La recepción de los presupuestos procesales y su uso en colombia

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U R Í D I C A
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C T U A L I D A D
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La recepción de los presupuestos
procesales y su uso en colombia
Juliana Carolina Amarís Fernández
Estudiante de octavo semestre del Programa de Derecho en la Universidad del [email protected]
Resumen
Los presupuestos procesales surgen de la teoría
de Von Bülow, según la cual estos constituyen
un requisito esencial para el nacimiento válido del proceso a la vida jurídica. Su recepción
en Colombia se desprende de un amplio desarrollo jurisprudencial y doctrinal, y fueron
establecidos como un control de admisibilidad
de la demanda. Este artículo busca mostrar
el recorrido teórico de dicha figura desde su
inicio en 1938 hasta la actualidad, en la cual
se conocen cuatro requisitos básicos: demanda en forma, competencia del juez, capacidad
procesal y capacidad para ser parte.
Palabras clave: presupuestos procesales, Von
Bulow, admisibilidad, validez, nulidad.
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os presupuestos procesales son los requisitos mínimos para que se produzca la constitución válida de la relación jurídica procesal. Desde su creación en 1868 por el alemán
Oskar Von Bülow han sido objeto de estudio para
los doctrinantes más reconocidos en el mundo del
derecho. Su importancia deriva de la necesidad de
utilizarlos para poder poner en movimiento el aparato judicial, y es por este motivo que este artículo
busca, mediante un análisis profundo de la figura,
mostrar su evolución en el derecho procesal colombiano.
colás Ubilla Pareja (s.f.) los define como “aquellos
antecedentes necesarios que deben concurrir para
que el juicio tenga una existencia jurídica y validez
formal”, desprendiéndose de ellos la necesidad
de su utilización para evitar tanto la inadmisión
como una eventual nulidad, como se explicará
posteriormente. En el mismo sentido recalca la
procesalista Mónica Vásquez Alfaro (2012) que
la aplicación de la teoría de los presupuestos
procesales significó para las partes una carga de
prueba de la personería jurídica, así como la de sus
representantes legales y judiciales.
En este artículo se analizará primeramente en qué
consisten los presupuestos procesales; en segundo
lugar se explicará como su transformación en Colombia, y seguidamente se los analizará en detalle,
uno por uno, para así arribar a una conclusión sobre su importancia.
Adentrándonos aún más en el ámbito nacional
encontramos que el reconocido autor colombiano
Hernán Fabio López Blanco (2002) sostiene que
en Colombia los presupuestos no se encuentran
expresamente nombrados en las codificaciones
vigentes, dado que estos no aparecen definidos ni
utilizados en ninguna parte. Por esto, considera el
autor que la tarea de su conceptualización quedó
en manos de la doctrina y de la jurisprudencia.
1. Los presupuestos procesales son un
requisito esencial para el nacimiento
válido del proceso en Colombia
Para una buena parte de la ciencia procesal occidental con Oskar Von Bulow se elevó el estudio
de las formas de los procedimientos de técnica
a ciencia; como lo resalta el especialista en derecho procesal Héctor Enrique Peñaranda Valbuena, quien considera que la teoría propuesta por el
alemán representó un “momento importante en
la evolución del Derecho Procesal como una disciplina científica” (Peñaranda Valbuena, Quintero
de Peñaranda, Peñaranda Quintero& Peñaranda,
2011). Esto fue logrado través de la construcción
de la teoría de los presupuestos procesales. Según
Von Bulow(1868),los presupuestos procesales son
“las condiciones para la constitución de la relación
jurídica procesal”.
El exmagistrado de la Corte Constitucional Marco Monroy Cabra (2001) define los presupuestos
procesales como “las condiciones que se requieren para que la relación jurídico-procesal nazca,
se desenvuelva y culmine con sentencia de mérito” (pág. 241). Por otro lado, el autor chileno Ni-
2. La transformación de los
presupuestos procesales
en Colombia
La adaptación de la teoría de los presupuestos
procesales al derecho procesal colombiano sufrió
varias transformaciones antes de convertirse en lo
que es hoy en día. Su recepción en el país inicialmente se produjo por vía jurisprudencial, y poco a
poco fue añadida a la legislación positiva. Empero,
no se encuentran nombrados de manera expresa
en ella, tal como lo explica López Blanco; por ello
es necesario un estudio de la normativa para descubrir que, en efecto, sí son los presupuestos procesales a los que hace referencia Von Bulow.
