Causas del Color y del Olor - AMORC

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Causas del color y del olor
Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
Todos los colores se originan principalmente por los rayos del sol o por las
vibraciones de la luz solar. El blanco, como lo vemos a la luz del sol, es una
combinación de todos los colores. En un laboratorio científico, esto se puede
demostrar por medio de un disco que gira circularmente combinando segmentos de
varios colores en la misma proporción en que se encuentran en el espectro solar.
Cuando se le hace girar rápidamente se mezclan o revuelven todos los colores y da la
impresión de un disco completamente blanco.
Muchos de ustedes han visitado el laboratorio de luz y color en el edificio de
Ciencias de AMORC y han visto cómo aprisionamos por medio de un prisma los rayos
del sol y los descomponemos en un gran espectro; luego, por medio de una sencilla
invención, dejamos que el movimiento y las vibraciones del sol hagan que esos
colores formen magníficos cuadros místicos de paisajes, emblemas, formas
fantásticas y demás.
Toda la vegetación, inclusive las flores, derivan sus matices de estos colores
prismáticos del espectro solar. Pero hay una Ley Cósmica y un principio implicado en
esto que es muy difícil explicar. El negro es la ausencia del color y nunca debería
considerársele en sí como un color. Todo en la naturaleza abomina la obscuridad y la
negrura y trata de vitalizarse con el color.
Por consiguiente, la rosa, el pensamiento, el no-me-olvides, y aún el lirio blanco,
siguen una inclinación perfectamente natural al atraerse algo de tonalidad o una
combinación de colores. Toda la vegetación, en su principio, gradualmente se fue
ajustando a los elementos electrónicos de su composición en forma tal de atraer y
dar la apariencia de color. Es por eso que nunca vemos una flor absolutamente negra,
como tampoco vemos vegetación negra viviente.
Sé que se han hecho intentos de producir lo que pudiera llamarse una rosa negra
y me he tornado gran empeño en cerciorarme de estos caprichos de la naturaleza que
han producido algunos especialistas en la materia por medio de procedimientos
laboriosos, interfiriendo o utilizando algunas leyes de la naturaleza. Con todo, la rosa
más negra que se haya exhibido no es realmente negra sino de un color púrpura muy
obscuro, tan obscuro que en la luz ordinaria parece negro.
Sin embargo, el arrojar sus rayos la brillante luz solar sobre la superficie de tal
flor, pudo apreciarse en varias partes, con el brillo del reflejo, el color púrpura
subido. Pero aún las flores que ostentaban un leve matiz purpúreo, abominando de la
obscuridad y negrura de su color, muy pronto producían otras rosas que
inmediatamente tendían a la reversión del color y tipo original.
El olor es también el resultado del arreglo, dentro de la materia viviente, de los
electrones que componen sus células elementales. Es más fácil cambiar el olor de una
flor o de algún pedazo de vegetación que cambiar su color; pero en esto también,
cualquier renuevo de la flor sometida a un procedimiento tenderá a la reversión a su
olor original.
En la manufactura de perfumes generalmente se usa un extracto que se obtiene
de flores vivientes y a esto se le llama aceite esencial. Este aceite se diluye después
con agua de colonia o con espíritus refinados de alcohol para hacer los perfumes.
En una gira por Egipto y Europa tuve oportunidad de llevar a un grupo de turistas
a visitar la fábrica de perfumes más grande de Francia, donde se elaboraban los
mejores perfumes. Allí la persona que dirigía el negocio, mujer de gran experiencia y
amiga personal, a petición mía demostró cómo se obtienen los aceites esenciales.
Terminó su demostración dando a cada miembro del grupo allí reunido algunas
muestras de varios perfumes. En esa fábrica se preparaban productos tan famosos
como el muy conocido perfume “Noche de Noel.”
La persona a que me refiero nos reveló durante la demostración llevada a cabo
que es lo que se hace cuando se extraen de las rosas u otras flores los aceites
esenciales. En primer lugar, se precisan varias toneladas de la flor en capullo y sus
pétalos, sin nada de la parte verde, para producir una onza de aceite esencial. Los
pétalos frescos con su precioso olor se ponen en contacto con grasa; el tan llamado
aceite de las hojas se exprime dentro de la grasa y esto, reducido a una pequeña
cantidad de aceite, se refina más tarde.
Este aceite esencial es realmente el viviente fluido vital de la planta y es
comparable a la sangre de nuestro cuerpo es decir, la sangre vitalizada y no la sangre
desvitalizada. En verdad, es el fluido electrónico que los rayos Cósmicos y las fuerzas
Cósmicas crean en la planta al añadir ciertas vibraciones a los elementos que la
planta viviente extrae de la tierra. Cuando estos aceites esenciales se extraen, están
tan concentrados en forma y olor que no se percibe la fragancia.
Solamente se produce un olor muy fuerte y en realidad no muy agradable. Es
cuando se disuelve el aceite con moléculas de aire o moléculas de alcohol
desodorizado cuando comenzamos a percibir la verdadera fragancia del olor natural
de la flor.
El arte de hacer perfume es muy antiguo, pero aún encierra tantos secretos que
en realidad puede decirse que son muy pocas las fábricas que hay en el mundo que
usan flores para elaborar perfumes. La mayoría de los productos más renombrados
que se nos ofrecen en el mercado se hacen de aceites sintéticos o de aceites que se
obtienen químicamente mediante la mezcla de ciertos elementos que artificialmente
producen una simulación del olor natural.
Esa simulación es correcta cuando mucho en un cuarenta por ciento, y só1o nos
da una tenue impresión de flor natural, aunque se diga que es una semejanza
perfecta de simulación. Por tanto, es fácil comprender la razón de que se venda por
gotas y sea tan costoso el aceite fragante de rosas y otras flores, y porque hay tan
pocos perfumes en el mercado con garantía de ser fabricados con flores naturales.
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