Garantías Constitucionales en el Proceso Penal: “El Juicio por Jurados en la Argentina” Autora Uriburu, Lucila María Estudiante (UBA) 1) Introducción El presente trabajo pretende exponer el instituto del Juicio por Jurados que fuera establecido en la Constitución Nacional de 1853 pero no habría sido aplicado sino hasta el año 2005 en la Provincia de Córdoba. Dado la inexistencia de mayores precedentes en nuestro país, se abordará el tema comenzando por exponer las garantías constitucionales que deben ser respetadas en el proceso penal conforme lo dicta nuestra Carta Magna, por las cuales se rige el proceso penal actualmente; exponiendo luego el sistema de Juicio por Jurados Estadounidense y remarcando las garantías que intenta proteger el sistema Norteamericano. De ésta forma se intentará demostrar que la aplicación del instituto-vigente en nuestra Constitución- podría no resultar violatorio de otras garantías, como se ha cuestionado en la Doctrina Nacional. El fin será exponer un Instituto que, teniendo en cuenta las diferencias entre el sistema de Common Law y Continental y realizando las adaptaciones necesarias, podría agilizar los procesos penales y aun resguardar aquellas garantías que muchos creen se verían vulneradas con su aplicación. 1 2) Garantías Procesales en la Constitución Argentina Art. 18.- Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice. Art. 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe .1 Derecho al debido proceso penal El Debido Proceso Legal indica los principios y presupuestos procesales mínimos que debe reunir todo proceso jurisdiccional para asegurar al justiciable la certeza, justicia y legitimidad de su resultado. En nuestro sistema el concepto de Debido Proceso comprende todas las garantías que estén en concordancia con el fin de dotar a una causa penal de los mecanismos que protejan a la persona sometida a ella. Comprende incluso a derechos que no se encuentran en una ley positiva pero que en virtud de esta garantía se pueden invocar por responder a sus fines. Se entiende por Debido Proceso aquél que se realiza en observancia estricta de los principios y garantías constitucionales reflejadas en las previsiones normativas de la ley procesal: inicio del proceso, actos de investigación, actividad probatoria, las distintas diligencias judiciales, los mecanismos de impugnación, el respeto de los términos procesales, etc. 1 Constitución de la Nación Argentina 2 Por lo tanto, ningún justiciable puede ser privado de un derecho sin que se cumpla un proceso fijado por ley -principio de legalidad- , procedimiento no puede ser cualquiera sino que tiene que ser el "debido". Para que tal tiene que dar suficiente oportunidad al justiciable de participar con utilidad en el proceso, es decir ofrecer y producir pruebas, gozar de audiencia, ser oído y así defenderse. Resulta ser entonces una garantía amplia ya que se trata de una síntesis de las garantías destinadas a concretar la legitimidad procesal. Abarca los siguientes aspectos: I. Interdicción de la persecución múltiple (principio de ne bis in idem) Refiere a la imposibilidad de que una persona sea perseguida dos veces o más en razón de una misma imputación criminal. No sólo implica la prohibición de una persecución subsiguiente, es decir, cuando la imputación ya ha sido materia de un pronunciamiento final del órgano jurisdiccional correspondiente, sino que también se encuentra referido a la prohibición de una persecución paralela, es decir, que la persona sea perseguida al mismo tiempo en dos procesos diferentes. El NE bis in idem sólo funciona en sede penal en los casos en que ambos procesos tengan como fin la aplicación de una sanción. Así, no funcionaría la garantía por ejemplo, si se tratara de un proceso civil en el que se pide la reparación del daño causado por el delito. II. Derecho a un juez imparcial Dado el carácter fundamental de esta garantía para los sistemas procesales, ha sido denominada como el principio supremo del proceso. Se busca que el funcionario encargado de la resolución jurídica del conflicto criminal no posea algún interés particular, más allá de la correcta aplicación de las normas del derecho penal. Es una de las garantías más importantes de cualquier tipo de proceso ya que uno de los requisitos estructurales que ha de cumplir necesariamente cualquier juez o tribunal, para poder ser considerado como tal, es el carácter o condición de tercero ajeno al conflicto que ante él planteen las partes procesales al demandar su solución. 