Ponencia - saludo de las Fuerzas Armadas

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Ponencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo
"Todo hombre honesto que puede hacerle un bien a la humanidad, se convierte en
delincuente si permanece ocioso"
Simón Bolívar
Compañeras y compañeros asistentes y organizadores, reciban de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP, un saludo cálido, revolucionario
y bolivariano, que a través de ustedes se extienda a todos y todas quienes luchan en el
mundo por la libertad, la paz, la justicia social y el bienestar de las mayorías, sólo posible en
el socialismo.
Mención especial a la revista América Libre. En otras ocasiones hemos participado en sus
fructíferos seminarios. A sus 10 años de existencia sigue aportando luces en la discusión, el
análisis y las propuestas sobre la realidad de nuestra América, la necesidad y la forma de
transformarla para beneficio de sus pueblos. De igual manera al ICAL (Instituto de Ciencias
Alejandro Lipschutz) de Chile; al CEPIS (Centro de Educación Popular Instituto Sedes
Sapientiaie) de Brasil; y al Centro Martin Luther King Jr. de Cuba.
A treinta años de la agresión imperial al pueblo latinocaribeño, expresada esta vez en el
asesinato del Presidente constitucional de Chile, el compañero Salvador Allende, y la ruptura
del legítimo derecho del pueblo chileno a su autodeterminación, nos reunimos para aunar los
esfuerzos y potenciar las luchas en dirección a edificar sociedades con justicia social, en paz,
soberanas, dignas y libres, es decir construir el socialismo.
"No hay mejor medio de alcanzar la libertad que luchar por ella", dijo el Libertador Simón
Bolívar y lo demuestra la historia de lucha de Nuestra América, iniciada por los pueblos
indígenas liderados por Guaicaipuro, Tupac Amaru, Lautaro, Caupolicán, la Gaitana, El
Cacique Upar, Bartolina Sisa, Tupac Katary, junto a tantos otros y otras. Lucha continuada
por Bolívar, Artigas, Sucre, O´Higgins, Hidalgo, José Félix Ribas, Manuelita Sáenz, Morelos,
Tiradentes, José Ignacio de Abreu y Lima y todos los patriotas que enfrentaron y expulsaron
al invasor europeo. No podemos olvidar la memoria, de luchadores y constructores de
sociedades mejores como José Martí, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Luis Emilio
Recabarren, Augusto César Sandino, José Carlos Mariátegui, María Cano, Luis Carlos
Prestes, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Manuel Rodríguez, Salvador Allende,
Camilo Torres, Gilberto Vieira y Jacobo Arenas. Seguramente no mencionamos a algunos
y/o algunas, pero siempre nos queda su legado de lucha.
La primera independencia nos libró del yugo español, sin embargo, se nos impuso el de las
oligarquías criollas que traicionaron el ideario libertador e independentista, aliadas al naciente
imperio del norte. Bolívar no se equivocó, su visión se hizo realidad y los Estados Unidos
plagan hoy la América de miseria en nombre de la libertad. Por tanto, sigue la lucha popular,
expresión de la dignidad y en defensa del derecho a la autodeterminación, refleja lo
multinacional, pluriétnico y pluricultural, el carácter mestizo y único de nuestra América.
La crisis general del sistema capitalista y sus políticas neoliberales es profunda y se extiende
a todos los niveles. Los gobiernos, las clases dominantes corruptas y el imperio pretenden
descargar las consecuencias de dicha crisis en las espaldas de los trabajadores, del pueblo.
En nuestro país acuñaron la excusa, para ellos perfecta, "todo lo que pasa o deja de pasar es
por la guerrilla", así pretenden escapar a su responsabilidad histórica, pues la crisis es
resultado de sus malos manejos y políticas.
