/Suplemento-Voz-Zero 22 de junio 2013 Dejó de existir. No nos preguntaremos por qué, no recorreremos sus pasos desde que caminó con la cara tapada, ni siquiera predeciremos que será de nosotros sin él. Al final, tal vez la sombra se junte con la luz, si ella sigue brillando. 2 -La próxima semana se premiará al alumno que obtuvo el mejor promedio del semestre pasado.- Decía el maestro mientras yo veía las nubes por la ventana pensando si iba a llover o no. Dejé los asuntos climatológicos para después y le puse atención, empecé a observar los rostros de todos mis compañeros tratando de deducir quien tenía los rasgos físicos de la cara que más hicieran juego con la foto oficial del evento. La idea de que fuera yo el que estaba bien peinado y con los zapatos boleados me cruzó por la cabeza. Me puse a hacer una cuenta mental tratando de recordar mi calificación de cada una de las materias del semestre anterior y sacando el promedio, cuando el maestro volteó hacia mí y con su mano extendida me presentó ante mis compañeros. Ya no recuerdo si aplaudieron o no, me puse a repasar mis calificaciones incrédulo mientras el maestro nombraba al mejor promedio general de los tres semestres pasados, un compañero que no parecía sorprendido. Era la última materia del día así que, cuando terminó el anuncio, todos empezaron a abandonar el salón. Estaba asimilándolo todavía cuando recordé que tenía que discutir los planes para el fin de semana con un amigo de mi clase antes de que se fuera. Me acerqué a él y le llamé por su nombre, me respondió que ya no me iba a saludar porque yo era un “teto”. Ese eufemismo ya lo habíamos usado muchas veces a manera de broma, pero que recuerde nunca con un verdadero mérito. Suelto dos carcajadas evidentemente falsas y lo nombro “vello que crece en el área púbica”, en una sola palabra, le dije pendejo pues. Salgo del salón y me encuentro donde estaban los y las demás. Una y un amigo me dicen que se sienten decepcionados de mí porque encajo perfectamente en el sistema educativo, en este punto sobra decir que estudio algo que ha criticado ya varias veces los modelos de educación de los diferentes lugares a través de la historia, mueven su cabeza de lado a lado y con una mirada desaprobatoria, se dan la media vuelta y se van. Dan dos pasos y regresan con una sonrisa de oreja a oreja. Me recomiendan romper el reconocimiento que me den como señal de protesta. La próxima semana estaré frente a unas cuantas personas en el auditorio, o muchas, dependiendo si la hora les conviene a los estudiantes para saltarse una clase. Las personas que no me conozcan, Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 de mi humor al despertarme, si se me hace tarde tal vez me vaya en taxi, llego justo a tiempo para pasar lista. Mi compañero que vive justo pasando el quinto infierno no llegó temprano otra vez, ya reprobó por inasistencias. A LA MEJOR CALIFICACIÓN DEL SEMESTRE Escrito por 9.7 y estén aplaudiendo mecánicamente conforme va pasando cada uno de los alumnos con los mejores promedios, escucharán mi nombre, verán mi cara y en sus oídos resonará un número que me califica. Ya no soy Gabriel, Pablo o Melinda, ahora soy 9.3, 6.7 ó 9.8, el público aplaudirá mi nuevo bautizo. No me calificaron que tan bueno soy jugando básquetbol, contando chistes o besando, tampoco mi perseverancia e independencia cuando tengo problemas en otros lados de mi mente. Ni siquiera lo bueno que soy fallando promesas, si golpeo lo suficientemente fuerte para tumbar a alguien de un puñetazo o como me exprimo las espinillas, sólo se enfocaron en mis tareas y exámenes. Tal vez lo único que logré fue acercarme más a la forma de pensar de quien me calificó, en las materias donde se premia la creatividad y una perspectiva crítica, esto tal vez parece perjudicarme, pues no aporté nada nuevo e incomprendido para su época. Miro a mi alrededor y veo a las personas más inteligentes y fuertes, contemporáneos míos, que haya conocido. Siento que les he hecho trampa. Veo a aquellos que conozco su vida y sé lo difícil que les resulta levantarse todos los días. Siento que les he hecho trampa. Me levanto con un despertador, tengo agua caliente cada mañana y comida recién hecha en la mesa, ropa limpia, una computadora y si quiero una libreta para cada materia, me puedo ir en carro, camión o caminando dependiendo Hace un par de meses estuve en un congreso con el compañero que me invitó a hacer una ponencia en conjunto, me sorprendió que me lo dijera a mí, pensé que no le agradaba ni para hacer trabajos en equipo. Con tan sólo tres años mayor que yo parece que se recluyó en una biblioteca universitaria por décadas, tal vez por eso, si le sobra tiempo entre la escuela y el trabajo, se emborracha unas tres o más veces por semana buscando tocar fondo, escarbando hacía sus raíces y tatuándoselas en su nombre. Si una vez que llegue al fondo de ese abismo logra salir, sé que estará en las altas esferas académicas, si es que escoge ese camino, siempre y cuando no lo reprueben por los trabajos tediosos que no hizo porque no le levantaron la más mínima pasión para