el uso de la vía táctil en el desarrollo del lenguaje en el

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Rev. Logop., Fon., Audiol., vo l. VII, n.º 2 (79-86), 1987
EL USO DE LA VÍA TÁCTIL EN EL DESARROLLO
DEL LENGUAJE EN EL NIÑO DEFICIENTE AUDITIVO
Por J. M. Rodríguez Santos
Profesor de Psicología del Pensamiento y del Lenguaje.
Departamento de Psicología de la Universidad de Málaga
A
el uso de la vía táctil como vía de acceso para el desarrollo del lenguaje en el
niño sordo no es algo nuevo (hace muchos
años que se está utilizando), el empleo de dicha vía
o canal de acceso como canal preferencial sí que es
algo relativamente nuevo.
Entenderemos que un canal es preferencial
cuando es utilizado de forma principal y sistemática
para transmitir elementos organizados y codificados
que cumplan la función de lenguaje.
Las vías o canales que han sido tradicionalmente
utilizadas para implantar el lenguaje en el niño sordo
ha sido fundamentalmente dos: la vía auditiva y la
vía visual.
El hecho de haber concedido tanta importancia a
estas dos vías en detrimento de otras alternativas
obedece a varias razones:
1. Las dos vías (auditiva y visual) son consideradas como vías principales, mientras que la táctil ha
sido considerada secundaria o de mucha menor importancia.
2. Concepción auditiva: el hecho de considerar al
oído como la vía preferencial parte del hecho mismo
de la carencia que experimenta el niño sordo. Lo
mejor que le podría ocurrir a un niño sordo es que
oyera y, efectivamente, esto es lo mejor que le podr ía ocurrir, pero si es sordo es precisamente porque
esto no le sucede.
Además es muy frecuente que los niños sordos no
lo sean totalmente y, por tanto, siempre quedan
UNQUE
unos pequeños restos auditivos que se puede aprovechar de forma más o menos efectiva, lo que justificaría este enfoque.
3. Una razón que es complementaria de la concepción auditiva es que la tecnología de ayuda que
ha ido surgiendo, lo ha hecho bajo el prisma de la
audición y, por lo tanto, las mejores herramientas
han estado al servicio de dicha audición, mientras
que en otros campos la tecnología era bastante rudimentaria.
Sin embargo, es preciso reconocer que el éxito
que ha tenido este enfoque no ha sido espectacular
o, al menos, no todo lo que se esperaba, aunque no
debemos olvidar los éxitos notables que se han obtenido en campos tales como las hipoacusias, donde el
enfoque auditivo sigue siendo el preferencial, dado
que, además, es el más eficaz, precisamente porque
el aprovechamiento de los restos auditivos permite al
oído realizar tanto la función acústica de alerta como
la de discriminación de sonidos de forma inteligible.
Pero es en el campo de la sordera profunda donde
los resultados siguen siendo pobres pese a toda la
tecnología dirigida a mejorar la audición.
Como fruto de la constatación de que la vía auditiva, o el enfoque auditivo, ha sido insuficiente, se
recurre a la vía visual, a la utilización de la vía visual
como canal preferencial de acceso al mundo del
sordo.
Es también cierto que desde que hay sordos se ha
recurrido a la vía visual en ocasiones como comple-
Correspondencia: J. M. Rodríguez Santos. Pl. Basconia, I-3 F. 29010 Málaga.
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mentaria y en ocasiones como preferencial. Así tenemos el recurso a la lectura labial, o a los signos.
Pero si hacemos una diferencia entre el lenguaje
como sistema de códigos y su soporte acústico (el
habla), el canal visual sigue siendo complementario.
Cuando utilizáramos un soporte no acústico, sino visual, entonces podríamos considerarla como vía preferencial.
En la actualidad se dispone de una tecnología especialmente orientada hacia la vía visual que, y esto
es lo importante, intenta sustituir al canal auditivo
traduciendo el sonido en datos de naturaleza visual.
