La GOAC de Barcelona está de luto por la muerte de Pilar Espuña Ayer, 6 de mayo de 2010, nuestra compañera Pilar Espuña Doménec nos dejaba súbitamente, después de sufrir un derrame cerebral. Toda la familia hoacista hemos sentido profundamente la marcha de quien cariñosamente llamábamos “la abuela de la GOAC”. Y esto por varios motivos: porque era la militante de mayor edad i también la más veterana en la organización pero, sobretodo, porque siempre se comportaba como una madre con todos los militantes i amigos de la GOAC. El mundo obrero y el movimiento obrero de Barcelona y de Catalunya ha perdido una gran mujer, una trabajadora ejemplar, una militante extraordinaria. La Iglesia ha perdido una creyente profunda, una seguidora crítica pero fiel, una cristiana comprometida con el mundo obrero y los pobres. Las primeras palabras del artículo publicado en Quaderns de Pastoral (núm. 55, octubre de 1978) resumen perfectamente su vida: “M’estimo Jesús, m’estimo el món obrer, m’estimo l’Església”. También lo resumía con otras palabras que ella repetía en muchas ocasiones de una forma viva y sentida: “fidelitat a Crist i a la classe obrera”. Este era el fundamento de su mística y de su espiritualidad. Pilar nació el 9 de junio de 1928 en la calle Fabra i Puig de Barcelona del barrio de Nou Barris, lugar en donde vivió prácticamente toda su vida. Su padre Basilio, natural de la Franja de Ponent, era ferroviario y su madre Josefa, natural de Manlleu, ama de casa. Ella no entendía de pequeña por qué su padre estaba casi siempre fuera, incluso el día de Navidad. Estudió en un colegio de monjas donde tenía fama de ser una niña inteligente y aplicada. A los 16 años, después de aprobar con muy buena nota las oposiciones, entró en una oficina de Banesto, empresa donde trabajó hasta su jubilación, el 1988. En su juventud la enfermedad de la tuberculosis la tuvo postrada en cama durante una buena temporada que ella aprovechó para leer libros i novelas. Dostoievski era su autor preferido. El 27 de abril de 1952, dia de la Mare de Déu de Montserrat, contrajo matrimonio con Amadeo pero, después de dos años de intensa felicidad, su esposo murió a consecuencia de un cáncer en el cerebelo. Pilar quedó destrozada y con un niño de un año, Amadeu, a quien subir, cuidar y educar. La solidaridad y la afectividad que encontró entre los amigos y amigas más cercanos le hizo sacar una fuerza interior que ella misma desconocía. Poco después entró a formar parte del equipo de catequistas de la parroquia de Santa Eulàlia, de la que fue una excelente colaboradora, y de la Acción Católica General. El 1966 se afilió a la HOAC porque vio que era el lugar apropiado para desarrollar con más plenitud su identidad cristiana y también su dimensión social y obrera. En la HOAC descubrió un Jesús de Nazaret diferente, amigo de los pobres i comprometido con la justicia, aprendió a dar el paso de lo individual a lo colectivo, a ver con claridad la existencia de clases sociales, la explotación que sufría el mundo obrero y la necesidad de compromiso y de lucha por la superación del capitalismo y la conquista de un mundo nuevo. Como ella misma decía: “pasé de dar catequesis a la parroquia de Santa Eulalia a tirar octavillas por la calle”. Dejó también el aprendizaje de tocar el piano para entrar en las entonces clandestinas Comisiones Obreras. Este mismo año fue escogida enlace sindical de Banca por sus compañeros de trabajo y entró a formar parte del comité de empresa. Desde este momento ya no dejó nunca su compromiso en la defensa de los trabajadores del sector. Formó parte de la Coordinadora de Banca i militó dentro del movimiento asambleario. Su condición de mujer, su negativa a hacer horas extras, y su lucha reivindicativa le trajeron innumerables problemas con la dirección de su empresa. Su hijo Amadeu, periodista, fue durante unos años colaborador de la revista Noticias Obreras y tuvo también