CAPITULO II MARCO TEORICO 1. QUE SON LAS ACTITUDES Las actitudes son las predisposiciones a responder de una determinada manera con reacciones favorables o desfavorables hacia algo. Las constituyen las opiniones o creencias, los sentimientos y las conductas, factores que a su vez se interrelacionan entre sí. Las opiniones son ideas que las personas poseen sobre un tema y no tienen por que sustentarse en una información objetiva. Por su parte, los sentimientos son reacciones emocionales que se presentan ante un objeto, sujeto o grupo social. Finalmente, las conductas son tendencias a comportarse según opiniones o sentimientos propios. Las actitudes orientan los actos si las influencias externas sobre lo que se dice o hace tienen una mínima incidencia. También orientan si la actitud tiene una relación específica con la conducta, a pesar de lo cual la evidencia confirma que, a veces, el proceso acostumbra a ser inverso y los actos no se corresponden, se experimenta una tensión en la que se denomina disonancia cognitiva. En sí la palabra “actitud” siempre ha estado presente en el vocabulario de las personas. Se habla en repetidas ocasiones de las actitudes de las personas de alrededor, del potencial escondido en las actitudes de la gente y en general es un término que se maneja con bastante comodidad. Pero ¿Que son en realidad las actitudes? Parece ser que se ha aprendido a hablar de lo irreal e imaginario. En Psicología: Las actitudes son un “constructo psicológico” que se explica como una inferencia de los teóricos de la conducta y no un hecho tangible, es un término teórico que se expresa con referencia clara a fenómenos observables, es un concepto hipotético que explica un proceso mediador inobservable directamente traduciéndolo en conductas susceptibles de ser percibidas a través de los sentidos. Los que apoyan la teoría de las actitudes señalan que de no ser por estos “constructos”, no se podría explicar las conductas frente a un evento específico. ¿Pero qué más dicen los teóricos de lo que son las actitudes? Ellos señalan que son constructos psicológicos que combinan creencias y emociones y que predisponen a un individuo a responder ante otras personas, objetos, instituciones de una manera positiva o negativa. Aquí la definición habla de creencias, pero no son sólo las creencias de las personas sino de teorías, expectativas, percepciones y en general todo aquello que se aloja en la mente sobre el objeto. Y también se habla de las emociones que producen tal o cual objeto. Lo cual en su conjunto lleva a desarrollar una evaluación (balance de lo que se sabe y siente) y que mueve a las personas a responder de manera positiva o negativa ante tal objeto de evaluación, es decir, a una conducta concreta. Entonces, una actitud es una forma de respuesta, a alguien o a algo aprendida y relativamente permanente. En consecuencia pueden ser diferenciadas de los motivos bio-sociales como el hambre, la sed y el sexo, que no son aprendidas. Las actitudes tienden a permaneces bastantes estables con el tiempo. Estas son dirigidas siempre hacia un objeto o idea particular. Las actitudes raras veces son asunto individual; generalmente son tomadas de grupos a los que se deben una mayor simpatía. Las actitudes se componen de 3 elementos: lo que piensa (componente cognitivo), lo que siente (componente emocional) y su tendencia a manifestar los pensamientos y emociones (componente conductual). Las emociones están relacionadas con las actitudes de una persona frente a determinada situación, cosa o persona. Se entiende por actitud una tendencia, disposición o inclinación para actuar en determinada manera. Ahora bien, en la actitud (preámbulo para ejercer una conducta), se pueden encontrar varios elementos, entre los que se destacarán los pensamientos y las emociones. Por ejemplo, en el estudio de una carrera, si la actitud es favorable, las personas se encuentran pensamientos positivos referentes a ella; así como, emociones de simpatía y agrado por esos estudios. Las emociones son así ingredientes normales en las actitudes. Todos tienen determinadas "actitudes" ante los objetos que se conocen, y se forman actitudes nuevas ante los objetos que para los demás son también nuevos. Se pueden experimentar sentimientos positivos o negativos por ejemplo hacia los alimentos congelados, vestuarios, artistas, etc. Una vez formada, es muy difícil que se modifique una actitud, de ello depende en gran medida del hecho de que muchas creencias, convicciones y juicios se remiten a la familia de origen. En si, las actitudes pueden haberse formado desde los primeros años de vida y haberse reforzado después. Otras actitudes se aprenden de la sociedad, como es el caso de la actitud negativa ante el robo y el homicidio; por último otros dependen directamente del individuo. 1.1 Naturaleza de las actitudes y sus componentes Todos los componentes de las actitudes llevan implícito el carácter de acción evaluativo hacia el objeto de la actitud. De allí que una actitud determinada predispone a una respuesta en particular (abierta o encubierta) con una carga afectiva que la caracteriza. Frecuentemente estos componentes son congruentes entre sí y están íntimamente relacionados. Por otra parte es conveniente mencionar que la consideración de los tres tipos de respuestas (componentes), no significa de ninguna manera que la actitud pierda su carácter de variable unitaria. Como ya se ha señalado, la actitud es la condición interna de carácter evaluativo y tal como indican diversos autores las respuestas cognitivas, afectivas y conductuales no son más que su expresión externa. Entonces, las actitudes, desde un punto de vista psicológico, se expresan y se hacen tangibles a los sentidos en tres dimensiones: a nivel conductual, a nivel ideativo y a nivel emocional. A nivel conductual una actitud se expresa cuando se observa, por ejemplo, una cajera comportándose amablemente con un cliente. Pero esta amabilidad también tiene su expresión a nivel ideativo, que es el pensamiento que en ese momento la cajera tiene cuando se dice a sí misma"…es importante que sea amable con esta persona” Las actitudes constituyen una guía conductual, sintetizada, que resume la manera de comportarse en una situación determinada. Permiten comunicarse con la realidad y reducir la incertidumbre que separa a la persona de ella. Por tanto, si hay algo fijo en el ser son las actitudes, conocerlas resulta esencial en todo camino de mejora personal y profesional. Y, por último, continuando con el ejemplo anterior, la amabilidad como actitud se expresa también a nivel emocional, es decir, la cajera no sólo lo piensa y actúa, sino que también lo siente (En esta es posible que una actitud posea más cantidad de un componente que de otro. Algunas actitudes están cargadas de componentes afectivos y no requieren más acción que la expresión de los sentimientos. Algunos psicólogos afirman que las actitudes sociales se caracterizan por la compatibilidad en respuesta a los objetos sociales. Esta compatibilidad facilita la formación de valores que se utilizan al determinar que clase de acción se debe emprender cuando las personas. Es posible que en una actitud haya más cantidad de un componente que de otro. Algunas actitudes están cargadas de componentes afectivos y no requieren más acción que la expresión de los sentimientos. Como ya se ha indicado, la condición de las actitudes como estado psicológico interno constituye la mayor dificultad para su estudio y determinación de manera directa. Sin embargo existe consenso en considerar su estructura de dimensión múltiple como vía mediante la cual se manifiestan sus componentes expresados en respuestas de tipo cognitivo, afectivo y conductual). Sin embargo existe consenso en considerar su estructura de dimensión múltiple como vía mediante la cual se manifiestan sus componentes expresados en respuestas de tipo cognitivo, afectivo y conductual (Figura Nº 1). A continuación se presentan de una forma más precisa el papel que juegan los componentes de las actitudes. 1.1.1 Componente cognitivo Incluyen el dominio de hechos, opiniones, creencias, pensamientos, valores, conocimientos y expectativas (especialmente de carácter evaluativo) acerca del objeto de la actitud. Destaca en ellos, el valor que representa para el individuo el objeto o situación. En sí es el conjunto de datos e información que el sujeto sabe acerca del objeto del cual toma su actitud. Un conocimiento detallado del objeto favorece la asociación al objeto. Está formado por las percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que se tiene sobre un objeto. Los objetos no conocidos o sobre los que no se pose información no pueden generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; es decir que, cuando sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto. Este elemento agrupa al mismo tiempo los conocimientos, creencias y asociaciones que se mantienen sobre los atributos y características del objeto en cuestión. Sobre la idea que tiene el individuo del objeto construirá una actitud. Por tanto, si el individuo no conoce el objeto, no puede manifestar una actitud frente a él como se menciono anteriormente. Por ejemplo la creencia que hombres y mujeres son iguales, es una opinión que corresponde a este componente. Sin embargo, el componente cognitivo es algo más que el conocimiento de la existencia de un objeto. Además, hace referencia a sus características, sin contar con que puedan haber sido distorsionadas por alguna idea positiva o negativa, o por influencias sociales. El componente cognoscitivo se puede medir por medio de la autoevaluación de creencias o por la cantidad de conocimientos que una persona tiene sobre un tema en específico con la ayuda de cuestionarios. 1.1.2 Componentes afectivos Son aquellos procesos que avalan o contradicen las bases de las creencias, expresados en sentimientos evaluativos y preferencias, estados de ánimo y las emociones que se evidencian (física y/o emocionalmente) ante el objeto de la actitud (tenso, ansioso, feliz, preocupado, dedicado, apenado). Son las sensaciones y sentimientos que dicho objeto produce en el sujeto. El sujeto puede experimentar distintas experiencias con el objeto estos pueden ser positivos o negativos. Es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social. Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia principal con las creencias y las opiniones. Con frecuencia se presenta a continuación del componente cognitivo, lo que hace pensar que la aparición de un sentimiento es posterior al conocimiento. Por ejemplo si una persona dice: aprecio a mi jefe, porque nos trata con respeto, está reflejando este componente de la actitud. Sin embargo, es difícil medir de forma precisa un sentimiento dentro de la formación de las actitudes aunque pueden ser medibles a través de las respuestas fisiológicas o expresiones verbales de gusto y disgusto que pueden tener las personas hacia ese objeto en particular. 