Se trataría de crear un nuevo código visual que fuera
capaz de incorporar y traducir todas las posibilidades
del sonido. Así, podríamos hablar desde los más antiguos osciloscopios hasta la más moderna tecnología de
ordenadores, pasando por los gestos indicadores de la
entonación, ampliamente utilizados.
Esta idea en cierto modo es exclusivista. Lo que
subyace es lo siguiente: puesto que el sordo profundo bajo ningún concepto va a oír, lo mejor que
podemos hacer es traducir a componentes o datos de
naturaleza visual todos los componentes del sonido,
en la medida de lo posible. Y no es una idea en absoluto descabellada. Hay centro, como el de IBM
en Toulouse (Francia), que lleva trabajando mucho
tiempo en reconocimiento de voz mediante tratamiento informático para poder enseñar el habla al
sordo. Lo que parece, sin embargo, es que, hoy por
hoy, está lejos de convertirse en una alternativa válida a la vía auditiva. Quizás el futuro nos depare alguna buena noticia, pero habrá que esperar a que
llegue.
Y, por último, vamos a considerar la vía táctil.
Es preciso decir que la vía táctil ha sido considerada siempre como una vía menor frente a las otras
dos grandes, debido a las razones que hemos expuesto anteriormente de prevalencia de las dos vías
y al desconocimiento de las características y potencialidades del sistema táctil. Siempre ha sido considerado desde el punto de vista fisiológico como muy
inferior a la vista o al oído. Y es cierto que es un
sentido muy inferior en rendimiento, pero no tanto
como se pensaba. Todo ello unido a la ausencia de
una tecnología que permitía explotar las posibilidades que se tenían, aunque fueran pocas.
No quiere esto decir que no haya habido tecnología táctil nunca, pero parece que es ahora cuando
dicha tecnología está intentando aprovechar el canal
táctil como vía preferencial en el sentido que hemos
definido al principio. Cuando se utiliza el tacto más
como vía de relación con el mundo físico, como sensación, como un sentido más que hay que desarrollar, como rudimento de la presencia de un sonido,
como elemento psicomotor de relación con el movimiento, no se está utilizando la vía táctil como un
canal preferencial. En cambio, cuando este movimiento o sensación táctil se codifica para transmitir
un significado, es decir, se convierte en el soporte
físico de una transmisión elaborada que llamamos
lenguaje, entonces sí que es un canal preferencial, y
cuanto mayor elaboración y codificación permita
este soporte físico, como el habla en el canal auditivo, mayor será su aprovechamiento.
Es preciso no confundir cualquier tipo de educación psicomotriz, educación en el movimiento, educación del sentido del tacto, cosa de todo punto elogiable en la educación del sordo, con un desarrollo
de la capacidad de adquirir, desarrollar y transmitir
lenguaje a través del sentido del tacto. A nuestro entender son dos cosas totalmente diferentes.
Bajo este punto de vista, el enfoque táctil pretende lo mismo que el canal visual: puesto que el
niño sordo profundo, bajo ningún concepto va a oír,
lo mejor que se puede hacer es intentar traducir a
componentes táctiles perceptibles, elaborables y codificables todas las propiedades del sonido, especialmente los sonidos del habla, que sea posible.
El reto que tiene ante sí el desarrollo de la tecnología encaminada a aprovechar y convertir la vía táctil en vía preferencial es el siguiente: demostrar que
a través del uso de una tecnología adecuada podemos explotar una riqueza que hasta ahora ha permanecido inexplotada, es decir, demostrar que es posible traducir a patrones de vibración lo que son
estímulos de naturaleza acústica y que, además, éstos
son discriminables y codificables de forma relativamente precisa por el sordo de cara a un posterior desarrollo del lenguaje y a todo aquello que la percepción del sonido (ahora ya tacto) conlleva. Naturalmente no será lo mismo, pero cuanto más se
pueda aprovechar, mejor.
