1 LA DOBLE NACIONALIDAD Y EL VOTO DE LOS MEXICANOS EN

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LA DOBLE NACIONALIDAD Y EL VOTO DE LOS MEXICANOS EN EL
EXTRANJERO.
M.D. Themis Carrillo Gallegos.
Derecho Público.
Hasta hace unos años en México era imposible pensar que un sujeto
pudiera ser mexicano y a la vez estadounidense, francés o argentino, nuestras
costumbres sumamente nacionalistas (en algunos aspectos), no hubiesen
permitido de ninguna manera que un mexicano pudiera tener dos o más
nacionalidades ya que la sola idea produciría y produce todavía en algunos una
seria contradicción con los principios de nacionalidad y de soberanía. Aún ante
estas circunstancias, la realidad es que existen miles de mexicanos que por
razones principalmente económicas, familiares o de otra índole han tenido que
salir del país y viven en la disyuntiva de perder o no su nacionalidad mexicana y
adoptar la nacionalidad que otro país les otorga y que tal vez les traiga beneficios;
en esta situación se encuentran principalmente los miles de mexicanos que
diariamente cruzan nuestra frontera norte con tal de mejorar sus condiciones de
vida.
Estos mexicanos que viajan con sus esperanzas y anhelos de una vida
mejor, se topan en nuestro vecino país con serios problemas de racismo, maltrato,
injusticias laborales, y demás inconvenientes para poder sobrevivir y así enviar
dinero a sus familias en México; Ante esta situación nuestro gobierno con su poca
fuerza política ante el gobierno de los Estados Unidos y con el apoyo de los
grupos defensores de los derechos de los mexicoamericanos en aquél país,
planteó en 1997 como solución a dichos problemas las reformas sobre doble
nacionalidad, las cuales consisten principalmente en establecer la no perdida de la
nacionalidad mexicana, con lo cual se pretende proteger a los inmigrantes
mexicanos contra las políticas raciales que imperan en los Estados Unidos.
Así, a pesar de las fuertes críticas y ante el desconocimiento de miles de
mexicanos, actualmente se encuentran en vigor, las reformas a los artículos 32 y
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37 de la Constitución General de la República y la nueva Ley de Nacionalidad, las
cuales entraron en vigor desde el 20 de marzo de 1998. Resulta éste un tema con
muchos aspectos interesantes para cualquier estudioso del derecho pero también
resulta importante hacerlo del conocimiento de la población en general y que esta
conozca los beneficios y limitaciones de estas reformas y es por lo anterior que a
continuación me permitiré hacer algunos apuntes sobre dichas reformas.
La reforma a los artículos 32 y 37 Constitucionales.
Hasta antes de las reformas constitucionales, según el artículo 37
constitucional la nacionalidad mexicana podía perderse: a) por adquirir
voluntariamente una nacionalidad extranjera; b) por aceptar o usar títulos
nobiliarios que implicaran sumisión a un Estado Extranjero; c) por residir, siendo
mexicano por naturalización, durante cinco años continuos en el país de su origen;
y; d)por hacerse pasar en cualquier instrumento público, siendo mexicano por
naturalización, como extranjero, o por obtener y usar un pasaporte extranjero.
A partir del 20 de marzo de 1998, fecha en que entran en vigor las reformas
constitucionales mencionadas y por medio de las cuales se modificó el artículo 37
de la Constitución: “Ningún mexicano por nacimiento podrá ser privado de su
nacionalidad”. De esta forma se cumplen las ansias de los grupos defensores de
los derechos de los mexicanos en Norteamérica y la antigua ambición de estos
grupos del voto de los mexicanos en el extranjero. El nuevo artículo 37
constitucional establece:
Artículo 37.
A)
Ningún mexicano por nacimiento podrá ser privado de su nacionalidad.
B)
La nacionalidad mexicana por naturalización se perderá en los siguientes
casos:
I.
Por adquisición voluntaria de una nacionalidad extranjera, por
hacerse pasar en cualquier instrumento público como extranjero, por usar
pasaporte extranjero, o por aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen
sumisión a un estado extranjero, y
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II. Por residir durante cinco años continuos en el extranjero.....
De tal forma, los mexicanos por nacimiento, a los que otro Estado les
atribuya nacionalidad o que, adquieran voluntariamente otra nacionalidad,
conservaran su nacionalidad mexicana convirtiéndose en mexicanos sujetos a la
doble nacionalidad puesto que ostentarán derechos y obligaciones en ambos
países.