La primera aparición de los presupuestos procesales en Colombia fue en 1936, en sentencia de la
Corte Suprema de Justicia en la que se estableció que “estaban integrados por tres elementos:
la capacidad para ser parte, la capacidad procesal o para comparecer en juicio y la legitimación
de la causa” (Casación, 1936). Dicha sentencia de
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Casación expuso que dichos requisitos deben ser
examinados de oficio por el sentenciador, quien
debe examinar que ninguno faltare, puesto que en
tal caso “la decisión nunca versa sobre el fondo
del derecho controvertido” (Casación, 1936), sino
sobre su forma. En 1938, la Corte Suprema de Justicia agregó un nuevo presupuesto: la competencia
(Universidad Externado de Colombia, Facultad de
Derecho, 2011).
Desde los primeros indicios de presupuestos procesales en Colombia en 1936 su desarrollo hasta 1968
fue poco. Tal como lo indica el Boletín Jurídico de la
Universidad Externado de Colombia, de los pocos
avances en la materia que se vieron durante estos
años resalta un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 1947, en el que se cuestiona la legitimación
en la causa como presupuesto procesal, y se afirma
que esta es una condición, no un presupuesto. En
1952, indica el mismo estudio, que pese a la decisión de 1947, la legitimación vuelve a formar parte de los presupuestos (Universidad Externado de
Colombia, Facultad de Derecho, 2011). Empero, la
última palabra sobre cuáles requisitos constituyen
los presupuestos la encontramos en una sentencia
de 1968, la cual eliminó, una vez más, la legitimación en la causa como presupuesto procesal, en
virtud de que “es una cuestión de mérito y no un
presupuesto procesal” (Santofimio Gamboa, 2011).
Asimismo, en esta sentencia la Corte Suprema
(1968) estableció los presupuestos procesales que
serían adoptados en Colombia de forma definitiva:
“Los presupuestos procesales en todos los juicios
son los siguientes: “1° Demanda en forma; 2° Competencia del juez; 3° Capacidad para ser parte, y 4°
Capacidad para obrar procesalmente”.
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Lo anterior ha sido reiterado en múltiples ocasiones; por ejemplo, en sentencia del Consejo de
Estado proferida el 9 de noviembre de 1983 (ref.:
3932), la Sala remite al autor Hernando Morales,
quien asegura que la Corte Suprema de Justicia
toma por presupuestos procesales: a) Competencia; b) Capacidad para ser parte; c) Capacidad procesal y d) Demanda en forma, es decir, los establecidos en 1968.
La mencionada sentencia de la Corte Suprema de
Justicia es de suma importancia para el mundo
procesal porque reitera los presupuestos procesales establecidos previamente al Código de Procedimiento Civil de 1970, ratificando así su vigencia
en el país.
La Corte Suprema de Justicia en sentencia del 14
de agosto de 1995 (exp. 4268) trata los presupuestos procesales como “los requisitos indispensables
para la integración y desarrollo válido del proceso”.
Para la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema
de Justicia hay dos aspectos primordiales respecto a los presupuestos procesales que no se deben
dejar de lado: su sustancia y su relevancia. De la
primera dice esta Sala que los presupuestos procesales son “elementos estructurales de la relación
jurídica procesal, exigencias imperativas para su
constitución válida o para proferir la providencia
sobre el mérito del asunto, independientemente
de su fundamento sustancial.”. Sobre la segunda
dice: “La relevancia singular de los presupuestos
procesales se proyecta en la estructuración regular
o normal del proceso, la relación jurídica derivada de éste y las condiciones necesarias del fallo de
fondo”.
La mencionada sentencia descompone la esencia
de los presupuestos procesales en sustancia y relevancia, los cuales se reflejan de manera directa
en la forma que el proceso se estructura, para así
poder el juez eventualmente tomar la decisión judicial.
En el ámbito del derecho positivo se encuentra el
proyecto de Código de 1959, el cual, según Hernán
Fabio López Blanco, no siguió en especial ningún
modelo de legislaciones extranjeras, puesto que
buscaba encontrar una orientación propia para
colmar las necesidades de la administración de justicia colombiana. El mencionado proyecto se vio
influenciado por esta figura, debido a que “fue de
especial utilidad, pues a través de su aplicación en
el ordenamiento legal era posible darle un nuevo
sentido a la etapa introductoria del proceso” (Vásquez Alfaro, 2012). Dice la procesalista que con su
materialización se buscaba el retorno a la etapa in
jure, en la que se evacuarían las falencias formales
del proceso.