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Aspectos fisiológicos del canal táctil
La piel es una superficie receptora que responde a
una gran variedad de estímulos y da origen a una
enorme gama de sensaciones. Las mejor estudiadas
son las de presión, vibración, temperatura y dolor.
Algunas de estas modalidades están relacionadas entre sí.
Las sensaciones de presión tienen un umbral muy
bajo, pero al mismo tiempo, se adaptan rápidamente. Los receptores cutáneos se adaptan a la presión estática, pero se mantienen siempre activos al
ser estimulados con cambios de presión como las vibraciones mecánicas, y complementa el trabajo del
oído en la detección de tonos de baja frecuencia.
La consistencia de la piel varía según la región
que se considere. Hay regiones en las que es espesa,
como los pies, y otras en las que es delgada, como
en los labios. De este modo, las propiedades físicas
de la piel son diferentes para diferentes regiones, y,
por lo tanto, un mismo tipo de estimulación puede
actuar de diversas maneras.
Aún no existe un completo acuerdo entre los investigadores acerca de si la piel es un órgano sensorial con capacidad de responder en forma diferenciada a varias clases de estímulos, o si se trata más
bien de un complejo número de órganos receptores
mezclados entre sí donde se originan procesos sensoriales diferentes. Pero de lo que no cabe duda es de
que la piel es sensible a diversos tipos de energía y
especialmente a las vibraciones mecánicas.
La piel humana es rica en receptores encapsulados
cuyas formas varian en forma muy diversa. A diferencia de los receptores libres, propios de los receptores del dolor, no se hallan en la superficie, sino
más en el interior de la piel y se interponen entre el
estímulo y la fibra nerviosa a la manera de palanca;
de este modo, la fuerza mecánica que se ejerce sobre
la piel se transmite a la terminación nerviosa en
forma amplificada (Guirao, 1980).
Los receptores cutáneos que se han identificado
como adecuados para recibir la estimulación vibratoria son los corpúsculos de Pacini, cuerpos esféricos
que contienen varias capas, concéntricas en forma similar a una cebolla. Tales corpúsculos tienen una
longitud de hasta 1 mm y una anchura de alrededor
de 0,5 mm; por lo tanto, son los receptores cutáneos
de mayor tamaño. Se encuentran en la dermis, en los
tejidos subcutáneos, sobre todo en las manos y en
los pies; en las articulaciones, en los ligamentos de
las articulaciones de piernas y brazos, etc. Los
corpúsculos tienen entre 10 y 15 capas concéntricas,
según su tamaño. Contienen, en el centro, una terminación nerviosa no mielinizada. Son receptores
muy sensibles y se ha demostrado que responden a
un desplazamiento no mayor de 25 micras.
Es importante señalar que las sensaciones de presión tienen un umbral bastante bajo, lo que les permite una mayor sensibilidad para que el fenómeno
de adaptación no se produzca, y entendemos por
adaptación la disminución de la descarga de las fibras nerviosas debida al efecto de una estimulación
prolongada y continua no dolorosa.
Por otro lado, a nivel cerebral existe una zona definida por su relativa especificidad para las sensaciones táctiles. Nuestro sistema nervioso dispone de las
vías de acceso desde los receptores situados por todo
nuestro cuerpo hasta los centros cerebrales.
Lo decisivo es que esa sensación rompa la barrera
que separa el exterior del interior del cerebro, cosa
que se hace mediante los sentidos. Una vez que se
accede al cerebro, aunque en principio la información guarda cierta especialización modal (el sonido
todavía conserva propiedades del sonido, el tacto
conserva propiedades del tacto, la visión conserva
propiedades de la vista), a partir de este momento
comienza un proceso supramodal, con lo que la información específica se convierte en impulsos nerviosos donde todos son iguales. Es lo que se denomina la Ley de abstracción creciente. Por lo tanto, lo
importante es acceder al interior de los procesos
mentales, puesto que entonces ya no es tan importante saber por qué sentido se ha entrado; lo decisivo es entrar.
