Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996. Técnicas de atirantado en las edificaciones antiguas Gerónimo Lozano Apolo Alfonso Lozano Martínez-Luengas En la arquitectura se ha hecho uso frecuente del tirante desde tiempos muy remotos. Formando parte de la propia estructura se colocaron arriostramientos de forja que se ponían en tensión tan pronto como se iniciaba la pérdida de monolitismo entre sus fábricas. Análoga solución se adoptaba en la construcción de arcos y bóvedas. También se atirantaron ¡as arcadas de los claustros contra los gruesos muros de los monasterios y las iglesias. Para devolver la enlazabilidad perdida entre los muros por la acción del sismo, se disponían tirantes colocados en caliente. De aquí la proliferación de placas de retención en las fachadas de los cascos antiguos de Italia. Otro tanto ocurre en Creta, en Estambul y en otras muchas ciudades de la falla mediterránea. Esta técnica fue menos utilizada en nuestro país, aunque también abunden las p]etinas en cruz en algunos cascos históricos, como es el caso de Trujillo. Al conocimiento de las técnicas de atirantado se dedica la comunicación, que se inicia con la Definición, Misiones y elementos componentes de aquél. Conocidos éstos, se recomiend.' la Ubicación de los puntos de atirantado y ]os Criterios de diseño y de Cálculo. Concluye con las fases que componen su Puesta en obra. DEFINICIÓN y construyeran inicialmente en madera y posteriormente de forja. Entre sus misiones estaban: l. Las de simple atirantado de elementos muy esbeltos. 2. La de formar parte de la estructura de las edificaciones antiguas encargándose: - Del arriostramiento de arcadas contra el núcleo murario. - De absorber los empujes de arcos y bóvedas. - Es característico el atirantado de los cerramientos en los clauslros a través de las propias jácenas de madera que, para verificar también la función de tracción, se rematan con herrajes de patiJIa en la unión con los tímpanos. (Palacio natal de Isabel La - En otros claustros Católica en Madrigal de las Altas Torres) son verdaderos tirantes de madera (también combinados con herrajes) los que garantizan la estabilidad de la arcada contra los muros interiores. A este respecto, los forjados se disponen normales al patio siendo recibidos por carreras paredañas; a su vez éstas apoyan sobre los citados tirantes en el punto de encuentro con el muro, colaborando en la eficacia del anclaje. 3. La de aplicarse preventivamente, durante la vida de la obra: - MISIONES El tirante es un apeo de directriz lineal utilizado para absorber esfuerzos de tracción. De aquí el que se Es característicoel arriostramientode arquerías en la arquitectura Nazarí. 4. La de servir de atado provisional mientras se decide o se inician los trabajos de rehabilitación. 5. y sobre todo como terapéutica curativa en la 332 estabilización tados; G. Lozano, A. Lozano de edificios de muros de fábrica afec- - Por síntomas de desplome ante empujes no compensados. Al tirante se encomienda la absorción de dichos esfuerzos. - Por solicitaciones de nexocompresión que implican a varias plantas. El tirante se encarga de reducirio a nivel de una sola. Por síndrome de pandeo al haberse perdido o debilitado la enlazabilidad de los entramado s horizontales. Este problema se presenta cuando, por exceso de humedad, las cabezas de las viguetas de madera se ven afectadas de pudriciones. ELEMENTOS b) Pletinas de inercia variable dispuestas normales al paramento para conseguir mayor rigidez (figura 2b). c) De interesar tirantes dobles, la placa de cabeza se reduce a una sóla resuelta con doble pletina y cuadradillos de reparto (figura 2). d) En la retención de empujes de bóvedas interesan pletinas corridas. 1118 COMPONENTES 1...1:4 8 De acuerdo con lo anteriormente expuesto, el tirante es un conjunto de elementos metálicos utilizado en las intervenciones de reestructuración a fin de absorber empujes y de reducir (a nivel de cada planta) las solicitaciones de nexo-comprensión o de pandeo. A tal efecto, y en su forma más general, constan de (figura 1): ~ ~ r- 6~ 1;."111 ~- ~- Figura J a) El tirante a propiamente dicho. b) Las placas de retención b encargadas de recibir los esfuerzos exteriores y de transmitirlos a] tirante. c) Las piezas de conexión e que permiten subdividir la longitud total. d) El tensor d Como tirantes se adoptabán preferentemente secciones circulares (redondos) y en la antigüedad pletinas y cuadradillo s forjados. Las cabezas solían resolverse: a) Con placas circulares u ovaladas rigidizadas