Nuestros pueblos se han enfrentado a las balas asesinas del terrorismo de Estado, a las
tiranías y dictaduras producto de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional. Nunca
ha cesado la lucha por la segunda independencia, por la construcción de la Patria
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Bolivariana. Bolívar despertó, como lo anunció Neruda, y anda levantando los pueblos de
nuestra América. El devenir histórico demuestra que está vivo, su pensamiento es vigente y
encarna los intereses populares.
¡Es hora de revoluciones!. Bolívar anda con los pueblos preparando la segunda y definitiva
independencia. Por tanto es imperativo: Reunir fuerza, esperanza y decisión en torno al
ideario bolivariano. Enarbolar con fuerza las banderas de la unidad, la solidaridad, la justicia
y la libertad de los pueblos de nuestra América, desde el Río Bravo hasta la Patagonia y
retomar los hilos de la construcción de la Patria Bolivariana, así tendremos un nuevo polo de
poder y equilibrio mundial frente al hegemonismo imperial.
El ideario de El Libertador, ha sido conservado y sus banderas ondeadas por grandes
luchadores americanos en el compromiso ineludible de culminar su obra libertaria, la
independencia definitiva de América Latina y el Caribe. Actualmente lo sostienen y las
ondean manos tan poderosas, prístinas y representativas de nuestros pueblos como las de
Fidel Castro, en Cuba socialista; Hugo Chávez, en Venezuela Bolivariana; y Manuel
Marulanda Vélez, en la nueva Colombia en construcción.
Al lado, hombro a hombro, con millones de hombres y mujeres de nuestra América
dispuestos a defender hasta con la vida misma el anhelo y derecho de libertad, paz con
justicia social, soberanía y autodeterminación. Las directrices imperiales impuestas por los
organismos financieros internacionales mantienen las políticas neoliberales como carta de
navegación, para seguir el impune robo de las riquezas naturales, expropiar a nuestros
pueblos con las privatizaciones y garantizar su inmisericorde explotación. Nos estrangulan,
además, con la impagable deuda externa.
Washington centra ahora su ambición sobre el agua y la biodiversidad del continente y
desarrolla planes de guerra contra nuestros pueblos.
El ALCA condensa esos planes imperiales. Es la carta estratégica de dominación que nos
quieren imponer. Los representantes nacionales de los gringos están deseosos de firmar los
tratados que le garantizan al amo del norte reposicionamiento geoestratégico en su pugna
producto de la globalización capitalista. Son parte de estos planes, en el aspecto militar y
como generador de violencia, el Plan Colombia y su complemento la Iniciativa Regional
Andina. A ellos se une como instrumento expoliador el Plan Puebla Panamá.
Ya los traidores de la dignidad de Allende y Neruda, de los intereses y la memoria de millares
de asesinados por el fascismo pinochetista, auspiciado por la Casa Blanca, utilizaron pluma y
conciencia perennemente manchados de sangre de pueblo chileno, para firmar con orgullo
burgués, es decir postrados, ese instrumento de dominación que es el ALCA. Algún día, más
temprano que tarde, pagarán por su traición.
La actual prepotencia imperial, paradójicamente producto de la crisis del sistema, genera
múltiples problemas para nuestros pueblos. En medio del desespero del poder, ven como
única solución para reactivar su maltrecha economía, la guerra que revitalice su industria
bélica. Para justificar las agresiones, en cualquier parte del mundo, utilizan la excusa del
momento, la lucha contra el terrorismo, como ellos identifican la lucha que desarrollan las
mayorías populares por los derechos fundamentales. No hay duda de la hegemonía
estadounidense, sin embargo no podemos desconocer el papel que juegan en el dominio y
explotación mundial la Unión Europea con Alemania, Francia e Inglaterra como cabezas
imperiales y Japón centro imperial asiático.
Ante esta situación de agresión, violencia y desconocimiento de los derechos, por parte de
los imperios y de sus fieles servidores y representantes, las burguesías nacionales,
proponemos a nuestros pueblos, la creación del Frente Antiimperialista de Nuestra América.
