Saenredam: La fachada occidental de Santa Maria

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La fachada occidental de Santa María, de Pieter Jansz Saenredam
Saenredam pintó esta vista de la iglesia de Santa María en 1662, casi treinta años más tarde que
el dibujo que le sirvió como única referencia, realizado durante una estancia de seis meses en la
ciudad de Utrecht en la primavera de 1636. Su habitual método de trabajo era realizar dibujos
con pluma y acuarela ante el motivo, del natural; en ellos ya daba cuenta de todos los detalles
con la misma magistral exactitud que luego tenían los motivos en el cuadro. Para lograr esto,
entre otros recursos, Saenredam trazaba una retícula sobre la tabla y otra sobre el dibujo, o la
colocaba sobre él, así sabía en todo momento la ubicación de cada elemento en el cuadro y
conservaba la correcta proporción de todas las partes respecto al conjunto. Sus dibujos están
firmados y datados, e incluso añadía el tiempo que tardaba en ejecutarlos u otros comentarios
adicionales. Así, en el dibujo que realizó el 30 de agosto de 1636 y que es la referencia exacta e
inmediata de este cuadro, escribió después que el chamizo que había a la derecha de la fachada
lo derribaron el 12-13 de septiembre de 1636; de manera que para atenerse a la realidad y con el
propósito de ofrecer una fachada limpia y equilibrada, no pintó el chamizo que quedaba en pie a
la izquierda. Saenredam se permitía este tipo de licencias compositivas a la hora de pintar el
cuadro.
PIETER JANSZ SAENREDAM
La fachada occidental de Santa
María de Utrecht, 1662
Óleo sobre tabla. 65,1 x 51,2 cm
Museo Thyssen-Bornemisza Además de la precisión con la que ha pintado los materiales con los que construyeron la iglesia –
piedra, ladrillo, etc–, las vidrieras y el camino terroso, su deseo de respetar la realidad
contemplada le llevó a pintar también el crecimiento salvaje y natural de vegetación entre los
resquicios de la iglesia. Llama la atención, por otra parte, la limpia atmósfera, el equilibrado
celaje y la blanca luz que se perciben en esta vista de Utrecht, lo que demuestra la admirable
memoria sensitiva de Saenredam, pues se sabe que los cuadros los pintaba en su taller. El grupo
de tres figuras masculinas, vestidas según la moda de la época, sirve para contrarrestar
cromáticamente la fachada de la iglesia y para dar una idea al espectador de las dimensiones de
la misma.
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