Aspectos físicos de la percepción táctil
La percepción vibrotáctil ha sido estudiada sobre
todo en sujetos de audición normal. El número de
investigaciones sobre la percepción vibrotáctil en sujetos deficientes auditivos ha sido más bien escasa.
Para una revisión del tema, estudios acerca de la fre81
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cuencia, tamaño del vibrador, fatiga, consúltese la
revisión de Donahue y Letowski (1985). Pero, además, hay que destacar un hecho importante como es
el que la mayoría de los estudios realizados hasta la
fecha han usado vibradores especialmente diseñados
para laboratorio y no son muy apropiados para la rehabilitación del sordo.
Es importante destacar que, del mismo modo que
las medidas de umbral auditivo que proporcionan
información acerca de la sensibilidad absoluta son interesantes únicamente desde el punto de vista psicofísico y no son en absoluto significativas ante el proceso de percepción del habla (Plomp y Mimpen,
1979 citado por Donahue y Letowski, 1985), del
mismo modo la sensibilidad táctil no puede usarse
para predecir las capacidades de discriminación del
habla en un sujeto determinado.
El proceso de percepción del habla no es solamente un proceso basado en características acústicas,
sino que tiene un fuerte componente psicolingüístico. Por ello, aunque los datos que nos proporciona
el análisis acústico del habla en relación a la receptividad de la piel son importantes, ello resulta insuficiente para comprender el proceso de recepción del
habla como elemento que, además de sonidos, se
compone de comprensión y al que subyace otro tipo
de procesos cognitivos y lingüísticos. Recientemente
Bonavida y Lanuza (1986) han presentado un estudio acerca de las propiedades del AVK (Articulador
Vibrotáctil Kanievski) enfocadas desde el punto de
vista del análisis de sus propiedades físicas.
Desde su punto de vista, esta tecnología no parece
especialmente compleja y se encuentra con las limitaciones propias derivadas del uso de una vía con las
posibilidades de la táctil.
EXPERIENCIA
La experiencia que deseo presentar a continuación se basa en un trabajo de desarrollo del lenguaje
llevado a cabo mediante la aplicación del sistema
AVK. A diferencia del estudio de Bonavida y Lanuza (1986), estará enfocado no desde el punto de
vista de las propiedades físicas, sino desde el de su
aprovechamiento pedagógico.
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Método
Se han seleccionado dos sujetos deficientes auditivos
que presentan las siguientes características:
SUJETO A
Edad: 13 a. 1 m.
Grado de sordera: profunda, pérdida superior a 90 dB
(ISO).
Aparición de la sordera: desde el nacimiento.
Etiología de la sordera: rubéola.
C.I.: 90-95.
Deficiencias asociadas: hiperactividad; cataratas ojo derecho con pérdida total de visión en él.
Nivel de escolarización: a pesar de llevar 8 años escolarizado, su rendimiento escolar es muy pobre.
Nivel sociocultural: medio.
Padres oyentes, ningún hermano sordo.
Desarrollo del lenguaje
l
l
l
l
l
Ausencia de muchos fonemas.
Escasez de vocabulario.
Ausencia de construcción de frases.
Ausencia de lenguaje espontáneo, salvo llamadas de
atención.
Lectura con una mecánica dificultosa y una comprensión más bien pobre.
SUJETO B
Edad: 13 años.
Grado de sordera: profunda, pérdida superior a 90 dB
(ISO).
Aparición de la sordera: desde el nacimiento.
Etiología de la sordera: rubéola.
C.I.: 115.
Deficiencias asociadas: ninguna.
Nivel de escolarización: bueno; lleva 8 años escolarizado.
Nivel sociocultural: medio.
Padres oyentes, ningún hermano sordo.
Desarrollo del lenguaje
Presencia de la mayoría de los fonemas.