hacerlos. A él, la enciclopedia de literatura, teoría crítica, arte, historia latinoamericana y otras cosas útiles, realmente no creo que le importe algo así. Probablemente me diría que es sólo un estímulo para mi ego, con el fin de que siga en la rectitud y pulcritud académica, fomentando la competitividad, pues si hubo un ganador los que no ganaron, y que les importa, se esforzaran para superarlo. Pero a fin de cuentas, un evento que no trascenderá más allá de ese mismo día. “Estudiante rompe reconocimiento al momento de recibirlo enfrente de un auditorio” se leerá en los medios locales, “Estudiantes de todo el país toman conciencia y se solidarizan con el movimiento #rompetudiploma” describirán los medios nacionales, “El Fondo Monetario Internacional retira los requisitos de educación empresarial para los países que le pidan prestamos” dirán los noticieros por la mañana. Es muy ingenuo pensar que todo eso vaya a pasar. Estoy aquí esperando salir más sabio de lo que era cuando entré, si me dan un buen libro gratis no estará de más. Será un buen “pretexto para juntarnos los estudiantes de las diferentes carreras” y convivir. Ya cuando termine de estudiar podré trabajar día y noche hasta juntar el dinero suficiente para comprarme la Mona Lisa y me limpiaré el trasero con ella. 3 Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 Victima del Siglo XXI La libertad se construye, imaginemos que es una gran base de cemento, una vez terminada esta base, podremos hacer y deshacer lo que queramos en ella. ¿Qué nos mueve?, ¿qué nos hace ser lo que somos?, Y, ¿quién realmente asegura que eso somos? El ser humano se va construyendo y destruyendo, un sin fin de batallas perdidas y ganadas con uno mismo. Dudas y respuestas nos invaden constantemente, para que al final del día cuando cierres esa puerta de tu cuarto lo notes, te das cuenta de que estás ahí, tus mil “yo” , tus miles de dudas, tus miles de respuestas. Hablas contigo, acondicionas tu cuarto de la mejor forma para que esa privacidad pinte las paredes y se meta por tus pies. Y lo haces, te quitas todo lo que puede cubrirte, quedas desnudo . Tú sabes perfectamente lo que ocurre, ¿en verdad te conoces?, O ¿te estás volviendo loco por lo poco que te has escuchado? Debes tener una buena razón para levantarte mañana, ¿cuál eliges?, ¿qué te mueve? ¿qué te hace ser eso que todos los que te rodean creen que eres?. Al estar sentado en tu cama puedes recordar todo el día, cosa por cosa, pero un momento en especial es el que te hace trabajar todos los músculos de tu frente, ¿qué hice hoy?. Y te das cuenta que aunque estuviste ocupado todo el día y parte de la tarde, no has hecho nada. Y peor aun si descubres que no has hecho nada por ti, abandonarse es de los peores errores que hemos cometido, y es un error que no siempre suele planearse, a veces sólo sucede. Muchos, y me incluyo, pensamos que el ayudar a los demás es un modo de ayudarse a uno mismo, y efectivamente me ha servido, aunque debo confesar que no siempre, algunas veces ser la banca de los problemas ajenos y ayudar a resolverlos no va a resolver los tuyos, es aquí cuando regreso a mi cuarto y caigo en cuenta de que no estoy haciendo algo, algo me está faltando, ese algo soy yo, y por más sencillo que parezca , a pesar de mi unión conmigo es difícil poder tener tiempo de mí para mí. ´El me pregunta ¿cuál es tu pasión? , yo respondo : “cantar” y él vuelve a preguntar : “y ¿por qué no cantas todo el tiempo? Y es ahí donde vuelvo a ponerme mis zapatos y una camisa, volteo de espaldas al espejo y me pregunto lo mismo que preguntó aquél sabio , aquel ser desafiante ¿por qué no hago lo que más me apasiona?… Me enojo y volteo de nuevo al espejo, me veo y me digo “uno no siempre hace lo que quiere”, me tranquilizo un poco con eso y me quito los zapatos, intento dormir, pero no puedo. Me pongo el pantalón, mis zapatos y todo lo que llevaba puesto antes y vuelvo a salir de mi cuarto. Llega a parecerme incómodo el regresar a ese lugar que me parece tan lejano, y la pregunta es ¿me estoy construyendo? Creo poder entender que no, hoy me estoy destruyendo. “Uno puede ubicar y conocer los problemas sociales en el salón de clases y salir de la escuela, tomar una rutina y seguir reproduciendo lo que el estado te dice que hagas para tener el control, todo encausado a una ideología del poder”. Víctor Salinas SÍ PODEMOS, 2014 El sí podemos se acerca, y tuve la gran oportunidad de charlar con Víctor Salinas estudiante de la Facultad de Psicología, que ha tenido la oportunidad y sobre todo las ganas de ser parte del “sí podemos” ya en varias ocasiones. Como muchos ya saben , el sí podemos se hace una vez por año, y este año es nombrado “José Emilio Pacheco” , este nombre fue elegido a votación del grupo que realizará la brigada este 21 de Julio en el municipio de San Joaquín ubicado en la Sierra Gorda de Querétaro, como cada año. “Uno aprende y uno enseña” Víctor nos cuenta que este proyecto está sustentado teórica y metodológicamente sobre la Pedagogía de la Liberación de Paulo Freire, la cual consiste que por medio de la educación, en