PLANIFICACIÓN PARA LA PROFESIONALIZACIÓN DEL EJÉRCITO Parte primera: En noviembre de 1996 se produjo, como cada año, el sorteo de destino para los 194.333 mozos que debían realizar el servicio militar en el año 1997. Para dicho año las necesidades estratégicas de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) era de 191.000 efectivos de media, dentro del proceso de reducción gradual de los ejércitos que llevaría a la dimensión óptima para el año 2000 de 180.000 efectivos. El número de mandos para 1997 era de 51.000. El problema que se planteaba en el seno de las FF.AA. consistía en que un importante porcentaje de los mozos sorteados nunca llegaría a incorporarse a su destino. La ley permitía a los jóvenes sorteados que se declarasen objetores hasta el día en que debían incorporarse al cuartel. Además, hay otras causas que permiten la suspensión de la incorporación, como determinadas circunstancias familiares sobrevenidas, que también podían alegarse hasta el último momento. La experiencia de años anteriores indicaba que un 15 por 100 de los asignados al ejército de tierra nunca llegarían a incorporarse (este porcentaje ascenderá hasta el 30 por 100 en las plazas de Ceuta y Melilla). Lo mismo que el 22 por 100 de los asignados a la Armada. Sin embargo, el porcentaje de bajas en el ejército del aire era insignificante. Así puede estimarse en media de bajas del 18 por 100. En cualquier caso, dado que ese porcentaje es muy variable y que el número de objeciones de conciencia en los diez primeros meses del año ascendía ya a 80.000, el Gobierno Militar deseaba contar con un margen de seguridad que cubra un 10 por 100 adicional de posibles bajas sobre la media mencionada de años anteriores. El resto de soldados hasta completar el contingente final correspondería a soldados profesionales. Dado que es necesario efectuar la oferta pública de plazas para cubrir el contingente de soldados profesionales, se desea conocer cuál debe ser el número de efectivos profesionales que permitiría satisfacer las necesidades totales de las FF.AA. en el año 1997. Parte segunda: Ya en marzo de 1998, la planificación de las FF.AA. se plantea en otros términos: el servicio militar difícilmente durará hasta el año 2002, pero el problema no es el auge de la objeción de conciencia, sino, más bien al contrario, el exceso de reclutas. En 1998 se observaba cómo el número de jóvenes que debían cumplir el servicio militar los próximos cinco años, hasta su desaparición, ascendía a casi dos millones, pero las necesidades de las FF.AA. son muy inferiores. Las estimaciones realizadas por los responsables de las FF.AA. para dicho período eran las siguientes: Año Mandos 1998 1999 2000 2001 2002 2003 50.557 50.382 50.207 50.032 49.857 49.700 Tropa Profesional 50.356 65.365 82.065 100.065 120.000 120.000 Soldados de reemplazo (número medio anual) 89.340 68.800 48.215 30.215 10.280 0 Total 190.262 184.547 180.487 180.312 180.137 169.700 La planificación referente a la disponibilidad de jóvenes para el contingente de reclutamiento forzoso se recoge en la siguiente tabla: Varones que Pendientes de Incorporaciones Aplazamientos cumplen clasificación Año de Año de Aptos del de reemplazos nacimiento reemplazo 19 años y exentos reemplazo posteriores 1979 1998 305.277 35.946 179.549 89.782 75.560 1980 1999 290.856 31.994 174.514 83.348 71.852 1981 2000 273.134 30.046 163.880 79.208 67.473 1982 2001 263.771 29.014 158.263 76.494 65.141 1983 2002 247.026 27.172 148.216 71.638 61.025 Razone en consecuencia, acerca del número de mozos que cada año debían ser llamados a filas hasta la total profesionalización del ejército, y el número de excedentes de cupo que debía aplicarse en caso de querer realizar el proceso de manera gradual.