Vocabulario bien desarrollado.
Construcción de frases complejas.
Presencia de emisión lingüística espontánea.
Buen nivel de lectura tanto mecánica como comprensiva.
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Instrumentación utilizada
Como tecnología se ha utilizado un ejemplar del sistema AVK (Articulador Vibrotáctil Kanievski), que consiste en un emisor de vibraciones que se conecta a dos pequeños vibradores terminales y en la parte ósea exterior
de la muñeca, en el brazo del sujeto. Cada uno de los vibradores se coloca en una de las muñecas. Al no ser similares las señales enviadas por cada uno de los vibradores,
siempre se ha de colocar la misma en el mismo lugar.
Este aparato recoge el sonido mediante un micrófono
de alta sensibilidad, lo filtra, lo selecciona y lo envía de
forma diferencial a los dos vibradores.
Procedimiento
Se procedió de la siguiente manera:
1. Se pasó a cada sujeto una serie de palabras con
el objeto de detectar los fonemas que emitía correctamente uno y los que faltaban. Previamente se le
hacía repetir cada fonema para constatar si lo reconocía o no a través de la lectura labial exclusivamente.
2. Se aplicó la metodología AVK, consistente en
los siguientes pasos:
a) Creación de la sensación de patrones de vibración.
b) Implantación de los patrones vibrátiles más elementales.
c) Construcción de las primeras palabras, que debían ir siendo introducidas en frases.
d) La fase final debía ser la creación de un lenguaje
comprensivo, basado en los patrones de vibración.
En la fase de evaluación, las palabras que se presentaron al sujeto lo fueron en dos formas: una sin
ayuda de ningún tipo; en una segunda fase se le presentaban, primero, todas las representaciones gráficas (dibujos) de dichas palabras, y posteriormente,
de nuevo, de forma oral todas las palabras. Se pretendía medir el índice de reconocimiento de palabras
con el objeto de valorar la aportación del método
AVK cuando se realizara la comparación final, en la
que se procedía de manera similar pero solamente
con las palabras, sin referente.
Las palabras utilizadas fueron las siguientes:
ojo
ducha
dedo
pipa
hilo
loro
elefante
subir
correr
taza
rosa
luna
tenedor
volante
reloj
silla
navaja
tubo
saltar
libro
pato
noria
hoja
lápiz
dado
ratón
mujer
bajar
nadar
puño
araña
dado
vaso
mono
vela
toro
pera
comer
cantar
dominó
mano
nido
mesa
pollo
ruso
sapo
dinero
beber
caerse
letras
Desarrollo del trabajo
La experiencia se llevó a cabo mediante entrenamiento individual, tres días a la semana, resultando
un total de 20 sesiones de trabajo de 40-45 minutos
cada una.
En la fase I se trataba únicamente de que el sujeto
apreciara que a través de los vibradores se le enviaba
una señal que él podría diferenciar.
Se procedía siempre mediante un proceso de diferenciación progresiva siguiendo la metodología propuesta por el creador del método, el profesor Kanievski, partiendo de los fonemas más altamente
discriminativos hacia los que lo eran menos.
El sujeto A empleó algún tiempo más de lo normal en el dominio de esta fase debido a un inicial rechazo al aparato y a los problemas conductuales derivados de su hiperactividad. En cambio, el sujeto B
pasó rápidamente por esta fase.
En otra experiencia que se está llevando a cabo
con niños sordos de alrededor de tres años de edad
observamos que esta fase es muy lenta. Los niños
tardan en darse cuenta de que las vibraciones que les
llegan a través del aparato son contingentes con el
sonido que se produce en su entorno y con un sonido en concreto.
En la fase II se procedía a implantar los patrones
vibrátiles más elementales mediante el entrenamiento en los fonemas que, una vez imitados, eran
inmediatamente insertados en palabras fáciles
(nunca las mismas que se habían propuesto como
test inicial) con el objeto de facilitar una mejor adquisición y retención.