con nervaduras y provistas de un casquillo central sobre el que apoya una tuerca que, conjuntamente con los extremos roscados del tirante, hace de tensar (figura 2a). b) Figura 2 La conexión entre diferentes tirantes se resolvía por machihembrado y perno pasante. La puesta en tensión, además de con calor como luego veremos, se realizaba mediante la rosca del tensar y la interposición de un manguito. Otros tipos de placas de retención utilizados antiguamente eran: a) Palos pasantes en los tirantes de madera, lo que reducía la sección útil. b) Pletinas en cruz dispuestas en el plano del paramento. UBICACIÓN Se situaban de forma que estabilizasen las deformaciones ya existentes impidiendo su continuidad. Es por éllo que: a) La placa de cabeza se ubicaba en la zona afectada, que de estar desagregadada se reconstruía En caso contrario se colocaba lo más próxima posible a aquélla. b) La placa extrema se anclaba en otro muro paralelo al afectado. Y para evitar deformaciones en ambos, a través y contra otro elemento transversal. c) Convenía esconderlos entre el forjado y el pavimento. De esta forma servía de puesta en obra y de aco- Técnicas de atirantado dalamÍento conjuntamente Por este motivo, (como con otro muro puede en las edificaciones transversal. verse en la figura 3) con- vienen cabezas de p]etinas inclinadas 4500 con respecto a]a horizontal y contra e] citado muro transversal. rl é "'.'"" ~ ""'" "~~-=:J ~--=-~1J 1.,,3 ~' l 1\ Figura 3 Cuando transversal clarse en el o realizando rían deformacioncs que disminuirían su efectividad. Por e] contrario, de adoptar valores inferiores, aparecerían concentraciones de esfuerzos que propiciarían e] punzonamiento (figura 5a). En e] caso de cabezas de retención de forma cuadrada interesa que las dimensiones de sus lados estén comprendidas entre 25 y 45 cm (figura 5b). Para cabezas de planta elíptica, conviene predimensionar ejes menores comprendidos entre ]5 y 60 cm, y mayores entre 25 y 100 (figura 5c). En e] caso dc cabezas resueltas con p]etinas, las Jongitudes se eligen entre 80 y 120 cm (figura 5d), ' -(- de acodalamiento actuaba otro muro interesaban tirantes dobles pudiendo aninterior aprovechando un hueco de puerta un pasamuros (figura 4). -+ X 8]oa") '" 8l. " ~-t 81" ~0'l"//§4 VISTA 333 antiguas X_X Figura4 1'/// ~ ti b) <> N o .,<> '"° e) d) Figura 5 Fig. 'd CÁLCULO DEL TIRANTE E] correcto dimensionamiento Como es lógico, cuando los tirantes se disponían para absorber los empujes de bóvedas o de arcos no necesitaban de acodalamiento aJguno. CRITERIOS DE DISEÑO Cuando se trata de placas de retención circulares, y con objeto de que los esfuerzos de atirantado sean óptimos, su diámetro ha de estar comprendido entre 30 y 50 cm. Con dimensiones mayores se produci- de] tirante pasa por las siguientes etapas: 1°. En primer Jugar es necesario e] conocimÍento de la fuerza del atirantado ejercida por las placas de retención contra los muros en los que se acodalan. 2°, A partir de la eitada fuerza se calcula la sección del tirante que unicamente trabaja a tracción pura. Efectivamente, dispuesto sobre el forjado desaparecen los esfuerzos de flexión. 3°, Seguidamente se dimensionan las placas de retención (o las p1etinas) en función de su geometría 334 G. Lozano, A. Lozano (predimensionada anteriormente) y de su trabajo a flexión, ya que se han proyectado en voladizo. La colocación en frio es la adecuada para cortar posibles deformaciones en arcos y bóvedas. Exige que, al menos, uno de los extremos disponga de rosca y tuerca, así como de un tensor intermedio. Ambas soluciones tienen en común las fases siguientes: 4°. Si se han dispuesto pasadores para la conexión, se comprueban a esfuerzo cortante puro. So. Seguidamente se obtienen los esfuerzos de tracción existentes en el tensor. 6°. Finalmente, se comprueba su rosca (y la del extremo opuesto si existe) a cortadura. 1". Replanteo del eje y del nivel del tirante. Como ya se dijo interesan los encuentros entre los muros transversales y los entramado s horizontales ya que facilitan tanto el arriostramiento como el replanteo y la puesta in situ. 2". Levantamiento del solado caso de situarse bajo éste. 3". Trepanación de los muros y de los tabiques intermedios si existen. 