estatus de los movimientos de liberación nacional

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ESTATUS JURÍDICO DE LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN NACIONAL
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Dossier Estatus Jurídico de los Movimientos de Liberación Nacional
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ÍNDICE
Introducción
4
Descolonización
6
Derecho Internacional y Estados
9
Derecho a la Autodeterminación
12
Los Movimientos de Liberación Nacional (MLN)
14
INTRODUCCIÓN
Tras el término de la Segunda Guerra Mundial surgió la Organización de Naciones
Unidas (ONU) y en breve dicho organismo devino un importante instrumento de
descolonización, cuya praxis ha conllevado por distintas vías y propósitos, a erradicar
paulatinamente en el planeta el flagelo del colonialismo y sus nefastas secuelas.
Así, y sobre la base de numerosos tratados internacionales, en Naciones Unidas
existe un hecho jurídico, de carácter internacional, que establece el estatus jurídico
(personalidad jurídica) como fuerza beligerante de una organización en armas, o en su
defecto, las sanciones con que se pueden penar a las organizaciones consideradas
terroristas por dicho organismo.
Para que una fuerza armada irregular sea considerada con el estatus jurídico que le
acredite como fuerza política-militar beligerante en un territorio nacional o internacional
debe reunir ciertas bases:
1- Ser una organización armada que ha tomado parte en un lapso significativo de una
situación de conflicto nacional, regional o internacional dentro de un(os) Estado(os).
2- Tener una estructura organizativa que posea una dirección política de mando con
una fuerza militar armada compuesta de un representativo número proporcional de
combatientes y militantes dentro de un espacio extendido de un territorio de un(os)
Estado(os).
3- Tener una sólida base ideológica de carácter político, religioso, cultural, étnico o
nacional.
4- Encontrarse con capacidad real del control de un territorio, de alcanzar el poder de
un(os) Estado(os), o ser un factor de poder en un(os) Estado(os), así como tener
representaciones a nivel internacional.
5- Ser recomendada por lo menos por un país, Estado u organismo internacional para
que la misma pueda presentar formalmente sus demandas ante la comunidad
internacional, y por supuesto ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
A fin de comprender claramente tales presupuestos, veamos los siguientes ejemplos
históricos:
1- La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) alcanzó el estatus jurídico de
fuerza beligerante en representación del pueblo palestino después de ser
recomendada por petición de la Liga Árabe para que pudiera exponer formalmente sus
demandas en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1974,
con el discurso ante el plenario de la ONU de su líder Yasser Arafat, primer presidente
de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
2- El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua alcanzó el estatus
jurídico de fuerza beligerante en representación de las fuerzas rebeldes nicaragüenses
después de ser recomendada por petición del gobierno de Panamá, presidido
entonces por el general Omar Torrijos, y por el presidente de México, Lic. José López
Portillo, para que pudiera presentar sus demandas en el seno de la Asamblea General
de Naciones Unidas en el año de 1978, con el discurso de su líder Daniel Ortega,
quien devendría presidente de la Republica de Nicaragua.
3- Otros ejemplos históricos de destacada connotación los encontramos en: 1- El
Movimiento Popular para la Liberación de Angola dirigido por Angostinho Neto, primer
presidente de la Republica Popular de Angola; 2- El Frente Popular para la Liberación
del Sahara (Frente POLISARIO) dirigido por Mustafá Sayed, quien fuera primer
presidente de la República Árabe Saharaui; 3- El Movimiento de Liberación Nacional
del Congo dirigido por el prócer y mártir congolés, Patricio Lumumba, primer ministro
electo de la Republica Democrática del Congo.
Vemos, entonces, como la problemática del estatus jurídico de los Movimientos de
Liberación Nacional (MLN) condiciona el contenido de las normas de conducta que les
son aplicables, puesto que a cada solución clásica corresponden ciertas reglas de
derecho aplicables a esos movimientos. Naturalmente, las relaciones entre los MLN y
los Estados coloniales son conflictivas, pues consisten en una lucha armada y por lo
general, no están reguladas por el Derecho Internacional Público, pues esta vertiente
del Derecho solo regula las relaciones de los Estados entre sí y con las demás
personas jurídicas internacionales (ejemplos, la ONU, la OEA en el continente
americano o la OUA en el continente africano).