3. Los presupuestos procesales
de forma independiente
Para entender el contexto global de la aplicación
de los presupuestos en el derecho procesal colombiano es de suma importancia comprenderlos
cada uno por separado. En cuanto a la capacidad
para ser parte (i), esta se encuentra definida por
el Consejo de Estado en decisión del 25 de septiembre de 2013 como “la posibilidad de ser sujeto de la relación jurídico-procesal” (Sentencia,
2013); esto quiere decir, participar en el proceso
como demandante o demandado. Asimismo,la
doctrina la define como la “aptitud genérica para
ser titular, ya sea como demandante o demandado,
de los derechos, deberes y cargas que dimanan el
proceso”(Gutiérrez Barrenengoa & Larena Beldarraín, 2007).
El uso de la capacidad para ser parte en el Código General del Proceso (CGP) se encuentra principalmente en el artículo 53. De acuerdo con este
artículo podrán ser parte: las personas naturales y
jurídicas, los patrimonios autónomos, el concebido –para la defensa de sus derechos– y los demás
que determine la ley. De acuerdo con López Blanco
(2002), este presupuesto busca “que la sentencia
se dicte frente a sujetos de derechos” (pág. 791).
Si quien formula la demanda carece de derecho de
postulación para adelantar el respectivo proceso,
esto será una causal de inadmisibilidad (art. 90
CGP).
Por otra parte, se encuentra el presupuesto de
la capacidad procesal (ii). Según López Blanco
(2002), por este se entiende “que los sujetos que
comparezcan al juicio lo deben hacer representados
en debida forma, especialmente cuando se trata de
incapaces o de personas jurídicas (pág. 970). En el
actual Código de Procedimiento esto se materializa
en el artículo 54, el cual versa sobre la capacidad
para actuar como tal. Establece que quien pueda
disponer de sus derechos podrá comparecer por sí
mismo al proceso, quien no “deberá comparecer
por intermedio de sus representantes o
debidamente autorizadas por éstos con sujeción a
las normas sustanciales”. Por ejemplo, en el caso de
las personas jurídicas, la Corte Constitucional en la
Sentencia T-328 de 2002 considera razonable exigir
en el proceso prueba de la representación legal de
la entidad legitimada para actuar, porque a pesar
de que la persona jurídica es civilmente capaz de
actuar, debe hacerlo mediante personas naturales.
El representante legal de dicha persona jurídica en
caso tal de no ser abogado de profesión, deberá
ceder el mandato a uno. Dicha sentencia utiliza
como base que “La capacidad procesal se encuadra
dentro de la capacidad de ejercicio en derecho
sustancial y se particulariza en materia procesal en
la aptitud para hacer actos procesales en nombre
propio” (Monroy Cabra, 2002, pág. 321). El artículo
90 del Código General del Proceso toma como
causal de inadmisibilidad de la demanda cuando el
demandante sea incapaz y no actúe por conducto
de su representante. Es de notar que la indebida
representación es una causal de nulidad (num.
4art. 134CGP).
En relación con el presupuesto que versa sobre
la competencia del juez (iii), Hernán Fabio López
Blanco (2002) lo considera como un “requisito
necesario para la adecuada estructuración de
la relación jurídico-procesal que el juez que va
a definir el proceso sea el llamado por la ley a
hacerlo” (pág. 970). De acuerdo con un concepto
de la Corte Suprema de Justicia, “la competencia,
como presupuesto procesal que es, atañe a la
facultad que tienen los Jueces para conocer de
un determinado asunto” (Corte Suprema de
Justicia - Relatoría Sala de Casación Civil, 2002). El
nuevo Código General del Proceso en su artículo
15 habla sobre la Cláusula General o residual de
competencia, que discrimina la competencia de
las jurisdicciones; otros factores decisivos para el
conocimiento del juez de un proceso se pueden
encontrar en artículos como el 28 (factor territorial)
y 25 (factor de cuantía). El artículo 29, que se
refiere a la prelación de la competencia, estipula
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que “Es prevalente la competencia establecida
en consideración a la calidad de las partes. Las
reglas de competencia por razón del territorio se
subordinan a las establecidas por la materia y por
el valor”.