4". Presentación de los componentes del tirante que se enfilan a través de las perforaciones realizadas. A continuación, empalme de sus elementos de conexión y del tensor intermedio. Es necesario que sus extremos sobresalgan unos diez centímetros de los muros y que tanto aquéllos como el alargamiento, previamente calculado, estén roscados. Por consiguiente, todo estriba en el conocimiento de la fuerza de atirantado. Esta fuerza ha de ser tal que no venza la cohesión interna de los materiales componentes de la fábrica, ni la de rozamiento que la parte de muro situado sobre la unión produzca en ésta. Es por éllo que la menor de las dos será la base de partida para iniciar el proceso de cálculo. Sus diferentes pasos y las comprobaciones a realizar se han consignado en la gráfica de la figura 6. COHESION INTERNA FUERZA DE ATIRANT ADO S". Colocación de las pletinas o de las placas de retención. Después se rellena con mortero de cemento el espacio entre aquéllas y los muros. Para evitar el contacto entre el tirante y el taladro se intercala un tubo de plástico. ROZAMIENTO A TRACCION lA SIMPLE FLEXION I A CORTE I A TRACCION ~I A CORT ADURA Figura 6 PuESTA EN OBRA Era distinta según se realizase en caliente o en frio. La primera solución está indicada en aquellos casos en los que interesa devolver (en lo posible) el muro a su posición inicial. Para éllo, se aprovecha la fuerza de tracción en la que se transforma la dilatación térmica a que se somete el tirante durante la puesta en obra. I 6". Pasados unos cuatro o cinco días se inicia la puesta en tensIón, que será dlstlllta según se realice en caliente o en frio. 7". Tensado el tlrante, se sueldan sus tuercas extremas y se inyectan con mortero de cemento las perforaciones y la cama de aquél. 8°. Por último, si las placas de retención van ocultas, se les puntea con soldadura una tela metálica que posteriormente se enfosca. Las etapas citadas se cosignan en la gráfica de la figura 7. Colocación en caliente Realizadas las operaciones de la la a la 5" relacionadas anteriormente se actúa como sigue: a) Con la ayuda del tensor, y con la de las tuercas extremas, se trata de poner en tensión. b) Seguidamente, y con el calor aportado por la llama de una «lamparilla» de mano, se calienta en Técnicas de atirantado en las edificaciones d) En caso contrario es necesario obtener e] alargamiento correspondiente a la citada tracción. Por lo que será necesario proceder a un nuevo recalentamiento para alcanzar dicho alargamiento. Las operaciones citadas se han consignado en la gráfica de la figura 8. LEVANTAMIENTO DEL SOLADO I I Colocación PRESENTACION I 335 antiguas en frio I EN CALIENTE ENFRIO I I Realizadas las operaciones] a a 5" anteriores se ator- nillan ¡as tuercas extremas y (o) se atiranta a través del tensor intermedio hasta alcanzar el alargamiento calculado. TÉCNICAS MODERNAS PROTECCION y OCUL T ACION Figura 7 La técnica de atirantado vista hasta ahora, utilizada de forma preventiva en el gótico y como refuerzo en la época barroca, apenas se aplica en la actualidad. toda o parte de la longitud hasta alcanzar e] incremento calcu]ado anteriormente. La elevación de la temperatura propicia el aumento de aquélJa que se aprovecha para proceder al atirantado. Sea Ii la longitud acortada, o lo que es igual, el incremento de longitud producido. c) Una vez enfriado, el decremento de longitud crea una fuerza de reacción al transformarse la dilatación térmica en reacción elástica. El cálculo de esta fuerza es muy senciJJo. Si dicha tracción coincide o se aproxima a la fuerza calculada anteriormente, la operación ha concluido. Figura 8 Figura 9 336 G. Lozano, A. Lozano Unicamente en casos puntuales y cuando no se dispone de equipos de tesado. En obras importantes es mucho más seguro y preciso aplicar esfuerzos de precompresión a través de la técnica del pretensado. Tal es el caso del edificio representado en las figura 9 cuya fachada lateral derecha se ha atirantado contra la izquierda. Lo más práctico es atirantar con cables de 1/2 pulgada, anclados a placas cuadradas (figura 10). Observese la grieta existente entre las cabezas de anclaje debidas al pandeo y asiento de las fábricas. O placas de planta rectangular, con dos anclajes dispuestos a uno y otro lado del muro transversal, contra el que se aplican los esfuerzos de precompresión en los puntos de encuentro con los forjados. Cuando los muros son de gran espesor es preferible proyectar dos cabezas, ya que la gran rigidez necesaria en el caso de una sola dificultaría su ocultación posterior. En cuanto a las cabezas de atirantado las más prác- Figura 10 ticas corresponden al sistema CCL, provistas de un cable único anclado con dos semicuñas. Durante la década de los 60, un gran número de edificios de muros de fábrica se atirantaron con éxito utilizando el sistema Barredo.