, apenas un momento, y te
asomaste entera, hermosa y desnuda
de prejuicios, luchando a favor de este
nadie que soy y rescatándome de una
noche ajena. Yo me quedé temblando,
aún lo estoy. Deslumbrado todavía,
en los pasos que siguieron y dimos
juntos, lo que antes entró por la
mirada, suavemente se llegó a mi
pecho por camino desconocido.
Te vi, y yo pensé que eso me bastaría,
que tu imagen sería suficiente para
tomar fuerza y alejarme para que,
cuando el tiempo pidiera cuentas, el
saldo fuera apenas un recuerdo de la
tormenta que por cabellos llevas, el
collar de besos que imaginé para tu
cuello. Pero no, no fue suficiente.
Necesito colgarte cien suspiros al
oído y recorrer tu geografía con mis
labios. Y necesito que mis manos se
dibujen en tu cintura y tus caderas,
que mi sed encuentre alivio entre
tus piernas, que renazcan mis dedos
sobre tus senos, que tu boca me diga
lo que no me dirán tus palabras, que
mi piel más sombra sea en la luz de
la tuya.
Ya nada basta. No basta con que sueñe
que te tomo por la cintura, que te
acerco a mí y que a tu cuello llega mi
aliento, que dudan mis manos entre
uno y otro pecho, que me restriego
a tus caderas y que tu humedad me
guía. No basta con pensar que tu
tormenta me estalla en la cara, ni
que me piense y te piense conmigo
dentro, con el deseo montado en
piernas y caderas, corriendo a
ninguna parte, atento al gesto que en
gemidos dibujas. No basta imaginar
que me tienes, que me enseñas a
encontrarte, que me haces hacerte,
que te dibujas entre mis brazos, que
tiemblas y me tiemblas. No basta que
reconstruya en la mente lo que tal vez
no pasará nunca: el quitarte la ropa y
los miedos, el desnudarte las ganas,
el abrirte por el vértice sombreado,
todo deseo, todo misterio, el entrarte
hasta el sitio que anule por fin toda
razón y que sólo la carne mande. No
basta que trate de distraerme detrás
de las palabras que arrojas, fallidas
puertas de salida, ventanas que no
invitan a asomarse siquiera, paredes
cerradas.
He tratado de tomar distancia,
de hacer complicadas cuentas de
días, kilómetros, horas, calles frías,
laberintos, olvidos. Consulté mapas
que confirman que el tuyo es otro
mundo. Ha sido inútil. Esta mañana,
por ejemplo, me he hecho el firme
propósito de tomar distancia,
anteponer un montón de razones
para irme ya alejando y decir adiós sin
palabras, que siempre es el adiós más
difícil, el más artero. Pero apenas te
he visto y he olvidado hasta la hora.
Bastó que desde lo lejos intuyera una
tormenta, para que botara propósitos
y razones, para que el corazón y las
ganas se desbocaran, y para que un
cuello suspirado me robara todo el
aliento.
Magdalena, yo sólo quería decirte que
me gustas y que quería acercarme a
ti. Pero acercarme como un hombre
se acerca a una mujer que le gusta.
Algo así como tomarte de la cintura y
acercar tus pechos al mío, acercarme
a tu cuello, decirte algo tierno y dulce
al oído, mordisquear las manzanas
de tus mejillas y llegar a tus labios
con un beso, imaginarte un jadeo si
mis manos te rehicieran los senos,
intuirte un sueño si mi abrazo te
tomara prisionera la cintura, soñarte
soñando conmigo dentro y dentro
mío. ¿Hago mal en desearte, en que
mi piel quiera tocarse en la tuya, en
buscarte para encontrarte como se
encuentran un hombre y una mujer
que se gustan, es decir, desnudos y
sedientos? ¿Hago mal en decirlo o en
hablarlo con silencios?
Yo lo que quiero es encontrarte
para invitarte a perderte conmigo,
Magdalena, que la piel le hable a la
piel el deseo que callan las palabras
y que el silencio habla... Espero
entonces, tu silencio y tu palabra.
Vale. Salud y que en la tormenta de la
noche los cuerpos sean la barca.