1.1.3 Componente conductual Este componente muestra las evidencias de actuación a favor o en contra del objeto o situación de la actitud, asentimiento de la ambigüedad de la relación "conducta-actitud". Cabe destacar que éste es un componente de gran importancia en el estudio de las actitudes. Lo constituyen las intenciones, disposiciones o tendencias hacia un objeto, es cuando surge una verdadera asociación entre objeto y sujeto. Es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una determinada manera. En sí es el componente activo de la actitud. Por otra parte las actitudes tienen mucho interés para los psicólogos porque desempeñan un papel muy importante en la dirección y canalización de la conducta social. Las actitudes no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida. Éstas no son directamente observables, así que pueden ser relacionadas a partir de la conducta verbal o no verbal del sujeto. El componente conductual se puede medir por la observación directa de cómo la persona se comporta en situaciones específicas de estimulación. Además las actitudes se ven como predisposiciones durables, pero disposiciones que son aprendidas más que innatas. Por lo tanto, aunque las actitudes no son momentáneamente transitorias, son susceptibles de cambio. El elemento conductual es la predisposición a la acción del individuo. Es una tendencia inconsciente a comportarse de una forma determinada, lo que le diferencia de la intención, que es un acto consciente, voluntario. En conclusión, los aspectos expuestos fundamentan la concepción de las actitudes como tendencias de aceptación o rechazo, acercamiento o evitación, disposición favorable o desfavorable; lo que permite vincularlas a un continuo bipolar que se despliega en ambos sentidos variando la intensidad del atributo en estudio Todos los componentes de las actitudes llevan implícito el carácter de acción evaluativa hacia el objeto de la actitud. De allí que una actitud determinada predispone a una respuesta en particular (abierta o encubierta) con una carga afectiva que la caracteriza. Frecuentemente estos componentes son congruentes entre sí y están íntimamente relacionados; la interrelación entre estas dimensiones: los componentes cognitivos, afectivos y conductuales pueden ser antecedentes de las actitudes; pero recíprocamente, estos mismos componentes pueden tomarse como consecuencias. Las actitudes preceden a la acción, pero la acción genera o refuerza la actitud correspondiente. Por otra parte es conveniente insistir que la consideración de los tres tipos de respuestas (componentes), no significa de ninguna manera que la actitud pierda su carácter de variable unitaria. Como ya se ha señalado, la actitud es la condición interna de carácter evaluativo y tal como indican diversos autores las respuestas cognitivas, afectivas y conductuales no son más que su expresión exterior, manifiesta y observable. 1.2 Formación de las actitudes Se pueden distinguir tres tipos de teorías sobre la formación de las actitudes, estas son: la teoría del aprendizaje y la teoría de la consistencia cognitiva y la teoría de la disonancia cognitiva. 1.2.1 Teoría del aprendizaje Esta teoría se basa en que al aprender se reciben nuevos conocimientos de los cuales se intentan desarrollar ideas, sentimientos, y conductas asociadas a estos aprendizajes. El aprendizaje de estas actitudes puede ser reforzado mediante experiencias agradables. Estas teorías del aprendizaje conciben a las personas como seres primariamente pasivos, cuyo aprendizaje “depende del número y de la fuerza de los elementos positivos y negativos previamente aprendidos”. Por ejemplo: al aprender nuevos conocimientos sobre un tema en especial, se intenta recoger toda la información posible para poder realizar un cambio en la conducta, partiendo de la nueva información adquirida. Según esta teoría, las actitudes se aprenden del mismo modo en que se aprende todo lo demás. Al aprender la información nueva, además se aprenden los sentimientos, los pensamientos y las acciones que están en relación con ella. En la medida en que sean recompensadas (reforzados), el aprendizaje perdurará. 1.2.2 Teoría de la consistencia cognitiva Esta teoría se basa o consiste en el aprendizaje de nuevas actitudes relacionando la nueva información con alguna otra información que ya se conocía, así la persona trata de desarrollar ideas o actitudes compatibles entre sí. Según las teorías de la consistencia cognitiva, la incoherencia entre dos estados de conciencia hace que las personas se sientan incómodas. En consecuencia, cambian o bien sus pensamientos o bien sus acciones con tal de ser coherentes. Ejemplo: al estudiar algo nuevo, y se intenta memorizar mediante la relación de lo que la persona ha aprendido con lo que ya sabe, esto llevará a que a la hora de acordarse de lo nuevo memorizado se hará más fácil de recordarlo. 1.2.3 Teoría de la disonancia cognitiva Esta teoría se creó en 1962 por Leon Festinger, y consiste en que se hace creer a las personas y a sus conocimientos que algo no les perjudica pero sabiendo en realidad lo que puede pasar si se siguiera manteniendo esta actitud, tras haber realizado una prueba y fracasar en el intento. Esto puede provocar un conflicto, porque se toman dos actitudes incompatibles entre sí que la misma persona intenta evitar de manera refleja. Esto los impulsa a construir nuevas actitudes o a cambiar las actitudes ya existentes. Otras situaciones que pueden producir disonancia cognitiva son aquellas en las que la persona hace algo contrario a sus creencias más firmes sobre lo que es correcto y apropiado, cuando la persona sostiene una opinión que parece desafiar las reglas de la lógica, cuando ocurre algo que contradice su experiencia pasada o cuando hace algo que no va con su idea sobre quién es y para qué esta. Por ejemplo, normalmente las personas que consumen drogas tienen constancia de lo que se hacen a ellos mismos pero sin embargo las siguen consumiendo, debido a que se hacen creer que el placer que les produce tomarlas compensa lo que en un futuro les ocurrirá. 1.3 Las actitudes y las conductas Hablar de la relación actitud-conducta trae a referencia un tema que ha sido de amplia discusión en el campo de la Psicología Social con implicación en el ámbito educativo. Resulta familiar la similitud entre la distinción tradicional de los objetivos educacionales (cognitivos, afectivos, conductuales) y la concepción estructural de las actitudes (Figura Nº 2). Esta perspectiva ha servido de base para la aceptación, prácticamente generalizada, del claro influjo entre los componentes cognitivos y los componentes afectivos de las actitudes; sin embargo no puede decirse lo mismo de la relación entre las actitudes (resultado de sus medidas) y las evidencias de conducta externa manifestadas por una persona. En tal sentido, Ajzen y Fisbein (1980) plantean que "…existe un cierto acuerdo en considerar las actitudes como un factor importante, pero no el único, en la determinación de las conductas externas." (Pág. 26) Figura Nº 2: Similitud entre objetivos educacionales y actitudes. OBJETIVOS EDUCACIONALES ACTITUDES Dominio cognitivo Conocimientos Componentes cognitivos Dominio afectivo Intereses Actitudes Valores Componentes afectivos Dominio conductual Conducta manifiesta Componentes conativos Creencias Opiniones Información Gusto-disgusto Atracción-rechazo A favor - en contra Acciones o tendencia de actuación a favor o en contra de… A una persona de la cual, se conocen cuáles son sus actitudes no se puede predecir cual va a ser su conducta. Son muy pocos los casos en los que se puede establecer relaciones entre actitudes y conducta. Para poder llegar a prever una conducta, se tiene que conocer muy profundamente unas actitudes muy específicas. Normalmente lo que la gente dice sobre sus propias actitudes suele ser mentira y esto sucede porque no conocen casi ninguna de sus actitudes respecto a los objetos. Y no se conocen estas actitudes hasta que se tiene que actuar frente a un objeto. Con esto se deja aún más claro que las actitudes no influyen tanto en la conducta, es más, a veces, incluso son las conductas las que determinan las actitudes. Preguntar si las actitudes determinan la conducta plantea una cuestión básica acerca de la naturaleza humana: ¿Cuál es la relación entre lo que la persona es (en el interior) y lo que hace (en el exterior)? La suposición prevaleciente, que subyace en la mayor parte de la enseñanza, asesoría y crianza de los niños, ha sido que las creencias y sentimientos privados determinan nuestra conducta pública. Así, si se desea alterar la manera en que las personas actúan se necesitaría cambiar sus corazones y sus mentes. Al principio los psicólogos sociales concordaban en que conocer las actitudes de las personas es predecir sus acciones. En 1964 Leon Festinger concluyó que la evidencia no mostraba que el cambio de las actitudes cambiara la conducta. Festinger creyó que la relación actitud -conducta funciona de manera opuesta, la conducta vendría a ser como el caballo y las actitudes como la carreta. "las personas están muy bien entrenadas y son muy buenas para encontrar razones para lo que hacen, pero no muy buenas para hacer aquello para lo cual hay razones". Si las personas no juegan el mismo juego que hablan, no es de extrañar que los intentos por cambiar la conducta cambiando las actitudes fallen con frecuencia. Las advertencias acerca de los peligros del tabaquismo sólo afectan mínimamente a aquellos que ya fuman. El aumento de la conciencia del público acerca de los efectos insensibilizadores y brutalizadores de una dieta prolongada de violencia por televisión ha estimulado a muchas personas a expresar el deseo de una programación menos violenta, sin embargo, siguen viendo asesinatos en los medios masivos tanto como antes. Las actitudes predicen las conductas si otras influencias son minimizadas, si la actitud es específica para la acción y sí la actitud es potente cuando se actúa, debido a que algo la recordó, debido a que la situación activó una actitud inconsciente que sutilmente guía la manera en que las personas perciben y reaccionan ante los acontecimientos o debido a que la obtuvieron de una forma que la hace fuerte. Ahora está claro que, de acuerdo con las circunstancias, la relación entre las declaraciones de actitud y la conducta pueden variar desde la ausencia de relación hasta una fuerte. 1.4 Influencias sobre las actitudes y modificación de la conducta Por lo dicho anteriormente las actitudes si pueden influir en la conducta. Por eso quienes intentan cambiar las conductas de las personas se centran en cambiar las actitudes. Hay muchos ejemplos de esto: los padres que intentan influir en la conducta de los hijos, los maestros que intentan influir en los alumnos, etc. Varios psicólogos defienden que hay dos formas de cambiar las actitudes: la forma de la naturaleza cognitiva y la de la naturaleza afectiva. 9 Naturaleza cognitiva: se utiliza en las personas motivadas y que saben bien que desean. Esta es una forma muy útil y se llega a producir este cambio de actitudes esta nueva actitud durará mucho tiempo. 