En el mismo contexto el artículo 32 Constitucional vigente a partir de 1998,
prescribe ciertas restricciones para los mexicanos con doble nacionalidad, pues
reserva ciertos cargos y funciones para los mexicanos por nacimiento que no
adquieran otra nacionalidad, tales como los cargos de Procurador de la República,
ciertos cargos militares de alto rango, etc.
Esta reforma fue impulsada desde distintos foros y con distintos enfoques;
por un lado el Partido Revolucionario Institucional, proponía que los mexicanos
que fueran aceptados como ciudadanos de los Estados Unidos siguieran
conservando la nacionalidad mexicana con derechos de propiedad, pero sin
derechos políticos; es decir, sin la ciudadanía mexicana. Por su parte el Partido de
la Revolución Democrática insistió en que se permitiera el voto en el exterior como
un derecho incluido en la doble nacionalidad.
A pesar de las divergencias entre las posiciones de los diversos partidos
finalmente en 1996 se logró un consenso y por tanto se aprobó la reforma que
permitía la doble nacionalidad a partir de la irrenunciabilidad de la nacionalidad
mexicana así como el derecho al voto de los mexicanos en el extranjero.
La regulación sobre la nacionalidad en México permite una desigualdad
entre los ciudadanos, puesto que mientras los mexicanos por nacimiento gozan de
una amplia gama de derechos, los mexicanos por naturalización y los mexicanos
con doble nacionalidad quedan sujetos a una serie de restricciones que los coloca
en un segundo nivel respecto de aquellos, restricciones que abarcan el derecho a
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optar por ciertos cargos públicos de relevancia así como ejercer plenamente sus
derechos de propiedad, como más adelante se analizará.
La Ley de Nacionalidad
El 20 de marzo de 1998 entró en vigor la nueva Ley de Nacionalidad
reglamentaria de los artículos 30, 32 y 37, apartados A y B, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la
Federación del 23 de enero de 1998, abrogando de esta manera la Ley de
Nacionalidad del 21 de junio de 1993 y todas las disposiciones que se opongan a
ella.
Dentro de los aspectos más interesantes de esta Ley, lógicamente está el
hecho de que en ella se regula lo concerniente a los mexicanos con doble
nacionalidad.
Conforme a las nuevas disposiciones un mexicano por nacimiento con
doble nacionalidad, deberá, para poder acreditar su doble nacionalidad, poseer
dos pasaportes o dos actas de nacimiento, una deberá ser la que lo acredite como
mexicano y la otra que lo acredite como nacional de otro país, lo cual resulta
incomodo al momento de viajar, realizar negocios etc.
Resulta interesante lo relacionado con el certificado de nacionalidad
mexicana, establecido en la fracción II del artículo 3º de la Ley de Nacionalidad, ya
que este se otorgará a petición de parte cuando los mexicanos por nacimiento a
los que otro Estado considere como sus nacionales, pretendan acceder al ejercicio
de algún cargo o función para el que se requiera ser mexicano por nacimiento y
que no se adquiera otra nacionalidad, de conformidad con el artículo 16 de la Ley
de Nacionalidad en estudio. Más interesante aún resulta el hecho de que para
adquirir el certificado de nacionalidad se tenga que formular la renuncia y
juramentos que señala el artículo 17 de la Ley de Nacionalidad, lo que debe
considerarse como una total incongruencia ya que primero permitimos que tengan
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otra nacionalidad y luego le exigimos renunciar a ella para poder acceder a ciertos
cargos públicos.
El artículo 17 de la Ley de Nacionalidad se encuentra relacionado con el
artículo 32 de la Constitución reformado, el cual limita a los mexicanos con doble
nacionalidad, al reservar ciertos cargos o funciones para los mexicanos por
nacimiento que no adquieran otra nacionalidad; para ello por medio del Decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 23 de enero de 1998 se
reformaron alrededor de 32 leyes en las cuales se reglamenta lo relacionado a los
cargos o funciones que se reservan para los mexicanos por nacimiento.
Causas de las reformas en materia de doble nacionalidad.
En este apartado analizaremos las causas tanto sociológicas, jurídicas y
políticas que dieron cabida a la reforma sobre doble nacionalidad.