este caso; la lectura y la escritura, los seres humanos serán liberados , principalmente porque gracias a éstas dos herramientas podrán ser seres más consientes de su condición humana y de vida, su historia, y por consiguiente de su situación actual. Esta pedagogía está construida en una base horizontal, en la cual uno se comunica con otro y así en conjunto se practica un análisis ó crítica social y en el mejor de los casos hasta una autocrítica, y lo más importante; nunca nadie pasa por encima de otro. El ser humano es liberado ya que al mismo tiempo en que está aprendiendo a leer y a escribir está recuperando el dominio de si mismo, de su vida y su ser. Año con año, por no decir hora con hora, se aprende algo nuevo, y para el “Sí Podemos”, estos años han servido para reforzar y mejorar el proyecto, y a toda persona que esté involucrada en él. El proceso de acercamiento suele ser complicado , Víctor nos dice que al llegar a la Sierra existe un choque cultural bastante fuerte para muchos, principalmente porque el ser humano está lleno de experiencias que lo hacen ser lo que es actualmente, digamos que lleva a un pasado en cada parte de su cuerpo que lo hace ser como es, sin más ni menos; además de una formación académica que lo hace de igual forma ir cambiando y modificando muchos aspectos diariamente, “llega a ser violento el ubicarse en un contexto muy distinto al que vives o estás acostumbrado a vivir” , dijo. Gracias a esta formación académica uno puede detectar a simple vista o con el transcurso de los días, las diferencias de vida, de territorio, económicas y sentimentales, entre muchas otras. Lo más bello e importante es el saber y estar completamente consientes de que uno no va con todas las respuestas, ni con todo el conocimiento, uno va a ser más alumno que maestro, ya que no conoces absolutamente nada de cómo vivir en una comunidad que es completamente distinta a la que has vivido toda tu vida. Es necesario ponerse en el lugar de las otras personas para conocer un poquito de la situación en la que están viviendo y así también poder ser parte de esta liberación, no sólo se está liberando al ser que no sabe leer y escribir, también se libera a uno mismo, porque desafortunadamente en muchas ocasiones algunas personas (no es mi intención generalizar ni ofender) a pesar de saber leer y escribir no están conscientes de lo que realmente está pasando, o simplemente están desinteresadas o despreocupadas por los problemas o la situación precaria en la que viven algunos municipios en este caso de Querétaro, a pesar de ser municipios vecinos. Los estudiantes que asisten al sí podemos vienen con una gran ventaja sobre todos los demás, llegan con unos lentes de aumento, por así decirlo, un aumento que permite ver más allá de lo superficial, no sirve de nada leerlo en un libro, y repetirlo todo el día con una copa de vino, no sirve de nada aprenderte a Freire, Bacon o el mismo Marx, no sirve de nada comprarte ropa tejida y huaraches, si no vas a sacar a tu vida lo que has leído y aprendido de esa hoja de ese viejo libro. Víctor destaca la inclusividad del sí podemos, “el abrirse para aprender y enseñar”, menciona que San Joaquín es uno de los municipios con más rezago educativo Foto por : Santiago Sánchez en Querétaro, motivo suficiente para que el “Sí Podemos” llegue hasta ahí queriendo lograr un cambio. ¿Por qué participar? A lo que Víctor nos responde: “Uno puede elegir en qué sociedad trabajar”, para Víctor es importante ir con las sociedades olvidadas, esas sociedades de las que nadie se acuerda si no es para explotarlas u obtener algo de ellas.“Uno va San Joaquín y descubre que no sólo puede conocer los problemas sociales, si no también comprenderlos y vivirlos para así poder implicarse y ser parte del cambio” Estas comunidades donde no se cuentan con servicios básicos, no tienen acceso a la educación (sin escuelas), ni a la salud (sin hospitales equipados y completos en medicinas), las personas de esta comunidad se ven diariamente enfrentando una serie de problemas que el gobierno no responde de manera eficiente, ya que está tan preocupado por el cuidado del poder y de la vida de las personas que lo tienen, por consiguiente “van reproduciendo opresiones, injusticias y un estado de abusos donde los intereses personales se ven siempre como una prioridad”, menciona Víctor . Para Lourdes, estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que tendrá la oportunidad de colaborar con el “Sí Podemos” por primera vez, nos responde : “Es una experiencia muy bonita y enriquecedora. Ayudas a la gente que no tiene las mismas oportunidades o facilidades para poder recibir una enseñanza básica, además de que el poder compartir tiempo y espacio con la gente rural es algo único, por que mientras tu vas a enseñar, ellos también te enseñarán cosas muy valiosas. Una experiencia inolvidable y muy completa para el desarrollo en mi vida como ser humano.” Uno no debe de seguir en el mundo siendo indiferente, es necesario un despertar del ser humano, para y con el ser humano, somos tan diferentes como quieras verlo, y somos tan iguales hasta que decidas verlo. ¡Brigada José Emilio Pacheco, toda la buena vibra para ustedes! 