(c) Copyright 2014, vLex. Todos los Derechos Reservados. Copia exclusivamente para uso personal. Se prohibe su distribuci—n o reproducci—n. La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la protecci—n de los derechos humanos Ant™nio A. Can•ado Trindade - Ph. D. (Cambridge); Profesor Titular de la Universidad de Brasilia; Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; Miembro Titular del Institut de Droit International El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el siglo XXI Sumario Autor: Ant™nio A. Can•ado Trindade Cargo del Autor: Ph. D. (Cambridge); Profesor Titular de la Universidad de Brasilia; Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; Miembro Titular del Institut de Droit International P‡ginas: 271-317 Id. vLex: VLEX-56951475 http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Resumen I. Observaciones preliminares. II. El impacto de los instrumentos internacionales de protecci—n de los derechos humanos en Constituciones recientes. III. La supervisi—n internacional de la compatibilidad de los actos internos de los Estados con sus obligaciones internacionales de protecci—n. IV. Compatibilizaci—n y prevenci—n de conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional en materia de derechos humanos. V. La cuesti—n de las reservas y la necesidad de un sistema de determinaci—n objetiva de su compatibilidad o no con los tratados de derechos humanos. VI. La obligaci—n internacional de los Estados de proveer recursos eficaces de derecho interno. VII. La funci—n de los îrganos y procedimientos del derecho pœblico interno. VIII. Las normas internacionales de protecci—n directamente aplicables en el derecho interno. IX. El criterio de la primac’a de la norma m‡s favorable a las v’ctimas. X. Conclusiones. Indicaciones bibliogr‡ficas. Texto Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 1/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 I. Observaciones preliminares II. El impacto de los instrumentos internacionales de protecci—n de los derechos humanos en Constituciones recientes III. La supervisi—n internacional de la compatibilidad de los actos internos de los Estados con sus obligaciones internacionales de protecci—n IV. Compatibilizaci—n y prevenci—n de conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional en materia de derechos humanos V. La cuesti—n de las reservas y la necesidad de un sistema de determinaci—n objetiva de su compatibilidad o no con los tratados de derechos humanos VI. La obligaci—n internacional de los Estados de proveer recursos eficaces de derecho interno VII. La funci—n de los îrganos y procedimientos del derecho pœblico interno VIII. Las normas internacionales de protecci—n directamente aplicables en el derecho interno IX. El criterio de la primac’a de la norma m‡s favorable a las v’ctimas X. Conclusiones Indicaciones bibliogr‡ficas Ê [P‡gina 271] I. Observaciones preliminares El antagonismo irreconciliable entre las posiciones monista y dualista cl‡sicas probablemente llev— a los juristas a abordar la relaci—n entre el derecho internacional y el derecho interno desde ‡ngulos distintos. La distinci—n tradicional, enfatizando la supuesta diferencia de las relaciones regladas por los dos ordenamientos jur’dicos, dif’cilmente podr’a proveer una respuesta satisfactoria a la cuesti—n de la protecci—n internacional de los derechos humanos: bajo el derecho interno las relaciones entre los individuos, o entre el Estado y los individuos, eran consideradas bajo el espectro de la Òcompetencia nacional exclusivaÓ; y se intentaba as’ mismo argumentar que los derechos individuales reconocidos por el derecho internacional no se dirig’an directamente a los beneficiarios, y por consiguiente no eran directamente aplicables. Con el paso de los a–os hubo un avance en el sentido de distinguir al menos entre los pa’ses en que ciertas normas de los instrumentos internacionales de derechos humanos pasaron a tener aplicabilidad directa, y los pa’ses en que ellas necesitaban ser ÒtransformadasÓ en leyes o disposiciones de derecho interno para ser aplicadas por los tribunales y autoridades administrativas. Como intentamos demostrar en un estudio publicado en Alemania a mediados de los a–os setenta, otras aproximaciones pueden revelar un campo de investigaci—n m‡s rico y fŽrtil, cuales son, el status interno (nacional) de disposiciones jur’dicas internacionales a partir del prisma del derecho constitucio[P‡gina 272] Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 2/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 nal (comparado), o el examen o la interpretaci—n del derecho interno por los tribunales internacionales (para verificar la compatibilidad del derecho interno con el derecho internacional), o la relevancia del derecho interno en el proceso legal internacional, o la implementaci—n de decisiones judiciales internacionales por los tribunales internos.[1] Estos enfoques continœan requiriendo, y mereciendo, mayor atenci—n. Transcurridos m‡s de veinte a–os desde la publicaci—n de nuestro estudio, retomamos la consideraci—n del tema abordando primeramente el impacto de los instrumentos internacionales de protecci—n de los derechos humanos en Constituciones recientes. A continuaci—n examinaremos cinco cuestiones, a saber: la supervisi—n internacional de la compatibilidad de los actos internos de los Estados con sus obligaciones internacionales de protecci—n; la compatibilizaci—n y la prevenci—n de conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional en materia de derechos humanos; la necesidad del desarrollo de un sistema de determinaci—n objetiva de la compatibilidad o no de las reservas con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos; la obligaci—n internacional de los Estados de proveer recursos de derecho interno eficaces; y la funci—n de los —rganos y procedimientos del derecho pœblico interno. En fin, abordaremos las cuestiones de las normas internacionales de protecci—n directamente aplicables en el derecho interno, y de la primac’a de la norma m‡s favorable a las v’ctimas. El campo estar‡, entonces, abierto a la presentaci—n de nuestras conclusiones. II. El impacto de los instrumentos internacionales de protecci—n de los derechos humanos en Constituciones recientes Ya no se justifica que el derecho internacional y el derecho constitucional sigan siendo abordados en forma est‡tica o com[P‡gina 273] partimentalizada, como lo fueron en el pasado. Ya no puede haber duda de que las grandes transformaciones internas de los Estados repercuten en el plano internacional, y la nueva realidad en Žste as’ formada provoca cambios en la evoluci—n interna y en el ordenamiento constitucional de los Estados afectados. Lo ilustran, v. g., los profundos cambios constitucionales que vienen ocurriendo en los pa’ses de Europa del Este a partir de 1988-1989, con el prop—sito de la construcci—n de nuevos Estados de Derecho, en cuyo proceso aquellos pa’ses fueron llevados gradualmente a ser Partes en los dos Pactos de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En la Europa del Este, por ejemplo, ya no se contemplan limitativamente tan s—lo los Òderechos de los ciudadanosÓ, sino, m‡s bien, ampliamente los derechos humanos (inherentes a todo ser humano).[2] Estas recientes transformaciones han generado, a un mismo tiempo, un nuevo constitucionalismo as’ como una apertura a la Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 3/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 internacionalizaci—n de la protecci—n de los derechos humanos. En efecto, en los œltimos a–os el impacto de los instrumentos internacionales de protecci—n de los derechos humanos se ha hecho sentir en diversas Constituciones, tanto en Europa (occidental)[3] como en AmŽrica Latina. Se fortalecen, de este modo, los tratados de derechos humanos, ante manifestaciones contempor‡neas de una [P‡gina 274] nueva postura frente a la cuesti—n cl‡sica de la jerarqu’a normativa de los tratados internacionales vigentes. Es lo que revela la nueva tendencia de algunas Constituciones latinoamericanas recientes de dispensar un tratamiento diferenciado o especial a los tratados de derechos humanos o a los preceptos en ellos consagrados.[4] Dichas Constituciones reconocen as’ la relevancia de la protecci—n internacional de los derechos humanos y dispensan atenci—n y tratamiento especial a la materia. Admitiendo que su enumeraci—n de derechos no es exhaustiva o supresiva de otros, descartan el principio de interpretaci—n de las leyes inclusio unius est exclusio alterius. Es alentador que las conquistas del derecho internacional en favor de la protecci—n del ser humano vengan a proyectarse en el derecho constitucional,[5] enriqueciŽndolo, y de[P‡gina 275] mostrando que la bœsqueda de protecci—n cada vez m‡s eficaz de la persona humana encuentra refugio en las ra’ces del pensamiento tanto internacionalista como constitucionalista. Los fundamentos œltimos de la protecci—n de los derechos humanos trascienden el derecho estatal, y el consenso generalizado formado hoy en torno de la necesidad de la internacionalizaci—n de su protecci—n corresponde a una manifestaci—n cultural de nuestros tiempos, jur’dicamente viabilizada por la coincidencia de objetivos entre el derecho internacional y el derecho interno en lo que concierne a la protecci—n de la persona humana.[6] Como tambiŽn en ese dominio, a un Estado no le es permitido dejar de cumplir sus obligaciones convencionales bajo el pretexto de supuestas dificultades de orden constitucional o interno, con mayor raz—n no habr‡ excusa para que un Estado no conforme su derecho interno a las normas de un tratado de derechos humanos en el cual es Parte, por el simple hecho de que sus tribunales interpreten el tratado, en el plano del derecho interno, de un modo diferente al que se impone en el plano del derecho internacional.[7] Con estas reflexiones en mente, pasemos al punto siguiente de nuestro estudio, cual es el de la compatibilidad de los actos internos de los Estados con sus obligaciones internacionales de protecci—n. III. La supervisi—n internacional de la compatibilidad de los actos internos de los Estados con sus obligaciones internacionales de protecci—n Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 4/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Algunos aspectos de la interacci—n entre el derecho internacional y el derecho interno en la protecci—n de los derechos humanos, son particularmente significativos. En primer lugar, los propios [P‡gina 276] tratados de derechos humanos atribuyen una funci—n capital a la protecci—n por parte de los tribunales internos, evidenciado por las obligaciones de proveer recursos internos eficaces y de agotarlos. Teniendo a s’ mismos confiada la protecci—n primaria de los derechos humanos, los tribunales internos tienen, en contrapartida, que conocer e interpretar las disposiciones pertinentes de los tratados de derechos humanos. De ah’ la reconocida subsidiariedad del proceso legal internacional, la cual encuentra s—lido respaldo en la pr‡ctica internacional, en la jurisprudencia, en los tratados, as’ como en la doctrina.[8] En segundo tŽrmino, el margen de controversias es reducido o eliminado en la medida en que los propios tratados dispongan sobre la funci—n y el procedimiento de los tribunales internos en la aplicaci—n de las normas internacionales de protecci—n en ellos consagradas. En los casos en que la actuaci—n de los tribunales internos envuelve la aplicaci—n del derecho internacional de los derechos humanos, asume importancia crucial la autonom’a del Poder Judicial, su independencia de cualquier tipo de influencia ejecutiva.[9] En tercer lugar, es cierto que los tribunales internacionales de derechos humanos existentes Ðlas Cortes Europea e Interamericana de Derechos HumanosÐ no ÒsustituyenÓ a los tribunales internos, y tampoco operan como tribunales de recursos o de casaci—n de decisiones de los tribunales internos. No obstante, los actos internos de los Estados pueden venir a ser objeto de examen por parte de los —rganos de supervisi—n internacionales cuando se trata de verificar su conformidad con las obligaciones internacionales de los Estados en materia de derechos humanos. Los actos internos de los Estados no se encuentran exentos de verificaci—n en cuanto a su valor de prueba, por cuanto pueden no estar conformes con las obligaciones internacionales de los Estados. Esto se aplica a la legislaci—n nacional as’ como a las decisiones internas administrativas y judiciales. Por ejemplo, [P‡gina 277] una decisi—n judicial interna puede dar una interpretaci—n incorrecta de una norma de un tratado de derechos humanos; o cualquier otro —rgano estatal puede dejar de cumplir una obligaci—n internacional del Estado en este dominio. En tales hip—tesis se puede configurar la responsabilidad internacional del Estado, por cuanto sus tribunales u otros —rganos no son los intŽrpretes finales de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.[10] Los —rganos de supervisi—n internacionales no est‡n obligados a conocer el derecho interno de los diversos Estados, pero s’ a tomar conocimiento de Žl como elemento de prueba, en el proceso de verificaci—n de la conformidad de los actos internos (judiciales, legislativos, administrativos) Ðu omisionesÐ de los Estados con las obligaciones convencionales que Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 5/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 a Žstos se imponen. Este examen de la aplicaci—n del derecho interno es de cierto modo incidenter tantum, como parte esencial o integral de la funci—n de supervisi—n internacional, y elemento probatorio para el examen del comportamiento estatal interno de relevancia internacional. En esta —ptica, es el propio derecho interno que asume importancia en el proceso legal internacional. Esto se vuelve aœn m‡s claro en un sistema de garant’a colectiva como el de la protecci—n de los derechos humanos, particularmente el de los tratados de derechos humanos dotados tambiŽn de peticiones interestatales,[11] en que los —rganos de supervisi—n internacionales en cuesti—n pueden ser convocados por un Estado Parte para verificar si los actos normativos, administrativos o judiciales internos de otro Estado Parte, en resumen, el propio comportamiento de Žste, encuŽntrase o no de conformidad con las disposiciones de aquellos tratados. Y en lo que concierne al ejercicio del derecho de petici—n indivi[P‡gina 278] dual en Žstas consagrado,[12] se registran hoy diversos casos relativos a materias normalmente regidas por el derecho interno: basta recordar, por ejemplo, bajo la Convenci—n Europea de Derechos Humanos, los numerosos casos de peticiones o reclamaciones bajo el art’culo 6 (concerniente al derecho de toda persona a que su causa sea examinada equitativamente por un tribunal independiente e imparcial) y el art’culo 5 (referente a prisi—n o detenci—n legal y el derecho a la libertad y seguridad de toda persona), cubriendo materias regladas por el ordenamiento jur’dico interno.