Desde el punto de vista sociológico, siempre ha existido una ambivalencia
en los mexicanos que parten hacia otros Estados, principalmente los Estados
Unidos, ya que conservan sus raíces nacionales y se resisten a integrarse
completamente a otras culturas lo cual crea una nueva forma de vida en la que
combinan ambas culturas; así en los Estados fronterizos mexicanos tanto en el
norte como en el sureste mexicano en los Estados colindantes con Belice o
Guatemala.
Diversos autores plantean que la circunstancia que la actual frontera de los
Estados Unidos con México haya sido territorio mexicano estableció, desde
siempre, un factor fundamental en la migración del sur al norte de la frontera: la
base étnico-nacional para que fluyera naturalmente el río humano. El mercado
laboral por sí mismo no hubiera provocado una migración tan grande y tan
constante. Las relaciones familiares y amistosas; las organizaciones sociales; la
comunión política; la lengua; la religión; la identidad cultural (comida, música,
vestimenta, festividades, tradiciones, costumbres, literatura, etc.) fueron el lecho
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natural para la migración de sur a norte de la nación escindida que la división
jurídica no podía interrumpir.
Otro aspecto sociológico importante es el caso de los hijos nacidos en
México de padres extranjeros que se encuentran en este país por razones de
trabajo; quienes por ser educados en el seno de una familia con determinadas
costumbres se encuentran viviendo entre dos culturas diversas.
Dentro de las causas políticas que motivaron la aceptación de la no pérdida
de la nacionalidad mexicana, se encuentra principalmente el asunto del voto de los
mexicanos en el exterior y la política anti-inmigrante que se inició a raíz de la Ley
187, propuesta por el gobernador californiano Pete Wilson.
La nueva situación que creó el gobernador californiano Pete Wilson con su
propuesta de Ley 187 impulsó a miles de mexicanos, como nunca antes en su
historia, a solicitar la nacionalidad norteamericana para tener entre sus prioridades
la participación en elecciones estadounidenses. El gobierno mexicano por su
parte, con su poca fuerza política frente al Estado norteamericano, no pudo hacer
nada en contra de tales políticas y tuvo una reacción defensiva: proponer las
reformas sobre doble nacionalidad para permitir a los mexicanos residentes en los
Estados Unidos defender sus derechos como ciudadanos norteamericanos,
despojándose así el Estado Mexicano de su deber de protección a dichos
ciudadanos.
El aspecto jurídico de las reformas va íntimamente ligado con las causas
políticas que hemos analizado.
La política antiemigrante que se vive en los Estados Unidos, fue el
detonador para que el gobierno mexicano buscara una forma jurídica de
protección a los mexicanos que diariamente traspasan la frontera hacia aquél país,
en busca de mejores formas de subsistencia. Consideró el gobierno mexicano que
la mejor forma de ayuda a los mexicanos era el permitírseles conservar su
nacionalidad mexicana, a pesar de adquirir la nacionalidad norteamericana, ya que
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se consideraba que los mexicanos no adquirían la nacionalidad estadounidense
por el temor de perder su nacionalidad mexicana, y por lo tanto al conservar su
nacionalidad de origen, se les permitiría una defensa clara y eficaz de sus
derechos civiles y políticos en el país de su residencia.
La propuesta de la no pérdida de la nacionalidad también atendía a la
situación de los fronterizos que adquieren por nacimiento la nacionalidad
mexicana y en su caso la norteamericana, beliceña o guatemalteca; por el origen y
nacionalidad de sus padres y a la vez su lugar de nacimiento y que a raíz de las
reformas podrán ejercer sus derechos de nacionalidad según las necesidades o
conveniencias de su vida en la frontera.
Con la reforma se buscó proteger de manera más efectiva los derechos de
los mexicanos residentes en el extranjero, quienes se veían en desventaja al
adquirir una nueva nacionalidad pues perdían su nacionalidad mexicana de origen,
siendo que la tendencia internacional es ha permitir que las personas puedan
ostentar dos nacionalidades. De tal manera dichos mexicanos podrían defender
sus derechos en el país de residencia sin menoscabo de sus derechos en México.
Beneficios que trae la Doble Nacionalidad en México.
Como ya se mencionó dentro de las causas de las reformas en materia de
doble nacionalidad, el principal beneficio que trae consigo la Doble Nacionalidad
es el disfrute de todos los derechos y ventajas que en un momento dado pueden
obtenerse al ser nacional de otro país.