9 Naturaleza afectiva: esta forma de cambio no es tan clara como la cognitiva, sino que intenta producir un cambio mediante claves. Si se llega a producir este cambio, es un cambio temporal y no perdurará durante mucho tiempo. En realidad en estos tiempos ya es imposible poder estimar hasta qué punto influye diariamente en las personas para que sea la clase de persona que otros quieren que sea. "Los gustos" en comida, vestido, arte, música, amigos, pasatiempos y muchas otras cosas se adquieren a través de un sutil proceso de influencia interpersonal. Las actitudes, los valores y las tendencias conductuales se adquieren gradualmente; no cambian, sino que crecen. Las personas no se dejan rendir ni persuadir, influir o inducir a ser distintos de como son. Más bien perciben que han escogido libremente, su propia persona. La manera en que las personas explican los cambios que se observan en ellas mismas y en los demás revela mucho acerca de las concepciones que tienen acerca de la naturaleza humana. Se puede determinar por medio de esas explicaciones si la gente en una cultura o en un periodo histórico dado cree que los poderosos impulsos que las manejan son inducidos por la posesión del demonio, las hormonas, la sexualidad reprimida, etc. O si se percibe a los seres humanos como procesadores racionales de información guiados por una voluntad libre. Cualesquiera que sean sus ideas, forman las bases no sólo de las filosofías y religiones, sino que también de las teorías personales acerca de como educar a los niños, estudiantes, etc. Y como tratar a aquellas personas que juzga como "desviadas" o "locas". Es obvio que las explicaciones que las personas tienen acerca de por qué la gente cambia de manera extrema o repentina se derivan de la concepción general que se tiene acerca de qué es lo que hace a la gente pensar, sentir y actuar de la manera en que lo hace. Se debe señalar que estas concepciones o teorías intuitivas (en contraste con las teorías formales) sesgan la manera en que el problema se plantea, la evidencia se busca, y por lo tanto, la naturaleza de la solución se encuentra. 1.5 Actitudes y disonancias Las actitudes de un individuo se van formando con el transcurso del tiempo, comenzando en su infancia. Con frecuencia, están relacionadas con la personalidad e influyen en el comportamiento. Entender el carácter y el impacto de las actitudes de los individuos en la sociedad, puede ayudar a entender ciertas situaciones, para mejor diagnosticarlas y para ofrecer recomendaciones que permitan conservarlas o mejorarlas a fin de garantizar un mejor desenvolvimiento. Una actitud, como ya se ha mencionado anteriormente es, la predisposición a responder, de manera consistente a diversos aspectos de las personas, las situaciones o los objetos. Infiere la actitud de una persona, a partir de la forma en que ésta expresa sus creencias, sentimientos o intenciones de comportamiento ante un objeto, persona o una situación, a partir de las reacciones fisiológicas y de origen perceptivo o a partir de comportamientos evidentes. Cuanto más diversa sea la población, tanto mayor es la probabilidad que las personas tengan una amplia gama de actitudes. Sus creencias, formadas principalmente en razón de sus antecedentes socioeconómicos y otras experiencias, podrían variar significativamente y en consecuencia producir diferentes actitudes. Investigaciones recientes, sugieren que se están dando cambios sustanciales en las actitudes adoptadas ante diversos grupos nacionales y raciales, así como diversos roles de los sexos. Estas actitudes divergentes, tendrán consecuencias significativas en el devenir de la sociedad. Cuando se comprendan las actitudes particulares y sus repercusiones en la sociedad, se podrán encontrar formas de cambiarlas o promover situaciones para producir resultados más positivos. Es decir que, la actitud se representa en forma de prototipo en la memoria de la persona, lo que permite describir cómo se desarrollan y manifiestan las actitudes como representación de la interacción de la persona y su entorno social. La persona usa la actitud como esquema para evaluar un objeto, persona o situación. A éstos, los puede calificar como buenos, malos, positivos, negativos, preferidos o no, por lo que luego, determinará la estrategia que adoptará ante los mismos. La accesibilidad de la actitud o la facilidad con la cual se activa, afecta su implementación. La experiencia personal con el objeto, personas o situación y la expresión repetida de la actitud aumenta su accesibilidad. De esta manera, la información relativa a las actitudes sirve para procesar informaciones muy complejas y predecir consecuencias. Las personas también experimentan disonancias cognoscitivas, que se refieren a situaciones en las cuáles los conocimientos, la información, las actitudes o las creencias de una persona se contraponen. La disonancia cognoscitiva afectará la relación entre las actitudes y los comportamientos de la persona. Por ejemplo, una persona puede considerar que determinada situación es desastrosa. Esta actitud podría estar en contradicción con indicadores objetivos de esa. Para "reducir" la disonancia cognoscitiva, la persona tal vez no "observe" dichos indicadores o tal vez los observe, pero no les conceda gran valor y por consiguiente seguirá pensando que todo es desastroso. 1.6 Características de las actitudes 1.6.1 Las actitudes son adquiridas. Toda persona llega a determinada situación, con un historial de interacciones aprendidas en situaciones previas. Así, pueden ser consideradas como expresiones comportamentales adquiridas mediante la experiencia de la vida individual o grupal. 1.6.2 Implican una alta carga afectiva y emocional que refleja los deseos, la voluntad y los sentimientos. Hacen referencia a sentimientos que se reflejan en la manera de actuar, destacando las experiencias subjetivas que los determinan; constituyen mediadores entre los estados internos de las personas y los aspectos externos del ambiente. 1.6.3 La mayoría de las definiciones se centran en la naturaleza evaluativa de las actitudes, considerándolas juicios o valoraciones (connotativos) que traspasan la mera descripción del objeto y que implican respuestas de aceptación o rechazo hacia el mismo. 1.6.4 Representan respuestas de carácter electivo ante determinados valores que se reconocen, juzgan y aceptan o rechazan. Las actitudes apuntan hacia algo o alguien, es decir, representan entidades en términos evaluativos de ese algo o alguien. Ya que cualquier cosa que se puede convertir en objeto de pensamiento también es susceptible de convertirse en objeto de actitud. 1.6.5 Las actitudes son valoradas como estructuras de dimensión múltiple, pues incluyen un amplio espectro de respuestas de índole afectivo, cognitivo y conductual. 1.6.6 Siendo las actitudes experiencias subjetivas (internas) no pueden ser analizadas directamente, sino a través de sus respuestas observables. 1.6.7 La significación social de las actitudes puede ser determinada en los planos individual, interpersonal y social. Las actitudes se expresan por medio de lenguajes cargados de elementos evaluativos, como un acto social que tiene significado en un momento y contexto determinado. 1.6.8 Constituyen aprendizajes estables y, dado que son aprendidas, son susceptibles de ser fomentadas, reorientadas e incluso cambiadas; en una palabra, enseñadas. 1.6.9 Están íntimamente ligadas con la conducta, pero no son la conducta misma; evidencian una tendencia a la acción, es decir, poseen un carácter pre-conductual. Esta categorización proporciona indicios que permiten diferenciar las actitudes de elementos cercanos a ellas como son los valores, los instintos, la disposición, el hábito, entre otros. Las actitudes se diferencian de los valores en el nivel de las creencias que las componen; los valores trascienden los objetos o situaciones, mientras que las actitudes se ciñen en objetos, personas o situaciones específicas. Se diferencian de los instintos en que no son innatas sino adquiridas y no se determinan en un solo acto, como el caso de los instintos. Se distinguen de la disposición por el grado de madurez psicológica; la actitud es más duradera, la disposición es más volátil. La actitud difiere de la aptitud en el grado de la integración de las distintas disposiciones. La aptitud es la integración de varias disposiciones; la actitud es la unión de varias aptitudes, lo que se expresa con una fuerte carga emocional. Por su parte el hábito, referido a acción, se integra a las aptitudes para brindar mayor solidez y estructura funcional a las actitudes. 1.7 El proceso de aprendizaje El aprendizaje y las teorías que tratan los procesos de adquisición de conocimiento han tenido durante este último siglo un enorme desarrollo debido fundamentalmente a los avances de la psicología y de las teorías instruccionales, que han tratado de sistematizar los mecanismos asociados a los procesos mentales que hacen posible el aprendizaje. El propósito de las teorías es el de comprender e identificar estos procesos y a partir de ellos, tratar de describir métodos para que la instrucción sea más efectiva. Es en este último aspecto en el que principalmente se basa el diseño instruccional, que se fundamenta en identificar cuáles son los métodos que deben ser utilizados en el diseño del proceso de instrucción, y también en determinar en qué situaciones estos métodos deben ser usados. 1.7.1 Teorías de aprendizaje Las teorías de aprendizaje desde el punto de vista psicológico han estado asociadas a la realización del método pedagógico en la educación. El escenario en el que se lleva a cabo el proceso educativo determina los métodos y los estímulos con los que se lleva a cabo el aprendizaje. Desde un punto de vista histórico, a grandes rasgos son tres las tendencias educativas que han tenido vigencia a lo largo de la educación: La educación social, la educación liberal y la educación progresista. En la educación social se puede localizar en una etapa anterior a la existencia de instituciones educativas. En este contexto la educación se puede considerar que es exclusivamente oral y responsabilidad de la familia y de la sociedad que la guarda y la transmite. En esta situación, el proceso de aprendizaje se lleva a cabo en el contexto social y como parte de la integración del individuo en el grupo, proceso éste que se realiza día a día a lo largo de su vida. Ahora bien, en el modelo clásico de educación se puede considerar el modelo liberal, basado en La República de Platón, donde la misma se plantea como un proceso disciplinado y exigente. El proceso de aprendizaje se basa en el seguimiento de un currículum estricto donde las materias se presentan en forma de una secuencia lógica que haga más coherente el aprendizaje. En contraposición a este se puede definir el modelo “progresista'', que trata de ayudar al alumno en su proceso educativo de forma que éste sea percibido como un proceso “natural''. Estas teorías tienen origen en el desarrollo de las ideas sociales de Rousseau y que han tenido un gran desarrollo en la segunda mitad del siglo junto con las teorías de John Dewey en EE.UU. y de Jean Piaget en Europa. Estas tres corrientes pedagógicas se han apoyado generalmente en varias teorías educativas y modelos cognitivos de la mente para la elaboración de las estrategias de aprendizaje. En muchos aspectos, el desarrollo de estas teorías y de otras derivadas de ellas está influido por el contexto tecnológico en el que se aplican, pero fundamentalmente tienen como consecuencia el desarrollo de elementos de diseño instruccional, como parte de un proceso de moldear el aprendizaje, para lo cual se trata de investigar tanto los mecanismos mentales que intervienen en el aprendizaje como los que describen el conocimiento. Desde este punto de vista más orientado a la psicología se pueden distinguir principalmente dos enfoques: el enfoque conductista y el enfoque cognitivista. 