28 Vino y bebidas alcohólicas El mayor peligro de las bebidas alcohólicas reside en su consumo inmoderado. En general, son productos de fácil conservación, a excepción del vino, más exigente y delicado. Se consideran bebidas alcohólicas aquellas que tienen más de un 0,5% de alcohol en su composición. La legislación distingue entre los "vinos", procedentes del zumo de uva, la "sidra", hecha a partir del zumo de manzana, la "cerveza", que parte del mosto de malta de cebada, mezclado con extracto de lúpulo y levaduras, y los "licores" (brandy, anís, ginebra, ron, vodka, whisky...), que abarcan una gran variedad de productos y procesos de fabricación. Las bebidas alcohólicas no tienen grandes propiedades nutritivas y son sobre todo alimentos energéticos. Su aporte calórico varía mucho, en función de su proporción de azúcar (menos de 3 gramos por litro en un cava brut nature y más de 250 en el curaçao) y de alcohol (entre el 11 y el 12% para el primero y entre el 24 y el 40% para el segundo...). El vino: capítulo aparte El vino se obtiene de la fermentación alcohólica del zumo de uvas trituradas. Dependiendo del tipo de uvas empleadas tendremos vinos blancos (hechos con uvas blancas o con uvas de piel tinta y pulpa blanca, desprovistas de las pieles u hollejos), rosados (uva tinta y blanca sin hollejo) y tintos (uva tinta con su hollejo). También hay vinos verdes, de alta acidez y bajo grado alcohólico, propios de zonas frías donde la uva madura poco, así como vinos generosos, procedentes de zonas calurosas donde la uva tiene mucho azúcar y alcanza un alto grado alcohólico. Los mostos pasan por dos fermentaciones sucesivas: – la alcohólica, en la que se emplean unas levaduras que transforman los azúcares de la uva en alcohol; – y la maloláctica, producida por unas bacterias que generan ácido láctico a partir del ácido málico de la uva. El tipo de fermentación también determina la aparición de los vinos espumosos naturales (vinos de aguja y cavas), en los que se forma anhídrido carbónico de forma espontánea; no OCU deben confundirse con los gasificados, que tienen gas añadido. Tras la fermentación, puede ocurrir que el vino se embotelle y se comercialice como vino joven o que se destine a un proceso de envejecimiento: Cómo servir el vino – Procure servir el vino a su temperatura ideal de consumo. En general, los vinos blancos se beben fríos (más aún si son dulces), mientras que los vinos tintos envejecidos deben servirse tanto más templados cuanto más viejos sean (nunca a más de 20 o 21 ºC, para que no prevalezca el gusto a alcohol). Los vinos espumosos deben beberse muy fríos, para que no pierdan rápidamente el gas carbónico y mantengan su fuerza. – Decapsule la botella y limpie la boca con un paño limpio. – Saque el corcho sin atravesarlo, para no dejar caer virutas en la botella: si tiene manchas oscuras transversales ha habido una migración de líquido y el buen estado del vino no está garantizado; si huele a húmedo, es probable que haya servido de asiento a los hongos. – Si va a servir un vino reserva o gran reserva, que lleva varios años embotellado, conviene que lo descorche con antelación o que lo cambie de botella para que se airee un rato y se disipe el olor a cerrado. Esta práctica no tiene sentido con los vinos jóvenes. – El primer envejecimiento se hace en barricas de roble, en las que el vino se impregna de aromas y sabores e intensifica su color. El resultado será distinto según la antigüedad de la barrica y el tipo de madera (por lo general, roble francés o americano). – La segunda fase del envejecimiento tiene lugar en la botella, donde el vino sigue evolucionando positiva o negativamente. El corcho cumple un papel importante en esta fase, pues debe asegurar un cierre estanco, que impida el paso de microorganismos y oxígeno al interior de la botella (para lograr un buen corcho, flexible e impermeable, es necesario usar corteza de alcornoque de, al menos, 20 años de antigüedad). Dependiendo de lo que se prolongue el envejecimiento, los vinos pueden optar a los calificativos, "crianza", "reserva" y "gran reserva", aunque los plazos de unos y otros varían según el vino de que se trate: por ejemplo, un tinto gran reserva debe haber pasado al menos 2 años en barrica de roble y 3 en botella. Etiquetado • El grado alcohólico se refiere al porcentaje de alcohol que tiene la bebida, expresado en volumen. Suele indicarse simplemente con la cifra seguida del símbolo "%VOL.". • La ley no obliga a las bebidas de más de 10º a indicar una fecha de consumo preferente (aunque no son