Rumor de la conciencia. Lamento el silencio de las hojas disueltas el reflujo simétrico de palabras sepultas la voraz intención del intuitivo intelecto que escarba y se nutre bajo las vocales. Siento, en la fisura donde los fluidos vírgenes estallan una mano que surge a pesar de las frondas que se atenaza mortal sobre el pecho turbio y se mezclan sudor, espasmo y convalecencia. Quisiera poder escapar de esta rima motora de cada uno de los versos que escribo matar el verbo y destripar la frase, violentar vuestra experiencia roer desde la primera de las letras, el contorno fractal que nos comete arremeter flecha y puñal, corte y trascendencia de vuestro pasado pero ando perdido últimamente con dolores imprevistos extrañas experiencias nocturnas que tienen mucho que ver con la fragilidad sueños maltratados en las esquinas de mis consideraciones donde danzan las figuras frías de seres paternos húmedas imágenes levitando en océanos, libertas. Pretendo ordenar cada pedazo de este ritual decir con menos mucho decir con nada todo lo intento, creedme hacer caso de las poéticas circundantes de los materialistas ganadores de concursos de la tecnología incipiente que nos satura siempre esclavos de su conocimiento. Ser poeta dentro de una lata. Ser poeta de lata. Ser una lata de poeta. Todas esas cosas que... todos esos tiempos en... donde parece que no sea yo quien os atrapa un segundo y os suelta en esta continuidad de preguntas que no nos llevan a ningún lugar. Pero que me hicieron estar aquí entablando esta conversación de amigos contigo con quien quiera que seas que tienes tiempo y encuentras un segundo para reposar los ojos en esta poesía en este encuentro que no quiero variar solo entregarlo, decir: Lamento el silencio de las hojas disueltas el reflujo simétrico de palabras sepultas la voraz intención del intuitivo intelecto que escarba y se nutre bajo las vocales. Siento, en la fisura donde los fluidos vírgenes estallan una mano que surge a pesar de las frondas que se atenaza mortal sobre el pecho turbio y se mezclan sudor, espasmo y convalecencia. Tic, tic, tac. Es la verdad. -----------------------------------------Ferran Garrigues Insa