Organismo capaz de canalizar y amplificar las luchas por conquistar las sociedades que nos
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merecemos, las cuales garanticen los derechos de las mayorías y la explotación de las
riquezas nacionales para beneficio de los pueblos en su conjunto.
"Nuestra patria es América", sentenció El Libertador, es nuestra obligación histórica
construirla, como luchadores dispuestos a mantener en alto las banderas de la
independencia, a cumplir nuestro designio histórico, seguros que sólo hay una opción para
nuestros pueblos: Vencer.
Sabemos perfectamente que el primer enemigo de clase de los pueblos del mundo son los
Estados Unidos de Norteamérica. Este imperio sin ningún escrúpulo utiliza toda su capacidad
política, económica, militar y terrorista en su intento por destruir personalidades, gobiernos y
pueblos no afectos a sus hegemónicos propósitos de explotación, saqueo, intimidación,
represión e intervención violenta.
De los cuarenta millones de colombianos, casi treinta viven en la pobreza, más de tres
millones no tienen empleo y aproximadamente siete millones sobreviven del rebusque, que
es desempleo disfrazado. Remata este sombrío panorama de miseria popular, la quiebra
empresarial, la fuga de capitales, el déficit fiscal, y una deuda, cuyos intereses y
amortización, consumen el 70 % de los ingresos totales del gobierno.
El Plan Laso, con el que se inicio la intervención en los años 60, y el Plan Colombia son parte
de la misma intervención que no cesa. Los diferentes pretextos o justificaciones ideológicas
sólo buscan asegurar el engaño. La lucha contra el "enemigo interno", el comunismo, el
narcotráfico y el terrorismo, son una espesa cortina de humo tendida para ocultar el robo de
nuestro petróleo, del gas, del carbón, del uranio y que ha fijado su codicia ahora en el agua y
en nuestra biodiversidad.
Una constante histórica de la oligarquía y de la casta política que gobierna a Colombia es la
utilización de la violencia del Estado, de la guerra y el asesinato para aplastar a quienes
reclaman soluciones políticas y sociales. Creen que el hambre y las necesidades vitales del
pueblo, así como la ausencia de democracia, pueden ser resueltas a punta de plomo,
helicópteros artillados y con gringos intervencionistas.
En Colombia, compañeros y compañeras, libramos una guerra por la liberación nacional, por
la segunda y definitiva independencia, cada día se agudiza más la confrontación, es la
expresión de la lucha de clases que continúa siendo el motor de la historia para pesar de
muchos y muchas. De un lado las mayorías nacionales: El pueblo y sus organizaciones, en
lucha por sus derechos fundamentales. Del otro, el Imperio, la clase dominante, su Estado
terrorista, con sus Fuerzas Armadas Oficiales y sus paramilitares. Los y las que todo lo
tienen y llevan siglos apropiándose de las riquezas del país para su exclusivo beneficio.
En este conflicto, la propaganda y desinformación se constituyen en arma de la oligarquía
para desvirtuar la verdad. Todos y todas quienes han luchado y seguimos la lucha por los
intereses y el bienestar del pueblo, enfrentamos, en algún momento, el gran poder de
desinformación y satanización de los medios de comunicación. En nuestra lucha por ejercer
soberanamente y con dignidad el derecho a la justicia social y a la autodeterminación, hemos
sido objeto de diversas calumnias, que han utilizado en diferentes momentos.
Primero nos señalaron como avanzada y cabeza de playa del comunismo internacional, para
justificar la intervención gringa y el ataque a Marquetalia, en 1964, acusación propia de la
guerra fría, cuyo fracaso lo demostró la historia.