[13] Entre estos numerosos casos se podr’a aqu’ hacer referencia espec’fica al cŽlebre Caso LingŸ’stico Belga, por ejemplo, en el cual la Corte Europea de Derechos Humanos dej— claro (sentencia en cuanto al fondo, 1968) que no podr’a asumir la funci—n de las autoridades nacionales competentes, que permanec’an libres para escoger y tomar las providencias que considerasen apropiadas en las materias regidas por la Convenci—n Europea: su funci—n de supervisi—n se refer’a tan solo a la conformidad de esas providencias con los requisitos de la Convenci—n.[14] En el Caso de los 23 Habitantes de Alsemberg y de Beersel versus BŽlgica (1963), la Comisi—n Europea de Derechos Humanos, a su vez, observ— que la reclamaci—n no pretend’a la declaraci—n de la nulidad de una decisi—n aislada sino antes la incompatibilidad de la legislaci—n ÒlingŸ’sticaÓ belga con los requisitos de la Convenci—n; poco antes, en el caso X versus BŽlgica (1960), la Comisi—n advert’a que no le incumb’a decidir sobre la interpretaci—n y aplicaci—n del derecho interno por los tribunales internos, a no ser que tal derecho constituyera una violaci—n de la Convenci—n o que en la interpreta[P‡gina 279] ci—n o aplicaci—n del derecho interno hubieran los tribunales internos cometido tal violaci—n.[15] En el continente americano, la Comisi—n Interamericana de Derechos Humanos, en su Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 6/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Informe Anual de 1977, por ejemplo, constat— deficiencias en el derecho de muchos pa’ses (inoperancia de garant’as y medios de defensa, falta de independencia del Poder Judicial), que dejaban de ofrecer protecci—n adecuada a las v’ctimas de violaciones de derechos humanos; era precisamente en estas circunstancias Ðaclar— la Comisi—n Interamericana en el informe de 1980 sobre la situaci—n de los derechos humanos en ArgentinaÐ que se tornaba necesaria la actuaci—n de los —rganos de supervisi—n internacionales.[16] En Informes Anuales m‡s recientes, la Comisi—n relacion— la protecci—n de los derechos humanos con la propia organizaci—n pol’tica (interna) del Estado y el ejercicio efectivo de la democracia, y en varias ocasiones inst— a los Estados miembros de la OEA a que incorporaran a los textos de sus Constituciones ciertos derechos y a que armonizaran sus legislaciones respectivas con los preceptos contenidos en los tratados de derechos humanos.[17] Como resultado de las recomendaciones generales formuladas en sus informes o dirigidas a determinados Gobiernos, logr— la Comisi—n que se modificaran o derogaran leyes violatorias de los derechos humanos, y que se establecieran o perfeccionaran recursos y procedimientos de derecho interno para la plena vigencia de los derechos humanos.[18] [P‡gina 280] Cabe, pues, a los tribunales internos interpretar y aplicar las leyes de los pa’ses respectivos, ejerciendo los —rganos internacionales espec’ficamente la funci—n de supervisi—n, en los tŽrminos y par‡metros de los mandatos que les fueron atribuidos por los tratados e instrumentos de derechos humanos respectivos. Pero cabe, adem‡s, a los tribunales internos, y otros —rganos de los Estados, asegurar la implementaci—n a nivel nacional de las normas internacionales de protecci—n, lo que realza la importancia de su rol en un sistema integrado como el de la protecci—n de los derechos humanos, en el cual las obligaciones convencionales abrigan un interŽs comœn superior de todos los Estados Partes, el de la protecci—n del ser humano. Los —rganos de supervisi—n internacionales, a su vez, controlan la compatibilidad de la interpretaci—n y aplicaci—n del derecho interno con las obligaciones convencionales, para la determinaci—n de los elementos f‡cticos a ser evaluados para el prop—sito de la aplicaci—n de las disposiciones pertinentes de los tratados de derechos humanos.[19] Es posible que los —rganos de supervisi—n vengan a ocuparse, en el examen de los casos concretos, v. g., de errores de hecho o de derecho cometidos por los tribunales internos, en la medida en que tales errores parezcan haber resultado en violaci—n de uno de los derechos asegurados por los tratados de derechos humanos. En la misma l’nea, pueden los —rganos de supervisi—n, en la consideraci—n de los casos concretos, venir a examinar la legislaci—n nacional, no in abstracto, pero en la medida en que su aplicaci—n parezca constituir una violaci—n de uno de los derechos asegurados por los tratados de derechos humanos.[20] En efecto, gracias a la actuaci—n Ðdesde sus primeros a–osÐ de los —rganos de supervisi—n propios de los sistemas europeo e interamericano de derechos humanos, en [P‡gina 281] Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 7/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 numerosos casos se ha logrado poner fin a pr‡cticas administrativas violatorias de los derechos humanos y alterar medidas legislativas para salvaguardar los derechos humanos.[21] IV. Compatibilizaci—n y prevenci—n de conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional en materia de derechos humanos Se puede constatar, de lo anteriormente expuesto, que los tratados de derechos humanos imponen deberes que implican la interacci—n entre sus normas y las de derecho interno. Al consagrar normas que acarrean esta interacci—n, como las atinentes a la compatibilizaci—n entre sus dispositivos y los de derecho interno (a veces con referencia expresa a preceptos constitucionales y leyes internas) y las relativas al derecho a un recurso efectivo ante instancias nacionales, los tratados de derechos humanos atendieron a la necesidad de prevenir o evitar conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional y de armonizar la legislaci—n nacional con las obligaciones convencionales. De ah’ la total improcedencia de la invocaci—n de la soberan’a estatal en lo tocante a la interpretaci—n y aplicaci—n de los tratados de derechos humanos vigentes. Adem‡s de estas v’as de compatibilizaci—n de los dispositivos convencionales y de los de derecho interno, tambiŽn sirven este mismo prop—sito las claœsulas Ðde los propios tratados de derechos humanosÐ de derogaci—n y de limitaciones o restricciones al ejercicio de ciertos derechos (a ser restrictivamente interpretadas), para atender a las necesidades de los Estados ante situaciones f‡cticas de emergencia imprevisibles y propiciar el fiel desempe–o de los deberes pœblicos de los Estados en pro del bien comœn; las reservas autorizadas o permitidas por los propios tratados (tambiŽn a ser restrictivamente inter[P‡gina 282] pretadas, adem‡s de necesariamente compatibles con el objeto y prop—sito de los referidos tratados, cf. infra); la consagraci—n del requisito del previo agotamiento de los recursos de derecho interno en los instrumentos de protecci—n internacional de los derechos humanos, a evidenciar el car‡cter subsidiario de los procedimientos internacionales y la funci—n primordial y responsabilidad primaria de los —rganos internos de los Estados como parte integrante del sistema de protecci—n internacional de los derechos humanos; y las claœsulas facultativas,[22] como alternativas abiertas a los Estados por los propios tratados de derechos humanos para la aceptaci—n normal de las obligaciones convencionales, de modo que les posibiliten medir el grado de compromiso que se ven en condiciones de asumir, y de este modo que viabilicen las ratificaciones o adhesiones del mayor nœmero posible de Estados.[23] Estas œltimas cl‡usulas, a pesar de ser facultativas, son de importancia capital para la operaci—n de los mecanismos de protecci—n internacional de los derechos humanos. No hay que confundir las categor’as anteriormente mencionadas (cl‡usulas de Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 8/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 compatibilizaci—n, derogaciones y limitaciones o restricciones permisibles, reservas permisibles, previo agotamiento de los recursos internos, y cl‡usulas facultativas), todas distintas pero contribuyendo cada una a su modo para prevenir o evitar conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional, y para remover obst‡culos a la evoluci—n de la protecci—n internacional de los derechos humanos. Nunca est‡ de m‡s dejar aclarado que las eventuales limitaciones o restricciones permisibles al ejercicio de los derechos consagrados, adem‡s de ser interpretadas restrictivamente y en favor de estos œltimos, deben necesariamente cumplir ciertos requisitos, a saber: ser previstas en la ley; ser justificadas por el Estado; limitarse a situaciones en que sean absolutamente necesarias al prop—sito para el cual fueron prescritas; ser aplicadas en el [P‡gina 283] interŽs general de la colectividad (ordre public), armoniz‡ndose con las exigencias de una Òsociedad democr‡ticaÓ; respetar el principio de la proporcionalidad; no ser aplicadas de modo arbitrario o discriminatorio; sujetarse al control por —rganos independientes (con la previsi—n de recursos para los casos de abusos), y ser compatibles con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos.[24] Es de esperar que en los pr—ximos a–os se intensifiquen los esfuerzos para verificar y asegurar el fiel cumplimiento de estos requisitos por los Estados, empezando por la amplia divulgaci—n de las iniciativas y providencias por Žstos tomadas; con este prop—sito, hay que considerar, v. g., la obtenci—n de informaci—n m‡s detallada por parte de Estados que impusieron derogaciones, limitaciones y estados o medidas de emergencia, as’ como la designaci—n por los —rganos de supervisi—n internacionales de relatores especiales u —rganos subsidiarios de investigaci—n en relaci—n con estados o medidas de emergencia pœblica prolongados. Ya hay indicaciones jurisprudenciales concretas en nuestro continente para el tratamiento de la materia. As’, en la Opini—n Consultiva sobre el H‡beas Corpus bajo Suspensi—n de Garant’as (1987), la Corte Interamericana de Derechos Humanos sostuvo que los recursos de amparo y h‡beas corpus (a los cuales se refieren, respectivamente, los art’culos 25(1) y 7(6) de la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos) constituyen Ògarant’as judiciales indispensablesÓ a la protecci—n de los derechos humanos y no pueden ser suspendidas (bajo el art’culo 27(2) de la Convenci—n); por consiguiente, enfatiz— la Corte, los ordenamientos constitucionales y legales de los Estados Partes que autorizaren, expl’cita o impl’citamente, la suspensi—n de aquellos recursos (o equiparables) en situaciones de emergencia han de ser considerados ÒincompatiblesÓ con las obligaciones internacionales impuestas por la Convenci—n Americana.[25] Poco despuŽs, en otra Opini—n Consultiva (del mismo a–o), sobre Garant’as Judiciales en Estados de Emergencia, la [P‡gina 284] Corte, al recordar el derecho a un recurso efectivo consagrado en la Convenci—n (art’culo 25(1)), para la protecci—n de los derechos reconocidos por Žsta, por la Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 9/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Constituci—n o por la ley, advirti— prontamente que no basta que los recursos estŽn formalmente previstos por el derecho interno, por cuanto se requiere sean ellos adem‡s eficaces. El art’culo 8 de la Convenci—n, agreg— la Corte, reconoce el due process of law que se aplica esencialmente a Òtodas las garant’as judicialesÓ referidas en la Convenci—n, aun bajo el rŽgimen de suspensi—n reglado por el art’culo 27 de la misma. En fin, otras garant’as, derivadas de la Òforma democr‡tica de gobiernoÓ (a que se refiere el art’culo 29(c) de la Convenci—n), implican no s—lo una determinada organizaci—n pol’tica, sino la necesidad de que las medidas tomadas por un gobierno en situaci—n de emergencia cuenten con garant’as judiciales que estŽn sujetas a un control de legalidad, de modo que Òse preserve el Estado de DerechoÓ.[26] Una actitud de la doctrina ha consistido en intentar medir el alcance de los tratados de derechos humanos por sus efectos jur’dicos en el derecho interno de los Estados Partes. Al respecto, cabe recordar el art’culo 2 de la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, segœn el cual si el ejercicio de los derechos mencionados en el art’culo 1 de la Convenci—n no estuviera ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro [P‡gina 285] car‡cter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, de acuerdo con sus procesos constitucionales y con las disposiciones de la Convenci—n Americana, las medidas legislativas o de otro car‡cter que fueran necesarias para hacer efectivos aquellos derechos. En la Žpoca de la adopci—n de la Convenci—n Americana (noviembre de 1969), la Delegaci—n de los Estados Unidos a la Conferencia de San JosŽ de Costa Rica argument— (informe de abril de 1970) que el principal efecto del art’culo 2 era el de permitir a los Estados Partes tratar las disposiciones sustantivas de la Parte I de la Convenci—n (art’culos 1 hasta 32) como siendo no-self-executing; esta ser’a la intenci—n de los Estados Unidos, por cuanto, en el entender de su Delegaci—n, el art’culo 2 era Òsuficientemente flexibleÓ para permitir a cada pa’s Òimplementar de la mejor maneraÓ la Convenci—n Òde acuerdo con su pr‡ctica internaÓ.