Escúchalo con Silvio
Rodríguez:
h t t p : // w w w . y o u t u b e . c o m /
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h t t p : // w w w . y o u t u b e . c o m /
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6
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
“QUEREMOS LA PAZ, PERO
NO EXCITA LA VIOLENCIA”
Por Max Kopca Cubos
Como si fuéramos perfectos, o nos la
mereciéramos, nos encontramos en la
constante búsqueda de nuestra utopía.
Vivir en paz, en armonía perfecta, sin
explotación del hombre por el hombre y
en constante mejora. Ya sabemos que la
utopía no existe, que nunca se alcanza,
supuestamente siempre hay que estar
luchando por ella, para superar lo que
fuimos ayer y mañana lo que somos
hoy y así sucesivamente. Las personas
pueden cambiar y, con disciplina y
conciencia, mejorar.
¿En realidad somos perfectos o por
lo menos perfectibles? La última vez
que me fije seguíamos siendo unas
criaturas dependientes de oxígeno y
nutrientes, en búsqueda incesante por
copular y satisfacer otras pulsiones. Nos
decimos superiores por tener la razón
- John Gray
de nuestra parte, pero hay un punto en
que perdemos los estribos, vengativos,
coléricos y necios, un bruto en todo su
significado.
La expresión se convierte en agresión.
Violencia que se encuentra en todos
lados. Está explícita, implícita, simbólica,
en los puños ensangrentados o en las
palabras que escupimos, la tensión de
nuestros hombros o en la mirada de
odio que lanzamos. La violencia está
hasta nuestra medula, no podemos
deshacernos de ella. Thích Quàng Đú’c,
monje budista vietnamita, se inmoló
como protesta de la persecución en ese
país hacia los budistas, llamas abrasivas
consumieron su cuerpo hasta su
muerte. Violencia autodestructiva con
un significado especial, pero, aún así
autodestrucción.
La creencia, o mito, de que nuestros antepasados vivían en una primitiva pero
feliz convivencia, se está desvaneciendo. Al parecer en las antiguas sociedades de
forrajeros o agricultores/cazadores había una probabilidad que oscilaba entre el
60% de que un hombre muriera a manos de otro. Después, Steven Pinker toma
a la Biblia como referencia que describe a las tempranas civilizaciones, y en ella
encuentra las reglas para la guerra. En Números, 31:17, después de que el ejército
de Moisés matara a todos los guerreros enemigos les dijo a sus tropas: “Enseguida
matareis a todos los niños hombres, y a todas aquellas mujeres que ya no sean
vírgenes. Dejad con vida a todas la niñas, a todas las mujeres que todavía son
vírgenes”. En otras palabras: mata a los hombres, mata a los niños y si encuentras
alguna virgen, quédatela para que puedas violarla.
Siglo XX, siglo de catástrofes, Genocidio Armenio, después trincheras atascadas de
muerte y químicos tóxicos, campos de concentración de Hitler, campos de trabajo
de Stalin, un campo de detención en Guantánamo de Bush, y todos y cada uno de
los conflictos entre ellos.
¿Y el hombre “normal” contemporáneo? “No tuvimos Gran Guerra ni Gran
depresión, nuestra Gran Guerra es espiritual, nuestra Gran depresión es nuestra
vida” sentenciaba Tyler Durden antes de dictar las reglas del Club de la Pelea en un
sótano lleno de sudor y sangre, todo esto en la mente de Chuck Palahniuk. Ansiaban
por violencia, buscaban modos de recuperarla, o despertarla, otra vez.
Aborrecemos esas guerras y masacres
pero en el entretenimiento de la era
digital, los videojuegos, han sido
causa de polémica gracias a que gran
parte de ellos presenta violencia
gráfica. Conducta criminal, racismo,
sexo, drogas, mutilaciones, tortura
y la que contiene casi todas las
anteriores: guerra. El acto de violencia
extrema, crueldad y salvajismo que,
supuestamente, se hace sólo cuando es
necesaria, se convierte en un exitoso
mundo de entretenimiento para todas
las edades, aunque la clasificación M
diga no. Tal vez para prepararnos para
la guerra o suplantarla, los videojuegos
has explotado la simulación de la guerra, franquicias que se especializan en ese
tema sacan al mercado títulos, secuelas, precuelas, sagas, remakes, reboots y parece
que sus consumidores objetivo nunca tienen suficiente, decimos que aborrecemos
esas guerras y masacres pero esos juegos se venden.