eternas). • Tampoco es obligatorio indicar la lista de ingredientes de las bebidas de más de 1,2º, aunque lleven aditivos (sulfuroso, aromas) o ingredientes OCU añadidos (azúcar, etc.). Esta omisión es difícilmente aceptable por el consumidor. CLASIFICACIÓN DEL CAVA SEGÚN SU CONTENIDO DE AZÚCARES (g/l) Saber comprar 80 La compra de bebidas alcohólicas puede hacerse en establecimientos de alimentación general o en tiendas especializadas. Éstas últimas tienen la ventaja de procurar unas condiciones de conservación ideales para los vinos y los cavas, lo que beneficia mucho a su calidad final, mientras que, en las tiendas de ultramarinos y en los supermercados, es normal encontrar botellas puestas de pie, próximas a focos de calor y luz directa o colocadas entre productos de fuertes olores (ajos, quesos, embutidos...), que pueden perjudicar su evolución. 75 70 Dulce 65 60 55 50 45 Semiseco 40 35 30 Seco 25 20 Cómo conservar En general, las bebidas alcohólicas deben mantenerse en lugares alejados de la luz y a temperatura fresca y estable. La conservación de los vinos es más delicada, ya que se trata de productos que evolucionan mucho dentro de la botella. Lo mejor es emular la atmósfera de las cuevas o las bodegas en las que se envejece y almacena el vino: – La temperatura debe ser constante, de entre 15 y 18 ºC, y la humedad ambiental alta, en torno al 70% (las terrazas y los altillos no sirven porque sufren grandes oscilaciones de temperatura). – Las botellas deben alejarse de la luz, las vibraciones y los olores intensos, y deben permanecer acostadas, para que el corcho se mantenga húmedo y no 15 10 5 Extra seco Brut Extra brut 0 Antes de servir el cava, recuerde: si la presión del líquido es la adecuada y el corcho es bueno, bastará con desbloquear éste para que salga sin violencia. Sujete la botella por la base para no calentarla y llene las copas, a ser posible altas y estrechas (las copas anchas y bajas permiten un rápido escape del gas). OCU permita la entrada de oxígeno. Si en su casa es difícil encontrar un lugar de estas características y no entra en sus planes comprar un armario especial para vino (son caros), es preferible que compre el vino en pequeñas cantidades y lo vaya consumiendo sin almacenarlo. Recuerde que los vinos jóvenes y los espumosos, como el cava, no ganan nada durante el tiempo que permanecen en botella y es preferible consumirlos dentro del año que sigue a la cosecha. Qué riesgos Algunos estudios indican que un consumo moderado de alcohol (por ejemplo, dos vasitos de vino al día) ejerce un efecto protector frente a las enfermedades coronarias. Pero hay que ser precavido al establecer la raya entre moderación y exceso, pues el alcohol no afecta por igual a todas las personas y sus efectos se potencian en combinación con el tabaco, las drogas o la administración de ciertos medicamentos. • La intoxicación etílica, pasa por diversas fases a medida que sube la concentración de alcohol en la sangre. Sus síntomas son de sobra conocidos: perturbación de la vista, falta de concentración, descoordinación, ofuscamiento, vómitos, dilatación de las pupilas y en los casos más graves, coma etílico (ausencia de reflejos, incontinencia, etc.), que puede terminar en muerte. • El alcoholismo es una dependencia física y psicológica del alcohol, capaz de originar una apabullante lista de problemas de salud: cirrosis hepática, hepatitis, inflamación aguda o crónica del páncreas, insuficiencia cardiaca, arritmias, accidentes cerebrovasculares, varices esofágicas, úlcera, gastritis, cáncer de boca y esófago..., además de problemas neurológicos y psiquiátricos, afectivos, sexuales y sociales. • También hay riesgos relacionados con la calidad de la bebida: – El destilado permite obtener licores por la condensación de vapores de vinos previamente calentados. El fruto de los primeros vapores y el de los últimos contiene sustancias tóxicas como el metanol, que en altas dosis puede provocar ceguera, o el aceite de fusel, responsable en gran medida de la resaca. Lo correcto es prescindir de estos líquidos. – En cuanto a los aditivos, el más corriente es el sulfuroso, que protege los vinos de la degradación microbiológica y la acidificación, pero puede provocar reacciones adversas en las personas sensibles (por ejemplo, alérgicos a la aspirina). La legislación permite unas concentraciones tan altas de sulfuroso (160-170 mg/l), que bastan dos copas de cava al día para que un adulto sano de 70 kilos de peso supere el límite diario recomendado por la OMS. Información elaborada por el equipo de OCU