Los “Volksbuch” y la popularización del conocimiento Los libros populares o Volksbuch tuvieron una gran influencia en la Alemania del siglo XVI. Su objetivo fue narrar, en un lenguaje cotidiano, historias reales o de ficción que sucedían en el contexto social de la época, con el fin de informar, educar o simplemente entretener a las gentes. Estas publicaciones empezaron a circular con más fuerza, luego que de que el famoso Martín Lutero redactara sus 95 polémicas tesis con las que cuestionaba las prácticas tradicionales de la iglesia, que según él se alejaban de las Escrituras o del sentido primordial de los textos bíblicos. Las 95 tesis causaron un gran revuelo. Se imprimieron y se difundieron masivamente por toda Alemania y Europa al poco tiempo de su “publicación” en Wittenberg (se dice que Lutero clavó su texto en una pared de la iglesia de Wittenberg y de allí pasaría a circular, vertiginosamente, en todo el continente). La dinámica que generó el texto de Lutero (más allá de la Reforma protestante y de su impacto cultural, filosófico y literario) hizo evidente que a través de los impresos y de los canales de distribución de un mercado editorial, podía divulgarse información que llegaría con relativa rapidez a la sociedad en general. La posibilidad de divulgar ampliamente la información también llevó a una adaptación del lenguaje de ciertos textos para hacerlos agradables, cercanos, con el fin de que pudieran ser digeridos por la población menos educada. Así, a través de los Volksbuch se produjeron diferentes versiones y traducciones de cuentos populares, leyendas, relatos épicos o históricos, para satisfacer las necesidades de un nuevo y creciente público lector. Este tipo de literatura popular es un antecedente importante que impulsaría los desarrollos de la industria editorial en los siglos posteriores y que nos llevaría finalmente al salto que, en años recientes, hemos dado hacia los formatos digitales, reforzado cada vez más por una filosofía que pretende democratizar el conocimiento, a través del acceso abierto. Miles de revistas académicas en el mundo, actualmente, publican todos sus contenidos en línea y sin restricciones de consulta para sus lectores. En cuanto a los libros, también varias editoriales, principalmente universitarias, han optado por ofrecer en modelos comerciales mixtos libros electrónicos en acceso abierto o a precios muy bajos, eventualmente permitiendo la adquisición de versiones impresas también a precios razonables. Es tal la fuerza de este movimiento que en varios países se vienen promulgando políticas nacionales para exigir que los productos escritos de las investigaciones que son financiadas con recursos públicos, sean publicados en acceso abierto. Los mismos investigadores están optando por publicar sus obras en acceso abierto, privilegiando la posibilidad de que sean leídas, consultadas y usadas por otros colegas o estudiantes, por encima de obtener alguna retribución económica. En esto de democratizar el acceso al conocimiento, al igual que en los Volksbuch, el uso del lenguaje es muy importante. Hay una preocupación en el entorno universitario para formar cada vez mejores escritores, capaces de construir textos académicos organizados, limpios, que faciliten su lectura, más allá de la complejidad de los temas. Existen ya en muchas universidades, especialmente en países desarrollados, escuelas de escritura para orientar a profesores y estudiantes, y programas de posgrado para adquirir nuevas habilidades en escritura y enfocados en la difusión del conocimiento científico. En el periodo en el que los Volskbuch se hicieron populares, entre los siglos XVI y XVIII, surgieron críticas, precisamente, por el lenguaje coloquial que empleaban y por constituir una literatura de baja categoría, fuera del canon de la literatura culta. Era una crítica sobre la calidad de esos textos centrada en parte en el uso del lenguaje, que podemos acercar a las iniciativas actuales sobre cómo traer los temas académicos y científicos a las personas: ¿cómo escribir sobre temas complejos a través de un lenguaje claro y simple? Esa pregunta sigue planteando un reto para los autores y la industria sobre cómo encontrar un equilibrio entre calidad de los textos, en cuanto a sus fundamentos teóricos o metodológicos, su diálogo con una tradición y con una acumulación de conocimiento relacionado, su legibilidad y el acceso, para no caer, por ejemplo, en las fauces de los ahora cada vez más nombrados Predatory Publishers, que son editoriales que, se dice, han surgido para satisfacer la necesidad por publicar, que normalmente sufren los autores que están en la academia, sumado a la presión por ganar rápidamente cierta visibilidad internacional. Los Predatory Publishers cobran a los autores por la producción de las obras, y no siempre garantizan la calidad de los procesos de arbitraje o incluso del proceso editorial, lo que se reflejaría en textos pobres en el uso del lenguaje, en estructura, y muchas veces irrelevantes para la ciencia. Así, el riesgo de permitir que la balanza se incline hacia uno u otro lado está allí y el acceso abierto, con todas sus bondades y buenas intenciones, también puede tener sus “peros”. Sin embargo, la popularización del conocimiento, que comenzó hace ya tantos siglos, seguirá siendo un desafío al que tendremos que responder con nuevas estrategias y canales para llegar a mundo diverso, de lectores disímiles.