problemas con las autoridades franquistas por sus artículos de análisis y de denuncia de la situación del país. El 1966 Pilar entró a formar parte del Movimiento Feminista y, junto con otras compañeras de Nou Barris, reivindicó la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, reivindicación que en aquellos tiempos era poco sentida dentro de los grupos políticos y sindicales clandestinos. Trabajó por la fusión de la HOAC masculina y femenina porque no entendía que hombres y mujeres tuvieran que funcionar por separado cuando en la lucha iban justos. El 1967 asumió la responsabilidad diocesana de Difusión y el 1969 fue la primera mujer elegida presidenta de la HOAC de Barcelona. Supo sobrevivir a la crisis por la que pasó a finales de los sesenta y principios de los setenta la HOAC general, la de Catalunya y la de Barcelona. Desde la Comunidad HOAC, donde llevó a cabo un proceso de reflexión y maduración de su fe, contribuyó a su relanzamiento ya iniciada la etapa democrática. El 1972 entró a formar parte de la Fraternidat JesúsCàrites, más tarde conocida como la Fraternitat Carles de Foucault, de la que fue Responsable Regional de Catalunya. En ella reforzó el cultivo de su espiritualidad evangélica y la intimidad con Jesús. La idea del “cuerpo místico” le llevó a vivir con todas sus consecuencias otro principio básico de la HOAC: la pobreza y la comunión de bienes. Por eso su cuenta corriente en el banco quedaba cada mes vacía porque siempre la compartía con la gente que le rodeaba y lo necesitaba. No obstante, ya desde la distancia del tiempo, se recriminaba el haber impuesto a su familia su opción personal en este aspecto. Cuando la dictadura casi tocaba a su fin se afilió a la Unión Comunista de Liberación (UCL). Más tarde, el 1983, entró en el Movimiento Comunista de Catalunya (MCC) y cuando este se fusionó con la Liga Comunista Revolucionaria, se incorporó al nuevo partido Revolta. En la década de los ochenta fue nuevamente elegida Presidenta de la HOAC de Barcelona y posteriormente ejerció siempre en su equipo la responsabilidad de Animación de la Fe que ella asumía con una gran seriedad y dedicación. El 1987 fue fundadora y elegida primera presidenta del Grup Dona y Presó del Moviment Feminista y se vinculó a la lucha en favor de la mejora de las condiciones de vida de las mujeres presas. La fidelidad a las personas que trataba, el querer cargar sobre sus espaldas los problemas de las mujeres que visitaba en la cárcel i la imposibilidad de dar respuesta adecuada a tantas solicitudes le provocó una fortísima depresión que a punto estuvo de costarle la vida. Fue también miembro de la Junta de la Asociación de Vecinos del Turó de la Peira y responsable y coordinadora de la Vocalía de Mujeres del centro cívico Can Basté. Participó activamente en las luchas vecinales de la época y en todo tipo de manifestaciones en favor de causas obreras i populares. Todas sus compañeras la recuerdan como “una gran luchadora” y una “una mujer para los demás”. El año 2001 recibió una placa y un homenaje de la Asociación de Vecinos del Turó de la Peira como reconocimiento a su trayectoria militante. También recibió un homenaje de la GOAC de Barcelona y otro, con motivo de su 80 aniversario, de su equipo de Badalona del que formó parte durante prácticamente los últimos treinta años. Todos sus papeles y documentos, tanto los que hacían referencia al movimiento obrero como a la HOAC, los cedió a l’Arxiu Nacional de Catalunya. Sus compañeros de equipo y todos los militantes de la GOAC de Barcelona queremos mostrar nuestra condolencia a su hijo Amadeu y a sus familiares y pedimos a todos los militantes de la HOAC que se acuerden de ella en sus oraciones. Nos consuela saber que Pilar está en buenas manos, en manos del Padre, abrazada a Jesucristo a quien tanto quería y viviendo plenamente, tal como le gustaba decir a Rovirosa, la comunión de todos los santos. Emili Ferrando