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En la fase III se procedía a insertar las palabras
conocidas en pequeñas frases, no con el objeto de
que se aprendieran las frases, sino con la finalidad
de que se aprendiera que las palabras normalmente
no van solas, sino en un contexto. Se proporcionaba,
así, un pequeño contexto de ayuda para reconocer la
palabra.
Resultados
En primer lugar hemos revisado de nuevo los fonemas de los dos sujetos y hemos observado los
avances que se señalan a continuación:
Sujeto A
Fonemas correctamente emitidos en la fase previa
al entrenamiento mediante el sistema AVK:
/p/, /t/, /m/.
Fonemas correctamente emitidos al final del periodo de sesiones:
/p/, /t/, /d/, /b/, /g/, /f/, /z/, /s/, /y/, /m/,
/n/, /ll/.
Sujeto B
Fonemas correctamente emitidos en la fase previa
al entrenamiento mediante el sistema AVK:
/p/, /t/, /m/, /b/, /f/.
Fonemas correctamente emitidos al final del periodo de entrenamiento:
/p/, /b/, /t/, /d/, /k/, /g/, /f/, /z/, /s/, /j/,
/m/, /n/, /ñ/, /ll/, /r/, /rr/, /l/.
Reconocimiento de palabras solamente a través
de lectura labial en la fase previa al trabajo mediante el AVK:
l
De un total de 50 palabras:
– Sujeto A: pato y ojo.
– Sujeto B: ojo, pipa, pato, bajar, vaso, mano, beber.
Reconocimiento de palabras en la segunda condición experimental: tras haber mostrado a los sujetos
los referentes gráficos de los objetos cuyo nombre se
les iba a pedir. Se les mostraba y se les pedía que di84
jeran el nombre para comprobar que conocían el
nombre del objeto. En una fase previa se desecharon
aquellas tarjetas que contenían objetos cuyo nombre
no era conocido por los sujetos.
l
De un total de 50 palabras:
– Sujeto A: ojo, pipa, pato, mesa, sapo.
– Sujeto B: ojo, pipa, taza, pato, vaso, comer,
mano, beber, pollo, sapo.
Reconocimiento de palabras tras haber aplicado
la metodología AVK y sin ayuda de ningún tipo.
l
De un total de 50 palabras.
– Sujeto A: ojo, pipa, taza, reloj, tubo, pato, dedo,
vaso, dado, comer, dominó, mano.
– Sujeto B: ojo, ducha, elefante, taza, rosa, tenedor, saltar, pato, dedo, ratón, bajar, vaso, dado,
comer, mano, mesa, sapo, dinero, beber.
Se aplicó la prueba de McNemar para verificar la
significación de los cambios. Dicha prueba es particularmente apropiada para los diseños de «antes y
después» en los que cada persona es utilizada como
su propio control y la medida tiene la fuerza de una
escala nominal. Se han obtenido los siguientes resultados:
– Sujeto A:
= 0,017 < 0,05. Por tanto, se
rechaza la hipótesis nula y se acepta la significación del cambio.
= 0,0016 < 0,05. Por tanto,
– Sujeto B:
se rechaza la hipótesis nula y se acepta la significación del cambio.
CONCLUSIONES
A diferencia de Bonavida y Lanuza (1986) que
han realizado un análisis acústico de laboratorio
acerca del AVK, hemos intentado validar en la práctica pedagógica tal sistema para comprobar en la
medida de lo posible las informaciones que desde
ámbitos técnicos se nos proponen. En sus conclusiones estos autores afirman de este sistema «[...] aplicado a cualquier otra zona del cuerpo, la estimulación coclear es nula y, por consiguiente, el vibrador
no se comporta como una prótesis auditiva». Esta-
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mos de acuerdo con su afirmación, pero queremos
resaltar que nunca el AVK ha pretendido ser una
prótesis auditiva, por lo que esta crítica no parece
muy acertada. En cambio, nos parece adecuado el
resto del análisis acústico que ellos realizan, aunque
sigamos insistiendo en que una cosa son los análisis
acústicos de los sonidos del lenguaje y otra muy distinta es el lenguaje.