[27] La consecuencia de esta posici—n era negar que la Convenci—n pudiera beneficiar directamente a los individuos, sin la legislaci—n interna adicional prevista en el art’culo 2, lo que prontamente revela la improcedencia de esta tesis. Si el art’culo 2 de la Convenci—n Americana fuera interpretado como lo pretend’a la Delegaci—n norteamericana, frustrar’a las tentativas de invocar la Convenci—n Americana ante los tribunales nacionales para garantizar determinados derechos (v. g., en conflicto con la legislaci—n interna o si esta no existiera), negando aplicabilidad directa a toda la Parte I de la Convenci—n, y privar’a a esta œltima de cualquier impacto significativo en la administraci—n de la justicia cotidiana de los Estados Partes.[28] La Convenci—n se har’a virtualmente letra muerta. No sorprende que la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Opini—n Consultiva de 1986, se–alara (en relaci—n Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 10/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [P‡gina 286] con el art’culo 14(1) de la Convenci—n) que el hecho de que un art’culo haga referencia a la ley Òno es suficienteÓ para que pierda autoaplicabilidad (excepto si la propia vigencia del derecho estuviera enteramente condicionada a la ley evocada). As’, en el entendimiento de la Corte, el hecho de que puedan los Estados Partes determinar las condiciones del ejercicio de un derecho (en el caso del derecho de rectificaci—n o respuesta), Òno impide la exigibilidad conforme al Derecho InternacionalÓ de las obligaciones contra’das bajo el art’culo 1(1) de la Convenci—n; concluy—, de este modo, la Corte que el art’culo 14(1) de la Convenci—n es autoaplicable (self-executing), consagrando Òun derecho de rectificaci—n o respuesta internacionalmente exigibleÓ.[29] La obligaci—n del art’culo 2 (supra) se suma al deber general del art’culo 1 de la Convenci—n, tal como se desprende de la jurisprudencia m‡s reciente de la Corte.[30] No se puede condicionar la totalidad de los derechos internacionalmente consagrados a las providencias legislativas internas de los Estados Partes; se trata de una obligaci—n adicional y complementaria a la obligaci—n general del art’culo 1 de la Convenci—n. El prop—sito del art’culo 2 es el de superar obst‡culos y tomar las medidas pertinentes para asegurar la aplicaci—n de todas las normas de la Convenci—n y garantizar as’ la protecci—n de los derechos en ella consignados en todas y cualesquiera circunstancias. Si la Convenci—n no pudiera aplicarse inmediata y directamente a las personas protegidas, estar’a privada de todo efecto significativo y estar’a paralizado todo el sistema de [P‡gina 287] salvaguardia de los derechos humanos. Adem‡s, la Convenci—n contiene normas que pueden ser aplicadas por los tribunales nacionales sin medidas legislativas adicionales.[31] Los preceptos sobre no discriminaci—n, consagrados en tantos tratados de derechos humanos, se prestan a la autoaplicaci—n.[32] Se puede admitir una presunci—n en favor de la autoaplicabilidad de las normas sustantivas de los tratados de derechos humanos, excepto si contuvieren una estipulaci—n expresa de ejecuci—n por medio de leyes subsecuentes que condicionen enteramente el cumplimiento de las obligaciones en aprecio; as’ como la cuesti—n de la jerarqu’a de las normas (y de la determinaci—n de cu‡l de ellas debe prevalecer) ha sido tradicionalmente reservada al derecho constitucional (de ah’ resultan las considerables variaciones en este particular de pa’s a pa’s), la determinaci—n del car‡cter autoaplicable (self-executing) de una norma internacional constituye, como se ha se–alado, a su vez, Òuna cuesti—n regida por el Derecho Internacional, ya que se trata nada menos que del cumplimiento o la violaci—n de una norma de Derecho InternacionalÓ.[33] El sentido y el alcance del art’culo 2 de la Convenci—n Americana se encuentran hoy suficientemente aclarados. Tal vez su inserci—n en la Convenci—n no hubiera sido de las m‡s felices, en raz—n de las incertidumbres que surgieron luego, pero que se encuentran hoy aclaradas. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 11/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 A pesar de aquellas incertidumbres del pasado, el Protocolo Adicional a la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Econ—micos, Sociales y Culturales (1988) reedita la formulaci—n de aquel deber general de los Estados Partes, al disponer que si el ejercicio de los derechos en Žl consagrados Òno estuviera ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro car‡cter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de este Protocolo, las medidas legislativas o de otro car‡cter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechosÓ (art’culo 2). Hoy, afortunadamente, ya se dispone de elementos, doctrinarios y jurisprudenciales (supra), para asegurar un entendimiento y una aplicaci—n apropiados de esta disposici—n del Protocolo de San Salvador y evitar las incertidumbres que parecieron circundar el equivalente art’culo 2 de la Convenci—n Americana en sus primeros a–os. V. La cuesti—n de las reservas y la necesidad de un sistema de determinaci—n objetiva de su compatibilidad o no con los tratados de derechos humanos Una de las manifestaciones m‡s elocuentes de la tensi—n entre los postulados cl‡sicos del derecho de los tratados y los del Derecho Internacional de los Derechos Humanos emana de la cuesti—n de las reservas a los tratados de derechos humanos, la cual requiere hoy una atenci—n especial.[34] Inspirado en el criterio sostenido por la Corte Internacional de Justicia en su Opini—n Consultiva de 1951 sobre las Reservas a la Convenci—n [P‡gina 289] contra el Genocidio,[35] el actual sistema de reservas consagrado en las dos Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados (art’culos 19-23),[36] al conjugar la formulaci—n de reservas con la aquiescencia o las objeciones a las mismas para la determinaci—n de su compatibilidad con el objeto y prop—sito de los tratados, es de cu–o marcadamente voluntarista y contractualista. Tal sistema, como hemos advertido en m‡s de una ocasi—n,[37] lleva a una fragmentaci—n (en las relaciones bilaterales) de las obligaciones convencionales de los Estados Partes en tratados multilaterales, mostr‡ndose enteramente inadecuado a los tratados de derechos humanos, que se inspiran en valores comunes superiores y se aplican de conformidad con la noci—n de garant’a colectiva. El referido sistema de reservas, desafortunadamente recogido por la propia Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos (art’culo 75), padece de notorias insuficiencias cuando es llevado del derecho de los tratados al dominio del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. De inicio, no distingue entre los tratados de derechos humanos y los tratados cl‡sicos, haciendo abstracci—n de la jurisprudence constante de los —rganos de supervisi—n Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 12/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 interna[P‡gina 290] cional de derechos humanos, convergente al resaltar tal distinci—n. Permite reservas (no objetadas) de amplio alcance que amenazan la propia integridad de los tratados de derechos humanos; permite reservas (no objetadas) a disposiciones de estos tratados que incorporan patrones m’nimos universales (minando, v. g., las garant’as judiciales b‡sicas de derechos inviolables). Si determinados derechos fundamentales Ðempezando por el derecho a la vidaÐ son inderogables (en los tŽrminos de los propios tratados de derechos humanos), no admitiendo por lo tanto cualesquiera derogaciones que, por definici—n, son de car‡cter esencialmente temporal o transitorio, con mayor raz—n no se deber’an admitir cualesquiera reservas, perpetuadas en el tiempo hasta que sean retiradas por el Estado en cuesti—n; tales reservas son, a mi juicio, sin cualquier caveat, incompatibles con el objeto y prop—sito de los referidos tratados. En este particular, voy, por lo tanto, m‡s all‡ que lo expresado al respecto por esta Corte en su tercera Opini—n Consultiva (p‡rrafo 61) sobre Restricciones a la Pena de Muerte (1983).[38] A pesar de que las dos Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados proh’ben la aceptaci—n de reservas incompatibles con el objeto y prop—sito del tratado en cuesti—n, dejan varias interrogantes sin respuestas. El criterio de la compatibilidad se aplica en las relaciones con los Estados que efectivamente objetaron las reservas, aunque dichas objeciones sean frecuentemente motivadas por otros factores Ðincluso pol’ticosÐ que una sincera y genuina preocupaci—n por parte de los Estados objetantes por la prevalencia del objeto y prop—sito del tratado en cuesti—n. Por el mismo motivo, del silencio o aquies[P‡gina 291] cencia de los Estados Partes en relaci—n con determinadas reservas no se puede desprender una convicci—n de su parte de que sean las reservas compatibles con el objeto y prop—sito del tratado en cuesti—n. Dicho silencio o aquiescencia, adem‡s, parece minar la aplicaci—n del criterio de la compatibilidad de una reserva con el objeto y prop—sito del tratado. Y las dos referidas Convenciones de Viena tampoco son claras sobre los efectos jur’dicos de una reserva no permisible, o de una objeci—n a una reserva considerada incompatible con el objeto y prop—sito del tratado en cuesti—n. Tampoco aclaran quiŽn debe, en œltima instancia, determinar la permisibilidad o no de una reserva, o pronunciarse sobre su compatibilidad o no con el objeto y prop—sito del tratado en cuesti—n. El actual sistema de reservas permite inclusive reservas (no objetadas) que obstaculizan las posibilidades de acci—n de los —rganos de supervisi—n internacional (creados por tratados de derechos humanos), lo que dificulta la realizaci—n de su objeto y prop—sito. Las citadas Convenciones de Viena no s—lo dejan de establecer un mecanismo para determinar la compatibilidad o incompatibilidad de una reserva con Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 13/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 el objeto y prop—sito de un determinado tratado,[39] como Ðaœn m‡s graveÐ tampoco impiden que ciertas reservas o restricciones formuladas (en la aceptaci—n de la competencia de los —rganos de protecci—n internacional)[40] vengan a obstaculizar la operaci—n de los mecanis[P‡gina 292] mos de supervisi—n internacional creados por los tratados de derechos humanos en el ejercicio de la garant’a colectiva. El actual sistema de reservas, resquicio de la antigua pr‡ctica panamericana, rescatado por la Corte Internacional de Justicia y las dos Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados, por haberse cristalizado en las relaciones entre los Estados, se muestra, a nuestro entender, enteramente inadecuado a los tratados cuyos beneficiarios œltimos son los seres humanos y no las Partes Contratantes.[41] Definitivamente, los tratados de derechos humanos, dirigidos a las relaciones entre los Estados y los seres humanos bajo su jurisdicci—n, no comportan un sistema de reservas que los aborde a partir de una —ptica esencialmente contractual y voluntarista, minando su integridad, permitiendo su fragmentaci—n, dejando a criterio de las propias Partes la determinaci—n final del alcance de sus obligaciones convencionales. Como las dos Convenciones de Viena de 1969 y 1986 no proveen indicaci—n alguna para una aplicaci—n objetiva del criterio de la compatibilidad o no de una reserva con el objeto y prop—sito de un tratado, dejan, al contrario, que sea aplicado individual y subjetivamente por las propias Partes Contratantes, de modo tal que, al fin y al cabo, s—lo el Estado reservante conoce con certeza el alcance de las implicaciones de su reserva. Los resultados de esta indefinici—n[42] [P‡gina 293] no podr’an ser otros que las incertidumbres y ambigŸedades que hasta hoy circundan la materia. Llama la atenci—n, por ejemplo, la extensa lista de reservas, numerosas, a veces largas y frecuentemente incongruentes, de Estados Partes en el Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos de Naciones Unidas;[43] y son conocidos los problemas pr‡cticos generados por muchas de las reservas (tambiŽn numerosas y no siempre consistentes) de Estados Partes en la Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n contra la Mujer, a la que se pueden agregar las reservas a la Convenci—n de Naciones Unidas contra la Tortura y la Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial.[44] Con la persistencia de la inadecuaci—n y las insuficiencias del actual sistema de reservas, en nada sorprende que, primero, se multipliquen las cr’ticas y manifestaciones de insatisfacci—n al [P‡gina 294] Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 14/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 respecto en la doctrina contempor‡nea,[45] y segundo, empiecen los —rganos de supervisi—n internacional de los derechos humanos a dar muestras de su disposici—n de afirmar su competencia para aplicar el criterio de la compatibilidad (supra) y contribuir a asegurar, de ese modo, la integridad de los respectivos tratados de derechos humanos. En el plano regional, en su cŽlebre sentencia en el caso Belilos versus Suiza (1988), locus classicus sobre la cuesti—n, la Corte Europea de Derechos Humanos consider— la declaraci—n equivalente a reserva (de car‡cter general) de Suiza a la Convenci—n Europea de Derechos Humanos incompatible con el objeto y prop—sito de esta œltima (a la luz de su art’culo 64). A su vez, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su segunda y tercera Opini—n Consultiva,[46] se–al— las dificultades de una transposici—n pura y simple del sistema de reservas de la Convenci—n de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 al dominio de la protecci—n internacional de los derechos humanos. En el plano global, en el caso I. Gueye et alii versus Francia (1989), v. g., el ComitŽ de Derechos Humanos (bajo el Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos de Naciones Unidas), a pesar de una reserva ratione temporis del Estado demandado,[47] entendi— que la cuesti—n Ðreferente a pensiones de m‡s de 700 miembros senegaleses jubilados del ejŽrcito francŽsÐ era justiciable bajo el Pacto (pues perduraban hasta entonces los efectos de la legislaci—n francesa sobre la materia), y concluy— por la violaci—n del art’culo 26 del Pacto.