3 La actividad judicial debe ser una actuación desinteresada. Se debe asegurar entonces el apartamiento del proceso del juez sobre el que exista sospecha de parcialidad, para lo que se han regulado las instituciones jurídicas de la abstención (inhibición) y la recusación. Dentro de esta garantía, se encuentra el derecho al juez natural o predeterminado por ley, en virtud del cual el juez penal será competente para conocer de un proceso penal siempre y cuando su competencia haya sido previamente determinada por ley. III. “Nadie está Obligado a declarar contra si mismo” La garantía de no auto incriminación o nemo tenetur está prevista en el artículo 18 de la Constitución Argentina, como también en el artículo 8.2.g de la Comisión Americana de Derechos Humanos (con Jerarquía Constitucional conforme al Art. 75 inciso 22) “2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (…) g. derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y(…)”2 Es el derecho que tiene la persona para decidir libremente si declarará o no es objeto de una persecución penal, así como respecto de cuál será el contenido de su declaración. Los funcionarios encargados de la persecución penal no están legitimados para compeler al individuo a declarar y mucho menos, a declarar de una determinada manera. Una de las consecuencias más importantes de este derecho es que de ninguna manera se puede obligar ni inducir al acusado a reconocer su culpabilidad, pero también se contiene el derecho a que de la negativa a declarar, del silencio del imputado frente a 2 Convención Americana de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 1984. 4 preguntas concretas o frente a su mentira, no se pueden extraer conclusiones de culpabilidad. 5 3. Introducción al modelo del Trial by Jury Norteamericano. El Juicio por jurados es tomado del modelo anglosajón, por lo que resulta necesario entender su funcionamiento y aplicación en un país regido por el sistema del common law. a) Origen Histórico de la institución La Tradición de juicio por jurados en los Estados Unidos es aún mas antigua que la República en si misma, habiendo nacido de aquellas tradiciones con raíces en la Inglaterra del Siglo Trece, que fueron traídas al nuevo continente por los colonos. Para el momento en que la Constitución de Estados Unidos y su “Bill of rights” fueron redactados y ratificados, la institución del juicio por jurados ya era respetada y reconocida, y es posible rastrear su historia y encontrar el origen en la Magna Carta Inglesa de 1215: 39. No freemen shall be taken or imprisoned or disseised or exiled or in any way destroyed, nor will we go upon him nor send upon him, except by the lawful judgment of his peers or by the law of the land. En el artículo trascripto se establece que ningún hombre libre será detenido, encarcelado, privado de sus bienes, exiliado, sin haber sido juzgado previamente por sus pares o por la ley (“de la tierra”, refiriendo a la ley positiva). El jurado comenzó siendo en Inglaterra una institución “presencial” en los juicios, con la función de cuestionar los hechos y procedimientos. Introducida por los conquistadores francos, tenía la por fin morigerar los poderes del rey. Enrique II regularizo el procedimiento para poder así establecer el control Real sobre el aparato judicial, comenzando por los juicios civiles y luego los penales. En un principio se trataba de un cuerpo de testigos, convocados por su conocimiento sobre la causa. A partir del reinado de Enrique VI, se transformo la institución dedicándose los jurors a probar la evidencia. Durante el siglo XVII surgió la idea de el jurado en salvaguarda del acusado; y ya en el Siglo VIII Blackstone hablaba de éste instituto como parte de una doble barrera entre las libertades del pueblo y las prerrogativas de la Corona, ya que la verdad de las 6 acusaciones sería confirmada por el voto unánime de doce “pares y vecinos” elegidos al azar. Este derecho fue garantizado en las constituciones de los Trece Estados Norteamericanos, incorporado en el cuerpo de la Constitución de los Estados Unidos en el Siglo XVIII, en su Sexta Enmienda, y también protegido e incorporado por los Estados que integraron posteriormente los Estados Unidos. El espíritu de esta institución es básicamente otorgar ciertas garantías a aquellos acusados penalmente. Se considera que refleja la forma en que se debe administrar y ejecutar a ley previniendo la opresión por parte del Estado, buscando un poder judicial autónomo que a su vez este exento de la actividad arbitraria. Se entiende que el hecho de ser juzgado “por sus pares” protege al acusado de que un juez o grupo de juez, asimismo un fiscal, decidan sobre su vida y su libertad. El juez puede aconsejar o hacer recomendaciones a los jurors acerca de la evidencia, pero serán los doce ciudadanos quienes tendrán la decisión final sobre ella. De todas formas, al ser un derecho en beneficio del acusado, éste puede prescindir de ejercerlo, eligiendo ser juzgado por un juez o tribunal directamente. El derecho debe ser garantizado a todos los individuos conforme a lo dispuesto por la Catorceava Enmienda, que establece claramente el principio de legalidad y debido proceso (due process of law) Amendment 14 - Citizenship Rights. Ratified 7/9/1868. 