La gran mayoría de las compañías
productoras de esos juegos son gringas,
y las clásicas asiáticas con su horror y
violencia que los distingue, quizá no es
una constante de la humanidad, quizá
sólo es de aquélla nación guerrera que
suple a Roma en los tiempos modernos.
La misma que en lugar de gladiadores
nos entretiene con coliseos enormes en
cada una de sus grandes ciudades con
deportes violentos con golpes casco a
casco, que llevan el riesgo de quedar
parapléjico. Con peleas de dos hombres
encerrados en una jaula preparados
para dejarle una buena contusión y
hematomas a su oponente. Películas
llenas de explosiones sin una buena
trama, así como las de Micheal Bay, o
esas otras de buena violencia old school
como Tarantino, de muchos golpes,
balaceras, sexo y maldiciones. FUCK
YOU de Samuel L. Jackson. Violencia
en nuestras teles mientras afuera
dos facciones del cartel dominante
se enfrentan matando a siete civiles
en esta guerra mexicana contra una
abstracción.
Live-action games como paintball, o con
arcos, o ya de plano una simple pelea
callejera que estimula esa violencia por
recreación, preparación o rabia contra
otro ser humano. Nos violentamos y
violentamos a otros. Peleas de perros,
de gallos, de escorpiones, de tucanes;
puras tonterías donde se violentan
animales, pero lo que llama la atención
no es tanto los que bruscamente chocan
en cualquiera de estas formas; sino la
energía eufórica y los gritos efusivos
cuando un buen golpe, certero y con
una fuerza bruta, es dado. Todos los
espectadores se levantan, gritan al
unísono y sonríen maliciosamente.
Simios, tal vez monos.
La violencia, aunque inevitable, no es
ontológicamente extremista, en este
caso es exagerada por estructuras
sociales. Me gusta pelear, pero a mis
dominadores les gusta más que peleé
contra mis iguales.
7
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
COSA
DE DIEZ
MINUTOS:
BLANCA
Y MIGUEL
Por Jenaro Trujillo González
Las botas de Miguel que andan
seguras; el pantalón de mezclilla
que se mueve con decisión rítmica,
pintando de color azul el aburrido
jueves de este septiembre ventoso,
medio nublado. Las botas siguen
por el parque, llegan a la esquina,
calculan el tiempo y cruzan la calle,
suben a la banqueta, siguen andando;
Miguel es un experto peatón.
Las piernas de Blanca saludando al
mundo bajo la falda, los pies esbeltos
pisando con fuerza en las sandalias de
piel que los resguardan. Una Blanca
adorable, sabedora de lo suyo, ufana
pero discreta; anacrónica, en su
indumentaria primaveral. El morral
al hombro, el escote holgado, el
collar y las gafas negras, sus labios y
su lipstick: Blanca, todo un portento
de coquetería.
Semáforo en verde. Blanca
doblando la esquina frente al parque.
Silbidos, bocinas, rumores de
multitud; Miguel, al otro lado, recibe
un folleto de publicidad. Blanca
espera el siguiente cambio de luces.
El sol que se asoma, la falda negra
en un juego malicioso con el viento.
Miguel distraído en su folleto, muy
cerca, a unos pasos de Blanca.
Los ojos de Miguel que se levantan.
Mirada al frente. Impacto visual,
aguja de luz en la retina. Los ojos
de Miguel que han encontrado las
piernas de Blanca y se desvanecen,
noqueados por la sorpresa de carne
frente a ellos. La mueca de Blanca, la
saliva de Miguel que se acumula bajo
el paladar, las bocinas, los pasos, la
multitud que atraviesa.
Cambio de luz. Los pies de Blanca en
dirección al norte. Miguel, absorto,
la mira sin parpadear. Blanca que
no se detiene; Miguel de una pieza,
atolondrado e inofensivo, achicado,
pequeñito. Blanca se aleja. Gente
que choca y se interpone, letargo
que se apaga y la prisa, urgencia que
corre tras las sandalias y los pies
esbeltos.