DESCOLONIZACIÓN
En la Carta de las Naciones Unidas, existen dos categorías de pueblos sometidos a
dominación colonial: la primera, territorios no autónomos; que eran colonias de los
Estados vencedores y Estados no enemigos, y la segunda territorios en fideicomisos,
que son los sometidos a un régimen de administración fiduciaria y eran territorios bajo
mandatos, segregados de los países vencidos y los que voluntariamente quisieran
poner bajo tal régimen las potencias coloniales.
La Resolución 2625 (XXV) de 24 de octubre de 1970 retorna los principios de las
Naciones Unidas que contemplan los derechos de los pueblos, el derecho a la
autodeterminación, que se configura como un derecho subjetivo, y obligaciones como
el no derecho ilimitado a la independencia y secesión y el respeto a la unidad nacional
e integridad territorial, y subraya que una guerra de agresión constituye un crimen
contra la paz, que, con arreglo al Derecho Internacional, entraña responsabilidad.
Ahora bien, los pueblos sometidos a dominación colonial con posterioridad a 1945,
han visto reconocida la titularidad del derecho a la libre determinación. Este derecho
fue proclamado en las resoluciones 1514 de 14 de diciembre de 1960 y en la
resolución 2625 de octubre de 1970, refrendadas ambas por la Asamblea General de
las Naciones Unidas. Además, a los pueblos sujetos a dominación colonial se les ha
reconocido el derecho a la soberanía permanente sobre los recursos que existen en
sus territorios, por la resolución 1803 de 14 de diciembre de 1962.
Por ejemplo, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que es el máximo
órgano judicial de la ONU, en sus dictámenes de 21 de junio de 1971 en relación con
Namibia y de 16 de octubre de 1975 relativo al Sahara occidental, afirmó el derecho a
la autodeterminación, como derecho de los pueblos, a poner fin a toda situación
colonial.
A ciencia cierta lo sucedido es que fue durante el proceso histórico de
descolonización, sobre todo a partir de la década de los 60, cuando este derecho
mostró toda su fuerza y llevó a la independencia de sus respectivos territorios, sobre
todo en el continente africano, convirtiéndolas en nuevos Estados independientes,
miembros de la comunidad internacional.
Este derecho de libre determinación de sus pueblos en el mundo contemporáneo en
un momento de cierto declive de los Estados nacionales, muestra diversos casos de
nacionalismos que aspiran a la independencia política y a configurarse como Estados
independientes, invocando su pretendido derecho a la libre determinación.
El ejemplo clásico lo hallamos en todo el trasfondo de la guerra en la antigua
Yugoslavia, donde grupos nacionalistas intentaron por la fuerza alcanzar su
independencia política, acción que ha bañado en sangre a la otrora gran república
balcánica, hoy desmembrada en siete Estados, algunos de ellos no reconocidos. .
Hay otros casos en que invocando el derecho a la libre determinación tratan de
justificar el empleo de la violencia y del terrorismo, como es el caso del Ejército
Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en ingles) o el vasco ETA (Euskadi Ta
Askatasuna). En todo caso, el derecho internacional proclamado en ese derecho de
libre determinación no justifica el uso del terrorismo como vía para obtenerlo.
Ahora bien, muchos de los Movimientos de Liberación Nacional (MLN) surgidos en la
década de los sesentas no se caracterizaron por cometer actos terroristas, sino por la
lucha armada a despecho de la superioridad numérica y en armamentos de los
ejércitos contra los que combatían.
Esta íntima vinculación de los Movimientos de Liberación Nacional con los pueblos
sujetos a dominación colonial, racista o extranjera, que luchan por su libre
determinación (suerte de expresión de la totalidad o parte de la población de un
territorio sometido a dominación colonial, que tiene como objetivo la libre
determinación o independencia de ese territorio), les valió el reconocimiento por uno o
varios miembros de la comunidad internacional organizada, bien sean por
Organizaciones Internacionales de carácter regional de su área geográfica o por la
Asamblea General de la ONU.
Imperialismo y descolonización
El Imperialismo es la doctrina política que justifica la dominación de un pueblo o
Estado sobre otros; habitualmente mediante distintos tipos de colonización (de
poblamiento, de explotación económica, de presencia militar estratégica) o por la
subordinación
cultural,
o
sea,
aculturación.