1. All persons born or naturalized in the United States, and subject to the jurisdiction thereof, are citizens of the United States and of the State wherein they reside. No State shall make or enforce any law which shall abridge the privileges or immunities of citizens of the United States; nor shall any State deprive any person of life, liberty, or property, without due process of law; nor deny to any person within its jurisdiction the equal protection of the laws. 7 b) El Instituto en sí mismo Kalven y Zeisel definen la institución de la siguiente forma El jurado Anglo-Americano es una notable institución política La misma recluta doce “legos”, escogidos al azar entre la vasta población; convocándolos a los fines de un juicio en particular; confiándoles los mayores poderes de decisión oficial; permitiéndoles llevar a cabo deliberaciones en secreto y reportando su veredicto final sin dar las razones que hubiesen llevado a él; y una vez concluido el servicio temporal prestado al Estado, se ordena su disolución y regreso a sus vidas privadas (…)3. El modelo Norteamericano entonces, reúne doce personas ajenas al derecho (laymen o legos) para que decidan sobre las cuestiones de hecho del caso, los que la Magna Carta Inglesa de 1215 definió como “pares” y “vecinos”. La función del jurado es decidir si el imputado es autor o no del hecho en cuestión, evaluando la evidencia aportada por las partes. Sitien el Juez puede hacer sugerencias, no puede guiar al jurado en la evaluación de los hechos sino en una instancia posterior determinar fundadamente la pena a aplicar. Todas las cuestiones de derecho quedan reservadas a la evaluación y decisión del Juez. Como se mencionó al desarrollar los orígenes históricos del instituto, se busca limitar el poder del Estado e impedir las decisiones arbitrarias que pudiese surgir de concentrar la decisión únicamente en un Juez, o grupo de jueces. El trial by jury es una garantía constitucional de los norteamericanos establecida en la Sexta Enmienda (en lo referido a juicios penales), “En todo proceso penal, el acusado gozara del derecho a un juicio rápido y publico, en manos de un jurado imparcial perteneciente al Estado y distrito en el cual el crimen se hubiese cometido"4 Como también en los juicios Civiles, según lo establece la Séptima Enmienda: En las demandas civiles del common law en que el valor de la controversia excediese los veinte dólares, se conservará el derecho a juicio por jurados (…).5 3 Kalven, Harry, Jr., and Hans Zeisel. The American Jury (1966), pp. 1-32. citado en el sitio de Constitucional Rights Foundation Chicago. (La traducción es propia) 4 Constitución de Estados Unidos, Sexta Enmienda. Traducción propia 8 Si bien en la Sexta Enmienda no diferencia entre cuales serán los procedimientos penales en los cuales deberá estar presente el jurado, La Supreme Court se ha inclinado históricamente a excluir su aplicación al tratarse de petty offenses – ofensas leves o menos lesivas- diferenciándolas de aquellas que considera serious offenses, tomando como criterio su naturaleza como también la pena máxima aplicable. 5 Constitución de los Estados Unidos, Séptima Enmienda. Traducción propia 9 4) El Juicio por Jurados en la Argentina a) Normas Constitucionales Si bien el juicio por jurados no ha sido implementado aún a nivel nacional, es un instituto de raigambre claramente constitucional ya que fue establecido en la Constitución de 1853/60 en los artículos 24, 75 inciso 12 y 118. Art. 75, inc. 12 Dictar los códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por opción en beneficio de la argentina; así como sobre bancarrotas, sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que requiera el establecimiento del juicio por jurados. Tomando éste primer articulo podría entenderse la reglamentación del instituto en manos del Congreso Nacional. De todos modos, podría reconocérsele a las legislaturas provinciales ésta facultad dado que el articulo 126 les prohíbe dictar leyes de fondo “…ni dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería , después que el Congreso los haya sancionado;…” , facultad expresamente otorgada al Congreso Nacional por el articulo 75 inciso 12 , pero se les reconoce en cambio el dictado de las leyes de forma ò de procedimientos, facultad no delgada al gobierno central. Por ultimo, cabe mencionar que el articulo 75 menciona entre las facultades del Congreso establecer las leyes generales referidas al juicio por jurados, lo cual impide la contradicción con lo anteriormente expuesto. Art. 24 El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos, y el establecimiento del juicio por jurados. 10 Art. 118.- Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de acusación concedido a la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se establezca en la República esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se hubiere cometido el delito; pero cuando éste se cometa fuera de los límites de la Nación, contra el Derecho de Gentes, el Congreso determinará por una ley especial el lugar en que haya de seguirse el juicio. Analizando por último el articulo 118 podemos ver claramente su relación con la Sexta Enmienda de la Constitución Norteamericana, en cuanto a lo referido a la competencia territorial de los jurados “...La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se hubiere cometido el delito…” . 