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El último presupuesto procesal aplicado en Colombia, la demanda en forma (iv), es un requisito que
“en las primeras etapas del proceso busca asegurar al máximo el cumplimiento de los requisitos de
forma” (López Blanco, 2002, pág. 972). La demanda debe cumplir con los requisitos establecidos en
el artículo 90 del Código General del Proceso para
poder ser admitida por el juez. De acuerdo con un
concepto emitido en 2002, la Relatoría de la Sala
de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia,
al tratar el presupuesto de la demanda en forma en
relación con los hechos, considera que
Al demandante no le basta con narrar el supuesto fáctico de las normas que consagran
el efecto jurídico que persigue, como desde
tiempos inmemoriales se oye decir, sino que
ahora estaría compelido a señalar la inexistencia de tal o cual hecho que pudiera en un
momento dado enervar aquellos supuestos.
(Corte Suprema de Justicia - Relatoría Sala de
Casación Civil, 2002)
4. Efectos de la ausencia de
presupuestos procesales
Respecto al alcance de la ausencia de los presupuestos procesales ha habido distintas posiciones
a lo largo de los años. López Blanco (2002) considera que el magno error de la jurisprudencia colombiana consistió en tratar los fallos inhibitorios
como consecuencia de la falta de los presupuestos
de capacidad para ser parte y demanda en forma.
Dice el autor que los presupuestos
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… no son nada diferente a las causales de nulidad… si se sostiene que falta un presupuesto
procesal es porque se estructura alguna causal
de nulidad y debe propenderse de inmediato
a tramitar lo que la ley ordena según la cau-
sal sea saneable o no, pero nunca a proferir
la sentencia de carácter inhibitorio… porque
las causales de nulidad no permiten fundarla.
(pág. 969)
Monroy Cabra (2001) dice al respecto que
… la falta de jurisdicción y competencia y la
indebida representación de las partes constituyen causales de nulidad y por tanto, únicamente la ausencia de la capacidad para ser
parte o de la demanda en forma producen
sentencia inhibitoria. (pág. 246)
En cuanto a la posición jurisprudencial, en sentencia de 2008 la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia hace alusión a fallos anteriores (cas. civ. 21 de julio de 1954 y 19 de agosto de
1954), según los cuales
La omisión o deficiencia de los presupuestos
procesales, según se trate, conduce a la nulidad del proceso o a un fallo inhibitorio y, en
este último caso, no exime al juzgador del deber de proferir una providencia indicativa de
las razones por las cuales no define el mérito
de la controversia. (Universidad Externado de
Colombia, Facultad de Derecho, 2011)
Conclusiones
La inclusión de la teoría propuesta por el alemán
Von Bülow en el derecho procesal colombiano se
produjo tras una evolución doctrinal y jurisprudencial, la cual llevó a su inclusión tácita en el ordenamiento jurídico. Los presupuestos procesales se
componen de cuatro requisitos esenciales, que de
concurrir permiten que se dé inicio al proceso y se
culmine con una sentencia de mérito. Estos son:
Competencia, Capacidad para ser parte, Capacidad
procesal y Demanda en forma.
Cada uno de los presupuestos se compone de elementos necesarios para cumplir con el propósito
anhelado, y por lo tanto, si llegare a faltar uno de
ellos se imposibilitaría el nacimiento jurídico de la
acción. Esto debido a que son un control de admisibilidad de la demanda, que en caso de ser pasados por alto al momento de su admisión podrán
constituir causal de nulidad, evitando así su validez
y una sentencia favorable.
Referencias
Corte Suprema de Justicia (1968).
Sentencia T-328 (Corte Constitucional, 2002).
Casación (Corte Suprema de Justicia, 9 de julio de 1936).
Sentencia 25458 (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, 21 de febrero de 2011).
Corte Suprema de Justicia - Relatoría Sala de Casación
Civil (2002). Indíce Cronológico, 114. Colombia.
Gutiérrez Barrenengoa, A.& Larena Beldarraín, J. (2007).
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y el juicio ordinario. Librería-Editorial Dykinson.
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Monroy Cabra, M. (2001). Derecho Procesal Civil: Parte
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Peñaranda Valbuena, H. E., Quintero de Peñaranda, O.,
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Sentencia
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2013).
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Universidad Externado de Colombia, Facultad de Derecho (2011, diciembre). Legitimación
procesal:INTERÉS PRIVADO/INTERÉS.Boletín
Virtual de Derecho Procesal. Bogotá, D.C.
Vásquez Alfaro, M. P. (2012). La ciencia útil. Una reconstrucción de las conciencias procesales en Colombia y América Latina. Tesis doctoral en
Derecho, Universidad de los Andes . Bogotá,
D.C.
Von Bülow, O. (1868). La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales. Alemania: Ediciones Jurídicas.
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