1.¿Porqué celebrar un contrato o un convenio?

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¿Porqué
celebrar
un
contrato
o
un
convenio?
Al
parecer,
o
al
menos
en
nuestra
experiencia,
el
otorgamiento
de
contratos
no
es
una
constancia,
tal
y
como
debería
serlo
en
el
día
a
día
de
los
actos
que
celebra
la
gente.
En
efecto,
cotidianamente
y
muchas
veces
sin
estar
al
tanto,
las
personas
realizan
actos
que
tienen
relevancia
jurídica
y
no
todos
ellos
son
adecuadamente
protegidos
por
contratos
o
convenios
que
establezcan
con
claridad
los
derechos
y
obligaciones
de
las
relaciones
comerciales
o
civiles
que
implican
tales
actos.
En
términos
generales,
y
tomando
en
consideración
que
los
lectores
de
este
boletín
no
necesariamente
son
abogados,
los
convenios
o
contratos
se
definen
como
acuerdos
entre
dos
o
más
partes
en
los
que
se
manifiesta
la
voluntad
de
éstas
para
crear,
transmitir,
modificar
o
extinguir
derechos
y
obligaciones.
Algunos
contratos
y/o
convenios
deben
revestir
o
contemplar
determinadas
formalidades
a
efecto
de
ser
validos
(e.g.
sobre
bienes
inmuebles)
,
y
algunos
otros
simplemente
pueden
vivir
libres
de
formalidad
(e.g.
compra
en
tiendas
de
autoservicio).
Sin
perjuicio
de
lo
anterior,
en
ocasiones
resulta
sumamente
importante
celebrar
como
mínimo
dichos
actos
por
escrito,
de
tal
forma
que
los
términos
generales
de
los
derechos
y
obligaciones
en
la
relación
queden
definidos
con
mayor
detalle
y
no
solamente
sujetos
a
la
interpretación
de
los
contratantes.
Como
ejemplo
de
lo
anterior,
entre
otros,
se
pueden
citar
los
contratos
de
arrendamiento
o
comodato
de
inmuebles,
los
prestamos
o
mutuos,
o
los
depósitos,
en
los
que
más
comúnmente
de
lo
que
se
piensa,
las
personas
dejan
de
otorgar,
al
menos
por
escrito,
algún
convenio
o
contrato
que
les
avale
dichos
derechos
y
obligaciones,
cuestión
que,
en
caso
de
incumplimiento
o
diferencias
de
interpretación,
les
provoca
inseguridad
jurídica
por
estar
desprotegidas
para
reclamar
el
cumplimiento,
o
tener
claridad
en
sus
intereses.
La
clara
importancia
en
la
existencia
de
un
contrato
o
convenio
deviene
de
que
éstos
se
constituyan
como
“sacos
a
la
medida”
de
la
relación
específica
que
se
pretenda
regular,
pues
son
documentos
en
los
ha
de
quedar
plasmado
con
el
mayor
detalle
y
entendiblemente,
todo
aquello
a
lo
cual
quieran
someterse
protegiéndose
sus
intereses,
ya
que
este
será
el
marco
regulatorio
que
prevalecerá
ante
otras
disposiciones
de
acuerdo
a
los
principios
Pacta
Sunt
Servanda
(Lo
pactado
debe
ser
cumplido)
y
la
voluntad
es
la
ley
suprema
en
los
contratos.
En
el
mismo
sentido,
se
recomienda
a
los
lectores
en
la
medida
de
lo
posible
alejarse
del
uso
de
los
llamados
contratos
“machotes”,
pues
si
bien
cubren
cuestiones
generales,
en
la
mayoría
de
las
ocasiones
se
alejan
de
especificaciones
necesarias
en
la
relación
de
las
partes,
que
a
la
postre
pueden
resultar
generadores
de
conflictos
por
haberse
omitido
una
correcta
redacción.
La
atención
de
un
abogado
especialista
disminuye
en
un
gran
porcentaje
dichas
deficiencias
y
consecuentemente
se
evitan
dolores
de
cabeza
innecesarios
que
tendrán
un
mayor
costo
al
momento
de
pretenderse
la
solución
de
problemas.
Aunado
a
lo
ya
descrito,
y
para
mayor
claridad,
los
contratos
o
convenios
son
importantes
medios
de
prueba
al
momento
de
llevarse
ante
un
juicio
o
arbitraje,
pues
será
a
la
luz
de
éstos
que
el
juzgador
decida
los
ya
citados
derechos
y
obligaciones,
y
deduzca
la
voluntad
de
las
partes
al
momento
de
efectuar
el
acto
que
dio
nacimiento
a
estos
documentos.
De
otro
modo,
es
decir,
de
no
contar
con
ningún
documento,
se
complicaría
radicalmente
la
tarea
del
juzgador
o
árbitro
en
detrimento
directo
de
los
intereses
de
los
mismos
contratantes.
En
suma,
en
estas
breves
palabras
se
exhorta
a
los
lectores
a
protegerse
celebrando
contratos
o
convenios
que
puedan
darles
certeza
y
seguridad
jurídica
a
sus
relaciones.
Att.
Vizcaíno
y
Vizcaíno
Asociados,
S.C.

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