En el caso de los miles de mexicanos que viven en los Estados Unidos,
ellos podrán obtener la nacionalidad norteamericana y así recibir todos los
beneficios que otorgan las leyes estadounidenses, podrán defender mejor sus
derechos, podrán votar y ser votados para poder tener representación en aquél
país, y además tendrán el orgullo de seguir siendo mexicanos, participar en
elecciones mexicanas, adquirir bienes dentro de la República, etc.
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Por otro lado, se consideró que el ejercicio del voto mexicano en el
extranjero permitiría observar la postura política de los mexicanos residentes en
extranjero respecto a los candidatos, lejos de las presiones e influencia política de
los partidos políticos mexicanos.
Desventajas de la Doble Nacionalidad en México.
Los mexicanos por nacimiento que adquieran otra nacionalidad, como la
estadounidense, se verán en un serio problema legal que podría hacerlos perder
su nueva nacionalidad y con ello los derechos que hayan adquirido en aquel país.
En Estados Unidos el delito de Perjurio es el principal enemigo de los mexicanos
con doble nacionalidad.
Otra de las desventajas con que se encontrarán los mexicanos con doble
nacionalidad tienen que ver con las limitantes para ejercer sus derechos políticos,
es decir, todo lo referente al voto, asimismo se toparán con una serie de limitantes
para ejercer ciertos derechos en México, los cuales analizaremos a continuación y
con los que se demostrará la ineficacia de la doble nacionalidad ante el problema
migratorio en México.
Limitaciones legislativas.
A causa de las reformas de la no pérdida de la nacionalidad mexicana
fueron modificadas, por medio del Decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación de fecha 23 de enero de 1998, alrededor de 30 leyes entre las que
podemos destacar: Ley del Servicio Exterior Mexicano, Ley Orgánica del Ejercito y
Fuerza Aérea Mexicanas, Ley Orgánica de la Armada de México, Ley del Servicio
Militar, Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, Ley Orgánica del
Tribunal Fiscal de la Federación, Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República, Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, Ley de
Navegación, Ley de Aviación Civil, Ley Federal del Trabajo, Ley Federal de las
Entidades Paraestatales, Ley de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Ley
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Federal de la Correduría Pública, Ley de Inversión Extranjera, Ley del Banco de
México, Ley Federal de Competencia Económica entre otras.
Estas reformas fueron encaminadas en el sentido de que quien pretenda
ocupar un cargo público en las dependencias bajo las que se rigen estas leyes
deberán ser mexicanos por nacimiento y no obtener otra nacionalidad, con ello en
vez de permitir una igualdad de derechos respecto a lo mexicanos que adquieran
otra nacionalidad, les limita de sobremanera al restringir su derecho a formar parte
de altos puestos en el gobierno mexicano; de tal forma, el objetivo de lograr una
igualdad de derechos entre los mexicanos, así como el permitir que los mexicanos
residentes en el extranjero puedan contar con los derechos consagrados en
nuestras leyes, queda vulnerado e insatisfecho.
Conforme a las reformas a las leyes antes mencionadas los mexicanos con
doble nacionalidad no podrán:
i.
Ingresar al Ejercito, a la Fuerza Aérea ni tampoco a la Armada.
ii.
Formar parte del Poder Judicial, ni de la Procuraduría y los
Tribunales Agrarios.
iii.
Integrar el Servicio Exterior Mexicano.
iv.
Participar en altos cargos en actividades especializadas como
son los de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Comisión de
Energía Nuclear, los de la Seguridad Social, la Comisión Reguladora de
Energía, el Banco de México, etc.
Un caso digno de tomarse en cuenta es el de la Ley de Inversión
Extranjera, cuya modificación consistió en considerar como extranjeros a los
mexicanos con doble nacionalidad que tienen bienes o inversiones en México,
pero que residen en otro país.
Todas estas limitaciones traen como consecuencia que a pesar de las
bondades de la reforma, ésta resulte más que en beneficios y libertades para los
mexicanos que adquieren otra nacionalidad, un cúmulo de condicionantes para el
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ejercicio de sus derechos y obstáculos en la integración de dichos mexicanos a la
normativa mexicana.
Podemos apreciar entonces que la reforma crea una profunda desigualdad
entre los mexicanos por nacimiento y los mexicanos por naturalización, ya que
estos últimos sí podrán perder la nacionalidad mexicana, aunado a las múltiples
restricciones que nuestro marco jurídico señala para los naturalizados.
