Martes 24. San Mateo 12, 46 – 50. En aquel tiempo, estaba aun

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Martes 24.
San Mateo 12, 46 – 50.
En aquel tiempo, estaba aun hablando Jesús a la gente, cuando llegaron su madre y sus
hermanos. Se habían quedado afuera y trataban de hablar con él.
Alguien le dijo: - ¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que quieren hablar contigo.
Respondió Jesús al que se lo decía: - ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Y
señalando con la mano a sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Hoy contamos a nivel de la religión muchas ofertas de formación: Cursos, talleres, charlas,
encuentros, convivios, predicaciones y tantas cosas más. Ante tanta oferta lo que debemos preguntarnos
es ¿Qué de eso nos acerca más al encuentro con la persona de Jesús? Muchas de estas ofertas son de
conocimientos curiosos, de detalles interesantes, pero a lo que tenemos que aspirar es a aquello que nos
permita encontrar modos cada día más convensidos de seguimiento de la persona de Jesús, eso es lo
esencial, lo que nos debe de llamar la atención.
Miércoles 25.
Santiago, apóstol. San Mateo 20, 20 – 28.
En aquel tiempo, la madre de los zebedeos se acercó a Jesús con sus hijos y se arrodilló para
pedirle un favor.
Él preguntó: - ¿Qué quieres?
Ella contestó: - Manda que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu
izquierda, cuando tú reines.
Jesús le respondió: - No sabes lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz de la amargura que voy a
beber?
Ellos, dijeron: - Si, podemos.
Jesús les respondió: - Beberán mi cáliz, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca
a mi concederlo, sino que es para quienes lo ha reservado mi Padre.
Hoy como diócesis estemos de manteles largos, celebramos diecisiete años de haber sido
erigidos como diócesis. Es un tiempo para pensar cuanto hemos avanzado en el seguimiento de la
persona de Jesús, en el compromiso con el evangelio, y cuanto nos falta. Pensar en los retos que
tenemos como comunidad de fe.
Hoy recordamos a el apostol Santiago. Santiago es el reflejo de lo que somos en el camino de la
fe, en cuanto seguidores y seguidoras de Jesús. Ser discípulo o discípula de Jesús exige permanente
lucha, saber dominar los onflictos internos, las dudas y hasta las diferencias que tenemos con los
hermanos. Hoy el evangelio nos lo presenta cuando se crea una dificultad con los compañeros apostoles
por el deseo de la busqueda de privilegios. Lo importante es que las diferencias se lograron superar. En
la vida no tenemos que tener miedo, cuando ocurren diferencias con los hermanos, o pasamos por
momentos de crisis, o hasta de dudas; Jesús mismos, mediante su espíritu nos va a dar la fuerza para
seguir adelante. Aprendamos a confiar en Jesús, que es el camino, la verdad y la vida.
Jueves 26.
San Joaquín y Santa Ana.
San Mateo 13, 16 – 17.
En aquel tiempo, dijo Jesús: - Dichosos ustedes por lo que ven sus ojos y por lo que oyen sus
oídos. Porque les aseguro que muchos profeta y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y
oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
La experiencia de Dios, es algo que va madurando conforme vamos interiorizando en ella.
Dichosos ustedes porque sus ojos ven; esto es, porque se arriezgan a hacer la experiencia. Pongamos un
ejemplo: Nadie puede aprender a orar, sino no se decide a hacer la oración. Hay gente que dice que es
que necesitan que se les enseñe a orar, cuando en realidad lo que hay que hacer es la experiencia y allí
es como vamos aprendiendo. Es lo que decía nuestros antepasados: Para aprender a nadar, hay que
echarse al agua. Bueno. Así es en la fe. Quien espera tener el don de la fe, nunca lo va a alcanzar. Hay
que ponerse en busqueda, para poder descubrir el don. Porque se parte de la apertura a la gracia de
Dios. En eso consistió la santidad de San Joaquín y Santa Ana, la misma que le inculcaron a María, la
madre de Dios. Desde la apertura a Dios, fueron una pareja que se dispuso a hacer la experiencia del
encuentro con Dios.
Viernes 27.
San Mateo 13, 18 – 23.
En aquel tiempo, dijo Jesús: - Así pues, escuchen lo que significa la parábola del sembrador:
Hay quien oye el mensaje del reino, pero no lo entiende; viene el maligno y le arrebata lo sembrado en
su corazón. Este es como la semilla que cayó en el borde del camino. La semilla que cayó en terreno
pedregoso es como el que oye el mensaje y lo reciba enseguida con alegría, pero no tiene raíz en si
mismo, es inconstante; al llegar el sufrimiento o la persecución a causa del mensaje enseguida
sucumbe. La semilla que cayó sobre maleza es como el que oye el mensaje, pero la preocupación del
mundo y la seducción del dinero ahogan el mensaje y queda sin fruto. Finalmente la semilla que cayó
en tierra buena es como el que oye el mensaje y lo entiende, este da y produce, sea cien, setenta o
treinta.
El mundo en el que nos desenvolvemos como sociedad de mercado no nos permite crecer en el
camino de la fe. Se nos enseña a vivir conforme a lo inmediato. Prendemos el televisor, el radio, nos
comunicamos de forma inmediate porque el telefono lo llevamos con nosotros. La fe exige espera,
exige paciencia, exige perseverancia. En una sociedad como la que tenemos esos aspectos de la fe no
pueden ser entendidos. Este es el sentido de esta parábola, la fe exige tirar la semilla y esperar, luchar
contra adversidades, tierra pedregosa o con maleza y otras realidades.