1.7.2 El enfoque conductista Para el conductismo, el modelo de la mente se comporta como una “caja negra'' donde el conocimiento se percibe a través de la conducta, como manifestación externa de los procesos mentales internos, Aunque éstos últimos se manifiestan desconocidos. Desde el punto de vista de la aplicación de estas teorías en el diseño instruccional, fueron los trabajos desarrollados por B. F Skinner para la búsqueda de medidas de efectividad en la enseñanza el que primero lideró el movimiento de los objetivos conductistas. De esta forma, el aprendizaje basado en este paradigma sugiere medir la efectividad en términos de resultados, es decir, del comportamiento final, por lo que ésta está condicionada por el estímulo inmediato ante un resultado del alumno, con objeto de proporcionar una realimentación o refuerzo a cada una de las acciones del mismo. Al mismo tiempo, se desarrollan modelos de diseño de la instrucción basados en el conductismo a partir de la taxonomía formulada por Bloom en 1956 y los trabajos posteriores de Gagné en 1985 y también de M. D. Merrill. Las críticas al conductismo están basadas en el hecho de que determinados tipos de aprendizaje solo proporcionan una descripción cuantitativa de la conducta y no permiten conocer el estado interno en el que se encuentra el individuo ni los procesos mentales que podrían facilitar o mejorar el aprendizaje. 1.7.3 El enfoque cognitivista Las teorías cognitivas tienen su principal exponente en el constructivismo. El constructivismo en realidad cubre una visión amplia de teorías acerca de la cognición que se fundamentan en que el conocimiento existe en la mente como representación interna de una realidad externa. El aprendizaje en el constructivismo tiene una dimensión individual, ya que al residir el conocimiento en la propia mente, el aprendizaje es visto como un proceso de construcción individual interna de dicho conocimiento. Por otro lado, este constructivismo individual, basado en las ideas de J. Piaget se contrapone a la nueva escuela del constructivismo social. En esta línea se basan los trabajos más recientes de Bruner (1990) y también de Vigotsky (1978) que desarrollan la idea de una perspectiva social de la cognición que han dado lugar a la aparición de nuevos paradigmas educativos. Otra conexionismo. de las teorías educativas cognitivistas es el El conexionismo es fruto de la investigación en inteligencia artificial, neurología e informática para la creación de un modelo de los procesos neuronales. Para las teorías conexionistas la mente es una máquina natural con una estructura de red donde el conocimiento reside en forma de patrones y relaciones entre neuronas y que se construye mediante la experiencia. En el conexionismo, el conocimiento externo y la representación mental interna no guardan relación directa, es decir, la red no moldea o refleja la realidad externa porque la representación no es simbólica sino basada en un determinado reforzamiento de las conexiones debido a la experiencia en una determinada situación. Por último, otra teoría derivada del cognitivismo y también en parte proveniente de las ciencias sociales es el postmodernismo. Para el postmodernismo, el pensamiento es una actividad interpretativa, por lo que más que la cuestión de crear una representación interna de la realidad o de representar el mundo externo lo que se postula es cómo se interpretan las interacciones con el mundo de forma que tengan significado. En este sentido la cognición es vista como una internalización de una interacción de dimensión social, en donde el individuo está sometido e inmerso en determinadas situaciones (Vigotsky 1978). De esta forma, para estos dos enfoques cognitivos, el postmoderno y el conexionista, la realidad no es moldeable, sino interpretada. Es en esta línea social donde los conexionistas y en mayor medida el postmodernismo se han alineado con el movimiento de la cognición situada que compromete el proceso de aprendizaje a la observancia del entorno cultural en el que se realiza, influido por el contexto social y material (Brown 1989). Muchas de estas consideraciones han tenido importantes consecuencias en el desarrollo de paradigmas educativos basados en la enseñanza por computador como veremos en las secciones siguientes. 2. HÁBITOS Y TECNICAS DE ESTUDIO Los métodos de estudio son modos de hacer operativa la actitud de las personas frente al estudio y el aprendizaje. Los cuales a su vez favorecen la atención y la concentración, exigen distinguir lo principal de lo secundario, e implican no sólo lo visual y auditivo, sino también la escritura, reduciendo la dispersión o haciéndola evidente para el propio sujeto. Por lo tanto en relación a esto se encuentran los hábitos de estudio que son los conjuntos de actividades que hace cada persona cuando estudia y las técnicas son aquellas propias de los estudiantes con las que han ido consolidado la práctica de algunos procedimientos sencillos y efectivos para favorecer su aprendizaje. Ahora bien, el estudio no es un área reciente de interés, durante muchos años, se han examinado y analizado los diversos procesos involucrados en el estudio, bajo diversas perspectivas. Es así como se distingue entre estudiar y otras formas de aprendizaje, en función de los propósitos y del contexto, señalando que no es lo mismo estudiar que aprender. Aprender puede ser el resultado de un conjunto de procesos que pueden ocurrir en cualquier lugar; se puede aprender en la calle, viendo televisión, leyendo un libro, visitando un museo o ejercitándose en un gimnasio, pero también se aprende en preescolares, escuelas, liceos, universidades o en cualquier otra institución educativa. El aprendizaje que ocurre es estos últimos lugares es aprendizaje académico y el otro es aprendizaje para la vida. Se puede decir que , el establecimiento de un propósito de estudio inadecuado, es decir, desconocer qué hacer para llegar a aprender significativamente y de una manera eficaz, carecer de una base de conocimientos suficiente que le permita a la persona crear redes elaboradas con los conocimientos, abusa de las técnicas y estrategias simples centradas en la repetición o el repaso, y la pérdida de otras más complejas pero más eficaces como la elaboración de esquemas o la construcción de supuestos, conocer estas y otras estrategias y técnicas más complejas pero desconocer en qué condiciones es adecuado utilizarlas, sostener motivos o metas personales que no favorecen a la toma de decisiones adecuadas, la falta de supervisión de la comprensión…, pueden ser algunas de las razones por las que un alumno no es buen estudiante (Garner, 1990). La realidad es que mientras un número importante de estudiantes afirman encontrar estas u otras dificultades en el estudio, especialmente entre aquellos que obtienen bajos rendimientos, otro grupo de alumnos desarrolla por sí mismos eficaces estrategias de estudio; es decir, conoce qué estrategias y técnicas a utilizar, y cuando han de usarlas, pueden interpretar sus experiencias de estudio de una forma significativa y, por lo tanto, acaba teniendo un buen conocimiento metacognitivo, un buen conocimiento de lo que ocurre en su mente cuando estudia. Puede afirmarse que emplea un método eficaz de estudio y es capaz de tomar decisiones ajustadas a las diversas tareas, actividades, materias, etc. Es estrategia y eso le facilita el éxito en su aprendizaje. Estos estudiantes manifiestan, que aunque no siempre son totalmente consientes de ello, una teoría personal sobre el estudio les permite mantener en su actividad diaria una conducta de trabajo bien ajustada. Sin embargo, los primeros pierden tiempo y esfuerzo sin darse cuenta siquiera de qué hacer para afrontar correctamente las actividades curriculares establecidas. Estos no son alumnos capaces de reflexionar adecuadamente sobre su papel en el control y la evaluación de su propio proceso de aprendizaje cuando justamente el desarrollo de esta conciencia parece ser el primer paso para posibilitar un estudio eficaz y autorregulado. Permanecen no expertos, teniendo dificultades significativas para organizar su conducta de estudio y para utilizar estrategias eficaces para estudiar bien. A pesar de esta dicotomía pueden mantenerse hasta niveles avanzados de la en enseñanza superior, en la practica, parece aceptarse mayoritariamente que las habilidades necesarias para estudiar se desarrollan “espontáneamente” a medida que el estudiante progresa académicamente, cursando las diversas materias de su currículo. De esta forma, enseñas a estudiar raramente se ha constituido en un objetivo específico del currículum. 2.1 Definición de estudio Cuando se piensa en el estudio casi siempre se viene a la cabeza la imagen de un estudiante leyendo en su mesa de trabajo. Por lo tanto, en un principio, la actividad fundamental a la que se asocia el estudio suele ser la lectura. Así, por ejemplo, Forrest, Pressley y Gillies (1983) consideran que el estudio una forma especial de lectura. Por otro lado, Hernández y García (1991, p.22) comienzan definiendo el estudio cono una “actividad de aprendizaje intencional, intensivo y autorregulado, basado en el texto, generalmente complejo y no familiar para el estudiante…”. En consecuencia, aunque todo parece indicar que muchos profesionales de la educación han equiparado las técnicas de estudio con las técnicas de lectura, es necesario hacer las siguientes precisiones. En primer lugar, se debe hace ver que la lectura implicada en la actividad de estudio es más una condición básica y una herramienta de trabajo que posibilita dicha actividad. De hecho, si se observa con más detenimiento al estudiante que se ha dejado sentado en la mesa, se puede dar cuenta de que en realidad leer no es el núcleo de su trabajo. Así, se comprueba que está ojeando las páginas, subrayando palabras o frases, haciendo un esquema, resumiendo, repitiendo una y otra vez la información. La meta de la lectura es llegar a comprender el texto, la meta del estudio es trabajar sobre el texto para cubrir un objeto más o menos amplio como responder a unas preguntas, localizar un argumento, seleccionas las ideas más importantes, preparar un examen (Hernández y García, 1991). De esta forma, se descubre la relevancia que tiene el análisis del estudio, el establecimiento de un