Esta reforma a largo plazo podría poner en riesgo nuestra soberanía y las
relaciones con los Estados Unidos, ya que existirán miles de individuos con ambas
nacionalidades, lo cual acrecentará aún más nuestra dependencia hacia aquél
país.
Tanto la reforma sobre la no pérdida de la nacionalidad mexicana, como la
nueva Ley de Nacionalidad en lo que se refiere al tema de la doble nacionalidad,
fueron creadas al margen de la realidad social, política y jurídica de nuestro país, y
sin un enfoque real del problema migratorio a los Estados Unidos.
La reforma sobre la no pérdida de la nacionalidad mexicana de ninguna
manera cumple con los objetivos para los cuales fue planteada, ya que no logra
una eficaz protección de los emigrantes mexicanos, al poner en riesgo su nueva
nacionalidad; sin contar además que crea profundas desigualdades entre los
nacionales mexicanos, puesto que actualmente nuestro orden jurídico hace una
distinción entre los mexicanos por nacimiento, los mexicanos por naturalización y
los mexicanos con doble nacionalidad.
El voto de los mexicanos en el extranjero
Desde el inicio de la discusión sobre la doble nacionalidad, el tema del voto
de los mexicanos en el extranjero fue motivo constante de divergencias entre los
estudiosos del derecho e incluso entre los legisladores y los organismos
encargados de organizar las elecciones en el país.
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Primero la discusión se centro en si debía o no concederse dicho derecho a
los mexicanos que adquirieran la doble nacionalidad a lo cual se argumentó el
riesgo en que se ponía a la soberanía nacional al permitir que ciudadanos con otra
nacionalidad, e incluso otros intereses pudieran votar y elegir a los gobernantes en
nuestro país. Igualmente se dijo que era imposible conocer de manera real el
número de personas que se encontraban ilegalmente sobre todo en los EU y a
quienes también se les tendría que garantizar el derecho a votar; también se
consideró la dificultad de ejercer sus derechos como ciudadanos mexicanos en los
EU, puesto que una de las causas de pérdida de la ciudadanía estadounidense es
el delito de perjurio que se comete cuando se ejercen derechos políticos con
respecto a países extranjeros.
A pesar de las críticas la reforma permitió tanto la doble nacionalidad como
el derecho al voto de los mexicanos en el extranjero e incluso se abrió un plazo
para que los mexicanos que ya habían adquirido otra nacionalidad recuperaran su
nacionalidad de origen mexicana, ello puesto que a dichas personas no les
amparaba la reforma que entró en vigor a partir de marzo de 1997, pero que a
través de un artículo transitorio se permitió la aplicación retroactiva de dicha
reforma.
Es importante aclarar que este derecho al voto se limita únicamente a las
elecciones para presidente de la República excluyendo la posibilidad para los
mexicanos residentes en el extranjero de poder votar para gobernadores,
diputados, senadores, etc., por tanto dicho derecho también se encuentra limitado.
Una vez modificada la Constitución en el capítulo referente a la
nacionalidad y una vez publicada la nueva Ley de Nacionalidad, ahora la discusión
se centró en la manera a través de la cual se realizaría el voto de los mexicanos
en el extranjero. En un primer momento se planteó la posibilidad de realizar un
empadronamiento de los mexicanos residentes en el extranjero a través del
expedición de una cedula de identificación ciudadana y distribuir casillas en los
lugares con mayor presencia de mexicanos para que ahí pudieran ejercer su
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derecho al voto en el año 2000. Lamentablemente el objetivo no pudo cumplirse y
ese año de trascendental importancia para los mexicanos no fue posible
materializar el ejercicio del derecho al voto de los mexicanos en el extranjero. El
IFE se declaró incapaz de poder organizar las elecciones en el extranjero ya que
el costo económico y los recursos humanos necesarios rebasaban las
expectativas planteadas.
Así las cosas durante la administración del Presidente Fox se continuó
trabajando en la manera de lograr el ejercicio del voto de los mexicanos en el
extranjero, por ello en junio de 2005 se aprobó el dictamen que proponía el voto
por correo como la manera de ejercer el voto de los mexicanos en el extranjero
para las elecciones de 2006 y a partir de ese momento se empezó a trabajar en
los acuerdos operativos necesarios para lograr el objetivo.
Las organizaciones de mexicanos residentes en los EU se mostraron
alegres y optimistas ante el logro obtenido después de tantos años de lucha y se
pronosticaba que el voto de los residentes en el extranjero pudiera ser el que
inclinara la balanza a favor de uno u otro candidato.