11 b) Aplicación. Fundamentos. Conclusiones. Ha sido discutido si la no implementación del instituto habría llevado a que los preceptos constitucionales mencionados fuesen derogados por desuetudo, es decir derogación tácita. De todas formas, éstos artículos no fueron sustituidos ni suprimidos por la reforma constitucional de 1994 y por lo tanto podemos afirmar que se encuentran vigentes las pautas mencionadas en lo referente al juicio por jurados. Se ha cuestionado si reconocer el instituto expuesto como una garantía constitucional no entraría en contradicción con garantías tales como el derecho a ser juzgado por Juez Natural, en Debido Proceso y la Defensa en Juicio reflejados en una decisión judicial razonada y fundada; derechos y garantías que derivan del articulo 18 de nuestra Constitución anteriormente expuestos, que a su vez sabemos que han sido reafirmados por la Convención Americana de Derechos Humanos en su articulo 8 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su articulo 14, ambos tratados con jerarquía constitucional (conforme al articulo 75 inciso 22 Constitución Nacional). En mi opinión personal, no se verían alteradas aquellas garantías siempre y cuando se estuviese a una interpretación extensiva e integradora de las distintas normas establecidas en la constitución para evitar que las mismas entren en contradicción. Se podría argumentar que la existencia de un jurado se trataría en el caso de “comisiones especiales” ó “tribunales ad hoc”, expresamente prohibidos por el articulo 18. Creo que no sería viable interpretar la función e implementación de un jurado en ese sentido, ya que al ser los jurados nombrados para el caso especial decidirían solo sobre la cuestión de fondo dejando las resoluciones de orden procesal y específicamente jurídicas a los jueces técnicos. Creo que la aplicación de éste mecanismo se verían reflejados claramente los principios procesales de oralidad, inmediación y publicidad, como también de concentración ya que todas las pruebas debería ser incluidas en el debate oral en el juicio ( lo que sucede en el sistema anglosajón, donde las pruebas son debatidas durante el trial) evitando la 12 necesidad de una etapa instructoria previa seguida de una posterior de juicio oral, como sucede en el sistema penal argentino actual. De ésta forma, se podría agilizar los procesos evitando dilaciones innecesarias, llegando verdaderamente a establecer una condena. Teniendo en cuenta los objetivos buscados por el sistema americano, anteriormente expuestos, creo que si se toma como finalidad el respeto al principio de legalidad e impedir decisiones arbitrarias en que pudiera incurrir cualquier poder, en este caso el judicial, sería óptima la aplicación del sistema de juicio por jurados en nuestro país. Asimismo se garantizaría un método mas para ejercer el control sobre los poderes estatales, ésta vez en manos de los mismos ciudadanos. S e respetarían derechos tales como ser oído, debida defensa y demás garantías anteriormente mencionadas Del análisis del sistema extranjero, su Constitución y Enmiendas y analizando la Constitución Nacional, podemos deducir que los derechos y garantías generales que se reconocen al ciudadano son idénticos en ambas Leyes Supremas, lo cual no es ilógico tratándose de dos sistemas republicanos y teniendo en cuenta que de hecho nuestros Constituyentes tomaron como una de sus fuentes a la Constitución Norteamericana. Teniendo en cuenta reciente inclusión del Defensor del Pueblo ú Ombudsman en nuestra Constitución por imitación de los sistemas europeos, resulta claro que es factible incluir institutos provenientes del Derecho Comparado, con las adaptaciones necesarias para su funcionamiento en nuestra sociedad, que permitan mejorar la administración de la justicia. En el caso del juicio por jurados, siquiera sería necesaria una Reforma Constitucional ateniéndose al procedimiento establecido por el Artículo 30 dado que dicho instituto existe en nuestra Constitución. De todas formas se requerirá una importante actividad legislativa que lo impulse y promueva, y sería la única forma de implementar los jurados. En agosto de 2005 se llevo a cabo el primer juicio por jurados en nuestro país, en la ciudad de San Francisco, Provincia de Córdoba. Doce ciudadanos de ésta localidad decidieron sobre un caso de homicidio . Podemos considerar los precedentes en la 13 Provincia de Córdoba como una esperanza que, en un futuro, se podría adoptar en los códigos procesales de nuestro país la misma innovación. 5) Fuentes Constitución Nacional Argentina The Constitution of the United States, consultado en línea en http://www.usconstitution.net/const.html “El juicio por Jurados”, trabajo realizado para la Universidad del Salvador por los Dres. Herrero, Irurzún , Masciotra, Madariaga, Nuevo, y Salvadores de Arzuaga. Consultado en www.salvador.edu.ar a los fines de lectura complementaria. Constitucional Rights Foundation Chicago: Introducción al juicio por jurados, funcionamiento y reseña histórica. www.crfc.org Buscador Jurídico Find Law : Desarrollo de las Enmiendas a la Constitución. http://lp.findlaw.com The Avalon Project at Yale Law School:. Magna Carta de 1215, glosario y aclaraciones sobre el documento. http://www.yale.edu/lawweb/avalon/medieval/magframe.htm Diarios La Nación y Clarín 14