4 Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 DEJÓ DE EXISTIR. NO NOS PREGUNTAREMOS POR QUÉ, NO RECORREREMOS SUS PASOS DESDE QUE CAMINÓ CON LA CARA TAPADA, NI SIQUIERA PREDECIREMOS QUE SERÁ DE NOSOTROS SIN ÉL. AL FINAL, TAL VEZ LA SOMBRA SE JUNTE CON LA LUZ, SI ELLA SIGUE BRILLANDO. La duermevela (Subcomandante Marcos) Ya casi se va la madrugada. La luz del sol empieza a asomarse por las rendijas y debemos volver a las oscuras sombras que nos visten. En las manos sigue faltando la piel del deseo y la tormenta de su pelo. Un suspiro queda pendiente en los labios. La mirada, y la nube que la envuelve, echan de menos la luz que les hace falta. ¡Ah!, las trampas de la imaginación: en el sueño de la duermevela, sus muslos eran bufanda en las mejillas y prisión para la cintura; de pie, la cabalgata del ansia terminaba, después de un breve precipicio, en una caída húmeda y común. Y al final no había más deudas que las que se tienen OTRA VELA PARA SOMBRA. Madrugada. Arriba la luna sigue en su deslavado desnudarse de la luz azul que la viste. La oscuridad le perdona la cicatrices y le ofrece, generosa, otro velo para su impudicia. Abajo la sombra se acurruca en el último rincón de su desvelo. escribiendo una carta que nunca llegará a su destino: Daría lo que fuera por enredarme entre sus piernas, por confundir nuestras humedades, por desgastarme en la luna hendida de sus caderas. Daría lo que fuera, menos dejar de hacer lo que es mi deber hacer. Amanece. Eso que se levanta, ¿es un viento o un puente buscando lejos la otra orilla para acabar de tenderse? El sol empieza a ayudar a las casas y edificios en su lánguido inclinarse a occidente. Un suspiro, tal vez. Y otra vez la duermevela y sus ilusiones: una serpentina suspirada y liada en un cuello ausente, el ansia levantándose y hundiéndose en el bajo vientre, el leve respirar de la sombra en el oído de la noche, el deseo vistiendo la morena luz de la penumbra, un beso largo y húmedo en los otros labios, la mano Afuera preguntan: "¿Listo?". Adentro la sombra dobla con cuidado el ansia, la pone en el bolsillo izquierdo de la camisa, cerca del corazón, y responde: "Siempre". -Subcomandante Marcos. con uno mismo. ¡Ah!, las ganas de mojarse en esa su lluvia. En ella saciarse y hacer crecer la sed de ella. Amanece con la certeza de que no habrá mejor foto que la que le tome con mis manos y labios, ni mejor audio o video que el del nacimiento de sus jadeos y gemidos, ni mejor tocada o pintura que la de las pieles unidas, ni mejor entrevista que la de nuestros cuerpos... ¿Otra comunicación? ¿Otra información? ¿Otro arte? ¿Otra cultura? ¿Otra campaña? ¿Quién diablos abraza estos despropósitos? Tocan a la puerta del día. La sombra se amarra las botas y las ganas. Hay que seguir caminando, escuchando... 5 Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 Magdalena: Te vi de madrugada. Escondida o encerrada estabas en una torre de calendarios y geografías absurdas que me decían que no era bienvenido. Pero, apenas un momento, y te asomaste entera, hermosa y desnuda de prejuicios, luchando a favor de este nadie que soy y rescatándome de una noche ajena. Yo me quedé temblando, aún lo estoy. Deslumbrado todavía, en los pasos que siguieron y dimos juntos, lo que antes entró por la mirada, suavemente se llegó a mi pecho por camino desconocido. Te vi, y yo pensé que eso me bastaría, que tu imagen sería suficiente para tomar fuerza y alejarme para que, cuando el tiempo pidiera cuentas, el saldo fuera apenas un recuerdo de la tormenta que por cabellos llevas, el collar de besos que imaginé para tu cuello. Pero no, no fue suficiente. Necesito colgarte cien suspiros al oído y recorrer tu geografía con mis labios. Y necesito que mis manos se dibujen en tu cintura y tus caderas, que mi sed encuentre alivio entre tus piernas, que renazcan mis dedos sobre tus senos, que tu boca me diga lo que no me dirán tus palabras, que mi piel más sombra sea en la luz de la tuya. Ya nada basta. No basta con que sueñe que te tomo por la cintura, que te acerco a mí y que a tu cuello llega mi aliento, que dudan mis manos entre uno y otro pecho, que me restriego a tus caderas y que tu humedad me guía. No basta con pensar que tu tormenta me estalla en la cara, ni que me piense y te piense conmigo dentro, con el deseo montado en piernas y caderas, corriendo a ninguna parte, atento al gesto que en gemidos dibujas. No basta imaginar que me tienes, que me enseñas a encontrarte, que me haces hacerte, que te dibujas entre mis brazos, que tiemblas y me tiemblas. No basta que reconstruya en la mente lo que tal vez no pasará nunca: el quitarte la ropa y los miedos, el desnudarte las ganas, el abrirte por el vértice sombreado, todo deseo, todo misterio, el entrarte hasta el sitio que anule por fin toda razón y que sólo la carne mande. No basta que trate de distraerme detrás de las palabras que arrojas, fallidas puertas de salida, ventanas que no invitan a asomarse siquiera, paredes cerradas. He tratado de tomar