Los
términos
"imperialismo"
y
“colonialismo”, muy relacionados, no son estrictamente sinónimos.
Los Imperios han existido a lo largo de toda la historia, desde su mismo comienzo en
la Edad Antigua, pero el uso del término "imperialismo" suele limitarse a la calificación
de la expansión europea que se inicia con la era de los descubrimientos a partir del
siglo XV y se prolonga durante toda la Edad Moderna y Edad Contemporánea hasta el
proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial.
Más específicamente, la expresión Era del Imperialismo, utilizada por la historiografía,
denomina al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera
para construir imperios coloniales, principalmente con el llamado reparto de África. A
ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto:
Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de
Lenin.
La perspectiva marxista entiende el imperialismo no esencialmente como una forma de
dominación política, sino como un mecanismo de división internacional del capital y el
trabajo, por el que la propiedad del capital, la gestión, el trabajo de mayor cualificación
y la mayor parte del consumo se concentran en los países "centrales"; mientras que en
los países "periféricos", que aportan el trabajo de menor cualificación y los recursos
naturales, sufren un intercambio desigual que conduce a la explotación y el
empobrecimiento. En politología también se emplea la nomenclatura "norte-sur" para
esta forma de relación.
La actitud adoptada por algunos estados para pretender colocarse por encima de otros
estados o comunidades es hoy día considerado una forma de imperialismo moderno,
referido especialmente a la actitud de algunas potencias, principalmente Europeas,
Israel y Estados Unidos de Américas que manipulan la Organización de las Naciones
Unidas y permiten la autodeterminación de los pueblos solo cuando responde a los
intereses económicos de estas potencias.
DERECHO INTERNACIONAL Y ESTADOS
Los sujetos
de
Derecho
Internacional son
los Estados,
las organizaciones
internacionales, la comunidad beligerante o insurrectos beligerantes, los movimientos
de liberación nacional y el individuo –persona física como sujeto pasivo del Derecho
internacional, es decir que recibe de él derechos y obligaciones. Además, pueden
agregarse ciertos casos especiales, como el de la Santa Sede, la Orden de Malta y el
Patriarcado de Constantinopla.
Los sujetos son las entidades con derechos y obligaciones impuestas por el Derecho
internacional. Para la concepción clásica, los Estados son los sujetos plenos del
ordenamiento internacional, sin que puedan existir otros sujetos que no sean Estados.
En la actualidad, esta posición ha sido revisada, considerando que si bien los Estados
son los sujetos naturales y originarios, existen a su lado otros sujetos derivados o
secundarios.
Para que una comunidad beligerante –o un Movimiento de Liberación Nacional- sea
reconocida como sujeto de Derecho Internacional Público a tenor con las normas
internacionales, debe reunir los siguientes requisitos: Que el movimiento beligerante
revista importancia y continuidad; tratarse de un movimiento auténticamente nacional,
no admitiéndose injerencia extranjera; y el levantamiento de los beligerantes debe
estar regido por las normas y costumbre de guerra, respetándose el Derecho
humanitario, la Convención de Ginebra, etcétera.
La comunidad beligerante que ha sido reconocida, posee ciertos derechos y
obligaciones otorgadas por el orden jurídico internacional, como por ejemplo, la
posibilidad de instruir bloqueos, tomar presas, cobrar impuestos, y otros. Esto
evidencia que la comunidad beligerante posee el carácter de un sujeto de Derecho
internacional ejerciendo supremacía de hecho en el territorio bajo su control.
Los Movimientos de Liberación Nacional (MLN) tienen cierto estatus internacional, que
se expresa en la representación que puedan tener en los Estados. Pueden gozar del
estatus de observadores de la Asamblea General de la ONU y esta puede recomendar
a los Estados miembros que le concedan inmunidades y privilegios para el ejercicio de
sus funciones, así como participar en Conferencias Internacionales. Como es natural
su participación es limitada y derivada de la concesión y reconocimiento otorgado por
la comunidad internacional con carácter funcional, para ejercitar su derecho a la
autodeterminación.