[48] El mismo ComitŽ, en su comentario general n. 24(52), de noviembre de 1994, advirti— que las disposiciones de las dos Convenciones de Viena y las reglas cl‡sicas sobre reservas (basadas en la reciprocidad) no son apropiadas a los tratados de derechos humanos. Dado el car‡cter especial del Pacto como tratado de derechos humanos, la cuesti—n de la compatibilidad de una reserva con su objeto y prop—sito, en lugar de ser dejada a cargo de las manifestaciones de los Estados Partes inter se, deber’a ser determinada objetivamente, con base en principios jur’dicos, por el propio ComitŽ de Derechos Humanos (p‡rrafos 17 y 20).[49] Frente a las incertidumbres, ambigŸedades y lagunas del actual sistema de reservas a tratados de las dos Convenciones de Viena de 1969 y 1986, ya se pueden identificar en la doctrina contempor‡nea[50] algunas propuestas tendientes a por lo menos reducir la tensi—n entre el derecho de los tratados y el [P‡gina 296] Derecho Internacional de los Derechos Humanos en materia de reservas, a saber: primera, la inclusi—n de indicaci—n expresa en los tratados de derechos humanos de las disposiciones que no admiten cualesquiera reservas (tales como las atinentes a los derechos fundamentales inderogables), como m’nimo irreductible para participar en tales tratados; segunda, tan pronto los Estados Partes hayan procedido a la armonizaci—n de su ordenamiento jur’dico interno con la normativa de aquellos tratados (tal como por Žstos requerido), la retirada de sus reservas a los mismos;[51] tercera, la modificaci—n o rectificaci—n, por el Estado Parte, de una reserva considerada no permisible o incompatible con el objeto y prop—sito del tratado,[52] por lo que la reserva pasar’a de ese modo a ser vista no como un elemento formal y final de la manifestaci—n del consentimiento estatal, sino m‡s bien como medida Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 15/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 esencialmente temporal, a ser modificada o removida a la mayor brevedad; cuarta, la adopci—n de un posible Òsistema colegiadoÓ para la aceptaci—n de reservas,[53] para resguardar el car‡cter normativo de los tratados de derechos humanos, teniendo presente, a ese respecto, el extra–o ejemplo de la Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial;[54] quinta, la elaboraci—n de directrices (aunque no obligatorias) sobre las reglas existentes (de las dos Convenciones de Viena de 1969 y 1986) en materia de reservas, de modo a aclararlas en la pr‡ctica;[55] y sexta, la atribuci—n a los depositarios de los tratados de derechos humanos de la facultad de solicitar a los Estados reservantes informaciones peri—dicas sobre las razones por las cuales todav’a no han retirado las reservas a dichos tratados. Los trabajos actuales (a partir de 1993) de la Comisi—n de Derecho Internacional de Naciones Unidas sobre el tema del [P‡gina 297] Derecho y Pr‡ctica Relativos a Reservas a Tratados tienden a identificar la esencia de la cuesti—n en la necesidad de determinar los poderes de los —rganos internacionales de supervisi—n de los derechos humanos al respecto, a la luz de las reglas generales del derecho de los tratados.[56] Esta postura hace abstracci—n de la especificidad del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, apeg‡ndose a los postulados existentes del derecho de los tratados. Los debates de 1997 de la Comisi—n de Derecho Internacional enfocaron efectivamente la cuesti—n de la aplicabilidad del sistema de reservas de las Convenciones de Viena en relaci—n con los tratados de derechos humanos. A pesar de que prevaleci— el punto de vista de que las disposiciones pertinentes de estas Convenciones no deber’an ser modificadas,[57] se reconoci— que el referido sistema de reservas deber’a ser perfeccionado, dadas sus lagunas, sobre todo en lo relativo a reservas no permisibles.[58] En los debates de la Comisi—n, se admiti— inclusive que los —rganos convencionales de protecci—n de car‡cter judicial (las Cortes regionales Europea e Interamericana de Derechos Humanos) se pronuncien sobre la permisibilidad de reservas cuando sea necesario para el ejercicio de sus funciones;[59] tales consideraciones se reflejaron en las ÒConclusiones Preliminares sobre Reservas a Tratados Multilaterales Normativos Incluyendo Tratados de Derechos HumanosÓ, adoptadas por la Comisi—n en 1997 (p‡rrafos 4-7).[60] A mi entender, hay que ir [P‡gina 298] m‡s all‡: la importante labor de la Comisi—n de Derecho Internacional sobre la materia puede conducir a soluciones satisfactorias a los —rganos internacionales de supervisi—n de los derechos humanos en la medida en que se parta del reconocimiento del car‡cter especial de los tratados de derechos humanos y en que se precisen las consecuencias jur’dicas Ðpara el tratamiento de la cuesti—n de las reservasÐ que advienen de tal reconocimiento. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 16/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 La atribuci—n del poder de determinaci—n de la compatibilidad o no de reservas, con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos, por parte de los propios —rganos de supervisi—n internacional creados por dichos tratados, estar’a mucho m‡s conforme a la naturaleza especial de estos œltimos y al car‡cter objetivo de las obligaciones convencionales de protecci—n. Hay toda una l—gica y un sentido comœn en atribuir dicho poder a aquellos —rganos, guardianes de la integridad de los tratados de derechos humanos, en lugar de abandonar tal determinaci—n a los propios Estados Partes interesados, como si fuesen, o pudiesen ser, los ‡rbitros finales del alcance de sus obligaciones convencionales. Tal sistema de determinaci—n objetiva fomentar’a el proceso de institucionalizaci—n progresiva de la protecci—n internacional de los derechos humanos,[61] as’ como la creaci—n de un verdadero orden pœblico (ordre public) internacional basado en el respeto y la observancia plenos de los derechos humanos. Importa que se diga, con franqueza y firmeza, y sin margen de error, que, desde la —ptica de una comunidad internacional m’nimamente institucionalizada, el sistema de reservas a tratados, tal como todav’a prevalece en nuestros d’as, es rudimentario y primitivo. Urge desarrollar un sistema de determinaci—n objetiva de la compatibilidad o no de las reservas con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos, aunque para esto se considere necesaria una previsi—n expresa en este sentido en [P‡gina 299] futuros tratados de derechos humanos, o la adopci—n para este fin de protocolos a los instrumentos existentes.[62] S—lo con tal sistema de determinaci—n objetiva lograremos guardar coherencia con el car‡cter especial de los tratados de derechos humanos, que consagran obligaciones objetivas y se aplican mediante el ejercicio de la garant’a colectiva. S—lo as’ lograremos establecer, en el ‡mbito del derecho de los tratados, est‡ndares de comportamiento que coadyuven en la creaci—n de un verdadero ordre public internacional basado en el respeto y la observancia de los derechos humanos, con las correspondientes obligaciones erga omnes de protecci—n. Se imponen, en definitiva, a nuestro modo de ver, la renovaci—n y humanizaci—n del derecho de los tratados como un todo, abarcando inclusive las formas de manifestaci—n del consentimiento estatal. No vemos c—mo dejar de tomar en cuenta la experiencia de supervisi—n internacional acumulada por los —rganos convencionales de protecci—n de los derechos humanos en las œltimas dŽcadas. Cualquier evaluaci—n seria del actual sistema de reservas a tratados no podr‡ dejar de tener en cuenta la pr‡ctica, sobre la materia, de tales —rganos de protecci—n. No hay que olvidar que la Corte Internacional de Justicia, en su ya citada Opini—n Consultiva de 1951, reconoci— efectivamente, y de modo pionero, el car‡cter especial de la Convenci—n para la Prevenci—n y Sanci—n del Delito de Genocidio de 1948, pero sin haber extra’do de su constataci—n todas las consecuencias jur’dicas para el rŽgimen de reservas a tratados. Transcurrido casi medio siglo, esta es la tarea que recae sobre todos los que tenemos Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 17/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 la responsabilidad y el privilegio de actuar en el dominio de la protecci—n internacional de los derechos humanos. Las palabras pronunciadas por la Corte de La Haya en 1951 siguen revistiŽndose de actualidad, al se–alar que, en una Convenci—n como aquella de 1948, adoptada para un prop—sito puramente humanitario, Òlos Estados Contratantes [P‡gina 300] no tienen intereses propios; tienen solamente, todos y cada uno, un interŽs comœn, el de preservar los fines superiores que son la raz—n de ser de la Convenci—n. Por consiguiente, en una Convenci—n de este tipo no se puede hablar de ventajas o desventajas individuales de los Estados, ni de un exacto equilibrio contractual entre derechos y deberes. La consideraci—n de los fines superiores de la Convenci—n es, en virtud de la voluntad comœn de las Partes, el fundamento y la medida de todas sus disposicionesÓ.[63] No tiene sentido intentar escapar de la realidad de la especificidad del Derecho Internacional de los Derechos Humanos como un todo, cuyo reconocimiento, a mi entender, en nada amenaza la unidad del Derecho Internacional Pœblico; todo lo contrario, contribuye a desarrollar la aptitud de Žste para asegurar, en el presente dominio, el cumplimiento de las obligaciones convencionales de protecci—n de los Estados vis-ˆvis todos los seres humanos bajo sus jurisdicciones. Con la evoluci—n del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, es el propio Derecho Internacional Pœblico que se justifica y se legitima, al afirmar principios, conceptos y categor’as jur’dicos propios del presente dominio de protecci—n, asentados en premisas fundamentalmente distintas de las que han guiado la aplicaci—n de sus postulados en el plano de las relaciones puramente interestatales. No estamos, por lo tanto, proponiendo aqu’ que el desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos se efectœe en detrimento del derecho de los tratados: nuestro entendimiento, enteramente distinto, es en el sentido de que las normas del derecho de los tratados (tales como las consagradas en las dos Convenciones de Viena supracitadas, de car‡cter en todo caso residual) pueden en mucho enriquecerse con el im[P‡gina 301] pacto del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y desarrollar su aptitud para reglar adecuadamente las relaciones jur’dicas en los planos tanto interestatal como intraestatal, bajo los tratados de protecci—n respectivos. Al sostener el desarrollo de un sistema de determinaci—n objetivo Ðque nos parece del todo necesarioÐ de la compatibilidad o no de las reservas con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos en particular, en el cual ejercer’an un rol importante los —rganos de protecci—n internacional creados por dichos tratados, no vemos en esto ninguna amenaza a la ÒunidadÓ del derecho de los tratados. Por el contrario, dif’cilmente podr’a haber algo m‡s fragmentador y subdesarrollado Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 18/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 que el actual sistema de reservas de las dos Convenciones de Viena, por lo que ser’a enteramente ilusorio suponer que, de continuar aplic‡ndolo como hasta el presente, se estar’a fomentando la ÒunidadÓ del derecho de los tratados. La verdadera unidad del derecho de los tratados, en el marco del Derecho Internacional Pœblico, ser’a mejor servida por la bœsqueda de perfeccionamiento en esta ‡rea, superando las ambigŸedades, incertidumbres y lagunas del actual sistema de reservas, mediante el desarrollo de un sistema de determinaci—n objetiva (supra), de conformidad con la naturaleza especial de los tratados de derechos humanos y el car‡cter objetivo de las obligaciones convencionales de protecci—n. La unidad del propio Derecho Internacional Pœblico se mide m‡s bien por su aptitud para regir relaciones jur’dicas en contextos distintos con igual adecuaci—n y eficacia. VI. La obligaci—n internacional de los Estados de proveer recursos eficaces de derecho interno As’ como es posible medir la relevancia de las normas internacionales de protecci—n en el ‡mbito del derecho interno de los Estados por el impacto en este œltimo de los tratados e instrumentos de derechos humanos (cf. supra), del mismo modo los medios de reparaci—n del derecho interno se hacen presentes en el propio proceso legal internacional en el deber del Estado de proveer recursos internos eficaces y en el deber correspon[P‡gina 302] diente del individuo reclamante de utilizarlos como condici—n de admisibilidad de la petici—n internacional. En efecto, una nueva visi—n de esta conjunci—n de deberes complementarios en cuanto a los medios de reparaci—n internos contribuye para una reevaluaci—n de la cuesti—n m‡s amplia de la interacci—n entre el derecho internacional y el derecho interno en el ‡mbito de la protecci—n de los derechos humanos. En este ‡mbito de protecci—n, la visi—n cl‡sica del requisito formal del agotamiento Ðpor los individuos reclamantesÐ de los recursos de derecho interno para la instituci—n del procedimiento contencioso internacional, pierde terreno para una nueva concepci—n centrada en el elemento de la reparaci—n propiamente dicha. Se percibe entonces que la regla del agotamiento, en la protecci—n de los derechos humanos, s—lo puede ser considerada adecuadamente en conexi—n con la obligaci—n correspondiente de los Estados de proveer recursos internos eficaces; el Žnfasis pasa a recaer en la tendencia de perfeccionamiento de los instrumentos y mecanismos nacionales de protecci—n judicial. Este cambio de Žnfasis atribuye mayor responsabilidad a los tribunales internos (judiciales y administrativos), convoc‡ndolos a ejercer actualmente un rol m‡s activo Ðsi no creativoÐ que en el pasado en la implementaci—n de las normas internacionales de protecci—n. Si por un lado esto puede a corto plazo revelar o exponer sus insuficiencias o deficiencias en el ejercicio de esta funci—n ÒampliadaÓ de administraci—n de la justicia, por otro lado puede, a mediano y largo plazo, acarrear consecuencias positivas.