Un par de bellísimas piernas
extraviadas. Los ojos que se
desesperan, la ansiedad de la libido
que se derrama por toda la avenida;
el diminuto horizonte frente a Miguel
no revela algo de esas sandalias,
ni de la blusa de tirantes o la falda
negra. Ciudad que se contrae, que
devora, que es una mierda: ¿Dónde
diablos se metió? Miguel mesándose
los cabellos, avanzando lentamente,
mirando al norte con urgencia,
estirando el cuello sobre la gente a
su alrededor.
Blanca en la pequeña boutique,
mirando con desapego las prendas
en exhibición; luce aún mas
bonita con las gafas en el escote,
las pestañas largas y el brillo en la
mejilla. Hay un poco de sudor en
su hombro derecho, un sudor tan
hermoso como femenino, toque
involuntario de sensualidad. Las
gafas que regresan a su lugar. Blanca
se acomoda la cabellera, da las
gracias y vuelve a la calle.
Miguel que sigue en la búsqueda,
que hurga entre la gente. En un
desliz, su cuello gira y Blanca está
frente a sus ojos; la simetría de las
piernas bajo la falda negra, la blusa
de tirantes, las sandalias de piel;
Miguel inmóvil, incrédulo porque,
de hecho, esas sandalias se dirigen
hacia él.
Blanca distraída, indiferente,
salerosa. El tiempo se queda quieto
y Miguel es un muñeco de plástico,
un cero a la izquierda, una cosa inútil
que no deja de mirarla; impacto
visual: escote, piernas, sandalias;
Miguel que quiere decir algo, la
saliva que se hace bolas, la lengua
que no responde, sonido gutural y
deforme que no articula palabra. Las
hermosas piernas junto a él, pasos de
fuego sobre la banqueta, los cabellos
rozando su hombro al pasar. “Uy,
que bonito huele”; espinas de aroma
en la nariz de Miguel. Tontera,
abstracción, silencio. Blanca sigue
de largo, se aleja, se pierde en la
multitud y encuentra otra boutique.
Miguel se siente un tanto estúpido
mientras continúa con la mirada al
frente, las manos en los bolsillos,
la media sonrisa del ya ni modo y
la cara de pendejo. La gente que lo
empuja, el mundo que no se detiene.
“Es que estaba bien buena”,
murmura Miguel, mientras da la
vuelta y se aleja.
LA
OPORTUNIDAD
Paulina Damián Cuevas
Alejandra Martínez era una
mujer con una sencilla costumbre:
caminar con los ojos cerrados. Esto
era complicado en un principio, pues
esta mujer parecía muy segura de
andar caminando de un lado a otro
en aquella habitación con los ojos
cerrados hasta que chocaba con algo
o tiraba algún objeto, solamente así
llegaba a abrir sus ojos y reírse de sí
misma.
Alejandra era de mediana
estatura, con el cuerpo delgado un
poco atlético, ágil –por su forma de
moverse-, flexible -por la forma en la
que ella se estiraba-. De piel morena
y cabello rizado pintado de rojo. Sus
pechos eran pequeños pero ideales,
su abdomen no era perfecto pero era
marcado con la silueta de su cintura.
Pero realmente lo mejor eran sus
piernas, esas piernas que empezaban
con una cadera curveada, seguía con
unas largas y deliciosas piernas que
provocaban pretensiones únicas que
deseaban ser saciadas.
Caminaba de un lado a otro,
algunas veces con música y otras
veces ella cantaba. Los muebles a
su alrededor parecían estar a su
favor, excepto cuando uno de ellos
se perdía de la escena y provocaba
que ella se golpease un poco. Así
descubrí que ella tenía unos pocos
moretones en sus rodillas y sus
muslos, por esos estúpidos muebles
que eran tan torpes como para seguir
estorbándole. En ocasiones me daban
ganas de quitar todo lo que estuviese
a su alrededor para que jamás se
detuviera ni se lastimará, pero aún
lastimada ella era hermosa.
