TEMA 12.EL MARXISMO. KARL MARX 1-Vida y obras. Karl Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris (Prusia renana).Su padre era abogado. En dicha ciudad cursó sus estudios de Bachillerato, iniciando luego sus estudios universitarios en Bonn, que proseguiría en Berlín, donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en una época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era predominante. Marx terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. En Berlín entró en contacto con los llamados "Jóvenes hegelianos". En 1842 comenzó su colaboración con la revista "Rheinische Zeitung", (Gaceta Renana), dedicada a cuestiones de "política, comercio e industria", que destacó por su carácter crítico. El 19 de junio de1843 se casará con Jenny von Westphalen, joven perteneciente a la nobleza prusiana. A raíz del cierre de la revista por las autoridades en 1843, Marx se traslada con Jenny a París, donde colaborará en los "Anales franco-alemanes, revista de la que se llegaría a publicar un sólo número. En París entrará en contacto con el movimiento socialista francés, a través de Proudhon y Louis Blanc, dos de sus destacados líderes, conociendo también al anarquista ruso Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la economía política inglesa, sumergiéndose en la obra de Adam Smith y Ricardo. En 1844, en París, volvió a entablar relaciones con Engels, iniciándose una colaboración duradera entre ambos. En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero que contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia. En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con Engels, redacta los principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista", que sería publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa. Marx será expulsado de Bélgica y, más tarde, también de Francia, por lo que se dirigirá a Londres (1849). En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual, (son conocidas sus intensas sesiones de trabajo en la biblioteca del Museo Británico), y escribirá las obras cumbre de su madurez:"El capital" y “Contribución a la crítica de la Economía política". Participará en la creación, en 1864, de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores). En 1871, tras la revolución que lleva a la Comuna de París, Marx organiza manifestaciones de apoyo e interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la dictadura del proletariado. Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate. 2-Influencias sobre Marx El pensamiento de Marx estará influido notablemente por los siguientes pensadores y corrientes: Hegel (filósofo alemán, autor del llamado idealismo absoluto, para el que la realidad es Espíritu o Idea o Sujeto, que deviene dialécticamente según la tríada “tesis, antítesis, síntesis”, Feuerbach y los jóvenes hegelianos de la izquierda (Strauss, Bruno Bauer, etc.), los socialistas utópicos (Owen, Saint-Simon, Fourier, Proudhon), los anarquistas (Bakunin) y la economía política clásica de David Ricardo y Adam Smith. De Hegel tomará Marx el método dialéctico pero rechazará el sistema, y por tanto la idea de que lo real es racional y lo racional real, de Feuerbach aceptará su crítica a la religión como alienación, pero ahondará en las causas económico materiales de la misma, a los socialistas utópicos los considerará llenos de buenas intenciones pero sin método, al anarquismo lo rechazará por individualista y precipitado (el estado no debe destruirse directamente, como piensa Bakunin, sino que habrá de tornarse innecesario), con David Ricardo estará de acuerdo en que la mercancía tiene valor de uso y valor de cambio y que éste es medido por el tiempo socialmente necesario para producirla, pero rechazará, entre otras muchas cosas, la idea de que al proletariado hay que pagarle un sueldo que cubra estrictamente su subsistencia, pues tal cosa no es sino un inhumano robo. 3-El pensamiento o filosofía de Marx. a-El conocimiento (incluye la concepción marxista de la realidad) No hay una exposición sistemática del problema del conocimiento en Marx, no obstante, el marxismo, es decir, el pensamiento que van construyendo las obras de Marx, Engels y Lenin, fundamentalmente, presentan suficientes ideas para defender lo siguiente: la epistemología marxista puede considerarse realista, es decir, sostiene que el conocimiento es una especie de reflejo o fotografía en el cerebro de una realidad objetiva. Este reflejo se construye a partir de las sensaciones; la realidad es material, y tanto la materia como la