propósito concreto, ya que el trabajo que el estudiante realiza estará supeditado y referido a este. Así, al estudio se le asignan habitualmente tres características o peculiaridades: a) un aprendizaje intencional que conlleva un esfuerzo especial; b) una conducta autodirigida o autorregulada; y c) una actividad intencional dirigida a una meta específica. En segundo lugar, el estudiante no está sólo en su mesa; es dirigido por sus actitudes y motivos personales para estudiar, rodeado de sus creencias en torno a él mismo como aprendiz, condicionado por su opiniones e intereses por el tema que está estudiando, por la materia y por el profesor, impulsado por una demanda concreta, limitado por el tiempo. En esta sentido, es por lo que el estudio es una actividad autorregulada: el estudio como “una modalidad de aprendizaje, un caso especial de la actividad cognitiva académica, frecuentemente individual, intencional, intensiva autorregulada y basada en un texto (Hernández y García, 1991), que además supone auto-motivación y esfuerzo personal”. Además el material que estudia no ha llegado por casualidad allí: tiene un trabajo previo más o menos personal y profundo de timar notas y comprenderlas, organizar personalmente la información, mejorar el tema que aparece en el manual, etc. De esta forma, se hace necesario ampliar al análisis, ya que identificar el estudio con aquello que hace que un estudiante se siente en su mesa de trabajo. Por lo anterior, se puede definir entonces que el estudio es el proceso realizado por un estudiante mediante el cual trata de incorporar nuevos conocimientos a su intelecto. Se puede afirmar, entonces, que el estudio es el proceso que realiza el estudiante para aprender nuevas cosas. La preocupación por los hábitos de estudio de los alumnos viene de antiguo. No obstante, en el tiempo actual esta cuestión adquiere un renovado interés, en gran medida por la extensión de la educación, así como por las altas tasas de fracaso escolar. De hecho, diversas investigaciones se orientan a conocer con exhaustividad los procesos de aprendizaje y a valorar en qué grado influyen los hábitos y técnicas de estudio en el rendimiento académico. Ahora bien, llama la atención la escasez de investigaciones de este tipo en universitarios, acaso porque se supone que cuando los estudiantes ingresan en la Universidad ya poseen unos hábitos de estudio suficientemente aceptables. Sin embargo, la experiencia demuestra que un número significativo de alumnos de enseñanza superior obtienen malos resultados. En efecto, no todos los estudiantes hacen frente con éxito a los nuevos desafíos que la Universidad plantea: aumento de la exigencia, necesidad creciente de organización del trabajo académico, mayor dedicación al estudio, autonomía, etcétera. Se puede entonces concluir que el estudio es: 1. Un proceso consciente y deliberado. Por lo tanto, requiere de tiempo y esfuerzo. 2. Es una actividad individual. Nadie presta las alas del entendimiento a otro. 3. Estudiar, involucra concentrarse con un contenido, es decir, implica entre otras cosas, la adquisición de conceptos, hechos, principios, relaciones y procedimientos. 4. Estudiar depende del contexto, lo cual quiere decir que la incidencia o la efectividad de una estrategia o proceso difieren en la medida en que existan variaciones en las condiciones de las tareas de aprendizaje. Por ejemplo, no se estudia de la misma manera para un examen parcial que para una prueba escrita o una presentación oral. 5. Estudiar es un proceso orientado hacia metas, lo cual quiere decir que cuando estudiamos, lo hacemos en función de unos objetivos o metas preestablecidos que pretendemos alcanzar en un determinado lapso. Saber estudiar significa saber como pensar, observar, concentrarse y organizar conductas que le permitan al estudiante realizar la labor intelectual necesaria para resolver un problema, reflexionar sobre una pregunta y seleccionar estrategias para ejecutar una tarea. El querer estudiar alcanza eficiencia cuando se convierte en una tendencia estable, es decir, un hábito. Para ello debe haber un móvil o fuerza motriz que impulse a emprender y realizar tareas, estos móviles provienen de fines e intereses internos más que de factores externos. 2.2 Qué son los hábitos de estudio Aunque las variables que condicionan el rendimiento académico en los distintos niveles de enseñanza son numerosas y constituyen una complicada red en la que resulta bastante complejo ponderar la influencia específica de cada una, se ha generalizado la idea de que los hábitos de estudio influyen considerablemente en los resultados escolares. Naturalmente, no se deben confundir los hábitos (prácticas constantes de las mismas actividades) con las técnicas (procedimientos o recursos). Unos y otras, empero, contribuyen a la eficacia del estudio. De un lado, el hábito de estudiar es necesario si se quiere progresar en el aprendizaje. De otro, conviene sacar el máximo provecho a la energía que requiere la práctica consciente e intensiva del estudio por medio de unas técnicas adecuadas. La pretensión de mejorar el estudio es una constante pedagógica. Muchas de las propuestas de optimización de esta actividad se han realizado por los propios maestros y profesores sobre la base de su experiencia e intuición, lo que ha permitido alcanzar metas nada superficiales. Junto a estas aportaciones naturales, tradicionales y espontáneas, hay que considerar las contribuciones provenientes de la psicología conductista y cognitiva. Sin pretensión de exhaustividad, se señalan algunas de las implicaciones que se derivan para el estudio de los dos paradigmas. 2.2.1 Paradigma conductista Se considera el estudio como una compleja secuencia de acciones: elección del tema, organización del material, lectura del texto y adquisición de contenidos. Lo que se busca es conocer las situaciones antecedentes de la conducta de estudio y utilizar refuerzos apropiados que permitan obtener rendimientos satisfactorios. Algunas de las consideraciones ofrecidas por este paradigma respecto al estudio son: 9 Las condiciones del estudio deben ser apropiadas: temperatura, ventilación, mobiliario, iluminación, organización de materiales, tiempo de estudio, horarios, etc. 9 Hay que dar a conocer al alumno técnicas de estudio: diferenciación entre ideas principales y secundarias, realización de esquemas y resúmenes, utilización de diccionarios, manejo de ficheros, etc. 9 Estructurar la tarea de estudio, dividiéndola en sus componentes específicos y desarrollando el aprendizaje gradualmente. 9 Tener en cuenta la curva de aprendizaje: precalentamiento, ascenso, meseta, descenso y fatiga. 9 Incluir períodos de descanso que permitan disminuir el cansancio y potenciar el aprendizaje. 9 Potenciar la motivación del alumno por el estudio 9 Utilizar refuerzos que faciliten y consoliden los hábitos y técnicas de estudio. Como puede comprobarse, desde esta perspectiva se quieren promover hábitos y técnicas de estudio que mejoren con la práctica, pero se evitan los mecanismos internos de la adquisición y de la elaboración informativa. A este paradigma se le critica el eficientísimo, la algoritmización y la limitación de la libertad del alumno al estudiar, ya que no se tiene en cuenta la intencionalidad del comportamiento. 2.2.2 Paradigma cognitivo Se centra sobre todo en el aprendizaje de contenidos y, por tanto, enfatiza la importancia de la memoria, la codificación y la recuperación informativa. Las principales aportaciones son: 9 La memorización de contenidos informativos representa el proceso más característico de la conducta de estudio. 9 Hay un interés especial por las estructuras y procesos cognitivos más relevantes: almacenes informativos, representaciones mentales, relación entre informaciones viejas y nuevas, leyes del olvido, etc. 9 La mente es un “sistema constructor” de la información. 9 La estructura del texto se corresponde con las estructuras mentales. De acuerdo con este principio, el texto es un medio extraordinario para comprender el funcionamiento de la mente humana y la actividad de estudiar. 9 Para mejorar el estudio es imprescindible desarrollar ciertas operaciones cognitivas. 9 Las técnicas de trabajo intelectual adquieren especial importancia en el estudio, porque permiten entrenar al alumno en determinadas estrategias de atención, elaboración y organización de la información, al tiempo que se favorece la metacognición o regulación de los propios procesos de pensamiento y de aprendizaje. Así pues, este paradigma se interesa principalmente por los procesos mentales, la comprensión de textos y la metacognición. Tiene el inconveniente de desatender aspectos no cognitivos que pueden influir en el estudio y en los logros escolares. Se puede considerar que los dos paradigmas mencionados ofrecen aportaciones relevantes para la comprensión del estudio. La complejidad de la actividad de estudiar exige tener presente las distintas contribuciones, para no caer en el error de adoptar visiones parciales y reducidas. El enlace entre las dos teorías ayuda a explicar el proceso de estudio, mas se cree oportuno resaltar la importancia de las variables afectivas, grupales y sociales apenas contempladas por los paradigmas conductista y cognitivo. Desde un enfoque integral de la persona, evidente que en la comprensión de la actividad de estudiar hay que prestar atención a los valores, actitudes e intereses de los educandos. En este sentido, el vacío que dejan los investigadores de la conducta y de la cognición se llena si se considera el estudio como una parte del proceso de formación total. Esto lleva a afirmar que para entender el procesamiento de la información y la representación del conocimiento, al igual que las acciones más o menos ordenadas y observables que realiza el alumno para la obtención de determinados resultados, es necesario apelar a otras dimensiones: la autoestima y el autoconcepto, la motivación y los intereses, las expectativas de éxito, el clima social del aula y del centro, el ambiente familiar, la cooperación entre alumnos, etc. El estudio, en sí, es una pendiente del proceso de crecimiento personal que supone el desarrollo armónico de la inteligencia, la voluntad y la creatividad. De acuerdo a la perspectiva humanista que se adopta en este trabajo cualquier plan de adquisición de hábitos de estudio debe partir de las necesidades, capacidades, afectos, actitudes y valores de los alumnos, sin que ello nos haga olvidar el papel de la orientación. El concepto de hábitos de estudio lleva a su vez dos conceptos implícitos, los cuales son: hábito y estudio, antes de llegar a definir hábitos de estudio como tal, es necesario tener claro los dos conceptos anteriores. Un hábito, según el Diccionario de la Real Academia Española (2003) es una actitud o costumbre adquirida por actos repetidos, es decir, de tanto llevar a cabo una acción determinada, se vuelve repetitivo en la persona, por lo tanto, siempre la realiza. Un ejemplo de un hábito es el de cepillarse los dientes todos los días. Los hábitos son formas adquiridas de actuar que se presentan automáticamente. El individuo que adquiere un hábito actúa sin necesidad de darse cuenta, de ahí que se ha dicho que no son otra cosa que un reflejo firmemente establecido. Estos se adquieren voluntaria o involuntariamente, originándose en esta doble forma de conocimiento los cuidados que deben tener los padres y los maestros proporcionando por una parte, medios para que se adquieran los hábitos considerados como buenos o útiles y por otra, evitando que surjan los incorrectos o perjudiciales para el individuo y la sociedad. Para la presente investigación y relacionando los conceptos anteriores, se definirá hábitos de estudio como las distintas acciones emprendidas por el estudiante para adquirir conocimientos a través de sus apuntes en clase, libros de texto, guías entregadas por el profesor, páginas de Internet o cualquier fuente consultada para este fin y así alcanzar una meta propuesta por él mismo. 