A LA LUZ DE LA TRAMPA Y LA MENTIRA, TODO ESTÁ Por Benjamín de los Ríos O. No vengan a descubrir ahora que “Juampa” Santos miente y hace trampa. ¡Por favor! Ningún traidor lo es sin hacer de la mentira y la trampa su método y sistema de vida. ¿Qué tal la macro-trampa de mentir afirmando que los acuerdos serían sometidos a referendo en los tiempos en que insistía un día sí y otro también en que la negociaciones serían cosa de meses y no de años. Recuérdese incluso que hasta hizo aprobar la Ley estatutaria 1745/14 “por medio de la cual se dictan reglas para el desarrollo de los referendos constitucionales con ocasión de un acuerdo final para la terminación del conflicto armado”, con la cual se levantó la prohibición de realizar referendos en simultánea con otros elecciones. La idea era que ese referendo pudiera coincidir con las elecciones regionales de 2015. Juampa sabía de su debilidad al respecto y buscaba ampararse en las votaciones para elegir autoridades departamentales y municipales para hacer aprobar los acuerdos. Solo que después se desmontó por la nariz, declaró que “someter los acuerdos a un referendo sería un suicidio político” y redujo todo a un plebiscito tramposo y a un acto legislativo que castró al Congreso e invistió de facultades omnímodas al tahúr al estilo de las leyes habilitantes del chavismo? Y ¿qué tal la prédica repetida hasta el cansancio por este Pinocho y los voceros de ambas partes en la mesa, desde el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable” firmado en La Habana el 26 de agosto de 2012, cuyo punto VI. Reglas, se cierra con la flamante afirmación “10. Las conversaciones se darán bajo el principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado”?. Esta mega-mentira empezaron a desmontarla con sigilo (al estilo de los tramposos) a partir de la firma en La Habana el 23 de septiembre de 2015, con Juampa y Timochenko al borde del abrazo y el dictador de la Isla como padrino, del acuerdo (ojo: acuerdo) para “crear una Jurisdiccioìn Especial para la Paz, que contaraì con Salas de Justicia y con un Tribunal para la Paz". Y la estocada final parecen habérsele propinado el 23 de junio de 2016 con Secretario de la ONU y varios presidentes latinoamericanos a bordo, cuando Juampa y Timochenko proclamaron al mundo los “acuerdos (ojo: acuerdos) sobre cese el fuego bilateral y definitivo, lucha contra el paramilitarismo y refrendación”. Por eso, porque Juampa miente y hace trampa por sistema, ahora sale a decir, sin asomo de rubor que el plebiscito que, se supone es para refrendar EL ACUERDO FINAL de la mesa de La Habana, podrá ser convocado sin que se haya firmado el acuerdo final, es decir, llevarán al pueblo a votar por algo que no está acordado, o sea, a un plebiscito tramposo por partida doble. Parece un galimatías, pero corresponde a la lógica de un mentiroso y tramposo que encontró en las FARC su contraparte ideal, porque, dado el conocimiento que cada uno tiene de la dañada índole del otro, mejor optan por “hacerse pasito”, veamos: las FARC quieren amnistía antes del plebiscito para precaverse de un eventual triunfo del NO en el plebiscito y Juampa les quiere ceder como siempre. Pero como está impedido si cumple las normas y sentencias sobre el particular, entonces, “como el problema es político” al mejor decir de los leninistas de siempre, no importan los esguinces a la ley y la constitución, puesto que hay “que poner la política al mando”. Así habrá plebiscito y amnistía pronto, no importa que después la mayoría de los colombianos voten por el NO. A Juampa no le importa hacerle trampa a la ley estatutaria denominado “Plebiscito para la paz” que en su artículo 1 estableció que “El Presidente de la República, con la firma de todos los Ministros, podrá someter a consideración del pueblo el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, mediante plebiscito”. Y no le importa porque la aplanadora enmermelada del congreso sabrá mirar para otro lado. Y tampoco Juampa teme hacerle trampa a la decisión de la misma Corte Constitucional que avaló esa ley estaturia, y que en su sentencia C-379 del 18 de julio de 2016 falló: “La Corte Constitucional determinó que de forma simultánea a la publicación del acuerdo final, el Presidente de la República debe pasar un informe al Congreso de la República sobre su intención de convocar a un plebiscito” y dijo mandó además que para garantizar que todas las personas conozcan lo acordado en La Habana en detalle, debe haber una estrategia de divulgación para que el contenido del acuerdo final llegue también a población en condición de discapacidad y comunidades que no se comuniquen en castellano. Para ello, Juampa se escudará en las facultades extraordinarias a la manera de las leyes habilitantes del chavismo de las que lo invistió el Acto Legislativo para la paz. Ante tanta trampa y tanta mentira solo nos queda la opción de decir ¡NO!