Por otro lado, para el gobierno y manejo de sus relaciones, los propios Estados se ven
obligados a la creación de sujetos internacionales; es decir, el orden jurídico parte de
la voluntad de los Estados. Los Estados como sujetos creadores de Derecho
Internacional
tienen
la
prerrogativa
de
dar
existencia
a
nuevas
personas
internacionales, y la función privativa de los Estados, que es la de elaborar las normas
del Derecho Internacional, es compartida y delegada a estos nuevos sujetos, como por
ejemplo, las organizaciones internacionales o fuerzas armadas en misiones
internacionales.
El sujeto propiamente dicho del orden jurídico internacional es el Estado, definido en
la Convención
Panamericana
de
Montevideo en 1933,
por
cuatro
elementos:
Población; Territorio determinado; Gobierno, y Capacidad de entrar en relación con
otros Estados.
Teniendo dichos elementos un Estado queda constituido, aunque no sea reconocido
por la comunidad internacional. Tratándose de Estados Federales, existe una sola
persona de Derecho internacional responsable por los actos y omisiones de todos los
Estados miembros, que es el Estado Federal. La posibilidad de celebrar acuerdos
internacionales la tiene el Estado Federal. Las naciones independientes serían el tipo
de entidades políticas que gozan de personería. Por tanto, la dependencia afecta o
disminuye su calidad de sujeto de Derecho internacional.
Los Estados al ser soberanos pueden limitar voluntariamente su soberanía. Es así que
existen Estados bajo protectorado: situación resultante de un tratado entre dos
Estados, mediante el cual uno de ellos coloca su seguridad bajo la protección del otro
y a cambio de esa protección confía al Estado protector la conducción de sus
relaciones internacionales; Estados bajo cuasi protectorado: el Estado no transfiere
totalmente a otro el manejo de sus relaciones internacionales, pero acepta ciertas
restricciones en el desarrollo de su política internacional (se trata generalmente de
relaciones económicas); y Estados neutralizados: son aquellos que de acuerdo con un
tratado, establecen el compromiso de mantener su neutralidad en todo conflicto bélico
futuro, con respecto a otros Estados que se obliguen a respetar tal neutralidad.
Durante mucho tiempo, el Derecho Internacional rigió las relaciones entre Estados
independientes, mediante reglas jurídicas rígidas cuya voluntad se expresaba en los
tratados o en los usos generalmente aceptados, consagrando principios de derecho.
No obstante, esta concepción tradicional ha ido perdiendo vigencia en nuestros días.
En el derecho contemporáneo se puede afirmar que los Estados no son los únicos
sujetos de Derecho Internacional: la sociedad internacional actual está integrada por
un conjunto muy heterogéneo de entidades que participan en la sociedad
internacional. También hoy los Estados son muy diferentes, tanto en su número como
en sus funciones, de lo que eran antes de la primera guerra mundial. Hoy los Estados
son incapaces para solucionar por sí mismos, aisladamente, una serie de problemas
que exigen un esfuerzo de cooperación internacional de carácter permanente y
asentado en instituciones.
Es
aquí
donde
desempeñan
un
papel
preponderante
las
organizaciones
internacionales, entidades intergubernamentales establecidas por un acuerdo
internacional, dotadas de órganos permanentes propios e independientes encargados
de gestionar intereses colectivos y capaces de expresar una voluntad jurídica distinta
de la de sus miembros.
A raíz de estos cambios y del mal manejo de las Naciones Unidas por las grandes
potencias que actúan como verdaderos titiriteros, se ha formado la organización de las
Naciones Unidas no Representadas. Las UUN www.uun.ch., por su sigla en inglés,
tienen ell objetivo principal de asistir y representar a las Naciones y a los Pueblos no
representados, a las Naciones y Pueblos sub-representados, Estados de Facto,
Estados de Jure, Naciones y Pueblos mal representados y Micronaciones, de forma tal
que puedan expresar su posición en los foros apropiados y obtener el reconocimiento,
ya que no han podido en las Naciones Unidas.
DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN
El derecho de libre determinación de los pueblos o derecho de autodeterminación es el
derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, su desarrollo
económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas. La
libre determinación está recogida en algunos de los documentos internacionales más
importantes, aunque no siempre es respetada. Este derecho está reconocido en la
Carta de las Naciones Unidas, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos,
aunque no en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. También
numerosas resoluciones de la Asamblea General de la ONU hacen referencia a este
principio y lo desarrollan: por ejemplo, las resoluciones 1514 (XV), 1541 (XV) ó 2625
(XXV), relativas al derecho de autodeterminación de los pueblos coloniales, pero en
las últimas décadas no se han desarrollado nuevas políticas, más actuales. El derecho
de autodeterminación es un principio fundamental del Derecho internacional público y
un derecho de los pueblos, que tiene carácter inalienable y genera obligaciones erga
omnes (frente a todos) para los Estados. Incluso, de acuerdo con muchos autores, la
libre determinación ha devenido norma de ius cogens (normas de derecho imperativo
o perentorio que no admiten ni la exclusión ni la alteración de su contenido). El
derecho a la autodeterminación, es opinar sobre su confirmación política y económica
y si fuera su deseo, a convertirse en Estado soberano independiente. El ejercicio de la
autodeterminación no tiene que llevar siempre a la independencia de las
colectividades sujetas a dominación colonial; existen otras posibilidades como la libre
asociación o integración en un Estado independiente o la adquisición de cualquier otra
condición política libremente decidida por él.
El principio de auto determinación es un derecho a poder pronunciarse, está
reconocido por el derecho internacional, se le otorga una naturaleza consuetudinaria y
se le reconoce como una norma de Jus Mogens (obligatoria).
Hay situaciones coloniales donde no procede la consulta a la población, como por
ejemplo en enclaves coloniales objeto de retrocesión por los Estados administradores
a los Estados en cuyos territorios se encuentran enclavados. Tales son los casos del
Territorio Ifni (España y Marruecos); soberanía de China sobre Hong-Kong bajo
ciertas condiciones; Gibraltar; Islas Malvinas… Estos no son “pueblos” con libre
determinación, ni poblaciones originarias o autóctonas sino que han surgido a partir de
una agrupación, o bien han sido integradas por los Estados.
Tampoco se considera “pueblos” a ciertas comunidades humanas que invocan esto
para la autodeterminación, empleando la fuerza o el terrorismo, como lo han hecho el
ETA y el IRA. El Derecho Internacional no va a amparar el derecho de secesión,
siempre primará el principio de la integridad territorial.
Por el lado contrario aparecen los Movimientos de Liberación Nacional (MLN)
estrechamente vinculados a los pueblos sujetos a dominación colonial y que luchan
por su libre determinación. Estos movimientos han ido ganando cierto estatuto
internacional, no solo dentro de organizaciones internacionales regionales como la
Liga Árabe o la Organización para la Unidad Africana, que son asociaciones
directamente comprometidas con la lucha anticolonial, sino también en el terreno de
las Naciones Unidas.
Algunos de estos movimientos, como por ejemplo lo fue en su momento la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP), disponían de representaciones
con rango diplomático o cuasi diplomático en un amplio número de Estados. Así,
respecto al caso de la OLP, el 14 de febrero de 1986, la oficina de información
diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de España hizo público el comunicado
siguiente:
“El gobierno español confirmando su tradicional política de amistad y solidaridad con el
pueblo palestino y convencido del papel primordial que debe jugar la OLP en la
búsqueda de una solución global, justa y duradera del conflicto árabe-israelí, ha
decidido con esa fecha, formalizar el estatuto de la oficina de dicha organización en
España”.
También dentro de las Naciones Unidas se les ha reconocido a algunos movimientos
el estatus de observadores a partir de 1974. Para reafirmarlo, en 1980 la Asamblea
General de las Naciones Unidas instó a los Estados miembros a que concedieran a los
delegados de los Movimientos de Liberación Nacional el estatus de observadores,
junto con las facilidades, las inmunidades y privilegios necesarios para el desempeño
de su misión, conforme al convenio de Viena de 1975 sobre representación de los
Estados en sus relaciones con las organizaciones internacionales de carácter
universal.