Así, sin más preámbulos,
Alejandra caminaba en la habitación,
sola, usando únicamente frente a
mí su ropa interior, incluso algunas
veces lo hacía desnuda. ¡Díganme
sino era para volverse loco! Yo era tan
sólo el espectador de primera fila que
deseaba poder llegar y penetrarla,
abrazarla, besarla. Pero grande era
mi desesperación sabiendo que
yo no podía hacer eso, sabiendo
que mis deseos incontrolables por
hacerle el amor a esa mujer frente a
mí no se podría porque me encantaba
observarla, sentir como me devoraba
el deseo de poder tocarla pero era
aún más el deseo de seguir viéndola
caminando, siguiendo una eterna
danza sensual ante mí.
Ella lo sabía, lo hacía para
que no me moviera de mi lugar, para
poder tener una conversación sin
tener que hablar ni salir del cuarto. Lo
que más me gustaba era verla dormir
un rato después de que caminaba, Se
dormía con tan sólo estirar los brazos
y recargarse en uno de ellos. Casi
siempre boca abajo y atravesada en
la cama. En esos momentos era más
cercana, pequeña y vulnerable, la
veía como un poema tierno y sensual
que no deseaba que se acabara. La
podía casi sentir con la yema de mis
dedos y podía imaginar su perfume
ya más cerca, sintiendo su cálido
cuerpo encima del mío.
Así
tras
ese
deseo
incontrolable que no obedecía a
una lujuria sino a algo más grande
e inexplicable, me acerqué a ella.
Tomé valor y me acerqué sin que se
diera cuenta. Decidí ser un mueble
travieso, tomarla por sorpresa y, a
pesar de mis ganas por poder estar
con ella al instante, solo me atreví a
tocar su mano suavemente. Provoqué
una sonrisa ¡ella sabía que yo estaba
ahí! La seguí sigilosamente en su
caminar en la habitación, pero esta
vez abracé sus piernas, la detuve,
perdió el control y cayó sobre mí.
Abrió sus ojos, unos ojos
pequeños y expresivos, sonrió y me
empezó a besar. Me rodeó con brazos
en mi cuello y jugó con mi cabello. Me
continúo besando abajo del mentón
y yo solo podía seguir abrazándola y
seguir tratando de besarla.
La cargué hasta la cama y ahí
nos envolvimos de cobijas y sábanas.
Besé sus ojos y su cuello también.
Recorrí por fin sus hermosas
piernas que me deleitaban, suave
y delicadamente. La abracé de su
cintura y respiré su aroma cuando me
recosté en su hombro. Y de pronto
pronuncio:
-amore, ¿de qué te preocupas si
hemos estado todo el día juntos?Alejandra era quien tenía la
correspondencia de mí querer.
-¿Seguiremos así hasta la mañana?me preguntó en aquel hotel.
-Nada me gustaría hacer más que
eso.- le respondí.
8
1)
Trabajo en el centro de la
ciudad y cada año es lo mismo, ver
cómo se juntan las vestidas en la
plaza central y comienzan a tocarse
el cabello y a ponerse “Chulas” para
desfilar por las calles y enseñar
cuero a medio mundo.
Detesto ver a todas esas
personas juntas, gritando y pidiendo
libertad de decisión. La verdad es que
todo es culpa del pendejo de Juárez,
si el tonto no hubiera perdido sus
borreguitas, nunca habría llegado a
la ciudad y Dios guiaría nuestro país.
La verdad es la verdad, y
esa sólo la tiene la iglesia, verdá
de Diosito Santo, así como diría
mi mamá y mi abuela. En fin, los
maricas acaban de pasar a fuera del
local en donde trabajo ondeando sus
banderas de arcoíris y repartiendo
condones; van niños en la marcha,
pobres niños, encausados al pecado.
Yo les grito cuando pasan.
Busqué unas citas bíblicas en
internet que fueran en contra de
los homosexuales y se los leí en voz
alta cuando pasaron. Pero no me
escuchaban, son un caso perdido.
Las calles se vaciaron y la gente
dejó de entrar a comprar, así que
decidimos cerrar el local por todo el
día.
A)
Antes de irme a mi casa,
decidí ir a comprar algo de comer en
los puestos de comida que se ponen
en uno de los jardines del centro.
Había mucha gente, más en los tacos
de pastor en donde quería comprar.