2.3 Formación de Hábitos de estudio Para la formación de hábitos es evidente que el ejercicio es necesario; pero la práctica no conduce al aprendizaje. Saber si lo que se hace está bien o mal incita al individuo a modificar su conducta para que sea más eficiente en sus estudios. En ese sentido se señala que el docente debe iniciar a sus estudiantes la práctica dirigida, es decir, el estudio debe ir bien orientado, o sea, hacerles ver en todo momento los objetivos que pueden alcanzar con su actividad, y que comprendan el propósito del estudio ya que este sin orientación es algo estéril. El estudio no puede motivar al alumno si éste no sabe por qué y para qué lo realiza. La motivación exige que cada respuesta sea reforzada positivamente, de modo que sirva de preparación para la siguiente, y esta a su vez para otra posterior; con el fin de que el nivel de expectativas se mantenga durante el tiempo preciso. De esta manera la fuerza del hábito se vigoriza como un ejercicio de repetición y fortalecimiento. Si un educador se propone crear y mantener técnicas y hábitos de estudio en sus alumnos solo cuenta con lo que la escuela posea para reforzar al estudiante entre lo que se encuentra: materiales de estudio bien diseñados y organizados y la buena voluntad, el deseo de enseñar y el afecto del docente. Santiago (2003) resume unas normas sencillas, o recomendaciones, que se deben tener en cuenta para mejorar o desarrollar hábitos de estudio. Entre lo que señala: 9 Establecer un horario de estudio 9 Distribución y organización adecuada del tiempo: planificación del tiempo, que consiste en la organización de los planes de estudio 9 Preparación continua entre lo que destaca: repasar diariamente las asignaturas, preparar las asignaciones con regularidad, no dejarlo todo para el final 9 Desarrollar hábitos eficientes de lectura como: hacer resúmenes, esquemas, subrayar ideas principales, hacer uso del diccionario 9 La inteligencia, el esfuerzo y la motivación 9 Concentración, que consiste en controlar y dirigir la atención hacia el objeto de estudio, 9 Ambiente, buscar las condiciones más favorables, de tal manera que la concentración y el estudio no se vean desfavorecidos, lugar exento de distracciones, buena iluminación ventilación y temperatura adecuada, 9 Toma de apuntes, que constituyen cada vez una práctica más generalizada y es necesario iniciar a los alumnos en ella para que sean ellos quienes investiguen, redacten, analicen, informen y obtengan en definitiva el máximo provecho posible de datos e información. En ese mismo orden se coincide en señalar que muchos de los problemas respecto al éxito en la escuela, giran en torno al desarrollo de los buenos hábitos de estudio y expectativas respecto a las tareas en casa y, afirma que los padres pueden desempeñar un papel importante proveyendo estímulos, ambiente y materiales necesarios para que el estudio sea una actividad exitosa. Algunas de las cosas generales que los adultos pueden hacer incluyen: 9 Establecer una rutina para las comidas, hora de ir a la cama, estudio y hacer la tarea, 9 Proporcionar libros, materiales y un lugar especial para estudiar 9 Animar a su niño para que esté "listo" para estudiar sólo (concentrar su atención y relajarse) 9 Ofrecer estudiar con su niño periódicamente. Para la formación de hábitos de estudio es evidente que el ejercicio es necesario; pero la práctica no conduce el aprendizaje. Saber si lo que se hace está bien o mal incita al individuo a modificar su conducta para que sea más eficiente en sus estudios. En ese sentido Mira y López (1978) señalan que el docente debe iniciar a sus estudiantes la práctica dirigida, es decir, el estudio debe ir bien orientado, o sea, hacerles ver en todo momento los objetivos que pueden alcanzar con su actividad, que comprendan el propósito del estudio ya que este sin orientación es algo estéril. El estudio no puede motivar al alumno si éste no sabe por qué y para qué lo realiza. Maddox (1980) señala que la motivación exige que cada respuesta sea reforzada positivamente, de modo que sirva de preparación para la siguiente, y esta a su vez para otra posterior; con el fin de que el nivel de expectativas se mantenga durante el tiempo preciso. De esta manera la fuerza del hábito se vigoriza como un ejercicio de repetición y fortalecimiento. Santiago (2003) resume unas normas sencillas, o recomendaciones, que se deben tener en cuenta para mejorar o desarrollar hábitos de estudio. Entre los que se señala: a. Establecer un horario de estudio. b. Distribución y organización adecuada del tiempo c. Preparación continua entre lo que destaca: repasar diariamente las asignaturas, preparar las asignaciones con regularidad, no dejarlo todo para el final. d. Desarrollar hábitos eficientes de lectura como: hacer resúmenes, esquemas, subrayar ideas principales, hacer uso del diccionario e. Estudiar en un lugar libre de ruidos, con buena iluminación y ventilación. Correa (1998), señala que en la escuela, la formación de hábitos de estudio presenta debilidades, ya que muchos docentes poseen pocos conocimientos al respecto y no cuentan con las herramientas necesarias, especialmente en la secundaria, los programas no contienen objetivos donde se trate un aspecto tan importante como los hábitos de estudio, de allí que los docentes no cuentan con los recursos necesarios para ayudar en esta formación, la cual se considera sumamente importante para el futuro del individuo. 2.4 LOS HÁBITOS DE ESTUDIO Y SUS DISTINTAS TECNICAS 2.4.1 El subrayado Subrayar es resaltar con una línea las ideas fundamentales de un texto. 9 Cómo se hace a) Se lee con atención el texto las veces que sea necesario para comprenderlo bien. b) Se subrayan en cada párrafo las palabras que nos dan las ideas más importantes. Normalmente son nombres o verbos. c) Si se desea hacerlo perfecto se utiliza subrayado con dos colores: uno para lo básico y otro para lo importante pero secundario. 9 Para qué sirve a) Para reflejar lo más importante de un texto. b) Para realizar un resumen posterior. 2.4.2 El resumen Resumir es reducir un texto manteniendo lo esencial y quitando lo menos importante. 9 Para resumir a) Se subrayan las ideas fundamentales del texto como se explica más arriba. b) Se ordena lo subrayado y se redacta con las propias palabras de la persona. 9 Utilización a) Para poder estudiar con más facilidad. b) Para hacer trabajo 2.4.3 Síntesis Mientras se estudia se puede ir sintetizando el contenido del texto en una hoja aparte. Cuando se realiza esta tarea, utilizando las palabras del autor, se le llama "resumen". Cuando se hace con las propias palabras de la persona, "síntesis". Esta técnica es más ágil y precisa que el resumen y, al igual que éste, resulta muy útil cuando se esta trabajando con un libro que no pertenece al estudiante. Al sintetizar se debe tomar nota sólo de lo fundamental. Es aconsejable leer primero un párrafo completo y ver si su contenido esencial es relevante, para luego escribirlo de un modo breve y claro. Es de mucha importancia que en la síntesis queden indicadas las conexiones que unen las ideas principales del autor, de modo que se pueda seguir el hilo conductor de su argumentación. Además, es de suma importancia que la síntesis dé cuenta del texto a partir del cual fue realizada. Para ello debe incluir todos los datos del libro: autor, título, ciudad, editorial, año y, si no es propio, cómo se accedió a él. 2.4.4 Los esquemas y cuadros sinópticos El esquema es una técnica que realmente se tiene muy olvidada pero que da mucho juego. No es una técnica sencilla ya que depende directamente de cómo se haya realizado el subrayado y la lectura. Un esquema debe presentar las ideas centrales del texto, destacadas con claridad. Presenta de forma sencilla y lógica la estructura del texto. Debe tener una presentación limpia y clara. En el esquema se destacan los puntos principales del texto y los sub-apartados que se consideran de interés. Se utilizan signos para enfatizar ideas, subrayado, las mayúsculas y minúsculas, colores y distintos tipos de letras. Debe de ser escrito en términos breves. Para trabajar el esquema parte de la lectura analítica de un texto y de su posterior subrayado. Se va separando cada contenido por puntos, rayas y subrayados. Mira si lo que ha escrito expresa la idea completa del texto sin dejar datos fundamentales. Se puede utilizar las mayúsculas para señalar los apartados fundamentales y las minúsculas para los elementos de importancia que hay en ellos. El esquema se escribe todo seguido y debe intentarse que ocupe el menos espacio posible. No existen nexos de unión de ideas sino, en ocasiones, flechas. No se deben escribir palabras sin contenido propio del texto que se analiza. El esquema es como un resumen pero más esquematizado, sencillo y claro. Con un solo golpe de visto se puede percatar de la información que contiene el texto estudiado. Al igual que frente al texto, los estudiantes deben afrontar las clases y las conferencias con una actitud activa. Para ello es de suma utilidad la toma de apuntes. Ella exige prestar atención y juzgar continuamente qué es lo más importante de entre todo lo que el docente está diciendo. De este modo se reduce al mínimo la dispersión y la divagación, que con tanta facilidad hace en las personas perder un tiempo valiosísimo y minimizan su rendimiento. A las clases y conferencias se debe concurrir provisto de los elementos indispensables para escribir. Es importante que la persona se ubique en un lugar desde el que pueda escuchar y ver al docente con claridad. En el apunte se debe anotar sólo las afirmaciones más importantes del expositor, dejando constancia del hilo conductor de su argumentación. Si en algún momento su discurso se aleja del tema que está desarrollando, se debe dejar de escribir y esperar con atención el momento en el que lo retome. El estudio es un ejercicio de voluntad. El esfuerzo y la dedicación son las armas fundamentales para afrontarlo pero hay condiciones, hábitos y maneras de estudiar que ayudarán a que resulte más sencillo y sea más efectivo. 