Este es el caso de la OLP, que tras autoproclamar la independencia del Estado de
Palestina por decisión adoptada por el Consejo Nacional Palestino el 15 de noviembre
de 1988, intenta no solo el reconocimiento de Palestina como Estado ante la
comunidad internacional, sino también su admisión como Estado miembro de alguno
de los organismos especializados de las Naciones Unidas. En este contexto cabe
recordar que el 31 de octubre del 2011, durante la XXXVI Conferencia General de la
UNESCO, el Estado de Palestina se convirtió en el miembro número 195 luego de
obtener 107 votos a favor.
MOVIMIENTOS DE LIBERACION NACIONAL (MLN)
Ahora bien, ¿cuál ha sido el saldo político, económico y cultural heredado luego del fin
de la guerra fría en el mundo actual? ¿Cuáles son las nuevas coordenadas de este
sistema multipolar que se abre ante nuestros ojos, con todas sus enseñanzas,
rectificaciones, riesgos y oportunidades? Estas interrogantes, en cualquier ámbito que
se planteen –individuos, instituciones, gobiernos-, son el resultado de la imperiosa
preocupación que, por lo menos, exige una actitud reflexiva y critica de la actual
situación internacional.
Otro orden de realidades, fuera del espacio este-europeo, también sugiere cambios
radicales en la anterior composición bipolar. Los esfuerzos democratizadores en
América Latina, el resurgimiento de los nacionalismos y los fundamentalismos
religiosos, y la aparición de nuevos centros de acumulación de capital, como por
ejemplo en Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur (que se han articulado en
una escala competitiva, como parte de la integración económica global), así lo
evidencian.
Si bien tales factores han operado como aceleradores del cambio, llenando el vacío
dejado por la guerra fría, también es cierto que las formas y trayectorias que han
adquirido tampoco anuncian el nacimiento de un orden internacional justo e incluyente,
pues aun se mantiene una contradicción no resuelta: la creciente integración global,
que prescinde de la nacionalidad económica y política, y que se contrapone a la
identidad cultural reflejada en el resurgimiento de los nacionalismos de distinto corte...
Los pueblos tenían una restricción de ciertos derechos porque no se les reconocía la
libre autodeterminación. La resolución 23-25 de la ONU, valida un principio surgido
con la Revolución Francesa de 1789: el principio de las nacionalidades. Hoy ya existe
esa libre autodeterminación de los pueblos.
Éste principio tuvo especial importancia durante las grandes descolonizaciones y es
muy importante, aunque en ocasiones se malinterpreta, pues choca con otros
principios de la sociedad internacional, especialmente con la integridad territorial de los
estados, donde prima sobre la autodeterminación. Es un principio que nos confunde
porque se vincula a la adquisición de la independencia, pero esto es falso: su
verdadero sentido es el de elegir un destino. El problema principal que encontramos es
el de qué entendemos por pueblo, concepto que al final se convierte en político y se
presta a mal interpretaciones partidistas.
Detrás de los pueblos se encuentra el verdadero actor internacional: el Movimiento de
Liberación Nacional, que es un grupo organizado que lucha para conseguir la
autodeterminación y por los intereses de su pueblo. Algunos tienen capacidad de
influencia y muchos han sido admitidos en organizaciones internacionales. Su estatuto
de actor les va a permitir estar presentes en conferencias internacionales y allí mostrar
su capacidad de incidir en la toma de decisiones.
El hecho de ser un movimiento de liberación nacional entraña la aplicación de normas
a ese movimiento, sobre todo las del derecho internacional humanitario (derecho de
protección de víctimas, combatientes y prisioneros) porque suelen estar inmersos en
conflictos armados.
Ahora bien, quizá entre otras definiciones, la que más identifica a liberación nacional
es el modo de una nación para sustraerse de una potencia extranjera, acción que en la
mayoría de las veces conduce al surgimiento de un nuevo Estado por los efectos de
una secesión independentista, como sucedió con los territorios de la península
balcánica, o sea, los Estados de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Montenegro,
República de Macedonia, Serbia y Eslovenia, o como también el de Malta, por solo
citar algunos. En la mayoría de los casos, la liberación nacional concuerda con la
descolonización, fenómeno que en dos ocasiones desembocó en el desmantelamiento
de los grandes imperios coloniales de las potencias europeas.