producción de la vida material determinan la conciencia y sus formas, y no al revés; tanto el conocimiento como la realidad material que se conoce son dialécticas, no meramente mecánicas; la prueba de la verdad de una teoría está en su praxis. En la “Ideología alemana” Marx afirma que la filosofía, tal y como ha sido entendida a lo largo del pasado (especialmente en el Idealismo alemán), como un saber contemplativo y metafísico, ha muerto, y no debe considerarse sino como una ideología más. A partir de aquí, la filosofía aparece, en cuanto marxismo, como un instrumento que, apoyado en la sociología, la economía y la interpretación materialista de la historia, ha de ayudar a transformar la sociedad a través de la revolución socialista (“la filosofía solo ha contemplado el mundo, ahora hay que transformarlo”, decía una de las “Tesis sobre Feuerbach”). Hecha la revolución, la filosofía, como dirá Lenin, carece de objeto propio, al contrario que la ciencia, y su función consistirá meramente en demarcar la ciencia de las nociones ideológicas que puedan rodear su construcción. Su función será, pues, crítica. El concepto marxista de ideología es el siguiente: conjunto de creencias y doctrinas, de orden religioso, filosófico, ético, jurídico y político, que conforman la cultura de una determinada sociedad en cada época. Estas doctrinas y creencias son reflejo de las condiciones materiales de la existencia humana, de modo que si la existencia humana está alienada en sus condiciones materiales, el reflejo ideológico estará constituido por formas falseadas y alienadas de conciencia. Estas formas falseadas de conciencia constituyen un instrumento de opresión en manos de la clase dominante de cada época. Así, son ideologías tendentes a conservar la situación de la clase dominante, la religión, la filosofía idealista alemana, la moral burguesa, el derecho y la teoría del estado del pensamiento burgués, la teoría económica clásica de Ricardo y Adam Smith, etc. Con esta visión sobre las doctrinas y creencias dominantes, el marxismo aparece como filosofía de la sospecha, pues presume que detrás de las pretendidas explicaciones racionales del mundo hay intenciones e intereses ocultos. Marx defendió que la realidad no es Espíritu como pensaba Hegel, sino el devenir dialéctico de los modos de producir la vida material de los seres humanos a lo largo de su historia. Esto es lo que explica el llamado Hismat o Materialismo histórico. A la muerte de Marx, Engels extendió la explicación dialéctica a la naturaleza misma, independiente del hombre y de su pensamiento, pero incluyendo a ambos como realidades naturales. A esta parte del marxismo se le conoce como Diamat o Materialismo dialéctico. En el Diamat, Engels expone las siguientes leyes que regulan la naturaleza: la ley de la acción recíproca (la naturaleza es un todo donde las cosas están unidas unas a otras), la ley del cambio universal (todo en la naturaleza cambia inexorablemente), ley de la transformación de la cantidad en cualidad (el aumento cuantitativo de la temperatura del agua, por ejemplo, acaba por producir un cambio de cualidad: el líquido se hace gas), la lucha de los contrarios (la realidad contiene fuerzas en conflicto cuya contradicción es, además, fecunda) b-El hombre. Para Marx el hombre es un ser material, sensible (no es un ser fundamentalmente teórico ni especulativo), con necesidades elementales (comer…) y culturales, para satisfacer las cuales trabaja, es decir, es un ser prácticoproductivo. El trabajo le permite al hombre transformar la naturaleza objetivándose él mismo, y a la par que transforma la naturaleza (cuerpo inorgánico del hombre) se transforma a sí. Aunque el trabajo exige la objetivación, no implica necesariamente la alienación. Además, el hombre es un ser genérico (su ser esencial coincide con la humanidad), universal (pues es un productor y un consumidor universal), social, (el individuo es una pura abstracción irreal. Lo real es la síntesis individuo-especie humana. Esto lleva a Marx a oponerse al anarquismo, que es individualista), e histórico (su esencia no es una naturaleza fija, sino que dialécticamente se realiza a sí mismo a través de la historia, en la que se suceden los diversos modos de producción). La alienación, término originado en la filosofía de Hegel, en la cual significa el momento en que la Idea, para conocerse, se convierte en algo distinto de sí (se hace Naturaleza), no es para Marx sinónimo de objetivación, sino que significa un desajuste en el proceso productivo por el cual