2.4.5 Toma de notas La información que se resume en notas rápidas suele estar distorsionada, sobre todo, cuando se pretende tomar todo lo que el profesor esta hablando. Las notas no deben ser la única fuente de estudio, sino una ayuda que permita identificar el núcleo de las ideas abordadas en clase. A contracción se presentan cinco pasos para tomar notas: 1. Prevenir: Hay que relacionar lo que dice el profesor con los requisitos de la asignatura de estudio. Hay que leer sobre el tema antes de asistir a la clase para poder organizar las notas alrededor de lo que ya se conoce. 2. Seleccionar: Escuchar todo, pero solamente entresacar las ideas principales, la parte medular de la conferencia o la clase. 3. Hacerse preguntas: Preguntarse continuamente, ya que se interrogue o no al profesor. Centrar los apuntes en las interrogantes que la persona se hace o que se plantee. 4. Organizar: Disponer de las notas en forma esquemática, partiendo del concepto central y estableciendo relaciones entre los otros conceptos. 5. Repasar: Repase y corrija las notas tan pronto como sea posible y de ser posible confrontarlas con otras fuentes. 2.5 ELEMENTOS QUE SE DEBEN TOMAR EN CUENTA PARA EL ESTUDIO 2.5.1 La planificación El primer objetivo que se debe lograr es hacer una planificación del tiempo que hay que dedicar al estudio. Es importante no dejarlo todo para el último día y crear diariamente un hábito de estudio. El apoyo de los padres es fundamental y han de ser exigentes en el cumplimiento de un horario de estudio siempre adecuado al horario familiar. Organizarse para estudiar todos los días y a una hora determinada produce una inercia que provoca un mayor aprovechamiento del tiempo de estudio. No se debe enfocar el estudio como un mero trámite para aprobar un examen sino para adquirir conocimientos que enriquecerán a las personas en todos los aspectos. La confección de un plan de estudio debe hacerse en forma realista, nunca hay que planificar horarios irreales que no se tiene ninguna posibilidad de cumplir. Una hora bien realizada es una hora totalmente aprovechada; pasar tres horas frente a los cuadernos sin concentrarse, es haber perdido el tiempo y engañarse uno mismo pensando que "se estudió toda la tarde". Si se estudia de una hora a una hora y media diaria en forma constante y permanente, se estará al día en todas las materias, habrá tiempo suficiente para muchas otras actividades. Por eso, es mejor estudiar todos los días un poco, que mucha materia en pocos días. No es conveniente estudiar de noche, ya que esta es necesaria para descansar, hay que dormir de ocho a diez horas diarias, así el rendimiento será mejor. Los buenos resultados en el estudio se consiguen realizando un trabajo bien hecho, con métodos y hábitos apropiados. Es necesario formar la costumbre de estudiar, ya que el estudio depende de cada uno. 2.5.2 El lugar de estudio Es importante estudiar siempre en un mismo sitio, creando de esta manera un espacio acondicionado al estudiante y que éste considere como propio. Ha de ser un lugar cómodo, ordenado y tranquilo para favorecer la concentración. Se debe estudiar sentado en una silla y con una mesa. Si ésta no es lo suficientemente grande, es conveniente tener una mesita auxiliar donde poder poner apuntes o libros de consulta. Se debe cuidar también la iluminación, evitando reflejos y sombras y cuidar la temperatura ya que el frío excesivo distrae la atención y el calor crea letargo y fatiga. Sería también muy recomendable que el cuarto destinado al estudio esté protegido del ruido que llega de la calle. Durante las horas de estudio, también habrá que evitar que haya ruidos en la casa; el silencio favorece la concentración del estudio. 2.5.3 El hábito de la lectura Los primeros años del colegio son fundamentales, debido a que en estos se producen los aprendizajes que sientan las bases para los hábitos de estudio posteriores. El aprendizaje de la lectura en estos primeros años es básico, ya que el procedimiento en el que se basa el estudio. Por ello es muy importante que el niño haga ejercicios de lectura comprensiva, es decir, que lea un texto y posteriormente haga un relato de éste, o bien los padres o encargados le hagan preguntas acerca de él. Fomentar la lectura en general es muy beneficioso, al niño que lee habitualmente le cuesta menos ponerse a estudiar y tiene mayor facilidad para asimilar los contenidos, ya que se concentrará en la lectura con más facilidad que el niño que no tiene este hábito. 2.5.4 Organizar el tiempo Cada alumno posee un ritmo propio de aprendizaje. Por eso es importante, en primer lugar, llegar a conocerlo bien; una adecuada planificación del tiempo distribuida de acuerdo a las propias capacidades de la persona ayudará a rendir en forma más satisfactoria. La historia no es una materia que se aprende con una sola leída, se necesita de varias repeticiones para llegar a comprender bien su significado. Por lo tanto, al planificar el calendario de estudio del alumno, se tiene que tomar en cuenta que se necesita de varios días para llegar a comprender plenamente lo que estudia. El horario es una distribución del tiempo diario en función de las actividades de la persona. Planificar las actividades en un horario permite crear un hábito ordenado y responsable. Para organizar el tiempo de estudio es necesario considerar también los períodos dedicados al descanso, la diversión, el deporte, las obligaciones familiares y sociales. 2.5.5 Organizar el espacio En una habitación que se disponga para ello, si puede ser de uso exclusivo, sin malos olores, bien aireada y ventilada, ni con mucho calor ni con frío, sin molestias de ruidos, ni otro tipo de distracciones (televisión, cuarto de juegos de los hermanos, radio, etc.,) Tener una mesa de trabajo amplia, en la que se pueda tener encima todo el material que se va a necesitar, sin otros objetos de distracción como revistas, juegos, adornos móviles, etc. La luz que sea preferiblemente natural y si no es así que sea blanca o azul y que proceda del lado contrario a la mano con la que se escribe (a un zurdo la luz le tendrá que provenir de la derecha). Tanto la mesa como la silla deberán estar en consonancia con la altura, ser cómodas pero no en exceso. La silla tiene que tener respaldo y ser dura. La excesiva comodidad conducirá a rendir menos e incluso a dejar de estudiar, pero con la incomodidad ocurrirá lo mismo. 2.5.6 Normas para aprovechar el tiempo La atención y la concentración son fundamentales para aprovechar las horas de estudio y las explicaciones dadas por el profesor en clase. Para muchos alumnos esto es un verdadero problema. La necesidad de estar atentos y de concentrarse en el estudio es algo básico. Pero existen muchos elementos que influyen en la atención: 9 La motivación y el interés con que se estudia. 9 Las preocupaciones: problemas familiares, problemas con los compañeros, problemas con los amigos, preocupaciones sexuales o amorosas, problemas de dinero, etc. Consejos prácticos para aumentar las horas de estudio: a) Programar las actividades, tanto las diarias como b) Dividir claramente el estudio de la diversión. c) No dejar para mas adelante el comienzo del d) Aprovechar también los ratos libres. e) Anticipar los estudios respecto a su fecha límite las semanales. estudio. 2.5.7 Aprender a esquematizar Esquematizar los temas de estudio es la manera más efectiva para que el estudiante tenga una visión general del tema y le ayude a prenderlo y asimilarlo. Antes de realizar un esquema se debe de leer el texto, se debe captar las ideas más importantes, estas suelen constar de los títulos de los apartados, sus definiciones o características principales y la enumeración de los sub-apartados. Cuando el alumno ha leído ya totalmente el texto puede empezar a subrayar las ideas más importantes en una lectura posterior. La información del esquema tiene que ser concisa, en palabras claves y en frases cortas, en primer lugar se colocarán las ideas principales y posteriormente las ideas secundarias y ejemplos. Con esto cuando se deba desarrollar el tema tendrá una visión rápida de este y podrá desarrollar cada apartado de una manera ordenada y estructurada. Las preocupaciones causan mucha ansiedad y desconcentración en la mente a la hora de estudiar o atender: como por ejemplo el lugar en que estudia y las condiciones del mismo y la fatiga: no se puede estudiar estando cansado o con sueño. 2.5.8 La colaboración de los padres Desde el principio del estudio, es muy positivo que los padres muestren interés por los libros de texto de sus hijos y se involucren con ellos en los temas de estudio, especialmente durante los primeros cursos. Podemos comentar con ellos temas académicos fomentando de este modo su interés por el estudio. Es importante que cuando los niños estudien comprendan lo que están leyendo y que el estudio no sea una mera memorización de frases. Por eso, cuando los padres preguntan la lección, es bueno que los alumnos expliquen lo que ellos entienden y no se ciñan a repetir palabra por palabra lo que viene en el libro, también deben preguntar o mirar en el diccionario cualquier frase que no entienda o cualquier palabra que no conozcan. 2.5.9 La lectura selectiva Un lector establece sus objetivos, es decir, por qué o para qué quiere leer y puede buscar lo necesario. Se debe evaluar los textos en dos estrategias: hojear y examinar, que ayudara a la persona ahorrar tiempo y a desechar el material que no sea útil a los objetivos. 9 Hojear: para hacer una lectura eficiente es necesario tener un objetivo previo en la mente. Antes de iniciar la lectura se establecen los objetivos. Después se selecciona el texto que puede servir y se localizan las selecciones que sean importantes. Todo texto se hojea en tres niveles: 1. Se revisa el texto en su conjunto para obtener una idea general de su contenido. 2. Se revisa el índice (si no tiene índice se leen los títulos y subtítulos de los demás capítulos). 3. Se seleccionan los capítulos del libro o los párrafos del artículo que puedan servir para los objetivos. ¿Por qué hojear? Un lector eficiente hojea un texto para: Ver si será útil, Establecer sus expectativas y Realizar una primera evaluación del texto. 9 Como examinar un texto: Para encontrar información especifica en los textos, es necesario que se defina cuidadosamente que es lo que se esta buscando: un nombre, una fecha, una palabra o un número. Al examinar un texto permite que los ojos de las personas se muevan rápidamente recorriendo las paginas en busca de la información precisa que necesita. Algunas estrategias para examinar un texto: 1. Definir el objetivo (que información se necesita) 2. Definir las formas posibles de respuesta (nombres, fechas, números) 3. Buscar rápidamente la respuesta. 4. Ignorar el resto del material. Se puede concluir que hojear y examinar son dos formas rápidas que te ayudan a encontrar información que necesitas. Hojear permite evaluar un texto para definir sus objetivos y el examinar un texto permite responder a preguntas y localizar información especifica. 