Ayuda de terceros estados a los Movimientos de Liberación Nacional (MLN)
La relación que mantienen los Movimientos de Liberación Nacional (MLN) con los
Terceros Estados o con las organizaciones internacionales, deviene aspecto clave
para su supervivencia y posterior reconocimiento a nivel internacional. De ahí que la
Organización de Naciones Unidas tiende a favorecer esas relaciones
Luego de haber calificado de legítima la lucha de los MLN, las Naciones Unidas
llegaron a la siguiente conclusión:
“el reconocimiento de la legitimidad de la lucha de los pueblos coloniales para la
obtención de la libertad y la independencia tiene por corolario el otorgamiento, por los
organismos ligados a la ONU, de todo apoyo moral y necesario a los Movimientos de
Liberación Nacional…” (Resolución No. 2704 (XXV), de 1970.
La ayuda o apoyo indirecto consiste en debilitar al adversario de los MLN, ya sea
sobre el plano moral o sobre el plano material. En su momento y por tal motivo se
solicitó a las organizaciones del sistema de la ONU, por una parte, “tomar las medidas
pertinentes para evitar toda colaboración con los gobiernos portugués y sudafricano,
así como el régimen ilegal de la minoría racista de Rodesia del Sur” (Resolución No.
2704), o mediante la Resolución No. 2555 (XXV) del propio año, dirigida a que ciertas
organizaciones especializadas, en particular el FMI y el BIRD, cesaran toda ayuda
financiera, económica, técnica a los gobiernos portugués y sudafricano
Asimismo, la Resolución 2621 (XXV), de 1973, de la Asamblea General de la ONU,
titulada “Programa de acción para la aplicación integral de la declaración sobre el
otorgamiento de la independencia a los países y pueblos coloniales” fue, en cierta
medida, un resumen del nuevo estatus de los Movimientos de Liberación Nacional.
Gracias a este mecanismo, además de la ayuda moral, los Terceros Estados pudieron
organizar un sostén material, el cual se tradujo en abastecimiento y subsidios a
determinados MLN.
Desde entonces, los Movimientos de Liberación Nacional poseen un estatus en el
Derecho Internacional, lo que se traduce en que a esos movimientos se les considera
como tales, y no a través de ciertas características que los convierte en refugiados,
beligerantes o bien en nuevos Estados.
La elaboración de ese estatus posee múltiples repercusiones sobre el conjunto del
Derecho Internacional Público. El lugar casi excepcional que tiene el principio del
“derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos –sobre el cual se fundamenta el
estatus de los Movimientos de Liberación Nacional- transforma la interpretación de
otros principios del Derecho Internacional clásico, transformando –valga la
redundancia- conceptos tales como “conflicto internacional”, “legítima defensa”,
“injerencia en los asuntos internos de un Estado”, “neutralidad”, “recurso a la fuerza”, y
otros.
Por consiguiente, el valor jurídico del principio de los “pueblos a disponer ellos
mismos” es en la actualidad casi unánimemente aceptado, aunque su contenido y
consecuencias –tal y como se valora en el seno de las Naciones Unidas- son
problemáticos, pues el estatus de los MLN es cabalmente una de las consecuencias
de ese principio.
El estatus de los Movimientos de Liberación Nacional es esencialmente otra de la
Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU. El mencionado estatus está
contenido en las resoluciones de esos dos órganos. Las resoluciones de la Asamblea
General de la ONU no tiene un carácter obligatorio para los Estados, mientras que las
resoluciones del Consejo de Seguridad son obligatorias solamente dentro del marco
del Capítulo VII de la Carta constitutiva de la citada entidad mundial.
Transcurridos casi 14 años del siglo XXI, hay que reconocer que la eficacia del estatus
de los Movimientos de Liberación Nacional está disminuida por su campo de
aplicación. Puede constatarse que dicho estatus no se aplica a todos los MLN, y deja a
un lado eventos en Asia y el Medio Oriente, fundamentalmente. Para los expertos esto
no causa sorpresa, dado que, a partir del momento en que una situación interesa de
muy cerca a las naciones más poderosas de hoy, se descarta la competencia de la
ONU y por consiguiente se reduce su poder de acción.
