El Banco Central de la República Argentina, profundizando la política para bancarizar a la población, ha dispuesto mediante la comunicación “A” 4771, facilitar el proceso para la apertura de sucursales y oficinas de atención al público de las entidades financieras. En particular se propende a la instalación de sucursales en aquellas zonas geográficas del país que presentan bajos niveles de acceso a los servicios financieros. Teniendo en cuenta la cobertura de las prestaciones y competencia a través de diversos indicadores del volumen operativo del sistema financiero (cantidad de sucursales y cajeros automáticos por habitante y concentración de depósitos y préstamos), se acorta el proceso de autorización de sucursales en las zonas III y IV a un máximo de 90 días. Asimismo, estas zonas han sido redefinidas conforme a la apuntada metodología. Mediante las nuevas definiciones, la autorización queda supeditada solamente a la verificación del cumplimiento de los requisitos operativos y prudenciales, tales como la calificación de la entidad, cumplimiento de los regímenes informativos, de control interno y medidas mínimas de seguridad, etc. A partir de ahora, no resultará necesaria ninguna evaluación adicional dada la importancia estratégica de ampliar la cobertura y competencia en la prestación de servicios financieros en las citadas zonas. La clasificación en zonas geográficas tiene por objeto establecer exigencias diferenciales (requisitos de capital entre otras) a las operaciones de las entidades financieras, a fin de promover el ingreso de nuevas entidades en mercados regionales más concentrados, procurando aumentar la competencia en las zonas menos favorecidas. En ese sentido, las exigencias básicas para autorizar la instalación de entidades financieras en el territorio nacional como requisito para acceder al sistema regulado por el BCRA, son decrecientes en la medida en que se trata de las zonas más desfavorecidas en términos de cobertura y competencia en la prestación de servicios financieros, precisamente, las categorías III y IV. También ese requisito opera en el mismo sentido en función de la clase de entidad financiera que se habilite, cuanto menor sea su volumen operativo, con respecto a las entidades bancarias (compañías financieras y cajas de crédito cooperativas). La nueva calibración de las zonas en que se divide geográficamente el país posibilitó desagregar la distribución en un mayor número de localidades (alcanzando 131 emplazamientos) a efectos de mitigar la heterogeneidad en el tratamiento que hasta el momento se presentaba en la categorización vigente. Por otra parte, la mayor precisión que se dio a la metodología, con la excepción de la Ciudad Autonóma de Buenos Aires que se mantiene en la zona I como una única jurisdicción, resultó en 35 recategorizaciones. Entre ellas se pueden destacar las migraciones a categorías que implican una menor exigencia básica por un total de 18 localidades y/o aglomerados, que pasan de zona III a IV (16 casos, subconjunto que comprende, entre otros casos, a General Rodriguez de la provincia de Buenos Aires y Cruz del Eeje de la provincia de Córdoba), en tanto que 2 aglomerados pasan de zona II a III, siendo ilustrativo el caso de Rawson-Trelew para este subconjunto. Durante los últimos años, el sistema financiero fue normalizando las secuelas de la crisis sobre su estructura operativa, profundizando su expansión en distintas dimensiones. De este modo, en 2007 se autorizaron 103 sucursales lo cual representa un aumento significativo frente a las 58 aprobadas en 2006. Es decir, que en la actualidad hay más de 160 sucursales que en los últimos dos años. En línea con la política de avanzar en los niveles de bancarización y en la cobertura regional del sistema financiero argentino, en 2007 se abrieron 42 sucursales en la provincia de buenos aires, 12 en la ciudad de buenos aires, 10 en córdoba, 9 en santa fe, 5 en santiago del estero, 5 en misiones, 4 en chubut, 4 en río negro y 12 en el resto del país. En definitiva, la profundización de este proceso, objetivo al que se orienta la nueva medida adoptada, redundará en los consiguientes beneficios para un elevado conjunto poblacional que actualmente no cuenta con acceso a los servicios financieros que ofrece el sistema institucionalizado. La consecuente bancarización de los potenciales usuarios significará posibilitar el acceso a servicios financieros y a financiamiento a individuos, familias y pequeñas y medianas empresas de distintas regiones del país. La metodología que se ha observado para la aludida recategorización se encuentra disponible en el sitio en internet de este Banco Central (publicaciones / regulación y supervisión / documentos técnicos). Recientemente, en la misma dirección, el Banco Central ha modificado el marco normativo referido al funcionamiento de las cajas de crédito (comunicación “a” 4712). Un primer cambio importante es que se ha decidido levantar una restricción al autorizar para las cajas de crédito la apertura de hasta cinco sucursales en lugar de la obligación de operar en una única casa. No obstante, se ha procurado preservar el criterio de “territorialidad”, ya que la expansión de las sucursales debe realizarse hacia las zonas adyacentes, y respetando parámetros vinculados con el grado de bancarización y desarrollo económico de dichas zonas. En segundo lugar, el Banco Central ha modificado los requisitos de capital y establecido una diferenciación más marcada según la categoría correspondiente a la zona de actuación de la entidad. Esto permite acentuar los incentivos a radicarse en las zonas de menor desarrollo relativo. También se unificó el porcentaje de participación de las distintas cooperativas en cada caja de crédito con independencia del objeto de las cooperativas asociadas, con el fin de estimular una participación amplia del sector cooperativo argentino.