Tiempos después nos acusaron de narcotraficantes, en un intento por desvirtuar el carácter
político de nuestra organización. El mundo sabe que las FARC-EP nada tienen que ver con
el narcotráfico, tal como lo constataron decenas de embajadores en la Audiencia Pública
Internacional Sobre Cultivos Ilícitos y Medio Ambiente, realizada en junio del 2000. En este
evento, nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, presentó un fundamentado
Proyecto de Sustitución de Cultivos Ilícitos, que jamás tuvo respuesta del gobierno central.
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Antes, un Pleno del Estado Mayor Central había propuesto la legalización del consumo de
los psicotrópicos, como única forma de acabar con la mafia del narcotráfico, tal como ocurrió
en el pasado con las del tabaco y el alcohol. Pero tampoco hubo respuesta del gobierno,
porque lo que se necesita es el pretexto para la intervención directa de los Estados Unidos.
Somos pueblo alzado en armas contra un régimen opresor.
Somos fuerza beligerante, una organización político-militar en lucha por el poder. No somos
terroristas. Los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca y en el Palacio de Nariño.
Ellos señalan como terroristas a quienes se oponen a sus políticas oprobiosas, se levantan
contra el sistema, les duele la patria, defienden sus derechos y luchan por mejores
condiciones de vida.
Insisten en nuestra presencia en países vecinos, con el calculado propósito de crearles
dificultades a sus gobiernos. Las FARC-Ejército del Pueblo reiteran en este evento su política
de fronteras: Somos respetuosos de la soberanía, la integridad territorial y la
autodeterminación de los pueblos. No incursionamos militarmente ni realizamos operaciones
financieras fuera del territorio nacional. Propenden por unas relaciones pacíficas y de respeto
recíproco en las zonas limítrofes.
Nuestra voluntad de paz es indeclinable. Seguimos dispuestos a retomar el proceso de paz
con un gobierno que realmente esté interesado en resolver las causas que han generado el
conflicto. Para ello consideramos necesario acabar con el paramilitarismo como política de
Estado; desmilitarizar los departamentos de Caquetá y Putumayo, como escenario de las
conversaciones; retomar la Agenda Común por el Cambio hacia la Nueva Colombia;
suspender el calificativo de narcoterroristas utilizado por el Estado contra nuestra
organización; y garantizar la participación en ellas de las organizaciones sociales y
populares.
Ante la grave crisis de nuestra patria y la incapacidad de la oligarquía para solucionarla en
beneficio del pueblo, hemos convocado a los sectores sociales, fuerzas, movimientos y
colombianos opuestos al fascismo de Uribe Vélez, a la conformación de un gobierno
democrático y antineoliberal, integrado por 12 colombianos representantes de todas las
regiones y sectores del país que se identifiquen con la Plataforma para un gobierno de
reconstrucción y reconciliación nacional.
Como organización política militar, fuerza beligerante que no ha requerido el beneplácito de
los gobiernos de la oligarquía para serlo, luchamos por el poder, y desde ya lo estamos
instalando en los municipios y territorios donde hemos venido desalojando paulatinamente al
Estado. Luchamos por el poder para establecer un nuevo Estado y para instaurar un
Gobierno que le de al pueblo la mayor suma de felicidad posible, como lo planteara El
Libertador, y para que la democracia sea una realidad en Colombia.
Mantenemos en alto nuestras armas y banderas. Trabajamos por desarrollar alternativas
encaminadas a potenciar y organizar la lucha de colombianos y colombianas impulsando la
construcción del Partido Clandestino, las Milicias y el Movimiento Bolivariano Por la Nueva
Colombia.
Los pueblos del mundo sabrán organizarse en sus luchas por construir para construir un
mundo que responda a los intereses, sentires y quereres de las mayorías. Brindamos y
concitamos la solidaridad.
Contra el imperialismo. Por la patria Contra la oligarquía. Por el pueblo hasta la victoria final.
Somos FARC-EP contra los planes imperiales. Unidad y lucha de nuestra América
Bolivarianamente,
Comisión Internacional FARC-Ejército del Pueblo
Septiembre de 2003
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