Por nuestra parte podemos presentar algunas conclusiones, pero antes queremos dejar constancia de
las limitaciones de nuestra experiencia al haber sido
realizada con tan pocos sujetos, lo que no permite
una gran variedad de situaciones y la corta duración
de la experiencia. Por todo ello consideramos a esta
experiencia como pionera, como un indicador de lo
que se podría trabajar para poder afinar y matizar
los datos que aquí se plantean.
Es evidente que el ritmo de adquisición de los sonidos correctamente emitidos es muy superior a
cualquiera de las alternativas actualmente existentes
en el ámbito del sordo.
Los aprendizajes que se adquieren, se estabilizan
con notoria rapidez. Nos referimos aquí al aprendizaje de los patrones de vibración que identifican determinados fonemas o rasgos de fonemas, lo que
permite un reconocimiento más rápido y correcto.
Desde el primer momento, el niño sordo es consciente de la presencia/ausencia de sonido y ya prácticamente desde el principio hay un inicio de discriminación entre fonemas: relativamente fáciles de
reconocer algunos, difíciles e imposibles otros. Aquí
más que de fonemas casi podrfamos hablar de rasgos
articulatorios. Se percibe, por ejemplo, que un fonema es oclusivo, pero resulta difícil diferenciarlo de
otro fonema oclusivo. Es aquí donde el análisis acústico tiene razón al hablar de la confusión entre / t / y
/k/, por ejemplo, y es donde el contexto lingüístico
deberá ayudar a eliminar la ambigüedad. El aparato
no eliminará la ambigüedad, pero ayudará a ello al
apoyar el reconocimiento de otros fonemas, los fonemas acompañantes, que sí permitirán eliminar la
ambigüedad y reconocer de forma correcta el fonema problemático.
Al ir avanzando en el aprendizaje, el niño comienza a percibir no sólo sus aciertos sino sus propios errores, lo que le permite acceder a su propio
feed-back táctil, teniendo como modelo el habla que
le rodea.
No será igual que el lenguaje oral, ya lo comprendemos, pero permitirá un cierto modelado, mucho
más rico que cualquier interacción educativa, pues
ésta no proporciona la flexibilidad de aquélla.
Y quizá lo que más nos ha llamado la atención es
la ayuda que este sistema vibrotáctil ha proporcionado a la lectura labial, ayudándole a eliminar las
ambigüedades propias del sistema visual, pues los fonemas no visibles adquieren una traducción en términos táctiles.
En resumen, creemos que el sistema AVK está
muy lejos de poder convertir al canal táctil en el canal preferencial del que hablábamos al principio por
unas limitaciones claras según se desprende de sus
propiedades tanto físicas como fisiológicas, pero se
puede convertir en una gran ayuda para el desarrollo
del lenguaje, sobre todo una gran ayuda de lectura
labial al poder «desambiguar» las situaciones problema. Algo parecido a lo que pretende el CuedSpeech a nivel visual, pero a nivel táctil.
RESUMEN
En el presente artículo presentamos un trabajo llevado a cabo con dos sujetos sordos profundos utilizando la vía táctil como canal preferencial de acceso.
La tecnología empleada ha sido el Articulador Vibrotáctil Kanievski (AVK).
Los resultados nos muestran que estamos muy lejos de poder considerar que la vía táctil pueda ser
considerada alternativa a la vía auditiva. Sin embargo, parece que se puede considerar de gran
ayuda de cara al reconocimiento de patrones de entonación. Se puede considerar como un instrumento
de ayuda a la lectura labial y al reconocimiento de la
palabra, pero siempre como ayuda, nunca como sustitutorio.
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