La gente se amontonaba alrededor
del trompo para pedir sus órdenes
y justo cuando me tocaba pedir los
míos, un tipo me empujó y me dijo
“Quítate pinche enano, que no ves
que voy a comprar mis tacos”
Yo me molesté de inmediato,
sí, estoy un poco bajo de estatura,
pero sólo un par de centímetros por
debajo de la media, este idiota no
tenía razones para decirme así. Me
le enfrenté, le dije que era mi turno,
que respetara el orden y que no
me volviera a decir “Pinche enano”
porque no lo era y me le iba a ir
encima.
“Cállate
pinche
enano,
déjame pedir mis tacos” Me dijo
mientras me empujaba con su
Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014
cuerpo. Me le aventé, le solté un
golpe en la panza, pero el muy infeliz
ni siquiera se movió. Me agarró de
la mano con que lo había golpeado,
me dijo “Chinga a tu madre” y me
soltó un golpe en el estómago que
me sacó el aire por completo.
Yo tirado en el piso. Una
mujer gritando. El taquero cortando
el trompo. Dos mujeres gritando.
El grandote poniéndole cebolla a
fue el que se metió y me soltó un
golpe en el estómago” Le dije al
policía con dificultad. Me dijo que en
todos lados había un orden implícito
y que yo lo andaba alterando y
podría ser acreedor a una multa.
Después le preguntó al
grandulón si me había golpeado y él
no lo negó, pero le dijo que lo hizo en
defensa propia porque yo lo estaba
toqueteando, que lo venía siguiendo
17 DE
MAYO,
DÍA DE LA
MARCHA
DEL
ORGULLO
MARICA
Por Noé girón
sus tacos. Una señora buscando un
policía. Yo tirado en el piso sin aire.
Un policía llegando. Yo sin poder
hablar. Una señora acusándome
de meterme en la fila de los tacos.
El grandote mordiendo un taco.
Yo tirado en el piso tratando de
hablar. Dos mujeres acusándome de
meterme en la fila. Cuatro personas
acusándome de meterme en la
fila. El taquero pidiendo orden. Yo
recuperando el aliento.
“¿Pero cuál fila policía? ¿Qué
no ve? No hay ninguna, el tipo este
desde la calle de Madero en donde
estaba el festival del orgullo gay y
que cuando se metió a comprar unos
tacos yo lo había seguido y que lo
estaba toqueteando en la fila.
Yo no podía hablar, sólo le dije
al policía que aquello no era verdad
y él me dijo que conjuntamente
con la multa por alterar el orden,
me tendría que acusar por faltas a
la moral pública y hostigamiento
sexual.
Dos horas después estaba
en la delegación, dentro de una
celda prángana en donde había dos
vestidas que pedían ser llevadas
a las celdas de mujeres porque no
pertenecían a este lugar.
B)
Saliendo del trabajo me fui
directo a mi casa. Caminé porque la
noche estaba fresca y porque a las 8
de la noche, los camiones van más
llenos de gente que la basílica del
Tepeyac. No es un tramo tan grande
el que hay que caminar para llegar
a mi barrio y a mi casa. Pero si hay
que entremeterse en un enramado
de calles obscuras.
En una de ellas, alguien me
tomó por la espalda y me dijo que
seguramente yo venía de la marcha
gay que habían hecho en el centro
y sentí cómo me restregaba un
cuchillo en la espalda a la altura del
estómago.
Le dije que no, que yo los odiaba y no
me creyó. Me preguntó que cuál era
mi banda favorita. Estúpidamente
le contesté que Maná. Me encajó
el cuchillo en un costado, me gritó
marica y huyó. Sangraba y pedía
auxilio. Una mujer salió de una casa,
llamó a una ambulancia que me llevó
al hospital en donde me dijeron
que era una herida superflua y que
saldría esa misma noche.
Un policía llegó y me preguntó que
si quería levantar un acta y le dije
que no.
CONSEJO EDITORIAL:
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COLABORADORES:
Jenaro Trujillo González
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Juan José Rojas Hernández
COORDINADOR DE
DISEÑOGRÁFICO:
Héctor Iván Licea Estrada
COORDINADORA DE
FOTOGRAFÍA:
Brenda Ávila Velázquez
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