[64] Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 19/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 La primera es, como ya se ha se–alado, el perfeccionamiento de la administraci—n interna de la justicia. La segunda es una mayor aproximaci—n entre los Estados, ya no m‡s por la predominancia cl‡sica de los contactos entre los poderes ejecutivos con su apego casi instintivo al dogma de la Òcompetencia nacionalÓ exclusiva, pero tambiŽn por los contactos internacionales de los poderes judiciales, benefici‡ndose de este modo [P‡gina 303] del conocimiento mutuo de las realidades jur’dicas internas de los Estados. Y la tercera es la actuaci—n coordinada de los tribunales internos bajo los tratados de derechos humanos, en materias por Žstos regidas, a pesar de las variaciones en los distintos ordenamientos jur’dicos internos, propiciando un cierto grado de uniformidad en la aplicaci—n de las normas de los referidos tratados.[65] Dada la estructura descentralizada del ordenamiento jur’dico internacional, no es de sorprender que, al menos en el ‡mbito de la protecci—n internacional de los derechos humanos, la atenci—n se concentre crecientemente en la funci—n reservada a los tribunales nacionales de implementaci—n de las normas internacionales. La Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, por ejemplo, impone a los Estados Partes el deber de Ògarantizar la independencia de los tribunalesÓ y de propiciar el establecimiento y perfeccionamiento de Òinstituciones nacionales apropiadasÓ de promoci—n y protecci—n de los derechos humanos en ella garantizados (art’culo 26). Adem‡s, los tratados de derechos humanos reglamentan hoy un ‡rea que, en el pasado, era considerada como tradicionalmente reservada al derecho constitucional: la de los derechos fundamentales de los ciudadanos vis-ˆ-vis el poder pœblico. Con la internacionalizaci—n de la salvaguardia de los derechos humanos, los Estados se vieron en la obligaci—n adicional de equiparse debidamente para dar efecto a los tratados de protecci—n, particularmente los de derechos humanos que requieren medidas a nivel nacional para su implementaci—n (v. g., el deber de proveer recursos internos eficaces). Tales medidas (judiciales, legislativas, administrativas u otras) son de fundamental importancia, por cuanto, segœn un principio b‡sico del derecho de la responsabilidad internacional, ampliamente respaldado por la jurisprudencia internacional, ningœn Estado puede invocar dificultades o deficiencias de derecho interno como excusa para evadirse de sus obligaciones internacionales.[66] El deber de los Estados Partes de proveer recursos internos eficaces, impuesto por los tratados de derechos humanos, cons[P‡gina 304] tituye el necesario fundamento en el derecho interno del deber correspondiente de los individuos reclamantes de hacer uso de tales recursos antes de llevar el caso a los —rganos internacionales. En efecto, es precisamente porque los tratados de derechos humanos imponen a los Estados Partes el deber de asegurar a las supuestas v’ctimas Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 20/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 recursos eficaces ante las instancias nacionales contra violaciones de sus derechos reconocidos (en los tratados o en el derecho interno),[67] que, a la inversa, requieren de todo reclamante el previo agotamiento de los recursos de derecho interno como condici—n de admisibilidad de sus peticiones a nivel internacional.[68] VII. La funci—n de los îrganos y procedimientos del derecho pœblico interno Hay tratados de derechos humanos que van m‡s all‡, previendo inclusive el compromiso de los Estados Partes de Òdesarrollar las posibilidades de recurso judicialÓ (v. g., Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos, art’culo 2(3)(b); Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, art’culo 25(2)(b)). Los tratados anteriormente citados conf’an as’ la protecci—n de los derechos humanos tambiŽn a los —rganos y procedimientos del derecho pœblico interno y a la legislaci—n constitucional y ordinaria. La Convenci—n de las Naciones Unidas contra la Tortura, por ejemplo, determina que los Estados Partes asegurar‡n a las v’ctimas (o sus dependientes) el derecho a la reparaci—n y a una indemnizaci—n Òjusta y adecuadaÓ, incluidos los medios necesarios [P‡gina 305] para la Òm‡s completa rehabilitaci—n posibleÓ (art’culo 14). TambiŽn la Convenci—n Interamericana contra la Tortura prevŽ la adopci—n de medidas efectivas de derecho interno (art’culos 6-7 y 9) para prevenir y castigar la tortura. A su vez, la Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial consagra un elenco significativo de medidas exigibles de los Estados Partes, a movilizar no solo los tribunales nacionales sino tambiŽn los dem‡s —rganos del poder pœblico; la Convenci—n prevŽ, v. g., la revisi—n de pol’ticas gubernamentales (art’culo II(1)(c)), la adopci—n de medidas legislativas, judiciales, administrativas u otras (art’culo II(1)(d) y (2) y art’culos IV y IX) y de medidas educativas (art’culo VII), para la realizaci—n de su objeto y prop—sito. La adopci—n de tales medidas, legislativas, judiciales, administrativas u otras, es igualmente prevista por la Convenci—n sobre la Eliminaci—n y Represi—n del Crimen del Apartheid (art’culos 4 y 7). Otros ejemplos pueden ser destacados. La Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n contra la Mujer, v. g., se encuentra permeada de numerosos compromisos de adopci—n de medidas diversas por los Estados Partes (art’culos 3-8, 10-13, 14(2), 16 y 18) para la realizaci—n de su objeto y prop—sito. Por el art’culo 2(a), los Estados Partes se comprometen inclusive a consagrar en sus Constituciones nacionales o en otra legislaci—n apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley otros medios apropiados a la Òrealizaci—n pr‡cticaÓ de este principio; se comprometen a adoptar todas las medidas adecuadas (legislativas y otras), incluso las sanciones pertinentes, y la modificaci—n o derogaci—n de leyes, reglamentos, usos y pr‡cticas, para poner fin a la discriminaci—n contra la mujer (art’culo 2(b),(f) y (g)); se comprometen, adem‡s, a asegurar, por medio de los Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 21/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 tribunales nacionales y otras instituciones pœblicas, la protecci—n jur’dica efectiva de la mujer (contra todo acto de discriminaci—n) en base de igualdad con el hombre. Al final de un conjunto largo y circunstanciado de medidas a ser tomadas por los Estados Partes a nivel del derecho interno, el art’culo 24, para evitar cualquier omisi—n en ese sentido, dispone en s’ntesis el compromiso de los Estados Partes de Òadoptar todas las medidas necesarias en el ‡mbito nacional para alcanzar la plena realizaci—nÓ de los derechos reconocidos en la Conven[P‡gina 306] ci—n. Igual compromiso es asumido por los Estados Partes en la Convenci—n sobre los Derechos del Ni–o (art’culos 4, 19, 33 y 39). Los Estados Partes en tratados de derechos humanos se encuentran, en resumen, obligados a organizar su ordenamiento jur’dico interno de modo que las supuestas v’ctimas de violaciones de los derechos en ellos consagrados dispongan de un recurso eficaz ante las instancias nacionales. Esta obligaci—n adicional opera como una salvaguardia contra eventuales denegaciones de justicia, o atrasos indebidos u otras irregularidades procesales en la administraci—n de la justicia. Con esto al menos quedan impedidos los gobiernos de los Estados Partes de obstruir acciones ante los tribunales nacionales (en el proceso de agotamiento de recursos de derecho interno) para obtener reparaci—n de da–os resultantes de violaciones de los derechos consagrados en los tratados de derechos humanos.[69] La operaci—n de los deberes complementarios de utilizar los recursos de derecho interno (de parte de los reclamantes) y de proveer tales recursos eficaces (de parte de los Estados demandados) contribuye as’ para una mejor apreciaci—n de la interacci—n entre el derecho internacional y el derecho interno en el contexto de la protecci—n de los derechos humanos. VIII. Las normas internacionales de protecci—n directamente aplicables en el derecho interno El impacto de los tratados de derechos humanos en los ordenamientos jur’dicos internos de los Estados Partes (supra) ha atra’do bastante atenci—n en los œltimos a–os, y se ha evidenciado principalmente en numerosos casos que acarrean, v. g., modificaciones en las respectivas legislaciones nacionales con el pro[P‡gina 307] p—sito de armonizarlas con los referidos tratados. A la inversa, la influencia del derecho interno de los Estados Partes en los sistemas de los tratados de derechos humanos ha atra’do considerablemente menos atenci—n. El hecho de que no raramente los tribunales internos son llamados a interpretar disposiciones de los tratados de derechos humanos en el examen de casos concretos, contribuye en parte para explicar el impacto de esos tratados en el derecho interno de los Estados Partes.[70] Al enfocar los efectos de estos tratados en el derecho interno de los Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 22/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Estados Partes, la actitud de la doctrina cl‡sica ha consistido en clasificar estos œltimos, de modo general, en dos grupos, a saber: los que posibilitan dar efecto directo a disposiciones de los referidos tratados, consideradas como self-executing o de aplicabilidad directa, y los pa’ses cuyo derecho constitucional determina que, aun ratificados, tales tratados no se tornan ipso facto derecho interno, para lo que se requiere legislaci—n especial. Esta es una determinaci—n que ha sido atribuida al derecho constitucional; sin embargo, el derecho internacional se cuid— de elaborar el concepto de las normas directamente aplicables (self-executing) propiamente dichas, en relaci—n con disposiciones de tratados susceptibles de ser invocadas por un particular ante un tribunal o juez (Òincorporaci—nÓ autom‡tica), sin necesidad de un acto jur’dico complementario (Òtransformaci—nÓ) para su exigibilidad e implementaci—n. Para que una norma convencional pueda ser autoaplicable, se pas— a considerar necesaria la conjugaci—n de dos condiciones, a saber, primero, que la norma conceda al individuo un derecho claramente definido y exigible ante un juez, y segundo, que sea ella suficientemente espec’fica para poder ser aplicada judicialmente en un caso concreto, operando per se sin necesidad de un acto legislativo o medidas administrativas subsecuentes.[71] La norma directamente aplicable, en resumen, consagra un derecho individual, susceptible de pronta aplicaci—n o ejecuci—n por los tribunales o jueces nacionales. [P‡gina 308] No obstante las variaciones verificables de pa’s a pa’s en cuanto a la cuesti—n m‡s amplia del status preciso de los tratados de derechos humanos en el derecho interno, por ser dejada al criterio del derecho constitucional de cada Estado Parte, la aplicaci—n de las disposiciones convencionales Ðy de modo especial las consideradas selfexecuting Ð por los tribunales internos revela al menos el alcance de la influencia ejercida a lo largo de los a–os por los tratados de derechos humanos en los Estados Partes. En el plano normativo y en perspectiva hist—rica, es siempre recordada la consagraci—n, en las Constituciones modernas, de derechos anteriormente proclamados en tratados e instrumentos internacionales de derechos humanos, particularmente a partir de la Declaraci—n Universal de 1948. Muy significativamente, los resultados concretos obtenidos en las œltimas dŽcadas bajo los tratados e instrumentos de derechos humanos demuestran que no hay, como en rigor nunca hubo, ninguna imposibilidad l—gica o jur’dica de que individuos, seres humanos, sean beneficiarios directos de instrumentos internacionales.[72] Teniendo presentes los sistemas contempor‡neos de protecci—n de los derechos humanos, la polŽmica cl‡sica entre dualistas y monistas, en su inevitable hermetismo, parece haberse erigido en falsas premisas. Adem‡s de la funci—n ÒinternacionalÓ atribuida a los tribunales internos, las propias caracter’sticas del proceso de creaci—n de leyes que hoy conocemos contribuyen para librarnos de las amarras de la polŽmica irreconciliable entre monistas y dualistas. Para la liberaci—n, en este sentido, del esp’ritu jur’dico contempor‡neo, han adem‡s contribuido decisivamente el reconocimiento de la competencia o capacidad de actuar Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 23/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 de los —rganos de supervisi—n internacionales y sobre todo del derecho de petici—n individual o de la capacidad procesal internacional de los individuos bajo los tratados e instrumentos de derechos humanos, los cuales han tornado la controversia cl‡sica entre dualistas y monistas ociosa, superflua, dispensable, y sin resultados pr‡cticos al menos en lo que concierne a la operaci—n de tales tratados e instrumentos de protecci—n.