Sábado 28.
San Mateo 13, 24 – 30.
En aquel tiempo, Jesús les propuso esta otra parábola: - Con el reino de los cielos sucede lo
mismo que con un hombre que sembró buena semilla en su campo. Mientras todos dormían, vino un
enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció la planta y se formó la espiga,
apareció también la cizaña. Los siervos vinieron a decir al amo: “Señor. ¿No sembraste buena semilla
en tú campo? ¿Cómo es posible que tenga cizaña?” El les respondió: “Lo ha hecho un enemigo” Le
dijeron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla? Él les dijo: “No, no sea que al arrancar la cizaña,
arranquen también con ella el trigo. Dejen que ambos crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha,
entonces, diré a los trabajadores: Recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, pero
al trigo júntenlo en mi granero.”
Se dice que cuando uno se preocupa por lo urgente, se olvida de lo principal. Y esto es a lo que
nos invita a pensar el evangelio que hemos escuchado. A aprender a esperar, a no dejarnos llevar por lo
primero que se nos ofrece o lo primero que se dice. No estamos acostumbrados a discernir, a comparar,
reflexionar para tomar la decisión mejor o la más conveniente. Es por eso es que somos superficiales, y
muchas veces tenemos que asumir consecuencias muy fuertes, solo porque no supimos pensar con
calma. Ya lo dice aquella canción Mexicana: “no hay que llegar primero, hay que sabe llegar”.
Discernir, pensar, y no dejarnos llevarnos por la primera impresión.
Domingo 29.
San Juan 6, 1 – 15.
Algún tiempo después, Jesús, paso a la otra orilla del lago de Tiberiades. Lo seguía mucha
gente , porque veían los signos que hacía con los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí
con los discípulos.
Estaba próxima la fiesta judía de la pascua. Al ver Jesús que mucha gente acudía al él, dijo a
Felipe: - ¿Dónde podríamos comprar pan para dar de comer a todos estos?
Dijo esto para ver su reacción, pues él ya sabía lo que iba a hacer.
Felipe le contestó: - Con doscientos denarios no compraríamos bastante para que cada uno
tomara un poco.
Entonces intervino otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, diciendo: - aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero, ¿qué es esto para tanta gente?
Para la sociedad globalizada en la que estamos sumergidos, el dinero lo es todo. Se no ha hecho
pensar que sin dinero nada funciona. Si analizamos friamente todo lo que se maneja en la sociedad esta
centrado alrededor del dinero. Si pensamos en los conflictos de las familias, son. Por herencias, porque
no me complacen con x o y cosa, porque fulano tiene esto y el otro no, porque tenemos que adquirir de
lo que no podemos y esto genera conflictos, lo mismo con los matrimonios, entre los paises es por
recursos que al final están al servicio de la producción de riqueza, pensemos en la guerras que se han
dado para justificar el acceso a yacimientos de petroleo y otros minerales. En Bolivia hace muchos
años, se dio un conflicto que genero hasta muertos por el acceso al agua. En Guanacaste, pasó algo
similar, por una cañería que se pretendía construir a beneficio de proyectos hoteleros, en contra del
acceso de comunidades.
El evangelio nos recuerda que la gran respuesta a muchos problemas es la solidaridad, la
capacidad de compartir; de desprendernos de algo, como lo hizo aquel muchacho en el evangelio que
traía unos panes y pescado. Aunque el compartir no de solución total, si ayuda a atenuar muchos males
y a superar realidades de pobreza.
La pastoral social que se organiza en nuestras comunidades, es una forma de promover este
llamado al compartir. La pastoral social, no es solo un servicio, es una espiritualidad, la de la caridad.
Aquella de la que san Pablo en la carta a los corintios define como la gran actitud de Jesús, “quien
siendo rico se hizo pobre, para hacernos a todos ricos con su pobreza”.
Un saludo a quienes forman parte de los equipos parroquiales de la pastoral social. Ustedes son
la expresión viva de la más rica de las liturgias, la de la caridad; la que nos permite celebrar ese
encuentro con Jesús que esta presente en donde esta el dolor, como el mismo lo decía: “cuantas veces
lo hicieron con ellos, lo hicieron conmigo.
Lunes 30.
San Mateo 13, 31 – 35.
En aquel tiempo, les propuso Jesús otra parábola: - sucede con el reino de los cielos lo mismo
que con el grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. Es la más pequeña de todas
las semillas, pero cuando crece es la mayor de las hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto
que los pájaros del cielo pueden anidar en sus ramas.
La mostaza es un producto muy modesto, simple, sencillo, como lo quisiéramos considerar. Es
una planta que toda ella sirve para varias cosas. Su fruto es usado para condimentar los alimentos, su
tallo para dar abrigo a los pájaros y su mismas hojas cuando se secan son ricas en nitrógeno, un
poderoso nutriente que sirve para la fertilidad de la tierra. Como ocurre con la mostaza, hay acciones
que hacemos, que no son visibles, son acciones ocultas, que producen hermosos efectos para el bien de
grandes mayorías, aunque a veces no parezca. Recoger desechos, clasificarlos y enviarlos a reciclar;
saludar a las personas que nos encontramos en la calle, ayudar a recoger el plato en la casa después de
que terminamos de comer, son un abono que fortalece las buenas relaciones con la naturaleza y con las
personas que nos rodean. Son gestos muy sencillos, cargados de profundo sentido, que nos hacen
sentirnos mejor. Que valoremos esos pequeños gestos, esos pequeños detalles, cargados de una gran
riqueza afectiva y humana.
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