distancia, de hacer complicadas cuentas de días, kilómetros, horas, calles frías, laberintos, olvidos. Consulté mapas que confirman que el tuyo es otro mundo. Ha sido inútil. Esta mañana, por ejemplo, me he hecho el firme propósito de tomar distancia, anteponer un montón de razones para irme ya alejando y decir adiós sin palabras, que siempre es el adiós más difícil, el más artero. Pero apenas te he visto y he olvidado hasta la hora. Bastó que desde lo lejos intuyera una tormenta, para que botara propósitos y razones, para que el corazón y las ganas se desbocaran, y para que un cuello suspirado me robara todo el aliento. Magdalena, yo sólo quería decirte que me gustas y que quería acercarme a ti. Pero acercarme como un hombre se acerca a una mujer que le gusta. Algo así como tomarte de la cintura y acercar tus pechos al mío, acercarme a tu cuello, decirte algo tierno y dulce al oído, mordisquear las manzanas de tus mejillas y llegar a tus labios con un beso, imaginarte un jadeo si mis manos te rehicieran los senos, intuirte un sueño si mi abrazo te tomara prisionera la cintura, soñarte soñando conmigo dentro y dentro mío. ¿Hago mal en desearte, en que mi piel quiera tocarse en la tuya, en buscarte para encontrarte como se encuentran un hombre y una mujer que se gustan, es decir, desnudos y sedientos? ¿Hago mal en decirlo o en hablarlo con silencios? Yo lo que quiero es encontrarte para invitarte a perderte conmigo, Magdalena, que la piel le hable a la piel el deseo que callan las palabras y que el silencio habla... Espero entonces, tu silencio y tu palabra. Vale. Salud y que en la tormenta de la noche los cuerpos sean la barca. Escúchalo con Silvio Rodríguez: h t t p : // w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=kfUtsp0gsFo h t t p : // w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=rnSRy1WzHxo h t t p : // w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=HffxIUtKpqw 6 Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 “QUEREMOS LA PAZ, PERO NO EXCITA LA VIOLENCIA” Por Max Kopca Cubos Como si fuéramos perfectos, o nos la mereciéramos, nos encontramos en la constante búsqueda de nuestra utopía. Vivir en paz, en armonía perfecta, sin explotación del hombre por el hombre y en constante mejora. Ya sabemos que la utopía no existe, que nunca se alcanza, supuestamente siempre hay que estar luchando por ella, para superar lo que fuimos ayer y mañana lo que somos hoy y así sucesivamente. Las personas pueden cambiar y, con disciplina y conciencia, mejorar. ¿En realidad somos perfectos o por lo menos perfectibles? La última vez que me fije seguíamos siendo unas criaturas dependientes de oxígeno y nutrientes, en búsqueda incesante por copular y satisfacer otras pulsiones. Nos decimos superiores por tener la razón - John Gray de nuestra parte, pero hay un punto en que perdemos los estribos, vengativos, coléricos y necios, un bruto en todo su significado. La expresión se convierte en agresión. Violencia que se encuentra en todos lados. Está explícita, implícita, simbólica, en los puños ensangrentados o en las palabras que escupimos, la tensión de nuestros hombros o en la mirada de odio que lanzamos. La violencia está hasta nuestra medula, no podemos deshacernos de ella. Thích Quàng Đú’c, monje budista vietnamita, se inmoló como protesta de la persecución en ese país hacia los budistas, llamas abrasivas consumieron su cuerpo hasta su muerte. Violencia autodestructiva con un significado especial, pero, aún así autodestrucción. La creencia, o mito, de que nuestros antepasados vivían en una primitiva pero feliz convivencia, se está desvaneciendo. Al parecer en las antiguas sociedades de forrajeros o agricultores/cazadores había una probabilidad que oscilaba entre el 60% de que un hombre muriera a manos de otro. Después, Steven Pinker toma a la Biblia como referencia que describe a las tempranas civilizaciones, y en ella encuentra las reglas para la guerra. En Números, 31:17, después de que el ejército de Moisés matara a todos los guerreros enemigos les dijo a sus tropas: “Enseguida matareis a todos los niños hombres, y a todas aquellas mujeres que ya no sean vírgenes. Dejad con vida a todas la niñas, a todas las mujeres que todavía son vírgenes”. En otras palabras: mata a los hombres, mata a los niños y si encuentras alguna virgen, quédatela para que puedas violarla. Siglo XX, siglo de catástrofes, Genocidio Armenio, después trincheras atascadas de muerte y químicos tóxicos, campos de concentración de Hitler, campos de trabajo de Stalin, un campo de detención en Guantánamo de Bush, y todos y cada uno de los conflictos entre ellos. ¿Y el hombre “normal” contemporáneo? “No tuvimos Gran Guerra ni Gran depresión, nuestra Gran Guerra es espiritual, nuestra Gran depresión es nuestra vida” sentenciaba Tyler Durden antes de dictar las reglas del Club de la Pelea en un sótano lleno de sudor y sangre, todo esto en la mente de Chuck Palahniuk. Ansiaban por violencia, buscaban modos de recuperarla, o despertarla, otra vez. Aborrecemos esas guerras y masacres pero en el entretenimiento de la era digital, los