[73] Hay [P‡gina 309] que tener en cuenta que, en una dimensi—n m‡s amplia, los reconocimientos del derecho de petici—n individual y de la competencia de los —rganos de supervisi—n internacionales se han dado en medio de la concientizaci—n de la identidad de prop—sito primordial del derecho internacional y del derecho pœblico interno contempor‡neos en cuanto a las necesidades de protecci—n del ser humano. Asimismo en los Estados que efectivamente ÒincorporanÓ los tratados de derechos humanos en el ordenamiento jur’dico interno persiste una cierta diversidad en cuanto al status o posici—n exacta de estos tratados en la jerarqu’a legal interna, lo que era de esperar, por tratarse de soluciones de derecho interno. Se sabe, por ejemplo, que, en el inicio de los a–os noventa, la gran mayor’a de los 14 Estados ratificantes de la Convenci—n Europea de Derechos Humanos ya hab’a asegurado a Žsta el status de derecho interno. No por eso se puede deducir que en los Estados que incorporan la Convenci—n al ordenamiento jur’dico interno los derechos humanos son necesariamente mejor protegidos como consecuencia directa de aquella providencia. La incorporaci—n Ðaunque meritoria y sin duda deseableÐ no refleja autom‡ticamente la realidad de la observancia de los derechos humanos en un pa’s y el grado de la protecci—n jur’dica a ellos extendida en la pr‡ctica, siendo medidas m‡s significativas y de mayor alcance pr‡ctico la aceptaci—n sin restricciones del derecho de petici—n individual y la jurisdicci—n obligatoria de los —rganos judiciales de protecci—n internacional,[74] disposiciones Žstas que hemos denominado verdaderas cl‡usulas pŽtreas de la protecci—n internacional de los derechos humanos.[75] As’, el [P‡gina 310] hecho de que en el inicio de la dŽcada de los noventa todos los Estados Partes en la Convenci—n Europea hab’an aceptado el derecho de petici—n individual bajo la Convenci—n (art’culo 25) y todos los Estados Partes (con la œnica excepci—n de Turqu’a) hab’an aceptado la jurisdicci—n obligatoria de la Corte Europea de Derechos Humanos (art’culo 46 de la Convenci—n) Ðindependientemente del status de la Convenci—n en el derecho interno de cada pa’sÐ revela la seriedad y la madurez de los Estados Partes y explica en gran parte el Žxito de aquel sistema regional de derechos humanos, cuyo mecanismo de protecci—n vino a ser gradualmente perfeccionado Ða lo largo de los a–os noventaÐ por la adopci—n de los Protocolos 9 y 11 a la Convenci—n Europea. Los tratados de derechos humanos benefician directamente a los individuos y grupos Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 24/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 protegidos. Cubren relaciones (de los individuos ante el poder pœblico) cuya reglamentaci—n era en el pasado del dominio propio del derecho constitucional. Y diversas Constituciones contempor‡neas, a su vez, remiten expresamente a los derechos consagrados en los tratados de derechos humanos (cf. supra), a un mismo tiempo revelando una nueva postura ante la cuesti—n cl‡sica de la jerarqu’a normativa de los tratados internacionales vigentes, as’ como concediendo un tratamiento especial o diferenciado tambiŽn en el plano del derecho interno a los derechos y garant’as individuales internacionalmente consagrados (cf. supra). Rigiendo la misma gama de relaciones, de los individuos ante el Estado, el derecho internacional y el derecho interno apuntan aqu’ en la misma direcci—n, coincidiendo ambos en el prop—sito b‡sico y œltimo de la protecci—n del ser humano. IX. El criterio de la primac’a de la norma m‡s favorable a las v’ctimas No hay m‡s pretensi—n de primac’a de uno u otro ordenamiento jur’dico, como en la polŽmica cl‡sica y superada entre monistas y dualistas. En el presente dominio de protecci—n, la primac’a es de la norma m‡s favorable a las v’ctimas, sea ella norma de derecho internacional o de derecho interno. Este y [P‡gina 311] aquel aqu’ interactœan en beneficio de los seres protegidos. Es la soluci—n expresamente consagrada en diversos tratados de derechos humanos, de la mayor relevancia por sus implicaciones pr‡cticas. Merecedora de gran atenci—n, curiosamente ha pasado casi inadvertida en la doctrina contempor‡nea. ConcentrŽmonos, pues, en lo que disponen los tratados de derechos humanos al respecto. En el plano global, el Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos proh’be expresamente cualquier restricci—n o derogaci—n a los derechos humanos reconocidos o vigentes en cualquier Estado Parte, en virtud de otras convenciones, o de leyes, reglamentos o costumbres, bajo pretexto de que el propio Pacto no los reconozca o los reconozca en menor grado (art’culo 5(2)). Tanto la Convenci—n sobre el Estatuto de los Refugiados (art’culo 5) como la Convenci—n sobre el Estatuto de los Ap‡tridas (art’culo 5) prevŽn igualmente que ninguna de sus disposiciones perjudicar‡ los otros derechos y ventajas concedidos respectivamente a los refugiados y ap‡tridas, independientemente de ellos. La Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n contra la Mujer advierte que nada de lo dispuesto en ella perjudicar‡ cualquier disposici—n que sea m‡s propicia a la obtenci—n de la igualdad entre hombres y mujeres y que estŽ contenida: Òa) en la legislaci—n de un Estado Parte; o b) en cualquier otra convenci—n, tratado o acuerdo internacional vigente en ese EstadoÓ (art’culo 23). En la misma l’nea de pensamiento, la Convenci—n sobre los Derechos del Ni–o tambiŽn advierte que nada de lo estipulado en ella afectar‡ disposiciones que sean m‡s convenientes para la realizaci—n de los derechos del ni–o y que pueden constar: Òa) de las leyes de un Estado Parte; b) de las normas de derecho internacional vigentes para ese EstadoÓ (art’culo 41). Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 25/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 En el plano regional, la misma salvedad se encuentra en la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, que proh’be la interpretaci—n de cualquiera de sus disposiciones en el sentido de limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho que Òpueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convenci—n en que sea Parte uno de dichos EstadosÓ (art’culo 29(b)); proh’be, adem‡s, la interpretaci—n de cualquiera de sus disposiciones en el sentido de excluir o limitar Òel efecto que puedan producir la [P‡gina 312] Declaraci—n Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturalezaÓ (art’culo 29(d)). Igualmente, el Protocolo Adicional a la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Econ—micos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador) determina que Òno podr‡ restringirse o menoscabarse ninguno de los derechos reconocidos o vigentes en un Estado en virtud de su legislaci—n interna o de convenciones internacionales, a pretexto de que el presente Protocolo no los reconoce o los reconoce en menor gradoÓ (art’culo 4). En el continente americano as’ como en el continente europeo la soluci—n es la misma. Estipula la Convenci—n Europea de Derechos Humanos que ninguna de sus disposiciones ser‡ interpretada en el sentido de limitar o perjudicar los derechos humanos reconocidos de acuerdo con las leyes de cualquier Estado Parte o con cualquier otra convenci—n en que Žste sea Parte (art’culo 60). La Convenci—n Europea para la Prevenci—n de la Tortura y Trato o Castigo Inhumano o Degradante aclara que no perjudicar‡ ella las disposiciones del derecho interno o de cualquier otro acuerdo internacional que ofrezcan mayor protecci—n a las personas privadas de su libertad (art’culo 17(1)). La Carta Social Europea, a su vez, determina igualmente que sus disposiciones no perjudicar‡n las de derecho interno ni las de tratados que Òsean m‡s favorables a las personas protegidasÓ (art’culo 32). El criterio de la primac’a de la norma m‡s favorable a las personas protegidas, consagrado expresamente en tantos tratados de derechos humanos, contribuye en primer lugar a reducir o minimizar considerablemente las supuestas posibilidades de ÒconflictosÓ entre instrumentos legales en sus aspectos normativos. Contribuye, en segundo tŽrmino, a obtener mayor coordinaci—n entre tales instrumentos, en dimensi—n tanto vertical (tratados e instrumentos de derecho interno) como horizontal (dos o m‡s tratados). En lo concerniente a esta œltima, el criterio de la primac’a de la disposici—n m‡s favorable a las v’ctimas ya a fines de la dŽcada del cincuenta era aplicado por la Comisi—n Europea de Derechos Humanos (petici—n n. 235/56, de 19581959), y recibi— reconocimiento judicial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la Opini—n Consultiva de 1985 sobre la Colegiaci—n Obligato[P‡gina 313] ria de Periodistas.[76] Contribuye, en tercer lugar, como se–alamos en nuestro curso Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 26/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 dictado en la Academia de Derecho Internacional de La Haya en 1987, para demostrar que la tendencia y el prop—sito de la coexistencia de distintos instrumentos jur’dicos Ðgarantizando los mismos derechosÐ son en el sentido de ampliar y fortalecer la protecci—n.[77] Lo que importa en œltimo tŽrmino es el grado de eficacia de la protecci—n, y por consiguiente ha de imponerse la norma que en el caso concreto mejor proteja, sea ella de derecho internacional o de derecho interno. X. Conclusiones En las œltimas dŽcadas, la operaci—n regular de los tratados e instrumentos internacionales de derechos humanos ha demostrado claramente que pueden beneficiar directamente a los individuos. En realidad, es Žste su prop—sito œltimo; al crear obligaciones para los Estados vis-ˆ-vis los seres humanos bajo su jurisdicci—n, las normas de los tratados de derechos humanos se aplican no solo en la acci—n conjunta (ejercicio de garant’a colectiva) de los Estados Partes en la realizaci—n del prop—sito comœn de protecci—n, sino tambiŽn y sobre todo en el ‡mbito del ordenamiento jur’dico interno de cada uno de ellos, en las relaciones entre el poder pœblico y los individuos. Diversas Constituciones contempor‡neas, inclusive de pa’ses de AmŽrica Latina, refiriŽndose expresamente a los tratados de derechos humanos, conceden un tratamiento especial o diferenciado tambiŽn en el plano del derecho interno a los derechos humanos internacionalmente consagrados. [P‡gina 314] Los tratados de derechos humanos indican v’as de compatibilizaci—n de los dispositivos convencionales y de los de derecho interno, de modo que se prevengan conflictos entre las jurisdicciones internacional y nacional en el presente dominio de protecci—n. As’, imponen a los Estados Partes el deber de proveer recursos de derecho interno eficaces, y a veces el compromiso de desarrollar las Òposibilidades de recurso judicialÓ; prevŽn la adopci—n por los Estados Partes de medidas legislativas, judiciales, administrativas u otras, para la realizaci—n de su objeto y prop—sito. En resumen, cuentan con el concurso de los —rganos y procedimientos del derecho pœblico interno. Hay, de ese modo, una interpenetraci—n entre las jurisdicciones internacional y nacional en el ‡mbito de protecci—n del ser humano. Persiste, sin embargo, hoy d’a, la necesidad del desarrollo de un sistema de determinaci—n objetiva de la compatibilidad o no de reservas interpuestas por Estados Partes, con el objeto y prop—sito de los respectivos tratados de derechos humanos. El cumplimiento de las obligaciones internacionales de protecci—n requiere el concurso de los —rganos internos de los Estados, y Žstos son llamados a aplicar las normas internacionales. Es Žste el trazo distintivo y tal vez m‡s destacado de los tratados de derechos humanos, dotados de especificidad propia y que requieren de una interpretaci—n propia guiada por los valores comunes superiores que abrigan, diferente de los tratados cl‡sicos que se limitan a reglamentar los intereses rec’procos entre las Partes. Con la interacci—n entre el derecho internacional y el derecho interno en el presente contexto, los grandes beneficiarios son las personas protegidas. En un Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 27/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 sistema integrado como el de la protecci—n de los derechos humanos, los actos internos de los Estados est‡n sujetos a la supervisi—n de los —rganos internacionales de protecci—n cuando, en el examen de los casos concretos, se trata de verificar su conformidad con las obligaciones internacionales de los Estados en materia de derechos humanos. Las normas internacionales que consagran y definen claramente un derecho individual, susceptible de vindicaci—n ante un tribunal o juez nacional, son directamente aplicables. Adem‡s, los propios tratados de derechos humanos significativamente consagran el criterio de la primac’a de la norma m‡s favorable a las v’ctimas, sea ella norma de derecho internacional o de derecho interno. [P‡gina 315] El tema no pas— inadvertido en la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Naciones Unidas (Viena, junio de 1993).[78] La referida Conferencia le dedic— particular atenci—n, y una de sus recomendaciones b‡sicas consisti— precisamente en urgir a los Estados a que concedan prioridad a la incorporaci—n de las normas internacionales de protecci—n al derecho interno, a las medidas nacionales de implementaci—n de los instrumentos internacionales de protecci—n y al fortalecimiento de las instituciones nacionales directamente vinculadas a la vigencia plena de los derechos humanos y al Estado de Derecho.[79] Descartada la compartimentalizaci—n, te—rica y est‡tica, de la doctrina cl‡sica, entre el derecho internacional y el derecho interno, hoy d’a, con la interacci—n din‡mica entre uno y otro en el presente dominio de protecci—n, es el propio Derecho que se enriquece Ðy se justificaÐ en la medida en que cumple su misi—n œltima de hacer justicia. En el presente contexto, el derecho internacional y el derecho interno interactœan y se auxilian mutuamente en el proceso de expansi—n y fortalecimiento del derecho de protecci—n del ser humano. En este umbral del siglo XXI, es alentador constatar que el derecho internacional y el derecho interno al fin caminan juntos y apuntan en la misma direcci—n, coincidiendo en el prop—sito b‡sico y œltimo de la protecci—n del ser humano en todas y cualesquiera circunstancias. Indicaciones bibliogr‡ficas Th. Buergenthal, ÒComparison of the Jurisprudence of National Courts with that of the Organs of the Convention as Regards the Rights of the Individual in Court ProceedingsÓ, en Human Rights in National and Internatio[P‡gina 316] nal Law (ed. A.H. Robertson), Manchester, University Press/Oceana, 1970; A.A. Can•ado Trindade, The Application of the Rule of Exhaustion of Local Remedies in International Law, Cambridge, Cambridge University Press, 1983; A.A. 