El mecanismo para poder realizar el voto postal, consistía en enviar una
solicitud al IFE para ser inscritos en el padrón electoral, solicitud que se realizaría
a través de correo certificado y una vez verificada la información enviada, el IFE
elaboraría las listas nominales de los mexicanos residentes en el extranjero que
solicitaron su inscripción, dichas listas estarían abiertas a ser conocidas por los
partidos políticos para su debido conocimiento.
Antes de mayo de 2006 el IFE debía haber enviado las boletas electorales
para que a su vez los ciudadanos las enviaran, bajo su más estricta
responsabilidad en un corto tiempo, de vuelta una vez ejercido el voto de acuerdo
al instructivo anexo, dichas boletas tendrían como plazo para su recepción 24
horas antes del día de la elección.
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Lo cierto es que, una vez iniciadas las labores para el envío de solicitudes,
se pudo notar el poco interés de los mexicanos residentes en el extranjero para la
realización de la misma pues se consideraba que el trámite resultaba demasiado
complejo.
De acuerdo con informes de la Secretaría de Relaciones Exteriores, existen
un número aproximado de 532 mexicanos en el Continente Africano, 4994 en
Asia, 23937 en Europa y 585 en Oceanía, pero la cifra más relevante es la de más
de 10 millones residentes en los EU y 36,000 en Canadá.
Como vemos la cifra estimada de solicitudes sería más de 10 millones de
los cuales sólo 40, 854 ejercieron efectivamente el voto a través del correo. Dicha
cifra es por demás decepcionante para la amplia expectativa que se tenía con
respecto a este ejercicio.
¿Qué lectura podemos dar ante estas cifras? ¿Será acaso qué el sistema
empleado resultaba demasiado confuso para poder llevarse a cabo?, ¿quizás
existe desinterés en los mexicanos residentes en el extranjero con respecto a las
situaciones políticas del país?, ¿podría argumentarse tal vez que ninguno de los
candidatos postulados convenció en definitiva al electorado fuera del país?,
¿faltaría la suficiente difusión?
Respecto al sistema empleado podemos decir que ciertamente podía
resultar un tanto complejo para llevarse a cabo pues requería dedicar cierto tiempo
para realizar los envíos tanto de la solicitud y su documentación como de la boleta
pero dicha complejidad en aras de lograr una mayor certeza en la elaboración del
listado nominal. El mayor temor es siempre el mal uso de las listas nominales que
se preste a situaciones fraudulentas en el momento de la elección, situación que
se vivió en México durante mucho años; también se temía por la protección del
envío de la boletas las cuales pudieran ser alteradas antes de la realización del
conteo distrital.
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Ciertamente las cifras mostraron apatía por parte de los mexicanos
residentes en el extranjero respecto a la votación en México, situación justificable
ya que como se señaló por diversos estudiosos del derecho, dichos ciudadanos se
encuentran inmiscuidos en otra realidad política, económica y social en la cual
tiene que luchar por su supervivencia, de tal forma, a pesar de mantenerse
informados de las situaciones políticas de su país de origen, su principal
preocupación se basa en las situación especifica del país de residencia. Esto ha
sido plausible en las diversas marchas multitudinarias y plantones sostenidos por
los latinos residente en los EU en contra de las políticas de inmigración tomadas
por aquél país, a ellos les interesa su situación legal en aquél país, por tanto lo
que pase en México les resulta indiferente ya que no les afecta directamente en su
situación económica, política o social.
El tema relativo a la difusión también resultó un factor en contra ya que si
bien se realizó una fuerte campaña en medios de comunicación, apoyándose
incluso en importantes figuras del mundo artístico nacional, no se logró el impacto
necesario para convocar al electorado residente en el extranjero.
Finalmente la votación de los mexicanos en el extranjero no fue el fiel de la
balanza como se creyó, ni logró un cambio radical en la forma de realizar las
elecciones, es más ni siquiera ha sido un punto de importancia en la crisis política
que se vive actualmente en México después de las reñidas elecciones del pasado
2 de julio de 2006. Nuevamente estamos ante una reforma carente de sustento
social y que sólo responde a intereses particulares ya sea de los partidos políticos
o de determinadas organizaciones pero que no logra solucionar la emigración de
mexicanos a los EU ni la correcta protección de sus derechos.
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