Cabe reconocer, como colofón, que la problemática de los Movimientos de Liberación
Nacional continúa siendo una asignatura aún pendiente de solucionar. No es menos
cierto que se ha avanzado en soluciones y búsquedas que contribuyen a transformar
diversos aspectos de tan multifacético asunto. Si no se ha avanzado más obedece, en
gran medida, a que los Movimientos de Liberación Nacional dependen todavía de
muchas consideraciones políticas, y de acuerdo también con los expertos, “en el
mundo de hoy, ese problema no puede ser resuelto íntegramente por la vía jurídica”.
Las Naciones Unidas y los Movimientos de Liberación Nacional
Jus ad Bellum es el término utilizado para referirse a la rama del derecho que define
las legítimas razones que un Estado tiene para entrar en guerra y se enfoca en ciertos
criterios para hacer la guerra justa. El término, de apariencia antigua por su sacralidad
latina, fue acuñado durante la vigencia de la Sociedad de Naciones y su uso solo tomó
auge después de la II Guerra Mundial, especialmente a finales de la década de los
cuarenta del siglo XX.
El principal recurso legal del Jus ad Bellum deriva de la Carta de las Naciones Unidas,
que declara en su Artículo No. 2 (4): "Los Miembros de la Organización, en sus
relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la
fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o
en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas." y en
el Artículo 51 señala que: "Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho
inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado
contra un Miembro de las Naciones Unidas..."
En su Primer Protocolo, el Artículo 1 apartado 4 de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) establece que sus disposiciones se aplicarán a los conflictos armados
en que los pueblos luchen contra la dominación colonial y la ocupación extranjera, y de
igual forma contra los regímenes racistas.
El Artículo 96.3, prevé la aceptación de los convenios de Ginebra de 1949 y del propio
protocolo por parte de los Movimientos de Liberación Nacional. Esa aceptación puede
tener lugar por medio de una declaración del representante del Movimiento de
Liberación Nacional; o una declaración dirigida al depositario de los convenios y
protocolos.
Las Naciones Unidas no Representadas y los MLN
Jus in Bello es un término usado para referirse a la rama del derecho que define las
prácticas aceptables mientras se está en guerra (Reglas de la guerra o Derecho de
guerra), y sus disposiciones se aplican a todas las partes en conflicto,
independientemente de los motivos del conflicto y de la justicia de la causa defendida
por una u otra parte.
Aunque los ejércitos están preparados para ganar la guerra por la fuerza de las armas,
no pueden realizar todas las acciones que sean o que parezcan necesarias para
lograrlo. Existen ciertas restricciones que se extienden a la forma de causar daño, la
protección a los no-combatientes y al uso preciso y moderado de armas en la guerra.
Estas restricciones ayudan a limitar los sufrimientos de la guerra, tanto como sea
posible, una vez que se ha iniciado, además de ofrecer protección y asistencia a
las víctimas.
Por consiguiente, hoy en día nadie pone en duda la aplicación del llamado derecho
humanitario bélico durante los conflictos armados, de los que son actores principales
en primer término los pueblos que luchan contra la dominación colonial y la secuela de
injusticias que este mal trae aparejado. La conferencia diplomática sobre la
reafirmación y el desarrollo del derecho internacional humanitario, aplicable en los
conflictos armados, celebrada en Ginebra entre 1964 y 1977, retomó los protocolos
adoptados en los convenios de Ginebra de 1949 por la comunidad internacional
surgida como consecuencia del proceso de descolonización.
Una serie de normas jurídicas internacionales, además de diversos datos que
suministra la práctica internacional, reconocen un cierto estatus jurídico internacional a
los Movimientos de Liberación Nacional y, en medida limitada, estos movimientos
tienen una cierta personalidad jurídica en el Derecho Internacional contemporáneo y
especialmente en determinados sectores del mismo, como el Derecho Humanitario, el
Derecho de los Tratados y el Derecho Diplomático.
Pero también hay que señalar que el reconocimiento jurídico de los Movimientos de
Liberación Nacional es difícil y con diversas ambigüedades, porque no todos los
grupos que aspiran al ejercicio del derecho de libre determinación han sido aceptados
como tales por la comunidad internacional, por esto las Naciones Unidas no
Representadas acogen todos los Movimientos de Liberación Nacional que hayan
expresado el firme rechazo al terrorismo, la discriminación racial y/o religiosa
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