videojuegos, han sido causa de polémica gracias a que gran parte de ellos presenta violencia gráfica. Conducta criminal, racismo, sexo, drogas, mutilaciones, tortura y la que contiene casi todas las anteriores: guerra. El acto de violencia extrema, crueldad y salvajismo que, supuestamente, se hace sólo cuando es necesaria, se convierte en un exitoso mundo de entretenimiento para todas las edades, aunque la clasificación M diga no. Tal vez para prepararnos para la guerra o suplantarla, los videojuegos has explotado la simulación de la guerra, franquicias que se especializan en ese tema sacan al mercado títulos, secuelas, precuelas, sagas, remakes, reboots y parece que sus consumidores objetivo nunca tienen suficiente, decimos que aborrecemos esas guerras y masacres pero esos juegos se venden. La gran mayoría de las compañías productoras de esos juegos son gringas, y las clásicas asiáticas con su horror y violencia que los distingue, quizá no es una constante de la humanidad, quizá sólo es de aquélla nación guerrera que suple a Roma en los tiempos modernos. La misma que en lugar de gladiadores nos entretiene con coliseos enormes en cada una de sus grandes ciudades con deportes violentos con golpes casco a casco, que llevan el riesgo de quedar parapléjico. Con peleas de dos hombres encerrados en una jaula preparados para dejarle una buena contusión y hematomas a su oponente. Películas llenas de explosiones sin una buena trama, así como las de Micheal Bay, o esas otras de buena violencia old school como Tarantino, de muchos golpes, balaceras, sexo y maldiciones. FUCK YOU de Samuel L. Jackson. Violencia en nuestras teles mientras afuera dos facciones del cartel dominante se enfrentan matando a siete civiles en esta guerra mexicana contra una abstracción. Live-action games como paintball, o con arcos, o ya de plano una simple pelea callejera que estimula esa violencia por recreación, preparación o rabia contra otro ser humano. Nos violentamos y violentamos a otros. Peleas de perros, de gallos, de escorpiones, de tucanes; puras tonterías donde se violentan animales, pero lo que llama la atención no es tanto los que bruscamente chocan en cualquiera de estas formas; sino la energía eufórica y los gritos efusivos cuando un buen golpe, certero y con una fuerza bruta, es dado. Todos los espectadores se levantan, gritan al unísono y sonríen maliciosamente. Simios, tal vez monos. La violencia, aunque inevitable, no es ontológicamente extremista, en este caso es exagerada por estructuras sociales. Me gusta pelear, pero a mis dominadores les gusta más que peleé contra mis iguales. 7 Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 COSA DE DIEZ MINUTOS: BLANCA Y MIGUEL Por Jenaro Trujillo González Las botas de Miguel que andan seguras; el pantalón de mezclilla que se mueve con decisión rítmica, pintando de color azul el aburrido jueves de este septiembre ventoso, medio nublado. Las botas siguen por el parque, llegan a la esquina, calculan el tiempo y cruzan la calle, suben a la banqueta, siguen andando; Miguel es un experto peatón. Las piernas de Blanca saludando al mundo bajo la falda, los pies esbeltos pisando con fuerza en las sandalias de piel que los resguardan. Una Blanca adorable, sabedora de lo suyo, ufana pero discreta; anacrónica, en su indumentaria primaveral. El morral al hombro, el escote holgado, el collar y las gafas negras, sus labios y su lipstick: Blanca, todo un portento de coquetería. Semáforo en verde. Blanca doblando la esquina frente al parque. Silbidos, bocinas, rumores de multitud; Miguel, al otro lado, recibe un folleto de publicidad. Blanca espera el siguiente cambio de luces. El sol que se asoma, la falda negra en un juego malicioso con el viento. Miguel distraído en su folleto, muy cerca, a unos pasos de Blanca. Los ojos de Miguel que se levantan. Mirada al frente. Impacto visual, aguja de luz en la retina. Los ojos de Miguel que han encontrado las piernas de Blanca y se desvanecen, noqueados por la sorpresa de carne frente a ellos. La mueca de Blanca, la saliva de Miguel que se acumula bajo el paladar, las bocinas, los pasos, la multitud que atraviesa. Cambio de luz. Los pies de Blanca en dirección al norte. Miguel, absorto, la mira sin parpadear. Blanca que no se detiene; Miguel de una pieza, atolondrado e inofensivo, achicado, pequeñito. Blanca se aleja. Gente que choca y se interpone, letargo que se apaga y la prisa, urgencia que corre tras las sandalias y los pies esbeltos. Un par de bellísimas piernas extraviadas. Los ojos que se desesperan, la ansiedad de la libido que se derrama por toda la avenida; el diminuto horizonte frente a Miguel no revela algo de esas sandalias, ni de la blusa de tirantes o la falda negra. Ciudad que se contrae, que devora, que es una mierda: ¿Dónde diablos se metió? Miguel mesándose los cabellos, avanzando lentamente, mirando al norte con urgencia, estirando el cuello sobre la gente a su alrededor. Blanca en la pequeña boutique, mirando con desapego las prendas en exhibición; luce aún mas bonita con las gafas en el escote, las pestañas largas y el brillo en la