el trabajador queda desposeído de su ser. La alienación comenzó con la división del trabajo y la aparición de la propiedad privada de los medios de producción (fenómenos parejos, que Marx llega a calificar como idénticos), ha sido una constante en la historia de la humanidad, y alcanza su cima en el capitalismo burgués tras la Revolución industrial. Según Marx, podemos analizar la alienación económica de la siguiente manera: -en el capitalismo hay alienación en cuanto al producto del trabajo, pues éste no es propiedad del trabajador que lo fabrica, sino del capitalista; hay alienación en cuanto a la actividad misma que realiza el trabajador, pues ésta no le pertenece, dado que no es él, sino el capitalista, quien decide qué hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo, etc. Además, la actividad deviene repetitiva y empobrecedora de la humanidad del trabajador. Por eso el proletario busca satisfacción fuera del trabajo, en las actividades no propiamente humanas (comida, sexo, etc.), en vez de en la actividad propia del hombre, el trabajo mismo (hay, pues, una inversión de las funciones humanas y animales en el capitalismo). Aunque la alienación es en su origen, un fenómeno económico, pues es explotación económica, tiene una expresión inmediata en la dimensión social, pues provoca la división de la sociedad en clases, y con ello la separación de unos seres humanos respecto de otros. Esta escisión de los seres humanos en clases antagónicas impide a cualquiera de las dos realizar la entera esencia del hombre, su ser genérico (una clase trabaja pero no consume, la otra consume pero no trabaja). En el capitalismo, además, el hombre queda alienado de la naturaleza misma, pues ésta, siendo verdaderamente el cuerpo inorgánico del hombre, se convierte en algo extraño y hostil. En las obras de madurez Marx presentará la alienación económica como plusvalía. Plusvalía es el trabajo no remunerado al asalariado o proletario. Este trabajo no remunerado es un robo que beneficia al capitalista. El beneficio que supone la plusvalía puede aumentarse prolongando la jornada de trabajo o haciendo más intensa la jornada laboral. La alienación económica será la base infraestructural de la que derivarán las alienaciones en la superestructura social: alienación religiosa, filosófica, política, jurídica, etc. c- Dios y la religión. Marx fue claramente ateo: no existe Dios ni una dimensión humana hacia lo trascendente (por ejemplo, algo así como un alma) y pensó que ya las críticas de la izquierda hegeliana, particularmente las de Feuerbach, habían puesto de manifiesto la falsedad de las creencias religiosas. Como Feuerbach, Marx presenta la religión como una forma de alienación. La religión es una forma de alienación en tres sentidos: -por una parte porque, siguiendo a Feuerbach, Marx considera que Dios es una ficción, que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios. Recordemos el esquema básico de toda alienación: el sujeto realiza una actividad que le hace perder su propia identidad, su propio ser; en la alienación el sujeto se anula a sí mismo. Según Marx, esto es precisamente lo que ocurre en la religión: el hombre toma lo que considera mejor de sí mismo (voluntad, inteligencia, bondad ...) y lo proyecta fuera de sí, en el ámbito de lo infinito; a su vez, esta proyección se vive como una realidad que se enfrenta al propio sujeto que la ha creado. Si la religión supone la existencia de Dios como algo infinito, lo hace oponiendo a ella el mundo finito, incluido el hombre mismo, desvalorizando su propio ser y su propio destino, desvalorizando el mundo humano frente a la calidad absoluta de la realidad trascendente o divina, realidad, por otra parte, dice Marx, meramente inventada por el hombre; -pero la religión también es alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica. Al consolar al hombre del sufrimiento que en este mundo le toca vivir, sugiriendo que en el otro mundo le corresponderá la justicia y la felicidad plena, le resta capacidad, energía y determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento. En este sentido Marx dice que la religión es el “opio del pueblo”, pues, en definitiva, adormece el espíritu revolucionario que de otro modo tendría el ser humano; -finalmente, su crítica a la religión se extiende también al hecho de que la religión suele tomar partido por la clase dominante, perpetuando a ésta en el poder, legitimando el estado de cosas existente, dando incluso, en casos extremos, justificaciones teológicas al dominio de un grupo