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[3] Para un estudio general (con ejemplos), cf., v. g., inter alia, Antonio Cassese, ÒModern Constitutions and International LawÓ, 192 Recueil des Cours de lÕAcadŽmie de Droit International (1985), pp. 331-476; y cf. A. Remiro Brotons, La Acci—n Exterior del Estado, Madrid, Tecnos, 1984, pp. 198-200. [4] Cf., v. g., el art’culo 5(II) in fine de la Constituci—n de Chile (reformada en 1989), en Texto de la Nueva Reforma - Constituci—n Pol’tica de la Repœblica de Chile, Santiago, Publigr‡fica, 1989, p. 5, y cf. Ley n.18.825, de 16.08.1989, en Diario Oficial de la Repœblica de Chile, de 17.08.1989, n. 33.450, p. 1; art’culo 93 de la Constituci—n de Colombia de 1991, texto en Constituci—n Pol’tica de Colombia (compilada por J. Ortega Torres), 20a. ed., Bogot‡, Temis, 1991, p. 38; art’culo 75 (22) de la Constituci—n Argentina (reformada en agosto de 1994), texto en Bolet’n Oficial de la Repœblica Argentina, Buenos Aires, sesi—n de la Convenci—n Nacional Constituyente en Santa Fe, 22.08.1994, p. 4a, y, anteriormente, cf. [Varios Autores] La Reforma Constitucional Argentina 1994, 1a. ed., Buenos Aires, Asociaci—n Argentina de Derecho Constitucional, abril de 1994, pp. 21-187. Para nuestra propuesta original, subsiguientemente aceptada, de inserci—n de la disposici—n del art’culo 5(2) en la Constituci—n del Brasil de 1988, concomitantemente con la pronta adhesi—n de Brasil a los dos Pactos de Derechos Humanos de Naciones Unidas y a la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, cf. A.A. Can•ado Trindade, ÒDireitos e Garantias Individuais no Plano InternacionalÓ, en AssemblŽia Nacional Constituinte Ð Atas das Comissoes, vol. 1, Bras’lia, n.66 (supl.), 27.05.1987, p. 111, y cf. pp. 109-116; y cf. A.A. Can•ado Trindade, A Prote•ao Internacional dos Direitos Humanos Ð Fundamentos Jur’dicos e Instrumentos B‡sicos, Sao Paulo, Ed. Saraiva, 1991, pp. 630-635. [5] Ya en el per’odo de entreguerras, Mirkine-GuetzŽvitch se refer’a a este fen—meno, destacando la Òinfluencia del esp’ritu internacionalÓ en la elaboraci—n de nuevas constituciones y en el derecho pœblico interno de los Estados (v. g., la Òrenuncia constitucional a la guerraÓ, posteriormente al Pacto Briand-Kellogg de 1928); B. Mirkine-GuetzŽvitch, ÒDroit International et Droit ConstitutionnelÓ, 38 Recueil des Cours de lÕAcadŽmie de Droit International de La Haye (1931) pp.326, 424, 429 y 456. Y cf., m‡s recientemente, en general, J.-F. Aubert, ÒObservations dÕun constitutionnaliste sur lÕŽvolution des sources du Droit internationalÓ, 46 Schweizerisches Jahrbuch fŸr internationales Recht/Annuaire suisse de Droit international (1989), pp. 13-38. [6] Se ha fortalecido la idea de una Òfusi—n concertadaÓ de fuentes, internacionales e internas, en lo que concierne a la normatividad de los derechos humanos; G.J. Bidart Campos, Teor’a General de los Derechos Humanos, MŽxico, UNAM, 1989, pp. 362, 429431 y 436. [7] M. Sorensen, ÒObligations dÕun Etat Partie a un traitŽ sur le plan de son droit interneÓ, en Les droits de lÕhomme en droit interne et en droit international (Colloque de Vienne, 1965), Bruxelles, Presses Universitaires de Bruxelles, 1968, p. 56. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 31/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [8] Cf. A.A. Can•ado Trindade, op.cit. supra n. (1), pp. 334, 341 y 346-347. Y cf. G. Dahm, ÒDie Subsidiaritat des internationalen Rechtsschutzes bei Volkerrechtswidriger Verletzung von PrivatpersonenÓ, en Vom deutschen zum europaischen RechtFestschrift fur Hans Dolle, vol. II, Tubingen, J.C.B. Mohr (P. Siebeck), 1963, pp. 6-9. [9] Cf. A.A. Can•ado Trindade, op.cit. supra n. (1), p. 336, n. 16-19. [10] Cf. ibid., pp. 338 y 334-335, y cf. J.A. Stoll, LÕapplication et lÕinterprŽtation du droit interne par les juridictions internationales, Institut de Sociologie/UniversitŽ Libre de Bruxelles, 1962, pp. 205-209. [11] V. g., Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, art’culo 45; Convenci—n Europea de Derechos Humanos, art’culo 24; Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, art’culos 47-54; Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos, art’culo 41; Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial, art’culos XI-XIII; Convenci—n de Naciones Unidas contra la Tortura, art’culo 21. [12] V. g., Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, art’culo 44; Convenci—n Europea de Derechos Humanos, art’culo 25; Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, art’culos 55-58; primer Protocolo Facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos, art’culos 1-3 y 5; Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial, art’culo XIV; Convenci—n de Naciones Unidas contra la Tortura, art’culo 22. [13] A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), p. 345 y cf. pp. 335 y 337. [14] European Court of Human Rights, Belgian Linguistics Case (Merits), Judgment of 23.07.1968, pp. 35 y 10. [15] Application n. 1474/62 (1963), Collection of Decisions of the European Commission of Human Rights, vol. 12, p. 26, y vol. 11, p. 57; y application n. 458/59 (1960), Yearbook of the European Convention of Human Rights, vol. III, p. 232, respectivamente. [16] Comisi—n Interamericana de Derechos Humanos, Diez A–os de Actividades 19711981, Washington D.C., Secretar’a General de la OEA, 1982, pp. 316 y 333. [17] A.A. Can•ado Trindade, La Protecci—n Internacional de los Derechos Humanos en AmŽrica Latina y el Caribe (Documento de apoyo sometido por el IIDH a la Reuni—n Regional de AmŽrica Latina y el Caribe Preparatoria de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Naciones Unidas), San JosŽ de Costa Rica, IIDH/CEE/Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, 1993, pp. 19 y 16; este estudio ha sido circulado como documento clasificado de Naciones Unidas para la Conferencia Mundial de Viena, ref. ONU, A/CONF.157/PC/63/Add.3, de 18.03.1993, pp. 1-137. [18] Ibid., p. 20. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 32/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [19] Cf. H. Mosler, ÒLÕinfluence du droit national sur la Convention EuropŽenne des Droits de lÕHommeÓ, en Miscellanea W.J. Ganshof van der Meersch, vol. I, Bruxelles/Paris, Bruylant/LGDJ, 1972, pp. 540-541; A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), pp. 344 y 338-339; C.H. Schreuer, ÒThe Implementation of International Judicial Decisions by Domestic CourtsÓ, 24 International and Comparative Law Quarterly (1975), pp. 153 y 183. [20] A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), pp. 342-343. [21] Cf., a ese respecto, v. g., A.A. Can•ado Trindade, ÒExhaustion of Local Remedies in Relation to Legislative Measures and Administrative Practices Ð The European ExperienceÓ, 18 Malaya Law Review Ð Singapore (1976), pp. 257-280. [22] V. g., de reconocimiento de la competencia de —rganos de supervisi—n internacionales para examinar peticiones o reclamaciones individuales e interestatales, y de reconocimiento de la jurisdicci—n obligatoria de —rganos judiciales de protecci—n de los derechos humanos. [23] A.A. Can•ado Trindade, op. cit. infra n. (74), pp. 13-14. [24] Ibid., pp. 14 y 16-17. [25] Ibid., p. 17. [26] Ibid., p. 18. Para un estudio general de la cuesti—n del derecho a un recurso efectivo, cf. P. Mertens, Le droit de recours effectif devant les instances nationales en cas de violation dÕun droit de lÕhomme, Bruxelles, Ed. Univ. de Bruxelles, 1973, pp. 1151. Y, para un estudio de las garant’as procesales de los derechos humanos en el plano del derecho interno, cf. H. Fix-Zamudio, La Protecci—n Jur’dica y Procesal de los Derechos Humanos ante las Jurisdicciones Nacionales, UNAM/MŽxico, Ed. Civitas, 1982, pp. 23-365; H. Fix-Zamudio, ÒLa Protecci—n Jur’dica de los Derechos Humanos en LatinoamŽrica y en el Sistema InteramericanoÓ, 8 Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (1988), pp. 7-64; A.A Can•ado Trindade (ed.), A Incorpora•‹o das Normas Internacionais de Prote•‹o dos Direitos Humanos no Direito Brasileiro, 2a. ed., San JosŽ de Costa Rica, IIDH/CICR/ACNUR/CUE, 1997, pp. 205-236; Ariel Dulitzky, ÒLa Aplicaci—n de los Tratados sobre Derechos Humanos por los Tribunales Locales: Un Estudio ComparadoÓ, en La Aplicaci—n de los Tratados sobre Derechos Humanos por los Tribunales Locales (eds. M. Abregœ y C. Courtis), Buenos Aires, CELS, 1997, pp. 3374; Oscar L. Fappiano, ÒLa Ejecuci—n de las Decisiones de Tribunales Internacionales por Parte de los îrganos LocalesÓ, en ibid., pp. 147-153. [27] ÒUnited States: Report of the Delegation to the Inter-American Specialized Conference on Human Rights Ð American Convention on Human RightsÓ, 9 International Legal Materials (1970), pp. 714-715, y cf. tambiŽn p. 710. [28] Thomas Buergenthal, ÒThe American Convention on Human Rights: Illusions and HopesÓ, 21 Buffalo Law Review (1971), pp. 128-129; Th. Buergenthal, ÒThe American Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 33/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Convention on Human Rights: an Illusion of ProgressÓ, en Miscellanea W.J. Ganshoff van der Meersch, vol. I, Bruxelles, Bruylant, 1972, pp. 393-394. [29] Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opini—n Consultiva OC-7/86, Exigibilidad del Derecho de Rectificaci—n o Respuesta, de 29.08.1986, Serie A, n. 7, pp. 6-20. [30] Sobre las relaciones entre las dos obligaciones generales consagradas en los art’culos 1 y 2 de la Convenci—n Americana, cf. Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIADH), caso Caballero Delgado y Santana versus Colombia (Reparaciones), Sentencia del 29.01.1997, Serie C, n. 39, Voto Disidente del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rrs. 1-21; CtIADH, caso El Amparo, referente a Venezuela (Reparaciones), Sentencia del 14.09.1996, Serie C, n. 28, Voto Disidente del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rrs. 1-11; y cf. tambiŽn CtIADH, caso Garrido y Baigorria versus Argentina (Reparaciones), Sentencia del 27.08.1998, Serie C, n. 39, p‡rrs. 66-67. [31] Cf. Th. Buergenthal, ÒEl Sistema Interamericano para la Protecci—n de los Derechos HumanosÓ, en OEA, Anuario Jur’dico Interamericano (1981) pp. 124-127. [32] Segœn un estudio sobre la cuesti—n, con excepci—n de las seis cl‡usulas de la Parte I de la Convenci—n Americana que expresamente reclaman la existencia de una ley o de medidas complementarias, a saber, art’culos 13(5) (sobre propaganda en favor de la guerra y apolog’a del odio), 17(4) (sobre igualdad de derechos de los c—nyuges), 17(5) (sobre igualdad de derechos de los hijos, sean leg’timos o naturales), 19 (sobre derecho del ni–o a las medidas de protecci—n), 21(3) (sobre prohibici—n de la usura), y 26 (sobre derechos econ—micos, sociales y culturales), todos los dem‡s preceptos de la Parte I de la Convenci—n son autoaplicables (self-executing), en raz—n de la propia naturaleza de las obligaciones que incorporan y de su Òexigibilidad directa e inmediataÓ; si dejaren de ser aplicados por los tribunales nacionales u otros —rganos internos de los Estados, se ha de configurar en consecuencia la responsabilidad internacional de Žstos œltimos por violaci—n de sus obligaciones convencionales. E. JimŽnez de ArŽchaga, ÒLa Convenci—n Interamericana de Derechos Humanos como Derecho InternoÓ, 69/71 Boletim da Sociedade Brasileira de Direito Internacional (1987-1989), pp. 43-44 y 47-48, y cf. p. 53. [33] Ibid., pp. 52, 41 y 38. [34] Para un estudio reciente, cf. A.A. Can•ado Trindade, Tratado de Direito Internacional dos Direitos Humanos, vol. II, Porto Alegre, S.A. Fabris Ed., 1999, pp. 152-170. [35] En la cual Ðcabe recordarÐ, la Corte de La Haya respald— la llamada pr‡ctica panamericana relativa a reservas a los tratados, dada su flexibilidad, y en bœsqueda de un cierto equilibrio entre la integridad del texto del tratado y la universalidad de participaci—n en el mismo; de ah’ el criterio de la compatibilidad de las reservas con el objeto y prop—sito de los tratados. Cf. ICJ Reports (1951), pp. 15-30; cf., a contrario sensu, el Voto Disidente Conjunto de los Jueces Guerrero, McNair, Read y Hsu Mo (pp. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 34/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 31-48), as’ como el Voto Disidente del Juez çlvarez (pp. 49-55), para las dificultades generadas por este criterio. [36] Es decir, la Convenci—n de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, y la Convenci—n de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986, a las cuales se puede agregar, en el mismo sentido, la Convenci—n de Viena sobre Sucesi—n de Estados en Materia de Tratados, de 1978 (art’culo 20). [37] Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIADH), caso Blake versus Guatemala (Fondo), Sentencia del 24.01.1998, Serie C, n. 36, Voto Razonado del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rrs. 16-19; CtIADH, caso Blake versus Guatemala (Reparaciones), Sentencia del 22.01.1999, Serie C, n. 48, Voto Razonado del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rrs. 9-29. [38] En aquella Opini—n Consultiva, la Corte considera una reserva que posibilite a un Estado Parte suspender cualquiera de los derechos fundamentales inderogables como incompatible con el objeto y prop—sito de la Convenci—n Americana y no permitida por ella, pero curiosamente a–ade que Òotra ser’a la situaci—n, en cambio, si la reserva persiguiera simplemente restringir algunos aspectos de un derecho no derogable sin privar al derecho en conjunto de su prop—sito b‡sicoÓ (p‡rrafo 61). Nos vemos en la imposibilidad de acompa–ar el razonamiento de la referida Opini—n Consultiva de la Corte en esta œltima salvedad: a nuestro modo de ver, si un derecho fundamental no admite derogaci—n alguna, a fortiori tampoco admite restricci—n alguna impuesta por una reserva. [39] Como ni las mencionadas Convenciones de Viena, ni Ðantes de ellasÐ la citada Opini—n Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las Reservas a la Convenci—n contra el Genocidio, definen lo que constituye la compatibilidad o no (de una reserva) con el objeto y prop—sito de un tratado, su determinaci—n es dejada a la interpretaci—n de este œltimo, sin que tampoco se haya definido a quiŽn cabe aquella determinaci—n, de quŽ modo y cu‡ndo debe efectuarse. En la Žpoca de la adopci—n de aquella Opini—n Consultiva (1951), ni la mayor’a de la Corte de La Haya, ni los Jueces disidentes en la ocasi—n, preve’an el desarrollo de la supervisi—n internacional de los derechos humanos por los —rganos convencionales de protecci—n; de ah’ las insuficiencias de la soluci—n entonces propugnada, y endosada a–os despuŽs por las dos referidas Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados. [40] Hay una distinci—n entre una reserva stricto sensu y una restricci—n en el instrumento de aceptaci—n de la competencia de un —rgano de supervisi—n internacional, aunque sus efectos jur’dicos sean similares. [41] De ah’ la advertencia que nos permitimos formular, en una intervenci—n en los debates del 12 de marzo de 1986 de la Conferencia de Viena sobre Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales (reproducida en U.N., United Nations Conference on the Law of Treaties between States and International Organizations or between International Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 35/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 Organizations (Vienna, 1986) Ð Official Records, vol. I, N.Y., U.N., 1995, pp. 187-188 (intervenci—n de A.A. Can•ado Trindade); y tambiŽn en 69/71 Boletim da Sociedade Brasileira de Direito Internacional (1987-1989), pp. 283-285), para la manifiesta incompatibilidad con el concepto de jus cogens de la concepci—n voluntarista del derecho internacional, la cual no fue capaz siquiera de explicar la formaci—n de reglas del derecho internacional general. [42] A pesar de los esfuerzos en el sentido de sistematizar la pr‡ctica de los Estados sobre la materia (cf., v. g., J.M. Ruda, ÒReservations to TreatiesÓ, 146 Recueil des Cours de lÕAcadŽmie de Droit International de La Haye (1975) pp. 95-218; D.W. Bowett, ÒReservations to Non-Restricted Multilateral TreatiesÓ, 48 British Year Book of International Law (1976-1977), pp. 67-92; P.-H. Imbert, Les rŽserves aux traitŽs multilatŽraux, Paris, PŽdone, 1979, pp. 9-464; K. Holloway, Les rŽserves dans les traitŽs internationaux, Paris, LGDJ, 1958, pp. 1-358; K. Zemanek, ÒSome Unresolved Questions Concerning Reservations in the Vienna Convention on the Law of TreatiesÓ, Essays in International Law in Honour of Judge Manfred Lachs (ed. J. Makarczyk), The Hague, Nijhoff, 1984, pp. 323-336; Ch. Tomuschat, ÒAdmissibility and Legal Effects of Reservations to Multilateral TreatiesÓ, 27 Zeitschrift fŸr auslŠndisches šffentliches Recht und Všlkerrecht (1967), pp. 463-482; F. Horn, Reservations and Interpretative Declarations to Multilateral Treaties, Uppsala, Swedish Institute of International Law, 1988, pp. 184-222), es dif’cil escapar de la constataci—n de que tal pr‡ctica se ha mostrado hasta el presente inconclusa, y a veces confusa (lo que se torna aœn m‡s grave cuando se trata de reservas a tratados de derechos humanos). Tanto es as’ que la Comisi—n de Derecho Internacional de Naciones Unidas ha estimado oportuno adoptar, en 1998, un proyecto de Gu’a Pr‡ctica sobre Reservas a Tratados: cf. U.N., Report of the International Law Commission on the Work of Its 50th Session (1998), General Assembly Official Records Ð Supplement n. 10(A/53/10), pp. 195-214 (ÒReservations to Treaties: Guide to PracticeÓ). [43] Compiladas por el Secretario General de Naciones Unidas y reunidas en el documento: U.N., CCPR/C/2/Rev.4, de 24.08.1994, pp. 1-139 (versi—n inglesa), y pp. 1160 (versi—n espa–ola). [44] Para un estudio de los problemas creados por las reservas a estos cuatro tratados de derechos humanos de Naciones Unidas, cf. L. Lijnzaad, Reservations to U.N. Human Rights Treaties Ð Ratify and Ruin, Dordrecht, Nijhoff, 1995, pp. 131-424. [45] Cf. D. Shelton, ÒState Practice on Reservations to Human Rights TreatiesÓ, 1 Canadian Human Rights Yearbook / Annuaire canadien des droits de la personne (1983), pp. 205-234; C. Redgwell, ÒUniversality or Integrity Some Reflections on Reservations to General Multilateral TreatiesÓ, 64 British Year Book of International Law (1993), pp. 245-282; L. Lijnzaad, op. cit. supra n. (44), pp. 3-424; M. Coccia, ÒReservations to Multilateral Treaties on Human RightsÓ, 15 California Western International Law Journal (1985), pp. 1-49; G. Cohen-Jonathan, ÒConclusions gŽnŽrales Ð La protection des droits de lÕhomme et lÕŽvolution du Droit internationalÓ, SociŽtŽ Fran•aise pour le Droit International, Colloque de Strasbourg Ð La protection des droits de lÕhomme et lÕŽvolution du Droit international, Paris, PŽdone, 1998, pp. 322-326; P. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 36/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 van Dijk, ÒThe Law of Human Rights in Europe Ð Instruments and Procedures for a Uniform ImplementationÓ, VI-2 Collected Courses of the Academy of European Law / Recueil des Cours de lÕAcadŽmie de Droit EuropŽen Ð Firenze (1995), pp. 58-60 y 64; B. Clark, ÒThe Vienna Convention Reservations Regime and the Convention on Discrimination against WomenÓ, 85 American Journal of International Law (1991), pp. 281-321; W.A. Schabas, ÒReservations to the Convention on the Rights of the ChildÓ, 18 Human Rights Quarterly (1996), pp. 472-491; L. Sucharipa-Behrmann, ÒThe Legal Effects of Reservations to Multilateral TreatiesÓ, 1 Austrian Review of International and European Law (1996), pp. 67-88; E.F. Sherman Jr., ÒThe U.S. Death Penalty Reservation to the International Covenant on Civil and Political Rights: Exposing the Limitations of the Flexible System Governing Treaty FormationÓ, 29 Texas International Law Journal (1994), pp. 69-93; A. S‡nchez Legido, ÒAlgunas Consideraciones sobre la Validez de las Reservas al Convenio Europeo de Derechos HumanosÓ, 20 Revista Jur’dica de CastillaLa Mancha (1994), pp. 207-230; C. Pilloud, ÒReservations to the Geneva Conventions of 1949Ó, International Review of the Red Cross (March/April 1976), pp. 3-44. [46] En su tercera Opini—n Consultiva sobre Restricciones a la Pena de Muerte (1983) advirti— la Corte que la cuesti—n de la reciprocidad relativa a reservas no se aplicaba plenamente en relaci—n con los tratados de derechos humanos (p‡rrafos 62-63 y 65). Anteriormente, en su segunda Opini—n Consultiva sobre el Efecto de Reservas en la Entrada en Vigor de la Convenci—n Americana (1982), la Corte descart— que se pospusiera la entrada en vigor de la Convenci—n Americana por aplicaci—n del art’culo 20(4) de la Convenci—n de Viena de 1969 (p‡rrafo 34). [47] Al art’culo 1 del [primer] Protocolo Facultativo al Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos. [48] Comunicaci—n n. 196/1985, decisi—n del 03.04.1989 (y decisi—n anterior de admisibilidad del 05.11.1987). [49] Texto en U.N./Human Rights Committee, document CCPR/C/21/Rev.1/Add.6, del 02.11.1994, pp. 6-7. [50] Cf., v. g., referencias en n. (74), infra. [51] Cf., en esta l’nea de pensamiento, la Declaraci—n y Programa de Acci—n de Viena (1993), principal documento adoptado por la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos, parte II, p‡rrafo 5, y cf. parte I, p‡rrafo 26. [52] Cf. nota (56), infra. [53] Posibilidad que lleg— a ser contemplada en la Conferencia de Viena que adopt— la Convenci—n de 1969. [54] Sistema de los dos tercios de los Estados Partes, consagrado en el art’culo 20(2) de aquella Convenci—n. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 37/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [55] Tal como se efectu— en 1998 por la Comisi—n de Derecho Internacional de Naciones Unidas; cf. nota (42), supra. [56] Cf. A. Pellet (special rapporteur of the U.N. International Law Commission), Second Report on the Law and Practice Relating to Reservations to Treaties (1997), p‡rrafos 164, 204, 206, 209, 227, 229 y 252. [57] U.N., Report of the International Law Commission on the Work of Its 49th Session (1997), General Assembly Official Records Ð Supplement n. 10(A/52/10), p. 94, p‡rr. 47. [58] Ibid., p. 112, p‡rr. 107. A ese respecto, se advirti— que los Estados frecuente y conscientemente formulan reservas incompatibles con el objeto y prop—sito de los tratados de derechos humanos porque saben que no ser‡n ellas desafiadas, y que la falta de sanciones para tales reservas lleva as’ a los Estados a ser Partes en tales tratados sin verdaderamente comprometerse; ibid., pp. 117-118, p‡rrs. 129-130. [59] Ibid., pp. 106-107, 119 y 121-122, p‡rrs. 82, 84, 134, 138 y 143, respectivamente. [60] Texto en ibid., pp. 126-127. [61] Para la concepci—n de los derechos humanos como un Òimperativo jur’dico aut—nomoÓ, cf. D. Evrigenis, ÒInstitutionnalisation des droits de lÕhomme et droit universelÓ, en Internationales Colloquium Ÿber Menschenrechte (Berlin, Oktober 1966), Berlin, Deutsche Gesellschaft fŸr die Vereinten Nationen, 1966, p. 32. [62] Como se ha sugerido en las ya mencionadas ÒConclusiones PreliminaresÓ de 1997 (p‡rrafo 7) de la Comisi—n de Derecho Internacional; cf. U.N., Report of the International Law Commission É (1997), op. cit. supra n. (57), pp. 126-127. [63] Corte Internacional de Justicia, Opini—n Consultiva de 28.05.1951, ICJ Reports (1951), p. 23; y, para un estudio sobre la materia, cf. A.A. Can•ado Trindade, ÒLa jurisprudence de la Cour Internationale de Justice sur les droits intangibles / The CaseLaw of the International Court of Justice on Non-Derogable RightsÓ, Droits intangibles et Žtats dÕexception / Non-Derogable Rights and States of Emergency (ed. D. PrŽmont), Bruselas, Bruylant, 1996, pp. 53-89. [64] A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), pp. 358, 360 y 364; y, para un estudio general, cf. A.A. Can•ado Trindade, The Application of the Rule of Exhaustion of Local Remedies in International Law, Cambridge, Cambridge University Press, 1983, pp. 1-440. [65] A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), p. 365. [66] Ibid., pp. 363, 341 y 367. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 38/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [67] V. g., Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos, art’culo 2(3)(a); Convenci—n de las Naciones Unidas contra la Tortura, art’culo 14; Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial, art’culo VI; Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, art’culo 25(1); Convenci—n Europea de Derechos Humanos, art’culo 13; Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, art’culo 7. [68] V. g., Protocolo Facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Pol’ticos, art’culo 5(2)(b); Convenci—n de las Naciones Unidas contra la Tortura, art’culo 22(5)(b); Convenci—n sobre la Eliminaci—n de Todas las Formas de Discriminaci—n Racial, art’culo XIV(7)(a); Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos, art’culo 46(1)(a); Convenci—n Europea de Derechos Humanos, art’culos 26 y 27(3); Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, art’culo 56(5) y (6). [69] Cf. ibid., pp. 353-354, 355 y 357-358; y cf. Th. Buergenthal, ÒComparison of the Jurisprudence of National Courts with that of the Organs of the Convention as Regards the Rights of the Individual in Court ProceedingsÓ, en Human Rights in National and International Law (ed. A.H. Robertson), Manchester, University Press/Oceana, 1970, p. 194. [70] Cf. A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra n. (1), pp. 337-338 y 341-342; y, para un estudio general, cf. A. Cassese, Il Diritto Interno nel Processo Internazionale, Padova, Cedam, 1962, pp. 117, 126, 17 y 281. [71] E. JimŽnez de ArŽchaga, op. cit. supra n. (32), pp. 39-41 y 35-36, y cf. p. 44. [72] Cf. A.A. Can•ado Trindade, op. cit. supra. n. (1), pp. 339-340, 352-353 y 360. [73] Ibid., pp. 360-361 y 353; y cf. Clive Parry, The Sources and Evidences of International Law, Manchester, University Press, 1965, pp. 12-13. [74] Cf. A.A. Can•ado Trindade, A Prote•‹o Internacional dos Direitos Humanos Ð Fundamentos Jur’dicos e Instrumentos B‡sicos, S‹o Paulo, Ed. Saraiva, 1991, pp. 1516; y cf. Andrew Z. Drzemczewski, European Human Rights Convention in Domestic Law Ð A Comparative Study, Oxford, Clarendon Press, 1983, pp. 1-364. [75] Cf. Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIADH), caso Castillo Petruzzi y Otros versus Perœ (Excepciones Preliminares), Sentencia del 04.09.1998, Serie C, n. 41, Voto Concurrente del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rr. 36; CtIADH, Opini—n Consultiva n. 16, sobre El Derecho a la Informaci—n sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garant’as del Debido Proceso Legal, del 01.10.1999, Serie A, n. 16, Voto Concurrente del Juez A.A. Can•ado Trindade, p‡rr. 30. [76] Cit. en A.A. Can•ado Trindade, op. cit. infra n. (77), pp. 116-117. Y, a nivel del derecho interno (v. g., jurisprudencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica), cf. R.E. Piza Escalante, Voto N¼ 300-90, de 21.03.1990.IV, texto en 12 Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (1991), p. 326. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 39/40 La interacci—n entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la prot... http://vlex.com/vid/oacute-n-interno-derechos-humanos-56951475 [77] Cf. A.A. Can•ado Trindade, ÒCo-existence and Co-ordination of Mechanisms of International Protection of Human Rights (At Global and Regional Levels)Ó, 202 Recueil des Cours de lÕAcadŽmie de Droit International de la Haye (1987), pp. 120-122, y cf. pp. 114-122. [78] En discurso en la sesi—n plenaria de apertura de la referida Conferencia Mundial, el entonces Secretario General de Naciones Unidas (B. Boutros-Ghali) se–al—, inter alia, que los derechos humanos, por su propia naturaleza, Òsuprimen la distinci—n tradicional entre el orden interno y el orden internacionalÓ; crean una Òpermeabilidad jur’dica nuevaÓ, e Òimplican la colaboraci—n y la coordinaci—n de los Estados y las organizaciones internacionalesÓ. ONU, CommuniquŽ de Presse n. DH/VIE/4, de 14.06.1993, p. 10. [79] Para un relato, cf. cap’tulo II, supra. Versi—n generada por el usuario 4 de Nov 17:53 P‡gina 40/40