mejilla. Hay un poco de sudor en su hombro derecho, un sudor tan hermoso como femenino, toque involuntario de sensualidad. Las gafas que regresan a su lugar. Blanca se acomoda la cabellera, da las gracias y vuelve a la calle. Miguel que sigue en la búsqueda, que hurga entre la gente. En un desliz, su cuello gira y Blanca está frente a sus ojos; la simetría de las piernas bajo la falda negra, la blusa de tirantes, las sandalias de piel; Miguel inmóvil, incrédulo porque, de hecho, esas sandalias se dirigen hacia él. Blanca distraída, indiferente, salerosa. El tiempo se queda quieto y Miguel es un muñeco de plástico, un cero a la izquierda, una cosa inútil que no deja de mirarla; impacto visual: escote, piernas, sandalias; Miguel que quiere decir algo, la saliva que se hace bolas, la lengua que no responde, sonido gutural y deforme que no articula palabra. Las hermosas piernas junto a él, pasos de fuego sobre la banqueta, los cabellos rozando su hombro al pasar. “Uy, que bonito huele”; espinas de aroma en la nariz de Miguel. Tontera, abstracción, silencio. Blanca sigue de largo, se aleja, se pierde en la multitud y encuentra otra boutique. Miguel se siente un tanto estúpido mientras continúa con la mirada al frente, las manos en los bolsillos, la media sonrisa del ya ni modo y la cara de pendejo. La gente que lo empuja, el mundo que no se detiene. “Es que estaba bien buena”, murmura Miguel, mientras da la vuelta y se aleja. LA OPORTUNIDAD Paulina Damián Cuevas Alejandra Martínez era una mujer con una sencilla costumbre: caminar con los ojos cerrados. Esto era complicado en un principio, pues esta mujer parecía muy segura de andar caminando de un lado a otro en aquella habitación con los ojos cerrados hasta que chocaba con algo o tiraba algún objeto, solamente así llegaba a abrir sus ojos y reírse de sí misma. Alejandra era de mediana estatura, con el cuerpo delgado un poco atlético, ágil –por su forma de moverse-, flexible -por la forma en la que ella se estiraba-. De piel morena y cabello rizado pintado de rojo. Sus pechos eran pequeños pero ideales, su abdomen no era perfecto pero era marcado con la silueta de su cintura. Pero realmente lo mejor eran sus piernas, esas piernas que empezaban con una cadera curveada, seguía con unas largas y deliciosas piernas que provocaban pretensiones únicas que deseaban ser saciadas. Caminaba de un lado a otro, algunas veces con música y otras veces ella cantaba. Los muebles a su alrededor parecían estar a su favor, excepto cuando uno de ellos se perdía de la escena y provocaba que ella se golpease un poco. Así descubrí que ella tenía unos pocos moretones en sus rodillas y sus muslos, por esos estúpidos muebles que eran tan torpes como para seguir estorbándole. En ocasiones me daban ganas de quitar todo lo que estuviese a su alrededor para que jamás se detuviera ni se lastimará, pero aún lastimada ella era hermosa. Así, sin más preámbulos, Alejandra caminaba en la habitación, sola, usando únicamente frente a mí su ropa interior, incluso algunas veces lo hacía desnuda. ¡Díganme sino era para volverse loco! Yo era tan sólo el espectador de primera fila que deseaba poder llegar y penetrarla, abrazarla, besarla. Pero grande era mi desesperación sabiendo que yo no podía hacer eso, sabiendo que mis deseos incontrolables por hacerle el amor a esa mujer frente a mí no se podría porque me encantaba observarla, sentir como me devoraba el deseo de poder tocarla pero era aún más el deseo de seguir viéndola caminando, siguiendo una eterna danza sensual ante mí. Ella lo sabía, lo hacía para que no me moviera de mi lugar, para poder tener una conversación sin tener que hablar ni salir del cuarto. Lo que más me gustaba era verla dormir un rato después de que caminaba, Se dormía con tan sólo estirar los brazos y recargarse en uno de ellos. Casi siempre boca abajo y atravesada en la cama. En esos momentos era más cercana, pequeña y vulnerable, la veía como un poema tierno y sensual que no deseaba que se acabara. La podía casi sentir con la yema de mis dedos y podía imaginar su perfume ya más cerca, sintiendo su cálido cuerpo encima del mío. Así tras ese deseo incontrolable que no obedecía a una lujuria sino a algo más grande e inexplicable, me acerqué a ella. Tomé valor y me acerqué sin que se diera cuenta. Decidí ser un mueble travieso, tomarla por sorpresa y, a pesar de mis ganas por poder estar con ella al instante, solo me atreví a tocar su mano suavemente. Provoqué una sonrisa ¡ella sabía que yo estaba ahí! La seguí sigilosamente en su caminar en la habitación, pero esta vez abracé sus piernas, la detuve, perdió el control y cayó sobre mí. Abrió sus ojos, unos ojos pequeños y expresivos, sonrió y me empezó a besar. Me rodeó con brazos en mi cuello y jugó con mi cabello. Me continúo besando abajo del mentón y yo solo podía seguir abrazándola y seguir tratando de besarla. La cargué hasta la cama y ahí nos envolvimos de cobijas y sábanas. Besé sus ojos y su cuello también. Recorrí por fin sus hermosas piernas que me deleitaban, suave y delicadamente. La abracé de su cintura y respiré su aroma cuando me recosté en su hombro. Y de pronto pronuncio: -amore, ¿de qué te preocupas si hemos estado todo el día juntos?Alejandra era quien tenía la correspondencia de mí querer. -¿Seguiremos así hasta la mañana?me preguntó en aquel hotel. -Nada me gustaría hacer más que eso.