2.5.10 La Lectura Escrita Un lector eficiente puede seleccionar rápidamente lo que le interesa, pero una lectura no será efectiva si no entiende lo que el texto dice o si no reflexiona y evalúa el contenido de la lectura. Un buen lector es eficiente (capaz de seleccionar) y efectivo. La efectividad en la lectura consiste en saber leer críticamente. La estrategia es: siempre evaluar la confiabilidad y la credibilidad de la fuente 2.6 VENTAJAS DEL ESTABLECIMIENTO DE HÁBITOS DE ESTUDIO De acuerdo con la bibliografía revisada, el establecimiento de patrones o esquemas de estudio tiene muchas ventajas como lo son: 9 Aumentar la cantidad de material que se puede aprender en una unidad de tiempo 9 Reducir el número de repeticiones hasta su asimilación y consecuentemente reducir el tiempo que podría dedicársele. Deben por lo tanto, cultivarse en la escuela como metas que los alumnos han de alcanzar bajo la orientación segura del profesor En conclusión se puede decir que es necesario que los alumnos tengan una buena actitud y que rentabilicen el esfuerzo que conlleva el estudio. Los hábitos (prácticas constantes de las mismas actividades) no se deben confundir con las técnicas (procedimientos o recursos). Unos y otras, sin embargo, coadyuvan a la eficacia del estudio. De un lado, el hábito de estudio es necesario si se quiere progresar en el aprendizaje. De otro, conviene sacar el máximo provecho a la energía que requiere la práctica intencional e intensiva del estudio por medio de unas técnicas adecuadas. Los hábitos y técnicas de estudio tiene gran poder predictivo del rendimiento académico, mayor incluso que las aptitudes intelectuales. Las dimensiones con más capacidad de pronosticar los resultados escolares son las condiciones ambientales y la planificación del estudio. En efecto, el rendimiento intelectual depende en gran medida del entorno en que se estudia. La iluminación, la temperatura, la ventilación, el ruido o el silencio, al igual que el mobiliario, son algunos de los factores que influyen en el estado del organismo, así como en la concentración del estudiante. Igualmente importante es la planificación del estudio, sobre todo en lo que se refiere a la organización y a la confección de un horario que permita ahorrar tiempo, energías y distribuir las tareas sin que haya que renunciar a otras actividades. Solo sí se dispone de un mapa organizativo general se puede ser eficaz en el diseño y cumplimiento de las acciones concretas. 3 HALLAZGOS DE OTRAS INVESTIGACIONES En la revisión bibliográfica que posee la biblioteca de la UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA, se encontraron los resultados de las investigaciones que se relacionan con el tema de los HABITOS Y TECNICAS DE ESTUDIO, siendo estas las siguientes: 3.1 “Los Hábitos de Estudio y su relación con el rendimiento en estudiantes universitarios de la Universidad Francisco Gavidia” presentado por: Manuel de Jesús Morales, de la Facultad de Ciencias Sociales (1989). Los resultados obtenidos fueron los siguientes: a) Los hábitos de estudio que presentan los estudiantes de la UFG se pueden catalogar en general, como regulares (porcentaje mayor que los estudiantes que se ubican en la categoría 50-74), lo que refleja que el tipo de estudiantes que ingresan a la universidad no posee los hábitos de estudio adecuados para lograr una probabilidad de éxito hacia las exigencias académicas que la universidad posee. b) Muestra que existe una correlación moderadamente alta entre hábitos de estudio y rendimiento como se esperaba. Lo que señala esta correlación positiva es que el rendimiento académico de los estudiantes universitarios depende en gran medida de los hábitos de estudio que los mismos tengan. c) Existe una relación diferencial entre los diversos factores que componen los hábitos de estudio y el rendimiento académico. Según los resultados obtenidos se comprueba que los factores que más se relacionan con el rendimiento académico son los de ambiente en que se estudia, las actitudes hacia la universidad, profesores y estudio. d) Los hábitos de estudio de los alumnos de la UFG son en general regulares y que éstos se relacionan de una manera moderadamente alta con el rendimiento académico. Esto sugiere que la universidad debe promover entre sus estudiantes mejores hábitos de estudios si quiere elevar su formación académica. 3.2 “Hábitos y Técnicas de estudio que los (las) estudiantes de licenciatura en Ciencias Jurídicas de la Universidad Francisco Gavidia presentan en su proceso de formación profesional en ciclo 02-99”, presentado por: Cecilia Estrada Hernández, Sandra Lorena Tobar Campos y Zoinia Guadalupe Navarro de Suárez, de la Facultad de Ciencias Sociales, en donde: a) Se puede concluir en términos generales que el estudiante no hace uso adecuado de los hábitos y técnicas de estudio pero no es imputable en un 100% a los estudiantes, ya que la investigación señala que éste tiene la disposición, interés y motivación suficiente para convertirse en magníficos competentes profesionales. b) El grupo investigador ha encontrado que la técnicas de estudio que le estudiante utiliza en su formación profesional, se encuentran en un nivel aceptable, pero que se pueden mejorar. 3.3 “Incidencia de la ansiedad en la eficiencia de los hábitos de estudio en los alumnos de primer año de bachillerato estudio realizado en el C.E. de Usulután (2003)” presentado por: Alexa Rosa. Hernández Aragón, Ana Ruth Castro Alfaro y Carmen Sánchez de Vásquez, de la Facultad de Ciencias Sociales: a) Según los resultados obtenidos, las alumnas en comparación con los alumnos poseen mayor porcentaje en hábitos de estudio “aceptables”, lo que puede ser debido al desarrollo acelerado que tienen los adolecentes ya que estos en su mayoría son tardados en su desarrollo bio-psico-social. b) Otros aspectos a considerar es la deficiente formación académica que han tenido estos estudiantes en cursos anteriores, también hay que considerar que si el profesor no detecta los problemas de aprendizaje a tiempo esto puede influir negativamente en el desarrollo académico del alumno. 3.4 “Diagnostico sobre hábitos y técnicas de estudio de los alumnos de 9º grado del distrito 06-27, Mejicanos, San Salvador, en el primer semestre del año lectivo: 2004” presentado por: Karla Jazmín Bautista Alvarado y Maury Ivonne Castro Valencia, de la Facultad de Ciencias Sociales: a) La investigación realizada mostro que en cuanto los hábitos y técnicas de estudio que los alumnos (as) de noveno grado de los centros escolares Japón, centro escolar República del Perú y Centro Católico Marista se encuentran en un nivel desfavorable con un porcentaje global de (50.82%) que se ubica en la valorización del estudiante con aspectos importantes a mejorar lo que incide en su rendimiento académico. b) En cuanto la actitud general frente la actividad de estudio (disposición, motivación e interés) la investigación señaló que no se encuentran en una posición favorable con in porcentaje global de (48.63%) lo que incide en su actividad de estudio. c) Los resultados de esta investigación mostraron que los alumnos de noveno grado de las instituciones investigadas, no disponen de un lugar de estudio adecuado, con un porcentaje global de (40.44%) que le permitan concentrarse en su actividad académica. d) En cuanto a la organización de tiempo, los estudiantes tienen una calificación global del 40.98% lo que influye en su actividad de estudio. e) Los resultados de la investigación demuestran que el sexo femenino posee una leve ventaja sobre el sexo masculino, lo que indica que las niñas tienen una mayor dedicación a la actividad de estudio para obtener un mejor resultado en comparación con los niños. 4. MARCO CONCEPTUAL - Actitud: Preparación mental o como una predisposición implícita que ejercen una influencia general y continua en muchas respuestas evaluativas. - Adquisición de conocimientos: Para obtener un buen aprendizaje y que el estudio sea eficaz el estudiante debe conocer cada una de las etapas de los procesos psicológicos que intervienen en la adquisición de conocimientos. Además tiene que tener en cuenta lo siguiente, que para poder lograr la adquisición de los aprendizajes debe saber aprender a aprender. - Asimilación: Sistema clasificatorio utilizado para familiarizar o relacionar términos. - Asociación: Relación fundamental de unión y organización. - Aprender a aprender: Encontrar la manera de entender, analizar comprender las cosas del exterior por los medios que a cada uno le parezca convenientes, cómodos o más fáciles, como por ejemplo un propio método de estudio, el de hacer esquemas, así la persona lo entiende y aprende. - Componente afectivo: Constituido por expresiones de sentimiento hacia el objeto de referencia. Recogería todas aquellas emociones y sentimientos que despierta, y por ello son reacciones subjetivas positivas/negativas, acercamiento/huida, placer/dolor. - Componente cognitivo: Representa el conocimiento que, dentro de ciertos límites de certeza, tiene una persona acerca de lo que es verdadero o falso, bueno o malo, deseable o indeseable. Se refiere a las expresiones de pensamiento, concepciones y creencias, acerca del objeto actitudinal. Incluye desde los procesos perceptivos simples, hasta los cognitivos más complejos. - Componente de conducta: Aparece vinculado a las actuaciones en relación con el objeto de las actitudes. Son expresiones de acción o intención conductista/conductual y representan la tendencia a resolverse en la acción de una manera determinada. - Creencia: adhesión a una idea, esto es persuasión de que es una idea verdadera… La creencia puede aludir a la “verdad” o falsedad de un objeto o situación, a la valoración del mismo como bueno o malo o a juzgar una posible acción en relación al objeto o situación como apetecible o rechazable. - Estudiar con eficiencia: Por eficiencia se entiende la adquisición del máximo de conocimientos y retención con el menor gasto de energía y esfuerzo. Por consiguiente estudiar con eficiencia implica un análisis del tiempo y móvil, la racionalización del procedimiento del trabajo. Cabe señalar que el éxito en el estudio no sólo depende de la inteligencia y el esfuerzo, sino también de una buena actitud psicológica frente a la tarea escolar, de los hábitos de estudio y de los métodos de trabajo. - Hábitos de estudio: Conjunto de actividades que hace una persona cuando estudia. Todo lo anterior viene a estar encerrado en el método de estudio que posee cada persona. Conductas que manifiesta el estudiante en forma regular ante el acto de estudiar y que repite constantemente. - Motivación: Proceso de una acción consiente y voluntaria. - Organización: Proceso que diferencia una parte de otra en un sentimiento funcional y que al mismo tiempo crea un complejo integrado de relaciones funcionales dentro de un todo. - Plantación: Determinación de los fines y disposiciones de los medios necesarios para su realización, que supone una configuración sistemática de actividades consideradas posibles dentro de un determinado orden. - Rendimiento Académico: El producto que da el alumnado en los centros de enseñanza y que habitualmente se expresa a través de las calificaciones escolares.