social sobre otro. Por las razones citadas, Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y que ésta pasa realmente por la superación del sistema de clases sociales: la diferencia con respecto a Feuerbach se centra precisamente en esta cuestión, pues para Feuerbach la supresión de la religión era posible con su superación intelectual, con la crítica filosófica a la religión; Marx creyó que era necesario, además y fundamentalmente, la modificación de las condiciones económicas que la han hecho posible, es decir, la desaparición del orden social creado a partir de la existencia de la propiedad privada. En la sociedad comunista no existirá la religión pues en esta sociedad no existirá la alienación económica, y ya se ha dicho que la religión aparece como consecuencia de esta alienación. d) Sociedad/Política. Marx divide la sociedad en infraestructura (modo de producción de la vida material) y superestructura (forma social de conciencia). La infraestructura es el estrato fundamental de la sociedad. En ella distingue Marx las fuerzas de producción (fuerza de trabajo que aporta el trabajador y medios de producción que posee en propiedad el capitalista) y las relaciones técnicas y sociales de producción (éstas últimas son fundamentalmente relaciones de propiedad que tienden a conservar el dominio de la clase explotadora). La superestructura estaría formada por las formas de conciencia religiosa, jurídica, política, filosófica… de esa sociedad, y sus instituciones, y estaría determinada o fuertemente condicionada por la infraestructura. El materialismo histórico sostiene que lo que provoca la transformación de unas sociedades en otras a lo largo de la historia, no es sino la dialéctica conflictiva entre las fuerzas de producción y las relaciones sociales de producción (ya hemos dicho que son relaciones de propiedad). Dicho de otro modo, el motor de la historia en la lucha de clases, la lucha entre opresores y oprimidos. Tras el comunismo primitivo, la historia de la humanidad ha ido pasando por sucesivos modos de producción: asiático, antiguo o esclavista (propio de Grecia y Roma, con amos y esclavos), feudal (propio de la edad media, con señores feudales y siervos), capitalista o burgués (propio de los tiempos de la revolución industrial, con capitalistas y proletarios) Según Marx, el modo de producción capitalista tiende a intensificarse, para lo cual requiere mayor explotación. Esta mayor explotación supone más capital. Ahora bien, esta intensificación apunta hacia la destrucción misma del sistema, pues supone también la progresiva concentración en menos manos de los medios de producción (menos capitalistas más ricos, más asalariados más desposeídos). La contradicción entre la enorme riqueza ligada a las fuerzas productivas (fuerza de trabajo y medios de producción: fábricas, instrumentos, técnicas, etc.) y la apropiación de los medios y la riqueza en cada vez menos manos, acabará por estallar. El estallido será inevitable, pero la revolución del proletariado lo acelerará, lo anticipará. La revolución proletaria dará lugar a la llamada dictadura del proletariado, que supone la conquista del poder político por parte de esta clase universal. Esta revolución no busca interés particular alguno, sino los intereses generales de la humanidad. La dictadura del proletariado abolirá la propiedad privada de los medios de producción, desarrollará la industria, aniquilará los privilegios y educará a las masas. A medida que se vayan cumpliendo los objetivos mencionados, el Estado se irá haciendo cada vez más innecesario, pues todo Estado no es más que una expresión de la lucha de clases, y en una sociedad sin clases el Estado no tiene razón de ser. Esa situación futura se conoce como sociedad comunista, sociedad en la que el ser humano individual y colectivamente será feliz. En el comunismo no habrá subordinación alienante de los hombres a la división del trabajo, desaparecerá la oposición entre trabajo manual e intelectual, el trabajo no será una actividad de supervivencia, sino una necesidad para la autorrealización, la riqueza colectiva correrá a raudales, y de cada uno se pedirá según su capacidad pero se le dará según su necesidad. La viabilidad de ese futuro comunismo queda ligada, además, a que el mismo sea internacional, en todos los pueblos dominantes, pues sólo así será posible la universalidad de las riquezas derivadas de las fuerzas productivas y su intercambio, si bien es verdad que cada uno de los proletariados habrá de conquistar primero nacionalmente el poder.