- le respondí. 8 1) Trabajo en el centro de la ciudad y cada año es lo mismo, ver cómo se juntan las vestidas en la plaza central y comienzan a tocarse el cabello y a ponerse “Chulas” para desfilar por las calles y enseñar cuero a medio mundo. Detesto ver a todas esas personas juntas, gritando y pidiendo libertad de decisión. La verdad es que todo es culpa del pendejo de Juárez, si el tonto no hubiera perdido sus borreguitas, nunca habría llegado a la ciudad y Dios guiaría nuestro país. La verdad es la verdad, y esa sólo la tiene la iglesia, verdá de Diosito Santo, así como diría mi mamá y mi abuela. En fin, los maricas acaban de pasar a fuera del local en donde trabajo ondeando sus banderas de arcoíris y repartiendo condones; van niños en la marcha, pobres niños, encausados al pecado. Yo les grito cuando pasan. Busqué unas citas bíblicas en internet que fueran en contra de los homosexuales y se los leí en voz alta cuando pasaron. Pero no me escuchaban, son un caso perdido. Las calles se vaciaron y la gente dejó de entrar a comprar, así que decidimos cerrar el local por todo el día. A) Antes de irme a mi casa, decidí ir a comprar algo de comer en los puestos de comida que se ponen en uno de los jardines del centro. Había mucha gente, más en los tacos de pastor en donde quería comprar. La gente se amontonaba alrededor del trompo para pedir sus órdenes y justo cuando me tocaba pedir los míos, un tipo me empujó y me dijo “Quítate pinche enano, que no ves que voy a comprar mis tacos” Yo me molesté de inmediato, sí, estoy un poco bajo de estatura, pero sólo un par de centímetros por debajo de la media, este idiota no tenía razones para decirme así. Me le enfrenté, le dije que era mi turno, que respetara el orden y que no me volviera a decir “Pinche enano” porque no lo era y me le iba a ir encima. “Cállate pinche enano, déjame pedir mis tacos” Me dijo mientras me empujaba con su Santiago de Querétaro, Qro. 22 de junio 2014 cuerpo. Me le aventé, le solté un golpe en la panza, pero el muy infeliz ni siquiera se movió. Me agarró de la mano con que lo había golpeado, me dijo “Chinga a tu madre” y me soltó un golpe en el estómago que me sacó el aire por completo. Yo tirado en el piso. Una mujer gritando. El taquero cortando el trompo. Dos mujeres gritando. El grandote poniéndole cebolla a fue el que se metió y me soltó un golpe en el estómago” Le dije al policía con dificultad. Me dijo que en todos lados había un orden implícito y que yo lo andaba alterando y podría ser acreedor a una multa. Después le preguntó al grandulón si me había golpeado y él no lo negó, pero le dijo que lo hizo en defensa propia porque yo lo estaba toqueteando, que lo venía siguiendo 17 DE MAYO, DÍA DE LA MARCHA DEL ORGULLO MARICA Por Noé girón sus tacos. Una señora buscando un policía. Yo tirado en el piso sin aire. Un policía llegando. Yo sin poder hablar. Una señora acusándome de meterme en la fila de los tacos. El grandote mordiendo un taco. Yo tirado en el piso tratando de hablar. Dos mujeres acusándome de meterme en la fila. Cuatro personas acusándome de meterme en la fila. El taquero pidiendo orden. Yo recuperando el aliento. “¿Pero cuál fila policía? ¿Qué no ve? No hay ninguna, el tipo este desde la calle de Madero en donde estaba el festival del orgullo gay y que cuando se metió a comprar unos tacos yo lo había seguido y que lo estaba toqueteando en la fila. Yo no podía hablar, sólo le dije al policía que aquello no era verdad y él me dijo que conjuntamente con la multa por alterar el orden, me tendría que acusar por faltas a la moral pública y hostigamiento sexual. Dos horas después estaba en la delegación, dentro de una celda prángana en donde había dos vestidas que pedían ser llevadas a las celdas de mujeres porque no pertenecían a este lugar. B) Saliendo del trabajo me fui directo a mi casa. Caminé porque la noche estaba fresca y porque a las 8 de la noche, los camiones van más llenos de gente que la basílica del Tepeyac. No es un tramo tan grande el que hay que caminar para llegar a mi barrio y a mi casa. Pero si hay que entremeterse en un enramado de calles obscuras. En una de ellas, alguien me tomó por la espalda y me dijo que seguramente yo venía de la marcha gay que habían hecho en el centro y sentí cómo me restregaba un cuchillo en la espalda a la altura del estómago. Le dije que no, que yo los odiaba y no me creyó. Me preguntó que cuál era mi banda favorita. Estúpidamente le contesté que Maná. Me encajó el cuchillo en un costado, me gritó marica y huyó. Sangraba y pedía auxilio. Una mujer salió de una casa, llamó a una ambulancia que me llevó al hospital en donde me dijeron que era una herida superflua y que saldría esa misma noche. Un policía llegó y me preguntó que si quería levantar un acta y le dije que no. 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